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El mundo del capitalismo cognitivo depende de la instrumentalización del sistema educativo

Entrevista: Iberoamericasocial

Jurjo Torres Santomé (1951) es pedagogo y docente en la Universidade da Coruña. Su dilatada experiencia en el campo educativo, su compromiso por una educación que priorice la justicia social y sus investigaciones acerca del currículum oculto, los libros de texto o la influencia neoliberal sobre el sistema educativo, lo han convertido en un referente a nivel internacional.

Autor de decenas de libros y artículos científicos, Jurjo viene trabajando en los últimos años con especial incidencia sobre cómo el sistema educativo ejerce de colaborador fundamental en la construcción de subjetividades neoliberales y neocolonialistas, produciendo sociedades donde el interés propio de los sujetos se sitúa por encima del bien común, dando como resultado el aumento de las desigualdades en el mundo y en el interior de los países.

Hoy tenemos la oportunidad de dialogar largo y tendido con él para profundizar en algunas de estas cuestiones y en otros temas de relevancia educativa.

 

Iberoamérica Social: Como punto de partida puede ser interesante una pregunta que, aunque parezca sencilla, tiene su complejidad. Desde su conocimiento y experiencia, en su opinión, ¿qué finalidades deberían tener los sistemas educativos?

Jurjo Torres: Las finalidades más o menos están claras para todos, ya que se formulan siempre con las mismas palabras. El problema es cómo esos conceptos van perdiendo su significado al ser reinterpretados. Hay que tener en cuenta que educar es diferente a entrenar, amaestrar, condicionar, etc. Una finalidad, para mí, sería educar ciudadanía, es decir, personas con autonomía que se sienten interdependientes, que viven junto a otras personas, lo que equivale a pensar, organizar, debatir como podemos vivir todos mejor y, como dirían los ilustrados kantianos, ser felices en esta tierra. Otra sería educar ciudadanía ilustrada, es decir, que conozca, que domine todas esas grandes aportaciones más positivas que fue construyendo la humanidad y que nos permiten ir a mejor o a peor, según sean esos conocimientos y como aprendamos a utilizarlos. En fin, una ciudadanía ilustrada, solidaria, democrática, inclusiva, que aprenda a ver que el mundo es diverso y donde aprendamos a relacionarnos de una forma donde todos nos ayudemos y no oprimamos a nadie. También una educación que busque construir un mundo sustentable en el que aceptemos en nuestras decisiones que este planeta exista y siga existiendo cada vez en mejores condiciones, no en peores, como es lo que está pasando. Entonces, palabras como educar, ciudadanía, culta, ilustrada, inclusiva, solidaria, sustentable, etc., es difícil que alguien diga que no a estas palabras.  El problema es cuando se operativiza, es decir, para conseguirlo, ¿qué vamos a hacer? Si yo miro eso, ¿bajo cuál perspectiva lo miro? Porque esas bonitas palabras también van a ser empleadas por los grandes poderes corporativistas para manipular los sistemas educativos, las finalidades y razón de ser de las distintas etapas e instituciones escolares. Palabras y eslóganes que suenan bien que, a primera vista, le encantan a todo el mundo, pero que los grandes poderes y corporaciones económicas y políticas, tanto a nivel global como local, van a tratar de resignificar y servir de máscaras para ocultar otras rostros y finalidades, para poner a su servicio la formación y capacitación de las nuevas generaciones y, por tanto, de sus potenciales trabajadoras, trabajadores, y consumidoras y consumidores. Tenemos que hacer una educación que sea de calidad, obvio. De excelencia, obvio, ¿quién no quiere ser excelente? La manipulación va a venir cuando dicen que para hacerlo hay que evaluarlo y medirlo constantemente y con precisión para así comparar y constatar avances, estancamientos o retrocesos, tanto a nivel local, como regional, como internacional, y poder llevar a cabo medidas pertinentes para reencauzar las desviaciones en la dirección “correcta”.

La necesidad de una evaluación, nadie puede objetarla, el problema es cuando tratamos de concretar qué, cómo, con qué metodología y cuándo evaluar. Pero sin debate realmente democrático inmediatamente se acuden o se presentan como instituciones expertas y con ropajes de generosidad y ayuda todo un conjuntos de organismos internacionales, con toda una cohorte de intelectuales y expertos orgánicos a su servicio que saben como realizar esos diagnósticos con mediciones y evaluaciones muy precisas, con datos “objetivos” y “precisos”; lógicamente, con datos cuantitativos, y ya está, ya empezamos así tragando las primeras píldoras envenenadoras capaces de captar la atención del público y de llegar a convencerlos de las bondades de sus diagnósticos y remedios. Es mediante la imposición de un positivismo que no toma en consideración aquellos datos e informaciones que son muy difíciles de cuantificar, pero que desde otros marcos teóricos más hermenéuticos y cualitativos consideramos muy relevantes para comprender las razones de numerosos comportamientos, motivaciones e intereses de personas y de grupos humanos. Se ocultan así muchas informaciones y realidades muy relevantes social y políticamente

Incluso nos roban la memoria, pues todas las sociedades, en especial desde la conformación de los estados nación europeos, llevan a cabo evaluaciones, mejor o peor, de los sistemas educativos. Pero seguíamos criterios, normas, metodologías y técnica de acuerdo con los paradigmas dominantes, con los modelos teóricos y metodológicos que las comunidades científicas y administraciones públicas consideraban más útiles. Recordemos como en décadas pasadas, por ejemplo, en las décadas de los setenta, ochenta y noventa, en numerosos países y, obviamente, también en España, para hacerle un seguimiento, ver qué es lo que está pasando en nuestros sistemas educativos habíamos llegado a un notable consentimiento en la necesidad de recurrir a marcos teóricos más interpretativos, a la necesidad de investigaciones más cualitativas y etnográficas. Había una notable coincidencia en considerar los procesos educativos como muy complejos, no traducibles exclusivamente a mediciones con baterías de tests, escalas e instrumentos cuantitativos. Es en esos momentos cuando decidimos buscar y probar otros marcos teóricos, metodologías y técnicas más hermenéuticas, etnográficas y cualitativas para ver y entender mejor lo que había en esa caja negra que era el aula, qué ocurría en el día a día en las aulas y centros escolares.

Jurjo TorresAntes solo mirábamos cuántos y quienes iniciaban su escolarización, su clase social y sexo, cuándo abandonaban y por qué, pero no se sabía qué estaba pasando en el interior de las instituciones escolares, cómo era la vida cotidiana en las aulas. Cuando los investigadores querían analizar con mayor profundidad recurrían, normalmente, a los análisis de interacción de N. Flanders y escalas o tests por el estilo: pero, poco a poco fuimos cayendo en la cuenta de que los resultados alcanzados podían, incluso, interpretarse al revés, falseaban mucho la interpretación de lo que se recogía y cuantificaba. Así, por ejemplo, se decía que una clase era participativa si el alumnado formulaba preguntas y el profesor las respondía; cuantas más preguntas se hacían y eran respondidas, se hacía equivaler a mayor motivación e interés del alumnado.  No obstante, alguien de mi generación podría recordar que ese “aparente” interés era una estrategia que utilizábamos cuando los profesores dictaban apuntes y exigían lo que explicaban luego en los exámenes. Si a un profesor le decíamos que no entendíamos el tema que tocaba, él lo explicaba otra vez, y si lo hacía rápido le volvíamos a interpelar y a comentar que seguíamos con dudas, que todavía no terminábamos de comprenderlo; de este modo ocupábamos el tiempo de la clase, obstaculizando que avanzara en la materia y cuando finalizaba dicha clase salíamos contentos pues solo había tenido tiempo para dictarnos medio folio de apuntes. Lo que hacía la escala de Flanders era decir cuántos minutos hablaba el alumnado, cuántas preguntas formulaba y a cuántas respondía el profesorado. Si hablábamos, era un aula en la que “participábamos” muchos estudiantes y se concluía que estábamos ante un buen desempeño docente, un buen profesor. ¡Pero si todos boicoteábamos al profesor haciéndole preguntas con las que lográbamos que se enrollara y no nos diera materia! Estas metodologías y técnicas positivistas tampoco permitían conocer qué preguntas realmente queríamos hacer, pero que no nos atrevíamos a formular por vergüenza o porque creíamos que ya debíamos saber, dado que si las formulábamos descubríamos lagunas propias que podrían ser sancionadas por el docente de turno. También había quien formulaba preguntas para lucirse ante el resto de la clase, porque había tenido la suerte de estudiar o alguien externo al colegio le había proporcionado información “para mayores” que nuestro profesor no nos había explicado antes. Imagino que una gran parte de estudiantes han vivido situaciones y experiencias personales similares a estas. O sea, hacer preguntas, participar en el aula puede tener muchos significados, pero se precisa para ello recurrir a otras metodologías más etnográficas y cualitativas.

Como vemos, este es un pequeño ejemplo de como las metodologías de evaluación pueden distorsionar nuestros análisis y valoraciones de la realidad, generar un perverso currículum oculto y, lo que es incluso peor, ser instrumentalizadas para visibilizar contenidos, tareas y, en resumen, convencer tanto al profesorado como al alumnado y sus familias y a la sociedad con falsos diagnósticos pero que contribuyen a reorientar el sistema educativo en la dirección que desean los grupos más hegemónicos de la sociedad.

La educación es un hecho político, y esto significa que es un proceso en el que todo el mundo debemos participar, porque estamos definiendo cosas que nos afectan a todos y nos condicionan nuestras posibilidades de ver y entender el mundo y, por lo tanto, lo que nunca podemos olvidar, que estamos  condicionando nuestra capacidad de tomar decisiones, de implicarnos con los en procesos de solución de problemas y toma de decisiones en todos asuntos, situaciones y problemas que directa o indirectamente nos afecta, tanto a nivel individual como colectivo.

I. S.: Como acto político, la educación debería estar en coherencia con el sistema político en el que vivimos, por lo tanto, la educación tendría que ser democrática. El sistema educativo, ¿es realmente democrático hoy?

J. T.: Creo que es una broma perversa una respuesta afirmativa. Pregúntale a cualquier estudiante dónde participa él democráticamente. ¿Qué es participar democráticamente en el aula? La democracia se acaba cuando entra en el aula, y no solo para el estudiante, sino también para el profesorado. El profesorado a su vez es consciente de cómo cada vez tiene menos posibilidades de participar democráticamente en las instituciones escolares y cómo día a día se encuentra con reales decretos y otro tipo de medidas semejantes que le dicen qué tiene que hacer, sin antes haber podido expresar sus opiniones y votar. Al profesorado se le dicen todas las materias que son importantes, todos los contenidos que son importantes y, además, cada vez más desgranados, como sospechando de sus capacidades y de la formación recibida. Cuando miras el real decreto de los contenidos obligatorios en el sistema educativo, ¿qué autonomía tienes como profesor ahí? En esas órdenes ministeriales se le indica con todo detalle un programa de contenidos, objetivos, competencias, estándares de rendimiento, criterios de evaluación que considero que es imposible de llevar a la práctica. Se presupone que todo aquello es posible y debe llevarse a buen puerto. Segundo, dadas estas exigencias y la burocracia con la que se acompaña su seguimiento y evaluación, las editoriales de libros de texto tienen mayores facilidades para vender los libros de texto “salvíficos” que ofrecen incluso con el visto bueno de la Administración y por tanto con una pretendida utilidad y calidad de la que en realidad carecen. Manuales que a su vez sirven para que las familias puedan hacer un seguimiento de lo que hacemos en el aula, para vigilar e imponer contenidos culturales dogmáticamente. En la práctica de lo que se trata es de abarcar de todo un poquito, o sea, que no acabas sabiendo de nada. Lo que se estudia en una gran mayoría de aulas sirve solo para acumular datos, informaciones, pero que el alumnado valora solo porque con ellos avanza de curso en curso, pero sin saber su verdadera utilidad y funciones, sin ayudarle a transformar esos conocimientos en sabiduría, o sea, en un conocimiento reflexivo, fruto de un ejercicio de contraste con muchas otra informaciones diferentes y divergentes que sometemos a análisis crítico, sobre el que ejercitamos nuestras capacidades críticas. La autonomía docente te la quitan. La Administración te impone todo lo que tienes que enseñar y, además te especifica que las evaluaciones del rendimiento de cada estudiante tienen que ser cuantitativas de cero a diez. Te obligan a cuantificar un proceso educativo con exámenes, pero es una trampa. Para salir del paso, por ejemplo, pones un examen con diez preguntas, si el estudiante responde diez le das sobresaliente, si cinco tiene un cinco, si responde cuatro, suspendió. ¿Eso significa que sabe un cuatro de matemáticas o un siete de historia? No sé lo que significa eso. Una persona que sabe siete en historia, ¿qué significa ese siete? Tradúcelo a un lenguaje comprensivo. En realidad, lo que está pasando es que las nuevas reformas educativas abandonaron realmente lo que antes llamábamos el currículum abierto y flexible y la evaluación continua, forzándonos a inventarnos un algoritmo, una fórmula que te da como resultado siete, pero eso no significa que eso sea lo más interesante, relevante o que esa persona tenga una comprensión histórica, una capacidad de análisis o crítica histórica equivalente a ese guarismo, nada de eso. Ahí se acaba la autonomía de los profesores. Y la autonomía del alumnado, ninguna. En el mejor de los casos tienen dos materias optativas y deben escoger una. O cuando va avanzando y quiere hacer medicina, su autonomía es exclusivamente la de elegir un bachillerato que le ayude a lograr la admisión en esa carrera.

El problema es que todas las palabras más poderosas y motivantes con las que se trata de convencer a la ciudadanía de que los gobiernos lo hacen bien, se distorsionan, resignifican o vacían de significado. La palabra democracia se transforma en un mantra, un concepto vacío y, por tanto, con el peligro de que en la realidad práctica este tan costoso logro cívico desaparezca, porque ¿qué democracia puede haber con un sistema educativo donde el libro de texto sigue siendo hegemónico? Con una única fuente informativa es imposible educar personas críticas, porque la crítica supone e implica que consultas fuentes informativas de todo tipo, muy diferentes. Es decir, cuando lees la prensa, eliges entre muchos periódicos: Diario.es, Okdiario, el ABC, El País, Público, La Vanguardia, Infolibre, etc., estás viendo que sobre una información hay diferentes interpretaciones. El ejercicio de la crítica es cuando te ves instado con todo ese conjunto de informaciones a determinar qué es lo que más te convence, dónde están los argumentos de mayor peso para que este hecho sea interpretable de una forma y no de la otra; aprendemos y perfeccionamos nuestras capacidades críticas. Sin embargo, el recurso a una sola fuente informativa es lo siempre hicieron las religiones, imponer la Biblia, el Corán, la Tora, etc. supone educar personas dogmáticas, porque las religiones siempre tienen un libro donde se contienen las verdades reveladas por la divinidad, los dogmas. No puedes contrastarlo con otros libros construidos por seres humanos que somos falibles, tenemos lagunas informativas, sesgos, prejuicios, intereses, etc. que vehiculizamos en nuestras producciones y que solo el ejercicio de la crítica nos permite ir modificando y puliendo.

I. S.: ¿Cree que es posible alcanzar una democracia plena sin que tengamos un sistema educativo democrático?

J. T.: Conseguir una auténtica democracia sin un sistema educativo democrático es muy difícil. En uno de mis últimos libros, Políticas educativas y construcción de personalidades neoliberales y neocolonialistas, mi motor principal gira un poco en torno a ello. En pensar, analizar e investigar cómo los sistemas educativos junto con los grandes poderes mediáticos nos están educando la mirada, tratan de condicionarnos acerca de lo que podemos pensar, sobre todo aquello sobre lo que podemos y debemos interrogarnos y, de este modo, nos ayudan a construir criterios acerca de lo que es lo objetivo, obvio, natural, la normalidad, etc. y cómo debe ser una realidad y un mundo mejor. Cuando las personas compartimos un sistema educativo diseñado sin ser consecuencia de una real participación de la ciudadanía, sin debates democráticos y sin datos e informaciones relevantes, salvo los ofrecidos por grandes organizaciones internacionales neoliberales y colonialistas, como la OCDE, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, etc. acabamos por pensar y compartir como realidad obvia, lógica, natural, deseable,  cosas que no son ni obvias, ni lógicas, ni naturales, ni desinteresadas. El pensamiento hegemónico así construido pasa a operar como una especie de gafas que nos permites ver solo una determinada realidad y unos juicios de valor coherentes con la ideología y fines de quienes diseñaron y graduaron dichas gafas; el resto de la realidad se nos oculta o se nos deforma y distorsiona convirtiéndose en algo indeseable y que debemos de mudar inmediatamente.

