Colombia: Se hundió el proyecto de “Matrícula Cero” en el Congreso

América del Sur/Colombia/18-06-2021/Autor(a) y Fuente: www.elespectador.com

La iniciativa buscaba que los estudiantes de estratos bajos de las universidades publicas tuvieran matrícula gratuita. Obtuvo solo dos votos a favor y cinco en contra en la Comisión Sexta del Senado.

Este miércoles, en la Comisión Sexta del Senado, se hundió el proyecto de ley que buscaba que las matrículas de los universitarios de estratos bajos que estudian en universidades públicas fuera gratuita.

La iniciativa, radicada por los senadores de oposición Wilson Arias, Antonio Sanguino y Gustavo Bolívar, tuvo dos votos a favor y cinco en contra. Los cinco legisladores que le dijeron “No” fueron Ruby Helena Chagui (Centro Democrárico), Horacio José Serpa (Partido Liberal), Julián Bedoya Pulgarin (Partido Liberal), Ana María Castañeda (Cambio Radical) y Antonio Luis Zabaraín (Cambio Radical).

El senador Gustavo Bolívar, publicó en su cuenta de Twitter el nombre de los senadores que votaron en contra del proyecto con el mensaje: “Todo para ellos, nada para el pobre”.

Por otra parte, el senador Horacio José Serpa, quien votó en contra de la iniciativa, se refirió a su decisión explicando que se trataba de una “ley sin fuentes de financiación“.

Antonio Sanguino, uno de los autores, respondió a esta postura con un trino retando a los senadores de Comisión Sexta a realizar “una audiencia pública con jóvenes de todo el país para demostrar las fuentes de financiación de nuestro proyecto de Matrícula Cero”.

La ministra de Educación, María Victoria Angulo, también se pronunció en sus redes sobre la implementación de este tipo de financiación. Según la jefa de esta cartera, la “Matrícula Cero” ya es una realidad que “cubre el segundo semestre de 2021 y continuará en 2022, para convertirse en política de Estado”.

Fuente e Imagen: https://www.elespectador.com/educacion/se-hundio-el-proyecto-de-matricula-cero-en-el-congreso/

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Berea College: la universidad privada en Estados Unidos que no cobra a ninguno de sus estudiantes por la educación

América del Norte/EEUU/BBC

El costo de la educación superior es un tema crítico en Estados Unidos. Pero, a medida que los precios se disparan en todo el país, una universidad en el estado de Kentucky ha encontrado la manera de seguir siendo gratuita. Sólo hay una condición: los estudiantes debe trabajar para ello.

Becas o préstamos estudiantiles. Esas eran las opciones que tenía Sophie Nwaorkoro, de 18 años, para cubrir los costos de sus estudios universitarios.

Una crisis familiar en su último año de secundaria descarriló la primera opción. Se encontró sin hogar y sin la asistencia financiera necesaria para completar los vacíos de cualquier beca que le ofrecieran.

La segunda opción -pedir un crédito- hubiera colocado a Sophie entre los millones de jóvenes que empiezan la vida de adultos atados a los pagos de sus préstamos estudiantiles.

La mayoría de los análisis estiman que la deuda estudiantil total en EE.UU. es de US$1,5 billones, más de los que los estadounidenses deben en sus tarjetas de crédito. Y casi la mitad de los prestatarios han caído en cesación de pagos.

«No me hubiera arriesgado a hacerlo», comenta Sophie. «La deuda significaba el fin de mi libertad».

Sophie se resignó a no continuar con su educación, hasta que recibió una llamada del Berea College, una pequeña universidad situada en una región rural de Kentucky.

La representante le dijo a Sophie que cubrirían todos los gastos.

«Cuando ella mi lo dijo me eché a llorar», recuerda. «Abrieron un puerta que pensé que estaba definitivamente cerrada».

Berea College fue fundada en 1855 por John Fee, un pastor y abolicionista cristiano. Fue la primera universidad integrada y mixta en el sur de EE.UU.

Su campus moderno está localizado en la misma cresta donde estaba la construcción original, actualmente una constelación de edificios de ladrillos con columnas blancas que puede atravesarse a paso lento en 15 minutos.

Desde su inicio, Berea estaba destinada a estudiantes sin medios para pagar la universidad.Los estudiantes trabajaban para ayudar con su manutención.

Y en 1892 dejó completamente de cobrar la matricula.

