Los derechos de la mujer a la tierra siguen plagados de obstáculos en Kenia

Redacción: Rebelión

La Ley de propiedad matrimonial de Kenia discrimina a las mujeres y contraria la Constitución del país, en uno de los obstáculos de las mujeres en sus derechos a la tierra. Menos del cinco por ciento de todos los títulos de propiedad de la tierra en Kenia están en manos de mujeres. Foto: Miriam Gathigah / IPS

NAIROBI, 22 jun 2020 (IPS) – Ida Njeri era una funcionaria con acceso a una Sociedad Cooperativa de Ahorro y Crédito (Sacco) a través de su empleador, cuando comenzó a interesarse por los préstamos de la institución para adquirir tierras en Ruiru, en el centro de Kenia, junto con su esposo, un consultor privado en el sector de la comunicación.

Ella estaba dispuesta a hacerlo. Parte de su plan a largo plazo para tener una familia era comprar un terreno y construir allí la casa de sus sueños. Pero lo que no se dio cuenta Njeri es que 12 años y tres hijos más tarde, la ley le negaría tener derecho a su derecho a poseer la propiedad matrimonial.

«Como consultor privado, fue difícil para mi esposo unirse a un Sacco. La gente generalmente se une a los Sacco a través de su empleador. Esto hace que sea fácil ahorrar y tomar préstamos porque se necesitan tres personas dentro de su Sacco para garantizar el préstamo», explicó Njeri IPS

«Mi esposo tenía una cuenta bancaria de ahorros, por lo que decidimos combinar mis préstamos con sus ahorros. Para 2016, tenía 45 000 dólares en préstamos. Mi esposo me decía la cantidad necesaria para comprar un terreno y yo pedía un préstamo», agregó, explicando que fue él quien manejó todas las adquisiciones.

Para 2016, la pareja había comprado 14 terrenos diferentes, cada uno de uno de media hectárea. Pero el año pasado, cuando el matrimonio terminó, Njeri descubrió que todos los terrenos comunes estaban a nombre de su esposo.

«Todo el tiempo asumí que la tierra estaba a nuestro nombre. Realmente nunca pensé en ello porque estábamos construyendo conjuntamente nuestra familia. Y peor, todos los recibos de pago de la tierra y los acuerdos de venta también están solo a su nombre», dice ella.

Pero lo más negativo es que había poco que ella pudiera hacer al respecto, dadas las leyes del país.

El ítem tres del artículo 45 de la Constitución de 2010 establece la igualdad durante el matrimonio y el divorcio, y el matrimonio de Njeri fue legal y está registrado, lo que da sustento a que la propiedad de las tierras adquiridas sea conjunta, según la norma de 2014.

Pero existe una Ley de Propiedad Matrimonial, de 2013, que en su sección 7 establece que la propiedad de bienes matrimoniales depende de las contribuciones de cada cónyuge para su adquisición.

«La propiedad matrimonial recae en los cónyuges de acuerdo con la contribución de cualquiera de los cónyuges para su adquisición, y se dividirá entre los cónyuges si se divorcian o si su matrimonio se disuelve de otra manera», establece la sección 7.

Debido a que Njeri no tenía pruebas de haber adquirido conjuntamente la tierra, tras su divorcio quedó sin derecho sobre ella.

El suyo no es un caso aislado de mujeres casadas que luchan por garantizar sus derechos sobre la tierra.

En 2018, se lanzó la Alianza por la Tierra de Kenia (KLA, en inglés), una red dedicada a promover que se ejecuten las disposiciones constitucionales de los derechos de las mujeres a la tierra y la promoción de la igualdad de género, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

La Alianza es la representante local de Deliver For Good, una campaña global que aplica una perspectiva transversal de género a los 17 ODS y que está impulsada por la organización internacional Women Deliver, que defiende los derechos de las mujeres en el mundo.

