Argentina / 29 de abril de 2018 / Autor: Rolando Gallego / Fuente: Espectador Web
Los realizadores Martin Ferrari y Malena Noguer estrenan el documental «La educación en movimiento», que permite reflexionar sobre viejos usos y costumbres del sistema educacional.
Hablamos en exclusiva con los directores para conocer más de la propuesta.
¿Cómo surge la idea del documental?
Malena: El proyecto empezó hace más de 4 años. Nosotr@s venimos de los Bachilleratos Populares, que son escuelas públicas y populares que nacieron en los barrios y fábricas recuperadas después de la crisis del 2001, y que toman la educación popular como enfoque desde el que trabajar. Ahí nos conocimos y nació una pregunta ¿qué sucede con otras experiencias similares más allá de nuestro territorio? ¿Qué está pasando con la educación y los movimientos sociales en Latinoamérica? Comenzamos a soñar un viaje, a leer, a investigar, a encontrarnos con educador@s, investigador@s que ya venía trabajando en el tema. Y luego, con la convicción de que lo que viviéramos y conociéramos no podía quedar en nosotr@s, decidimos tomar en nuestras manos la herramienta audiovisual y hacer un documental con el objetivo de aportar una herramienta de debate y reflexión. Elegimos la herramienta audiovisual por dos razones. Por un lado, en esa investigación previa, encontramos muchos materiales teóricos y escritos sobre educación y movimientos sociales pero muy poco material audiovisual. Por otro lado, creemos que es una herramienta de gran impacto y necesaria en esta época. Fue entonces que nos encontramos con cineastas que nos empujaron a formarnos para poder realizar un material de calidad. En ese momento, no nos imaginábamos vivir la “expedición pedagógica” que implicó el viaje y rodaje del documental: 500 días de viaje, 45000Km, 10 países, 15 movimientos sociales visitados, más de 100 entrevistas, 300 horas filmadas…Verdaderamente fue un viaje etnográfico en el que no sólo visitamos y filmamos experiencias educativas, sino que habitamos cada territorio, cada lucha, cada intento, cada encuentro con esos compañer@s que desde diferentes rincones luchan por la emancipación de los pueblos de América… y así cada territorio nos atravesó y nos desbordó de mundos. Todo el viaje lo hicimos en nuestra pequeña camioneta Kangoo, donde vivimos el año y medio de rodaje y que la equipamos también como sala de edición. La «Guagua Transhumante» ( Guagua que en algunos países de NUestramérica significa colectivo y, en otros, niñ@. Transhumante, por nómade) se convirtió en una compañera más durante el rodaje del documental. Es un proyecto independiente y autogestivo, que fue posible por el apoyo y aporte de compañerxs de los Movimientos Sociales, familia, amigxs. En la etapa final de sumó la UNTREF para hacer la Post Producción de Imagen y Sonido. Así como no imaginábamos la expedición pedagógica que fuimos viviendo, tampoco proyectábamos que el documental se estrene simultáneamente en 10 países como sucedió el jueves 5 de abril, fecha elegida en homenaje a Carlos Fuentealba. Fue el rodaje y principalmente la devolución de lo que filmábamos a cada escuela y movimiento que nos empujó a asumir el compromiso de que el documental vuelva a esos y otros territorios para sembrar el debate sobre ¿qué educación queremos y para qué sociedad?
¿Cuánto tiempo les llevó documentar las experiencias en los diferentes lugares?
