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La Masacre en la escuela de Texas reabre el debate sobre las armas en Estados Unidos

Fuente: Pagina 12

El tiroteo de este martes en una escuela primaria de Texas, en el que murieron al menos 18 niños y 3 adultos, reavivó de inmediato el eterno debate sobre las armas en Estados Unidos, sin que se vislumbre el final.

Es la principal causa de muerte entre niños y adolescentes.

«Es hora de actuar, ¿cuándo, por el amor de Dios, nos vamos a enfrentar al lobby de las armas?», dijo el presidente Joe Biden en un mensaje desde la Casa Blanca. «Estoy descorazonado y cansado», declaró el mandatario de 79 años, quien llegó a la Casa Blanca tras una campaña en la que abogó por controlar las armas en poder de los estadounidenses.

Su vicepresidenta Kamala Harris también se declaró desolada tras la masacre en la escuela de Texas. «Ya basta», clamó y, dirigiéndose al Congreso, que se muestra reacio o impotente para legislar sobre las armas, agregó: «Debemos tener el coraje de actuar».

Joe Biden dio un mensaje a la nación reclamando acción contra la portación sin control de armas.

En el hemiciclo de la Cámara. el senador Chris Murphy afirmó que «en ningún otro lado está ocurriendo esto más que aquí, en Estados Unidos, y eso es una elección».

Murphy representa a Connecticut, un estado marcado para siempre por el tiroteo de Sandy Hook del 14 de diciembre de 2012, cuando un joven de 20 años mató a 26 personas, entre ellas veinte niños de 6 y 7 años.

«Es nuestra elección dejar que esto ocurra», dijo, e imploró a sus colegas del Congreso a que se llegue a un acuerdo para aprobar una ambiciosa ley nacional sobre las armas.

La «epidemia americana»

Actualmente, esto parece casi imposible.

En Estados Unidos, los tiroteos son una plaga constante que los sucesivos gobiernos fueron incapaces de erradicar, dado que muchos norteamericanos siguen apegados a las armas.

Los estadunidenses se matan entre sí con armas 25 veces más que otros países desarrollados, señala el centro Brady Campaign to Prevent Gun Violence.

La razón más citada por los que adquieren armas de fuego es la defensa individual, pero investigaciones de los últimos años confirman que en los hogares que tienen armas se incrementa de tres a cinco veces el riesgo de homicidio y suicidio.

Se calcula que hay más armas en manos privadas en Estados Unidos que población –de hecho, 120.5 armas por cada 100 residentes–, más de 390 millones, según cifras de 2018 por el Small Arms Survey. El Brady Campaign calcula que uno de cada tres adultos en Estados Unidos es dueño de un arma.

En 2020 se perdieron casi 5 mil vidas más en homicidios con armas que en 2019.

Las armas fueron la causa principal de muerte entre niños y adolescentes en 2020, tomando más vidas que el covid-19, accidentes automovilísticos o cáncer” para los menores de edad, afirma un informe del Centro para Soluciones de Violencia de Armas de la Universidad Johns Hopkins.

Texas, puesta en el centro del debate a partir de esta última masacre, es uno de los estados donde es más fácil adquirir un arma.

En 2015, el gobernador Greg Abbott dijo sentir «vergüenza» de que Texas fuera «solo» el segundo estado en materia de compra de armas de fuego.

El presidente Biden, quien ordenó que las banderas patrias se izaran a media asta, prometió durante su campaña que actuaría en este frente.

En abril de 2021, dio a conocer un plan limitado contra la «epidemia» de la violencia armada.

Sin embargo, consciente de que no está en posición de impulsar acciones audaces debido a su estrechísima mayoría en la Cámara de Representantes, se ha conformado hasta ahora solo con pequeñas medidas.

«Politización del debate»

Aún no se ha anunciado ningún avance importante en el tema de la verificación de antecedentes penales o psicológicos de los compradores de armas, algo que diversas asociaciones llevan años reclamando.

«Durante mucho tiempo los miembros del Congreso han hablado de estos tiroteos, mientras se oponían a todos los esfuerzos para salvar vidas», dijo la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

El bando republicano respondió de inmediato, a través justamente del senador de Texas Ted Cruz, quien alertó contra una «politización del debate».

Cruz dijo que algunos aprovecharon tragedias para alzarse contra la segunda enmienda a la Constitución, que garantiza el derecho a portar y usar armas. «Hemos visto en el pasado que esto no es eficaz para prevenir este tipo de delitos», dijo Cruz, que no aclaró a qué hecho o momento del pasado se refería.

*Con información de AFP y del diario La Jornada, de México.

Fuente de la información e imagen: https://www.pagina12.com.ar

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Trump sigue ahí

En su primera intervención pública tras perder la Presidencia de EEUU, el magnate ha dejado claro que quiere el control total del Partido Republicano para dirigirlo a su antojo


LA primera intervención pública de masas de Donald Trump tras su desalojo –a regañadientes– de la Presidencia de los Estados Unidos fue la confirmación de que el histriónico magnate, lejos de abandonar o modular sus aspiraciones, está dispuesto a controlar y condicionar el presente y el futuro del Partido Republicano y, con ello, del país. Muy probablemente, el ignominioso y sangriento asalto al Capitolio que él mismo provocó, alentó y justificó con sus arengas y su absolución en el segundo impeachment impulsado por los demócratas han dado aún más alas al expresidente. Durante su jaleada intervención en la clausura de la Conferencia de Acción Política Conservadora celebrada en Orlando (Florida), Trump insistió, una vez más y de nuevo sin prueba alguna, en sus infundadas acusaciones de fraude electoral, un argumento que le sirve de cohesionador de quienes se sienten frustrados por la pérdida de la Casa Blanca. No en vano, los más de 74 millones de votos obtenidos por Trump son la prueba de la inmensidad de la fractura de la sociedad norteamericana y de la dificultad de coser las heridas. Trump, sin lugar a dudas, quiere venganza. Y para ello necesita disponer a su antojo del Partido Republicano, que también se encuentra fuertemente dividido sobre su figura y su legado. De ahí que se apresurara a negar que tenga intención de crear un nuevo partido. Tampoco quiso aclarar si se presentará de nuevo en las elecciones de 2024 –obviamente, aún es demasiado pronto–, aunque sí lanzó insinuaciones claras al insistir en que «el viaje» que inició hace cuatro años «está lejos de terminar» y que «al final ganaremos». Es la prueba de que Trump está dispuesto a llevar al trumpismo hasta las últimas consecuencias y que las desavenencias de algunos líderes republicanos –fueron varios los que el domingo no acudieron a la cita de Orlando– e incluso una posible ruptura de la formación conservadora no le preocupan lo más mínimo para conseguir sus fines. El peligroso discurso del expresidente –volvió a hacer hincapié, además de en el fraude sistémico, en la inmigración y en el supuesto izquierdismo de Joe Biden– ha calado en parte de una sociedad muy polarizada, defraudada por la política del establisment e indignada. La duda es si el partido estará dispuesto a asumir todos los riesgos, incluida la amenaza de un nuevo mandato de Donald Trump.

Fuente: https://www.noticiasdealava.eus/opinion/editorial/2021/03/02/trump-sigue/1083532.html

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Trump no tomará cianuro

Por: Boaventura de Sousa Santos

Como sistema político y social, Estados Unidos está en un momento de bifurcación, un momento característico de los sistemas alejados de los puntos de equilibrio.

Trump no es Hitler, Estados Unidos no es la Alemania nazi, ningún ejército invasor está en camino a la Casa Blanca. A pesar de todo eso, no es posible evitar una comparación entre Trump en estos últimos días y los últimos días de Hitler. Hitler en su búnker, Trump en la Casa Blanca. Los dos, habiendo perdido el sentido de la realidad, dan órdenes que nadie cumple y, cuando son desobedecidos, declaran traiciones que alcanzan a los más próximos e incondicionales: Himmler, en el caso de Hitler; Mike Pence, en el caso de Trump. Así como Hitler se negó a creer que el Ejército Rojo soviético estaba a diez kilómetros del búnker, Trump se niega a reconocer que perdió las elecciones. Las comparaciones terminan aquí. A diferencia de Hitler, Trump no ve llegado su final político y, mucho menos, se retirará a su habitación para, junto con su esposa, Melania Trump, ingerir cianuro y, conforme el testamento, incinerar sus cuerpos fuera del búnker, es decir, en los jardines de la Casa Blanca. ¿Por qué no lo hace?