«Lo que es inusual de Berea es que para entre 70% y 80% de nuestros estudiantes, esta es la única oportunidad de tener una experiencia educacional de alta calidad», expresó el presidente de Berea, Lyle Roelofs.

Más de la mitad de los estudiantes que empezaron en Berea en 2018 no contaba con ningún tipo de ayuda familiar.

El ingreso promedio de una familia de un estudiante de primer año es de menos de US$30.000. Casi 70% de los estudiantes son la la región Apalaches, donde uno de cada cinco habitantes vive bajo el nivel de pobreza.

«Siempre hemos sabido que hay personas que no pueden pagar por la educación necesaria», indica Roelofs. «El ‘cómo hacerlo’ es mucho más complicado».

Ese «cómo» tiene dos caras.

Primero, está el fondo financiero de Berea que, hasta la fecha, ha ascendido a US$1.200 millones.

«Si no tienes ingresos de matrícula, entonces vas a querer tener amigos poderosos como la bolsa de valores estadounidense», dice Roelofs.

El fondo está efectivamente protegido por el compromiso de la institución con una matrícula gratuita. Cualquier renovación o arreglo en el campus sólo es aprobada una vez la matrícula de cada estudiante está asegurada.

Su crecimiento también ha sido impulsado por un particular voto profético de la junta de Berea en 1920, que garantizó que cualquier legado no restringido -donaciones dejadas sin un propósito específico- se añadirían al fondo.

Actualmente, unos US$60 millones se retiran del fondo cada año para mantener el presupuesto operativo de Berea, incluyendo las matrículas.

La segunda característica especial de Berea es su programa laboral, que exige a cada estudiante trabajar en el campus por lo menos 10 horas a la semana, algo parecido al programa federal de estudio-trabajo de otras universidades en EE.UU.

«En Berea College, ningún estudiante paga matrícula para recibir una educación de alta calidad», afirma Roelofs. «No sólo admitimos a cada estudiante, sino que también empleamos a cada estudiante».

Los empleos son esenciales para la operación de Berea, tanto el trabajo de los estudiantes como la porción de su salario que se les deduce para mantener a la universidad operando.

«No es la cosa más romántica», señala Sophie quien, en su oficio en el comedor, trabaja con «los residuos de absolutamente todo el mundo».

«Sé que algunas personas lo menospreciarían, pero una entra ahí con un sentido que ‘estoy haciendo algo que ayuda a la gente'».

Y hay un obvio beneficio al final -en 2019 el 49% de los estudiantes de Berea se graduaron sin deuda, inclusive después de cubrir alimentación, alojamiento y otros gastos de vida. Para los que acumularon deuda, el promedio fue de US$6.693, una cuarta parte del promedio nacional.

Berea es pequeña, tiene unos 1.600 estudiantes y, por razones obvias, no hace alarde de relucientes instalaciones que pueden ser utilizadas para promoverse en las feria universitarias.

«No añadimos ese tipo de características atractivas que sólo está ahí para atraer estudiantes ricos», explica Roelofs. «Sabes, un rocódromo contribuyen poco a la experiencia educacional».

No tiene la fama de las instituciones élites que están desparramadas a lo largo de las costas del país, y sólo es realmente reconocida por aquellos que viven en los alrededores de los Apalaches.

«Cuando escuché sobre ella, me sonó sospechosa», reconoce Sophie. «Si era gratis, entonces debería ser de baja calidad».

Pero Berea no se ve ni se siente como una universidad barata.

El campus es arquetípicamente universitario. La vida estudiantil sigue el compás de un campanariom y en los predios resaltan los patios cuadrangulares enmarcados por árboles.

Está situada entre 3.640 hectáreas de un verde frondoso, propiedad de la universidad, que se confunde con cientos de kilómetros de bosques en las faldas de los montes Apalaches del este de Kentucky.

Al visitar la universidad en octubre, los estudiantes hablaban sus «historias de Berea», de los desafíos que amenazaban sus posibilidades de ir a universidad, una característica común del alumnado.

Pero, con la misma facilidad, la conversación cambiaba a sus planes para fiestas o los exámenes venideros. Este es, tal vez, el mayor de los logros de Berea: para sus estudiantes, la vida diaria está aislada de las deudas estudiantiles pendientes.

También es una de las instituciones educativas más selectivas del estado, según los registros de admisión de Berea. Los estudiantes son aceptados en base tanto a su desempeño académico como su estatus financiero.

En 2018, el 97% de la clase entrante era candidata a las becas Pell, una asistencia federal otorgada únicamente a los que «demuestran necesidad financiera excepcional».

