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¿Cómo abordamos el acoso y el maltrato entre iguales?

Por: Pedro Uruñuela

Sólo si se toma conciencia de la necesidad de priorizar el trabajo y desarrollo de la convivencia es posible abordar con éxito la prevención y la erradicación del acoso.

El pasado día dos de mayo se celebró el “Día contra el acoso escolar”; la prensa escrita y demás medios de comunicación se hicieron eco de ello, publicando noticias, comentarios y análisis sobre este fenómeno.

Conscientemente, he querido dejar pasar unos días antes de volver sobre este tema, abrumado por la cantidad de informaciones incompletas y análisis poco fundamentados que han aparecido sobre el maltrato entre iguales.

Llama la atención, en primer lugar, la proliferación de estudios y ofertas de tratamiento del acoso que aparecen y se hacen llegar a los centros educativos. Algunos, presentados por organizaciones de larga tradición en este campo, están bien fundamentados; otros, por el contrario, son ofrecidos por organizaciones sin experiencia previa ni trabajo en el ámbito educativo, aprovechando la preocupación social existente ante este tema. De la misma forma, aparecen datos contradictorios, con porcentajes de incidencia alarmantes y exagerados, frente a estudios más consistentes que presentan abiertamente las bases de su estudio y de la recogida de datos.

Si se consultan las propuestas y planteamientos de muchos de estos estudios, se echa en falta una definición precisa de lo que es el acoso, delimitando bien su alcance respecto de otros problemas de convivencia. Desequilibrio de poder, intencionalidad y duración en el tiempo son las tres características necesarias para poder hablar de acoso. No puede considerarse que “un empujón” es ya acoso, o que un acto de violencia puntual por parte de niños en la etapa de infantil ya debe considerarse maltrato. Evidentemente, hay que tratar estas situaciones, pero no pueden ni deben confundirse con el acoso y, si queremos erradicarlo, debemos tener muy claro a qué nos estamos refiriendo al hablar de maltrato entre iguales.

En segundo lugar, deben ponerse en marcha procedimientos de recogida de información sobre el acoso que sean aceptados por todas las personas, concretando la forma de realización y los mínimos criterios de calidad que deben tener. Un teléfono de denuncia de las situaciones de acoso puede ser un estímulo para investigar lo que está sucediendo y un indicativo de la preocupación existente, pero nunca puede ser la fuente de datos sobre la incidencia del acoso. Hay que ser más serios y rigurosos, y establecer procedimientos contrastados para conocer su incidencia. La Administración educativa no puede mirar hacia otro lado en este punto.

De hecho, pienso que ha habido una dejación por parte de la Administración que, desde el año 2009 paralizó el Observatorio Estatal de la Convivencia y renunció a los estudios sistemáticos longitudinales sobre la incidencia del acoso en los distintos niveles educativos. Es imprescindible que recupere la iniciativa y el liderazgo en este campo, coordinando las diversas iniciativas y marcando los objetivos y principales líneas de intervención.

Con todo, lo más preocupante en el tratamiento del acoso, en mi opinión, sigue siendo el enfoque parcial que se hace de él. Revisando los artículos y noticias que han aparecido con motivo del “Día contra el acoso”, hay quienes se centran en quienes sufren la agresión y en las consecuencias de esta; otros ponen el acento en quienes la cometen pidiendo mayores sanciones y más mano dura con ellos, pero pocos lo hacen en quienes contemplan como espectadores/as lo que está sucediendo. Se echa en falta un análisis más sistemático de lo que es el acoso, subrayando ante todo su carácter grupal.

En efecto, el acoso es un problema grupal y pone de manifiesto una “patología” en la relación dentro del grupo. El acoso se sustenta en una relación basada en el dominio-sumisión, en la que aquella parte que tiene más poder y fuerza se impone sobre la parte que no tiene recursos, que está en situación de inferioridad y que no sabe cómo defenderse. Y esta situación suele ser conocida por otros compañeros y compañeras que la viven desde una cierta indiferencia, con miedo a ser considerados chivatos si lo denuncian o a convertirse en víctimas por parte de quienes están llevando a cabo estos actos.

Priorizar y señalar el carácter grupal del acoso implica analizar el lugar que ocupa el trabajo de la convivencia en un determinado centro. ¿Es realmente algo principal y fundamental o, por el contrario, apenas se le dedica tiempo a su desarrollo, más preocupados por el tratamiento de los contenidos estrictamente académicos y curriculares? Sólo si se toma conciencia de la necesidad de priorizar el trabajo y desarrollo de la convivencia es posible abordar con éxito la prevención y la erradicación del acoso.

A la vez, en las situaciones de acoso se pone también de manifiesto la no aceptación de la persona que es considerada diferente, a quien se le hace la vida imposible precisamente por ser distinto. Y se puede ser diferente de muchas maneras, desde el color de la piel a los hábitos de estudio, pasando por la pertenencia a otra cultura o etnia distinta. Aceptar la diferencia y a las personas diversas es uno de los ejes fundamentales del trabajo de la convivencia, puesto claramente de manifiesto por las situaciones de acoso.