 

Al final de la guerra, Hitler se sintió aislado y profundamente desilusionado con los alemanes por no haber sabido estar a la altura del gran destino que les tenía reservado. Como diría Goebbels, también en el búnker: «El pueblo alemán eligió su destino y ahora sus pequeñas gargantas están siendo cortadas». Por el contrario, Trump tiene una base social de millones de estadounidenses y, entre los más fieles, se encuentran grupos de supremacistas blancos armados y dispuestos a seguir al líder, incluso si la orden es invadir y vandalizar la sede del Congreso. Y, lejos de ser pesimista respecto a ellos, Trump considera a sus seguidores los mejores estadounidenses y grandes patriotas, aquellos que harán America great again. Hitler sabía que había llegado su fin y que su final político también sería su final físico. Lejos de eso, Trump cree que su lucha verdaderamente comienza ahora, porque solo ahora será convincentemente una lucha contra el sistema.

Mientras que muchos millones de estadounidenses quieren pensar que el conflicto ha llegado a su fin, Trump y sus seguidores desean mostrar que ahora comenzará, y continuará hasta que Estados Unidos les sea devuelto. Joe Biden se equivoca cuando, al ver la vandalización del Congreso, afirma que eso no es Estados Unidos. Sí lo es, porque Estados Unidos es un país que no solo nació de un acto violento (la matanza de los indios), sino que fue a través de la violencia que se dio todo su progreso, traducido en victorias de las que el mundo tantas veces se sintió orgulloso, desde la propia unión de Estados «Unidos» (620,000 muertos en la guerra civil), hasta la luminosa conquista de los derechos civiles y políticos por parte de la población negra (numerosos linchamientos, asesinatos de líderes, siendo Martin Luther King. Jr. el más prominente), como sigue siendo el país donde fueron asesinados muchos de los mejores (según ellos) líderes políticos electos, desde Abraham Lincoln hasta John Kennedy. Y esta violencia ha dominado tanto la vida interna como toda su política imperial, sobre todo tras la Segunda Guerra Mundial. Que lo digan los latinoamericanos, Vietnam, los Balcanes, Irak, Libia, los palestinos, etcétera.

Joe Biden también se equivoca cuando dice que la pesadilla ha llegado a su fin y que ahora se reanudará el camino de la normalidad democrática. Por el contrario, Trump tiene razón al pensar que todo está empezando ahora. El problema es que él, contrariamente a lo que piensa, no controla lo que va a empezar y, por este motivo, los próximos años tanto pueden serle favorables, llevándolo de vuelta a la Casa Blanca, como pueden dictar su fin, un triste final. Como sistema político y social, Estados Unidos está en un momento de bifurcación, un momento característico de los sistemas alejados de los puntos de equilibrio, en los que cualquier pequeño cambio puede producir consecuencias desproporcionadas. Resulta, por tanto, aún más difícil de lo habitual predecir lo que sucederá. A continuación, identifico algunos de los factores que pueden causar cambios en una u otra dirección: desigualdad y fragmentación, primacía del derecho y Stacey Abrams.

Desigualdad y fragmentación

Desde la década de 1980, la desigualdad social ha ido en aumento, tanto que Estados Unidos es hoy el país más desigual del mundo. La mitad más pobre de la población tiene actualmente solo el 12% del rendimiento nacional, mientras que el 1% más rico tiene el 20% de ese rendimiento. En los últimos cuarenta años el neoliberalismo ha dictado el empobrecimiento de los trabajadores estadounidenses y destruyó las clases medias. En un país sin servicio público de salud y sin otras políticas sociales dignas de ese nombre, uno de cada cinco niños pasa hambre. En 2017, uno de cada diez jóvenes de entre 18 y 24 años (3.5 millones de personas) había pasado en los últimos doce meses por un período sin un lugar donde vivir (homelessness). Adoctrinados por la ideología del «milagro americano» de las oportunidades y viviendo en un sistema político cerrado que no permite imaginar alternativas al statu quo, la política de resentimiento, que la extrema derecha es experta en explotar, ha hecho que los estadounidenses victimizados por el sistema consideren que el origen de sus males estaba en otros grupos aún más victimizados que ellos: negros, latinos o inmigrantes en general.

Con la desigualdad social, aumentó la discriminación étnico-racial. Los cuerpos racializados son considerados inferiores por naturaleza; si nos hacen daño, no hay que discutir con ellos. Tienes que neutralizarlos, depositándolos en cárceles o matándolos. Estados Unidos tiene la tasa de encarcelamiento más alta del mundo (698 presos por cada 100,000 habitantes). Con menos del 5% de la población mundial, EE. UU. tiene el 25% de la población carcelaria. Los jóvenes negros tienen cinco veces más probabilidades que los jóvenes blancos de ser condenados a prisión. En estas condiciones, ¿es sorprendente que la apelación antisistema sea atractiva? Nótese que hay más de 300 milicias armadas de extrema derecha repartidas por todo el país; un número que ha aumentado desde la elección de Obama. Si no se hace nada en los próximos cuatro años para cambiar esta situación, Trump seguirá alimentando, y con razón, su obsesión por regresar a la Casa Blanca.

Primacía del derecho

Estados Unidos se ha convertido en el campeón mundial de la rule of law y de la law and order. Durante mucho tiempo, en ningún país se conocía el nombre de los jueces de la Corte Suprema, excepto en Estados Unidos. Los tribunales estadounidenses ejercieron la función de garantizar el cumplimiento de la Constitución con una independencia razonable, hasta que ciertos sectores de las clases dominantes entendieron que los tribunales podían ponerse más activamente al servicio de sus intereses. Para ello, decidieron invertir mucho dinero en la formación de magistrados y en la elección o nombramiento de jueces para los tribunales superiores. Esta movilización política de la justicia tuvo una dimensión internacional cuando, especialmente después de la caída del Muro de Berlín, la CIA y el Departamento de Justicia comenzaron a invertir fuertemente en la formación de magistrados y en la modificación del derecho procesal (delación premiada) de los países bajo su influencia. Así surgió el Lawfare, una guerra jurídica, de la que la Operación Lava-Jato en Brasil es un ejemplo paradigmático. Trump cometió varios delitos federales y estatales, incluida la obstrucción de la justicia, el blanqueo de capitales, el financiamiento ilegal de campañas y delitos electorales (el más reciente de los cuales fue un intento de alterar de manera fraudulenta los resultados de las elecciones de Georgia en enero de 2021). ¿Funcionará el sistema penal como solía hacerlo en el pasado? Si es así, Trump será condenado y probablemente irá preso. Si eso ocurre, su fin político estará cerca. De lo contrario, Trump trabajará su base, dentro o fuera del partido republicano, para regresar con fuerza en 2025.

Stacey Abrams

Esta excongresista negra es la gran responsable de la reciente elección de los dos senadores demócratas en el estado de Georgia, una victoria decisiva para dar a los demócratas la mayoría en el Senado y así permitir que Biden no sea objeto de obstrucción política permanente. ¿Cuál es el secreto de esta mujer? En el transcurso de diez años, ha tratado de articular políticamente a todas las minorías pobres de Georgia (negras, latinas y asiáticas); un estado donde el 57.8% de la población es blanca, un estado considerado racista y supremacista, donde tradicionalmente ganan los conservadores. Durante años, Abrams creó organizaciones para promover el registro electoral de las minorías pobres alienadas por el fatalismo de ver ganar siempre a los mismos opresores. Orientó el trabajo de base para fomentar la unidad entre los diferentes grupos sociales empobrecidos, tan a menudo separados por los prejuicios étnico-raciales que alimentan el poder de las clases dominantes.