Muchos de los estudiantes mencionan el rigor académico de Berea, que sorprende a muchos que presumieron que «matrícula gratis» era sinónimo de una educación de baja calidad.

«Definitivamente no puedes venir aquí y holgazanear», asegura Sophie.

«Creo que estamos acostumbrados a que las universidades sean tan caras que eso es lo que esperamos. Descartamos la idea que una universidad pueda ser asequible».

La dificultad de pagar por la universidad es una de las características que definen a las familias trabajadoras en EE.UU., indica Caitlin Zaloom, profesora de la Universidad de Nueva York que estudia el efecto de la deuda estudiantil en las familias. «La escalada de costos universitarios no puede ir mucho más lejos».

Es una carga que llevan mucho después de la graduación, tanto padres como estudiantes, afirma. «La deuda y los costos definen sus vidas por muchos años».

Pero, a medida que ir a la universidad se ha convertido cada vez más en un «imperativo moral», un requisito para lograr un empleo estable y el ascenso social, el financiamiento del Estado para la educación superior se ha desplomado.

Entre 2008 y 2017, la financiación general del Estado para instituciones de educación superior de dos y cuatro años cayó en casi US$9.000 millones, ajustados por inflación, según el Centro de Prioridades Presupuestarias y Políticas.

Estos recortes gubernamentales han sido enfrentados con pronunciadas alzas en las matrículas, efectivamente presionando a las familias estadounidenses a tomar préstamos.

«El mayor prestamista es el gobierno federal», explica la profesora Zaloom. «Está muy claro que el gobierno federal espera que sus ciudadanos paguen por su universidad con créditos. Ese es el mensaje que reciben muy claramente las familias desde el primer día».

Sólo la última década, la deuda estudiantil nacional se ha multiplicado más del doble, saltando de US$675.000 millones a los US$1,5 billones actuales.

«Creo que realmente estamos en un punto de quiebre», advierte Zaloom. «Simplemente no es moralmente justificable exigir que jóvenes adultos inicien sus vidas con tanta deuda».

Entonces, ¿qué se puede hacer al respecto?

Hay amplio acuerdo de que la matrícula universitaria en EE.UU. es demasiado cara, pero no hay consenso sobre cómo resolverlo. La mayoría de las universidades estadounidenses ofrecen becas y préstamos para aliviar los costos.

El concepto de cubrirlo todo para todos, como hace Berea, lentamente está ganando espacio.

El gobierno estatal de Nuevo México recientemente anunció un plan para hacer gratis todas las instituciones educativas estatales para todos los estudiantes, sin importar los ingresos familiares, utilizando las ganancias de la próspera industria petrolera del estado. Algunos de los principales candidatos demócratas para las elecciones presidenciales de 2020 han acogido el concepto de matrícula gratis.

Sin embargo, Roelofs cree que «matrícula gratis» puede ser un eslogan frágil si no se acompaña con algo.

El sólo declarar que la educación universitaria es gratis no es la respuesta. Debe ser gratis y de alta calidad, expresa.

Para sus 1.600 estudiantes, el modelo de Berea funciona. Pero tiene 126 años de ventaja.

«Para realmente hacer lo que hace Berea, se tiene que conseguir una suma bastante grande de dinero para poder apenas empezar», manifiesta. «El desafío, luego, es ir incrementándola».

Derechos de autor de la imagen Holly Honderich
Image caption Sophie dice que su trabajo en el comedor «no es romántico».

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-50689735

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Berea College: la universidad privada en Estados Unidos que no cobra a ninguno de sus estudiantes por la educación

América del norte/Estados Unidos/12 Diciembre 2019/BBC mundo

El costo de la educación superior es un tema crítico en Estados Unidos. Pero, a medida que los precios se disparan en todo el país, una universidad en el estado de Kentucky ha encontrado la manera de seguir siendo gratuita. Sólo hay una condición: los estudiantes debe trabajar para ello.

Becas o préstamos estudiantiles. Esas eran las opciones que tenía Sophie Nwaorkoro, de 18 años, para cubrir los costos de sus estudios universitarios.

Una crisis familiar en su último año de secundaria descarriló la primera opción. Se encontró sin hogar y sin la asistencia financiera necesaria para completar los vacíos de cualquier beca que le ofrecieran.

La segunda opción -pedir un crédito- hubiera colocado a Sophie entre los millones de jóvenes que empiezan la vida de adultos atados a los pagos de sus préstamos estudiantiles.