Se ha insistido estos días mucho en la necesidad de protocolos de actuación, en su ejecución inmediata, etc. Pero se ha echado de menos poner el énfasis en la prevención, en adelantarse a las situaciones de maltrato, en un enfoque proactivo que trate de evitar la aparición de estas situaciones de maltrato. En las acciones contra el acoso entre iguales el 90-95% del tiempo debe dedicarse a la prevención, a trabajar las capacidades y valores que favorecen la convivencia en positivo. No hay que olvidar que los protocolos son útiles cuando ya ha aparecido el problema, que llegan tarde, que el esfuerzo principal debe centrarse en la prevención y la capacitación para la convivencia.

Como he señalado, esto sólo es posible si el trabajo de la convivencia ocupa el lugar que le corresponde en la acción educativa, si se acepta que, junto a los aprendizajes más académicos, convivir es también uno de los aprendizajes básicos y fundamentales que deben llevar a cabo todos los alumnos y alumnas. Es necesario tener en cuenta que la convivencia es bastante más que la disciplina, que no puede reducirse a su valor instrumental de servir para poder dar las clases, que se trata de un aprendizaje imprescindible no sólo para generar un buen clima en el centro, sino también para contribuir a la calidad de la vida futura de nuestro alumnado y de toda la sociedad.

De la lectura de lo publicado estos días se deduce también una impresión: el acoso es un problema de los centros educativos, y es en ellos donde debemos centrarnos. Creo que, con este planteamiento, se olvida que los centros son el reflejo de la sociedad en la que vivimos, que la violencia presente entre los iguales tiene mucha relación con la que viven el alumnado fuera del centro. No puede responsabilizarse sólo a los centros educativos de la violencia entre iguales que pueda darse en su interior.

Desde colegios e institutos se quiere educar en el buen trato, en el respeto de los diferentes, en el diálogo y la escucha de la otra persona, en el rechazo de todo tipo de violencia, en el cuidado de todas las personas y especialmente de quienes más lo necesitan… Sin embargo, nuestros alumnos y alumnas ven continuamente ejemplos contrarios a lo que buscamos, situaciones de violencia, descalificaciones continuas de quien piensa de otra manera, competitividad, querer vencer a toda costa y por los medios que sea, y otras muchas situaciones de la vida cotidiana. Tras la contemplación, aunque haya sido esporádica, de la campaña electoral recientemente celebrada, ¿qué conclusiones, qué modelo de relación han podido aprender y asimilar nuestros alumnos y alumnas? ¿No hemos visto ejemplos clarísimos de acoso y maltrato, por encima del respeto y de la aceptación de las diferencias?

Vivimos en una sociedad violenta, basada en valores de competitividad, exclusión, lucha por ser los primeros, por ser los mejores y, en el mundo educativo, todo ello asegurado por las leyes educativas vigentes, la LOMCE y su desarrollo. Pongamos la convivencia positiva y sus valores en el centro de la acción educativa, denunciemos y rechacemos toda forma de violencia y trabajemos por la capacitación de nuestro alumnado y del profesorado para hacer posible una convivencia positiva. Y, también, exijamos esto mismo a las nuevas autoridades que se van a hacer cargo de la educación en el nuevo gobierno.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/convivenciayeducacionenvalores/2019/05/21/como-abordamos-el-acoso-y-el-maltrato-entre-iguales/

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Mentiras que ofenden

Por: Manuel Navarro Weckmann

En una clara acción de miopía política, falta de conocimiento, además de una ofensa para el magisterio nacional, en diversos medios de comunicación, el Partido Verde Ecologista de México, señala que “la violencia empieza desde las escuelas”, un mensaje electorero que busca una explicación simple a un problema que está por demás demostrado inicia mucho antes de llegar a la escuela.

Las niñas y los niños llevan a la escuela la carga psicológica que reciben en su entorno y contexto familiar y, tomando en consideración los datos de la propia Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en nuestro país 7 de cada 10 niñas y niños sufren algún tipo de violencia, lo cual da una idea del problema.

De acuerdo con María Josefina Menéndez Carbajal, directora general de la Organización “Save the Children”, el tema se relaciona directamente con la inequidad y la pobreza, producto del entorno que se vive a diario en nuestro país y cuya situación ha permanecido prácticamente igual durante los últimos 25 años.

De acuerdo con la Secretaría de Salud del gobierno federal la violencia familiar, no es solamente un asunto económico, puesto que, asegura, está presente en todos los grupos sociales, lo cual, de manera natural, llega a la escuela y se manifiesta de múltiples formas en donde se le atiende y canaliza de acuerdo con la situación específica.

