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Puerto Rico: Keleher retomará en enero plan para dirigir escuelas

Puerto Rico/30 noviembre 2017/Fuente: Metro

Al día de hoy jueves, el DE informó que existen 1,075 escuelas abiertas tras María.

La secretaria de Educación de Puerto Rico, Julia Keleher, dijo hoy jueves, que en enero próximo retomará su plan de dirigir tres escuelas en la isla debido al paso de los huracanes Irma y María, como parte de un plan piloto de la agencia pública.

Keleher había anunciado en agosto pasado, antes de que arrancara el semestre escolar del sistema público de la isla, que dirigiría tres escuelas, pero nunca mencionó cuáles, aunque hoy dijo a periodistas que una de ellas es la Escuela Especializada en Ballet Julián E. Blanco en San Juan.

La titular mencionó a esta escuela, porque así puede «tratar de traer con tener alianzas con escuelas de ballet en Nueva York y el Caribe».

Keleher dijo en aquel momento en agosto que dicho proyecto de que un jefe de Educación dirija su agencia y otras escuelas «ha tenido éxito en algunas jurisdicciones» de Estados Unidos.

La idea de Keleher, no obstante, fue bastante criticada debido a que cada vez que en Puerto Rico arranca el semestre escolar, siempre quedan directores sin elegir para dirigir escuelas.

Fuente: https://www.metro.pr/pr/noticias/2017/11/30/keleher-retomara-enero-plan-dirigir-escuelas.html
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Paraguay: Escuela abierta innova plan educativo

Paraguay/30 noviembre 2017/Fuente: Ultima Hora

Sebastián Da Ponte recorrió varios colegios privados del país hasta lograr encontrar uno que llene su expectativa como la de sus padres, en cuanto al nivel de enseñanza. El joven confiesa que luego comprendió que el problema no era la institución, sino el sistema educativo.

“El Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) no permitía escuelas abiertas, me decían mis profesores de otros países, entonces desde chico me nació investigar por qué tenemos tan mala educación”, relata el fundador del Club de Escuela Solidaria (CES) en Paraguay.

 Luego de especializaciones en el extranjero, Da Ponte se reunió con profesionales y universitarios de distintas carreras para combatir la pobreza a través de una educación innovadora. Desde hace siete meses el grupo trabaja con niños de barrios vulnerables enseñando nuevas técnicas de aprendizaje que promueven la autonomía y la creatividad.

Se trata de replantear el sistema educativo del país, que consideran obsoleto. Entre los objetivos se encuentra instruir inteligencia emocional e intelectual con la fusión de la ciencia, técnicas, artes y deportes a niños y adolescentes.

“El aprendizaje es transversal y multidisciplinario. Por ejemplo se busca asimilar el origen de una botella de plástico en las Ciencias Naturales, las reacciones de las sustancias y sus contenidos desde la Ciencias Químicas, utilizando un lenguaje trilingüe (español, guaraní e inglés). También análisis en el marco de las Ciencias Sociales (quiénes consumen esos productos, cuántos y por qué) desde la estadística y la cultura.

Aprovechando las interacciones, sumamos la explicación del carácter humano y cómo este reacciona frente a adversidades (tristezas), estímulos (felicidades), entre otros”, explica el voluntario.

Son cerca 3.000 voluntarios que trabajan con más de 1.000 niños de zonas como Cateura, Tablada de Asunción y también en Encarnación. La idea es expandir en otros asentamientos del país para el 2018. Aseguran que la iniciativa es autogestionada y reciben apoyo logístico de empresas. “Más que dinero lo que pedimos son materiales para nuestros talleres”, señala el fundador.

Réplica. Los representantes de CES participaron en la II Cumbre Iberoamericana de Emprendimientos , en México para comentar la experiencia del modelo de escuela abierta, el 17 de noviembre. Comentaron que la receptividad fue muy buena y representantes de países vecinos pidieron asesoramiento para replicar el programa en villas argentinas y brasileras. También tienen prevista una reunión con el MEC para realizar un plan piloto en escuelas públicas.

 Fuente: http://www.ultimahora.com/escuela-abierta-innova-plan-educativo-n1121707.html
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Ghana: Las 7 lecciones del mejor profesor del mundo

Ghana / 26 de noviembre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: Semana

Dejó su trabajo en Microsoft para perseguir el sueño de crear una universidad en su país. Hoy su modelo educativo es un ejemplo.