La mayoría de los análisis estiman que la deuda estudiantil total en EE.UU. es de US$1,5 billones, más de los que los estadounidenses deben en sus tarjetas de crédito. Y casi la mitad de los prestatarios han caído en cesación de pagos.

«No me hubiera arriesgado a hacerlo», comenta Sophie. «La deuda significaba el fin de mi libertad».

Sophie se resignó a no continuar con su educación, hasta que recibió una llamada del Berea College, una pequeña universidad situada en una región rural de Kentucky.

La representante le dijo a Sophie que cubrirían todos los gastos.

«Cuando ella mi lo dijo me eché a llorar», recuerda. «Abrieron un puerta que pensé que estaba definitivamente cerrada».

Short presentational grey line

Berea College fue fundada en 1855 por John Fee, un pastor y abolicionista cristiano. Fue la primera universidad integrada y mixta en el sur de EE.UU.

Su campus moderno está localizado en la misma cresta donde estaba la construcción original, actualmente una constelación de edificios de ladrillos con columnas blancas que puede atravesarse a paso lento en 15 minutos.

Desde su inicio, Berea estaba destinada a estudiantes sin medios para pagar la universidad.Los estudiantes trabajaban para ayudar con su manutención.

Berea CollegeDerechos de autor de la imagenBEREA COLLEGE
Image captionEstudiantes frente a la residencia estudiantil James de Berea, construida en 1918.

Y en 1892 dejó completamente de cobrar la matricula.

«Lo que es inusual de Berea es que para entre 70% y 80% de nuestros estudiantes, esta es la única oportunidad de tener una experiencia educacional de alta calidad», expresó el presidente de Berea, Lyle Roelofs.

Más de la mitad de los estudiantes que empezaron en Berea en 2018 no contaba con ningún tipo de ayuda familiar.

El ingreso promedio de una familia de un estudiante de primer año es de menos de US$30.000. Casi 70% de los estudiantes son la la región Apalaches, donde uno de cada cinco habitantes vive bajo el nivel de pobreza.

«Siempre hemos sabido que hay personas que no pueden pagar por la educación necesaria», indica Roelofs. «El ‘cómo hacerlo’ es mucho más complicado».

Ese «cómo» tiene dos caras.

Primero, está el fondo financiero de Berea que, hasta la fecha, ha ascendido a US$1.200 millones.

«Si no tienes ingresos de matrícula, entonces vas a querer tener amigos poderosos como la bolsa de valores estadounidense», dice Roelofs.

El fondo está efectivamente protegido por el compromiso de la institución con una matrícula gratuita. Cualquier renovación o arreglo en el campus sólo es aprobada una vez la matrícula de cada estudiante está asegurada.

Su crecimiento también ha sido impulsado por un particular voto profético de la junta de Berea en 1920, que garantizó que cualquier legado no restringido -donaciones dejadas sin un propósito específico- se añadirían al fondo.

Actualmente, unos US$60 millones se retiran del fondo cada año para mantener el presupuesto operativo de Berea, incluyendo las matrículas.

Estudiante universitariaDerechos de autor de la imagenHOLLY HONDERICH
Image captionEmily Fannin, de 18 años, trabajando en el comedor.

La segunda característica especial de Berea es su programa laboral, que exige a cada estudiante trabajar en el campus por lo menos 10 horas a la semana, algo parecido al programa federal de estudio-trabajo de otras universidades en EE.UU.

«En Berea College, ningún estudiante paga matrícula para recibir una educación de alta calidad», afirma Roelofs. «No sólo admitimos a cada estudiante, sino que también empleamos a cada estudiante».

Los empleos son esenciales para la operación de Berea, tanto el trabajo de los estudiantes como la porción de su salario que se les deduce para mantener a la universidad operando.

«No es la cosa más romántica», señala Sophie quien, en su oficio en el comedor, trabaja con «los residuos de absolutamente todo el mundo».

«Sé que algunas personas lo menospreciarían, pero una entra ahí con un sentido que ‘estoy haciendo algo que ayuda a la gente'».

Y hay un obvio beneficio al final -en 2019 el 49% de los estudiantes de Berea se graduaron sin deuda, inclusive después de cubrir alimentación, alojamiento y otros gastos de vida. Para los que acumularon deuda, el promedio fue de US$6.693, una cuarta parte del promedio nacional.

Short presentational grey line

Berea es pequeña, tiene unos 1.600 estudiantes y, por razones obvias, no hace alarde de relucientes instalaciones que pueden ser utilizadas para promoverse en las feria universitarias.

