Su contagio ha provocado que se cierren escuelas y oficinas en el estado de Kerala, al sur de la nación, además de prohibir reuniones con gran afluencia de personas.
Por el momento, las autoridades indias han confirmado la muerte de dos personas en ese estado, agregando que dos personas más, entre ellas un menor de edad, se encuentran hospitalizadas por la seriedad de los síntomas. Asimismo, más de 130 personas han sido sometidas a pruebas de detección del Nipah.
Por su parte, los agentes encargados de hacerle seguimiento permanente al virus han establecido que el Nipah se transmite a través de fluidos corporales provenientes de cerdos, murciélagos y personas infectadas, por lo que el gobierno ha tomado la decisión de cerrar espacios públicos (como colegios y lugares de trabajo) para mitigar la capacidad de contagio del virus.
Los hospitales en Kerala se encuentran en alerta tras los casos confirmados de Nipah. | Foto: REUTERS
Lo que dicen los reportes
Según declaraciones a medios indios, la ministra de Sanidad del estado,Veena George, aseveró: “Nos estamos centrando en localizar pronto a los contactos de las personas infectadas y en aislar a cualquiera que presente síntomas”.
Precisó que el virus detectado en Kerala era la variante de la vecina nación, Bangladesh, la cual se propaga de persona a persona con una alta probabilidad de muerte; sin embargo, tiende a ser menos infecciosa.
Por su parte, el Instituto Nacional de Virología, contando con tres equipos federales, ha prestado sumo cuidado al estudio de la población de murciélagos de la fruta en los pueblos aislados, para evitar más contagios en la región debido al contacto que tienen estos animales, y sus fluidos, con los humanos.
Desde el pasado 30 de agosto, dos personas han fallecido a causa de este brote, el cuarto que se ha presentado en Kerala desde 2018, por lo cual ha obligado a las autoridades a declarar zonas de contención en, por lo menos, siete comunidades del distrito de Kozhikode.
se han realizado más de 130 pruebas a la población en riesgo. | Foto: Getty Images/iStockphoto
Según reportes oficiales, la primera víctima fue identificada como un hombre agricultor de nueces y plátanos residente del pueblo de Marutonkara, señaló un funcionario del gobierno estatal. Este rastreó el movimiento del sujeto para perfilar a todas las personas con las que pudo haber tenido contacto, además de visitar los lugares a donde fue el hombre antes de que sufriera percances de salud derivados del Nipah.
De igual manera, tanto la hija como el cuñado del hombre, dieron positivo a las pruebas del virus, por lo que se encuentran actualmente en cuarentena, mientras los demás miembros de su familia esperan los resultados de las pruebas, señaló El Nacional.
Los agentes también dieron a conocer que la segunda muerte se dio tras un contacto con la primera víctima en el centro asistencial donde fue atendida, pero se constató que ninguno de los dos fallecidos estaban relacionados.
La presencia del Nipah no es nueva
Este virus, que tiene en vilo a 34 millones de habitantes en Kerala, se identificó por primera vez en 1999 debido a un brote de Nipah entre criadores de cerdos en Malasia y Singapur.
Aunque estos episodios son esporádicos, en el sur de Asia, este brote se produjo cuando la gente comenzó a beber savia de palmeras contaminada con heces de murciélago.
La India superó a China en población durante el primer semestre de 2023, convirtiendo esta nación del sur de Asia como el territorio más habitado del planeta. | Foto: Getty Images
Específicamente en Kerala, durante el primer brote de Nipah, 21 de los 23 infectados murieron; por el contrario, los brotes de 2019 y 2021 se cobraron solo dos vidas.
Análisis de la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica muestra que, aunque un 80% de los colegios declara haber retomado actividades presenciales -con amplia disparidad entre los recintos públicos y los privados-, a mediados de agosto solo el 27% de la matrícula estuvo al menos una vez por semana en el aula. El bajo porcentaje estaría determinado por los aforos impuestos y por la baja confianza de las familias.
Pese a que todo el país está desconfinado y el grueso de las comunas se encuentran en fase de Apertura, la normalización de las actividades académicas, en todos los niveles, ha ido notoriamente más lenta. Y aunque cada vez son más los colegios abiertos, la modalidad de enseñanza que están recibiendo los estudiantes está más cerca de la educación virtual que de la presencial.
Así lo muestra el análisis realizado por la Escuela de Gobierno y el Instituto de Sociología de la UC, en conjunto con el Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile que, con el apoyo del Ministerio de Educación, han monitoreado la evolución del sistema escolar en la pandemia, sus principales trabas y desafíos.
Y de acuerdo a esta sexta entrega, que abarcó el período comprendido entre el 9 y 13 de agosto, solo un 27% del total de los estudiantes matriculados asistió presencialmente a clases al menos una vez a la semana.