Odenda Lumumba, activista por los derechos a la tierra y fundadora de KLA, explica que los datos sobre la propiedad de la tierra apuntan a que persisten grandes disparidades de género, en especial por la intrincada relación entre los sistemas de tenencia de la tierra, los medios de vida y la pobreza.

«Hay muy poco avance hacia que las mujeres kenianas sean propietarias de tierras. Hay muchos obstáculos que superar para ello», dijo Lumumba a IPS.

La KLA realizó una auditoría de la propiedad de la tierra en que analizó aproximadamente un tercio de los 3,2 millones de títulos de propiedad registrados en el país entre 2013 y 2017, el mayor número de títulos de propiedad emitidos en cualquier periodo.

En ella se descubrió que solo 103 043 títulos, 10,3 por ciento del total de los emitidos, se concedieron a mujeres, mientras que 865 095, o 86,5 por ciento, se entregaron a varones.

Hay más disparidades en términos del tamaño de la tierra. De los 10 millones 129 704 hectáreas  que fueron registradas durante ese periodo de cinco años, nada menos que 97,76 fueron tituladas para varones y solo 1,67 para mujeres.

En 2018, la división el país de la Federación Internacional de Mujeres Abogadas (Fida) introdujo un reclamo ante el Tribunal Superior de Kenia, argumentando que la Sección 7 de la Ley de Propiedad Matrimonial era discriminatoria hacia las mujeres e inconsistente y contraria con el artículo 45 de la Constitución.

El máximo tribunal del país desestimó la querella, descartando una distribución equitativa de los bienes conyugales, ya que «abriría la puerta para que una parte se case y salga de ella en caso de divorcio con más de lo que se merece».

Dentro de este contexto, menos del cinco por ciento de todos los títulos de propiedad de tierras en Kenia están en manos de mujeres, que además están en desventaja en la forma en que usan, poseen, administran y disponen de esa tierra, asegura Fida-Kenia.

Pero los especialistas en temas de género alertan sobre el creciente número de hogares que tienen al frente a una mujer, 32 por ciento del total de 11 millones según datos oficiales,  y consideran que esa nueva realidad hace cada vez más urgente garantizar los derechos de las mujeres a la tierra.

«La Ley de Propiedad Matrimonial les da a las mujeres la capacidad de registrar sus propiedades, pero la mayoría de las mujeres no perciben lo importante que es esto, así que más tarde tienen que luchar por acceder a la propiedad, porque se cuidaron de estar registradas como propietarias, dijo a IPS la abogada Janer Anyango, asesora legal del Programa de Acceso a la Justicia de Fida-Kenia.

Fida-Kenia ofrece desde hace 34 años asistencia legal gratuita a al menos tres millones de mujeres y niños. También es otra organización socia de Women Deliver en Kenia.

Anyango dice que en la ley «el significado de ‘contribución’ se amplió para incluir contribuciones no monetarias, pero es difícil cuantificar la contribución en ausencia de pruebas tangibles. En la demanda de 2016, cuestionamos el hecho de que la ley atribuye pasivos por igual dentro del matrimonio, pero no hace lo mismo con los activos».

En 2016, FIDA-Kenia demandó también a la oficina del Fiscal General por no actuar en el tema de las medidas de discriminación contra la mujer, aunque tiene el mandato de hacerlo.

Además de la Ley de Propiedad Matrimonial, las leyes como la de Sucesión buscan respaldar a los conyugues  sobrevivientes, hombres y mujeres, pero siguen sesgadas a favor de los varones, ya que las viudas pierden su «interés vitalicio» en la propiedad si se vuelven a casar, por citar un ejemplo.

Otro es que donde no existe un conyugue o hijos sobrevivientes, el padre de la persona fallecida tiene prioridad en heredar sobre la madre.

Women Deliver reconoce que a nivel mundial las mujeres y las niñas tienen un acceso desigual a la tenencia de la tierra y a los derechos sobre la tierra, creando un negativo efecto dominó sobre el desarrollo y el progreso económico de toda la población.