Jurjo TorresEn los años 80 empecé a trabajar sobre análisis de los libros de texto, ver qué realidades, qué colectivos sociales, qué parcelas del mundo, qué interpretaciones de la realidad estábamos presentando como existentes y, por tanto, que estábamos legitimando, mostrándolas como las únicas válidas, las deseables y buenas, todo lo que merece la pena. Y, por lo tanto, implícitamente, qué realidades, saberes, comportamientos y aspiraciones no los son, todo lo que no es deseable, justo, necesario, cierto, etc. A partir de aquellas investigaciones sobre los contenidos de los libros de texto empleados en las aulas empecé a construir un cuadro que rotulé como las “culturas visibles e invisibles”, donde mostraba qué realidades y voces aparecían en los libros, de qué mundo se hablaba y de cual no. Ese cuadro lo vengo reproduciendo en muchas de mis obras, porque claro, es una línea de investigación que sigo manteniendo, pero cuando cualquier lector o lectora lo mira en detalle, puede constatar como periódicamente introduzco en él modificaciones. En mis últimas publicaciones, ese cuadro de las culturas visibles e invisibles cada vez subraya un mayor número de realidades que no aparecen. ¿Eso qué significa?, ¿que antes aparecían y ahora no? No, significa que, antes, ni yo mismo las veía, no formaban parte de mi consciencia.  Yo miraba aquello, analizándolo con los marcos teóricos, las metodologías, técnicas y la formación que había recibido, lo que me permitía ver unas determinadas realidades, pero me dificultaba e imposibilitaba pensar en otras que no estaban y que deberían estar, como son la realidad de niñas y niños que están escolarizados en nuestros sistemas educativos pero cuya visión se nos distorsiona, mutilando realidades que además, por no ser hegemónicas, son vividas de manera conflictiva por quienes no visibilizamos y no tomamos en consideración. A medida que vas adquiriendo más formación y experiencia, tratando siempre de contemplar críticamente todo lo que te rodea, la capacidad de análisis va aumentado, lo que te permite ver que faltan realidades que no están reflejadas en los textos escolares, pero que deberían estar. Lo que estoy hablando en todo momento en esos cuadros es de personas que están sentadas en las aulas, pero aquellas personas que entran dentro de esas categorías invisibles, ellas mismas son conscientes de que su mundo está siendo ocultado, menospreciado, que su mundo no es explicado. Todos miramos en los libros dónde estamos nosotros. Hay muchos estudiantes en las aulas que dicen, no hay ningún estudiante transexual en los libros, no hay familias divorciadas, no hay personas sin papeles, ni refugiados, ni de etnia gitana ni de otras etnias minoritarias; su mundo ¿dónde está?, ¿por qué cuando los vemos los etiquetamos como ilegales, incultos, ignorantes, etc.?, ¿por qué son fácilmente valorados como fracasados escolares?, …

El mundo de la educación en España sigue estando dominado por la religión católica y la prueba es que la gran mayoría de las editoriales de libros de texto y de material escolar son propiedad de órdenes religiosas y de empresas católicas. Y en un contexto semejante aquellas pocas editoriales que no controlan en cuanto a propiedad, como Santillana o Anaya, cuando las analizamos producen libros de texto con el mismo tipo de sesgos y censuras informativas que las católicas. La razón principal de esa cultura así censurada con la que trabaja el alumnado y el profesorado en las aulas radica en que la Iglesia controla los colegios privados y concertados, que es donde están escolarizadas todos los hijos e hijas de las clases altas y medias-altas, y como las editoriales no religiosas quieren vender libros allí, pues acaban por incorporar la misma religiosidad en sus libros. No hay mayores diferencias en las cosmovisiones ofrecidas por una red de editoriales de Santillana que en cualquier libro de SM, que es una editorial marianista que en los objetivos de su negocio empresarial proclama con claridad que se dedican a editar libros de texto precisamente para promover las visiones de la realidad y promover los valores católicos, apostólicos y del Vaticano en el mundo.

Si en realidad queremos educar un tipo de ciudadanía más cosmopolita, democrática, informada, optimista, justa, inclusiva y comprometida con la sustentabilidad del planeta, precisamos diseñar e implementar un sistema y reforma educativa coherente con esas finalidades. Urge una política educativa que confíe más en el profesorado, que  no se base en la cultura de la sospecha y de una pretendida incapacidad y negligente formación docente.

Los poderes neoliberales y conservadores piensan que el profesorado está mal preparado, lo que le convierte en un conjunto de seres inútiles, salvo que les ofrezcamos recursos didácticos que le diga todo lo que tiene que hacer en las aulas, materiales que están diseñados como protocolos a seguir ciegamente. No olvidemos que el libro de texto del alumno está acompañado del correspondiente “libro del profesor”, y que la diferencia entre ambos es que en el del profesor aparecen las respuestas a los ejercicios que les ponemos y exigimos hacer al alumnado. Los Simpsontienen un capítulo maravilloso sobre los libros de texto y la desprofesionalización que promueven, sobre cómo los profesores dejan de dar clase cuando Lisa les oculta los libros del profesor y éstos se niegan a dar clases porque no saben las soluciones de los problemas. Una denuncia de este tipo ya nos dice mucho de la falta de democracia y de las carencias y necesidades de un sistema educativo que desconsidera la formación del profesorado y los programas de actualización de los cuerpos docentes en ejercicio; de las modas tecnocráticas que impone como solución a los problemas, necesidades y finalidades que diagnostican los gurús económicos, políticos y sociales que avalan las organizaciones internacionales economicistas. La cultura de la evaluación cuantitativa, de la accountability de las auditorías dirigidas a reorientar las finalidades de los sistemas educativos y a reeducar al profesorado para transformarlo en técnicos que hacen lo que se les manda para promover y producir desde las primeras etapas educativas hasta las universitarias una formación, competencia, capacitación y conocimientos imprescindibles para promover, reproducir y consolidar modelos económicos, laborales neoliberales, neocolonialistas y conservadores; para apropiarse de los centros de investigación y de las líneas de investigación que se consideran más prestigiosas y así generar los saberes y técnicas imprescindibles para sus negocios, pero cuyos efectos secundarios son formar personas desocializadas, productores y consumidores acríticos, egoístas incapaces de primar los bienes comunes, los intereses colectivos.

En estos momentos tenemos unas carreras universitarias donde el alumnado cursa cada año 15-16 materias en forma de pildoritas que impiden la integración entre ellas, cruzar conocimientos y procedimientos de distintas áreas de conocimiento para poder vislumbrar relaciones de saber y poder, para impedir análisis que den respuestas a interrogantes de las líneas de conocimiento e investigación que se promueven como urgentes y salvíficas.  Vemos así, como se están construyendo jerarquías políticamente interesadas entre áreas de conocimiento y disciplinas. Las ciencias experimentales, matemáticas e ingenierías se colocan en el vértice de la pirámide; las áreas y títulos académicos de mayor prestigio y poder. Por el contrario, las humanidades, las artes, las ciencias sociales pasan a convertirse en las titulaciones prescindibles, a las que se les otorga menor valor y por tanto las que van a recibir menos apoyo público y menor financiación, para transferir los recursos que aquí serían imprescindibles a aquellas facultades y titulaciones mejor valoradas. La apuesta y urgencia de programas basados en la interdisciplinariedad se vuelven imposibles.

La formación sirve para que tengas un título, por tanto, estudiantes y profesorado van a acomodar sus esfuerzos y su trabajo a hacer lo que les dictan programas oficiales y libro de texto o recursos equivalentes. Lógicamente hay excepciones, hay grupos de estudiantes y de docentes que tienen otra concepción más política, que se preocupan por ayudar a resolver problemas comunes, que tienen en su mente contribuir a construir saberes liberadores y empoderadores de los colectivos sociales más desfavorecidos; que entran en contacto con otras perspectivas culturales y dinámicas sociales y políticas más comprometidas con la libertad y la justicia. Cuando destaco de los aspectos más negativos de lo que acontece dentro de las aulas, hablo de la tónica mayoritaria. Por supuesto que hay muchas excepciones, muchas resistencias y ejemplos de que es posible otro tipo de educación al servicio de la ciudadanía; no para anular las dimensiones que son imprescindibles para ejercicio de sus derechos y deberes cívicos y democráticos.

I. S.: Los medios de comunicación y la Iglesia ya no solo se atañen a sus áreas de trabajo, sino que han colonizado también los libros escolares a través de sus editoriales. ¿Qué peligros tiene para la construcción epistemológica de la sociedad que las principales fuentes de información en el sistema educativo, medios de comunicación e Iglesia, estén prácticamente monopolizadas?

J. T.: Los medios de comunicación y el mundo de las editoriales eran hace pocas décadas todavía un mundo mucho más diversificado. Pero el capitalismo neoliberal funciona también como motor para que todas las editoriales pasen a tener el mismo propietario, obviamente, las grandes empresas monopolísticas que, de esta manera, no solo obtienen mayores beneficios económicos pues eliminan a la competencia, sino que también pasan a controlar el mercado de los simbólico, imponiendo las líneas, temas y contenidos de las publicaciones, para tratar de cortocircuitar aquellos conocimientos, marcos teóricos y metodologías que pueden contribuir a poner en cuestión sus privilegios y ventajas políticas. El control de las ortodoxias de sus publicaciones nos recuerda, pero superando incluso en eficacia a las censuras que imponía en siglos pasados la Santa Inquisición de la Iglesia católica. Vas a cualquier feria del libro de Madrid o de cualquier ciudad y país y ves que las grandes editoriales, representantes de los grandes poderes económicos y políticos controlan la mayoría de las casetas. No obstante, todavía dejan unos pequeños reductos para que las editoriales más pequeñas y comprometidas con el pensamiento de izquierdas, más progresista, donde publican aquellas personas de los que nadie va a hablar públicamente, porque no van a aparecer como recomendaciones en los grandes medios de comunicación como El país, La Vanguardia, ABC, La Razón, la Cadena SER, etc., ni tampoco en las revistas de divulgación que ocupan los kioskos de prensa ni los escaparates de las librerías. Estas cuestiones son clave, debemos ser conscientes de que los grandes medios controlan las editoriales y que cada vez se concentran más. Incluso para despistar y dar la sensación de que existen muchas editoriales, las subdividen en pequeñas editoriales, pero para hacerle creer al consumidor que hay mucha diversidad de editoriales y de discursos. Si analizas con mayor detenimiento vas viendo que no, que ahí es donde está el gran control, en las editoriales y sus producciones y en el control de lo que se vende en las librerías. En las grandes librerías siempre ves los mismos libros porque las editoriales que los lanzan y promocionas hacen más descuentos al librero o al lector, o porque los medios de comunicación anuncian y llegan a convencernos de que esos libros son imprescindibles, de gran calidad e interés; simultáneamente, muchos otros libros quedan invisibilizados y ninguneados sin llegar ni a ser abiertos.

A la Iglesia católica en diversas épocas le pasó lo mismo. Era diferente la Iglesia de finales de la dictadura con el cardenal Tarancón, donde los fascistas pintaban en las calles «Tarancón al paredón», porque sectores importantes de aquella curia avalaban y promovían la teología de la liberación que había empezado durante el Concilio Vaticano II, y muy especialmente con las luchas sociales y políticas de los movimientos de la teología de la liberación latinoamericanos. El Vaticano poco a poco fue frenando esas líneas de pensamiento y acción y se fue convirtiendo en un bunker de la extrema derecha, al igual que lo había sido durante la dictadura franquista o pinochetista. En nuestro país, la dictadura de Franco va de la mano de la Iglesia católica que es la que bendice todo, la que santifica todo y a la que el franquismo le encarga el control de la ortodoxia fascista y de un catolicismo ritualista e inquisitorial. No podemos olvidar que el franquismo le encargó a esa iglesia fascista la ortodoxia de la cultura y aprendizajes escolares e, inclusive, de los medios de comunicación, documentales y películas. Eran los censores de la Iglesia quienes ponían el nihil obstat en los libros de aquella época, quienes declaraban que los contenidos de los libros eran respetuosos de la ortodoxia católica, por tanto, que se podían consultar y leer, mientras otros libros se prohibían y destruían. Tengamos presente que los gobiernos conservadores del Partido Popular volvieron a recuperar y a poner a su lado a la iglesia católica más reaccionaria y fundamentalista, convirtiendo la Religión en una asignatura de oferta obligatoria, permitiéndole a la Conferencia Episcopal la selección del profesorado para impartirla, e imponer los contenidos, modelos didácticos y de evaluación de los contenidos de esa disciplina. De este modo se produce otro efecto secundario todavía más pernicioso, si cabe. El alumnado estudia en las aulas de religión católica explicaciones sobre la condición humana, los acontecimientos y conflictos sociales, catástrofes ambientales, injusticias de todo tipo que para nada pueden contrastar científicamente y con rigor tomando en consideración las teorías y paradigmas con los que trabaja la ciencia. Así, por ejemplo, si a una persona le diagnostican un cáncer o lo despiden del trabajo que explicaciones puede manejar un estudiante que curse religión: ¿Es un castigo divino? ¿Es una prueba de la divinidad para comprobar nuestra fe? ¿Es una injusticia laboral? ¿Es consecuencia de un modelo económico que principalmente busca obtener mayores ganancias o dudando en envenenar a la población?, etc. Es muy difícil ejercitar la razón frente a una fe ritualista y dogmática.

Jurjo Torres SantoméUna de las herramientas más importantes que tuvo el movimiento feminista para dejar de ser consideradas como seres inferiores, casi como subhumanos, para justificar la lógica de su subordinación y de su cosificación cual marioneta de los hombres, y para que esa concepción y las conductas derivados de su inferiorización, hoy en día sean consideradas como un delito en casi todas las partes del mundo, fue la de lograr desmontar con éxito todo el conocimiento patriarcal y homófobo que habíamos construido e interiorizado con la ayuda de las instancias de poder, por consiguiente, también desde las instituciones escolares. Los hombres no les teníamos manía a las mujeres por ser mujeres, les teníamos manía cuando se comportaban y se consideraban con capacidades que la Ciencia y la religión nos decía que no tenían. Desde la Ciencia, hablando científicamente se razonaba tal que así: si las mujeres por naturaleza, genéticamente no son seres suficientemente racionales, ¿cómo las voy a tratar de igual a igual? Tuve profesores en la Universidad, en Psicología, en materias como psicometría, estudiando el mundo de los test, donde cuando el alumnado que estábamos más politizado decíamos que hombres y mujeres éramos iguales, él profesor nos respondía muy serios llamándonos la atención y acusándonos de ideólogos. Él nos decía yo soy científico, aplico test por todas partes -algo que era cierto pues era dueños de una empresa destinada a aplicar baterías de test al alumnado de los colegios privados. Nos argumentaba diciendo que las mujeres en razonamiento espacial eran muy limitadas, que sus capacidades espaciales eran casi nulas. Nos insistía, ustedes pregúntenle a cualquier mujer dónde está su derecha y dónde está su izquierda, y ya verán como dudan. Efectivamente, en aquel momento era así con demasiada frecuencia, pero la verdadera explicación científica era que no practicaban deporte, por tanto, ¿cómo iban a desarrollar ese pensamiento espacial? Y continuaba diciendo, en razonamiento lógico-matemático son también muy limitadas, inferiores; algo creíble en aquellos años porque ellas no cursaban esas materias científicas y experimentales con las mismas exigencias que a los chicos; ellas debían estudiar asignaturas más femeninas, como manualidades, corte y confección. El franquismo destinó a las mujeres al hogar mediante la ley de Educación Primaria que diseñó y aprobó en 1945, decretando que su destino y lugar eran los asuntos y labores domésticas. Decía también aquel profesor que en lo único en que hombres y mujeres éramos más o menos parecidos era en las habilidades lingüísticas, que incluso con cierta frecuencia obtenían mejores resultados en los tests de capacidades y habilidades lingüísticas, que llegaban a superar las puntuaciones logradas por los hombres. Era la forma de decirte que el insulto que se usaba contra las mujeres, de que eran cotillas era algo avalado incluso por la Ciencia; que como siempre están hablando y “cotorreando”, pues terminan desarrollando con más éxito esa dimensión, la inteligencia lingüística. Este creo que es un ejemplo suficientemente claro de cómo se construye y se legitima como normal lo que es el resultado de un determinado y concreto proceso y filosofía educativa sexista, discriminadora. No obstante, es lógico, normal, de sentido común, asumir que puede haber diferencias, porque una cosa es que tengas capacidad para algo y otra es que la desarrolles. Si tenemos un sistema educativo que no facilita o no permite desarrollar lo que va a ser medido, lógicamente acabáremos justificando la inferioridad como algo genético, derivado de los talentos con los que nos dotan los dioses. Poco a poco se nos olvida asumir y ser conscientes de que los resultados de la aplicación de tests y de baterías de pruebas y escalas son una construcción social y política que hace la sociedad hegemónica para justificar sus privilegios.

Las clases sociales privilegiadas utilizaron, instrumentalizaron siempre muy bien el conocimiento, porque el poder y la dominación se imponen primero por la fuerza, pero a medio y a largo plazo no puedes tener un ejército detrás de cada sector de la población, de cada grupo social. El control del conocimiento es mucho más eficaz, es una estrategia a la que también recurrió la Iglesia cuando los poderes económicos y políticos invadieron y colonizaron lo que estaba fuera de nuestras fronteras. Primero llegaban el ejército y la Iglesia, y una vez que la Iglesia ejercía su magisterio sobre la base de informaciones e interpretaciones de la realidad manipuladas e interesadas políticamente, los ejércitos podían regresar a casa. Entre la Iglesia y la escuela que montaba esa Iglesia convencían a los colonizados de que eran por naturaleza seres inferiores y que, si aspiraban a llegar a ser igual que nosotros, tenían que hacer lo mismo que nosotros. Al alumnado se le insta al olvido políticamente significativo, a renunciar a sus saberes y tradiciones, a sus costumbres. Las epistemologías del sur, en expresión de Boaventura de Sousa Santos, se infravaloraban y negaban, al igual que los conocimientos que construían. Las instituciones que controlaban el conocimiento oficial eran la Iglesia católica y las escuelas católicas, lo que les otorgaba un enorme poderío y superioridad para tomar decisiones, aconsejar y valorar. Lo curioso es que las situaciones de dominación se construyeron de manera semejante, pero esto es algo que las nuevas generaciones ignoran.

Hoy es mucha la preocupación de los grandes poderes económicos, políticos y religiosos por la educación, por ponerla de su lado, al servicio de sus intereses y aspiraciones. Esto explica la creación de instituciones socio-políticas comparativistas con un desmesurado poder como, por ejemplo, la OCDE. Llevo décadas diciendo que la OCDE es el ministerio de educación del planeta tierra, aunque es más riguroso decir que para Europa y América del Norte, pues para Latinoamérica, Asia y África, quizá lo sea el Banco Mundial, que es quien les viene a brindar créditos y ayudas económicas, pero con condiciones. Y entre las condiciones siempre está el control de la educación. En lo que llevamos del siglo XXI, los países, a la hora de ver si tienen o no un buen sistema educativo, solicitan la colaboración de la OCDE y le encargan la aplicación de pruebas de evaluación estandarizadas como es PISA. Pero, ¿qué miden?, ¿y qué no evalúan, a qué dimensiones no le prestan atención? En mi libro La justicia curricular, tengo un cuadro que construí con los focos de atención que vigila y mide PISA y con las dimensiones no mide PISA. Un cuadro que ocupa un folio por completo, pero en el que solo las tres primeras líneas reflejan los intereses de PISA, o sea las competencias en ciencias experimentales, matemática y comprensión lectora y en las dos últimas aplicaciones, la educación financiera; el resto de las líneas del folio con lo que desconsidera e ignora, por no decir lo que no considera de interés en la formación de las nuevas generaciones.