El estudio, que considera una muestra representativa de los establecimientos (1.991 encuestados, el 21% de los existentes), muestra también que el 80% de los colegios en comunas en Fase 2 o superior ya retornó a las actividades presenciales, ya sea a través de todos o algunos de sus niveles educacionales.
“Un elemento muy importante es la masiva reapertura presencial tras las vacaciones de invierno. Tener un 80% de establecimientos abiertos presencialmente es un tema inédito de 2021. Este ha sido el mayor porcentaje”, comenta el investigador del CIAE de la U. de Chile, Juan Pablo Valenzuela.
De los establecimientos que reabrieron las aulas, en promedio el 57% realizó actividades presenciales orientadas a todos los estudiantes. Mientras, un 23% lo hizo solo para algunos niveles educativos o grupos priorizados de alumnos.
De hecho, debido a los protocolos sanitarios, el 72% de los colegios fijaron como máximo el número de 15 estudiantes por sala, aforos que fueron más restrictivos en los colegios municipales (el 57% admite menos de 10) y más laxos en los particulares pagados (59% recibe a más de 15).
Los datos también revelan que la presencialidad en los recintos de los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP), particulares subvencionados y particulares pagados superó el 90%, mientras que, en el caso de los recintos municipales, la cifra alcanzó el 61%.
Esta situación preocupa a la profesora y cofundadora del movimiento Escuelas Abiertas, Teresita Romero, quien afirma que, a un año y medio del inicio de la pandemia, la reapertura en la educación debiera ser comprendida como una urgencia. “Ya no es cómo incentivar, es que realmente es un deber hacerlo, un deber que no debería depender de cuántos apoderados quieren que sus hijos vuelvan a clases ni de que los que sí quieren apertura tengan que denunciar o hacer acciones legales, ni de opiniones políticas de sostenedores”, sostiene.
En la misma línea, la académica de la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica, Susana Claro, comenta que, desde que comenzó la investigación ha tenido la oportunidad de conversar con varios directores, quienes “han hecho mucho trabajo de conectarse, de vincularse con los apoderados y demostrarles que están trabajando con mayor seguridad. Entonces, yo creo que hay mucho esfuerzo que poner ahí, para generar la confianza en los apoderados de que pueden ir con sus hijos, pero yo imagino que todavía hay mucho temor. Creo que donde más hay que trabajar es en la conciencia de que el costo para los niños de no ir a la escuela es muy alto”.
Con todo, se espera que en el sector municipal la situación siga mejorando: aunque la mitad se declaraba insuficientemente preparado para concretar la apertura, el 55% de los colegios ya tenían planes para abrir en septiembre.
Incentivar la asistencia
En un día normal, solo el 19% de los estudiantes asistió a alguna actividad pedagógica, abarcando, en promedio, el 43% del aforo de cada establecimiento. Y si bien los estudiantes que asistieron al menos un día a la semana representan el 27% de la matrícula general, este porcentaje es considerablemente mayor en los recintos particulares pagados, donde la cifra alcanzó el 54%, y cae al 24% en los particulares subvencionados y al 22% en los recintos municipales y SLEP.
Lo anterior cobra especial relevancia si se considera que, de acuerdo a las estimaciones de los directores, alrededor del 26% de los estudiantes no cuentan con conectividad suficiente para participar de las actividades de aprendizaje a distancia. Y si se considera solo a los recintos SLEP y municipales, el promedio sube al 33%.
Es más. El análisis también recogió la cifra de estudiantes que no participan en ninguna actividad educativa: el 5,4%, promedio que sube al 8,3% en los colegios municipales y al 6,4% en los SLEP.
El estudio muestra que los recintos que cuentan con actividades presenciales consideran prioritario cerrar las brechas de aprendizaje, aumentar la asistencia de los estudiantes y mantener el vínculo con estudiantes no presenciales. En los colegios municipales, en tanto, la principal preocupación fue mejorar la conectividad digital.
Respecto a lo anterior, la encargada de Proyectos del centro de estudios Acción Educar, Pía Turner, comenta que era esperable que la asistencia a clases durante las primeras semanas de agosto fuera relativamente baja. “Tal como ha ocurrido en otros países, hay muchos padres que esperan a ver cómo funciona la apertura antes de enviar a sus propios hijos al colegio. Eso debiera de irse revirtiendo con el transcurso de las semanas. A la vez, los aforos diarios permitidos muchas veces son menores al 100% de la matrícula”, señala.
No obstante, para el investigador del CIAE de la Universidad de Chile, Juan Pablo Valenzuela, el foco de atención en el futuro deberá estar en la educación híbrida. “Tenemos que aprender y mejorar toda la educación que se denomina híbrida o mixta, porque abres el colegio y solo uno de cada tres va a estar presencialmente, los otros dos están a distancia. Eso conlleva a que hay que tener un tema complementario sistemáticamente de cómo se hace la clase en línea, cómo les llegan los aprendizajes a los estudiantes, cómo estás sabiendo que están aprendiendo de por medio”, concluye.
