Derecho a defender derechos

Por: David Calderón

«Además de argumentar, reclamar y estudiar, tenemos derecho a defender derechos. Hagámoslo, porque después no hay después.»

Estamos por llegar a la pausa de primavera en el ciclo escolar, pero las soluciones para recuperar la jornada ampliada y la alimentación para millones de niñas y niños aún están en vilo.

Con tantas tragedias y desajustes en la vida nacional, es difícil que los temas educativos se queden en las primeras planas y en la conversación, que reúnan a los académicos y las familias, los maestros y los políticos… que sirva preguntarnos quiénes somos en realidad, por cómo tratamos a la generación joven.

Buena parte de los logros de la educación son una serie de triunfos intangibles; por ejemplo, la cohesión comunitaria, el sentido de propósito, la defensa de la propia dignidad y de la ajena, la sucesión de actos de honestidad, la comprensión del mundo natural, la disciplina en la práctica de un arte o un deporte. Esos logros se dispersan y se nombran con muchas etiquetas: talento, dedicación, suerte, apoyo; se consideran logros del movimiento ecológico, o de la organización política, o del derecho a la información, o de las políticas de salud… todo muy cierto, aun cuando hayan sido los procesos educativos su base misma, su fundamento, su raíz, su marco.

Lo que quiero decir es que los cambios educativos cuestan mucho trabajo, tardan mucho tiempo, son fáciles de revertir o bloquear, y –cuando dan fruto– es común atribuirlos a fenómenos más recientes en el tiempo, a veces con más renombre y prestigio. En un mundo que tiende a (mal) explicar todo en términos de causa/efecto lineal, de inversión/rentabilidad demostrable, tiene poca y breve publicidad la educación; menos aún tiene defensores y cultivadores tenaces, convencidos e interconectados.

Retóricamente, todos la alaban y reconocen, pero es más fácil –sin definir qué sea más meritorio, o menos– plantar un árbol, participar en una marcha, repartir juguetes o hacer un blog, comparado con trabajar sistemáticamente en el derecho a aprender (lo que puede incluir todas las actividades antes enunciadas, pero con una finalidad deliberada).

Por ello, se entiende que un despojo tan monumentalmente injustificado, algo tan brutalmente heridor de la vida plena de niñas y niños como la cancelación de la jornada ampliada y la alimentación escolar al mediodía haya convocado a tantas, a tantos. La educación recién ha sido tema, pero no como un derecho vigente, sino como un derecho que se cancela, que es mutilado, que está bajo asedio.

Apareció, en las últimas semanas, prácticamente en todas las primeras planas de los diarios; casi todas las estaciones de radio y televisión del país reprodujeron las cifras –3.6 millones dejados fuera–; se entrevistó a madres y maestras; los gobernadores fueron cuestionados, las y los titulares de educación en los estados dieron explicaciones fantasiosas, o enunciaron su desconcierto, o anunciaron coberturas con recursos propios, que se antojan temerarias y propician inequidad.

Los estudiosos han analizado impactos negativos, y han tomado las columnas de opinión; de nuevo, prácticamente todas y todos los editorialistas han expresado su pesar y su repudio. El presidente primero quiso justificar la cancelación, pero dio rápido volantazo de pesero al percibir que la medida no aguantaba achacarla a “superar la corrupción”, y ha ensayado versiones tranquilizadoras con argumentos destemplados, pero al fin reconociendo que se deberá reponer. Exigida por los representantes populares, la titular de la SEP ha sido convocada a explicar y resolver.

Desde Aprender Primero interpusimos un amparo, que logró la suspensión provisional de la medida; la justicia federal establece de ese modo que la autoridad NO puede aplicar el Acuerdo y las Reglas de Operación que eliminan los componentes mencionados. Es nuestro derecho, el de todos los ciudadanos, acudir a tribunales ante una medida que vulnera derechos; en el caso de Aprender Primero, con “interés legítimo”, es decir, con el reconocimiento establecido ya por la Suprema Corte que no se requiere armar amparos acumulados, escuela por escuela o niña por niña, para defender un derecho en conjunto; detiene una aplicación que puede dañar gravemente, en espera de que se aclare en definitiva el asunto.

¿Por qué recurrir al Poder Judicial? Porque es un deber. Para defender el derecho de terceros, que se encuentran en franca asimetría con las decisiones del Poder Ejecutivo, hay estas opciones, arduas pero transitables, que marca el orden constitucional de México. Hay otras vías muy valiosas, como las quejas ante las comisiones de Derechos Humanos; todo suma. Lo que está en riesgo es mayúsculo, desproporcionado, contrario al interés superior de la niñez. Además de argumentar, reclamar y estudiar, tenemos derecho a defender derechos. Hagámoslo, porque después no hay después.

Fuente de la información: https://profelandia.com

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México: ¿Quién define las políticas educativas de nuestro país?

