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Ética y calidad de vida

15 de noviembre de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Javier Pombo

Es necesario retomar, desde la academia, la orientación hacia el bien común y/o social que prevalece en la Constitución Nacional para un mejor bienestar de los miembros de la comunidad. 

Es imprescindible retomar en los establecimientos educativos la formación ética desde la multidisciplinariedad y fortalecer como área obligatoria y fundamental  la educación ética y en valores humanos tal y como lo establece el artículo 23 de la Ley 115 de Febrero 8 de 1994 o Ley General de Educación, la cual ya es hora de que se revise tal y como lo propuse en este artículo, ya que entre otras cosas la formación que se le brida a los estudiantes colombianos a partir de la ley citada, no ha servido para disminuir los casos de corrupción que se presentan con frecuencia en nuestro contexto colombiano.

Es necesario retomar desde la academia la orientación hacia el bien común y/o social que prevalece en la Constitución Nacional para un mejor bienestar de los miembros de la comunidad. Cuando en el diario vivir practiquemos todos los colombianos el anterior principio, tendremos una mejor calidad de vida, tanto para nosotros como para las futuras generaciones.

La vida en sociedad no es fácil, entre otras cosas porque somos seres sociales por naturaleza pero debemos aprender a convivir.

La vida en sociedad no es fácil, entre otras cosas porque somos seres sociales por naturaleza pero debemos aprender a convivir, razón por la cual fue necesarios crear normas de convivencia como son las morales, legales y culturales.

Moral: conjunto de reglas que se proponen hacer al hombre bueno. Ley: conjunto de reglas cuyo propósito es armonizar las relaciones de los individuos.

Cultura: la manera de vivir juntos, que moldea nuestros pensamientos, imágenes y valores.

La democracia ideal es aquella en que los tres sistemas de regulamiento conductual -moral, cultura y ley- generen un buen trato hacia los demás y de esta manera evitar la corrupción, el terrorismo y en general cualquier forma de violencia y discriminación.

En Colombia predomina “cuanto tienes, cuanto vales” o “usted no sabe quién soy yo”, lo cual desde mi punto de vista es error ya que uno de  los propósitos de le ética es no hacer daños a los demás a través de la autorregulación, de la cual carecen los corruptos y violentos que tanto daño le hacen al país.

Es necesario hablar de ética y moral, proponer diferentes actividades donde se platique y reflexiones de este tema en las universidades y colegios, ya que hay muchas personas que no tienen claro que es moral y que es ética y en la medida en que no se interiorizan y practican los valores pues nos toca adaptarnos a vivir en una sociedad donde impera la ley del más fuerte o en nuestros tiempos seria del más rico. Hay un pasaje bíblico que dice que “nuestra recompensa viene de nuestras obras”.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/articulos-informativos/etica-y-calidad-de-vida

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Libro: La lectura como plegaria: fragmentos filosófico

Reseña: Escuchar a Joan-Carles Mèlich es siempre una invitación a pensar, a reflexionar, a leer.  El filósofo Joan-Carles Mèlich reúne en este libro un total de 262 «fragmentos filosóficos» procedentes de sus cuadernos de notas. Se trata de una reflexión sobre la lectura, la escritura, la distinción entre moral y ética, el sentido, Dios, el infierno, la compasión, la intimidad, la finitud, el deseo, el perdón, las víctimas, la muerte…, en un género que rehúye las categorías y opta por las escenas, las imágenes, las metáforas. Mèlich nos ofrece, en definitiva, «un pensamiento fragmentario, abierto, no sistemático, contrario a la lógica metafísica».

Link de descarga:  http://nicklipscombe.info/93800-pdf-epub-libros-descargar-la-lectura-como-plegaria.php

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¿A quién le interesa la Moral?

Por Fernando Buen Abad

Cuando se trata de “desmoralizar” a los pueblos en lucha no faltan los moralistas de coyuntura siempre entrenados para asestar golpes simultáneos a las golpizas económicas y las golpizas policiales. “Kit” completo. Las grandes vertientes moralistas (clericales y legalistas) lanzan sus denuedos axiológicos contra quienes rompen el “orden”. Porque se trata de bajarles la guardia, demolerles las convicciones y los entusiasmos… hacerlos sentir enemigos del “bien”. Fuerzas del mal. La culpa serial.