Después de diez años, y tras una carrera notable que podría haber alcanzado su auge con la nominación como vicepresidenta de Biden (en lo que fue relegada en favor de Kamala Harris, más conservadora y cercana a los intereses de las grandes empresas de información y de comunicación de Silicon Valley), Abrams logra una victoria que puede liquidar la ambición de Trump de regresar al poder. El mismo día en que los vándalos rompían cristales y saqueaban el Capitolio, se festejaba en Georgia esta notable hazaña; una poderosa demostración de que el trabajo político que puede garantizar la supervivencia de las democracias liberales en estos tiempos difíciles no puede limitarse a votar cada cuatro años, y ni siquiera al trabajo en las comisiones parlamentarias por parte de los electos. Exige trabajo de base en lugares inhóspitos y muchas veces peligrosos donde viven las poblaciones empobrecidas, ofendidas y humilladas que, casi siempre con buenas razones, perdieron el interés y la esperanza en la democracia.

La obra de Stacey Abrams, multiplicada por los movimientos Black Lives Matter, Black Voters Matter y tantos otros, muchos de ellos inspirados en Bernie Sanders y «nuestra revolución» animada por él, puede devolver a la democracia estadounidense la dignidad que Trump puso en riesgo. Si es así, la mejor lección que los estadounidenses pueden aprender es que el mito del «excepcionalismo estadounidense» es solo eso, un mito. Estados Unidos es un país tan vulnerable como cualquier otro a las aventuras autoritarias. Su democracia es tan frágil como frágiles son los mecanismos que pueden evitar que los autócratas, los antidemócratas sean elegidos democráticamente. La diferencia entre ellos y los dictadores es que, mientras estos últimos comienzan por destruir la democracia para llegar al poder, los primeros usan la democracia para ser elegidos, pero luego se niegan a gobernar democráticamente y a abandonar democráticamente el poder. Desde la perspectiva de la ciudadanía, la diferencia no es muy grande.

Traducción de Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez

Fuente e imagen: https://www.alainet.org/es/articulo/210482

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Con Biden habrá más «revoluciones de color» en América Latina

Por: Raúl Zibechi

Si el mandato de Trump fue abominable, el de Biden no lo será menos. Recordemos la guerra en Siria, la liquidación de la primavera árabe y la invasión de Libia, promovidas y gestionadas por el equipo que ahora retorna a la Casa Blanca.

Las formas cambian, pero el fondo sigue siendo el mismo. En vez del muro, las restricciones a los inmigrantes y el discurso ultra de Donald Trump, vendrán las declaraciones correctas sobre la democracia, las mujeres y los afrodescendientes de Joe Biden. En vez del militarismo descarnado, las revoluciones de color ideadas por la Open Society de Soros para promover cambios de régimen que favorezcan sus intereses.

La pista la dio Thomas Shannon el primero de enero en una carta abierta en medios brasileños. Shannon fue embajador de Estados Unidos en Brasil en el gobierno de Obama y había sido subsecretario para Asuntos del Hemisferio Occidental con George W. Bush.

La carta de Shannon titulada La delicada verdad sobre una vieja alianza fue publicada en la revista Crusoé (https://bit.ly/2LLldiB), que funge como periodismo independiente, antibolsonarista ahora, pero cuyos fundadores jugaron un papel destacado en el proceso contra Lula que desembocó en su reclusión y en la destitución de Dilma Rousseff, operando entonces desde el influyente sitio El Antagonista (oantagonista.com).

Shannon comienza su carta asegurando que la relación entre Brasil y Estados Unidos es una de las piezas fundamentales de la diplomacia en el siglo XXI. Repasa luego las similitudes entre sus sociedades, para rematar que el presidente electo (Biden) conoce bien Brasil y América Latina, asegurando que ningún presidente estadunidense comenzó su mandato con tal conocimiento y experiencia en la región.

En la segunda parte de su misiva, Shannon emprende un feroz ataque al gobierno de Jair Bolsonaro, porqueha hecho casi todo lo posible para complicar la transición en la relación bilateral, al expresar su preferencia por Trump en las recientes elecciones y por haber criticado a Biden, quien pidió en un debate una acción más enérgica de Brasilia contra la deforestación.

Para Shannon es inadmisible que Bolsonaro haya repetido las infundadas acusaciones de fraude del presidente Trump en los comicios estadunidenses, ya que lo interpreta como un ataque a la democracia de Estados Unidos y al futuro gobierno de Biden.

Pero lo más grave empieza después. Shannon le dice al gobierno lo que debe hacer en tres aspectos (la pandemia, el cambio climático y la posición ante China respecto a las redes 5G) y luego amenaza. Es algo que no se perdonará fácilmente ni se olvidará, remata el diplomático.

Algunos podrán alegrarse, incluso en la izquierda, de que el nuevo gobierno de Estados Unidos le baje el pulgar a Bolsonaro. Por mi parte, tanto el silencio del Partido de los Trabajadores de Brasil como del propio Lula, muestran las dificultades de la izquierda frente al viraje en curso en la Casa Blanca.

No se trata de Jair Bolsonaro, sino de nuestros países, de la soberanía de las naciones. El presidente de Brasil debe ser condenado y apartado por su propio pueblo. Ha hecho todos los méritos para que la sociedad se movilice para destituirlo. Pero que desde el imperio amenacen con nuevas revoluciones de color es una pésima noticia. Podrán atacar ahora gobiernos de ultraderecha, pero seguirán con todo lo que se les ponga en su camino, sea conservador o progresista.

La operación de derribar a Bolsonaro cuenta ya con un considerable apoyo mediático e institucional. La Orden de Abogados de Brasil, que jugó sucio contra Lula y pidió la destitución de Dilma (https://bbc.in/3soJjAA), está promoviendo ahora la destitución de Bolsonaro. Su presidente, Felipe Santa Cruz, declaró que el ritmo del proceso será dictado por presión de las calles, llamando, de hecho, a la movilización popular (https://bit.ly/3q5ntQS).

Para la derecha democrática, ésa que apuesta a la defensa del medio ambiente con medidas cosméticas, que engalana el gabinete de Biden con mujeres y afrodescendientes, pero sigue sosteniendo la violencia policial/patriarcal, llegó el momento de ponerle freno a la ultraderecha. Los bolsonaristas hicieron el trabajo sucio contra la izquierda, pero ya no le son útiles. Igual que Trump.

Para comprender este viraje basta con recordar las guerras centroamericanas, donde el Pentágono apoyó primero los genocidios militares para luego promover opciones centristas, como las democracias cristianas, para recomponer el escenario ante el fuerte desgaste de los golpistas de Guatemala y El Salvador.

Si el mandato de Trump fue abominable, el de Biden no lo será menos. Recordemos la guerra en Siria, la liquidación de la primavera árabe y la invasión de Libia, promovidas y gestionadas por el equipo que ahora retorna a la Casa Blanca.

En América Latina, las destituciones ilegítimas (golpes dicen otros) de Manuel Zelaya (2009), de Fernando Lugo (2012) y de Dilma Rousseff (2016), se produjeron bajo el gobierno progre de Barack Obama (2009-2017). No olvidemos a Trump. Pero tampoco que, de la mano de Biden, retornan personajes nefastos como Victoria Nuland, organizadora del golpe y la posterior guerra en Ucrania.

Fuente e imagen: https://www.jornada.com.mx/2021/01/15/opinion/023a1pol

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Vea cómo ardieron el Capitolio y la democracia estadounidense en Washington D.C.

Concentrados desde la mañana a las afueras del Capitolio, los seguidores de Donald Trump iniciaron el desarrollo de lo que se convirtió en un motín de republicanos dentro del Congreso.

Concentrados desde la mañana a las afueras del Capitolio, los seguidores de Donald Trump iniciaron el desarrollo de lo que se convirtió en un motín de republicanos dentro del Congreso.Foto:Twitter @MaxBlumenthal

En una ola descontrolada de violencia, fueron cruzadas barricadas y escaladas las paredes del Capitolio en Washington D.C., para interrumpir la sesión de certificación del nuevo presidente.

En una ola descontrolada de violencia, fueron cruzadas barricadas y escaladas las paredes del Capitolio en Washington D.C., para interrumpir la sesión de certificación del nuevo presidente.Foto:Twitter @rolandoteleSUR

Personalidades políticas, intelectuales y artistas nacionales e internacionales calificaron los disturbios como un intento de golpe de Estado.