Martín: El viaje y rodaje implicó 1 año y 4 meses, 500 días. Más o menos, 2 meses por país. Fue todo un trabajo de relevamiento y armado: mapear movimientos sociales de relevancia por su historia o por sus proyectos políticos-pedagógicos; que puedan ir reflejando diversas experiencias educativas (algunas de educación primaria, otras secundaria, otras universitaria, otras de formación política, otras para jóvenes y adult@s, algunas reconocidas por el sistema educativo, otras no reconocidas, etc); que puedan reflejar también diversos roles dentro de esos proyectos político-pedagógicos (seguir a un docente, a un estudiante, a una militante que se formó como estudiante y hoy es docente, mujeres, hombres, trans); que reflejen las experiencias diversos movimientos sociales y diversas luchas frente a las mismas opresiones (movimientos indígenas, movimientos de trabajadores, movimientos campesinos, movimiento feminista). La duración del rodaje fue dependiendo de cada experiencia… pero siempre implicó un tiempo de ir entrando en confianza, que nos conozcan, compartir los cortometrajes (y luchas) realizados en otros rincones de Nuestramerica, y luego poder filmar. En este proceso ayudaba mucho el vivir en esas escuelas, comunidades, con las mismas familias o estudiantes a los que íbamos a filmar. Eso fue posible por el hecho de llegar con el auto y vivir en él. En general estuvimos entre 15 días y un mes por experiencia.
¿Cómo accedieron a cada una de ellas?
Martín: Antes de salir nos reunimos con referentes académicos y militantes relacionados a los movimientos sociales y a la educación. Entre ell@s Pablo Imen, Claudia Korol, Norma Michi, Alberto Croce, el GEMSEP del Instituto Gino Germani de la Facultad de sociales de la UBA. Ellxs nos ayudaron a pensar el proyecto y nos abrieron muchos contactos. También fuimos generando los contactos para que nos conozcan y nos permitan filmar. Fue clave en este sentido, nuestro compromiso de filmar y antes de seguir camino editar un corto y presentárselo a cada escuela, organización, institución. Además de ser de los momentos más hermosos y fuertes del proyecto, implicó un real ida y vuelta, un real intercambio con los movimientos.
También asumimos el compromiso de dejar el crudo de lo filmado en cada movimiento.
¿Cómo decidieron el recorte antes de encarar el documental?
Martín: Antes del rodaje decidimos poner el ojo/cámara en la educación y los movimientos sociales, y particularmente poder reflejar las vidas de algún@s de las personas que atraviesan esas experiencias pedagógicas y políticas, porque esas experiencias de los movimientos construyen subjetividades críticas.
Fueron claves los cortometrajes realizados en el camino, ya que esas ediciones y sus posteriores devoluciones a las comunidades, organizaciones e instituciones nos fueron marcando el camino hacia el documental. Pero al llegar nos toco encarar globalmente las 300hs. Sistematizamos y categorizamos en un cuarto lleno de afiches y papelitos todo el material. Por país identificamos las entrevistas, las experiencias relevadas, los temas y ahí, el documental se mostró, estaban sus protagonistas, sus historias, los movimientos. Pero no fue una tarea fácil, ya que también identificamos valiosas experiencias e historias que tendrían que ser parte, pero el material filmado no entraba en diálogo con una narrativa que iba teniendo el guión. Luego comenzamos la etapa de montaje en una oficina que nos presto el IDELCOOP, ahí trabajamos con Gabriela Jaime, montajista, documentalista y quien nos formó desde un principio. Con ella, día a día durante meses fuimos encontrándonos con el material, armando las historia. Las primeras paradas en esa ruta fue que un día nos dimos cuenta que faltaba algo que haga fluir al documental, que enmarque a las 7 experiencias documentadas y sus territorios. Fue cuando nos toco comenzar a imaginarnos varias posibilidades (vos en off, placas, animaciones) y entre ideas conocimos el trabajo de Maxi Bearzi, animador y músico, y vimos que sus animaciones le darían vuelo al documental y sentimos que fue así. Pero aún nos quedaba otra estación, algo fundamental, la música, queríamos música original y el joven músico Mateo Arce fue el encargado de meterse en lo montado para encontrar esa música que dialogue con esos territorios, con esas historias y sus ritmos. Y cuando ya casi estaba terminado, volvimos a frenar para encarar la post producción de imagen y sonido y ahí la Universidad de Tres de Febrero confió en este proyecto y se sumo a co producirlo para que podamos cerrarlo y llegar a su estreno oficial el 5 de abril pasado. En todo este camino de post producción también nos contactamos con el INCAA donde nos presentamos para el subsidio de post producción, el cual nos negaron rotundamente.
¿Qué dignifica la educación para ustedes?