En los últimos años la OCDE también comenzó a preocuparse por la formación del profesorado, sus competencias profesionales mediante la aplicación de la prueba TALIS (Teaching and Learning International Survey), pero tomando como referencia las puntuaciones del alumnado en los tests de PISA. TALIS y PISA operan cual constructo político y técnico para redirigir las políticas educativas de todos los países en la misma dirección, al servicio de un tecnocapitalismo, de un biocapitalismo, cuyo modo de operar es relegando al ser humano a un lugar secundario, colocando los intereses de las grandes corporaciones financieras capitalistas y de sus procesos de acumulación de riqueza y de poder como razón de cualquier toma de decisiones, por tanto, también de cómo deben ser y comportarse los sistemas educativos.

Cualquier analista viene desde hace tres décadas observando cómo se trata de incidir en aquella formación y en los programas de actualización del profesorado con mayor potencial para redirigir las “vocaciones”, los intereses del alumnado hacia las carreras agrupadas bajo el acrónimo STEM (ciencias, tecnologías, ingenierías y matemáticas), para lo que utilizan como zanahoria los resultados de las pruebas comparativistas internaciones como PISA. Toda la formación docente, así como las necesidades del alumnado para una mejor formación humanística, filosófica, en el ámbito de las artes y de las ciencias sociales son completamente ignoradas. A finales de diciembre de este año PISA nos ofrecerá los resultados de su última aplicación de PISA, nos lanzarán los datos organizados cual bomba informacional, que diría Paul Virilio, llamándonos la atención y tirándonos de las orejas porque no desarrollamos de manera adecuada las competencias científicas, matemáticas y financieras de nuestro alumnado. La OCDE mediante PISA nos dice en qué consiste realmente un sistema educativo de calidad, de excelencia, pero exclusivamente desde su punto de vista economicista, neoliberal. No le preocupa para nada la democracia ni la justicia social ni la educación de ciudadanas y de ciudadanos comprometidos con el bien común.

Nuestro sistema educativo está controlado por grandes empresas y corporaciones multinacionales de todo tipo. Preocupa la educación, pero solo en función de sus intereses. Su obsesión es construir un capitalismo cognitivo muy rentable, es decir, capacitar seres humanos para vivir en sociedades informacionales donde el conocimiento es valioso únicamente en la medida en que se puede convertir en poder económico y político; un mundo en el que se instrumentaliza y privatiza de todo el sistema educativo, desde las etapas de la Educación Infantil hasta la Universidad, estimulando y produciendo aquel conocimiento que los grandes capitales económicos y financieros precisan, mientras que todo el que no necesitan pasa a ser infravalorado como una pérdida de tiempo improductiva.

Como ciudadano de izquierdas, comprometido con la defensa de lo público como se está produciendo una muy peligrosa concentración monopolística de editoriales y revistas científicas con enorme influencia en los sistemas de educación y de investigación. La privatización de las redes que controlan la información, el pensamiento y por tanto las subjetividades de las personas, es una de las mayores amenazas que tiene el modelo de sociedad democrática, solidaria, justa y fraternal que venía operando como el principal objetivo y motor para construir otro mundo mejor, más humano.

I. S.: ¿Qué incidencia tiene sobre el desarrollo de la sociedad que determinados conocimientos sean hegemónicos y que el restante sea invisibilizado o inferiorizado?

J. T.: El conocimiento que se promociona, valoriza y revaloriza es aquel que mejor funciona para el mantenimiento y la reproducción del mundo neoliberal, de los intereses y negocios egoístas y depredadores que posibilitan que una minoría de personas supermillonarias cada año acumule, concentre más poder económico, político, militar y social. Concentración que se produce, explotando, marginando y excluyendo día a día a un mayor número de personas que muy a duras penas sobreviven sin poder atender a sus mínimas necesidades. Por el contrario, el conocimiento más invisibilizado, menos promocionado, al que menos recursos públicos y privados se destinan es todo aquel con posibilidades de cuestionar los efectos secundarios, las terribles injusticias derivadas de los modelos de producción y consumo neoliberal, de todo aquel conocimiento capaz de interrogarse por las razones de un mundo con ingentes cantidades de personas que viven en la pobreza, de países excluidos que funcionan mientras el primer mundo puede explotar y beneficiarse de sus minerales, tierras, recursos humanos, etc. Los saberes y conocimientos con capacidad para responder a los interrogantes acerca de las injusticias del mundo del presente son ocultados e inferiorizados; no se estimula al alumnado a profundizar en el estudio de las humanidades, de las artes y de las ciencias sociales, que son las áreas que colocan y visibilizan la diversidad de mundos y de seres humanos y los colocan en el centro de la investigación, como razón de ser de nuestros desarrollos científicos, tecnológicos, culturales, etc. Conocimientos, tecnologías y saberes con posibilidades de impedir y revertir los procesos de acumulación capitalista, de frenar la degradación medioambiental, la expoliación de recursos humanos y materiales de los países dependientes, la generación de pobreza, de exclusión y de muerte.

Siempre debemos tener presente en nuestros comportamientos y decisiones que todavía vivimos en una sociedad donde las distancias entre clases sociales aumentan, la dominación colonialista y neocolonialista sigue existiendo. Tenemos demasiados mantras explicativos, discursos sesgados, manipulados que convencen a mucha población de su inferioridad, que los culpabilizan individualmente de sus fracasos educativos, sociales, económicos, políticos que están siendo generados por un mundo en el que las reglas de juego son sumamente injustas. Pensemos, por ejemplo, en uno de los eslóganes fundamentales de esta individualización de los fracasos de las personas que lanzó Margaret Thatcher en los ochenta, y luego José María Aznar en España, la cultura del esfuerzo. Quien no rendía escolarmente o como emprendedor o trabajador era porque no se esforzaba. Así simplistamente se ocultaban las estructuras económicas, sociales, culturales y políticas que generaban esos efectos secundarios perversos, el fracaso humano. Los seres humanos siempre nos esforzamos por aquello que nos interesa, por lo que estamos motivados. Y no nos esforzamos por lo que no nos interesa o no entendemos. Fue un mantra maravilloso que metió de tapadillo que ya vivimos en una sociedad en la que hay igualdad de oportunidades, y si ya hay igualdad de oportunidades, las diferencias entre los seres humanos tienen que ver con el esfuerzo o con algo genético. Nos convencen de que quien fracasa es por “su” culpa y ocultan que el capital cultural y económico de las familias es determinante en el éxito escolar; algo que incluso reconoce hasta PISA, aunque no lo publicitan. ¿Por qué el fracaso escolar se da en los barrios deprimidos mayoritariamente?, ¿por qué en los grandes colegios privados y concertados no hay prácticamente fracaso escolar? Vas viendo y parece que este país cree que ya no existen clases sociales. El éxito del neoliberalismo se asentó sobre la distorsión que se promocionó para convencernos del fracaso y del sinsentido de las ideologías liberadoras, como por ejemplo el marxismo, para así tratar de convencernos de que no hay clases sociales, que ahora ya somos todos iguales, las otras explicaciones más reales acerca del fracaso escolar y social por razones estructurales desaparecen. ¿Qué factores inciden sobre ese fracaso escolar? Nos dicen que elegir mal la carrera; por ejemplo, tratan de convencernos de que dedicarse a estudiar ciencias sociales, humanidades o artes, es elegir mal, pues son estudios sin salida que llevan a situaciones de desempleo, al paro.

Nos están haciendo emprendedores de nuestra propia vida que es otro de los conceptos mantra, pero un emprendimiento capitalista. Es un emprendimiento de cómo puedo inventarme algún tipo de negocio que obligue a quienes me rodean a que lo consuman; les generamos necesidades falsas pero que generan mucha riqueza en pocas manos. No es, lo que podríamos decir, el emprendimiento socialista cuyos presupuestos son radicalmente diferentes. Asumimos que vivimos en una comunidad en la que hay grandes problemas y que, por tanto, es nuestro deber y compromiso cívico ayudar resolverlos, pensar y tomar decisiones para ayudar, para ver cómo puedo poner mi conocimiento y el conocimiento de las personas que me rodean al servicio de toda la comunidad, solucionar los problemas comunitarios. La preocupación por el bien común, desaparece, queda reducido a frases de un discurso político en un momento o a una frase destinada a lograr muchos “me gusta” en Facebook, pero hasta ahí llega y se agota, la gente sigue pensando en sus negocios personales.

Soy de los que cree que la universidad pública al ritmo que va, tiene los días contados. En una conversación privada con Boaventura de Sousa Santos decíamos: todas las instituciones nacen, se desarrollan y mueren. La institución universitaria nació, se desarrolló y está en periodo agonizante, sobre todo la universidad pública, que es aquella que construye un conocimiento y forma especialistas para pensar en lo público.

I. S.: Usted es de los pocos educadores que han trabajado con la teoría de la colonialidad-modernidad en España. ¿Cómo encaja la teoría decolonial en el sistema educativo español?

J. T.: Está muy claro, el capitalismo está globalizado, es lo que rotulamos como neoliberalismo. Un sistema educativo neoliberal solo se mantiene en la medida en que los países hegemónicos, las metrópolis, formen ciudadanos con una percepción neocolonial, donde ellos se sientan superiores e invisibilicen las otras realidades y nuestras co-responsabilidades en ellas.

No podemos pasar por alto que el conocimiento construido en las metrópolis, en sus universidades, centros de investigación, fundaciones filantrocapitalistas e, incluso, en sus conventos y instituciones religiosas fueron y son de capital importancia para construir, para fundamentar y justificar jerarquías de seres humanos, de culturas y de pueblos; para invisibilizarlos y si esto no es posible, para inferiorizarlos; para convencerlos a ellos y convencernos a quienes vivimos en este denominado primer mundo que ellos son los culpables y únicos responsables de las desgracias e injusticias de las que son objeto. Por ejemplo, la gente que en España trabaja en informática o con un tipo de tecnologías semejantes lo que rara vez habrá estudiado y escuchado en las facultades en las que se especializó es en qué medida los aparatos que utilizamos están siendo producidos con recursos mineros que expoliamos en países en guerras que en el fondo son modos de comercio y explotación neocolonial, o que los chips se abaratan sobre la base del trabajo esclavista de niños en minas en el Congo que, en vez de estar en la escuela, están en las minas para sacar los minerales que nosotros necesitamos.

La tranquilidad y desculpabilización que siente la mayoría de la población de los países dominantes es el resultado de un sentido común hegemónico construido sobre la base de invisibilizaciones y distorsiones informativas y la construcción de falsas, pero interesadas jerarquías acerca del potencial de otras realidades, de la inferiorización y subordinación política y culturalmente construida de su ciudadanía.

Solo hay que preguntar a cualquier estudiante qué es lo que sabe sobre cualquier país latinoamericano, y eso que son los más próximos por la lengua y la presencia de numerosos ciudadanos de aquellos países en España; de África no saben ni el número de países en que está organizado, porqué y desde cuando, nada, excepto que allí es un buen lugar para hacer safaris, así como el espacio en el que viven y se organizan grupos terroristas que periódicamente generan masacres a lo largo y ancho del mundo. Mira las representaciones más frecuentes del mundo y comprobarás como todavía seguimos estando situados en el centro de los mapas, siempre, aun sabiendo que el planeta es como una enorme esfera y que un corte al azar apenas tendríamos posibilidades de aparecer en ese espacio central, pero siempre estamos en el centro, es el rostro visible, la imagen del eurocentrismo. Todo el conocimiento que se produce en los otras partes de mundo se desconoce, y si algo te llega, es siempre inferiorizado, como cultura popular, folklore, etc., como producto de seres subalternos.

Serán las luchas de liberación exitosas lideradas por esos grupos y pueblos subalternos las que lograrán acabar con el calificativo de “popular”, aplicado a todas sus producciones y creaciones culturales, para pasar a ser valorados como creaciones culturales, sin más, de esos pueblos, sin connotaciones jerárquicas. El conocimiento popular es la etiqueta inferiorizante que los grupos hegemónicos más poderosos aplican a todo aquello que producen los grupos sociales sin poder; pero cuando estos pueblos dominados se liberan se deja de aplicar también a sus saberes y creaciones culturales, pasando a tener un estatus similar al que ya tienen los saberes y construcciones culturales del resto de los pueblos que antes les dominaban. Se acaban las jerarquías destinadas a favorecer y legitimar situaciones de explotación y de dominación.

En una conferencia reciente exponía el ejemplo de un libro de texto publicado el año pasado y, por tanto, con plena vigencia legal, donde aparecía una ilustración con un texto que decía que un brasileño venía a Sevilla porque quería descubrir los orígenes de su civilización y a la gente que les llevó su cultura. Como te imaginarás, ¡es increíble que a estas alturas recurramos a semejantes explicaciones! En un libro de la editorial SM. Y si te preguntas, ¿cómo muchas profesoras y profesores no se dan cuenta de esto? Pues porque las políticas educativas vigentes lo distraen para pasar a vigilar las respuestas del alumnado a los ejercicios y, además, a fiarse de la información que vehiculizan los libros de texto; no se estimula y favorece leer y analizar críticamente los contenidos culturales que reflejan tales manuales. E inclusive, con una lectura rápida y superficial es fácil que considere como “lógico”, “creíble”, “obvio” ese relato colonialista. Porque el pensamiento crítico exige mucho esfuerzo, te obliga a entrar con fuentes informativas muy diferentes, a mirar detenidamente qué hay de razonable en las distintas explicaciones con los que se habla de los asuntos humanos, de la realidad.

Yo sigo insistiendo una y otra vez que en España, el profesorado de educación infantil y primaria, su formación cultural como tal, o sea, el conocimiento de historia, matemáticas, geografía, arte, filosofía, biología, música, etc. se completó, a los ojos de las Administraciones educativas y de sus políticas, cuando terminó bachillerato, porque en la Universidad sus clases son de didáctica de las matemáticas, didáctica de la historia, psicología del aprendizaje, etc., es decir, se da por supuesto que ya saben historia, matemáticas y demás asignaturas que van a impartir en educación infantil y primaria. Esa formación explica que los libros de texto estén plagados de distorsiones, de informaciones erróneas, sesgadas y politizadas que el profesorado no va a ver con facilidad. El desarrollo y potenciación de la capacidad de crítica que todos los programas de formación oficial vienen diseñando se agota en la mera formulación, acaba reducido a un eslogan que adorna y queda bien. No se favorece el debate y la necesidad de cuestionar los contenidos obligatorios que son más importantes para comprender nuestras realidades, para analizar y aprender a resolver los problemas, injusticias y necesidades con las que nos encontremos, para acabar con la desigualdad que caracteriza a nuestras sociedades. No es de recibo que estudiantes de carreras de cuatro años tengan 16-18 asignaturas por curso, lo que va a favorecer un tipo de pensamiento mosaico, fragmentado. La reivindicación de un currículum más integrado e interdisciplinar está siendo abandonada. El pensamiento disciplinar genera pensamiento en paralelo, líneas de pensamiento y análisis que nunca se entrecruzan, y esto explica como la mayoría del alumnado se siente incapaz de establecer relaciones entre diferentes disciplinas. Si no podemos ver la complejidad de la realidad poniendo en relación el conocimiento construido desde las distintas disciplinas, es muy difícil poder encontrar soluciones a los problemas cotidianos, a las situaciones opresivas e injustas que están sufriendo numerosos colectivos sociales y pueblos.

Fuente: https://iberoamericasocial.com/el-mundo-del-capitalismo-cognitivo-depende-de-la-instrumentalizacion-del-sistema-educativo/

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12 de junio: Día mundial contra el trabajo infantil

Redacción: AIM Digital

En 2019, la Organización Internacional del Trabajo celebra 100 años promoviendo la justicia social y el trabajo decente. Sin embargo, hoy en día, 152 millones de niños todavía se encuentran en situación de trabajo infantil. El trabajo infantil existe en casi todos los sectores, sin embargo, 7 de cada 10 niños trabajan en el sector de la agricultura.

Este año, el Día mundial contra el trabajo infantil examinará los avances logrados a lo largo de los 100 años de apoyo de la OIT a los países para luchar contra el trabajo infantil. También miraremos con interés hacia la Meta 8.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, la cual fue establecida por la comunidad internacional e insta a adoptar medidas inmediatas y eficaces para eliminar el trabajo infantil en todas sus formas de aquí a 2025.

 

 

Protejamos a los niños del trabajo infantil

Unos 168 millones de niños y niñas son víctimas del trabajo infantil. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) lanzó el “Día mundial contra el trabajo infantil” en 2002 para concienciar acerca de la magnitud de este problema y aunar esfuerzos para erradicar esta realidad. El 12 de junio de cada año tenemos la oportunidad de fomentar y coordinar las iniciativas de los gobiernos, las patronales y sindicatos, la sociedad civil, los medios de comunicación y muchos otros actores locales, como escuelas y ayuntamientos, en la lucha contra el trabajo infantil.

En 2015, los dirigentes mundiales adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que incluían un renovado compromiso para acabar con el trabajo infantil. En particular, la Meta 8.7, hace un llamamiento a la comunidad internacional para “adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de seres humanos, y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, para 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas”.