Personalidades políticas, intelectuales y artistas nacionales e internacionales calificaron los disturbios como un intento de golpe de Estado.Foto:Twitter @rolandoteleSUR

Los integrantes de las protestas volcaron parte de su furia contra medios y periodistas que cubrían los hechos en el lugar.

Los integrantes de las protestas volcaron parte de su furia contra medios y periodistas que cubrían los hechos en el lugar.Foto:Twitter @rolandoteleSUR

Tras ingresar al recinto, los manifestantes se aglomeraron en los pasillos del Congreso con banderas y gritos violentos en apoyo al presidente saliente.

Tras ingresar al recinto, los manifestantes se aglomeraron en los pasillos del Congreso con banderas y gritos violentos en apoyo al presidente saliente.Foto:EFE

La turba rompió ventanas, amenazó a periodistas y superó a los guardias de seguridad que resguardaban el edificio.

La turba rompió ventanas, amenazó a periodistas y superó a los guardias de seguridad que resguardaban el edificio. Foto:EFE

El recién electo presidente Joe Biden declaró que los hechos no conforman una protesta, sino una insurrección.

El recién electo presidente Joe Biden declaró que los hechos no conforman una protesta, sino una insurrección. Foto:Twitter @PaolaRojas

Entre armas y barricadas improvisadas, legisladores se refugiaron en las oficinas mientras los insurrectos se mantenían en los pasillos del órgano.

Entre armas y barricadas improvisadas, legisladores se refugiaron en las oficinas mientras los insurrectos se mantenían en los pasillos del órgano.Foto:Twitter @rolandoteleSUR

El desborde de violencia dentro y fuera del Congreso de los Estados Unidos en rechazo a los resultados electorales, finalizó con la muerte de cuatro personas, decenas de heridos y 68 detenidos registrados hasta los momentos.

El desborde de violencia dentro y fuera del Congreso de los Estados Unidos en rechazo a los resultados electorales, finalizó con la muerte de cuatro personas, decenas de heridos y 68 detenidos registrados hasta los momentos.Foto:EFE

Fuente e imagenes:  teleSUR
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Lo que la presidencia de Biden significa para la educación

Por: Paulette Delgado

El programa educativo del presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, plantea cinco promesas para transformar la educación de este país.

Para los votantes de Estados Unidos, entre los factores más importantes a considerar a la hora de votar en las elecciones es la educación. Según una encuesta de Gallup realizada en septiembre a los votantes registrados, el 82 % consideró esta área como «extremadamente importante» o «muy importante».

Las votaciones han concluido, Joe Biden ha quedado como el candidato ganador, después de superar por más de cuatro millones de votos a su rival, Donald Trump. Si la educación es parte clave de todo programa electoral, ¿cuál es el plan educativo del presidente electo?

El periodo Trump-DeVos

La importancia de votar según las propuestas educativas se acentúa después de cuatro años de un manejo problemático del sistema de educación del país. Al inicio de su presidencia, Donald Trump designó a Betsy DeVos como Secretaria de Educación de Estados Unidos. DeVos, filántropa y donante política del Partido Republicano, fue la primera Secretaria de Educación en el cargo en 35 años que no asistió ni mandó a sus hijos a escuelas públicas. Esto fue altamente criticado ya que muchas personas consideraron que no contaba con el conocimiento necesario para desempeñar su puesto.

Desde que asumió el cargo, DeVos ha propuesto recortes de miles de millones de dólares en su departamento, dejando como resultado reducciones en el tamaño de las clases, programas extracurriculares, entre más casos. Además, DeVos propuso a las universidades llevar a cabo contrainterrogatorios de los acusadores de agresión y acoso sexual, lo cual podría disuadír a las víctimas de abuso a denunciar a sus agresores. También se le acusa de promover las pruebas estandarizadas, las escuelas operativas a través de un modelo comercial, y de favorecer a las escuelas autónomas a expensas de las públicas, ya que su esposo, Dick DeVos, fundó una escuela de aviación. La actual Secretaria de Educación también ha fallado en combatir  la violencia con armas de fuego en las escuelas. Este es el legado que la actual Secretaria de Educación deja al próximo en su cargo.

El plan educativo de Biden

Aunque aún no entra en poder ni ha anunciado quién estará a cargo del programa educativo del país, Joe Biden promete brindar a los educadores apoyo y el respeto que necesitan para “preparar a sus alumnos a triunfar en la economía del mañana”.

“Para los educadores estadounidenses, este es un gran día: van a tener uno propio en la Casa Blanca y Jill será una gran primera dama”, dijo Biden en su discurso de aceptación. Biden se refiere a Jill Biden, su esposa, quien es profesora en el Colegio Comunitario de Virginia del Norte, quien además pretende no dejar su trabajo como docente durante la presidencia, siendo la primera vez en la historia que una primera dama seguirá trabajando durante su mandato en la Casa Blanca. Además, el propio Joe Biden cuenta con más de 30 años de experiencia trabajando como docente, lo que emociona a la comunidad educativa que incluye maestros, asistentes, trabajadores sociales, choferes, cocineros e intendentes.

En cuanto a políticas, lo que propone Biden son cinco promesas distintas para educadores, estudiantes y el futuro de la educación:

  1. Apoyar a los educadores dándoles el salario y la dignidad que merecen.

  2. Invertir en recursos para las escuelas para que los estudiantes se conviertan en adultos física y emocionalmente sanos y los educadores puedan concentrarse en la enseñanza.

  3. Asegurarse de que el futuro de ningún niño esté determinado por su código postal, los ingresos familiares, etnia o alguna discapacidad.

  4. Brindar a cada estudiante de secundaria y preparatoria un camino hacia una carrera exitosa.

  5. Invertir en las nuevas generaciones desde que nacen.

Además, incluye tres puntos para la educación más allá de la preparatoria:

  1. Invertir en colegios comunitarios y capacitación para mejorar el éxito de los estudiantes y desarrollar una clase media más fuerte, próspera e inclusiva.

  2. Fortalecer la universidad como el camino confiable hacia la clase media, no como una inversión que brinda retornos limitados y deja a los graduados con montañas de deudas que no pueden pagar.

  3. Apoyar a los colegios comunitarios y universidades que desempeñan roles únicos y vitales en sus comunidades, incluidos los colegios y universidades históricamente afroamericanos y las instituciones que sirven a las minorías.

Apoyar a los maestros dándoles el salario y la dignidad que merecen

Una de las propuestas más fuertes del programa electoral de Biden es dar a los docentes el salario y dignidad que se merecen. El tema económico es un problema grave en el país, tanto así que el 66 % de los estadounidenses creen que la docencia es una profesión mal pagada, lo cual se refleja en que cada vez menos personas quieren dedicarse a la enseñanza.

El próximo presidente también reconoce que 20 % de los maestros tienen que tener un segundo trabajo porque no ganan lo suficiente para mantenerse ellos mismos ni a sus familias. Más allá de los ínfimos salarios, el problema también se deriva de que muchos educadores tienen que desembolsar de su propio bolsillo para comprar útiles escolares y material para sus clases. Por si esto fuera poco, muchos de ellos son responsables de capacitar a sus compañeros y ejercen la labor de trabajadores sociales, enfermeros y mucho mas, sin recibir apoyo extra.

En su plan educativo, Biden detalla que desde 1996 el salario semanal promedio de los maestros de escuelas públicas no ha aumentado, lo que es preocupante porque considera a la profesión como una de las más importantes y difíciles de ejercer. Para contrarrestar este problema, Biden propone triplicar los fondos para el Título I, el programa federal que financia aquellas escuelas, con un porcentaje alto de familias de bajos ingresos. El propósito es que utilicen estos recursos para ofrecer mejores salarios y permitirá que los distritos escolares y los educadores decidan cuál es la mayor necesidad de su comunidad.

Asimismo, invertirá en tutorías, liderazgo y educación adicional para los docentes para que puedan avanzar en sus carreras, incluso, ser remunerados por los trabajos adicionales que realicen. El Título I también se puede utilizar para obtener certificaciones adicionales en áreas de alta demanda, como educación especial o bilingüe.