Patrick Awuah es un ingeniero ghanés, de 52 años, elegido el pasado miércoles como el mejor profesor del mundo en la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación celebrada en Doha, capital de Catar. El Premio WISE, por sus siglas en inglés, es considerado uno de los galardones educativos más importantes del mundo junto con el Global Teacher Prize, que entrega cada año en Dubai, Emiratos Arabes Unidos, la Fundación Varkey.

Estas son las 7 lecciones que deja Awuah con su ejemplo de vida y también con su labor al frente de la Universidad de Ashesi, ubicada en cercanías a Accra, la capital ghanesa.

1. El pensamiento crítico debe prevalecer sobre el aprendizaje de memoria: para Awuah lo más importante es que los alumnos aprendan a pensar por sí mismos, superando los procedimientos tradicionales para adquirir conocimientos de memoria. Todos los programas ofrecidos incentivan a los estudiantes a cuestionar lo establecido, para que no se limiten a reproducir lo que les cuentan los profesores sin dudar de su veracidad.

2. La evaluación continua es más importante que los exámenes finales: un elemento diferenciador del método de Awuah frente a otras universidades de Ghana es que el examen final representa solo un porcentaje menor de la nota. Allí se da mucha más importancia al proceso de aprendizaje a través de proyectos que preparan los alumnos para la práctica profesional, y su evaluación se hace de forma continua.

3. La empatía es igual de importante al conocimiento: en la Universidad de Ashesi todos los estudiantes participan durante cuatro años en un seminario de liderazgo sobre ética, colaboración y espíritu empresarial que termina con una sección de aprendizaje con base en el servicio. Esto incentiva el respeto por las opiniones contrarias y la capacidad de identificación de los estudiantes con los habitantes del territorio y sus problemáticas.

4. “Las humanidades son la clave para formar a los líderes del futuro”: con esta frase Awuah afirma que sus estudiantes deben ser capaces de plantearse grandes preguntas sobre cómo construir una sociedad mejor, antes que cómo convertirse en altos ejecutivos. Está muy ligada a su visión ética de la educación y por eso destaca que en 2008 los estudiantes establecieron el primer código de honor de una universidad africana, con el cual se responsabilizan de todos sus comportamientos, como respuesta al problema de la corrupción.

5. Hacer prevalecer la ética sobre el desarrollo económico personal también paga: el sector privado ha aportado con becas para el 50 por ciento de los estudiantes de la Universidad, 20 por ciento totales y 30 por ciento parciales, que ayudan a cubrir los 9.000 dólares que cuesta la matrícula anual. Además, uno de los principales criterios del jurado para otorgar el reconocimiento de medio millón de dólares a Awuah por ser el mejor profesor, fue premiar emprendimientos que no se basen solo en el desarrollo económico, sino que cultiven la altura moral de los ciudadanos.

6. Perseguir los sueños es más importante que la estabilidad: Awuah renunció a su cargo en Microsoft porque su sueño siempre fue montar una universidad en su país natal. Pidió ayuda al sector privado y con todos sus ahorros y los de su mujer reunieron un capital de 2,5 millones de dólares. Aunque los inicios fueron difíciles y modestos, porque empezaron dando clase a 30 estudiantes en una casa alquilada, hoy la universidad alberga 600 alumnos en un campus de cerca de 100 hectáreas.

7. Enseñar con el ejemplo es más efectivo: lo primero que hará Awuah con el medio millón de dólares recibido por el premio será incrementar las becas para estudiantes de la universidad. Lecciones como esta son producto de la filosofía humanística que inspira este modelo académico, y por eso hay casos de estudiantes con negocios exitosos, que también han donado parte de sus utilidades para el desarrollo de proyectos que benefician a comunidades en Ghana.

Fuente de la Noticia:

http://www.semana.com/educacion/articulo/las-7-lecciones-del-mejor-profesor-del-mundo/548086

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Modelo etnoeducativo para rescatar la cultura afrocolombiana

Por: Daniel Salgar Antolinez

Casi una década llevan los consejos comunitarios de la costa Pacífica elaborando un modelo educativo acorde a su cosmovisión, saberes y prácticas.

A orillas del Río Rosario, en la vereda Vuelta Larga del municipio de Tumaco, Luis Arbolera seca el cacao que pronto va a ir a vender al casco urbano. Más conocido como “el tío Luis”, a sus 57 años es estudiante de un modelo etnoeducativo diseñado por y para las comunidades negras del Pacífico colombiano.