La paz como la violencia empiezan en el hogar, a la escuela se acude a estudiar. Tener en sus manos un grupo de estudiantes de 20, 30 o más niñas y niños es una gran responsabilidad, así como guiar su proceso de aprendizaje en el respeto de sus valores, creencias no es un asunto sencillo dada la saturación de los programas oficiales lo permitan.

De acuerdo con la Psicóloga Natalia Borda de la Universidad de Lima y especialista en el tema, “si en un hogar prima la violencia, la falta de comunicación y de respeto, es muy seguro que ahí se esté criando a un niño agresor o a una víctima de bullying”.

Más vale que nos cuidemos de este tipo de políticos que, lejos de asumir su responsabilidad sobre la situación que nos tienen en México, buscan dejar de lado las culpas que les corresponden y de paso, maltratar a un magisterio que a diario desarrolla su trabajo de la mejor manera en que las circunstancias le permiten.

https://manuelnavarrow.com

Fuente del Artículo:

Mentiras que ofenden

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México: Mujeres sufren el más alto índice de discriminación

México/13 de Noviembre de 2017/Zócalo

La legisladora panista, destacó que entre las causas que incrementan el trato diferente y perjudicial hacia las mujeres.

 La presidenta de la Comisión Especial sobre la no discriminación, Kathia Bolio Pinelo, indicó que en México, las mujeres sufren el más alto índice de discriminación por el sólo hecho de serlo, más aún quienes padecen alguna discapacidad, son indígenas, tienen piel oscura u orientación sexual diferente a lo tradicionalmente aceptado, por lo que se requiere atender este problema.

La legisladora panista, destacó que entre las causas que incrementan el trato diferente y perjudicial hacia las mujeres se encuentra el sobrepeso, la forma de vestir, el color de la piel, la edad y su imagen o aspecto físico. En tanto, la percepción de discriminación en mujeres lesbianas aumenta en 1.6 por ciento.

Comentó que, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), los espacios donde sufren mayor discriminación son el trabajo, la escuela, el transporte público y las instituciones públicas, si bien destacan también las Iglesias, los estadios, el Internet y las cárceles, aunque en estas últimas va a la baja.

Mencionó que, en virtud de las quejas presentadas por los mexicanos ante la CNDH, la primera causa que detona conductas discriminatorias es el nivel educativo, y le siguen la orientación sexual, el color de piel, la pobreza, tener discapacidad o ser mujeres.

Bolio Pinelo señaló que, aunque los indígenas se mantienen en el primer lugar de percepción de discriminación, existe una reducción en 6.1 por ciento; lo mismo se observa en las personas con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), adultos mayores o con discapacidad.

Sostuvo que la discriminación es un fenómeno que afecta a millones de personas en nuestro país, vulnera los derechos humanos, y afecta el desarrollo y la prosperidad de la nación.

Los mexicanos, agregó, la vinculan con la falta de respeto, desigualdad, maltrato y racismo. En una escala de cero a 10, los ciudadanos la califican con ocho, es decir, “los mexicanos percibimos y sentimos que existe mucha discriminación”, apuntó.

La presidenta de la Comisión Especial sobre la no discriminación, Kathia Bolio Pinelo, indicó que en México, las mujeres sufren el más alto índice de discriminación por el sólo hecho de serlo, más aún quienes padecen alguna discapacidad, son indígenas, tienen piel oscura u orientación sexual diferente a lo tradicionalmente aceptado, por lo que se requiere atender este problema.

La legisladora panista, destacó que entre las causas que incrementan el trato diferente y perjudicial hacia las mujeres se encuentra el sobrepeso, la forma de vestir, el color de la piel, la edad y su imagen o aspecto físico. En tanto, la percepción de discriminación en mujeres lesbianas aumenta en 1.6 por ciento.

Comentó que, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), los espacios donde sufren mayor discriminación son el trabajo, la escuela, el transporte público y las instituciones públicas, si bien destacan también las Iglesias, los estadios, el Internet y las cárceles, aunque en estas últimas va a la baja.

Mencionó que, en virtud de las quejas presentadas por los mexicanos ante la CNDH, la primera causa que detona conductas discriminatorias es el nivel educativo, y le siguen la orientación sexual, el color de piel, la pobreza, tener discapacidad o ser mujeres.

Bolio Pinelo señaló que, aunque los indígenas se mantienen en el primer lugar de percepción de discriminación, existe una reducción en 6.1 por ciento; lo mismo se observa en las personas con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), adultos mayores o con discapacidad.

Sostuvo que la discriminación es un fenómeno que afecta a millones de personas en nuestro país, vulnera los derechos humanos, y afecta el desarrollo y la prosperidad de la nación.

Los mexicanos, agregó, la vinculan con la falta de respeto, desigualdad, maltrato y racismo. En una escala de cero a 10, los ciudadanos la califican con ocho, es decir, “los mexicanos percibimos y sentimos que existe mucha discriminación”, apuntó.