¿Quién define las políticas educativas de nuestro país?

Horacio Enrique Acosta Fernández* 

Desde el año 2007, la escuela primaria Francisco Villa ubicada en el municipio de Zapopan, en Jalisco, ha sido parte del Programa Escuelas de Tiempo Completo (PETC), garantizando con ello que más de 500 niños y niñas puedan acceder a:

  • Contar con una jornada ampliada
  • Recibir servicio de comedor y alimentos nutritivos
  • Formar parte de un programa de educación física y vida saludable
  • Participar en talleres extracurriculares de ajedrez, motricidad y agilidad mental
  • Recibir clases de inglés y robótica
  • Sobre todo, a contar en la escuela la garantía de un ESPACIO SEGURO mientras sus madres y familias acuden a trabajar.

Recordemos que la escuela tiene una función social, y como tal, es propicio que respondan a las necesidades más apremiantes de las familias. Los estudiantes pasan su tiempo en entornos seguros, alejados de adicciones, y ocios nocivos.

Se ha demostrado que gracias al PETC las familias aumentan sus ingresos económicos de un 22 a un 50 por ciento, garantizando con ello una mejor calidad de vida para todos.  Motiva la igualdad de género al permitir la incorporación al mundo laboral a las madres de nuestros alumnos. En resultados académicos se ha comprobado que aumenta la equidad y el acceso, así como la reducción de los niveles de deserción escolar.

Sin embargo, a pesar de los beneficios que conocemos, todo esto se encuentra en PELIGRO al ser un Programa que se canceló en recientes fechas por autoridades federales, argumentando que “hay otras prioridades”. Convirtiéndose en una afrenta a los derechos humanos más importantes para nuestros niños y niñas como son: la educación, la alimentación, el cuidado y el derecho a una mejor calidad de vida.

¿Quién define entonces cuales son las prioridades educativas que debe tener nuestro país? Si invertir en educación, alimentación y ambientes seguros para nuestros niños y niñas no es la prioridad ¿entonces qué si lo es?

Se ha cuestionado la idea de que las Escuelas de Tiempo Completo es un Programa “guardería”: si asegurar un espacio seguro de cuidado y formación para los estudiantes en nuestras escuelas mientras se les proporciona alimento, talleres, formación académica y actividades culturales es ser guardería, sí, si lo somos, y no podríamos estar más orgullosos de que la escuela Francisco Villa, como estoy seguro de las 945 más instituciones de Jalisco,  cuide a sus alumnos mientras las madres van a trabajar. ¿Qué de malo hay proporcionar lo más noble que se puede dar a un niño, a una niña, si no es el cuidado, atención y educación para su desarrollo?

Contexto estatal

Después de dos años de estar en casa por la pandemia, nuestros alumnos regresaron a su escuela Francisco Villa, en esta institución como sucede con ocho escuelas más de Jalisco, continuamos de manera autosustentable con este Programa, con el apoyo de las familias, docentes y de la comunidad, a continuar por nuestras propias manos con este Programa. Sin embargo, es obligación de las autoridades federales, de que reaccionen y pongan los ojos en los derechos y afectaciones de los estudiantes, docentes y familias de las 945 Escuelas de Tiempo Completo en nuestro Estado, y es deber de autoridades estatales exigir para garantizar que nuestras niñas y niños sigan recibiendo su formación, educación, alimentación durante su jornada ampliada, en un espacio seguro y con la mejor calidad educativa posible.

No permitiremos que la indiferencia a este Programa social y educativo por parte del gobierno federal afecte a los más de 90 mil estudiantes de 945 Escuelas de Tiempo Completo en Jalisco.

Es responsabilidad de las autoridades federales y estatales asegurar que los niños y las niñas regresen incluso a una mejor escuela que la que era hace dos años. Los padres y madres de familia, maestros y directivos que conformamos esta comunidad escolar sabemos que el Programa de Escuelas de Tiempo Completo hace de nuestra escuela una mejor escuela, hace de nuestros estudiantes; niños y niñas más sanos, bien cuidados y competentes académica y humanamente.

Aún estamos a tiempo de que se pueda lograr un SÍ a las Escuelas de Tiempo Completo, SÍ al servicio de comedor, SÍ a la incorporación a la mujer en el ámbito laboral, SÍ a las 90 mil niñas y niños de Jalisco, Sí a los 3.6 millones de niñas y niños de México.

Debemos contar con un SÍ de parte de nuestras autoridades para que el Programa de Escuelas de Tiempo Completo siga siendo una realidad en nuestra escuela.

Que nuestros estudiantes y sus familias puedan contar con ustedes.

 

*Profesor y director. Correo: profe_acosta@hotmail.com

 

Fuente de la Información: http://www.educacionfutura.org/quien-define-las-politicas-educativas-de-nuestro-pais/

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