Invertir en recursos para que los estudiantes se conviertan en adultos física y emocionalmente sanos

Para lograr su segunda promesa al sector educativo, Biden propone duplicar el número de psicólogos, consejeros, enfermeras y trabajadores sociales en las escuelas para que cada niño reciba la atención física y mental que necesitan.

Uno de cada cinco niños en Estados Unidos experimenta problemas de salud mental y no cuentan con un profesional capacitado para atenderse. Por más ayuda que pueda proporcionar un docente, éste generalmente no tiene la capacitación necesaria para ejercer como psicólogo. Lamentablemente, los centros educativos no cuentan con suficiente personal. Los expertos recomiendan que haya un máximo de un psicólogo por cada 500 a 700 alumnos pero actualmente hay aproximadamente un psicólogo por cada 1400 estudiantes, creando una brecha de alrededor de 35,000 a 60,000 psicólogos escolares. Biden planea invertir en los profesionales de la salud mental escolar para duplicarlos, así como también consejeros, enfermeros, trabajadores sociales, entre otros y planea asociar universidades para expandir la trayectoria de los futuros graduados.

Igualmente, propone ampliar el modelo de escuelas comunitarias que trabajan con familias, estudiantes, maestros y líderes comunitarios para identificar las necesidades de las familias. Una vez identificadas, crear un plan para aprovechar los recursos y acoplarlos a las escuelas y convertirlos en centros comunitarios. Esto podría beneficiar hasta 300 mil estudiantes adicionales y sus familias.

Por otro lado, la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles calificó con una D +( o 6.44) las instalaciones de las escuelas públicas de Estados Unidos. La infraestructura escolar está desfinanciada en $46 mil millones de dólares, dejando como resultado miles de instituciones obsoletas, inseguras y no aptas. Durante su presidencia, Biden incluirá en la legislación federal fondos para mejorar la infraestructura de los centros educativos. En primer lugar se planea evaluar los riesgos de los edificios actuales, para después construir edificios de vanguardia con tecnología y laboratorios “para enfrentar los desafíos del futuro”.

Otro aspecto importante de la propuesta educativa de Biden es la seguridad de los estudiantes y frenar la violencia con armas de fuego. Para enfrentar esta problemática, Biden propone leyes regulatorias para las armas, en lugar de armar a los docentes. Impedirá las armas de asalto y los cargadores de alta capacidad y exigirá verificaciones de antecedentes universales para mantener las pistolas o armas de gente que las utilice de una manera peligrosa o que sean accesibles para los alumnos.

Ningún niño debe estar determinado por su código postal, los ingresos familiares, su etnia o alguna discapacidad

Para Biden, la escolarización primaria y secundaria (K-12 en Estados Unidos) ya no es suficiente para garantizar la competitividad de la fuerza laboral ante un mundo globalizado, donde Estados Unidos contiende a otros países con mejor educación. Aproximadamente 6 de cada 10 trabajos en los Estados Unidos requieren educación más allá de un diploma de bachillerato , sin embargo, muchas familias no cuentan con los recursos necesarios para continuar con la educación de sus hijos, provocando una brecha de rendimiento desde que los niños entran a preescolar.

El presidente electo reconoce que parte del problema es el racismo sistémico que permea incluso en las escuelas. Para él es importante dar a todas las personas la oportunidad de desarrollarse sin importar su código postal, su nivel socioeconómico, su etnia o si tiene alguna discapacidad. En su gobierno promete construir un sistema educativo que invierta en los niños desde su nacimiento para ayudarlos a obtener educación más allá de la preparatoria, ya sea un certificado profesional o una carrera universitaria.

Existe una brecha de financiamiento anual estimada en $23 mil millones de dólares entre distritos escolares de gente blanca y no blanca. Para combatir este problema, plantea triplicar los fondos del Título I para primero destinarlo no sólo a los salarios de los maestros pero también a las escuelas de familias de bajos recursos y que niños de tres y cuatro años puedan acceder a una educación preescolar de calidad. Una vez que se aseguren estas tres mejoras, los distritos tendrán la flexibilidad de usar estos fondos para sus prioridades locales. Los estados sin un sistema financiero suficiente y equitativo deberán igualar una parte de los fondos federales.

Para combatir el racismo sistémico, Biden planea mejorar la diversidad del profesorado. Según estudios, tener una plantilla diversa de maestros de distintas etnias tiene un impacto sustancial en alumnos de minorías racializadas. Para ellos, tener este tipo de figura en las escuelas reduce la probabilidad de que abandonen la escuela. Asimismo, ayudará a los paraprofesionales a obtener sus certificados de enseñanza y trabajar con colegios y universidades históricamente negros y otras instituciones que atienden a minorías para contratar y preparar maestros.

Para Biden también es importante construir mejores escuelas, que sean más innovadoras, especialmente para aquellos de bajos recursos y comunidades minoritarias. La fuerza laboral necesita estudiantes que no sólo tengan estudios rigurosos, sino también habilidades técnicas, de resolución de problemas y colaboración. Es por eso que creará un nuevo programa que desafíe a las comunidades locales a reinventar las preparatorias para que satisfagan estas demandas.

Al igual que sucedió en la administración de Obama, en donde se diversificaron las escuelas, Biden buscará restablecer la orientación del Departamento de Educación para que apoye a las escuelas en la búsqueda legal de estrategias de eliminación de la segregación e instituciones reconocidas por sus intereses en crear diversos cuerpos estudiantiles en la educación superior.

Biden también apoyará a los niños y niñas con discapacidad asegurando que el gobierno federal cubra el 40 % del costo adicional de la educación especial requerida por la Ley de Educación para Personas con Discapacidades, promulgada en 1990 (actualmente sólo se cubre el 14 %).

Brindar a cada estudiante de secundaria y preparatoria un camino hacia una carrera exitosa

Joe Biden critica que las escuelas estadounidenses ya no cuentan con clases de instrucción en oficios y carreras técnicas, así que planea invertir en capacitación vocacional escolar y asociaciones entre bachilleratos, universidades comunitarias y empleadores.

Estas asociaciones crearán programas que permitirán a los estudiantes obtener el conocimiento que necesitan para tener un futuro profesional exitoso. Este tipo de clases también puede proporcionar preparación técnica y profesional en informática para preparar a los alumnos en temas como realidad virtual e inteligencia artificial.

Invertir en las nuevas generaciones desde que nacen

Biden planea proporcionar fondos para garantizar que haya un experto en desarrollo de la primera infancia en cada centro de salud comunitario. Como el consultorio de un pediatra es el único lugar donde muchas familias con niños pequeños interactúan con proveedores de servicios antes de que sus hijos ingresen a la escuela, Biden cree que es el mejor lugar para evaluar que los niños estén teniendo un buen desarrollo y poder apoyarlos en caso de necesitar apoyo adicional, como visitas domiciliarias. Si tienen un buen desarrollo desde pequeños, tendrán mayor éxito al entrar al jardín de niños.

El plan biden para la educación más allá del bachillerato

Siguiendo su mentalidad de que la educación media superior no es suficiente para preparar alumnos capaces de enfrentar los desafíos de una economía cada vez más globalizada e impulsada por la tecnología. Seis de cada diez trabajadores requieren una formación más allá del bachillerato, sin embargo, esta opción es inalcanzable para muchas personas. Por lo tanto, Biden cree que una preparación más allá de la preparatoria será esencial para ampliar la clase media y ser competitivos como nación.

Invertir en colegios comunitarios y en capacitación para mejorar el éxito de los estudiantes y crecer una clase media más fuerte, más próspera e inclusiva

Los colegios comunitarios son una herramienta de alta calidad que permite brindar educación a la clase media ya que ofrecen programas accesibles y de calidad para que los estudiantes completen los primeros dos años de una carrera universitaria con menor costo. A pesar de que estas instituciones cuentan con recursos limitados, aún así proporcionan una educación rentable y de alta calidad, sin embargo, gobiernos como el de Donald Trump no invierten en ellos para mejorar sus programas o tasas de finalización.