Malena: Más que dignificar, la educación es una herramienta de transformación social, pero si está en manos de los sectores económicos, simplemente será un herramienta de disciplinamiento y no de liberación. Como Freire planteaba es necesario “una educación que nos enseña a pensar y no a obedecer”.
¿Cómo cambió esa idea a partir de la realización del documental?
Malena: No cambió… pero sí tomamos dimensión y pasamos por el cuerpo el hecho de que en cada rincón de Nuestramérica existen resistencias frente a las violencias patriarcales, capitalistas y coloniales; y también propuestas de construcción de una educación emancipadora, de otras relaciones y otro mundo posible.
¿Qué creen que aporta “La educación en movimiento” a la discusión sobre el sistema educativo?
Martin: Queremos recuperar la pregunta por el sentido de la educación. El documental sale a la luz en un momento histórico en el que la mercantilización de la educación de la mano de las grandes reformas educativas en todo el continente, pretende ocultar esa pregunta. Los organismos internacionales, los gobiernos neoliberales de la ceocracia, las grandes empresas transnacionales vienen a imponer sus recetas de la mano de las evaluaciones estandarizadas, de la estigmatización de los sindicatos, del vincular la formación docente con la escala salarial, de los grandes cambios metodológicos (trabajo por proyectos, parejas pedagógicas, “escuelas del futuro”), de la tecnologización de la educación, de prácticas laborales atadas al mundo empresarial, pero todo eso… ¿Para qué? ¿Para favorecer a quiénes? ¿Para qué sociedad? Los sectores dominantes buscan esconder los para qué, ocultar que toda educación es política. Nosotr@s sostenemos que no existe educación neutra: toda educación es política y toda política es educativa. Esto nos lo recuerda Paulo Freire y los Movimientos Sociales lo tienen clarísimo y lo construyen día a día. Estamos viviendo una época en la que el capital avanza tremendamente sobre los territorios sin importar las vidas de las personas y las comunidades. Algunas constantes que vimos en el viaje son la sojización de la tierra, el avance de la minería que seca nuestras lagunas y ríos, el extractivismo, el consumo que consume nuestras identidades, la criminalización de la protesta, la estigmatización de l@s pib@s de los barrios, la militarización de las juventudes, las migraciones forzadas, los cuerpos de las mujeres como objetos de propiedad y consumo. Es en este contexto y de la mano de los sectores dominantes que se digita qué educación es necesaria y qué reformas hacer para eso. Por eso es urgente frenar y preguntarnos ¿para qué educamos?
¿Qué fue lo más difícil de rodar?
Malena: Lo más difícil de rodar fue Venezuela, ya que llegamos a la frontera Colombia-Venezuela y se encontraba cerrada. A pesar de que desde Venezuela nos permitieron el ingreso, Colombia no lo hizo y esa negativa implicó retroceder hasta Perú (tooodo Colombia, tooodo Ecuador y gran parte de Peru) hasta llegar a un puerto del amazonas, tomar 3 barcos atravesando el Amazonas hasta llegar a Manaos, Brasil, y desde allí manejar hasta Venezuela. Toda esta aventura y vuelta implicaron dos meses del viaje. Específicamente del rodaje, lo más difícil fue filmar la Mina de Oro Yanacocha, una de las más grandes minas de Latinoamérica, cuyas imágenes están al comienzo del documental. Ingresamos con Hugo, campesino que vive en las comunidades de la zona, pero teníamos que devitar ser vistos por la empresa. Logramos finalmente filmar el tajo de la mina, donde antes había una laguna que alimentaba de agua a toda la ciudad de Cajamarca.
¿Qué expectativas tienen ante el estreno?
Malena: Con el estreno y sus futuras proyecciones queremos que la película se difunda y que miles de personas la tomen en sus manos para debatir ¿Qué educación queremos y para qué sociedad?
Fuente de la Entrevista:
http://www.espectadorweb.com.ar/index.php/especiales/24-especiales/4150-entrevista-martin-ferrari-y-malena-noguer-qla-educacion-es-una-herramienta-de-transformacion-socialq