Los niños deberían trabajar en sus sueños, no en el campo

Los niños no deberían trabajar en el campo, sino en sus sueños. Sin embargo, hoy en día, 152 millones de niños todavía se encuentran en situación de trabajo infantil. Aunque esto ocurre en todos los sectores, 7 de cada 10 niños en situación de trabajo infantil pertenecen al sector de la agricultura.

Este 2019, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) celebra 100 años promoviendo la justicia social y promoviendo el trabajo decente. La celebración de este día examinará los avances logrados a lo largo de los 100 años de apoyo de la OIT a los países para luchar contra el trabajo infantil. Desde su fundación en 1919, la protección de los niños se ha inscrito en la Constitución de la OIT (Preámbulo). Uno de los primeros convenios adoptados por la OIT se refería a la edad mínima en la industria (Convenio núm. 5, 1919).

Asimismo, este año miraremos con especial interés hacia la Meta 8.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para eliminar el trabajo infantil en todas sus formas de aquí a 2025. Para fomentar la Alianza 8.7 Disponible en inglés, que tiene como objetivo catalizar la acción para lograr dicha meta, solicitamos que se tomen dichas medidas para llevar a cabo los últimos desafíos, de modo que la comunidad mundial pueda avanzar firmemente hacia la eliminación del trabajo infantil. Un informe de la OIT Disponible en ingléspublicado recientemente allana el camino para los enfoques y respuestas en materia de políticas.

Este 2019 es, además, el vigésimo aniversario de la adopción del Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil de la OIT, 1999 (núm. 182). Con la pequeña ausencia de algunos países que aún no lo han revalidado, este Convenio está cerca de la ratificación universal. En este Día, pedimos la plena ratificación y aplicación de este convenio y del Convenio de la OIT sobre la edad mínima, 1973 (núm. 138); así como la del Protocolo de 2014 del Convenio sobre el trabajo forzoso, que protege tanto a los adultos como a los niños.

¿Qué se entiende por trabajo infantil?

El trabajo infantil pone en riesgo a los menores y viola tanto el derecho internacional como las legislaciones nacionales. Priva a los niños de su educación o les exige asumir una doble carga: el trabajo y la escuela. El trabajo infantil, que debe ser eliminado, es un subconjunto de actividades laborales llevadas a cabo por menores de edad e incluye:

Las «incuestionablemente» peores formas de trabajo infantil, tales como la esclavitud, o prácticas similares, y el uso de niños en la prostitución u otras actividades ilegales.

El trabajo hecho por los niños menores de la edad legal para ese tipo de tareas, tal y como se establece en las legislaciones nacionales de acuerdo con los estándares internacionales.

En la actualidad, cerca de 168 millones de niños trabajan en el mundo, muchos a tiempo completo. Ellos no van a la escuela y no tienen tiempo para jugar. Muchos no reciben alimentación ni cuidados apropiados. Se les niega la oportunidad de ser niños. Más de la mitad de estos niños están expuestos a las peores formas de trabajo infantil como trabajo en ambientes peligrosos, esclavitud, y otras formas de trabajo forzoso, actividades ilícitas incluyendo el tráfico de drogas y prostitución, así como su participación involuntaria en los conflictos armados.

El Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), guiado por los principios consagrados en el Convenio núm 138 sobre la edad mínima y el Convenio núm 182 sobre las peores formas de trabajo infantil de la OIT, trabaja para alcanzar la abolición efectiva del trabajo infantil.

Estándares laborales

Uno de los principales objetivos que se fijaron para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) cuando se fundó en 1919 fue la abolición del trabajo infantil. Desde una perspectiva histórica, el principal instrumento de la OIT para alcanzar el objetivo de la abolición efectiva del trabajo infantil ha sido la adopción y la supervisión de los estándares laborales en los que se aborda el concepto de edad mínima de admisión al empleo o al trabajo. Además, desde 1919, el principio de que las normas relativas a la edad mínima deberían ir asociadas a la escolarización ha formado parte de la tradición normativa de la OIT en esa esfera. En él Convenio núm. 138 se establece que la edad mínima de admisión al empleo no deberá ser inferior a la edad en que cesa la obligación escolar.

La adopción por la OIT diez años después del Convenio núm. 182 consolidó el consenso que existía a escala mundial en torno a la eliminación del trabajo infantil. Este instrumento estableció los objetivos más concretos que tanto se necesitaban, sin abandonar el objetivo general expresado en el Convenio núm. 138 de la abolición efectiva del trabajo infantil. Además, el concepto de las peores formas contribuye a fijar prioridades y puede servir como punto de partida para abordar el problema principal del trabajo infantil. El concepto también ayuda a prestar atención a los efectos del trabajo en los niños y al tipo de trabajo que realizan.

El trabajo infantil, prohibido en el derecho internacional, queda comprendido en tres categorías, a saber:

Las formas incuestionablemente peores de trabajo infantil, que internacionalmente se definen como esclavitud, trata de personas, servidumbre por deudas y otras formas de trabajo forzoso, reclutamiento forzoso de niños para utilizarlos en conflictos armados, prostitución y pornografía, y otras actividades ilícitas.

Un trabajo realizado por un niño que no alcanza la edad mínima especificada para ese tipo de trabajo (según determine la legislación nacional, de acuerdo con normas internacionalmente aceptadas), y que, por consiguiente, impida probablemente la educación y el pleno desarrollo del niño.

Un trabajo que ponga en peligro el bienestar físico, mental o moral del niño, ya sea por su propia naturaleza o por las condiciones en que se realiza, y que se denomina «trabajo peligroso»

Datos y cifras

En todo el mundo, 218 millones de niños de entre 5 y 17 años están ocupados en la producción económica. Entre ellos, 152 millones son víctimas del trabajo infantil; casi la mitad, 73 millones, están en situación de trabajo infantil peligroso.

En términos absolutos, casi la mitad del trabajo infantil (72 millones) se concentra en África; 62 millones en Asia y el Pacífico; 10,7 millones en las Américas; 1,1 millones en los Estados Árabes; y 5,5 millones en Europa y Asia Central.

En términos absolutos, casi la mitad del trabajo infantil (72 millones) se concentra en África; 62 millones en Asia y el Pacífico; 10,7 millones en las Américas; 1,1 millones en los Estados Árabes; y 5,5 millones en Europa y Asia Central.

En términos de prevalencia, 1 de cada 5 niños de África (19,6 por ciento) están en situación de trabajo infantil, mientras que en otras regiones la prevalencia oscila entre el 3 por ciento y 7 por ciento: 2,9 por ciento en los Estados Árabes (1 de cada 35 niños); 4,1 por ciento en Europa y Asia Central (1 de cada 25); 5,3 por ciento en las Américas (1 de cada 19); y 7,4 por ciento en la región de Asia y el Pacífico (1 de cada 14).

Casi la mitad de los 152 millones de niños víctimas del trabajo infantil tienen entre 5 y 11 años; 42 millones (28 por ciento) tienen entre 12 y 14 años; y 37 millones (24 por ciento), entre 15 y 17 años.

La prevalencia del trabajo infantil peligroso es mayor en los niños de entre 15 y 17 años. Con todo, una cuarta parte de los niños ocupados en el trabajo infantil peligroso (19 millones) son menores de 12 años.

De los 152 millones de niños en situación de trabajo infantil, 88 millones son varones y 64 millones son niñas.

Los niños varones representan el 58 por ciento del total de ambos sexos en situación de trabajo infantil, y el 62 por ciento del total de ambos sexos que realizan trabajo peligroso. Se observa que los niños corren más riesgos que las niñas de verse involucrados en el trabajo infantil, pero esta apreciación puede deberse a que el trabajo de las niñas no siempre se declara, especialmente en el caso del trabajo infantil doméstico.

El trabajo infantil se concentra en primer lugar en la agricultura (71 por ciento), que incluye la pesca, la silvicultura, la ganadería y la acuicultura, y comprende tanto la agricultura de subsistencia como la comercial; el 17 por ciento de los niños en situación de trabajo infantil trabaja en el sector de servicios; y el 12 por ciento en el sector industrial, en particular la minería.

Fuente: Estimación mundial sobre el trabajo infantil: Resultados y tendencias, 2012-2016, Ginebra, septiembre de 2017.

Fuente: http://www.aimdigital.com.ar/12-de-junio-dia-mundial-contra-el-trabajo-infantil/

 

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Family Struggles Drive Oakland Scholar’s Passion For Education, Community Activism

By: sanfrancisco.cbslocal.com/22-05-2019

Alejandra Herrera isn’t afraid to stand up for herself and others. At a recent rally celebrating Oakland’s 510 day, the 18-year-old college-bound senior took the lead as youth coordinator for Urban Peace Movement, a non-profit that serves communities of color.

“It’s time for us to take back our power right,” said Herrera to the crowd at the rally. Later, telling KPIX 5 about her role as a social justice advocate for youth, Herrera said, “I feel like it is really important to me because I just grew up thinking that my voice never mattered.”

And in Herrera’s home is wasn’t easy to find her own voice as her parents struggled to make their relationship work. Her dad would eventually move out of the family home, leaving Herrera’s mother as the sole provider. Herrera was devastated.

“This is my father,” recalled Herrera. “He is such a nice person, but as I started growing up – especially apart from him – I feel like a little bit by little bit I learned to understand that, you know, family isn’t just two parents in a household.”

But it was Herrera’s older brother that suffered the most. Amid the family turmoil, he got caught up in the street violence in his community.

“He felt like he needed to get out of there and feel safe,” said Herrera. “But his type of safe was to carry a gun with him.”

He would soon be arrested, then deported, an experience that changed the course of Herrera’s life. She decided to make her own higher education her priority, and to help empower and educate others about the impact of street violence on communities and families.

“I never wanted to just go out and protect myself like that. I felt like my protection was education,” explained Herrera. “You know educate myself so I could educate my mom, my siblings so they could feel protected that way.”

Herrera has made helping other young people her passion. Teacher and advisor Brandy Varnado says Herrera is a leader at Arise High School in Oakland, where she has developed a future non-profit business plan that would provide free English-language classes to immigrants.

“It’s important for her voice to be heard so that the voices for other people in her community can be heard,” said Varnado.

Herrera says she plans on continuing her justice advocacy work while at college and she has advice for anyone who may be struggling with family or community violence issues.

“Do something that is going to be healthy for you,” said Herrera. “And not hurt you in any way. Find a way to express yourself. Even if that is as little as writing, reading, drawing, I feel like personally that really helped me cope with a lot of stuff. “

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[Chalecos Amarillos en Francia] Seis meses de furia gubernamental y represión abierta

Redacción: Kaos en la Red

Nada ni nadie detiene a la Marea amarilla en su Acto XXVI. Nada ni nadie puede con la determinación de los Chalecos Amarillos, que por vigésima sexta semana consecutiva han desfilado, una vez más, por las calles de toda Francia. Ni la brutal represión emanada desde el Régimen de Macron; ni la ley antidisturbios que cercena el derecho a manifestarse; ni las desacreditaciones a un Movimiento legal; ni los medios corporativos; ni las detenciones; ni los bastones policiales, o los gases lacrimógenos o carros hidrantes los frenan. Emmanuel Macron pensaba que con su “gran debate nacional” iba a lograr calmar la cólera de los ciudadanos, pero la realidad es otra, pues los Chalecos Amarillos cumplirán seis meses de manifestaciones y el instituto Elabe muestra que el 66 % de los franceses no se cree ya las promesas gubernamentales. Un Régimen que sábado tras sábado muestra sin inmutarse, sus garras de furia.

Los Chalecos Amarillos en París, Acto XXVI | Michel Euler | AP |

En París, se han manifestado por el poder adquisitivo y la justicia social, pero también lo hicieron en apoyo a la comunidad educativa.

Como contrapartida a la brutal represión, a la criminalización de las protestas, a la estigmatización de un movimiento, los Chalecos Amarillos han recibido el apoyo a sus reivindicaciones de 1400 artistas que han firmado una tribuna pública en la que denuncian a un poder que busca el borramiento de la legitimidad. Escritores, actores y cineastas acusan al Gobierno francés de reprimir con violencia y amenazas.

Pero, aunque el Gobierno sigue buscando acabar con los Chalecos Amarillos, las ciudades de Nantes, Toulouse, Burdeos, Lyon, Estrasburgo o Montpellier, también han salido masivamente a la calle.

Ha sido en Nantes y Lyon donde el brazo armado del Régimen ha reprimido y donde la policía ha lanzado gases lacrimógenos, balas de goma y utilizado cañones de agua para acallar la marea reivindicativa y contestataria.

Los Chalecos Amarillos han advertido al Gobierno que antes que nada son ciudadanos y que no se puede gobernar contra su pueblo cuando faltan dos semanas para las elecciones europeas.

El prefecto subrrayó la presencia de “un nivel sin precedentes de fuerzas policiales” en Nantes | Fuente: AFP | Sebastien SALOM-GOMIS |

Furia y cacería gubernamental

Los Chalecos Amarillos, el 17 de mayo cumplirán seis meses de movilizaciones semanales con el mayor saldo represivo de la reciente historia de Francia: 13 muertos, 4.000 heridos y más de 10.000 detenidos.

El movimiento, que nació el 17 de noviembre en las carreteras, se trasladó rapidamente de las periferias a los centros de las ciudades, y ha sido entonces que la policía ha cambiado su política, pasando a la represión abierta. En total, 11 muertes están asociadas a la represión policial, incluyendo el de Zineb Redouane, una abuela de 80 años golpeada por una lata de gas lacrimógeno disparada por la policía en Marsella contra la ventana de su casa.

Las manifestaciones se han convertido en un delito por el que 12.000 personas han sido detenidas, con 1.800 juicios rápidos, según cifras del Ministerio de Justicia.

https://youtu.be/DmamMtuHkeA

Los jueces han dictado más de 400 órdenes de detención y han encarcelado a otros tantos manifestantes. Además, han emitido casi 2.000 citaciones a los acusados para someterlos a juicio.

El 3 de abril la ministra de Justicia, Nicole Belloubet, informó al Senado de que se habían dictado casi 2.000 condenas de prisión contra diversos manifestantes.

Según el Ministerio del Interior, a principios de marzo había 2.200 manifestantes heridos pero las cifras reales superan los 10.000.

Durante la represión, cada vez más frecuente de la policía de Macron a los manifestantes, la brutalidad se instaló cada vez más, hasta el punto de que se han abierto unas 240 investigaciones por parte de la inspección de la propia policía, según la cadena de televisión BFM. Alrededor de 160 de ellas se refieren a agresiones que tuvieron lugar en París. Además, los manifestantes han presentado 290 denunciascontra miembros de la policía.

Una Chaleca Amarilla sostiene un cartel: “el manifiesto es mi derecho”, Acto XXVI, en Nantes | Fuente: Agencia |

Los intelectuales franceses denuncian la violencia de Estado contra los chalecos amarillos

Bajo el lema “Nosotros acusamos” 323 académicos e intelectuales franceses firman un manifiesto en el que denuncian la violencia de Estado ejercida contra los chalecos amarillos.

Este manifiesto se suma al que ya habían firmado más de 1400 personalidades del mundo de la cultura en apoyo a los chalecos amarillos.

“Nosotros acusamos”

8 de Mayo de 2019

Desde el 17 de noviembre de 2018, cientos de miles de personas expresan su inquietud ante un poder que hace oídos sordos a sus reivindicaciones. Tienen la fuerza y el valor de tomar la palabra diciendo alto y claro que están hartos y que no seguirán soportando los efectos de las políticas nefastas que, desde hace décadas, se aprovechan impunemente de su trabajo y saquean los recursos públicos.

Las voces de los chalecos amarillos han permitido poner al descubierto las mentiras y las pseudojustificaciones “científicas” dadas por el poder y su jauría de cortesanos con el fin de ocultar el alcance y la magnitud de este robo a mano armada. Su levantamiento ha puesto de manifiesto el verdadero sentido de una política que ha organizado a conciencia la transferencia de unos recursos producidos con el esfuerzo del 95% de la población hacia el 5% de los estratos más privilegiados. Su fuerza ha logrado que se tome conciencia de la hipocresía de un poder que se atreve a celebrar que ha multiplicado por cuatro las enormes riquezas acumuladas por una minoría minúscula. De la mano de la gran mayoría de los franceses y las francesas, nos reconocemos en la toma de conciencia de los chalecos amarillos. Cada uno de nosotros ha podido constatar que, en todos los sectores de la sociedad, estábamos sufriendo los efectos de las mismas políticas encaminadas a aumentar continuamente las desigualdades sociales.

Las demandas y las expectativas de cambio surgidas a raíz de este levantamiento popular se han expandido con rotundidad y han chocado inmediatamente contra un poder que no ha dejado de ignorar su contenido para aplacar su efecto desestabilizador. En primer lugar, con el silencio ensordecedor de un presidente y de su corte, encerrados todos tras los muros de sus palacios. A continuación, tratando de engañar a la gente con falsas promesas y limosnas concedidas a costa del esfuerzo de los más necesitados y el deterioro de los servicios públicos. Con la realización de un simulacro de consulta de la que se suprimió muy hábilmente toda posibilidad de interacción y de debate. Y, sobre todo, con la decisión clara y meditada de impedir por todos los medios la expresión pública de las demandas y las reivindicaciones.

El objetivo de todas estas medidas ha sido silenciar la voz de los manifestantes. Desde las primeras acciones, el poder ha optado por la violencia al exigir a las fuerzas del orden despejar los peajes de autopistas y las rotondas, bloquear el acceso a los puntos de convergencia de las manifestaciones y, sobre todo, intervenir con “firmeza”. Todos y todas hemos visto cómo se han trasladado estas órdenes sobre el terreno: hemos podido comprobar de primera mano cómo las filtraciones y los arrestos arbitrarios en las entradas de las ciudades han impedido el desarrollo de las manifestaciones y han acallado las voces. Hemos visto las cabañas de las rotondas destruidas y, una y otra vez, valerosamente reconstruidas. Las técnicas de intervención policial elegidas a propósito (cercos policiales, lanzamiento de gases lacrimógenos desde el principio de las manifestaciones, disparos de balas de goma sin previo aviso) han sido las causantes de los escasos actos violentos, centradas de forma deliberada en generar la confrontación con los manifestantes.