«Cuando las mujeres tienen derechos garantizados sobre la tierra, sus ganancias pueden aumentar significativamente, mejorando sus habilidades para abrir cuentas bancarias, ahorrar dinero, obtener créditos y realizar inversiones para su beneficio, el de sus familias y sus comunidades”, aseguró a IPS la directora gerente de Política y Abogacía  de Women Deliver, Susan Papp.

Ella subraya que aplicar una mirada de género para acceder «a los recursos es crucial para impulsar el progreso para y con todos durante la pandemia de la covid-19, durante la cual el mundo sigue trabajando en alcanzar los ODS”.

Y a pesar de que los servicios vinculados a los temas matrimoniales han sido suspendidos por la pandemia en la Fiscalía General y en el registro de tierras, las mujeres como Njeri continúan su lucha por que se reconozcan sus derechos legítimos.

Fuente: https://rebelion.org/los-derechos-de-la-mujer-a-la-tierra-siguen-plagados-de-obstaculos-en-kenia/

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Chico Mendes: quién fue el luchador despreciado por el ministro de medioambiente de Bolsonaro

Por: La Izquierda Diario.

Chico Mendes, reconocido luchador del norte de Brasil, fue asesinado en 1988 por sicarios en el marco de su lucha por los derechos de los trabajadores del caucho, las riberas y los pueblos originarios.

El don de despertar en el pasado las centellas de la esperanza es privilegio exclusivo del historiador convencido de que tampoco los muertos estarán seguros si el enemigo vence. Y ese enemigo no ha cesado de vencer” (Walter Benjamin, Tesis sobre el concepto de historia, 1940)

Ricardo Salles, el ministro de Medioambiente de Bolsonaro, se dijo ignorante y consideró irrelevante la figura de Chico Mendes en una entrevista televisiva. El repudio en las redes puso a Chico Mendes en el trending topic a nivel global. ¿Por qué tanto odio y desprecio hacia el mundialmente reconocido luchador asesinado? El plan del gobierno de Bolsonaro contempla un avance en la quita de derechos por los que Mendes luchó.

El triunfo electoral de Bolsonaro y todo un pool de reaccionarios en octubre pasado con la enorme ayuda del poder judicial y apoyo militar implica no solo la preparación para salvajes ataques a los derechos laborales, como la reforma previsional, o las privatizaciones, o quitas a los derechos de las mujeres, de los educadores, de los niños, de la diversidad sexual. Significa además un intento de reescribir la historia.

El vicepresidente Hamilton Mourão y el presidente de la Corte Suprema, José Toffoli hablan de “movimiento del 64” y ya no de golpe. En ese marco, el ataque a Chico Mendes se inscribe en el intento de abrir aun más el campo al agronegocio y quitarle derechos a los trabajadores rurales, pueblos ribereños, negros y pueblos originarios.

Chico Mendes, fundador del PT y la CUT en el estado de Acre, región norte de Brasil, fue asesinado por pistoleros al mando de quienes se oponían a la expropiación de una hacienda para transformarla en “reserva extractivista”, de propiedad de la Unión bajo gestión de los trabajadores del caucho, ribereños y pueblos originarios. Chico Mendes defendía la expropiación de tierras para uso colectivo de esas comunidades y así chocaba con la expansión del agronegocio y su saña por pasto, tierra para la soja y derramamiento de sangre de lo que se interpusiera en su camino.

Ni bien comenzó la lucha por los derechos de los pueblos, de los trabajadores del caucho y de los bosques, Chico Mendes estuvo marcado para morir. No solo él, sino decenas de otros sindicalistas y activistas en la región. Con desdén, los medios brasileños miraban el drama en las entrañas de la Amazonia. Pocos días antes de su asesinato, el medio Jornal do Brasil se rehusó a publicar una entrevista al activista, en la que dejaba en claro quién lo amenazaba, con la que podría haber ganado tiempo de vida. Se puede leer la entrevista completa acá. Eran tiempos de poner paños fríos en las heridas, aun sangrantes, de la Constituyente.