Fuente: http://www.zocalo.com.mx/new_site/articulo/mujeres-sufren-el-mas-alto-indice-de-discriminacion
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República Dominicana: Educación asiste legal y psicológicamente a familia joven agredida en escuela

Centro América/República Dominicana/14 Mayo 2017/Fuente y Autor:  7dias

El Ministerio de Educación dispuso brindar asistencia legal y psicológica a la familia de la estudiante menor de edad que fue agredida por un compañero de clases en el centro educativo Félix Rafael Nova, de Bayaguana, provincia Monte Plata.

El portavoz de la institución, Miguel Medina, indicó que desde este viernes un personal especializado de la Dirección de Orientación y Psicología se encuentra en Bayaguana para ofrecer asistencia a la víctima y sus familiares, luego de que esta fuera agredida física y verbalmente por Daniel López Vázquez, de 18 años.

Informó que la Consultoría Jurídica del Ministerio de Educación trabaja conjuntamente con el Ministerio Público para profundizar las investigaciones en torno a las circunstancias en que se produjo el incidente entre los estudiantes, quienes cursan el tercer grado del bachillerato, a los fines de tomar las acciones institucionales de lugar y brindar el debido acompañamiento tanto a la víctima como al victimario y a los familiares de ambos.

«Además de condenar la agresión, entendemos que es clave que en el Ministerio de Educación seamos los primeros en garantizar el sosiego y la seguridad de nuestros estudiantes. Por eso se ha dispuesto una intervención inmediata, en procura de reducir las consecuencias psicológicas o físicas», expresó Medina.

Indicó que, en ese mismo orden, se conformó una comisión, encabezada por Frank Cáceres, director de Descentralización del ministerio, para realizar una investigación exhaustiva en el plantel y su entorno.

Fuente de la noticia: http://www.7dias.com.do/portada/2017/05/13/i228837_educacion-asiste-legal-psicologicamente-familia-joven-agredida-escuela.html#.WRcnI4g1_IU

Fuente de la imagen: http://www.7dias.com.do/showimage.php?typeid=18&imageid=1673

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Perú: Los docentes también son maltratados por alumnos, eso también es bullying

América del Sur/Perú/26 Marzo 2017/Fuente y Autor: diariocorreo.pe 

Alumnos se aprovechan de los derechos que tienen y profesores toleran malas  actitudes para evitar denuncias.

Los profesores también son víctimas de sus alumnos. Si hace muchos años los padres de familia pedían que sus hijos sean castigados por sus docentes por portarse mal, en los últimos años, los profesores que agreden a sus alumnos son sancionados, suspendidos y hasta denunciados.

Sin embargo, el especialista de Tutoría de la Gerencia Regional de Educación Arequipa, Hermán Robles, informó que últimamente los escolares se aprovechan de esta situación para maltratar, responder o burlarse de algunos maestros.

“Se ha dado tanta importancia a los derechos del niño, pero no a los deberes y por otro lado las normas son muy drásticas para los docentes, que para evitar sanciones, prefieren no corregir el mal comportamiento de los escolares”, expresó.

Robles aseveró que la queja de los docentes por el maltrato de los escolares es mayor, pero no hay denuncias. “Los alumnos se aprovechan de esta situación y los profesores toleran”, manifestó.

La información surgió en torno al golpe con que reaccionó la docente Betsy Mayna del colegio Independencia contra un escolar, debido a que no solo le habría dicho una grosería, sino realizó un ademán de no escucharla, acción que fue tomada como una burla porque la maestra padece de deficiencia auditiva.

Para la secretaria del Sutep, Amalia Palomino, son muchos los “alumnos problema”, que necesitan de ayuda psicológica.

MALTRATO. Quejas. Hermán Robles informó que en este año,352 alumnos se quejaron por violencia ante la Gerencia Regional de Educación Arequipa. De ellos 186 casos fueron entre escolares y 166 de maestros a alumnos.

De acuerdo al protocolo y la gravedad de los hechos, los casos son derivados a la Policía, Fiscalía, Salud y Defensoría del Pueblo.

Además, según el reporte del encargado de Tutoría en la Gerencia de Educación, de los 352 casos reportados, 274 equivalente al 78% fueron cerrados, pero 78 quejas aún siguen su proceso. Además, de este último número 3 casos son por tocamientos indebidos de profesores a alumnos y un caso de violencia física entre alumnos.

Fuente de la noticia: http://webdelmaestrocmf.com/portal/los-docentes-tambien-son-maltratados-por-alumnos/

Fuente de la imagen: http://webdelmaestrocmf.com/portal/wp-content/uploads/2017/01/Maltrato-a-Docente.jpg

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Cómo enseñar a tu hijo a no resignarse cuando le tratan mal

Por: Olga Carmona

La indefensión aprendida se produce cuando el niño asume que haga lo que haga, no puede cambiar la realidad que le rodea.