«No añadimos ese tipo de características atractivas que sólo está ahí para atraer estudiantes ricos», explica Roelofs. «Sabes, un rocódromo contribuyen poco a la experiencia educacional».

No tiene la fama de las instituciones élites que están desparramadas a lo largo de las costas del país, y sólo es realmente reconocida por aquellos que viven en los alrededores de los Apalaches.

«Cuando escuché sobre ella, me sonó sospechosa», reconoce Sophie. «Si era gratis, entonces debería ser de baja calidad».

Pero Berea no se ve ni se siente como una universidad barata.

El campus es arquetípicamente universitario. La vida estudiantil sigue el compás de un campanariom y en los predios resaltan los patios cuadrangulares enmarcados por árboles.

Está situada entre 3.640 hectáreas de un verde frondoso, propiedad de la universidad, que se confunde con cientos de kilómetros de bosques en las faldas de los montes Apalaches del este de Kentucky.

Al visitar la universidad en octubre, los estudiantes hablaban sus «historias de Berea», de los desafíos que amenazaban sus posibilidades de ir a universidad, una característica común del alumnado.

Pero, con la misma facilidad, la conversación cambiaba a sus planes para fiestas o los exámenes venideros. Este es, tal vez, el mayor de los logros de Berea: para sus estudiantes, la vida diaria está aislada de las deudas estudiantiles pendientes.

Berea CollegeDerechos de autor de la imagenHOLLY HONDERICH
Image captionPara los estudiantes, la vida diaria está aislada de las deudas estudiantiles pendientes.

También es una de las instituciones educativas más selectivas del estado, según los registros de admisión de Berea. Los estudiantes son aceptados en base tanto a su desempeño académico como su estatus financiero.

En 2018, el 97% de la clase entrante era candidata a las becas Pell, una asistencia federal otorgada únicamente a los que «demuestran necesidad financiera excepcional».

Muchos de los estudiantes mencionan el rigor académico de Berea, que sorprende a muchos que presumieron que «matrícula gratis» era sinónimo de una educación de baja calidad.

«Definitivamente no puedes venir aquí y holgazanear», asegura Sophie.

«Creo que estamos acostumbrados a que las universidades sean tan caras que eso es lo que esperamos. Descartamos la idea que una universidad pueda ser asequible».

Short presentational grey line

La dificultad de pagar por la universidad es una de las características que definen a las familias trabajadoras en EE.UU., indica Caitlin Zaloom, profesora de la Universidad de Nueva York que estudia el efecto de la deuda estudiantil en las familias. «La escalada de costos universitarios no puede ir mucho más lejos».

Es una carga que llevan mucho después de la graduación, tanto padres como estudiantes, afirma. «La deuda y los costos definen sus vidas por muchos años».

Pero, a medida que ir a la universidad se ha convertido cada vez más en un «imperativo moral», un requisito para lograr un empleo estable y el ascenso social, el financiamiento del Estado para la educación superior se ha desplomado.

Aviso de BereaDerechos de autor de la imagenHOLLY HONDERICH
Image captionUn anuncio original de Berea hace alarde de la matrícula gratis y de tener 8.000 libros en su biblioteca.

Entre 2008 y 2017, la financiación general del Estado para instituciones de educación superior de dos y cuatro años cayó en casi US$9.000 millones, ajustados por inflación, según el Centro de Prioridades Presupuestarias y Políticas.

Estos recortes gubernamentales han sido enfrentados con pronunciadas alzas en las matrículas, efectivamente presionando a las familias estadounidenses a tomar préstamos.

«El mayor prestamista es el gobierno federal», explica la profesora Zaloom. «Está muy claro que el gobierno federal espera que sus ciudadanos paguen por su universidad con créditos. Ese es el mensaje que reciben muy claramente las familias desde el primer día».

Sólo la última década, la deuda estudiantil nacional se ha multiplicado más del doble, saltando de US$675.000 millones a los US$1,5 billones actuales.

«Creo que realmente estamos en un punto de quiebre», advierte Zaloom. «Simplemente no es moralmente justificable exigir que jóvenes adultos inicien sus vidas con tanta deuda».

Short presentational grey line

Entonces, ¿qué se puede hacer al respecto?

Hay amplio acuerdo de que la matrícula universitaria en EE.UU. es demasiado cara, pero no hay consenso sobre cómo resolverlo. La mayoría de las universidades estadounidenses ofrecen becas y préstamos para aliviar los costos.