Pocos días después del asesinato, la entrevista fue publicada. La atención a su denuncia cabía a los trabajadores y brigadas de defensa organizadas por la CUT, a los ambientalistas y parte de los medios internacionales, que por presiones de la lucha de clases en sus propios países, tenían que abrir algunas puertas a Mendes y su grito.

Hay quienes ven en ese programa defendido hace 20 años atrás por Chico Mendes un antecedente del ecosocialismo, como escribió recientemente el famoso intelectual Michel Lowy. Más allá de las polémicas sobre este concepto y los límites estratégicos de la lucha de Mendes -quien depositaba esperanzas en la Constituyente de 1988, planteaba un programa de desapropiación y una táctica de resistencia pacífica a los tractores de deforestación- su activismo entraba en ruta de colisión con el latifundio, con el agronegocio, y esa colisión le costó un tiro de escopeta en el pecho el 22 de diciembre de 1988.

El regreso del odio a Chico Mendes muestra que la llaga que estaba abierta en el ’88 no se cerró, y nos obliga a pensar en los objetivos que están detrás del odio de los terratenientes, de los capitalistas y del gobierno de Bolsonaro.

El regreso del espectro odioso de 1988

Bajo la égida del ministro detractor de Chico Mendes hay un instituto que lleva su nombre. Mendes fue asesinado el mismo año en que se terminó la Constituyente. Ese año también fueron asesinados en manos del Ejército tres trabajadores siderúrgicos en la ciudad de Volta Redonda, Rio de Janeiro.

El odio de Salles generó un amplio repudio en las redes sociales, e incluso el general Mourão se delimitó del ministro. Esta delimitación se relaciona también con las diputas en las distintas alas del pool de poder Bolsonaro. Pero las declaraciones de Salles no fueron las palabras de un idiota, llenas de sonido y furia y sin significado. Son parte constitutiva del programa de gobierno de Bolsonaro y que van mucho más allá del ala “ideológica” con la que se relaciona.

Bolsonaro no ahorró críticas a la legislación ambiental hasta que ocurrió el desastre de Brumadinho. Mourão y Heleno quieren pasar a llevar los derechos de los pueblos originarios para hacer obras en la Amazonia como la “gran línea norte” y la expansión de la ruta BR-363. La ministra de Agricultura, Tereza Cristina, quiere liberar el uso de cualquier tipo de agrotóxico. El ministro de Justicia, Sérgio Moro, redacta leyes represivas con la trillada excusa de lucha contra el narcotráfico pero que le permitirán a Bolsonaro cumplir su promesa de enjaular a militantes del MST y MTST como “terroristas”.

Pasados algo más de 20 años desde aquella Constituyente y de los asesinatos en el campo y en la industria siderúrgica, vuelven a emerger temas centrales, la historia de Brasil, las violentas discusiones de la época, entre ellas la cuestión del latifundio y el agronegocio.

Surgida como brazo político para hacer lobby en la Constituyente, y como brazo armado para esparcir sicarios por el campo, y de notorio involucramiento en el asesinato de Chico Mendes y de muchos ambientalistas y sindicalistas en el campo, la Unión Demócrata Ruralista (UDR) ubicó a su poderoso presidente, Nabhan Garcia, en un cargo crucial del gobierno de Bolsonaro: jefe de “asuntos fundiarios” del Ministerio de Agricultura.

Esto muestra que el odio de Salles a Chico Mendes no es un punto fuera de la curva sino la consecuencia directa del programa de todo el pool bolsonarista e ilustra cómo pretenden pasar revista a las heridas todavía abiertas del ’88 para pisotear a los muertos y arrancar así más tierras, derechos y sangre a los vivos.