La administración de Biden promete que hará todo lo posible para apoyarlos ya que conoce muy de cerca su potencial, especialmente porque su esposa, Jill Biden, es profesora de un colegio comunitario. Por eso buscará proporcionar a los trabajadores que busquen aprender dos años en estas instituciones u otros programas de capacitación sin necesidad de contraer deudas estudiantiles. Mediante legislaciones, garantizará que cualquier trabajador, aquellos inmigrantes que llegaron al país siendo niños, e incluso personas que nunca tuvieron la oportunidad de estudiar, puedan hacerlo sin pagar matrícula por hasta dos años. Su propósito es que el gobierno federal cubra el 75 % del costo y los estados cubran el resto.

Además, Biden apoyará a las escuelas comunitarias para que implementen prácticas innovadoras que se basen en evidencia para retener a sus estudiantes. Sus reformas buscarán incluir servicios de asesoramiento académico y profesional, mejorar el salario, beneficio y desarrollo profesional para contratar y retener a los profesores.

En su gobierno, el presidente electo abordará las barreras que impiden que los alumnos obtengan un título de un colegio comunitario. Biden entiende que muchos estudiantes no terminan sus estudios porque tienen que trabajar a la vez que mantener una familia, cuidar de menores de edad, entre otras situaciones. Su gobierno ofrecerá distintas oportunidades como el programa de becas Pell, becas estatales, y otro tipo de ayudas para que cubran sus gastos de cuota y matrículas. Además, Biden dará incentivos financieros a los estados para que colaboren con las instituciones y las organizaciones comunitarias para apoyar de manera integral a los alumnos, veteranos, padres y madres solteras, aquellas personas de bajos ingresos, de etnias racializadas, y con discapacidades. El apoyo incluirá libros de texto, transporte, cuidado infantil, salud mental, tutoría de profesores y grupos de apoyo.

Su programa educativo incluye una inversión de $50 mil millones de dólares en programas de capacitación para apoyar colaboraciones entre empresas, universidades comunitarias, sindicatos, gobiernos estatales, locales, otras universidades y bachilleratos, para identificar las demandas de habilidades y crear más oportunidades de prácticas profesionales. Aunado a esto, invertirá $8 mil millones para ayudar a mejorar la salud y seguridad de las instalaciones y equipar las escuelas con la tecnología para tener éxito en la economía globalizada.

Fortalecer la universidad como un camino viable hacia la clase media (pero sin deudas)

Aproximadamente 44 millones de estadounidenses tienen deudas estudiantiles que asciende aun total de $1.5 trillones en préstamos para sus estudios. Uno de cada cinco de estos adultos están atrasados en sus pagos, exacerbando la deuda y creando una brecha de riqueza que impacta especialmente a la comunidad negra. Incluso, actualmente una de cada diez personas entre 40 y 50 años siguen pagando sus préstamos estudiantiles.

Aunque parte del problema ha sido que se ha  duplicado prácticamente el costo de la educación superior desde mediados de la década de los 90, los estados han reducido drásticamente el apoyo. Con esto en mente, el plan educativo de Joe Biden ofrecerá los dos primeros años completamente gratuitos en colegios comunitarios. Además planea reducir a la mitad el costo de la matrícula para una carrera universitaria de cuatro años. Así como también crear alianzas federal-estatal para garantizar que cada estado invierta en los colegios comunitarios.

Por otro lado, Biden planea hacer que los colegios y universidades públicos sean gratuitos para todas las familias con ingresos inferiores a $125,000 dólares. Dirigirá el apoyo a personas de bajos recursos y clase media por medio de las becas Pell, las cuales en la década de 1970 cubrían del 70 % al 80 % del costo de un título universitario de cuatro años y que ahora cubre aproximadamente tan solo el 30 %. Biden planea duplicar el porcentaje de estos apoyos con el objetivo de cerrar la brecha entre personas de bajos recursos y los ricos. Durante la presidencia de Trump, los DREAMers no eran elegibles para estas becas, un error que Biden planea corregir durante su presidencia. Igualmente, este plan busca reducir a la mitad los pagos de los préstamos federales para estudiantes de pregrado y basarlo en los ingresos que reciben los afectados. Aquellos que ganen menos de $25,000 dólares al año no deberán pagar préstamos federales ni tendrán intereses sobre su deuda. Los demás pagarán 5 % de sus ingresos menos impuestos y gastos esenciales. Si en 20 años la persona pagó de manera responsable pero no ha terminado de cubrir completamente, su deuda será perdonada. Biden también planea crear un programa que ofrecerá $10,000 de dólares de alivio para las deudas estudiantiles de los servidores públicos por cada año de servicio hasta cinco años.

Con la ayuda del Título I, apoyará a aquellos alumnos de bajos recursos que están en una universidad de cuatro años para que completen sus estudios. Además de que otorgará fondos para fomentar la colaboración entre instituciones y organizaciones comunitarias para brindar un apoyo integral a los estudiantes.

Apoyo a las universidades que juegan papeles únicos y vitales para las minorías

Las universidades y los colegios comunitarios que apoyan a una minoría, como negros, asiáticos, hispanos, indígenas o personas que carecen de recursos. Biden incluirá a estos estudiantes en su plan de préstamos basados en sus ingresos y proporcionará matrículas gratis, especialmente para la comunidad negra y aquellas personas que pertenecen a pueblos nativos. Además, invertirá más de $ 70 mil millones en estos colegios comunitarios y universidades públicas para hacer que las instituciones históricamente negras, universidades tribales y de minorías de bajos recursos sean más accesibles. Adicionalmente, Biden planea invertir $18 mil millones para retribuir a las universidades de cuatro años, lo que equivale a hasta dos daños de matrícula.

Para que las escuelas privadas que apoyan a minorías no se ven socavadas por su propuesta, invertirá fondos adicionales para que reduzcan sus costos, mejoren las tasas de retención, graduación y cerrar las brechas de equidad para los estudiantes de minorías y etnias racializadas. La Administración Biden invertirá $10 mil millones en la creación de 200 nuevos centros educativos que sirvan de incubadoras de investigación, especialmente enfocados en cambio climático, globalización, desigualdad y salud para crear oportunidades de aprendizaje y carrera. Además, impulsará la investigación agrícola en las instituciones con concesión de tierra, especialmente aquellas de estudiantes negros e indígenas. Y dedicará flujos de fondos prioritarios adicionales en las agendas federales para pagos y contratos para minorías. Impulsará además la construcción de laboratorios e instituciones con tecnología nueva e infraestructura digital invirtiendo $20 mil millones para que las minorías tengan donde aprender, investigar e innovar. También usará estos fondos para proporcionar banda ancha en zonas rurales.

El próximo presidente de Estados Unidos también busca asegurar que todas las universidades públicas de estudiantes de minorías tengan acceso a programas de financiamiento de capital federal de bajo costo y buscar cómo los estados pueden aprovecharlos e incentivar más inversiones públicas, privadas y filantrópicas en infraestructura escolar. Para lograrlo, invertirá $10 mil millones de dólares en programas que aumenten las tasas de inscripción, retención, financiamiento y empleo para las minorías. Incluso estos programas pueden incluir asociaciones con preparatorias, universidades y empleadores; clases de recuperación, servicios de tutoría o asesoramiento y mejorar los salarios, beneficios y desarrollo a profesionales así como maneras de retenerlos.

Más allá de los apoyos para obtener títulos universitarios, Biden invertirá $5 mil millones en programas de posgrado en áreas de educación, atención médica y STEM, así como para desarrollar pasantías y programas profesionales en las principales instituciones de investigación, incluyendo los Laboratorios Nacionales del Departamento de Energía, los Institutos Nacionales de Salud, la Fundación Nacional de Ciencias y el Departamento de Defensa.

Triplicar el apoyo estudiantil para las minorías por medio del Título III y el V de la Ley de Educación Superior servirá como un salvavidas para las universidades públicas enfocadas en minorías con escasos recursos, asegurando el éxito de sus estudiantes. Para evitar el desvío de fondos, Biden exigirá que cada estado publique informes de sus asignaciones de los fondos para asegurar que atiendan las desigualdades y problemáticas que se buscan combatir con estos apoyos.