Estudiante universitaria lavando platosDerechos de autor de la imagenHOLLY HONDERICH
Image caption Sophie dice que su trabajo en el comedor «no es romántico».

El concepto de cubrirlo todo para todos, como hace Berea, lentamente está ganando espacio.

El gobierno estatal de Nuevo México recientemente anunció un plan para hacer gratis todas las instituciones educativas estatales para todos los estudiantes, sin importar los ingresos familiares, utilizando las ganancias de la próspera industria petrolera del estado. Algunos de los principales candidatos demócratas para las elecciones presidenciales de 2020 han acogido el concepto de matrícula gratis.

Sin embargo, Roelofs cree que «matrícula gratis» puede ser un eslogan frágil si no se acompaña con algo.

El sólo declarar que la educación universitaria es gratis no es la respuesta. Debe ser gratis y de alta calidad, expresa.

Para sus 1.600 estudiantes, el modelo de Berea funciona. Pero tiene 126 años de ventaja.

«Para realmente hacer lo que hace Berea, se tiene que conseguir una suma bastante grande de dinero para poder apenas empezar», manifiesta. «El desafío, luego, es ir incrementándola».

Estudiante universitaria con un coroDerechos de autor de la imagenHOLLY HONDERICH
Image captionSophie, en un ensayo del Grupo Musical Negro de Berea.

El tamaño pequeño de Berea y su compromiso a largo plazo de desarrollar el crecimiento de su fondo de financiación para ofrecer matrículas gratis le ha dado una amplia ventaja sobre otras universidades que quieren imitarla.

Pero Roelofs piensa que el modelo de Berea puede ser influyente, si los gobiernos estatales dan más fondos a las universidades públicas.

«De veras creo que puede haber una Berea en cada estado», asegura Roelofs. «Sólo hay una y está en Kentucky, pero en cada estado hay jóvenes que los ves y dices, ‘caramba, se merecen una mejor oportunidad que la que tienen'».

Para Sophie, esta oportunidad era «una en un millón».

«Si me quitaran esta oportunidad, no sabría dónde terminaría. No sé en qué alcantarilla estaría metida», afirma. «Esta universidad significa todo en el mundo para mí».

Ahora, como una estudiante de primer año en la institución que ella llama su «unicornio», Sophie está estudiando física, cantando en un coro y declamando poesía «beat» en un programa universitario presentado por el Sindicato de Estudiantes Negros.

Después, espera graduarse como médico lo que significa cuatro años más de escuela de medicina, dice.

«Que espero que pueda pagar».

Fuente e imagen: https://www.bbc.com/mundo/noticias-50689735

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CHILE Las universidades exigen cambio para la política de matrícula gratuita.

América del Sur/Chile/universityworldnews.com

Las universidades que enfrentan restricciones financieras relacionadas con la política de matrícula gratuita para estudiantes de bajos ingresos le piden al gobierno un proyecto de ley de vía rápida para enmendarlo. La fuga financiera causada por la implementación de la matrícula gratuita ha sido clara desde su inicio en 2016. 

El asunto se ha vuelto crítico y ampliamente debatido en Chile por tres razones principales. 

En primer lugar, a partir del próximo año, las universidades no recibirán la mitad de la cuota de matrícula para los estudiantes que no terminaron sus carreras a tiempo. 

En segundo lugar, en 2019, los estudiantes del sexto grupo de ingresos más pobres estarán exentos de pagar la matrícula; inicialmente solo beneficiaba a los estudiantes de las familias más vulnerables al 50%.

En tercer lugar, de acuerdo con la ley, las tarifas de matrícula para los estudiantes que no califican para la matrícula gratuita están siendo establecidas por el gobierno, lo que significa que las universidades que carecen de recursos no pueden aumentar sus tarifas a voluntad. 

Según un estudio del Consejo de Rectores de las Universidades de Chile (CRUCH), que representa a 27 universidades públicas y privadas, los ingresos de sus miembros se reducirán en US $ 65 mil millones en los próximos 12 meses. 

Pero hay algunas buenas noticias. Por primera vez en seis años, el número de personas registradas para rendir el examen nacional de selección de universidades (PSU) disminuyó. La ministra de Educación, Marcela Cubillos, dijo que la caída podría deberse a la baja tasa de deserción universitaria registrada desde que comenzó la política de matrícula gratuita. 

Las universidades se ajustan los cinturones.