De manera cada vez más intensa, se han ido aplicando semana tras semana estas técnicas mortíferas y liberticidas. Protegidos por el poder y encubiertos por la omertà de una gran parte de los medios de comunicación, escuadrones de policías extenuados por el trabajo se dedican a realizar deleznables atropellos. Cientos de hombres y de mujeres que se estaban manifestando pacíficamente han sido atacados sin razón alguna y, con frecuencia, con un ensañamiento descabellado. Desde diciembre pasado, el número de heridos graves aumenta sin cesar: se cuentan por cientos las personas que han sufrido serios traumatismos. Ni el presidente de la República ni su Gobierno se han pronunciado respecto a las víctimas, ni siquiera sobre Zineb Redouane, asesinada por el impacto de una granada cuando estaba cerrando la ventana de su casa. Parece que ya nada puede detener esta escalada dramática y nos avergonzamos de tener que asistir a la puesta en escena de la autocomplacencia del poder, supuestamente llamado a contener a una “masa llena de odio”.

La elección de la represión violenta contra todas aquellas personas que tienen el valor de levantarse para tomar la palabra frente a estas artimañas no es nada nuevo –ya se había empleado principalmente en los barrios populares y contra grupos vulnerables como los emigrantes y los gitanos, e incluso contra representantes de los movimientos sociales–, pero desde noviembre de 2018 se ha traspasado una frontera. Esta estrategia de la represión violenta llegó a su punto álgido durante la manifestación del Primero de Mayo de 2019: no solo asistimos al despliegue de todo el arsenal represivo del Estado, sino que se ha demostrado que el Gobierno, una vez más, mintió al armar un enorme escándalo sobre un supuesto “ataque” al hospital de la Pitié Salpêtrière por parte de manifestantes que intentaron refugiarse allí. Esta mentira de Estado es la gota que colma el vaso. Refleja el estado de nerviosismo y pánico de un poder en apuros.

¡Esta violencia de Estado debe cesar!

Nosotros acusamos al Ministerio del Interior de provocar deliberadamente las reacciones de violencia en nuestras ciudades, en las rotondas y los lugares de debate público, a fin de criminalizar a toda persona que se oponga a sus leyes y a sus políticas funestas.

Nosotros acusamos al Gobierno de emplear contra civiles armas de guerra prohibidas en el conjunto de los países occidentales, y de ignorar las repetidas advertencias de numerosos organismos internacionales.

Nosotros acusamos a la jerarquía de la magistratura de haber aceptado tapar esta política nefasta aplicando ciega y servilmente las órdenes emitidas por el poder ejecutivo.

Nosotros acusamos a la Inspección General de la Policía Nacional de haber realizado investigaciones fingidas que, hasta donde tenemos conocimiento, no han conducido a la interpelación de ningún miembro de las fuerzas “del orden”.

Nosotros acusamos a todas las personas vinculadas a la prensa y los canales televisivos que han aceptado convertirse en portavoces del Ministerio del Interior y de la Prefectura sin llevar a cabo ningún control sobre sus fuentes.

Hacemos un llamamiento al conjunto de los ciudadanos a unirse al movimiento social para denunciar la deriva autoritaria del Gobierno, y exigimos la dimisión del Sr. Castaner [ministro del Interior], así como la apertura de una comisión de investigación independiente para arrojar luz sobre los desatinos de los verdaderos responsables y que estos sean procesados.

Fuente: https://kaosenlared.net/chalecos-amarillos-en-francia-seis-meses-de-furia-gubernamental-y-represion-abierta/

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Educación: Cada niño tiene derecho a ir a la escuela y aprender

El desafío

La educación ofrece a los niños una escalera para salir de la pobreza y un camino hacia un futuro prometedor. Pero alrededor de 264 millones de niños y adolescentes de todo el mundo no tienen la oportunidad de acceder a una escuela o completar su educación. Su educación se ve frustrada por la pobreza, la discriminación, los conflictos armados, las emergencias y los efectos del cambio climático.

En UNICEF creemos que cada niño tiene derecho a la educación, independientemente de quién sea, dónde viva o cuánto dinero tenga su familia. En 155 países de todo el mundo, UNICEF desarrolla su labor con el propósito de ofrecer oportunidades de aprendizaje desde la primera infancia que doten a cada niño del conocimiento y las competencias necesarias para prosperar.

264 millones de niños y adolescentes de todo el mundo no tienen la oportunidad de acceder a una escuela o completar su educación.

Un niño pequeño en un aula llena de escombros.

Un niño de pie entre las ruinas de su antigua aula en la escuela Aal Okab de Saada (Yemen). Ahora, los estudiantes asisten a clase en las tiendas de campaña que UNICEF instaló en las cercanías.

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Solo el 50% de los niños refugiados están matriculados en la escuela primaria.

Los niños desarraigados por las crisis pierden mucho más que un techo. Sin una educación, se arriesgan también a perder su futuro. 

Una niña pequeña sonríe y sostiene una pizarra con su lección.

Alumnos en el aula de una escuela primaria de Abidjan, la capital de Côte d’Ivoire. En Côte d’Ivoire, menos de 7 de cada 10 niños asisten a la escuela primaria. UNICEF distribuye kits escolares a los niños y apoya al Ministerio de Educación mediante la construcción de escuelas y la capacitación de docentes.

Recursos

Estos recursos sobre educación representan una pequeña selección de los materiales producidos por UNICEF y sus aliados durante los últimos tres años. La lista se actualiza de forma periódica para incluir la información más reciente.

Datos y cifras

Lee más sobre los niños que no pueden ir a la escuela


Progreso para todos los niños en la era de los ODS

Este informe evalúa el desempeño del mundo hasta la fecha centrándose en 44 indicadores que se refieren directamente al grupo más vulnerable de la agenda 2030: los niños.


Acción Humanitaria para la infancia 2018

Esta publicación destaca un aspecto fundamental del trabajo de UNICEF: sus actividades para hacer frente a las necesidades complejas y únicas de todos los niños a quienes una situación de crisis humanitaria ha conmocionado sus vidas


El Estado Mundial de la Infancia 2017: Niños en un mundo digital

Este infofrme examina la forma en que el acceso al mundo digital puede cambiar las cosas en favor de los niños o convertirse en una nueva línea divisoria.

Fuente de la Información: https://www.unicef.org/es/educacion

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Francia ofrecerá desayunos gratuitos en las escuelas de las zonas más desfavorecidas

Europa/Francia/publico.es

Se trata de un programa con el que el Gobierno francés pretende beneficiar hasta a 100.000 niños en todo el territorio nacional y «reducir las desigualdades desde las edades más tempranas».

Francia ofrecerá desayunos gratis para los estudiantes de escuelas ubicadas en las zonas más desfavorecidas, anunció este martes el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer y la secretaria de Estado del ministerio de Salud, Christelle Dubos. Un programa con el que el Gobierno francés pretende beneficiar hasta a 100.000 niños en todo el territorio nacional.

El objetivo de la medida es «permitir que los niños no comiencen la jornada con el estómago vacío, para que puedan estar concentrados en las clases y aprender en las mejores condiciones». Así lo indicaron ambos funcionarios en un comunicado al que ha tenido acceso El País.  Una normativa que, según agregaron, contribuye al propósito de «reducir las desigualdades desde las edades más tempranas».

La medida se puso en práctica de manera experimental este mes de abril en ocho centros educativos de Amiens, La Réunion, Lille, Montpellier, Nantes, Reims, Toulouse, Versalles, y será generalizada a todo el territorio a partir de septiembre para todos aquellos alumnos de las denominadas «escuelas prioritarias», ubicadas en los barrios más desfavorecidos.

Fuente: https://www.publico.es/internacional/francia-ofrecera-desayunos-gratuitos-escuelas.html

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entrevista a Jurjo Torres Santomé: «La historia de nuestra humanidad es una historia de clasismo, racismo, sexismo, homofobia, de nacionalismo chauvinista, y de otros “…ismos” segregantes.»

Por Asociación de Enseñantes con Gitanos

Entrevistamos a Jurjo Torres, catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidade da Coruña. Jurjo es
una referencia imprescindible cuando hablamos de políticas educativas y teoría del currículum. Por ello ha estado presente a menudo en nuestras Jornadas y sus textos son citados con frecuencia en nuestros documentos y debates.
Han pasado ya más de veinticinco años desde la publicación de El Currículum oculto (1991), un texto ya clásico para entender la relación entre Currículum, experiencia social y percepción de la diversidad sociocultural. Recientemente ha publicado Políticas educativas y construcción de personalidades neoliberales y neocolonialistas (2017) donde vuelve a mostrarnos un lúcido análisis de la dimensión política de la institución escolar como espacio donde se construyen nuestras interpretaciones acerca de la realidad.

Con esta entrevista pretendemos, además de escuchar al maestro, revisar con la perspectiva de las décadas transcurridas desde los años 80 del siglo pasado, sus opiniones respecto a Currículum y tratamiento de la cultura gitana.
1. Parecen ya antiguos los debates sobre currículum flexible y abierto… ¿Qué queda hoy de aquel debate?
Aquel debate tenía una filosofía y un sentido detrás y en la medida que cambiaron, ese sentido se vino abajo.
Cuando surge el concepto de “flexible y abierto” eran los primeros años de la democracia y estábamos convencidos de
que la ciudadanía tenía que aprender a convivir, a verse como iguales; que el conocimiento al que habíamos accedido antes tenía enormes sesgos y mentiras sobre todo en las áreas de las ciencias sociales, humanidades y artes. Era un conocimiento que había sido muy instrumentalizado durante el Franquismo para convencernos de que era un régimen legítimo y el mejor posible. Cuando pasamos a la democracia, asumimos lo que era normal: que el conocimiento es conflictivo, que hay que discutirlo, que había muchas alternativas a temáticas y contenidos
que se podían proponer, etc. Con lo cual el currículum debía ser abierto, para que se pudieran aprovechar intereses, necesidades y urgencias que había en un momento dado; para introducir contenidos que no estaban previstos; para introducir fuentes informativas que no estaban previstas, etc.

El problema es que, en este momento, las palabras que escuchamos siempre son “neoliberalismo para arriba y para abajo” y, aunque a la ciudadanía le parece que eso solo afecta al mundo de la economía, nos afecta a todas las dimensiones; y eso lo vimos claramente. Cuando el gobierno del Partido Popular entra con José María Aznar y luego con Mariano Rajoy al frente, todos los Ministerios empezaron a hacer cantidad de leyes nuevas para sustituir a las antiguas. Cuando uno miraba lo que había en común entre todas ellas aparecía eso: que vivíamos en una sociedad neoliberal donde se estaba intentando privatizar todo, donde lo público y esos conceptos iban desapareciendo…;
y, por lo tanto, cuando se entraba en educación se veía que las filosofías ya eran otras; vemos que son en muchos sentidos coincidentes con las que se imponen en los otros Ministerios (Economía, Trabajo, Servicios Sociales, Sanidad, …): tratar de privatizar todo, convertir en negocios privados lo que son derechos y bienes públicos. En educación, además de acelerar la privatización de instituciones y servicios educativos, modificarán también las políticas y filosofías curriculares. De repente, ya nadie hablaba de currículum abierto y flexible; (bueno, si se
habla es porque no se han leído los Reales Decretos de contenidos obligatorios, donde no hay nada abierto y flexible), sino que tenemos un sistema educativo donde nos inundaron y nos siguen inundando desde hace mucho tiempo con cantidad de contenidos, que cursarlos en ese tiempo que marca la ley de la escolaridad obligatoria es imposible. En consecuencia, se dificulta muchísimo incorporar esa filosofía más constructivista de estar dispuesto a acomodar contenidos curriculares, estrategias y ritmos de aprendizaje a la idiosincrasia del grupo de estudiantes que tenemos en cada aula. Es prácticamente imposible recurrir a estrategias más flexibles y abiertas o al menos se hace mucho más difícil ante la amenaza de evaluaciones externas dominadas por pruebas cerradas, tests de lápiz y papel. De modo que toda esa filosofía cambió y ahora todo está previsto.

Si miras en el Real Decreto de contenidos obligatorios, hace años solo te decían los objetivos y los contenidos. A partir de unos años más tarde, en el último gobierno del PSOE, empezaron a escenificar lo que llamaron las competencias; pero eso sí, sólo te permitían discutir las competencias; los contenidos nunca fueron sometidos a debate público. Y en estas últimas leyes ya te dicen objetivos, contenidos, contenidos obligatorios, competencias obligatorias, estándares de rendimiento, criterios de evaluación, etc. Te lo dan todo programado y sesgado.

Si tú me das un estándar de rendimiento para que yo evalúe los conocimientos históricos, literarios, artísticos… ¿dónde está la flexibilidad? Si ya me incorporas la definición, una selección de contenidos muy cerrada… entonces yo ahora lo que tengo que mirar es cómo busco unos criterios de evaluación que se puedan cuantificar de 0 a 10, que es lo que establece la ley. No puedo decir “progresa adecuadamente”, o “bien”, “yo creo que eso está…” ¡No! Tienes que poner un número de 0 a 10. Con lo cual cierras todo, un currículum tan estandarizado y evaluado numéricamente está prácticamente cerrado, como nunca había sucedido en nuestra historia pasada. Pero el problema fundamental no es ese: el problema fundamental es el modelo de ciudadanía.

El modelo de ciudadanía con el que una gran mayoría del profesorado y de la ciudadanía preocupada por la educación veníamos estando de acuerdo era el resultado de las experiencias y saberes que íbamos construyendo como fruto del avance de la propia democracia, de la implicación, participación y del debate de movimientos de renovación pedagógica, asociaciones como la de Enseñantes con Gitanos, etc. Íbamos perfilando, aprendiendo y corrigiendo, lo que debería ser un sistema educativo inclusivo, justo y democrático.

Todos teníamos claro que debíamos formar a una ciudadanía democrática, donde aprendíamos a considerarnos como iguales, a desmontar toda clase de prejuicios que teníamos unos sobre otros, etc. Y ahora veo que todo eso se nos viene abajo; es decir, si yo quisiera hacer una definición-síntesis de lo que es educar, yo creo que más o menos todos y todas estaríamos de acuerdo en pensar que educar es formar una ciudadanía (no clientela, no consumidores, ni un empresariado), una ciudadanía que tiene que ser culta. Culta en el sentido de que tiene que estar informada, para poder acceder a un conocimiento que está sistematizado y con el que podemos confrontar la realidad,
analizarla, buscar alternativas, explicar lo que está aconteciendo, etc. Eso es lo que nos va a dar “el conocimiento relevante”, “significativo para el alumnado”, de todo el conocimiento que llevamos construido.

Una ciudadanía que tiene que ser democrática, de personas que se sienten iguales a las personas que están a su alrededor y que, por lo tanto, se preocupan del bienestar y de lo que les pase a los demás; porque somos seres interdependientes y, como somos interdependientes, nos preocupamos unos de otros para ayudarnos. Lo contrario no sería una ciudadanía democrática, serían seres explotadores, autoritarios, manipuladores, o lo que sea.
Y tiene que ser justa; es decir, tiene que ser una ciudadanía que, en todo lo que hace, piensa, planifica…, tiene un criterio con el que va a tomar decisiones: si esto es justo o no es justo, a quién se beneficia, a quién se perjudica, a quién se ignora y a quién se toma en consideración.

Tiene que ser crítica; por lo tanto, debe ser una ciudadanía que tiene acceso a una buena información y tiene mecanismos para defenderse de manipulaciones y sesgos informativos; aprendió a debatir, a contrastar la información, a argumentar, etc. Ejercer el pensamiento crítico es ser consciente de que nuestro conocimiento está construido por seres humanos que somos falibles, que tenemos prejuicios, que tenemos intereses y que es
necesario ser muy consciente de ellos; porque de lo contrario, con la mejor buena fe, seguimos inferiorizando, colonizando, dominando, jerarquizando, estigmatizando a muchas personas que están a nuestro alrededor o que viven más lejos, pero con los que estamos interrelacionados a través de políticas globalizadas en las que participan nuestros gobiernos, “nosotros”.

Es por razones como las que vengo subrayando que toda educación verdaderamente liberadora de irracionalismos debe ser inclusiva, donde asumimos que todos somos iguales y, por lo tanto, una de las cosas fundamentales es que tenemos que hacer es analizar y ver que todos los diferentes tipos de personas y colectivos sociales que conforman nuestra sociedad “existen” también en nuestras aulas y sus realidades se reflejan en los contenidos de nuestros libros de texto. No podemos ignorar que cualquier niño o niña “romá”, una de las cosas que más pronto aprende es que él “no existe”, que no hay nada en la decoración en el centro, ni contenidos en los libros de texto, nada donde
se hable de ellos, así como tampoco existen en su colegio profesoras y profesores romá. Y cuando se habla de ellos es desde el conocimiento experiencial de fuera, donde se dice que las personas de estos colectivos sociales son conflictivas, vagas, que no se esfuerzan, etcétera. Toda una cantidad de mentiras, manipulaciones, prejuicios y sesgos construidas a lo largo de muchos siglos.

Y, finalmente, tiene que ser una ciudadanía optimista, que sabe que en nuestro mundo hay problemas, pero que esos problemas siempre tienen solución; personas optimistas ante la posibilidad y el deber de conformar un mundo más justo, democrático, inclusivo, solidario y sustentable

2. ¿Hay razones para ser más pesimistas hoy, cuando el debate curricular se aparca o se centra en aspectos más secundarios, a diferencia de aquellas décadas (80/90) donde el debate curricular parecía un tema central?