No se privan de tentación alguna para maldecir y ensuciar hasta las más incipiente luz de rebeldía social. Por un milagro de resurrección cívica los moralistas del “establishment”, no importa si son choferes de taxi, “amas de casa”, burócratas o vendedores de enciclopedias… lanzan (por ejemplo) denuestos y maledicencias a los cuatro vientos cuando un grupo organizado políticamente hace conocer su malestar y sus denuncias con huelgas, paros o cortes de calles.

Los moralistas se encrespan y repiten al unísono un tendal de frases u oraciones huecas sacadas del noticiero más cercano o de sus pares también moralistas de pacotilla. Miran a la clase trabajadora como seres de otra dimensión, como enemigos del “orden”, del “respeto” y del “bien común” urbano o rural. Las luchas sociales son “engendros del demonio”, perversiones del averno, amenaza contra la “paz” y las “buenas costumbres” burguesas  y, sobre todo, enemigas del “orden establecido”. La sacrosanta (inexistente) civilidad entre hermanos citadinos es amenazada por la barbarie de la lucha proletaria y eso indigna a los “ciudadanos” guardianes de la moral burguesa.

Son los territorios ganados por la ideología de la clase dominante para, también de esta manera, poner a pelear a pobres contra pobres. La contienda con frases hechas, todas con muy dudosa procedencia y contenido, se inflama con adjetivos que operan como bofetada moralizante. Todos critican por el “bien común” por un (desconocido) “respeto al prójimo”. Todos vociferan con tono parroquial desde la cúspide de su mediocridad prefabricada a espaldas de su ignorancia para que no se percaten de tono titiritezco que adquieren todas sus invectivas inyectadas con almíbar de razón simplista. “Si ellos tienen derecho a protestar nosotros tenemos derecho a libre tránsito” de dice con suficiencia cardenalicia.

Pero la espiral de la Moral dominante y condenatoria de las luchas sociales, asciende hasta complejidades y prácticas de muy diversa envergadura y daño. En su cima sirve para justificar genocidios y torturas, sirve para camuflar canalladas de todo tipo y sirve fundamentalmente para hacer invisible el hurto burgués sobre el producto del trabajo. Con capas de pintura moralista se disimulan y ocultan los fraudes electorales, la connivencia con el crimen organizado, la permisividad servil con los trinquetes bancarios, la corrupción a todo vuelo y -también- los fardos ideológicos que se hacen tragar a los estudiantes en las universidades burguesas (y en algunas otras también). Todo es por su “bien”.

Con la Moral burguesa y con su “doble Moral” se asientan los valores dominantes donde todo vale en manos del poder económico y no importa la gravedad, ilegalidad o la irracionalidad de la afrenta todo se arregla con dinero y el que no lo tiene ha de resignarse unas veces al silencio y otras veces pagando los “platos rotos” que no rompió. Ese es el orden de las cosas. “La vida es así”. “Uno no puede cambiarlo todo”… y sin fin de retóricas espeluznantes que se hacen pasar por solidez moral y solvencia de principios. Mientras tanto lo que reina es la “moral burguesa” que, vista bien, no es más que la inmoralidad misma del capitalismo que es inmoral por definición. La bomba a Hiroshima es una inmoralidad inolvidable.

Pero la Moral que los pueblos necesitan es un conjunto de afirmaciones y principios colectivos y dinámicos cuya unidad de clase debe exprese en paradigmas enriquecedores de la fortaleza intelectual y de la fortaleza emotiva. Para eso es necesario conocer a los seres humanos en su fase de lucha transicional que, mientras sale del fardo de supercherías morales burguesas, accede a un territorio de significación en el que se renueva el conocimiento y se renueva su enunciación sobre la conciencia proactiva de un ser distinto esta vez respetuoso del interés común y del desarrollo en colectivo. Moralidad humana real del futuro. La moral desde la base productiva y la relación con la naturaleza.

Semejante Moral no es un decálogo “acabado” ni sencillo, no puede serlo jamás, porque se trata de un instrumental de orientación y dirección política y humanista (en sus sentido estricto) en movimiento y transición social. Esa será sin duda una de las cualidades de la Moral nueva, la Moral de la lucha permanente, de la Moral que no admite la resignación a los intereses de una clase privilegiada contra una mayoría desposeída.