La mirada de los protagonistas
“La resistencia explícita de algunos sectores al proceso de apertura de establecimientos educacionales y la demora de algunos sostenedores en poner los colegios a disposición de las familias atenta contra el objetivo de generar confianza en los apoderados”, dice sobre los resultados de la encuesta Raúl Figueroa, ministro de Educación, quien añade que “a medida que los colegios abren, que los apoderados conocen su funcionamiento y aprecian los beneficios que tiene para sus hijos ir a clases, la asistencia aumenta”.
El titular de Educación ahonda y asevera que “la confianza es primordial para que las familias decidan que sus hijos retornen a la presencialidad”, razón por la cual, en todas las regiones del país han desarrollado diálogos con las comunidades educativas “para escuchar sus aprehensiones y darles respuestas a sus dudas, por lo que esperamos que con esto vayan generando seguridad y sigan enviando a sus hijos a clases presenciales”.
Lo Espejo es una de esas comunas que aún no han dado luz verde al retorno a las aulas. “Por cierto, consideramos que las clases presenciales son mejores. Necesitamos que nos ayuden que esas clases se puedan generar bajo las condiciones que corresponden. Compartimos esa preocupación, pero necesitamos que nos puedan apoyar, porque finalmente nos imponen, pero no se fijan en las condiciones que tenemos en las distintas comunas y todos los estudiantes de Chile merecen seguridad”, señala la alcaldesa Javiera Reyes (PC).
Por eso, dice la edil, están buscando habilitar “sobre todo actividades que guardan relación con el proceso educativo desde el punto de vista de aquellas que puedan realizarse al aire libre, principalmente porque tenemos graves problemas de condiciones materiales respecto a la gasfitería”. Eso, asegura, impide garantizar el lavado de mano de los estudiantes.
“Estamos a la espera hace más de un mes de una reunión que le solicitamos al ministro de Educación, para poder plantearle, mostrarle y que nos puedan ayudar a mejorar las condiciones de infraestructura en las que recibimos los establecimientos”, asevera.
Desde la Dirección de Educación de Santiago, en tanto, explican que hoy tienen cinco establecimientos educacionales con distintos trabajos presenciales, entre talleres y apoyo a estudiantes con rezago.
“Llevamos más de la mitad de las escuelas con sus demarcaciones hechas, cosa que estaba pendiente, y también con las compras de elementos de protección personal, lo que permitirá ir abriendo más establecimientos en forma gradual durante los próximos días y semanas”, agregan, además de señalar que septiembre “será un mes clave y esperamos a la vuelta del 18 a lo menos tener un tercio de establecimientos abiertos y con presencialidad organizada y activa”.
Puente Alto ha sido uno de los más recientes municipios en sumarse a la presencialidad. “Los establecimientos municipales están en funcionamiento de acuerdo a los protocolos y medidas sanitarias dispuestas por las autoridades”, dice Daniela Torres, secretaria general de la Corporación de Educación y Salud de la comuna.
“Estas medidas también han sido trabajadas en profundidad con las comunidades educativas”, añade, antes de explicar que para el cumplimiento de las medidas sanitarias “se ha ido realizando un ingreso presencial de estudiantes de manera progresiva, de modo tal que semana tras semana van aumentando los cursos que asisten a nuestros establecimientos”.
El titular del Mineduc detalla que a la fecha ya son más de 11.800 recintos con sus puertas abiertas, los que esperan que día a día aumenten. “La apertura era un objetivo fundamental y el primer paso para que las familias tengan la oportunidad de elegir si envían o no a sus hijos a clases”, dice. Y añade: “Con los establecimientos abiertos, nuestro mayor desafío es que las familias tengan confianza en que el retorno sea seguro, y conciencia de lo importante que es para los niños recuperar la presencialidad”.
En una época de emergencia sanitaria como la que vivimos, y aun cuando “venga a la baja” la enfermedad, la docencia todavía está partida en pedazos…
Cada quien se rasca con sus propias uñas para solventar las necesidades pedagógico-didácticas
Debido a la campaña emergente de vacunación para prevenir Covid-19 y a la disminución de casos confirmados de esa enfermedad, el avance que en México se ha producido en materia de salud pública genera altas probabilidades deregresar a clases, en el formato presencial, por fortuna.
Pero el retorno a clases presenciales, sobre todo en la educación básica, habrá de llevarse a cabo de manera gradual, escalonada y con medidas sanitarias que aseguren, en lo posible, que no se registren rebrotes de la inaudita enfermedad que ha azotado al mundo (2020 y lo que va de 2021).