“Esto de secar el cacao durante cuatro soles es algo que me enseñaron mis abuelos, pero ahora lo enseñan también en el modelo educativo. Hacemos clases en los cultivos, en el río, en la cocina, también en la escuela, donde sea necesario, para aprender del territorio y nuestra forma de vida”, dice Luis antes de dar un recorrido para mostrar la caña, el plátano, el limón, la guava, la naranja y las plantas medicinales que cultiva.

En la vereda Piñal Salado, otros estudiantes reviven las alabanzas, los arrullos, los cantos que cuentan historias de sus ancestros africanos. Es una fiesta, un ritual, y al mismo tiempo una clase. Mientras tanto, en el río Caunapi la comunidad de la vereda La Espriella se reúne para practicar técnicas de pesca tradicionales y cuidado del entorno. Se detienen a observar cómo el río es su fuente de transporte, de alimento, de vida.

Esto se replica en varios consejos comunitarios a lo largo de toda la costa Pacífica. Se estudian y se reviven los juegos tradicionales, bailes como la danza de los cucuruchos, los cantos de boga del Pacífico que se interpretan al ritmo de las canoas, los peinados afro que revelan mapas ancestrales, las prácticas de producción, la cocina, la medicina y la “ciencia afro”.

En la escuela Instituto Técnico Popular de la Costa (ITPC), en el casco urbano de Tumaco, también se implementa el modelo etnoeducativo en diálogo con la educación formal. Allí, el profesor Ángel Migdonio Palacio, uno de los creadores del modelo, recuerda: “soñábamos con una educación distinta a la que ofrecía el Estado. Cuando la educación formal llegaba a las zonas rurales, siempre llegaba a medias y apenas daba para completar cuarto o quinto de primaria, y luego los jóvenes no tenían más oportunidades, no le veían valor a su territorio ni a su comunidad; eran presa fácil para trabajar como raspachines o ser reclutados por grupos armados”.

Ángel Migdonio y sus colegas de la Red de Consejos Comunitarios del Pacífico Sur (Recompas, una organización que agrupa a los 15 consejos comunitarios de los municipios de Tumaco y Francisco Pizarro) decidieron crear el primer modelo educativo que atendiera la cultura y cosmovisión del pueblo negro. “Esto nos hace darnos cuenta de que nuestros saberes son valiosos, nos ayudan a sobrevivir y preservar el medio ambiente. Aunque la ciencia afro sea vista como herejía desde Occidente, hoy nos preguntamos, por ejemplo, qué sería de nosotros sin nuestros curanderos, nuestras yerbateras, nuestras parteras, allá en esos rincones de la costa Pacífica a donde el Estado nunca lleva un médico”

La iniciativa de Recompas empezó en 2008 y se fortaleció con financiación del gobierno de Canadá y con la implementación del Consejo Noruego para Refugiados y Save The Children. Hasta ahora, el modelo se ha implementado en el departamento de Nariño, en los municipios de Tumaco, El Charco y Barbacoas. También en tres municipios del Pacífico caucano (Guapi, Timbiqui y López de Micay) y en el Alto Baudó, en el departamento del Chocó. Al menos 2.179 personas se han visto beneficiadas. Esta iniciativa fue aprobada por el Ministerio de Educación en 2015 y el pasado 17 de noviembre se le entregó oficialmente al Estado. La ministra de Educación, Yaneth Giha, fue a Tumaco para recibir el modelo y se comprometió con implementarlo.

Ángel Migdonio enfatiza que la necesidad de este modelo surgió ante el despojo identitario que han generado tanto los anteriores planes educativos para las comunidades negras como el conflicto armado que hasta hoy golpea a la costa Pacífica.

La investigación que sustenta el proyecto muestra que la educación evangelizadora llevada por católicos Agustinianos, Jesuitas, Carmelitas descalzos y Carmelitas Misioneras y Teresianas desde 1899, impuso un modelo pedagógico-religioso ajeno a los usos y costumbres de los pueblos del Pacífico. Por ejemplo, a inicios del siglo XX llegó al departamento de Nariño el sacerdote Jesús María Mera, quien pensaba que la marimba (instrumento tradicional del Pacífico) tenía un carácter diabólico. Luego, el modelo del Estado liberal, basado en la memorización de datos sobre el conocimiento occidental, el lugar central del maestro y una cultura del autoritarismo, terminó generando sumisión hacia Occidente y un desprecio por los saberes propios.