La indefensión aprendida es un estado psicológico que consiste en no hacer nada para evitar el sufrimiento o la situación dolorosa o aversiva (desagradable). Es decir, la víctima se “resigna” al maltrato y no hace nada para evitarlo porque ha adquirido la creencia de que nada de lo que haga cambiará el resultado.

Fue el psicólogo Martin Seligman quien, a través de unos experimentos con perros a los que sometía a choques eléctricos, formuló por primera vez el término. Algunos de estos pobres animales podían cortar la electricidad dando un golpe con el hocico, otros no. Estos últimos recibían el choque hicieran lo que hicieran. Los perros cuyo comportamiento evitaba la descarga se mantuvieron alertas y con energía, mientras que aquellos cuya conducta no obtenía resultado alguno generaron indefensión y dejaron de emitir conducta alguna, incluso cuando ya tenían la posibilidad de evitar la descarga.

La indefensión aprendida tiene que ver con el convencimiento de que hagas lo que hagas, no se producirá un resultado distinto. Es una brutal prisión psicológica, desconectada de la realidad, que bloquea cualquier posibilidad de cambio o liberación. Un ejemplo conocido es el método Ferber, en España llamado método Estivill, que consiste básicamente en no atender la llamada de un bebé lo suficientemente pequeño como para que aún no tenga ni siquiera la herramienta de la palabra ni la motricidad para escaparse o buscar ayuda por su propio pie. Es decir, preso de una inmensa vulnerabilidad, dependiente en extremo, cuya única alternativa de supervivencia es el llanto. Si no obtiene respuesta a su petición de ayuda, aprenderá que haga lo que haga no cambia nada, que él no tiene el poder de manejar la realidad, y, en última instancia, que no existe (afectivamente hablando). Y este primer aprendizaje quedará impreso en su cerebro aún en desarrollo, dejando una impronta que influirá en su forma de percibirse a sí mismo y al mundo.

En la indefensión aprendida, la víctima puede llegar a justificar el maltrato, a pensar que lo merece, se culpa. La autoestima se daña tanto que cree merecer lo que le está ocurriendo. Es muy fácil entender este fenómeno con las mujeres maltratadas y por qué les resulta tan difícil escapar de la situación, no denunciar, perdonar una y otra vez… Están presas de sí mismas, anulada su voluntad y con una autoestima tan destruida que su capacidad de reacción es muchas veces nula.

Lo podemos observar en multitud de aspectos de la vida cotidiana, en los ámbitos laboral, social y personal. Por ejemplo en el terreno profesional suele expresarse en forma de “esto es lo que hay y haga lo que haga nada va a cambiar”, es decir, dejo de expresar mis deseos, mis derechos incluso, y sigo soportando una situación laboral de insatisfacción (cuando no de abuso) porque creo que no tengo ningún poder sobre ella. En el ámbito de lo social es como una pandemia, una creencia generalizada de que no tenemos ningún poder para cambiar la situación social, que somos irremediablemente vulnerables frente al poder político y económico. En lo personal tampoco es infrecuente encontrar personas con discursos y vidas instaladas en un modelo cuya expresión coincide con el de indefensión o desesperanza aprendida. El conocido refrán «más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer» traduce una manera de relacionarnos con el mundo instalada en esta cultura.

Nosotros, los padres, podemos y debemos educar para hacer que nuestros hijos sean menos vulnerables a este estado psicológico. En este esquema en particular, no inocular indefensión aprendida en un niño tendría que ver con la coherencia, la incondicionalidad afectiva, el aprendizaje de estrategias de afrontamiento, la ausencia de miedo a las figuras de apego o parentales, la sustitución de la culpa por la responsabilidad, la motivación de logro y sobre todo la percepción de competencia:

  • Coherencia de los padres entre ellos y hacia el niño. Coherencia entre lo que dicen y hacen. Coherencia en lo que transmitimos que está bien o está mal. Cuando un niño percibe a los padres como un equipo consistente, sólido, en el que se puede confiar, entonces también percibe el mundo como un lugar seguro, no como algo hostil y caótico. Esto imprime confianza y autoestima en tanto los demás también son percibidos como no amenazantes, y provee al niño de una visión positiva de sí mismo y de los otros.
  • La incondicionalidad afectiva tiene que ver con que nuestros hijos se sientan amados independientemente de su comportamiento. Es decir, lo que siento por ti no es cuestionable, está fuera de la ecuación. Esto no significa que apruebe todo lo que haces o que no ponga límites cuando estos sean necesarios. Es decir, lo que intento canalizar adecuadamente es tu conducta, no a ti. Con lo que puedo estar en desacuerdo es con lo haces, no con quién eres. Cuando un niño se siente amado, también se siente aceptado y desde ese lugar es mucho más fácil lograr los cambios que sean necesarios en su aprendizaje del mundo.
  • La ausencia de miedo, por supuesto. El miedo es un elemento imprescindible para aprender indefensión, el miedo bloquea la posibilidad de actuar, coloca al organismo en un estado de alerta donde solo es posible la huida o el ataque. Un niño no tiene posibilidad alguna de huir ni de atacar, por tanto se queda en un lugar paralizante de absoluta indefensión y donde su conciencia de vulnerabilidad invade su capacidad de reacción. Cuando un niño siente miedo hacia aquellos a quienes también ama y deberían amarle, generaliza esta emoción al resto de ámbitos afectivos de su vida, aprende a amar desde el temor, y desde el temor tenderá a escaparse y/o a atacar, en el plano afectivo.
  • La motivación de logro y la autocompetencia. Es muy común observar cómo se protege a los niños de la posibilidad de que pongan en marcha su potencial, de que desarrollen la capacidad de resolución de problemas, de que habiliten estrategias de afrontamiento ante la adversidad. La cotidianidad del día a día ofrece innumerables ocasiones en las que un niño es capaz de lograr todo esto y sentir que es competente, capaz. Aprende a intervenir y modificar su medio, aprende que lo que hace tiene un resultado positivo o no, pero que puede influir y modificar las cosas. Esto es lo que los psicólogos llamamos «locus de control interno», frente al «locus de control externo» donde es la suerte, el destino o variables siempre externas las responsables de lo que ocurre y nos ocurre.

El propio Seligman defiende que los niños necesitan fracasar. Necesitan sentirse tristes, enfadados, frustrados. Sostiene que cuando les protegemos de sentir estas emociones, les privamos de aprender a perseverar. Y yo añado que, además, les privamos de aprender a sentirse competentes, dueños de sí mismos y de sus vidas. La motivación de logro tiene que ver con saberse hábil para conseguir metas, objetivos. Es una especie de reconocimiento interno que nutre nuestra autoestima. Es la verdadera motivación porque no es externa, no depende de otros, sino que yo soy quien se sabe capaz y eso produce percepción de control. Sabernos artífices de nuestra vida, artesanos de aquello que vamos construyendo, nos hace sentir que tenemos una gran parte del control y que las circunstancias influyen, pero en última instancia, no determinan el rumbo.

Y también necesitan desarrollar el criterio y la elección. Cuando los estilos educativos son muy paternalistas (yo decido lo que es bueno para ti, sin ti) o muy autoritarios (te prohíbo lo que creo que no debes hacer, porque yo lo digo) bloquean el desarrollo de habilidades imprescindibles como el criterio, la crítica y la elección. Y esto se aprende en casa, cuando nosotros como padres les estimulamos dejando que elijan aquello que pueden elegir (y que suele ser mucho más de lo que a priori pensamos) y que desde luego, asuman las consecuencias que se derivan de su elección; cuando negocio y explico los límites e incluso cuando permito que sea el niño quien encuentre la solución a un conflicto y la ponga en marcha probando su manera de influir en las cosas.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/01/24/mamas_papas/1485258010_826498.html

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‘Todo niño necesita que alguien esté loco por él’: Jesús Palacios

El experto en maltrato y protección infantil, repasa el estado de la adopción en Colombia

En Colombia, y de acuerdo con datos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), hay 11.000 niños que están esperando ser adoptados. De estos, 4.325 son considerados de difícil adopción, porque están entre los 8 y los 17 años de edad, tienen algún tipo de discapacidad o hacen parte de un grupo familiar.

Este no es un problema menor, pues además de que la mayoría de estos niños han crecido en condiciones adversas, también deben enfrentar el paso del tiempo; saben que mientras más permanezcan en la institución, sus posibilidades de adopción se reducen, y eso puede acarrearles mayores secuelas psicológicas por la falta de una familia.

Con el objetivo de dar más luces sobre este fenómeno, y aportar posibles soluciones, distintas organizaciones dedicadas a la adopción, como el Centro para el Reintegro y la Adopción del Niño (Cran), recientemente llevaron a cabo en Bogotá el primer Congreso Latinoamericano de Adopción. Al evento, que contó con la colaboración de la Red Latinoamericana de Cooperación en el Ámbito de la Adopción, asistió como invitado el español Jesús Palacios, doctor en Psicología de la Universidad de Barcelona y profesor de la Universidad de Sevilla, donde ha desarrollado toda su vida académica y profesional.

(Le puede interesar: Dos de cada 10 alumnos en el mundo sufren acoso y violencia escolar)

Palacios, reconocido experto en temas como el maltrato y las medidas eficaces de protección infantil y en el desarrollo de instrumentos profesionales para la toma de decisiones para el trabajo con la infancia, compartió su experiencia con defensores de familia colombianos en una serie de talleres y con los asistentes al congreso. EL TIEMPO habló con él.

¿En qué está la adopción en el mundo? ¿Aumenta o disminuye?