Se sabe, según datos preliminares, que en México la población más afectada por la condición que nos trajo la pandemia, por el hecho de haber cerrado los centros educativos, es la de las y los estudiantes de educación básica matriculados en la escuela pública. Por ello, es importante y prioritario tomar las medidas concretas y pertinentes, en materia de políticas públicas educativas, específicas, para crear condiciones adecuadas en el regreso a las clases presenciales, y dar continuidad al avance de los aprendizajes escolares de niñas, niños y jóvenes (NNyJ).
La docencia todavía está partida en pedazos
¿Cuáles son las condiciones y elementos adecuados que permitan la puesta en operación de protocolos sanitarios, por niveles-modalidades educativos, para regresar a clases? ¿Cuáles son los principales problemas que enfrenta la escuela pública ante la inminencia del retorno a la escuela presencial? ¿Cómo se organizan o se organizarán, o no, las comunidades educativas en este escenario inminente de postpandemia?
En una época de emergencia sanitaria como la que vivimos, y aun cuando “venga a la baja” la enfermedad, la docencia todavía está partida en pedazos. Hoy, como es evidente, el contacto con las y los estudiantes es remoto, irregular, distante, complicado, cuando lo hay, o nulo cuando no hay conectividad ni estudiantes. Justo por ello, me parece que el problema más grave es la cantidad de estudiantes que no regresó a las clases mediadas por tecnologías electrónicas o materiales impresos, durante el presente ciclo escolar (2020-2021).
Desde hace más de un año, estamos frente a un fenómeno social y educativo caracterizado por cambios sin precedentes en el ámbito específico de las relaciones entre la enseñanza y los aprendizajes, donde la sensación de avance (para ambos actores sociales: docentes y estudiantes), en realidad, se ha vuelto una percepción de retroceso.
El 20% de las y los estudiantes que concluyeron el ciclo escolar anterior, no se han reportado durante el presente año escolar.
Las y los docentes, así como las y los directivos escolares vivimos una coyuntura de adaptaciones vertiginosas, individuales y sociales, tanto en el uso de métodos como en la profundidad y extensión de los contenidos educativos. Hay una sensación “objetiva” y “subjetiva” de frustración en el trabajo docente y de gestión educativa-escolar que se ha realizado en situación de confinamiento, sobre todo porque no existen los apoyos ni el acompañamiento profesional que requieren estas labores.
Adicionalmente y por si fuera poco, la sociedad se pregunta ¿qué tan esenciales son las actividades educativas (y la escuela como institución) frente a una cruda realidad que pone en primer término tanto a la crisis económica como la de salud pública? Apenas se recopila información sobre las dimensiones de esta fractura educativa, que ha implicado el no retorno a clases por parte de cientos de miles de estudiantes. La estadística y el registro puntual, todavía incierto y confuso, acerca de cuántos estudiantes no han regresado a las clases “a distancia” del ciclo escolar en curso, da cuenta de esta tragedia (se calcula que aproximadamente el 20 por ciento de las y los estudiantes que concluyeron el ciclo escolar anterior, no se han reportado durante el presente año escolar, en educación básica pública).
Falta de capacitación a docentes
En medio de todo, y a falta de apoyos institucionales en materia educativa, los duros procesos de adaptación social y pedagógica, por parte de las figuras educativas, siguen su marcha. La realidad indica que cada quien se rasca con sus propias uñas para solventar las necesidades pedagógico-didácticas y de recursos tecnológicos. No hay un acompañamiento institucional ni una atención en infraestructura tecnológica del tamaño de la emergencia sanitaria que se ha vivido durante más de un año. Las autoridades educativas sólo desentonan al decir: “reconocemos el trabajo de las y los maestros”.
Durante este ciclo escolar hemos observado que las acciones de capacitación y actualización (formación continua), en materia de trabajo y prácticas docentes o directivas escolares, dirigidas hacia las principales figuras educativas, son inexistentes, nulas o superfluas. Dar a conocer cómo funciona una plataforma para realizar video-conferencias, no es una capacitación seria, profesional. O dar al docente los procedimientos para crear una cuenta de correo electrónico, con el membrete de “capacitación o actualización”, es simulación.
Paradas en zona de incongruencia, sin embargo, las autoridades educativas federales y estatales señalan que hay, hoy, una revaloración social del magisterio. Que la sociedad reconoce, por fin, la importancia del trabajo docente y directivo. Pero esto sólo se da en las palabras, no en los hechos. Lejos de alabar el trabajo que han realizado las maestras y los maestros en estas condiciones adversas, la actuación de las autoridades educativas sería más congruente si se centrara en dar apoyos al magisterio en recursos didácticos y de infraestructura, y opciones “profesionalizantes” serias, de fondo, en términos de adecuaciones curriculares, de mediano y largo plazos.