En la actualidad el pesimismo se extiende, algo fácilmente constatable al ver como nuestros derechos como ciudadanía están siendo recortados desde todos los ministerios del gobierno, y las respuestas de la ciudadanía parecen debilitarse, como si las explicaciones y verdades “oficiales” nos convencieran. Por ejemplo, el acceso a la sanidad pública es cada vez más dificultoso, tiene más problemas; los recortes que hay están afectando a todo el mundo. Tanto a la médica que te está atendiendo, que le van a decir que esté mucho menos tiempo atendiéndote,
como a los medicamentos o tratamientos que puedas precisar; le van a decir e incluso obligar a que recete los baratos, aunque sean mucho menos eficaces, pero que no hay recursos, que no se puede “gastar” tanto dinero con las personas enfermas, que esos gastos ahora no son asumibles porque “estuvimos viviendo por encima de nuestras posibilidades” (Mariano Rajoy dixit). Esto mismo ocurre en Sanidad, Servicios Sociales, etc. y en Educación nos pasa exactamente lo mismo.

Al hablar de Educación se están utilizando una serie de palabras muy bonitas, estimulantes, como pueden ser “Excelencia”, “Calidad”, “Eficacia”, … Pero el problema que tiene el vocabulario que se utiliza desde el gobierno y sus ministerios para movilizar a la gente, para implicarla y comprometerla, no es más que una estrategia para desviar su atención de los asuntos relevantes, por ello la realidad es que a esos mismos conceptos se les cambia el significado original. Entonces cuando a uno le dicen: “¿usted quiere ser un profesor o una profesora excelente?”, nadie va a decir que no. El problema es que le van a decir: “vamos a aplicar estos estándares, vamos a medir su excelencia”, y con ese criterio con el que miden pues uno dice: “¡mire usted, yo no estoy de acuerdo con que eso sea la excelencia!”. Los instrumentos oficiales con los que se miden esas dimensiones tan importantes, basados en los estándares cuantitativos que el Partido Popular decretó sin debate democrático y sin consensuar, incorporan decisiones y opciones que distorsionan radicalmente su sentido originario. Eso es lo que nos está pasando.

Ves cómo, a nivel de currículum, ya nadie habla de una educación integral, de que hay que atender a todas las dimensiones: cognitivas, afectivas, socio-afectivas, psicomotoras, a las distintas áreas del conocimiento… Pero la realidad se explica cuando todas esas parcelas del conocimiento las pones en interrelación unas y otras. Cualquier persona que está hoy en el sistema educativo sabe que hay asignaturas que son más importantes y asignaturas que son mucho menos importantes. Y, cuando miras las importantes, cada vez son más reducidas; que no todas
parecen imprescindibles para ser y poder ejercer nuestros derechos y deberes como ciudadanía.
El gran éxito que tiene “la derecha” es convencer a una parte muy importante de la ciudadanía de que nuestro sistema educativo -público, sobre todo- es un gran fracaso. Pero ¿por qué es un fracaso? ¿Dónde están las pruebas que lo dicen?

PISA es uno de los instrumentos que está utilizando y manipulando con más contundencia por parte de “la derecha”
para hacer que te obsesiones solo con determinadas parcelas del conocimiento y no otras. Pero debemos pensar que PISA mide sólo las competencias en comprensión lectora, no en la escritura –la escritura nadie la evalúa-; las competencias matemáticas, las competencias en las ciencias experimentales y la educación financiera; pero no se evalúan los contenidos en esas mismas áreas de conocimiento. ¿Y esto es la educación integral? ¿Qué es lo que está desapareciendo, relegándose y dándosele cada vez menos importancia? Es todo lo que tiene que ver con las Ciencias Sociales, con las Humanidades y con el mundo de las Artes; que son las materias, las únicas áreas de conocimiento con las cuales analizar para qué, dónde y qué es necesario utilizar y desarrollar en las matemáticas, las ciencias
experimentales y en la cultura y contenidos financieros. Es decir, el otro conocimiento con el que está obsesionado PISA, PIRLS y TIMSS sólo puede ser comprensible, desarrollable y utilizable de una forma democrática al servicio y en beneficio de toda la humanidad y la sostenibilidad del planeta, si quienes desarrollen ese conocimiento tienen una gran formación Humanística, en Ciencias Sociales y en las Artes. Estas son las materias que, por así decirlo, nos hacen abrirnos a los demás, nos hacen desenvolver la empatía, nos hacen pensar en la utilidad y en los bienes públicos en general; nos ayudan a interrogarnos y cuestionar al servicio de qué colectivo está el conocimiento que queremos desarrollar.

Alguien tan importante como Ortega y Gasset, a finales de los años treinta del siglo pasado, nos hablaba de “los sabios ignorantes”, que serían los profesionales que ahora está tratando de desarrollar esta política de PISA. Son las personas especialistas en una parcelita del conocimiento de la que lo saben todo e ignoran la de todos lo demás campos. Lo que desarrolla más la “barbarie del especialismo” –¡qué palabras más duras utiliza un intelectual que no es nada sospechoso de radical como Ortega y Gasset! – es que esas personas, como saben mucho de un campo, tienden a creer que saben de todo y, en consecuencia, actúan con una prepotencia enorme, llegando a ignorar
los efectos secundarios y colaterales de ese conocimiento, que acostumbran a ser muy peligrosos.

Pensemos que, en estos momentos, en quienes están desarrollando la investigación más importante y con mayores recursos económicos y tecnológicos sobre armas de guerras, armas de destrucción y, en general, sobre muchos otros conocimientos y tecnologías destructivas; son grandes profesionales que tuvieron enorme éxito escolar; tanto, que consiguieron ser ingenieros, científicos especializados en las áreas que se agrupan bajo las siglas STEM (Ciencias, Tecnologías, Ingenierías y Matemáticas) y que están siendo contratados en los mejores centros de investigación
y laboratorios. Pienso que muchos de ellos es probable que ignoren, por ejemplo, la experiencia de Albert Einstein
cuando comprueba para qué servía el conocimiento físico que estaba desarrollando, cuando se vuelve consciente de la perversidad de los terroríficos efectos de la bomba atómica… ¡se convierte en un pacifista!; se da cuenta del peligro que tiene ese conocimiento. No se hasta qué punto quienes trabajan en esos enormes complejos científicos, tecnológicos e industriales asumen que deberían cuestionarse al servicio de quienes utilizan su saber y experiencia.
Yo creo que esta “sabiduría ignorante” es la filosofía con la que se está formando al alumnado, porque los grandes negocios van a venir por ese mundo. No podemos ignorar que, por ejemplo, el Foro Económico Mundial de Davos, de 2016, insta a los gobiernos a impulsar mucho más todos los saberes imprescindibles para moverse en lo que ahora se denomina la Cuarta Revolución Industrial, resultado de sinergias entre tecnologías digitales, físicas y biológicas; por ello apremian a dedicar los mayores esfuerzos a campos de conocimiento como; robótica, nanotecnologías, inteligencia artificial, internet de las cosas, biotecnología, edición genética, ciencia de lo s materiales, almacenamiento de energía, computación cuántica, impresoras 3D, vehículos autónomos, drones, etc. Son conocimientos muy importantes, pero conviene que ese conocimiento no se pueda instrumentalizar al servicio de los grupos minoritarios con mayor poder económico, social y político; en contra de los intereses de cada vez a mayores sectores sociales desfavorecidos; sin considerar su utilidad pública, para ayudar a conformar un mundo más justo, solidario y fraternal.

3. Aunque ya nos ha estado comentando algo…, en su último libro desarrolla un amplio capítulo sobre la dimensión política, el sentido y finalidades de las distintas áreas de conocimiento en el currículum. ¿Cómo afecta esta cuestión a la percepción de la diversidad sociocultural?

Lo que denuncio es como la derecha más conservadora y neoliberal manipula la dimensión política de la realidad construida. La política en el sentido más Aristotélica (pero incluyendo a las mujeres y a los esclavos y esclavas, que él no consideraba) es la consecuencia del ejercicio de nuestra libertad. La política es el modo que tenemos la ciudadanía – hombres y mujeres-, que somos iguales en derechos, pero que somos diferentes, de organizar el mundo para vivir juntos, colaborar entre nosotros y no explotarnos unos a los otros. ¡Eso es la política! En ese sentido, cuando tú miras el conocimiento, lo tienes que mirar desde esa dimensión: ¿en qué medida estamos contemplando a todas las
personas? Y esto nos va a beneficiar a todas y a todos.

Ahí es donde están las grandes dificultades: hoy, cuando hablas de política, la gente está entendiendo «adoctrinamiento de una determinada concepción partidista, al servicio de un partido político determinado”. Eso no es la política, eso es el partidismo, la ideologización, el adoctrinamiento… La política es consecuencia de la concepción de asumir al ser humano como libre, no sometido a determinismos religiosos, astronómicos o algo
similar. Mediante análisis y debates democráticos el ejercicio de la política nos ayuda a concebirnos y a explicarnos a todas las personas como iguales y aprender a debatir y a resolver y analizar los problemas en los que estamos implicados.

En el Currículum es esa dimensión la que se está sesgando y manipulando de manera interesada y partidista por los gobiernos conservadores y neoliberales. Tuvimos la suerte de poder acceder a los dos primeros borradores de la LOMCE y en ellos se anunciaba con toda claridad, de manera descarnada, y sin ningún debate democrático ni consenso previo la intención de entregar y someter a los intereses del mercado capitalista toda la educación de la ciudadanía comprendida entre los cero y los dieciocho años de edad. En la introducción de la Ley, en las primeras
cinco líneas, se nos decía clarísimamente y se justificaba su filosofía de fondo, porqué era necesaria esa nueva ley. Esas líneas son la síntesis total de todo lo que estoy diciendo de como se propugnaba una educación neoliberal, católicamente conservadora y neocolonial. Allí se dice:” La educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y el nivel de prosperidad de un país. El nivel educativo de un país determina su capacidad de competir con éxito en la arena internacional y de afrontar los desafíos que se planteen en el futuro. Mejorar el nivel educativo de los ciudadanos supone abrirles las puertas a puestos de trabajo de alta cualificación, lo que representa una
apuesta por el crecimiento económico y por conseguir ventajas competitivas en el mercado global”. Una ley que está pensada y planificada para niñas y niños de cero a dieciocho años…

¡Por favor! Con semejante declaración de principios estamos hablando ya de lo importante que es la competitividad, de la competitividad de la economía, de puestos de trabajo de alta cualificación, … ¿No nos falta antes pensar en la persona, en su humanidad, en sus capacidades, potencialidades, en la sociedad y en el mundo que está viviendo?
Como resultado de las grandes protestas sociales, cambiaron esta introducción, lo que no cambiaron fue el articulado de la Ley. Es como si quienes la redactaron dijeran: “En las introducciones puedes poner lo que te dé la gana, que es palabrería vacía, de lo que realmente importa, el articulado, ya nos encargaremos detalladamente para que se hagan realidad esas pretensiones”.
Hoy salía una noticia en los medios de comunicación en la que se nos decía que las autoridades responsables de educación estaban asustadas y preocupadas porque no logran que los estudiantes se encaminen hacia esas materias que vienen tratando de priorizar: ciencias, tecnologías, ingenierías y matemáticas. Y que hay muchos estudiantes que todavía quieren estudiar temas de la Salud, de Educación, de Humanidades, Artes, … o sea que, de alguna forma, tenemos estudiantes con tienen una visión mucho más generosa de la gente, de la Sociedad, … que están interesados
en las personas, en contribuir con su trabajo a mejorar la vida de la gente, a luchar por la justicia y los bienes comunes. Lo cual, lógicamente, no conlleva que quienes hacen opciones por STEM no piensen también en las personas, sean seres, a priori, insolidarios. ¡Ni mucho menos!. Lo que destaco son las dificultades de quienes quieren marginar las áreas de conocimiento que PISA no atiende; de las políticas mercantilistas que quieren obsesionarnos
con que esas disciplinas son las claves, lo mejor y que las demás no son importantes. No podemos obviar que las grandes preguntas que se hace el ser humano -y no un robot, y que nunca un robot va a poder hacer- son sobre la justicia, quién es el otro, qué problemas tiene esa otra persona, cómo vivir en un mundo de iguales, en un planeta sustentable, … Cuestiones vitales como estas las computadoras no se las van a hacer.

Es preciso tener presente que una competencia que se exige como transversal y que tiene que cruzar todas las materias es la del emprendimiento, pero desde la óptica capitalista: “a ver cómo monto un negocio y aprendo a competir y a hacerme rico en este mercado global”. Porque hay otra mirada del emprendimiento que no se contempla, pensada desde lo común, lo que podríamos denominar como el “emprendimiento socialista
o de lo común”; o sea, ayudar a vernos como ciudadanas y ciudadanos que nos sentimos pertenecientes a una comunidad y analizamos qué problemas tiene esta comunidad y tratamos de resolverlos. Emprendemos y colaboramos en acciones para resolver los problemas que nos afectan a todos.

Estas concepciones neoliberales y conservadores se dejan ver ya en el lenguaje y el discurso demasiadas personas. Hoy, cuando se habla de éxito escolar, la palabra “éxito” ya está cargada de ideología. Porque ese éxito significa que el individuo, él solo, se cree responsable de su éxito, porque se esforzó y lo logró y, por lo tanto, ahora se merece su recompensa, todo. Desaparecen las dimensiones que explican qué condiciones sociales y contextuales favorecieron ese éxito, qué ayudas tuvo, cuáles eran sus condiciones de partida, qué ventajas tuvo.

El eslogan que utilizó Margaret Thatcher cuando implantó sus reformas educativas y laborales en UK, el neoliberalismo más puro, es el mismo que utilizó el gobierno conservador de Aznar, en concreto siendo Esperanza Aguirre ministra de Educación: “la cultura del esfuerzo”. Según aquel gobierno, el gran problema que tiene
el país es que la gente no se esfuerza, que los estudiantes no se esfuerzan, y por eso fracasan. Ese mantra del esfuerzo está metiendo de refilón un dogma falso, que es el de que ya vivimos en una sociedad en la que hay igualdad de oportunidades, por lo que el esfuerzo es lo único que va a diferenciar a unos de otros.

Pero, obviamente, es erróneo asumir que hoy vivimos en una sociedad de igualdad de oportunidades; la realidad es al revés, ya que la desigualdad es día a día más creciente: el hecho de nacer en un país u otro ya garantiza un futuro; nacer en un barrio u otro da un futuro; tener una familia u otra cambia tu futuro.

4. Y, en particular, respecto a las minorías culturales (como la comunidad gitana), ¿es hoy nuestro currículum una posibilidad o más bien un obstáculo?

El problema es que, si leemos los contenidos obligatorios de todas las áreas de conocimiento que aparecen legisladas, la palabra “romá, gitana”, (¡llámala el nombre que te dé la gana!), ¡ni aparece! No aparece nada y, en cambio, en los temas transversales, aparece que la gente debe conocer el “Holocausto Judío”. ¿Y el gitano?, ¿dónde queda la comunidad que de alguna forma está más presente en las aulas? ¡Silencio! No fueron ni siquiera lo suficientemente prudentes para decir “el Holocausto”, a secas. Solo es imprescindible caer en la cuenta del judío, silenciando a
otros colectivos sociales y pueblos que compartieron ese siniestro e injustificado destino, tal y como fue el de millones de personas gitanas que también fueron víctimas del holocausto nazi.

La temática gitana sigue estando muy ausente; comienzan a aparecer otros colectivos y pueblos, pero no el gitano. Parece como si fuera una problemática que solo le preocupa al propio pueblo romá. ¡Esto es una injusticia enorme! El Estado debe velar sobre un problema de tanta trascendencia, y que las políticas educativas no lo tengan claro es muy preocupante y tremendamente injusto.

Debemos de tener en cuenta que los organismos internacionales, la “ECRI”1, -que analiza las políticas de racismo en todas las áreas de la sociedad, no solo en educación- llevan desde el año 2011 diciéndole a España que tienen demasiadas denuncias y pruebas de que existen colegios gueto en los que está escolarizado este tipo de población de forma mayoritaria. Es llamativo, sin embargo, que incluso hasta la propia ECRI, tiene una “metedura de pata”, porque habla de estudiantes españoles y gitanos.

Hay que recordarles que los gitanos son españoles; puede haber gitanos rumanos, franceses o de otros países, pero en España tenemos gitanos desde hace siglos y son ciudadanas y ciudadanos españoles de pleno derecho. Estos propios automatismos, ese “sentir racista” que se fue construyendo a lo largo de la historia, nos traiciona en cosas de ese tipo. La ECRI le dice al Estado que el alumnado gitano está escolarizado en “centros gueto” y los contenidos culturales que se refieren a ellos no están. Hacen incluso “recomendaciones encarecidas”, diciendo:

1. Que las contribuciones positivas de la cultura del pueblo gitano aparezcan explícitamente en todas las áreas de conocimiento como materia transversal.
2. Que en las instituciones de formación de profesorado y de actualización del profesorado, se hagan programas específicos para explicarles los grandes logros y aportaciones de la cultura gitana a la cultura española.

Yo no conozco todavía ninguna asignatura en ninguna universidad que trabaje obligatoriamente esa temática concreta, teniendo en cuenta, además, las “aportaciones positivas”, otra cosa es que profesoras y profesores a título individual lo hagan. Es decir, está totalmente ignorado toda esta realidad; ¡es muy preocupante!

Yo siempre le digo al profesorado y al alumnado con el que trabajo: “Imagínate que eres gitana, entras en un colegio, atraviesas sus pasillos y entras en sus aulas y empiezas a ver en las fotos que reproducen a niños y niñas que no encuentras a nadie como tú, que reproduzca a gitanas y gitanos”. Por el contrario, lo que dominan son fotos tipo los anuncios de “Prenatal”: niños y niñas guapos, típicos de los anuncios de televisión –que luego hasta te cuesta verlos en la realidad cotidiana. Con ese decorado una persona gitana ya empieza a ver que es un ser “raro”, extraño.
Luego cuando abres cualquiera de los libros de texto, tampoco ves que aparezca nada sobre personas como tú y las de tu comunidad, ¡tú no existes! ¡El tipo de familia y todas las formas que caracterizan a tu mundo no existen! A mí me parece una enorme injusticia que todavía en el Siglo XXI estemos con estas cuestiones tan discriminatorias.