La tendencia es claramente hacia la disminución, muy particularmente en adopción internacional. Somos muchos los países, incluida España, donde la adopción había tenido un aumento rápido y mantenido durante muchos años, pero a partir del 2005 se produjo una estabilización y luego una caída en picada de las cifras de adopción en el mundo. Estamos ante una situación donde, habiendo probablemente la misma cantidad de niños que pueden ser adoptados, el número de los que son adoptados ha ido disminuyendo.

¿Hay números?

Los trabajos disponibles sobre este tema a nivel global indican que podemos haber pasado de 150.000 a 60.000 adopciones internacionales, un salto muy notable.

¿A qué se debe la disminución?

A cambios en las políticas de los países de origen más que a una reducción en el número de familias europeas a las que les gustaría adoptar. La ley dice que la adopción internacional debe ser subsidiaria y el argumento oficial, pero siempre muy difícil de comprobar, es que estos países han aumentado mucho la adopción nacional. De China, por ejemplo, durante muchos años y como consecuencia de la política del hijo único y de la preferencia de las familias porque ese hijo fuera varón, salían decenas de miles de niñas muy pequeñas en adopción internacional, de las cuales, en España, recibíamos cada año unas 2.600, pero en el último año solo recibimos 400. Si es verdad que están siendo adoptadas por familias chinas sería maravilloso, pero no lo sabemos.

(Además: Seis claves para entender en qué consiste la neuroeducación)

¿Cuáles son los países que más niños dan en adopción internacional?

Las regiones, en su orden, son Asia, fundamentalmente China; le siguen Europa del Este, el conjunto de América Latina y el Caribe, y África, aunque algunos países de ese continente tienen números bajos, pues en ellos predomina el islam, que prohíbe la adopción.

¿Por qué los países europeos van hasta allá adoptar?

En muchas legislaciones europeas la adopción nacional prácticamente no existe, porque las políticas sociales evitan que los niños sean separados de sus familias y, además, hay hogares alternativos, en situaciones que llamamos de acogimiento familiar. Son figuras parecidas a la adopción, pero que no implican la afiliación jurídica en sentido estricto. La otra razón, y afortunadamente va disminuyendo cada vez más, es que por esta vía se tenía más fácilmente acceso a la adopción de niños pequeños. Esto se debe a que si una pareja quiere, pero no puede tener un hijo biológico, su primer pensamiento es un niño que se parezca lo más posible al que ellos no han podido tener.

En la actualidad eso ha ido desapareciendo, porque la mayoría de los niños adoptables en el mundo están por encima de los 5 o 6 años. En estos casos, las personas no solo están adoptando a un niño, sino a una historia, a una identidad, a alguien que ya tiene una cierta construcción.

¿Cuáles son los retos que enfrentan los niños que pasan mucho tiempo en instituciones?

Son retos bien diferentes a los de la adopción de un bebé. Basta con imaginar que si a mí me hubieran situado en China con cinco meses hoy en día hablaría un chino muy fluido. Si me situasen en el mismo país con ocho años, probablemente mi dominio del idioma estaría muy limitado. Lo mismo ocurre con tantas otras cosas. Lo que vivimos en los primeros meses y años nos marca mucho y los niños que son adoptados más grandes llegan con experiencias negativas adversas. Cuando la institucionalización se prolonga en el tiempo, deja de ser una medida transitoria y supone que los niños van a crecer en un ambiente que no es el previsto para nuestra especie, que necesita de una o dos referencias familiares estables. En una frase: cada niño necesita que alguien esté loco por él y que esté dispuesto a hacer cualquier cosa por su bienestar.

¿Y el caso de los niños adoptados internacionalmente?

La adopción, sea nacional o internacional, es una medida de protección que tiene clarísimas ventajas: es permanente, estable y buscada. Nadie va a la adopción forzado, al contrario, las personas que quieren adoptar tienen que pasar por una serie de filtros sociales y psicológicos; los niños adoptados se encuentran con padres que llevan mucho tiempo esperando y con una gran capacidad para dar amor. El idioma y las costumbres pueden dificultar la integración en la familia y basta con que el niño sea más moreno que sus compañeros para que sea ‘el negrito’, con que sus ojos sean más rasgados para que sea ‘la chinita’. Basta con que se sepa que son adoptados para que reciban comentarios hirientes. Con frecuencia estos niños van a tener problemas académicos.

¿Por qué razones la gente adopta hoy en día?

La fundamental ha sido y sigue siendo la infertilidad. La otra vía es la de personas que ya han tenido hijos, pero que quieren contribuir a orientar la vida de niños que necesitan familia, y este número de casos ha ido en aumento.

¿Qué sabe del estado de la adopción en Colombia?

Para Europa, Colombia es un país prestigiado y reconocido por mandar expedientes muy bien documentados de los niños que da en adopción, los cuales permiten entender el pasado de esos pequeños y sus posibles vínculos o contactos. La mayor parte de los niños colombianos que han sido adoptados en Europa son más bien mayorcitos, de entre 5 y 6 años, y en el país el sistema de protección de infancia tiene retos muy parecidos a los de otras naciones, como tener demasiados niños en instituciones por mucho tiempo y ellos deben ser adoptados lo antes posible, para evitar que “envejezcan” en el sistema.