La fractura educativa durante el periodo de pandemia, en México, tiene en resumen dos traumatismos: uno, en la desafiliación parcial de cientos de miles de estudiantes NNyJ del país y, dos, el abandono y las anulaciones tácitas e implícitas de las que han sido objeto las figuras educativas, es decir, las y los docentes, las y los directivos escolares y demás profesionales de la educación.
Aprender es un derecho. Pasaba en la escuela –para algunos bien, para muchos en formas imperfectas, precarias y repetitivas– y con el tiempo dejamos de preocuparnos que pasara en otros ambientes: en clases extra, en actividades comunitarias, que la tele y la web ofrecieran algo más que entretenimiento, que la propia familia y comunidad local se asumieran deliberadamente como espacios de aprendizaje, que en la calle se aprendiera convivencia y responsabilidad cívica y no majadería, desconfianza e inseguridad.
En México le acabamos cargando a la escuela toda la garantía del derecho; además, arrastrando con la carga de captura, la neoalianza entre la cúpula sindical oportunista –o de dos, la disciplinada de traje y la indisciplinada de marcha– y la camarilla en el poder. Ya teníamos poco, pobre y, para fastidiarla, se le bajó el switch de sopetón. Cuando las escuelas cerraron sus puertas, medida sensata y obligada, nos metimos en un brete mayúsculo, en una crisis de derechos humanos sin precedentes. Sin ese espacio y tiempo compartido, sin el arreglo de “escuela con tu maestra, tus pares y todos los días”, la vida de niñas y niños mexicanos se ha empobrecido dramáticamente en estos ya 14 meses del apagón.
Por supuesto, se han producido aprendizajes no escolares muy valiosos –acuerdos de convivencia, hábitos de autocuidado, las historias de la abuela, aprender a cocinar, bailar, juegos de mesa y de ingenio, travesuras inéditas; se lidió también con temple y buen ánimo para sobrellevar las disparejas sesiones de Aprende en Casa; incluso, en toda clase de iniciativas creativas y a contrapelo de la rigidez de las autoridades, hubo aprendizajes disruptivos en las visitas de los maestros a los hogares, en actividades en plazas y parajes al aire libre, en actividades semiclandestinas en el plantel mismo, que no estaba oficialmente abierto, pero al cual las y los estudiantes llegaron.
Vamos ahora perfilándonos a las aperturas graduales, y se tiene que clarificar qué es un modelo híbrido. ‘Híbrido’ se refiere en concreto a que no es posible ni deseable en este momento –y así será por meses, si no es que por enteros ciclos escolares por venir– ‘regresar a como estábamos’. Híbrido quiere decir que se combinan sabiamente actividades en presencia y actividades a distancia. Se armonizan y se corresponden dos medios, dos series de instrumentos, dos ambientes, pero en una única estrategia: no es hacer dos cosas, sino una sola –propiciar el aprendizaje– para un mismo grupo, buscando resultados equivalentes y significativos.
No se pueden tener jornadas escolares con todos los alumnos inscritos del plantel, ni con todos los asignados a cada aula, acudiendo todo el día y todos los días. Hay que escalonar, hay que pautar el uso de los espacios, hay que establecer horarios y calendarios diferenciados. Ni todos juntos a la vez, ni en el mismo lugar. Si se hacen verdaderos protocolos de regreso a actividades presenciales, entonces se verá que para un jardín de niños el esquema mejor puede ser AA-P-BB: establecer dos secciones del grupo original de cada grado, recibir lunes y martes a la primera sección, dejar el miércoles para limpieza y que se disipe la carga viral, y recibir después jueves y viernes a la segunda sección. En secundaria, la pauta por el riesgo puede ser de mayor dispersión, sólo seis alumnos por grado, de manera que cada estudiante va sólo una vez por semana al plantel. En media superior, podría ser incluso algunas asignaturas con casi todo a distancia, mientras otras en talleres concentrados de una semana entera… hay que ser inteligentes y creativos para estar seguros.
Con repetir el estribillo ‘verde, vacunas, voluntario’, sólo se está posponiendo una pregunta: ¿Cómo le va a hacer cada profesor, con seis alumnos en presencia y veinte a distancia? ¿Clase con transmisión live por Facebook para los que están en casa? Puede ser, algunos temas se prestan. Otros aprendizajes requieren que la teoría se trabaje con aprendizaje autónomo en casa, y que la práctica y ejercitación, el debate con compañeros o las exposiciones de trabajos o proyectos, sean la parte presencial. Pero eso requiere una planeación distinta a la que están habituados los maestros. Requiere de un currículum esencial y abreviado, que la SEP ya tiene trabajado, pero que duerme hasta que vuelvan de gira los funcionarios.