Algunas reflexiones para salvar a los muertos de las garras de los enemigos

En Xapuri, la localidad del estado de Acre donde Mendes fue asesinado, estaba en pleno y abierto funcionamiento el brazo armado de sicarios del latifundio. Chico Mendes pagó con su vida el enfrentamiento a esos poderes y querer la expropiación de las tierras amazónicas para destinarlas a “reservas extractivistas”.

Chico Mendes dejó un breve y bonito escrito póstumo en defensa de la revolución socialista mundial dirigida a los jóvenes del futuro:

Atención, joven del futuro, el 6 de septiembre del año 2120, aniversario del primer centenario de la revolución socialista mundial que unificó a todos los pueblos del planeta en un solo ideal y en un solo pensamiento de unidad socialista, y que puso fin a todos los enemigos de la nueva sociedad. Acá quedan solo el recuerdo de un triste pasado de dolor, sufrimiento y muerte. Disculpen. Estaba soñando cuando escribí estos acontecimientos que no voy a ver. Pero tengo el placer de haber soñado”.

Si bien declamaba el socialismo internacional, no era ese el programa que defendía Chico Mendes. En la entrevista a Jornal do Brasil decía:

La reforma vino a través de la Reserva Extractivista. Vamos a utilizar la selva en forma racional, sin destruirla. Los trabajadores del caucho, los pueblos originarios, los ribereños hace más de 100 años ocupan los bosques. Nunca la amenazaron. Los que la amenazan son los proyectos agropecuarios, los grandes madereros y las hidroeléctricas con sus inundaciones criminales. En las reservas extractivistas, vamos a comercializar e industrial los productos que los bosques generosamente nos conceden. Tenemos en los bosques el abacaba, el patoá, el açaí, el buriti, la pupunha, el babaçu, el tucumã, la copaíba, la miel de abejas, que ni los científicos conocen. Todo esto puede ser exportado, comercializado. La universidad tiene que venir a acompañar la Reserva Extractivista. Estamos abiertos a ella. La Reserva Extractivista es la única salida para que la Amazonia no desaparezca. Más aun: esta reserva no tendrá propietarios. Va a ser un bien común de la comunidad. Tenemos el usufructo, no la propiedad”.

Proponía el usufructo, la gestión de la tierra por los pueblos locales, señalando –al menos para la región amazónica- un sentido de una reforma agraria que no pasa por la propiedad privada de la tierra, si no que convive al mismo tiempo con el capitalismo que la rodea. Esta elaboración programática es un aporte para pensar otros modelos de gestión de los recursos naturales y su control por los trabajadores y pueblos locales, más aun en tiempos de crímenes capitalistas de la magnitud que se vio en Brumadinho.

La defensa de una gestión de los recursos por la población local y los trabajadores (del caucho) se choca también con el programa adoptado por el PT, que no solo no combatió sino que apoyó la expansión agrícola capitalista, el avance de la minería predatoria, mantuvo privatizada la minera Vale, adoptó el uso desenfrenado de inundaciones para hidroeléctricas, todo esto para garantizar más recursos para entregar en bandeja al imperialismo, con royalties de semillas transgénicas o a través del criminal pago de la deuda pública.

La integración del PT al régimen nacido en el ’88 incluyó su aplauso e incentivo a la soja, al ganado, al frigorífico JBS, a la exministra y vocera del agronegocio Kátia Abreu, en directo detrimento y choque con los derechos de los pueblos originarios, ribereños y trabajadores rurales. Suena totalmente fuera de lugar, para decir lo mínimo, su defensa del legado de Chico Mendes, aun limitada a la cuestión ambiental.

Fuente de la reseña: https://www.laizquierdadiario.com/Chico-Mendes-quien-fue-el-luchador-despreciado-por-el-ministro-de-medioambiente-de-Bolsonaro

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