Sumado a esto, la región del Pacífico es una de las más golpeadas por la guerra en Colombia. Durante las negociaciones entre el gobierno y las Farc, se pensaba que se abriría un camino para que entrara el Estado y se fortaleciera, entre otros, el derecho a la educación. Sin embargo, luego de la firma de la paz han surgido nuevos conflictos: con la salida de las Farc vino la presencia de otros actores armados, otros desplazamientos masivos (el 77% de estos desplazamientos en Colombia durante 2017 ocurrieron en la región del Pacífico), el incremento de asesinatos de líderes comunitarios, la falta de alternativas concretas para sustituir la economía ilegal de la coca, mientras que el poco o nulo derecho a servicios como la salud y la educación siguen siendo una constante.

Hoy, de acuerdo con organizaciones que trabajan en el terreno, son por lo menos 15 grupos armados los que hacen presencia en la zona y se disputan un territorio geoestratégico para el tráfico ilícito por su salida al océano Pacífico, por su cercanía al Ecuador, por sus accesos al interior de Colombia y porque entre sus intrincados caminos de agua hay poco o nulo control estatal.

Tumaco es el municipio que tiene mayor concentración de cultivos ilícitos en el país, con más de 23 mil hectáreas de coca. Edilberto Clevel, presidente del Consejo Comunitario Unión Río Rosario, dice que uno de los principales obstáculos para sensibilizar sobre el modelo etnoeducativo es esa economía ilegal. “Muchos jóvenes y adultos se dedican a eso y no le ven la importancia a estudiar, porque ven la plata fácil trabajando en los cultivos. La coca es un producto que nos trajeron desde afuera y se quedó aquí por culpa del abandono estatal. Ahora que se firmó un acuerdo de paz que incluye un plan de sustitución de cultivos, seguimos esperando que el Estado aparezca con propuestas concretas para hacer eso posible. Hay voluntad para erradicar, pero hasta ahora el gobierno no ha aparecido por aquí. Así es difícil incentivar la educación”.

Fuente: http://aa.com.tr/es/cultura/un-modelo-etnoeducativo-para-rescatar-la-cultura-afrocolombiana/977077

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Venezuela, vanguardia educativa

Por: Elias Jaua Milano

La Organización de Naciones Unidas ha planteado un conjunto de objetivos para la erradicación de la pobreza de aquí al año 2030. En ese marco la organización de Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (UNESCO) en función de garantizar uno de esos objetivos, como lo es el acceso a la educación, recomienda a los países adoptar políticas y leyes que garanticen 12 años de educación primaria y secundaria gratuita, financiada con fondos públicos.

Hoy, en Venezuela, el Estado Democrático, Social, de Derecho y de Justicia garantiza hasta 24 años de Educación pública gratuita y obligatoria en la educación inicial, primaria, media general y media técnica hasta el pregrado universitario. La gratuidad se extiende hasta ciertas modalidades de postgrados en las áreas de salud y educación.

El sobrecumplimiento de ese objetivo, nos convierte en un país vanguardia en el desarrollo de la llamada agenda educativa 2030.

Eso se explica en la sostenida inversión social en la educación en los años de revolución. Para 1990 el presupuesto educativo alcanzaba difícilmente un 3,15% del PIB, esta situación cambió favorablemente con la llegada de nuestro Comandante Hugo Chávez. A partir de 1999 se experimenta un crecimiento sostenido hasta hoy, donde el gobierno Bolivariano del Presidente Nicolás Maduro destina el 7,5% del PIB a la Educación, aún en medio de una contracción del 70% del ingreso nacional, producto de la caída de los precios petroleros y de las agresiones contra nuestra economía.

En cuanto al mejoramiento de la calidad, nuestro gobierno a través de la Misión Simón Rodríguez dirigida a la especialización de docentes y a la formación de profesionales de otras áreas que deseen ingresar a la docencia, ha alcanzado para el momento 60 mil docentes cursando estudios gratuitos, en 16 áreas de Especialización, Maestría y Doctorado, cerca del 10% de todos nuestros educadores y educadoras.