Modelo híbrido no debe significar trabajar doble, tener dos horarios –jornada en plantel y noche/madrugada respondiendo WhatsApp y revisando correos. Es algo mejor y más sólido, que no le pasa la carga de la nivelación a los maestros, ni deja a los alumnos abandonados otra vez a merced de Aprende en Casa. Tenemos pedagogos, MEJOREDU, la experiencia de UNICEF y UNESCO, lo que trabajamos en sociedad civil, lo que ya han probado algunos estados. Híbrido, no doble, es el trabajo que ya hay que hacer.
Unicef advierte de que la emergencia sanitaria generada como consecuencia de la pandemia del coronavirus afectó significativamente a la población infantil y adolescente en Paraguay, exponiéndola a un posible aumento del trabajo infantil y a la exclusión educativa en los hogares en situación de pobreza.
Desde el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) indicaron que la emergencia sanitaria del coronavirus afectó significativamente a la población infantil y adolescente de Paraguay, siendo más afectados aquellos hogares en situación de pobreza, cuyas necesidades básicas ya se encontraban previamente insatisfechas, según los resultados de un estudio realizado.
Asimismo, detallaron que en el país los niños, niñas y adolescentes menores de 19 años representan siete de cada 100 casos positivos de Covid-19 y aunque sus síntomas suelen ser leves, la pandemia tiene un impacto secundario importante en esta población.
El estudio, realizado en conjunto con el Instituto de Ciencias Sociales (ICSO), sobre la situación de la infancia y la adolescencia en Paraguay y la vulnerabilidad ante la pandemia, se presentó este viernes, en el marco del Día Mundial del Niño.
En ese sentido, manifestaron que la pandemia del Covid-19 intensificó un proceso de vulneración de los derechos de la población infantil y adolescente, especialmente en territorios socialmente desprotegidos, donde las familias fueron afectadas por la caída o desaparición de sus ingresos por la elevada informalidad y la condición de contacto personal vinculado a sus puestos de trabajo, que pone en riesgo incluso la cobertura de necesidades básicas y una adecuada nutrición.
También explicaron que el deterioro de las condiciones económicas de las familias podría estar motivando a la población adolescente en situación de vulnerabilidad a buscar formas de ocupación que permitieran la generación de recursos adicionales para los hogares, poniendo en riesgo la continuidad de los estudios formales y el debido retorno a las aulas.
De igual manera, el informe también habla del impacto del confinamiento en la convivencia en los hogares, ya que el estudio de percepción Encuesta de conocimientos y actitudes sobre Covid-19 indica que el 17% de los consultados cree que las situaciones de violencia familiar aumentaron durante la pandemia.
El material también resalta el aumento de las restricciones económicas de las familias con niños, niñas y adolescentes, los déficits de transmisión de conocimiento resultantes de las distintas realidades vinculadas con la adopción de la enseñanza a distancia, así como el aumento de los casos de violencia contra la niñez, efectos generados por la pandemia, con impactos directos sobre el pleno ejercicio de los derechos de la población infantil y adolescente.
“Los derechos de los niños, niñas y adolescentes no solamente se vieron restringidos por la anteposición de medidas de seguridad sanitaria obligatorias, sino también por limitaciones en la ampliación de las políticas de protección social como forma de atenuar los diversos efectos de la pandemia en las familias, particularmente en las que ya se encontraban en riesgo o en condiciones de pobreza”, remarcaron.
Entre las consecuencias graves, desde Unicef advierten que la pandemia del Covid-19 tendrá consecuencias cada vez más graves para los niños.
“El material, titulado Evitar una generación perdida a causa de la Covid-19, muestra que, si bien los síntomas entre los niños infectados siguen siendo leves, las infecciones van en aumento y las repercusiones a largo plazo sobre la educación, la nutrición y el bienestar de toda una generación de niños y jóvenes pueden cambiar sus vidas”, afirmaron.
Finalmente, expusieron que los niños, niñas y adolescente menores de 20 años representan uno de cada nueve de las infecciones por coronavirus en 87 países, con datos desglosados por edad, o sea, el 11% de los 25,7 millones de infecciones.
La semana pasada, trabajadores del servicio de higiene del H.I.G.A “San Martín” manifestaron su profundo rechazo y preocupación mediante una carta abierta a la comunidad, ante la medida “anti sanitaria” de levantar los cohores por parte de la dirección y el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires para el lunes 21 de septiembre. Sin embargo, pese a las promesas de mejores condiciones laborales y protocolos estrictos, nada cambió. Foto Nicolás Braicovich (Pulso Noticias). Por Lucas Lenz para ANRed
“Tenemos un baño para 137 personas, no tenemos agua potable, tampoco papel higiénico y nos hablan de medidas sanitarias” declaró una trabajadora del servicio, quien prefirió mantener su nombre bajo reserva. Además, añadió: “En algunos turnos hay por lo menos más de 15 personas en la oficina de higiene, cuando en realidad no debería haber nadie por orden de dirección, pero los encargados hacen lo que quieren y rompen los protocolos todo el tiempo”.