¿Qué hacer, entonces, para evitar esa situación?

Por este motivo en muchos países europeos se ha ido llegando a la figura de la adopción abierta, que permite que el niño sea adoptado, pero al mismo tiempo mantenga contactos con su madre. El concepto de adopción que prima todavía en la mayor parte de los países adoptar significa romper para siempre el contacto y la conexión con la familia biológica, y hay casos en los que esto no es lo adecuado o lo aceptable.

¿Cuáles han sido los resultados de la adopción abierta?

En países que tienen una larga tradición de adopción abierta, que son en gran parte los de habla inglesa, la valoración es claramente positiva. Al principio había miedo de si estos niños iban a crecer con problemas de identidad, sin saber muy bien quiénes eran realmente sus padres, por ejemplo. La investigación demuestra que mientras las relaciones de los adultos sean adecuadas, la adopción abierta es una buena fórmula. En protección infantil, el modelo de talla única no existe, porque el modelo que es beneficioso para un niño puede que no lo sea para otro.

En Colombia el sistema de adopción tiene buena parte de su responsabilidad sobre el Estado, pero también hay otras privadas. ¿Qué modelo es adecuado?

El modelo colombiano, que encontramos en muchos países, es bueno. Probablemente el estadounidense es siempre el peor, porque allá el concepto de lo privado tiene demasiado peso y existe lo que llamamos adopciones independientes, sin control del organismo público. A mí me parece que es esencial que haya un organismo que asuma la responsabilidad última y que sea potente desde el punto de vista institucional.

(Vea aquí: Costos de la educación no subirán más de lo normal)

¿Existe alguna edad para que el niño sepa que es adoptado?

Esa edad es siempre lo antes posible. Eso significa, para un niño que ha sido adoptado cuando era recién nacido, que antes de los dos años en algún momento la palabra adopción debe haber aparecido en el lenguaje de la familia, no pretendiendo que ese bebé entienda qué es la adopción, sino que vaya aprendiendo que él es adoptado y que eso significa que nació en una familia y que ahora está creciendo en otra de la que será miembro para siempre. Para un niño de 11 años, eso es una historia de primera comunión: él quiere saber más, quiere saber por qué, qué les pasaba a sus padres, dónde están, si pagaron o no pagaron, si tuvieron que ir a juzgado o no, si tienen hermanos o no. El problema para los padres es saber cómo ir ampliando la información.

Colombia está viviendo el debate mundial de la adopción homoparental. ¿Cuál es su opinión frente a este tema?

Si la pregunta es si tienen las parejas homosexuales derecho a adoptar, la respuesta es no. Y ni las heterosexuales lo tienen, nadie tiene derecho a adoptar. El que tiene derecho a ser adoptado es el niño; él es quien debe ser acogido por alguien que pueda garantizar estabilidad, permanencia, afecto y calidad en las relaciones. Ese alguien puede ser perfectamente una pareja heterosexual, una persona sola o una pareja homosexual. La sociedad ha dejado de ser monolítica en cuanto a las formas de familia; hay mucha investigación sobre las adopciones por parte de parejas del mismo sexo y ninguna ha logrado demostrar perjuicios como que van a crecer como homosexuales, con problemas de identidad de género o con mayor riesgo de ser abusados sexualmente. Nada de eso va a ser verdad; el abusador sexual típico es heterosexual.

Así está la adopción en Colombia

Según cifras reveladas por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) en Colombia actualmente existen 112.504 menores atendidos por esta institución, de los cuales 25.056 se encuentran en centros de protección y hogares sustitutos.

Asimismo 14.914 menores han sido declarados en vulneración de derechos, 6.367 en adoptabilidad y 3.775 dentro de tiempos legales para definir su situación jurídica. Además, se calcula que cada mes ingresan 2.000 niños más al sistema. Según el ICBF como consecuencia del posconflicto se espera que la cifra aumente.

Por otro lado, de acuerdo con la entidad, desde el 2010, un total de 6.610 personas (solteros y a parejas ubicados tanto en el país como en el exterior) han solicitado adoptar niños en Colombia. En total, fueron aprobados 3.433 trámites. Entre las parejas residentes en Colombia, en los últimos seis años y medio 1.784 familias solicitaron la adopción. El trámite les fue aprobado a 1.449.

NICOLÁS BUSTAMANTE HERNÁNDEZ
Redactor de EL TIEMPO

Fuente: http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/educacion/estado-actual-de-la-adopcion-en-colombia/16794785

Imagen: images.et.eltiempo.digital/contenido/estilo-de-vida/educacion/IMAGEN/IMAGEN-16794784-2.jpg

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