La Moral tiene una “viva e inquietante actualidad” como insistía nchez Vázquez. Pero ha de someter a su jurisdicción temas como la violencia, el terrorismo, la depredación de la naturaleza… la mercantilización avasallante de la vida. La Moral de los pueblos, la de la clase trabajadora en lucha, ha de afirmarse en valores históricos como la libertad, la igualdad, la democracia… que cada día son más urgentes. Valores de justicia social real porque no puede haber libertad verdadera en condiciones de desigualdad e injusticia social y tampoco justicia social cuando se niega la libertad y la democracia. Es en la práctica donde se demuestra la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de la Moral en lucha.

Cuando hablamos de la Moral del pueblo en lucha, no hablamos de la Moral burguesa. Aunque usen palabras similares sus contenidos no son lo mismo. Una Moral participativa que propicie una democracia participativa; que ponga fin a los beneficios irracionales de las empresas capitalistas. Una Moral de la lucha social dispuesta a terminar con la pobreza para muchos y la abundancia para pocos. Moral para la defensa de la educación pública gratuita y crítica en todos sus niveles; para garantizar los derechos de los trabajadores y el respeto a las diferencias (étnicas, raciales, genéricas, etc.); Moral para la defensa incondicional de los derechos humanos. Moral no sólo para cambiar el modo de producción sino también las relaciones de producción. Una Moral que será distinta porque es su deber serlo. Una Moral cuyo aliento sea el desarrollo social y no la represión de los seres humanos. Una Moral para la emancipación que dé cuerpo y fortaleza a las nuevas condiciones de la vida organizada y coincidente con lo indispensable para ser felices, para ser creativos, para ser amorosos y para ser iguales; para ser distintos en unidad para lo que necesitamos y contra lo que nos daña. Una moral para el bien común… moral de lucha permanente.

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/A-quien-le-interesa-la-Moral-20170721-0002.html

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La deuda en educación moral

Gilberto Guevara Niebla

La crisis de convivencia que sufre México debería convocarnos a reflexionar con seriedad y responsabi-lidad. ¿Qué ha ocurrido? ¿Qué cosas hicimos mal o qué dejamos de hacer? ¿Qué soluciones se pueden encontrar?

Algo que parece innegable es que la crisis actual es, esencialmente, una crisis cultural: una crisis de valores, de conciencia, de formación de la inteligencia colectiva. Es evidente también que han fallado los mecanismos de socialización (la familia, la escuela, los medios de comunicación), que no han cumplido satisfactoriamente su función.

Un vacío en la escuela, por ejemplo, lo representa la educación moral. Esto no significa que los maestros no transmitan valores y formen moralmente a sus alumnos. Todos lo hacen, el problema es que, en la mayor parte de los casos, la educación moral no es intencionada sino resultado de la actuación inconsciente de un docente en cuyo bagaje técnico la dimensión moral simplemente no existe.

La moral está presente en todas las interacciones humanas del ámbito escolar: en el diálogo del aula, en el tiempo de recreo, en los exámenes, en la relación con las autoridades, en los reglamentos escolares, etc. En cada encuentro interpersonal se produce, consciente o inconscientemente, un intercambio de valores: por ejemplo, el maestro enseña moral cuando elogia a un alumno estudioso y censura al alumno flojo, cuando explica lo importante que es hablar con sinceridad y no engañar, cuando pide a un alumno no molestar a su compañero, etc.
Ocurre también que, aunque no se enseñe o practique formalmente, de todos modos, la moral se infiltra subrepticiamente en la vida del aula. Por ejemplo, cuando un maestro se dirige a un alumno a través de expresiones como: ¡siéntate! ¡cállate! ¡pon atención! ¿acaso no está transmitiendo implícitamente el valor moral de la obediencia?
La moral trata de los elementos (principios, creencias, valores) que nos enseñan a distinguir entre lo bueno y lo malo, entre acciones buenas o malas. La moral nos enseña qué es la justicia, qué es la libertad o autonomía, qué es la honradez, qué es la sinceridad, qué es la dignidad de la persona, qué es la empatía, qué es la solidaridad, etc.

La moral no puede consistir en enseñar un conjunto de valores absolutos. No es un cuerpo de conocimientos, sino una oportunidad para inducir al alumno de concentre en la reflexión, el autoexamen, a fin de que él construya sus propios juicios y acciones morales. Es algo básico para la formación de personas rectas e íntegras.