Los trabajadores mantuvieron una reunión con la dirección de dicho nosocomio a través de una mesa de voceros, con uno o dos trabajadores por turno y en la cual también participaron representantes gremiales. En dicho encuentro, la dirección dio por cerrado el tema de los “cohortes” sin discusión alguna y sin la intervención de los gremios, además de que los trabajadores regresen a trabajar con la misma cantidad de francos que había antes de la pandemia, entendiendo que hoy hay mayor sobrecarga de tareas y son escasos los nuevos ingresos de personal.
Según difundieron en un comunicado las y los trabajadores se encuentran en asamblea permanente bajo un proceso de plan de lucha, que consiste en retenciones de tareas de una hora o dos horas dependiendo del turno.
Fuente e imagen: https://www.anred.org/2020/09/28/la-plata-el-servicio-de-higiene-hospitalaria-exige-respuestas/
Es un grupo hostil a los políticos e insensible a las cifras de muertos por el virus.
Para los antibarbijo los gobernantes ”prefieren sacarnos la libertad y a cambio perder dinero», sostienen sentados en la terraza de un café, frente a comercios vacíos a raíz de la pandemia.
Desde París
Aquel día Florian gritó como nunca. En la Place de la Nation, con megáfono en mano, vociferó hasta extenuarse: “la máscara es la puerta de entrada a la dictadura mundial”. Ese 29 de agosto de 2020 no había más de 300 personas a su alrededor, todos contra el uso obligado de los barbijos embriagados en el grito “Liberté, Liberté”. La policía puso 126 multas por no llevar la máscara puesta, pero los rivales del tapabocas sentían que ya eran millones. La crisis del coronavirus movilizó a una amplia zona de la sociedad tradicionalmente hostil a las élites, poco creyente en las instituciones del Estado, recelosa ante los partidos políticos, hipnotizada por las redes sociales, sensible a las teorías complotistas y con una inclinación muy marcada a las actitudes libertarias.
Antibarbijos por excelencia
Casi todos se encontraron dentro del militante sector que refuta la pertinencia de la cuarentena, la eficacia de las máscaras y, globalmente, todas las medidas sanitarias adoptadas desde mediados de marzo. Son los anti máscaras por excelencia. Aunque hubo algunas agresiones, no queman barbijos ni agreden cobardemente a periodistas sin defensa como en la Argentina, ni se proponen tomar el edificio del Reichstag como ocurrió en Alemania.
Odian a los periodistas y participan, en cambio, en el impetuoso debate sobre el dispositivo sanitario a través, sobre todo, de las trincheras de las redes sociales y de los medios que los invitan. Hay figuras públicas muy conocidas, así como varios líderes del movimiento de los chalecos amarillos que hizo tambalear al país en 2018 y 2019. A ellos se le suman otras personalidades que surgieron en los últimos meses. Gérard y Nicole Delépine son hoy dos emblemas de la militancia contra el tapabocas. Nicole es una oncóloga pediatra y Gérard un cirujano ortopédico, ambos jubilados y ya mega famosos. Al igual que todos aquellos que denuncian la “dictadura sanitaria”, sus argumentos caben en cinco principios: el confinamiento no ha servido para nada, los tapabocas son inútiles, la cloroquina es el único tratamiento eficaz contra la covid-19, no habrá segunda ola porque la epidemia ya pasó, la pandemia es una excusa para modificar el mundo, amordazar a los individuos e instaurar una nueva tiranía global.
La realidad de las cifras, la experimentación de tratamientos fallidos (Didier Raoult), los estudios comparativos, el cruce de datos y el incremento constante de la contaminación contradicen severamente sus argumentos. Sin embargo, nada los inmuta. Con tanta fortaleza como ternura, Nicole Delépine exhibe un montón de hojas con curvas comparativas y datos mientras dice a PáginaI12: “hemos atravesado una inmensa manipulación. El virus es un peligro mítico y las máscaras un bozal para que nos callemos la boca”. Julien y Martine son mucho más jóvenes (30 años), pero no menos persuadidos de que toda esta situación no es más que un “proyecto del Estado para someternos”. Julien es ingeniero en mecánica avanzada y Martine, su compañera, traductora del alemán al francés.