La calidad la concebimos como una integralidad. El acceso a las tecnologías de información; más de 6 millones de computadoras portátiles con contenidos pedagógicos han sido donados a los estudiantes de distintos niveles, el 90 % de los instituciones educativas tienen acceso a internet, a los recursos pedagógicos, más de 20 millones de textos escolares con contenidos producidos por pedagogos venezolanos son distribuidos gratuitamente, el 50% de nuestros estudiantes reciben útiles escolares gratuitos y uniformes subsidiados, bonos y becas sociales; en el 75 % de las instituciones educativas públicas se ofrece un programa de alimentación escolar, desayuno y almuerzo, para el 2018 cubriremos el 100% con una merienda nutricional.

En 2030, cuando se cumplan 200 años de la muerte de nuestro Libertador Simón Bolívar, quien nos dejó esta frase para la posteridad «Moral y luces son los polos de una República, moral y luces son nuestras primeras necesidades», Venezuela podrá decir ante las Naciones Unidas hemos cumplido con nuestros niños, niñas y jóvenes, hemos cumplido con la humanidad. Hemos formado una generación para lo grande, para lo hermoso, para la libertad, para la paz, para la igualdad social, para el reconocimiento a la diversidad cultural, para otro mundo posible. Dios mediante, así será.

Fuente: https://www.aporrea.org/educacion/a254818.html

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Canadá: If ‘indigenizing’ education feels this good, we aren’t doing it right

Canadá/Noviembre de 2017/Fuente: The Conversation

Resumen:  «¡Siempre indigeniza!» Fue el grito de guerra de un artículo escrito por el académico canadiense Len Findlay hace casi 20 años. Fue visto por muchos en ese momento como un paso adelante radical pero indescriptiblemente positivo, una forma de hacer que las universidades sean más justas y diversas.

Este esfuerzo por autorigenizar a las universidades continúa siendo respaldado por muchos administradores y académicos bien intencionados. Tras el lanzamiento del informe final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, este impulso de indigenizar ha adquirido un sentido de urgencia.

Always indigenize!” was the rallying cry of an article written by Canadian academic Len Findlay nearly 20 years ago. It was seen by many at the time as a radical but unassailably positive step forward — a way to make universities more just and more diverse.

This effort to indigenize universities continues to be supported by many well-meaning administrators and scholars. Following the release of the Truth and Reconciliation Commission’s final report, this push to indigenize has gained a sense of urgency.

Just this month, the University of Calgary was the latest higher education institution to unveil its new Indigenous Strategy, ii’ taa’ poh’ to’ p. In September, the University of Saskatchewan hit the headlines when some professors questioned a radical plan to indigenize the curriculum for 21,000 students.

Part of the reason for this quick adoption is, I believe, because it feels good. Many Canadians want to do something about our shameful history and “fix” our colonial past to make Canada more just, more equitable.

We’re doing it, we’re ‘indigenizing’

At the end of October, I attended the Society for Ethnomusicology’s annual conference in Denver. The conference included a day-long symposium on Indigenous musics, and many roundtables and papers on indigeneity and decolonization.

My own research focuses on Métis cultural festivals as sites of resurgence. I have also written about settler appropriation of Métis music, and the ways in which acts of inclusion function to control and contain Métis music. As such, I was interested in how calls to indigenize were being met or otherwise addressed by scholars in my discipline.

As one of a small group of Canadian music scholars in attendance, I found the differences between Canada and the United States to be palpable: Canadians, unlike Americans, have made territorial acknowledgements common and even expected at public gatherings. Americans, I found, seemed more hesitant to embrace this practice.

Canadian educators are starting to discuss and include Indigenous histories, methodologies and worldviews in their teaching practice. And Canadian universities are trying to address the lack of Indigenous faculty members through open calls for applications from Indigenous scholars.

Seeing these differences, it was hard not to get caught up in the excitement and feel a sense of pride in our achievements as Canadians. We’re doing it. We’re “indigenizing.”

Wait, isn’t this just good teaching?

And we should feel proud — at least a little. These small initiatives are positive. We should be constantly reminding ourselves and others of whose lands we are occupying. We should be making sure Indigenous scholars are a valued part of universities, and that students see themselves in their instructors. We should be teaching Indigenous histories. We should be valuing Indigenous worldviews.

We should make sure that Indigenous students receive the supports — financial and other — needed to finish their programs of study. We should be adopting methods of teaching that are more hands on and experiential. We should be doing research with Indigenous communities. We should be restructuring the tenure system so that community work is better supported and acknowledged. We need to unearth the systemic racism that exists on campus. And I could go on.