Anticipándose a las restricciones financieras, algunas universidades aumentaron el número de estudiantes después de que la matrícula gratuita entró en funcionamiento en 2016. Por ejemplo, la facultad de derecho de la Universidad de Chile aumentó el número de estudiantes en un tercio. 

Para empeorar las cosas, el presupuesto nacional del gobierno de 2019 de US $ 73 mil millones es un aumento de solo 3.2% con respecto al presupuesto de 2018, el aumento más bajo desde 2012. También será la primera vez desde esa fecha que el gasto público crezca menos que el PNB ( producto nacional bruto). 

La propuesta presupuestaria de 2019 del gobierno para educación, por un valor de US $ 191 millones, representa un aumento del 6,2% respecto de 2018, según el ministro de Finanzas, Felipe Larraín. El mayor incremento es para otorgar matrícula gratuita a las familias más vulnerables al 60%.

El proyecto de presupuesto nacional para 2019, ahora en el parlamento, etiquetado como «tacaño» por la oposición y «prudente» por los partidos gubernamentales, no aliviará el déficit que enfrentan las universidades, por lo que los recortes financieros son inevitables. 

La universidad privada Diego Portales University (UDP) anunció el 17 de noviembre que ajustaría su presupuesto para 2019. Se despidió a tres profesores de derecho que, según UDP, «tuvieron un rendimiento de investigación relativamente bajo», entre ellos la profesora Leonor Etcheberry, abogada de la Corte Suprema. Su despido provocó críticas dentro y fuera de la universidad, particularmente de colegas abogados y sus asociaciones.

En protesta por los despidos, los estudiantes de derecho de UDP dejaron de asistir a las clases y luego se hicieron cargo de su campus. Exigían que se reincorporara a los tres profesores y que se despidiera a Marcelo Montero, decano de la facultad. Tras ocho días de movilización llegaron a un acuerdo con la universidad. 

Etcheberry fue invitada a regresar bajo sus anteriores condiciones de empleo, pero ella no había respondido en el momento de escribir. Nada ha sucedido aún con los otros dos académicos despedidos. La posición del rector montero será revisada el próximo mes de abril.

En la Universidad Autónoma, una universidad privada, su rector, Teodoro Ribera, dijo que «la reestructuración del personal académico no estaba prevista en la actualidad, pero tendrían que aumentar su contribución a la enseñanza, la extensión y la investigación». La Universidad Alberto Hurtado, otra universidad privada dirigida por los jesuitas, ha recortado el gasto en unidades de servicio. 

Propuestas para cambiar la ley.

El CRUCH envió una carta a la comisión de presupuesto del parlamento, donde se estaba discutiendo el presupuesto nacional para 2019, y a Juan Eduardo Vargas, jefe de educación superior del Ministerio de Educación. En la carta, solicitaron al gobierno que modifique el fondo de crédito especial de las universidades estatales para estudiantes de bajos ingresos para permitir que las universidades capitalicen los pagos en lugar de usarlos para otorgar más préstamos, como lo exige la ley. 

Aliro Bórquez, rector de la Universidad Católica de Temuco, propuso que se cambie la política de matrícula gratuita para financiar la duración de un título más un año adicional. 

Ricardo Paredes, director del Duoc UC de la Pontificia Universidad Católica, un instituto técnico, advirtió en una carta al diario nacional El Mercurio.el 21 de noviembre, una reforma a la ley de educación superior debe considerar la política de matrícula gratuita junto con los préstamos estudiantiles para todos los estudiantes. 

De lo contrario, dice, si algunas instituciones dejan de proporcionar la matrícula gratuita para equilibrar su presupuesto, la demanda de préstamos del gobierno aumentará y la carga financiera para el gobierno seguirá allí. 

José Francisco Lagos, subdirector del Instituto Res Pública, un grupo de expertos, dijo a University World News , luego de una carta suya en El Mercurio titulada «Enmendar el error», que la política de matrícula gratuita debe ser seriamente cuestionada y modificada para protegerla. La calidad de la educación superior.

“El mundo universitario es muy dinámico y requiere flexibilidad. Y estas restricciones impuestas por la ley no les permiten adaptarse a las circunstancias cambiantes y planificar a mediano y largo plazo, ya que su financiamiento está limitado ”, dijo Lagos a University World News

Dijo que el gobierno debe estar abierto a cambiar la política de matrícula gratuita para corregir lo que él llama «las injusticias intrínsecas» de la política. Con esto quiere decir que se debe dar prioridad a los estudiantes que no pueden postularse a una universidad porque, por ejemplo, no cumplen con los requisitos académicos o deben trabajar para ganarse la vida.

