Argentina / 19 de mayo de 2019 / Autor: Laura Vales / Fuente: Página 12
A un mes del comienzo del invierno, 90 escuelas de Moreno están sin gas porque no se terminaron de realizar las conexiones o no fueron habilitadas. La situación afecta a más del 45 por ciento de los edificios escolares del distrito, donde en agosto pasado perdieron la vida en una escuela la vicedirectora Sandra Calamano y el auxiliar Rubén Rodríguez por la explosión de una garrafa. La gobernadora María Eugenia Vidal se comprometió a garantizar para comienzos de este año lectivo buenas condiciones en las aulas a las que asisten 125 mil alumnos. Sin embargo, lo días han pasado sin que los problemas con el gas queden resueltos. Como consecuencia directa, miles de chicos no pueden tener un plato de comida caliente en los comedores escolares.
A esto se suma la preocupación por la próxima llegada de los días fríos en aulas que carecen de calefacción.
Las obras de las escuelas de Moreno pasaron por varias etapas. La primera fue de medidas de aseguramiento: en agosto en las escuelas fue cortado el gas para que no hubiera nuevas explosiones; en algunos casos, pusieron disyuntores para evitar accidentes eléctricos. Las obras debían realizarse entre diciembre y enero, durante el receso escolar, con un plazo de finalización previsto para febrero. En marzo, sin embargo, 40 colegios no pudieron abrir para iniciar normalmente las clases. Hoy están todos abiertos, pero el 45 por ciento no tiene sus conexiones de gas en funcionamiento.
“Los arreglos del gas requieren que se realice una prueba de hermeticidad para que se habilite la conexión y eso viene muy demorado”, indicó Cattáneo. El gremio responsabiliza tanto a la gobernación provincial como a la municipalidad, ya que las obras fueron divididas. En los dos casos hay atrasos.
“En Moreno tenemos una demanda permanente sobre las escuelas. La crisis económica nos pega especialmente porque somos un distrito en crecimiento poblacional, a la que está llegando gente; entonces, tenemos atrasados los cupos, las escuelas no tienen dónde cocinar, todo lo que se distribuye es fiambre y juguitos. A lo que llega en buen estado, como las galletitas, lo mandan en porciones de miseria. Están mandando al secundario paquetitos de galletitas de 18 gramos, cuando los alumnos son adolescentes y sabemos que, en contextos de crisis, son los que comen menos en la casa”.
“En resumen: no hay comida caliente, lo que llega es insuficiente y para calentar agua tenés una pava eléctrica en escuelas con 600 o mil pibes, un recurso que obviamente no sirve”, concluyó Cattáneo. “Los pibes de Moreno son tratados como si fueran de cuarta. Mientras que en la Ciudad de Buenos Aires se destinan 80 pesos por chico para el servicio de comedor escolar, acá el presupuesto es de apenas 22 pesos por alumno. Es claro que no hay posibilidad de darles una comida digna”.
Desde la explosión que provocó las dos muertes en la escuela de Moreno pasaron casi diez meses. La semana pasada, la comunidad educativa se movilizó al municipio con estos reclamos. Ya habían marchado antes al Consejo Escolar, donde hicieron una permanencia pidiendo la regularización de los servicios de gas.
“Vemos que el gobierno actúa sólo bajo presión extrema. La primera gran presión fue que no hubiera clases. Pudimos constituir así un comité de seguimiento de los problemas de infraestructura con estudiantes, familias, sindicatos y organizaciones sociales que recorrió escuelas controlando y denunciando. Durante el receso de verano, el avance de las obras se relajó. En marzo hubo todo un movimiento para que no saliera en los medios que después de cuatro meses, había escuelas que seguían cerradas en el comienzo del ciclo. Las escuelas fueron abiertas, pero seguimos con problemas y lo concreto es que el gobierno nuevamente está discontinuando su presencia”.
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