Kati George-Jim, an Indigenous student member of Dalhousie University´s board of governors has accused the university of systemic racism. (THE CANADIAN PRESS/Andrew Vaughan)

Also, the initiatives brought forward under the rhetoric of indigenizing the academy are not new — educators and researchers have been raising these issues for decades as evident in the work of Marie Battiste. The “initiatives” are actually just best practices for teaching and research.

Many educators have long-called for more equity and diversity in professorship, teaching practices, curriculum content, and learning and assessment . These calls aim to make educational systems better serve a diverse group of students, whether Indigenous students, racialized ones or students with disabilities.

Furthermore, ethics boards at universities work diligently to guide researchers so that possible harms to communities are reduced and research benefits optimized, something that, whenever applicable, includes community consultations and partnerships. None of this is new.

Dangerous opportunities

Why are we calling this “indigenizing” when really we’re just trying to do what’s right? In other words, isn’t teaching about Indigenous histories simply teaching a more complete history? Isn’t making sure that we use examples that Indigenous students can relate to just good teaching?

I’m also struck by the general lack of discussion about what it means to indigenize the academy. The effort to indigenize universities is, as such, being done with little critical engagement with what “indigenization” might involve, especially if it is to benefit Indigenous nations.

FNX

@FNXTV

Some University of Saskatchewan members are raising questions about the school’s efforts to «indigenize,»… http://fb.me/5JzaQ7lwr 

‘It’s not just add Indigenous and stir’: U of S’s indigenization approach raising questions

In two years from now, the University of Saskatchewan is planning to make Indigenous education mandatory for all 21,000 students.

 Drawing on the Oxford definition of indigenize, one scholar, Elina Hill, has suggested that to indigenize might mean bringing something (in this case the university) “under the control, dominance, or influence of Indigenous or local people.” Alternately, it might mean to “make indigenous.” These possibilities, she notes, are “miraculous at best or dangerous at worst.”

The miraculous possibility is unlikely to say the least. The dangerous possibility — to make indigenous — is eerily similar to a growing trend of “settler self-indigenization” whereby settlers with no prior connection to an Indigenous community become Indigenous. If universities claim to be indigenizing, how might this affect our understanding of Indigenous nations as separate from the Canadian state?

Universities as colonizers

Hill most poignantly asks, “Could there be instances in the end where…Indigenous people are not even necessary for indigenizing?”

This question might seem, at first glance, to be pushing the argument to the absurd. However, given that advocates for indigenization constantly reiterate that doing so is good for universities, it might be exactly on point.

Ultimately, much of what has happened around indigenizing the academy has been aimed at making the university — a settler institution — a better system. As Hill says, this creates “a better kind of university, with knowledge toward a better kind of still colonial Canada.” That the term indigenous — and indeed the verb to indigenize — does not need to refer to Indigenous peoples (that is, distinct nations) should not be forgotten.

Indigenizing as it is now practiced is largely good — for settlers, and perhaps for individual Indigenous students.

But it comes with a profound risk: Will Indigenous nations lose control over their intellectual property? Over how their traditions are taught and written? Will universities continue to facilitate colonization, reinforcing the belief that all that is worth knowing, all intellectual traditions, are, or should be, centred within the university?

Instead of working in their communities, will elders be asked to put their time and energy into supporting settler faculty as they attempt to “indigenize”?

True reparation will be painful

It should be clear by now that I don’t think “indigenizing” is the right approach to addressing Canada’s colonialism within universities. But if not indigenizing, what should we be doing as academics, as university administrators, as Canadians?

The question we need to consider is: In what ways have the university system and academic traditions harmed Indigenous nations, and how can we begin the process of reparation?

The first step is to start listening, listening to Indigenous scholars and to Indigenous nations on whose lands our universities stand. As such, I don’t have answers. I can’t tell you, or tell academic institutions across Canada, what needs to happen because knowing will require long-term, on-going engagement with Indigenous communities.

But I do know that reparation can’t be centred on universities, or on the needs of settler-colonizers. In fact, reparation will likely be painful for settlers because it will be profoundly unsettling.

If it feels good, if it feels easy, if it feels comfortable, we’re not doing it right.

Fuente: http://theconversation.com/if-indigenizing-education-feels-this-good-we-arent-doing-it-right-87166

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