Figuras públicas militantes
Jean-Marie Bigard es uno de los cómicos más famosos de Francia. En su página de Facebook (un millón y medio de seguidores) explicó que la máscara resultaba tanto más incongruente cuanto que si el olor de una ventosidad pasaba a través de un jean, ”entonces el virus podía atravesar el tapabocas”. Maxime Nicolle, uno de los líderes de los chalecos amarillos, expuso los mismos argumentos en la televisión y en un video subido a Twitter, pero con el humo de un cigarrillo como ejemplo: fumó y mostró que, si el humo pasa por la tela, eso prueba que “el virus también traspasa la máscara”.
En contra de lo que se podría pensar, este club está compuesto por sectores sociales de niveles elevados. La fundación Jean-Jaurés publicó el 7 de setiembre un estudio sobre los antimáscaras y sus características sociodemográficas. ”63% son mujeres con un alto nivel educativo. Los ejecutivos y profesiones intelectuales superiores representan 36% de los opositores cuando solo constituyen el 18% en el conjunto de la población francesa. Al contrario, los obreros y los empleados representan 23% de los anti máscaras, o sea, la mitad de su peso real en la población francesa”. En Francia, 64% de la sociedad respalda el uso de los tapabocas, incluso en los lugares públicos abiertos.
PáginaI12 le propuso a Martine y Julien un paseo en inmersión por lo real. La cita se fijó en la esquina del Boulevard Saint Germain y Saint Michel con la idea de caminar por Saint Germain hasta la Rue des Saints-Pères. Esos casi dos kilómetros recorren una de las zonas más turísticas de París, las boutiques de lujo y cafés célebres como Le Deux Magots, Le Flore et Le Bonaparte. Los turistas deambulan como mariposas perdidas. Esta vez no hay nadie. Los comercios están vacíos y solo se salvan los cafés con amplias terrazas. Entramos a un par de boutiques para averiguar precios y entablar la conversación y conocer las consecuencias de la pandemia. Las respuestas fueron similares: entre 60% y 70% menos de ventas, personal cesado y amenaza de cierre. Nos sentamos en la terraza de la brasserie Le Rouquet y enseguida surgió la pregunta: “¿ ustedes creen realmente que el liberalismo está dispuesto a paralizar su sistema, perder dinero, cortar los intercambios y el consumo ?”. Para ellos, no caben dudas: ”prefieren sacarnos la libertad y a cambio perder dinero. Mientras tanto, con el pánico artificial que generan se preparan con leyes y trampas para intervenir las sociedades. Nos quieren convertir en corderos”, dice Martine. Al grupo se suma Florian, el joven de 32 años que participó en la manifestación contra las máscaras. Dice más o menos lo mismo: ”la pandemia ha terminado (7.000 contagios en un día), pero siguen y siguen dando cuerda en los medios serviles y mentirosos”. La doctora Delépine completa esa idea y asegura: ”las máscaras carecen hoy de todo sentido. Sólo sirven para expandir el miedo, paralizar la población y bloquear la reflexión. La máscara se ha convertido en un símbolo de la tiranía del poder y de la sumisión de los individuos”.
La encuesta de la Fundación Jean-Jaurés sitúa a los antimáscaras en todo el abanico político con una mayoría de 46% hacia la derecha y 36% hacia la izquierda. Varios rasgos mayoritarios identifican a los antimáscaras: rechazo a las instituciones o falta de confianza en ellas (apenas 6% cree en la institución presidencial), incluidos los hospitales, no se reconocen en la oposición izquierda-derecha (61%), sólo 14% cree en la prensa escrita, 2% en la televisión pero son 60% en tener confianza en los medios en línea y 51 en las redes sociales (78 % se informa por medio de internet contra 28% para el conjunto de la población del país). Su adhesión a las tesis complotistas es otro rasgo. 90% de los encuestados afirman que el Ministerio de Salud es un cómplice de la industria farmacéutica para ocultar la realidad sobre la nocividad del virus. Como lo resume el informe, los antitapabocas están impregnados en la idea de que las máscaras “están destinadas a testear a la población y serían el anunciador de la instauración de un nuevo orden mundial sin ninguna libertad para los ciudadanos”.
Los antimáscaras se alimentan en el seno de la llamada “burbuja cognitiva”, es decir, las redes sociales donde no circula ninguna opinión divergente y donde todo debate contradictorio está excluido. A los poderes públicos les preocupa lo que vendrá después: el 94% confirma que no aceptará que lo vacunen contra la covid-19 cuando se descubra la vacuna. Los ortodoxos de la libertad son insensibles a cualquier argumento científico, a los testimonios de médicos y enfermeros, al escalofriante tendal de muertos que ha dejado la pandemia y al hecho de que ellos mismos, escuderos del libre arbitrio y la soberanía, son objeto de una manipulación tan grosera como interesada por parte trolls, diseñadores de fake y científicos cuya credibilidad hace rato que es una broma siniestra.
Fuente e imagen: https://www.pagina12.com.ar/290994-un-paseo-por-paris-con-los-libertarios-anticuarentena
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