Un sinnúmero de personas utilizan frases del profesor polaco sin conocer la relevancia de su pensamiento en la filosofía y la sociología.
Esta semana murió Zigmunt Bauman a los 91 años. Su nombre fue tendencia en redes sociales a pesar de que las consideraba una trampa que alejaba a los individuos del otro. Cientos de personas compartían algunas de sus frases célebres y lamentaban su muerte. Varios medios de comunicación titularon con enunciados como “Las siete frases sobre la felicidad de Bauman”, “Entender el amor según frases de Bauman” o algunos sólo decían “Las mejores frases de Bauman”. Sin embargo, es posible que se desconozca por qué llegó a ser uno de los pensadores más importantes del siglo XX.
No sería posible entender por qué Bauman es tan relevante en el mundo de la sociología y la filosofía, a través del concepto de ‘Liquidez’, sin conocer su contexto. Nació en Polonia en 1925, en el seno de una familia judía no practicante y en una época en la que empezaban a aparecer movimientos antisemitas. Por eso, al igual que muchos otros pensadores de origen judío como Theodor Adorno, Max Horkheimer, y Sigmund Freud, Bauman tuvo que vivir en carne propia la persecución, la exclusión, la violencia en contra de personas diferentes legitimada por las instituciones y las dificultades para migrar a otros países.
En 1939, cuando Polonia fue invadida por la Alemania Nazi, su familia se trasladó a la Unión Soviética. Bauman se unió al primer ejército polaco controlado por los soviéticos como instructor político, y desde 1945 hasta 1953 trabajó para la inteligencia militar.
Regresó a Polonia y militó en el partido comunista. Fue profesor de filosofía y sociología en la Universidad de Varsovia. Pero las políticas antisemitas de su país, desarrolladas por un gobierno comunista, hicieron que tuviera que huir a otras naciones como Israel, Canadá y Estados Unidos, donde continuó su labor de profesor.
A inicio de los años 70 se estableció en Inglaterra como profesor en la Universidad de Leeds, donde desarrolló una buena parte de su obra intelectual.
Daniel Ernesto Aguilar, Phd en sociología de Kansas State University y profesor de la Universidad Externado de Colombia, le explicó a Semana.com que la influencia del pensamiento marxista en Bauman implicó que comprendiera la sociedad desde estructuras sólidas que generaban exclusión y desigualdad. Es decir, desde sociedades que ya tenían un orden establecido, casi incuestionable, que hacía que funcionara un modelo en el que el dueño de los medios de producción (fábricas y las empresas) pudiera acumular riqueza a través del trabajo y la plusvalía del proletariado, por ejemplo.
Según Marx este modelo económico para organizar la sociedad estaba reafirmado por instituciones como la iglesia, la familia y la escuela, que hacían que la sociedad funcionara en torno al trabajo, y que establecían las reglas tradiciones y el deber ser. Por ejemplo, la iglesia le decía al trabajador que si era pobre era porque Dios lo quería así, y que debía someterse a la autoridad que era su jefe. De esta manera todo se mantenía en orden. Este periodo es conocido como la modernidad.
La modernidad líquida
La modernidad fue un proyecto que surgió a partir de la ilustración. Proponía la razón como el medio para que el individuo obtuviera la libertad. En aras de usar la razón, paradójicamente se crearon instituciones homogeneizadoras, como la universidad, que empiezan uniformar el pensamiento y a eliminar a todo aquello que causa desorden. Es decir, todo aquello que es diferente.
“Bauman – dijo Aguilar- señalaba que el nazismo y ese autoritarismo era el producto más fuerte y perverso de la uniformidad moderna porque eliminaba lo diferente, y generó así sistemas de exclusión. Bauman podía pensarlo porque durante mucho tiempo fue excluido”.
Pero ese proyecto de modernidad sólido empezó a deteriorarse y a generar un estado de confusión y de incertidumbre al que Bauman definió como ‘Modernidad Líquida’, el término por el que es reconocido en todo el mundo.
Aparecen personas que son distintas, que cuestionan los sistemas de valores, el deber ser, las tradiciones, las creencias. El cuestionamiento del proyecto de la modernidad es precisamente lo que se conoce como posmodernidad, que no necesariamente tendría que ir en contra del orden establecido, pero que permite otras formas de vivir o que al menos las plantea.
En varias de sus conferencias Bauman comparó la liquidez con el Estado de Interregno, planteado por Titus Livius en la Roma Antigua. El mundo tenía un orden gracias al emperador Rómulo. Pero luego de su muerte sólo había confusión y las personas buscaron nuevas maneras de vivir. Bauman encontraba que las sociedades ven que las viejas costumbres ya no funcionan, que son poco fiables. Sin embargo, la nueva situación, más efectiva, más adecuada, no se ha inventado todavía. Por eso las sociedades son líquidas y nos encontramos en un estado de interregno: Algunos quieren continuar con su vida según las reglas de las estructuras sólidas, mientras que otros buscan nuevas formas de vivir.