El presidente electo, Joe Biden, reconoce el rol que jugará la educación para mantener a Estados Unidos como un país competitivo en una economía donde estudiar una carrera universitaria ya no es suficiente. Además, debido a su trayectoria y la de su esposa, conocen las carencias que hay en el sector educativo público. Para realmente mejorar el sistema educativo de cualquier país se necesita empezar por apoyar a los maestros, de manera económica y profesional, proporcionar maneras de apoyar el desarrollo de los niños desde que nacen hasta después del bachillerato, especialmente aquellos menores de familias de escasos recursos. Finalmente, estas son sólo propuestas que tienen el potencial de transformar la educación en este país, sin embargo, queda mucho camino por recorrer.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/programa-educativo-biden

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Con B(a)iden, toda cambia/nada cambia para Latinoamérica y el Caribe

Por: Aram Aharonian

Nadie tenía dudas de que nada iba a cambiar para América Latina y El Caribe si Donald Trump lograba su reelección. El triunfo de Joe Biden abrió la caja de una cantidad de interrogantes: entre ellas, si logrará asumir el mando y para qué lo asumirá. La gran ventaja que tiene ante su predecesor es que al menos sabe dónde queda su patio trasero.

El nuevo presidente recibirá enormes presiones para dar marcha atrás a muchos de los cambios radicales en temas que van desde la política exterior hasta la crisis climática. Pese a que lo intentó hasta los últimos días, Trump buscó algún logro en materia de política exterior, que incluían un acuerdo de paz para Medio Oriente, retirar las tropas de distintos países y lograr la liberación de rehenes estadounidenses que se cree se encuentran cautivos en Siria.Joe Biden alcanza los votos electorales necesarios para ser presidente de los Estados Unidos | El Economista

Pero no hay que olvidar que Biden, exvicepresidente de Barack Obama, es un anciano, incapaz ya de hablar coherentemente. Será la cara del gobierno, no quien tome las decisiones, de lo que se encargará el lobby de la élite globalista, el gran capital trasnacional, la Red Atlas y su red de think tanks de la derecha, Wall Street, el Deep State y, obviamente, el aparato armamentista-militar.

Él puede parecer tonto, pero es tan poderoso como el propio globalismo. Por suerte, Kamala Harris, la primera vicepresidenta electa de EEUU, tiene 56 años, 22 menos que el próximo presidente. Y, para cuando asuma, en enero de 2021, podrían haber muerto más de 350 mil estadounidenses debido al coronavirus.

Las relaciones con el patio trasero

Si gana Biden, habrá una aceleración de la reubicación de industrias, muchas de ellas en Latinoamérica, que queda mucho más cerca desde un punto de vista no solo geográfico sino también ideológico. Industrias en sectores como la tecnología, el almacenamiento de datos, la fabricación de material médico, e incluso energía.

Argentina, Chile y Bolivia en particular, son muy importantes porque uno de los sectores estratégicos para la economía verde norteamericana son los minerales estratégicos como el litio, y también las tierras raras, que se encuentran en Latinoamérica (y no se necesita importarlas de China), imprescindibles para el desarrollo del sector estratégico como en armamento y supercomputadores.trump

Biden cree que se debe apostar por un gran Plan Marshall para Centroamérica y generar empleo en estos países. Así mejoraría la economía… y terminaría con la inmigración ilegalLo que propone  es «rebuilt better», reconstruir mejor. No se puede  volver a lo de antes, porque el mundo ya no es ni será igual

Para el equipo económico del demócrata, a nivel de sostenibilidad, se debe basar la recuperación económica en un eje verde, apostar por infraestructuras, eficiencia energética, energías renovables, almacenamiento de energía, o sea, todos estos sectores, innovación y I+D que son absolutamente estratégicos. Y eso, que viene de la mano de las grandes trasnacionales estadounidenses, tiene un impacto en Latinoamérica, también.

Expectativas

Cuatro años después de sacudirse con la llegada de Donald Trump al poder, muchos esperan que la política estadounidense hacia América Latina volverá a dar un giro brusco, dadas las declaraciones de Biden sobre aumentar la cooperación continental en problemas que causan ese éxodo en la región, como la violencia y la pobreza, elevar la importancia de otros asuntos en la agenda hemisférica, incluidos los derechos humanos, el medioambiente y la corrupción.

Ésto pondrá a prueba el vínculo de Washington con países como México o Brasil, según expertos. Diplomáticos y ex altos funcionarios estadounidenses sostienen que sus posiciones en materia de comercio, derechos humanos, cambio climático y lucha contra la corrupción podrían resultar incómodas para algunos de los gobernantes de la región, acostumbrados a un Trump, que hacía la vista gorda.

Se teme que la posición de Biden sobre comercio, trabajo y medio ambiente, sea mucho más dura que Trump.

América latina no será una prioridad, especialmente para un presidente que enfrentará una grave emergencia económica y sanitaria. México sería el principal foco de atención debido a su larga frontera terrestre -fuente de inmigración ilegal y contrabando de drogas- y a su condición de gran socio comercial y de inversiones. Biden prometió poner fin a muchas de las políticas inmigratorias de Trump y dejar de construir el muro en la frontera mexicana. Ya veremos.

Eso conlleva sus propios riesgos. Thomas Shannon, un ex alto funcionario del Departamento de Estado, dijo: «El mayor desafío al principio quizás sea el tema de la inmigración. Hay una verdadera presión para que se reviertan las medidas sobre migración, refugiados y asilo, pero si no tienen cuidado en cómo lo hacen, podría llevar a muchos centroamericanos a decidir que éste es el momento de dirigirse al norte».

Las opiniones de Biden sobre la deforestación de la Amazonia y la promesa de “consecuencias económicas importantes” si Brasil no cumple con el plan de 20 mil millones de dólares para recuperar la selva tropical, ya molestaron a Jair Bolsonaro, émulo de Trump, quien afirmó que el electo presidente había mostrado una «clara señal de desprecio hacia la coexistencia cordial y fructífera».

En Washington midieron la respuesta: Para los asesores de Biden, la problemática del clima es muy importante y la idea es aislar a Bolsonaro y a sus socios, sobre todo considerando que  perder a su gran amigo en el norte podría ser un gran problema para un gobierno como el de Bolsonaro, que tiene todos los huevos en esa canasta.

Pero Bolsonaro no es único que se jugó por Trump. También lo hizo el colombiano ultraderechista Iván Duque, que ahora teme la reducción y/o fiscalización de los miles de millones de dólares que recibe anualmente para –supuestamente- combatir el narcotráfico y la violencia.

Desde su círculo de asesores se sostiene que en cuanto a Venezuela, al igual que con Cuba, es poco probable que un gobierno de Biden vuelva directamente a la tregua de la época de Obama; la influencia de los votantes latinos ultraderechistas en el estado clave de Florida se encargará de eso. Es más probable que se avance con pasos cautelosos para crear confianza.

Dado que los presidentes de las naciones andinas (Chile, Perú y Ecuador) dejarán su cargo durante el primer año de un nuevo presidente el pragmático (y cada vez más moderado) argentino Alberto Fernández es uno de los que pueden beneficiarse de un gobiero de Biden.

Rusia y China

El principal desafío para Biden en política exterior será la redefinición de la actitud hacia China y Rusia. El 95% de los antibióticos que se venden en EEUU, se producen en China. El 62% de todo el material médico que se usa en los hospitales del país se fabrican en China. Eso difícilmente vuelva a volver a ocurrir en un gobierno demócrata.

El mensaje histórico de que a EEUU le va mejor económicamente con los republicanos no deja de ser un mito. Nunca ha sido cierto –aunque ha sido bien vendido-  y cuando se mira históricamente, los periodos de mayor bonanza y riqueza económica en EEUU. han sido siempre bajo mandatos demócratas.Estados Unidos vs Rusia, ¿Quién es más poderoso militarmente?

George Bush padre dejó al país con el mayor déficit fiscal en la historia del país. Ocho años más tarde, Bill Clinton dejó a EE.UU. con el superávit fiscal más grande en la historia del país. Con Bush hijo, ocho años más tarde, al país termina con el mayor déficit en la historia, superando el récord de su padre.