Con este fin, sus propuestas incluyen otorgar becas de mantenimiento, mejorar la calidad de la educación primaria y secundaria, donde estudiantes de más de 800 escuelas no califican para ingresar a la universidad debido a sus bajas calificaciones en el examen de selección de la universidad, y atraer a buenos maestros para enseñar En escuelas altamente vulnerables duplicando sus salarios. 

La posición de Lagos sobre los problemas económicos que enfrentan las universidades chilenas es clara: “Tenemos un sistema de educación superior que enfrenta problemas financieros. «Asumimos los costos de una póliza defectuosa o cambiamos de rumbo».

https://www.universityworldnews.com/post.php?story=20181201065358108

Imagen tomada de: https://www.timeshighereducation.com/sites/default/files/styles/the_breaking_news_image_style/public/Pictures/web/r/n/h/student-demonstration-santiago-chile-april-2015.jpg?itok=i9ftphq0

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Japón apuntala ayuda a la educación superior a familias con bajos ingresos

Japón / 3 de junio de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: Internationalpress

El Gobierno japonés realiza los últimos ajustes a un paquete para reducir la carga de la educación superior en los hogares que ganan en total menos de 3 millones 800 mil yenes.

Según el plan, los hogares exentos de impuesto a la renta por sus bajos ingresos se beneficiarán con matrículas gratuitas en las universidades nacionales y recibirán becas de estudio no reembolsables.

En el caso de una familia conformada por 2 padres y 2 hijos y uno de ellos sea universitario, la ayuda para la educación superior se hará efectiva en la siguientes condiciones:

a) Si el hogar tiene un ingreso menor a 3 millones de yenes anuales, la ayuda será de dos tercios del gasto universitario.

b) Si el hogar tiene un ingreso de entre 3 millones y 3 millones 800 mil yenes anuales, la ayuda será de un tercio del gasto universitario.

Se conoció que todos los años se verificará el ingreso anual total de la familia beneficiada, incluidos sus bienes, para decidir la renovación de la ayuda estatal para la educación superior.

El paquete de ayuda entraría en vigencia en el año fiscal de 2020

Fuente de la Noticia:

Japón apuntala ayuda a la educación superior a familias con bajos ingresos

Fuente de la Imagen:

http://www.latin-a.com/universidad-en-jap-n-buena-inversi-n-o-derroche/

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EE.UU: Un hispano dirigirá el sistema de educación superior más grande del país

Radio HRN/19 de julio de 2016/Por: Silma Estrada

Se trata de Eloy Ortiz Oakley, quien este lunes fue elegido de manera unánime por los miembros de la Junta de Gobierno de Colegios Comunitarios de California.

Un hispano ha sido nombrado rector de los ‘community colleges’ o colegios comunitarios de California, el sistema de educación pública superior más grande del país con 113 planteles a los que atienden 2.1 millones de estudiantes.

Se trata de Eloy Ortiz Oakley, quien este lunes fue elegido de manera unánime por los miembros de la Junta de Gobierno de Colegios Comunitarios de California.

Actualmente Ortiz Oakley es superintendente del Colegio Comunitario de Long Beach y asumirá el nuevo cargo a partir del 19 de diciembre.

A pesar de que ir al colegio no era una prioridad en el hogar de clase media en el que creció, Ortiz Oakley considera que gracias al sistema de colegios comunitarios pudo iniciar su formación académica.

“Como oriundo de California y un producto de un colegio comunitario, me siento honrado por la oportunidad de encabezar el sistema de educación superior más grande y diverso de la nación”, declaró Ortiz Oakley, quien se convierte en el primer hispano en ocupar el cargo.

Ortiz Oakley es reconocido por haber implementado en Long Beach el programa Promesa de Colegio para vincular a los estudiantes que están por salir de high school con instructores y administradores de colegios comunitarios para encaminarlos a una carrera profesional.

El programa de Ortiz Oakley, que garantiza un año de matrícula gratuita para los estudiantes de recién ingreso al establecer una sociedad con empresarios locales, fue retomado en 2015 por la administración del presidente Barack Obama al crear la iniciativa America´s College Promise.

Tomado de: http://radiohrn.hn/l/noticias/un-hispano-dirigir%C3%A1-el-sistema-de-educaci%C3%B3n-superior-m%C3%A1s-grande-del-pa%C3%ADs

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