“Un estado de interregno es líquido porque no hay continuidad. La discontinuidad es tan frecuente como la continuidad, por lo cual no se puede confiar en que lo que pasó ayer pasará mañana del mismo modo”, dijo Bauman en una de sus conferencias. El deterioro y la decepción que produce el proyecto de modernidad hace que las personas empiecen a no tener certezas, y que, como solía decir Bauman, la única certeza sea la incertidumbre.
Así mismo, para el filósofo el motor de funcionamiento de la sociedad dejó de ser el trabajo como lo planteaba Marx, y pasó a ser el consumo en el que también, como consecuencia de la modernidad, existen personas que son excluidas. “En el libro ‘Vidas desperdiciadas’, Bauman dice que la modernidad legitimó ciertas formas de exclusión. Si no trabajas, no tienes dinero para consumir, si no consumes, no eres nadie. El consumo es el nuevo motor de la economía. Si no consumes no aportas, sino que te conviertes en una carga, y las cargas son costosas”, explicó Aguilar.
Aplicar a Bauman a la realidad
Los planteamientos de Bauman son importantes y digeribles, precisamente porque se ven reflejadas en la contemporaneidad. Aguilar expuso algunos ejemplos.
Trabajo: Antes nuestros abuelos estaban orgullosos de trabajar en una empresa y establecerse allí por años. Eso les daba un estatus social y seguridad. Ahora, lo que establece ese estatus es el consumo, pero ya no hay seguridad. Por eso, las personas ya no duran mucho tiempo en un mismo trabajo.
En la vida amorosa: El amor se ha vuelto líquido. Los modelos de familia no satisfacen a las sociedades de ahora. Antes la regla para las parejas era “hasta que la muerte los separe”. Ahora, las personas ven la posibilidad de divorciarse, de tener varias parejas, de separar el amor de la sexualidad, de enamorarse de personas del mismo sexo, o de mantener relaciones abiertas y de reconocer que es posible vivir bajo distintos modelos de familia ( ausentes, hermanos, amigos, abuelos, madres solteras, padres homosexuales, etc).
En la religión: Muchos países ya no legislan según las órdenes de la iglesia católica, reconocen las diferencias y se abre un espacio para el ejercicio de otras religiones. Lo paradójico es que esos nuevos grupos que son incluidos en ocasiones buscan excluir a los demás. Por ejemplo, en Colombia la comunidad evangélica ha podido practicar su fe con libertad gracias a que el país es laico. Sin embargo, los líderes de esta comunidad permean la política y de nuevo buscan homogenizar a la sociedad y excluir a aquellos que no se rigen bajo sus mismos principios. Es entonces cuando lo sólido y lo líquido, enunciado por Bauman, se puede ver reflejado en debates entre cristianos y LGTBI sobre si las parejas homosexuales pueden adoptar niños o no, por ejemplo.
Ética relativa: Gracias a que la posmodernidad defiende el pensamiento individual y cuestiona la uniformidad, la ética empieza a ser relativa. Por ejemplo, antes la eutanasia era considerada un asesinato, un delito. Ahora incluso puede ser mejor visto darle una muerta digna a una persona que mantenerla viva en condiciones precarias por cuestiones morales o religiosas. Sin embargo, hay reglas generales que todavía permanecen y que son aprobadas universalmente como el no asesinar.
Redes sociales: Para Bauman las redes sociales eran una burbuja que nos alejaba de la realidad. Esto se ve aplicado por ejemplo en la sorpresa de los resultados del plebiscito por la paz en Colombia. Una persona que iba a votar por el Sí pensaba que iba a ganar porque las redes sociales le mostraban publicaciones de personas que pensaban igual, que eran sus amigos, que los alejaban de la realidad.
¿Por qué Bauman ha sido importante?
Aguilar explicó que Bauman presenta en la sociología categorías que son más flexibles y eso lo acerca a la gente: “Tenía una excelente forma de comunicar su pensamiento. Leer a Bauman es agradable, digerible, no todos los textos, pero sí muchos de ellos. Después de la Modernidad Líquida, Bauman empieza a escribir no para una comunidad académica, sino para que la gente comprendiera y eso genera un impacto. Por eso muchos de la comunidad científica lo desaprueban, y por eso muchos lo banalizan, pero no miran el sustento real de la propuesta teórica de Bauman”.
Bauman además mostraba interés en lo que estaba cerca de las personas como la política, el amor, las redes sociales, la relación del ser humano con las pantallas, las nuevas formas de comunicación y el internet como un gran banco de información que transforma la manera de acercarnos al conocimiento.
Su deseo por comunicar no solo a la comunidad científica lo llevó a trascender a la vida de personas del común y de esta forma cumplir uno de sus deseos que confesó en una de las últimas entrevistas en el portal Perfil.com: “Soñaba con la inmortalidad, soñaba con dejar un rastro en el mundo, dejar el rastro atrás de mí, vivir la vida de tal manera que no desapareciera junto con el polvo”.