5. ¿Qué opinión le merece la evolución de los materiales curriculares de las editoriales (especialmente, libros de texto) en el tratamiento de esta cuestión?
Yo me dedico a hacer análisis de materiales curriculares desde hace décadas y me falta encontrar libros de texto que tomen en consideración esta realidad romá. De hecho, periódicamente como resultado de los análisis de contenido de los libros que realizamos vengo reproduciendo un cuadro que denomino como “las culturas ausentes y silenciadas”, y entre ellas siempre incluyo a la cultura del pueblo gitano; yo no veo nada sobre ellos. Por lo menos, en los libros que manejo, y ¡no creo que se deba a que tengo mala suerte en la selección de libros que analizo …! La memoria y la realidad de este pueblo sigue estando ausente en el sistema educativo, en todos los niveles, desde la Educación Infantil hasta la Universidad.

Cuando se construye y publica un libro de texto o cualquier material curricular, el Ministerio de Educación y las Consejerías correspondientes deberían ser conscientes de estas lagunas y sesgos; debería de existir una mayor y explícita vigilancia sobre estos materiales. Y cuando se constaten estas ausencias debería de negarse su consideración como libros de texto, no dejar que llevara ningún rótulo que explicite que tiene validez oficial. Incluso, lo más justo sería que se prohibiera explícitamente la existencia de materiales curriculares con estas distorsiones y ausencias que afectan de manera directa e injusta a niñas y niños gitanos y a sus familias. Debería ser sancionable que se silencie este tipo de realidades en nuestro sistema educativo. A mí, esto me parece muy preocupante.

Y luego hay otro factor que uno debe tomar en consideración, y es que la gran mayoría de los libros de texto pertenecen a órdenes religiosas católicas, con lo cual esas realidades gitanas ni entran. No debemos pasar por alto que en esta etnia son dominantes otros tipos de iglesias, diferentes a la iglesia católica, apostólica y romana. Por lo tanto, los libros de texto dominantes incorporan todos una mirada y sesgo católico a sus contenidos. La religión no solo está en la asignatura de religión, está en todos los materiales de las restantes asignaturas; si coges a esta altura de curso los libros de literatura, ya llevan un mes explicando como fenómeno literario los villancicos; y los libros de ciencias sociales ya preparan y estudian motivando con el tema de la Navidad; entre sus lecciones o bloques de contenido se reproduce esta festividad católica.

Coges cualquier libro de la editorial Anaya, Santillana -y estas son empresas laicas- o de cualquier otra y están memorizando “El borriquito…”, “Beben y beben los peces…”, o villancicos semejantes. Es muy llamativo como la gran mayoría de los libros de texto, de la editorial que sea incorporan las festividades religiosas católicas y, lo que es más llamativo, acomodan los contenidos de sus libros a los mandatos y concepciones de la iglesia católica. Aunque hay editoriales que son laicas, como quieren vender los libros a los colegios concertados y privados, que son mayoritariamente católicos, también se someten a sus mandamientos. Por lo tanto, toda esa visión católica
fundamentalista de la vida aparece en las ciencias sociales, las humanidades, en las artes, en matemáticas, en biología, … ¡en todo! Este país aún no sabe lo que es laicismo y el sistema educativo muchísimo menos. Esto también me preocupa: ¿cómo el alumnado de comunidad va a tener éxito escolar si lo tiene todo en contra?; además, tampoco el profesorado, en su gran mayoría, sabe trabajar con esta población, entre otras cosas porque desconoce su cultura, su historia, las tradiciones, sus grandes aportaciones culturales, los problemas que tiene esa comunidad; todo su imaginario es el resultado de siglos y siglos de mentiras, difamaciones, de sesgos, prejuicios y falsas expectativas sobre sus hombres y mujeres.

Otro problema es que, de vez en cuando, se hace una unidad didáctica, que además de ser un parche (pues es tratar
de conocer ese mundo sólo en una mañana) también ahí las distorsiones y tópicos afloran con demasiada frecuencia. Es fácil que en ese día se recurra a tareas como hacer un pastel o pedir a las niñas y niños gitanos que cuenten cómo son sus bodas o interpreten alguna canción flamenca, …. Es todo una “folklorada” en el sentido peyorativo de la palabra. ¿Eso es la cultura gitana? La inmensa mayoría del profesorado no estudió nunca explícitamente ni contenidos rigurosos sobre este pueblo ni aprendió estrategias didácticas para tratar temas social y políticamente tan conflictivos, y en el código genético no vienen. Vuestra asociación puede dar datos muy relevantes sobre el número de profesoras y profesores payos que acuden a vuestros encuentros, cursos, seminarios, adquieren vuestras
publicaciones, etc. O hay programas específicos para estudiar y exigir estos temas al profesorado o de lo contrario no es posible trabajarlo con seriedad y rigor. Tú le preguntas al profesorado lo que es la cultura gitana y dará dos palmadas y dirá que es el flamenco, desconocerá los problemas que tienen y seguirá pensando que son vagos, trashumantes… ¿Cómo que trashumantes? No se analiza cuándo se empezaron a mover y por qué se vieron obligados a desplazarse.

6. Desde su punto de vista, ¿seguimos repitiendo en nuestras intervenciones curriculares el modelo del “currículum de turistas”?

¡Totalmente! A mí me parece que esta anomalía curricular sigue estando a la orden del día. La comprensión de las políticas sociales, de las condiciones de vida de este colectivo son ignoradas por la mayoría de la gente, que sigue creyendo que es un colectivo de personas mayoritariamente vagas, de timadores, de delincuentes, que son sus miembros quienes llenan las cárceles, se dedican a la droga y cosas por el estilo. Todos esos tópicos siguen ahí, la gente desconoce incluso que muchos personajes famosos a lo largo de la historia y en todos los campos del saber
y de la cultura que, tal vez, conocen, aparecen reflejados como payos en vez de como gitanos.

Por eso, recurro a la denominación de “currículum de turistas”; porque es un día, una hora, una mañana concreta, en una asignatura … que hacemos lo que se llama “el día de …”. Además, de la mano de un profesorado que no tiene información rigurosa sobre las aportaciones positivas a la cultura del pueblo gitano, tal y como dice la ECRI; ignora sus problemas y sus dificultades, desconoce la realidad de su vida cotidiana e incluso de dónde y en qué condiciones viven. Si no se sabe esto, se cae en un currículum de turistas, que consiste en tratar de saber alguno de los platos que comen, como son sus ritos de boda, qué les gusta, qué música escuchan, cómo bailan, qué tocan, cómo interpretan
… Alguno, incluso, hasta es probable que recurra a reproducir los carros tradicionales empleados para desplazarse.
Tópicos que para nada ayudan a conocer y a considerar como iguales a la ciudadanía perteneciente a esta etnia; a incluirlos y considerarlos como “nosotros”.

7. Ha mencionado que a menudo la urgencia, o la oportunidad, el desconocimiento, nos conducen a realizar unidades didácticas específicas sobre cultura gitana, a pesar de que entendemos que esta no es la perspectiva más adecuada. ¿Qué opina Vd.? ¿Qué cautelas deberíamos observar?

Esta estrategia didáctica fue una aportación positiva de urgencia por parte del profesorado social y políticamente más comprometido con la educación, durante los años de la transición democrática para darle cabida en las aulas a temas sociales, a realidades culturales que el franquismo marginaba o ignoraba. Se trataba de al menos un determinado día dedicarlo a estudiar temas como la historia y situación actual de la mujer, a conocer y recuperar determinados aspectos de la cultura popular y su razón de ser; investigar temáticas medioambientales de urgencia, conocer la cultura gitana, … Esto lo va a hacer el profesorado más sensibilizado, porque también había otros sectores que no se sumaron a implementar estas estrategias.

Era una forma conocer y de investigar con el alumnado temas que el currículum oficial no tenía y que, curiosamente, además se trataban mediante metodologías muy activas, basadas en la investigación y descubrimiento. Todo lo contrario de la metodología  pasiva y acrítica con la que se estudiaban los contenidos de los libros de texto. El problema es que aquella solución de urgencia, no es aconsejable en la actualidad. No es lo más pedagógico tratar estas temáticas como “el día de …”, como una unidad didáctica esporádica y aislada, cuando no incomunicada, con el resto de los temas. Es necesario que en todos los temas que se están trabajando aparezcan estas realidades silenciadas o ninguneadas; que aparezcan contextualizadas en todos aquellos temas con los que tienen relación, que se reflejen en las fotografías, dibujos, gráficos, ejemplos de los libros de texto, de los materiales curriculares
en general. Es muy conveniente que nos preocupemos de tener como informantes para nuestro trabajo en las aulas a personas especialistas en aquellas realidades que desconocemos.

En el caso de la población gitana, no podemos ignorar su propia historia y experiencia, mayoritariamente negativa, con las realidades e instituciones payas; lo que explica el distanciamiento de muchas madres y padres romá de los centros escolares; a no confiar en las profesoras y profesores. Esta realidad añade un plus de trabajo al profesorado que tiene que tratar de hacer un esfuerzo especial para contactar con estas familias, recurrir a personas mediadoras para facilitar acercamientos y así poder trabajar de manera respetuosa y colaborativa con las madres y padres de nuestro alumnado gitano. Es decir, tenemos que aprender a acercarnos a este colectivo, porque lógicamente está muy quemado con lo que es el mundo de la escuela y, por lo tanto, “a la menor” va a estar sospechando de nosotros. Asimismo, es imprescindible asumir que también el profesorado está plagado de estereotipos negativos sobre
esos colectivos, y esto se nota hasta en la postura física de cómo se acercan a ellos, en el tono de las entrevistas que se
realizan, … rápidamente los culpabilizamos. Solo asumiendo que somos fruto de una cultura racista y por tanto, personas y profesionales racistas, es cuando podemos empezar a avanzar y a esforzarnos para dejar de serlo.

Cuando aparece en la escuela ese tipo de alumnado, entran porque la ley dice que la escolaridad es obligatoria. Pero una vez dentro, hay una política oficialista que facilita que puedan abandonar con mucha frecuencia. Lógicamente hay mucho  profesorado -especialmente en la educación pública- que está esforzándose mucho y bien y que está muy comprometido con la educación de este colectivo. En este tipo de personas hay que apoyarse; hay que apoyarlas y ayudarles a complementar su trabajo con materiales curriculares verdaderamente inclusivos y rigurosos, facilitar su acceso a otras instituciones y centros donde se compartan estos saberes; contribuir a divulgarlos y a hacerlos a accesibles a otras profesoras y profesores. A mí esto me parece de una de las urgencias del momento. Si estamos
en una sociedad en la que el racismo está creciendo, lo que tenemos es que hacerle frente, pero siendo conscientes de que la población gitana es también víctima, no solo la población negra o de origen africana. Nuestro racismo va a estar aquí, más cerca, con los colectivos más próximos. La gente los quiere apartar, los mira sospechando de ellos; es un colectivo que arrastra una discriminación enorme y la población mayoritaria está cargada de prejuicios hacia estos colectivos. No hay nada, ni en las novelas, ni en el cine ni en la televisión que pueda servir de ejemplo-modelo de inclusión para la mayoría de la gente no perteneciente a esta etnia. La tónica dominante es que, si aparecen, lo hacen circunscritos al mundo del flamenco, de la mendicidad, a la delincuencia, o a cosas por el estilo,  esempeñando
roles muy secundarios y prejuiciados.

8. ¿Cuál sería, desde su experiencia, la estrategia curricular más adecuada para tratar la cultura gitana en el currículum?

En primer lugar, habría que examinar los contenidos curriculares obligatorios de todas las asignaturas y niveles del sistema educativo, legislados tanto a nivel estatal como autonómico, e incorporar en ellos las aportaciones positivas de la cultura gitana; integrar su historia y realidad en el marco general, no como un añadido puntual a mayores.
En segundo lugar, habría que revisar los contenidos de todas las materias, los contenidos de los libros de texto (informaciones e ilustraciones) e incorporar la historia, cultura y situación del pueblo gitano en todos los temas en los que pueden y deben estar.

Deberíamos aprender de lo que hizo el movimiento feminista para revisar su presencia y los discursos en todas las áreas de conocimiento, inspeccionando aquellos que les afectaban, en especial denunciando los que las inferiorizaban, etiquetaban en negativo y los que las silenciaban; comprobando dónde aparecían, de qué manera, en qué condiciones, en qué número, ocupando qué planos en las fotografías y dibujos, …; exigiendo que se incluyeran las aportaciones de las mujeres en todas las áreas de conocimiento, sus biografías, sus derechos y los problemas
que más les afectan. Yo creo que esa revisión está todavía pendiente de hacerse en el caso del pueblo romá o gitano. Es una tarea urgente, que en justicia ya no admite dilaciones. Hay que ir libro por libro y asignatura por asignatura mirando dónde hay un lugar en el que se podría incluir a la población gitana, sus aportaciones, su historia, su realidad y sus problemas. Hay que verificar informaciones, fotografías, dibujos, gráficos y esquemas e incorporar las ausencias o subsanar los errores y sesgos que les afectan. Esta revisión y subsanación de los errores y omisiones
que afectan al colectivo gitano tiene que hacerse tanto en los materiales en formato libro como en los audiovisuales. Yo creo que esta medida es muy urgente.

Por ejemplo, cuando tú explicas la historia y hablas de los Reyes Católicos, podría aparecer todo lo que hicieron también contra los gitanos, la gente debe y tiene que conocerlo. Es una de las informaciones más relevantes y potentes para empezar a ayudar a desmontar prejuicios que la gente tiene todavía hoy,que vienen arrastrados desde ese momento histórico. La gente debe comprender cuál es la génesis de un determinado problema, por qué este pueblo está estigmatizado, qué políticas y que colectivos sociales lo provocaron. Cuando tú hablas de historia,
debes dar a conocer eso; de lo contrario, además de no ser justos, nos convertimos en cómplices de los poderes colonialistas y neocolonialistas dominantes.

Hablábamos antes que el Real Decreto de contenidos obligatorios es sensible al Holocausto Judío. ¡Desmonta eso! y pon también el Holocausto gitano y lo explicas para que se comprendan situaciones de marginaciones y cómo ese pueblo tuvo que aprender a sobrevivir para llegar hasta donde está. Debemos verlo en todas las materias y en todas las ilustraciones y en la propia decoración de las instituciones escolares y en sus aulas. No puede haber un centro donde un niño o niña gitana entre y “no exista”; ni que entre y los demás no sepan quién es. O, al contrario, que entre y se encuentre con todos los prejuicios negativos aprendidos desde fuera.

En tercer lugar, es imprescindible diseñar e implementar planes de formación y de actualización del profesorado sobre historia y cultura del pueblo gitano; sobre estrategias didácticas, criterios para seleccionar materiales curriculares, modos de rediseñar los espacios y agrupamientos del alumnado y así poder hacer realidad un currículum más inclusivo. Asimismo, es necesario proporcionar información y formación al profesorado para trabajar con las familias gitanas, en especial con las que pertenecen a los sectores social y culturalmente más desfavorecidos.

Aprender a vivir juntos es una filosofía y un objetivo principal en toda educación verdaderamente justa e inclusiva; una concepción que trata de enseñar al alumnado a “aprender a reconocerse”, aprender a ver al otro como un igual a ti, con tus mismos derechos, aunque sus modos de vida puedan ser diferentes; mostrando las dificultades e injusticias de las que son objeto, pero explicando los porqué, así como las formas de hacerlas desaparecer y de hacer frente a los problemas; de aprender a colaborar, a trabajar y disfrutar juntos, a apoyarse mutuamente. Obviamente, un objetivo semejante exige desmontar los prejuicios mutuos. La historia de nuestra humanidad es una historia
de clasismo, racismo, sexismo, homofobia, de nacionalismo chauvinista, y de otros “…ismos” segregantes. Cuando uno se da cuenta de esto, se requiere un esfuerzo consciente e intelectual muy fuerte, porque las ideologías, cuando están en pleno apogeo, funcionan integradas en el sentido común, de ahí que no somos capaces de ver nuestros sesgos, explicarse las razones de sus comportamientos discriminatorios, de sus valoraciones y decisiones sexistas, racistas, clasistas, edadistas, … ¿Por qué los niños y las niñas no gitanas, así como el profesorado, no ven que faltan la realidad gitana en los libros de texto? Porque su pensamiento ya asumió como “lógico”, “obvio”, “natural” esas ausencias. Incluso, cuando se encuentren con otras personas que denuncien tales ausencias y manipulaciones informativas, es fácil que el comportamiento espontáneo sea el de tildarlas de “politizadas”, de “izquierdistas” o calificativos semejantes.

Las mujeres dijeron: “¡aquí no aparecen las aportaciones de las mujeres, no aparecemos en las ilustraciones, aparecemos en papeles secundarios, de subordinación…!”, y fueron sus luchas, sus denuncias las que nos hicieron más sensibles y nos llevaron a repudiar el sexismo, nos obligaron a modificar comportamientos y leyes. Este trabajo en relación con el pueblo gitano aún es una tarea pendiente, muy urgente. A medida que el neoliberalismo se adueña de nuestro sentido común los centros escolares pasan a ser espacios en los que los agrupamientos por clase social, sexo, nacionalidad y religión son una realidad; aumentando también el porcentaje de centros gueto, en los que se escolarizan casi exclusivamente los hijos y las hijas de los sectores social y étnicamente más desfavorecidos.

Tenemos que ser conscientes de que en este país hay tres redes educativas: la pública, la privada (que está jerarquizada y organizada por sexos, clases sociales, niveles de capacidades -centros de excelencia y de discapacitados-) y la de la desescolarización (familias de clase media y cultas que no quieren escolarizar a su
prole y deciden ser ella mismas quienes les eduquen).