Obama recogió la batuta y sacó a EEUU de la peor crisis económica que se vivió desde los años 1930, recupera al país y lo deja otra vez en una situación muy bien encaminada, y ha sido Trump en cuatro años el que ha llevado al país ahora a  batir todos los récords de endeudamiento público.

Cambio de paradigma

Biden propone un cambio de paradigma, un momento decisivo y disruptivo en la historia de EEUU, un cambio de modelo económico y de modelo energético. El objetivo es que para 2050 EEUU sea un país de cero emisión, carbono neutral… teniendo en cuenta que es hoy el segundo país que más contamina del mundo.

Para que eso ocurra, el cambio es disruptivo y se basa en avances tecnológicos, en innovación, en un cambio total donde EE.UU. pasa de ser parte del problema, que es hoy un país que sigue liderado por un negacionista que no escucha la evidencia científica, a tener un presidente que impulsa toda la recuperación económica basándose en un eje de economía sostenible. 

A diferencia de Trump, Joe Biden conoce Latinoamérica in situ y sabe bien de la importancia que tiene para la seguridad nacional de Estados Unidos. Y una de las lecciones que deja la pandemia de coronavirus es que EEUU precisa acercar sus cadenas de suministro, tras verse absolutamente contra las cuerdas cuando varios países tuvieron que salir a mercados internacionales a mendigar barbijos y equipo médico.

Rusia y China

Si no se produce una guerra civil, lo que no es de descartar en las circunstancias actuales, Biden se opondrá al auge de la multipolaridad. Las posibilidades de una nueva guerra mundial son mucho mayores, porque una potencia nuclear cuya soberanía se basa en la capacidad militar es designada como su principal enemigo desde el principio.

Biden actuará en el marco de la geopolítica clásica tratando de atacar Rusia y de alguna manera seducir o neutralizar por lo menos a China(China).

Entre Rusia y China, Biden elige a Rusia como principal enemigo y China como una preocupación neutral o secundaria. A los globalistas les molesta más el poder militar de los polos alternativos que su poder económico. Rusia es una gran potencia geopolítica con armas nucleares y política conservadora. Ese es el principal obstáculo para el establecimiento del orden mundial liberal.

Biden intenta rebajar en Pekín la tensión por la nueva zona de defensa aérea china | Internacional | EL PAÍSCon Biden, Rusia será el principal objeto de presión, ataques y posibles conflictos. La hegemonía global del Occidente liberal está asegurada por la debilidad del poder de la tierra, es decir, de Rusia como Eurasia. Entonces, a los ojos de Biden, China puede considerarse como una parte orgánica del sistema liberal internacional y la expansión internacional de la economía china no es la principal amenaza para el globalismo.

Para Biden, Estados Unidos es la vanguardia del globalismo, la fortaleza de la hegemonía mundial liberal, del imperio global con la misión principal liquidar los estados nacionales, impedir el surgimiento de nuevos polos, e instalar un gobierno global liderado por los capitalistas internacionales, las élites y los monopolios de forma generalizada, incluidos segmentos occidentales y no occidentales.

Las urgencias

La tarea principal y más urgente de Biden en sus primeros 100 días en la Casa Blanca será poner en marcha un nuevo plan nacional de lucha contra el coronavirus, que en EEUU ha contagiado a millones de personas y se ha cobrado más de 220.000 vidas (más que en ningún otro país del mundo). Deberá también tomar medidas para reparar sus desastrosas consecuencias económicasBlack Lives Matter - Wikipedia, la enciclopedia libre

El moderado Biden también recibirá la presión del ala progresista de su propio Partido Demócrata, que ejerce una influencia creciente y aspira a grandes cambios institucionales para responder a las cuestiones más urgentes del futuro del país. Recibe una depresión económica y una pandemia, y lo estarán eligiendo para que resuelva todo esto y haga algo grande..

Tras las multitudinarias protestas por el asesinato de George Floyd a manos de un policía en Minneapolis, también hay mucha expectativa por un posible paquete legislativo en el Congreso que reforme a las fuerzas del orden. Biden también recibiría muchas presiones para poner fin a una anticuada regla del Senado estadounidense conocida como ‘filibusterismo’, que permite al partido en la oposición paralizar los nombramientos y el proceso legislativo.

Los demócratas también dicen que Biden hará que Estados Unidos reingrese de forma inmediata en la Organización Mundial de la Salud reanudando sus contribuciones financieras; que unirá nuevamente a Estados Unidos al Acuerdo de París por el clima; y que anulará las prohibiciones de entrada impuestas por la Administración Trump a los viajeros de países musulmanes.

Biden ha prometido que también volverá al acuerdo nuclear de 2015 con Irán, llamado Plan de Acción Integral Conjunto aunque para decidir cuándo habrá que negociar antes el listado de requisitos a cumplir por Teherán para regresar al pleno cumplimiento de los límites a sus actividad nucleares definidos en el plan

El equipo de campaña de Biden propuso convocar una cumbre de democracias para su primer año de mandato. El ala más progresista del partido presionará para no se limite a replicar el orden internacional de antes de Trump, especialmente en lo referido a las relaciones con aliados autocráticos como Arabia Saudí, y firmar cuanto antes una ley, ya acordada por el Congreso, para frenar el apoyo de EEUU a la guerra dirigida por los saudíes en Yemen..

.Especulaciones

Si gana Biden, seguramente implosione definitivamente el farsesco “gobierno” del autoproclamado presidente Juan Guaidó en Venezuela, arrastrando a la Unión Europea, que le retirará el reconocimiento después del 5 de enero, un mes después de las elecciones parlamentarias en el país caribeño.

Biden reabrirá la apertura con Cuba para facilitar relaciones con Venezuela y promover la paz en Colombia. Los acreedores negocian con la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez para aliviar las sanciones. La idea del equipo de Biden es aliviar las sanciones a Cuba y Venezuela, obviamente no levantarlas todas…Once tesis sobre Venezuela y una conclusión escarmentada | Cubadebate

Thomas Shannon, ex subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental y Roberta Jacobson, ex secretaria de Estado,  regresarán seguramente a Foggy Bottom, el Departamento de Estado.

La ecuación regional para el próximo gobierno es utilizar el «hándicap» favorable en el terreno militar para negociar el control del «lomito» de los recursos estratégicos de la región (los mejores yacimientos de hidrocarburos de Venezuela, el litio de Bolivia, el agronegocio de Brasil y Argentina, la biodiversidad amazónica)

Para lograrlo y hacerlo sostenible, negociará en «términos chinos»: Usando el paradigma boliviano: industrialización local del litio, control estricto del impacto ambiental, participación accionaria y/o fiscal congrua, beneficios para las comunidades circunvecinas y de la provincia)

Shannon es considerado como el más inteligente funcionario que ha pasado por el Departamento de Estado en unos cuantos años, y es parte del equipo de Biden. Con volvería la diplomacia como medio de transición, que es más racional y lógico ya que se eliminará toda amenaza de invasión, una de las amenazas permanentes de la administración Trump.

Con la administración Biden, los expertos señalan que cambiará la dinámica en la Organización de Estados Americanos (OEA) y Claver-Carone saldrá del Banco Interamericano de Desarrollo, donde fue impuesto por Trump hace poco tiempo. Significará, asimismo, el respeto a la soberanía nacional y no interferencia en los asuntos internos.

Este es el «New Deal» que le conviene a los EEUU (e incluso a las Fuerzas Armadas estadounidenses, que demasiados retos tienen en Asia). El problema es que este New Deal no es el que le conviene al «swamp» (pantano) de Washington, Miami ni al iceberg sumergido del mundo financiero que sobrevive gracias al lavado, y otros grandes  negociados financieros.

Es la lógica hora de las especulaciones y cada uno narrará su historia y su análisis. La interrogante está en el título: Con B(a)iden, toda cambia/nada cambia para Latinoamérica y el Caribe

Fuente e imagen: http://estrategia.la/2020/11/08/con-baiden-toda-cambia-nada-cambia-para-latinoamerica-y-el-caribe/

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