En la actualidad en el Estado español los centros privados y concertados seleccionan con todo descaro al alumnado y, hablando claro, no quieren que en sus aulas estudie alumnado gitano. Los centros públicos los admiten y suelen ser bien recibidos; pero, en la medida en que se concentran demasiado en determinados centros aquellos sectores de las clases medias que confían en la red pública, comienzan a abandonar tales centros gueto, optando por otros centros –privados y concertados. Se refuerza así un círculo infernal promotor de una guetización de la red pública; algo tremendamente injusto y un verdadero obstáculo para conformar sociedades integradas y no segregadas y segregantes. Una política educativa de un gobierno democrático tendría que poner medidas extraordinarias para evitar esa dinámica.

Muchas veces, los guetos son la consecuencia obvia de barrios también segregados, donde la población gitana se concentra mayoritariamente. En este caso, el centro educativo allí ubicado, aun aplicando los criterios que marca la ley, acabará rotulado como centro gueto. La sociedad se organizó en barrios “búnker y gueto”. En los barrios de la clase alta, o media alta, no suele vivir la población gitana, o viven las familias gitanas que lograron ascender social y económicamente, que tienen una actividad profesional, que lograron salir adelante. Intervenir en un barrio que es un gueto obliga a deshacer ese gueto y redistribuir la población de otra forma. Lo que no vas a poder hacer es llevar al alumnado de un barrio madrileño como el de Salamanca a un colegio ubicado en un gueto, o al revés. En los barrios pobres, estarán los payos pobres, las familias gitanas, la población rumana pobre, africana pobre, etc.
9. También has ido contestando de alguna forma nuestra siguiente pregunta. En el Preámbulo de La LOMCE, podemos leer “Solo un sistema educativo de calidad, inclusivo, integrador y exigente, garantiza la igualdad de oportunidades y hace efectiva la posibilidad de que cada alumno o alumna desarrolle el máximo de sus potencialidades.”. Usted propone que una de las medidas urgentes para la educación justa sería “un currículum que incluya las historias colectivas y necesidades de los grupos sociales desfavorecidos y/o silenciados”. ¿Cómo convencemos a esos centros que no tienen alumnado gitano “visible”, “en riesgo de exclusión social”, que deben insertar también aspectos fundamentales como la historia, la cultura, la lengua… de la comunidad gitana en su currículum?

Tiene que ver con la formación que se haga de ese profesorado y de la actualización del profesorado que ya está en ejercicio – un sector al que las políticas oficiales no prestan la atención y los apoyos que exige hacer viable una realidad: el “aprendizaje a lo largo de la vida”. Se precisan muchos programas de actualización y de reciclaje del profesorado trabajando este tipo de cuestiones. Y además debe haber una política pública clara que exija y haga posible esta actualización.

En las políticas educativas tendría que existir una preocupación especial por la inclusión de este tipo de alumnado marginado. La falta de credibilidad de frases como las que citas es que fácilmente podemos comprobar que en realidad son simples muletillas, frases “políticamente correctas”; resignificadas para engañar o distraer a quienes quieran hacer análisis superficiales. Pero cuando se examina el verdadero significado, indagando en el articulado de la LOMCE y de los Reales Decretos de contenidos obligatorios para las distintas etapas del sistema educativo se comprueba que no aparecen medidas dirigidas a hacer realidad esas finalidades formuladas en la introducción
de la ley.

Por ejemplo, cuando se escribe “sólo un sistema educativo de calidad”. ¿Qué es y cómo se evalúa la calidad? Sólo vemos que siempre se hace referencia solo a unas pruebas con las que, dicen, se mide la calidad: PISA, PIRLS o TIMSS, así como a las reválidas de tercero y sexto de Educación Primaria, que se legislaron en la LOMCE. Sin embargo, esas pruebas de evaluación de competencias solo están referidas a un número reducido de materias, tal y como antes he subrayado. Las otras materias nadie las evalúa. Además, en un sistema de calidad las notas
no son lo único que nos va a hablar de calidad o de excelencia. Deberemos mirar el contexto de cada centro escolar: qué familias tienen escolarizadas allí a sus hijas e hijos, qué capital cultural tienen esas familias, en qué barrios viven, qué recursos culturales y deportivos tiene ese barrio, qué recursos sanitarios tiene ese barrio, qué oferta laboral y condiciones de trabajo y salarios tienen esas familias, etc. Desde hace décadas sabemos que todas estas dimensiones condicionan de manera decisiva los resultados escolares. Un estudiante que pasa hambre, que su familia está en paro, y/o que tiene una familia desestructurada, … tiene problemas mucho más importantes y urgentes que le ocupan y le limitan. No le puedes decir que se concentre en el estudio, aunque sí debemos pedírselo, pero ayudándole
con estrategias educativas, recursos didácticos, tareas escolares y apoyos adecuados a su situación y a las condiciones de su escolarización.

Se necesitan intervenciones mucho más globales. Esto es lo que está detrás de un sistema educativo como el que
se enuncia en esa introducción a la LOMCE. Otra palabra, “inclusiva”. Pero ¿cómo va a ser inclusivo un
sistema educativo si hay colegios para niñas y colegios para niños? Si existen centros con el marchamo de “excelencia”, lo que significa que eligieron solo estudiantes con las mejores trayectorias y expedientes escolares; si existen centros específicos para personas con discapacidades, una medida educativa claramente segregadora e injusta; si tenemos centros con un ideario católico, con lo cual una etiqueta semejante ya sirve para eliminar a las hijas e hijos de familias musulmanas, evangelistas, agnósticas, ateas, etc. ¡Menuda contradicción!

En la LOMCE, la educación inclusiva, la igualdad de oportunidades,… son únicamente frases “mantra”. ¿En qué consisten?, ¿cómo hacemos un seguimiento y evaluamos las medidas con las que hacer realidad esas finalidades? Cuando evalúas estas dimensiones compruebas que tenemos un sistema elitista, que en la práctica solo se preocupa por los colectivos sociales favorecidos, por las familias de clase media y alta, caucásicas, católicas, nacionalistas españolas (pero muy poco respetuosas de las otras nacionalidades reconocidas en las Constitución vigente.Esta característica explica de manera contundente la existencia y crecimiento de partidos políticos como Vox).

Las familias que no entran en ese molde son las que van a salir perjudicadas con estas políticas neoliberales, conservadoras católicas y neocolonialistas. Este tipo de cuestiones deben examinarse con lupa si realmente pensamos en filosofías y prácticas inclusivas, antisegregadoras.

Como vengo subrayando, la legislación educativa derivada de la LOMCE, en especial los Reales Decretos de contenidos obligatorios, nunca refieren explícitamente la palabra gitano, gitana o romá, y se ignoran las críticas y las “recomendaciones encarecidas” que hacen organismos oficiales de la Unión Europea como la ECRI. Pedir que el alumnado gitano tenga éxito escolar es pensar que tales estudiantes son Batman, Superman, o superhéroes parecidos. El esfuerzo que se les pide es comparable al que tendría que realizar un atleta que en una carrera de cien metros lisos arranca del desde el metro ochenta; lógicamente la pretendida igualdad de oportunidades en estas circunstancias es una mentira, pues no se contemplan las condiciones de partida de cada estudiante, se ignoran, pero una vez finalizada la carrera ese mantra de la “igualdad de oportunidades” y el recurso a la “cultura del esfuerzo” servirán para culpabilizar y responsabilidad de su fracaso a cada uno de este tipo de estudiantes con problemas.

10. La comunidad gitana sigue siendo el grupo poblacional sobre el que recae más racismo en España. ¿Cree usted, que, si existiera una verdadera justicia curricular, descendería el antigitanismo?

Vivimos tiempos de una notable eclosión de opciones y de decisiones políticas muy reaccionarias; tiempos de pérdidas de derechos que costó mucho conquistar, de una fuerte debilidad cultural en la formación recibida por muchas personas, lo que dificulta convencer a cada vez más ciudadanas y ciudadanos de la falsedad, de las mentiras “oficiales” clasistas y racistas que lanzan a todas horas poderosos medios de comunicación instrumentalizados por una derecha “sin máscaras” y que coleguea con la extrema derecha nazi. Con un telón de fondo como este una de las consecuencias más perniciosas es el crecimiento del racismo, de la reconstrucción racista y criminalización de los “otros” frente a un “nosotros”. Lógicamente, con este ambiente de fondo la lucha por la justicia social y, en consecuencia, también por la inclusión social y educativa de la población gitana se complica mucho.
La justicia curricular significa revisar los contenidos escolares, las fuentes informativas, el conocimiento disponible que tenemos en esta sociedad y ver en qué medida ese conocimiento es respetuoso y empoderador para todos los colectivos. Por poner el ejemplo del feminismo que poníamos antes, una de las grandes batallas exitosas y que más contribuyeron a su avance, fue cuando revisaron los contenidos de todas las materias y desmontaron las barbaridades que se decían sobre ellas. Se veía cómo ese conocimiento sesgado y falso interpretaba mal su papel tanto en la historia como ahora en el presente, como se instrumentalizaba para segregarlas y ningunearlas. Esta labor falta por hacer con el pueblo gitano y con todo lo referente a la cultura del pueblo gitano. Si a mí me enseñan a ver las injusticias que ha sufrido ese pueblo, las dificultades que atraviesa y los logros que aun así tienen, lógicamente dejaré de cruzar la calle al ver una persona gitana, pensando que es una amenaza. Debemos de ser conscientes de que los gobiernos de un país tienen muchos Ministerios y que el de Educación es uno de ellos. Pero no debemos pensar que el Ministerio de Educación es la única institución clave para resolver el antigitanismo. Para hacer frente y superar el antigitanismo se necesitan también políticas laborales, fiscales, económicas, sociales, culturales, sanitarias, de vivienda, …. Recordemos, por ejemplo, que las medidas de acción positivas que se implementaron en los Estados
Unidos en los años 60 tomaban en consideración intervenciones desde todos estos frentes para desmontar el racismo allí imperante contra la población negra y latina. Cada ministerio se ve obligado a diseñar e implementar políticas para hacer frente a la discriminación, a los distintos tipos de injusticia que venían soportando estos colectivos. O sea, se apostó por intervenciones  integradas, implicando a todas las Administraciones gubernamentales: Intervenir solo desde un Ministerio es reproducir y legitimar el fracaso, sería una intervención insultante e hipócrita, considerar, por ejemplo, que el sistema educativo es la clave de todo. Éste es muy importante y puede y debe contribuir, pero si se trabaja simultáneamente con todas las demás Administraciones e instituciones de la sociedad.

11. Nuestra Asociación, como Vd. sabe, intenta ofrecer propuestas de formación al profesorado sobre estas temáticas. ¿Qué asunto (o asuntos) le parecería prioritario tratar?
Uno de los asuntos claves para mí es explicar la cultura gitana, haciendo hincapié y subrayando las aportaciones positivas que nos dice la ECRI, qué es lo que le debemos a este pueblo, qué logros tiene este pueblo, qué dificultades tuvo, y qué explica el racismo existente hacia este pueblo. Esta cuestión es clave. Yo digo que el día que el sistema educativo trabaje bien tres temas, como puede ser la Historia de la Mujeres, la Historia de la Esclavitud y la Historia del Nazismo, tendremos una sociedad más optimista y que va a avanzar más en cuestiones de justicia curricular. Ver cómo se hizo frente y se desmontaron las líneas argumentales que permitían esas inhumanas injusticias, cuáles fueron las medidas que contribuyeron a tener éxito en todas esas luchas… Aprendemos de la historia, mirando “dónde metimos la pata”, “qué salió bien”, “de qué maneras nos equivocamos”, … para no volver a repetir ese tipo de cuestiones y ensayar otras que incidan con mayor eficacia en la resolución de conflictos y problemas.
Algunos se apresuraron a decir que estamos en la posthistoria o en el fin de la historia. Y con eso los “Bill Gates”, “Amancio Ortega” y todos estos ricos, imagino que estarán felices porque no ven que esté en cuestión su propio “estatus de poder”; pero para aquellas personas, colectivos y pueblos que están viviendo en situaciones con enormes dificultades, es muy sádico decirles que en esta vida ya no hay solución, que estas son las reglas del juego y que, en caso de que sean creyentes, tienen que esperar a la otra vida. En la divulgación y explicación de la cultura gitana
es donde veo más déficit de todo.

En el mundo neoliberal, con sistemas educativos a su servicio el currículum que vienen avalando e imponiendo refuerza la reproducción y ampliación de sus cosmovisiones favorecedoras de sus negocios y valores. Ya nos cuesta cada vez más ver a personas colaborando, compartiendo, ayudando, …; lo que con mayor facilidad percibimos son personas compitiendo entre ellas; como se suele decir, entre empresarios no hay relaciones de amistad, solo de interés y de rivalidad. La dinámica es: “tienes que arruinar a los demás y hacer que los demás pierdan para que tú ganes”. Son palabras que están siempre jerarquizando y juegan con la dinámica de vencedor y vencido Si alguien verbaliza que ”¡Tienes que ser el mejor!” lo que estamos diciendo es los demás son sus rivales, no puedes colaborar y apoyarles, debes impedir que los demás tengan éxito, pues de lo contrario tú nunca serás el mejor. Este tipo de frases es el resultado de políticas marcadas por una gran competitividad y rivalidad en las que los demás deben fracasar. En el fondo es hacer realidad el famoso efecto Mateo derivado de su narración acerca de los talentos recogida en el Evangelio de San Mateo: “al que tiene se le dará y al que no, se le quitará hasta lo que ya tiene”. En un mundo más justo, solidario, democrático y fraternal este tipo de lógicas son un contrasentido.

12. Nos podrías proponer un final relacionado con los niveles estratégicos que se deberían tomar desde la política educativa para que la cultura gitana estuviera en el desarrollo curricular de todas las comunidades autónomas lo antes posible. 
Desde mi punto de vista considero que una política educativa comprometida con una educación justa e inclusiva precisa de medidas urgentes como las siguientes:
• Todo el alumnado, independiente de su etnia, clase social, sexo y sexualidad, capacidades y nacionalidad
debe compartir el mismo tipo de centros y aulas. Prohibir e impedir la existencia de centros gueto.
• Los centros deben contar con suficientes recursos: a) con suficientes docentes y con una adecuada y buena
formación, con las especializaciones pertinentes; contar con departamentos de orientación escolar para
facilitar lo más rápido posible la detección las dificultades escolares y hacerles frente con programas pertinentes
de intervención y de apoyo; b) tener buenos, rigurosos y suficientes recursos didácticos informativos
auténticamente “inclusivos”; c) disponer de buenas instalaciones, con espacio suficiente, bien distribuido y
organizado, con buena acústica, una decoración agradable y motivadora y buena iluminación.
• Debe de prestarse muchísima atención a las actitudes y al lenguaje no verbal de los profesionales de la educación
para evitar el etiquetado y comportamientos de segregación del alumnado. Todo estudiante debe de sentirse aceptado, escuchado y siempre animado a participar sin miedo a equivocarse y ser sancionado por ello.
• Todos los proyectos curriculares que se desarrollen, implementen y evalúen deben incluir las historias colectivas
y necesidades de los grupos sociales desfavorecidos o silenciados. Incorporar en todas las etapas, cursos y asignaturas escolares contenidos referidos a la cultura gitana, tanto en imágenes como en la información
escrita.
• Revisar los modelos de evaluación de curricular para hacer un verdadero seguimiento de los objetivos, competencias, valores, contenidos, tareas escolares de cada asignatura.
• El profesorado en general, pero muy especialmente el que trabaja en centros con más dificultades, con alumnado
perteneciente a familias desfavorecidas debe de contar con facilidades para coordinar su trabajo, recursos y tareas con sus colegas, con los de otros centros que tengan más experiencia y con el de otras instituciones educativas, incluida la universidad.
• Es muy recomendable que se cree la figura de profesora o profesor responsable de coordinar, vertebrar y
desarrollar una minuciosa evaluación continua de los planes de inclusión escolar del centro.
• En el trabajo en grupo debemos prestar atención para redistribuir el alumnado en grupos heterogéneos en
cuanto a etnia, sexo, clase social y capital cultural.
• Prestar especial atención en los patios de recreo a lo que allí acontece: agrupamientos, formación de equipos,
comportamientos de acoso, etc.
• Diseñar e implementar planes de apoyo escolar y extraescolar al alumnado con problemas de aprendizaje.
• Dotar de becas y ayudas al alumnado gitano y, en general a todo el alumnado que las precise, para material escolar, comedores escolares y para actividades extraescolares.
• Diseñar y llevar a término planes de atención para facilitar el apoyo escolar y la participación de las familias
gitanas en la AMPAS y demás órganos escolares en los que no suelen tener presencia.
• Planificar y organizar acciones de sensibilización en el barrio o en el pueblo sobre la necesidad de la inclusión
y de la no discriminación contando con la colaboración activa de Colectivos gitanos, Asociaciones vecinales,
ONG, Ayuntamiento, instituciones culturales, …
• Organizar semanas culturales y actos puntuales con gente de la cultura (poetas, cantantes, intelectuales,
conferencias, …) referidos a reivindicar la historia y cultura gitana; destinados a desmontar los numerosos
prejuicios existentes y que son susceptibles de generar situaciones y conductas de marginación y segregación.
Es muy importante ver como otros colectivos como las mujeres están llevando a cabo acciones, intervenciones, movilizaciones para reivindicar sus legítimos derechos, para hacer frente a la violencia que muchas de ellas tienen que soportar, … Planes, acciones y políticas semejantes son muy urgentes para desmontar el creciente e injusto antigitanismo de estos tiempos de rebrote del racismo.

Gracias por su amabilidad, por su cercanía y por su compromiso. Será un placer encontrarle de nuevo en nuestras Jornadas para aprender y compartir los momentos de aula, mesa, café.
Un abrazo

Fuente: http://www.aecgit.pangea.org/boletines/boletin35/REVISTA_34_AECGIT.pdf

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