La moral prepara a la persona para razonar moralmente. Ejerciendo su plena autonomía, el alumno adquiere capacidad para regular y dirigir por sí mismo su propia vida moral, desarrolla criterios de juicio que lo orientan para elaborar argumentos morales justos y solidarios para usarlos rectamente en las controversias que entrañan conflictos de valores.

La moral enseña al alumno a tener una comprensión crítica de la realidad, a autorregular su conducta, a percibir los sentimientos morales propios, a desarrollar competencias dialógicas, a reconocer y asimilar valores universalmente deseables, a construir una identidad moral abierta y crítica y, finalmente, a reconocer y valorar la pertenencia a la comunidad.

La moral no es parte del bagaje intelectual de muchos docentes. No lo es porque su existencia se ignoró en la escuela pública durante todo el siglo XX (dado que se le confundió erróneamente con enseñanza religiosa), porque no se enseña en las escuelas normales, ni constituye un campo de reflexión intelectual significativo. La moral, decía con sarcasmo un general de la Revolución, es un árbol que da moras.

Se puede fácilmente constatar que hay otras carencias: no hay maestros normalistas especializados en educación moral. Por añadidura, hay pocos libros y materiales —la mayoría de origen español—sobre esa disciplina. Debería existir una colección de videos sobre educación moral para maestros, pero no existe. En fin, es patente la deuda que la escuela mexicana tiene con la educación moral.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/la-deuda-en-educacion-moral/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2017/07/2119131-768×384.jgp

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Entrevista: Adela Cortina. “Hay que cultivar una ética que induzca a no dañar al otro”

La catedrática de Ética Adela Cortina ha participado en el ciclo ‘Encuentros de ética, humanismo y ciencia’ para conversar sobre las diferentes fobias sociales.

Una entrevista de E. Iribarren Fotografía de: J. M. Martínez.

La filósofa y catedrática de Ética Adela Cortina ha participado en Donostia el pasado jueves en el ciclo Encuentros de ética, humanismo y ciencia junto a Miguel Angel Von Wichmann, médico adjunto del Servicio de Enfermedades Infecciosas del OSI Donostialdea. La conversación de ambos giró en torno a un asunto de plena actualidad que obliga a los poderes públicos y a la sociedad en su conjunto a estar permanentemente alerta: las fobias sociales y los discursos del odio. Uno de los grupos más vulnerables a sufrir en sus carnes las expresiones de odio, tanto verbales como físicas, son los pobres, una condición a la que Cortina ha dedicado su último libro Aporafobia, el rechazo al pobre: un desafío para la democracia. Galardonada con innumerables premios y distinciones, Cortina es especialista desde el punto de vista de la ética y la filosofía de asuntos como ciudadanía, democracia o cosmopolitismo.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de fobia social?

-Al rechazo que sufren grupos sociales vulnerables por parte de quienes se sienten superiores a ellos.

¿Por qué surgen en la sociedad este tipo de expresiones? ¿Es algo espontáneo o inducido? Y si es inducido, ¿qué factores desencadenan este tipo de conductas?

-Hay tendencias biológicas hacia las fobias, pero se cultivan socialmente. El cerebro humano es muy plástico y se pueden potenciar unas tendencias u otras.

¿Hay colectivos especialmente proclives a sufrir delitos de odio? ¿Comparten alguna característica para sufrir este tipo de ataques contra su dignidad o es aleatorio?

-Los colectivos proclives a sufrir estas agresiones son los que se encuentran más desamparados en cada uno de los lugares sociales. Pueden ser los económicamente pobres, los mendigos, las personas sin hogar, pero también los que pertenecen a razas o etnias minoritarias, a la religión que no profesa la mayoría, a la orientación sexual que no se tiene por normal.

¿El Código Penal protege específicamente a algún grupo o colectivo, o cualquier colectivo es susceptible de sufrir un delito de odio?

-Cualquier colectivo que no cuenta con apoyo social puede sufrir el daño, y el Derecho cada vez se está ocupando más de castigar y prevenir estos delitos desde el Derecho Penal, el Administrativo y el Antidiscriminatorio.

No hace ni 70 años de la destrucción de los judíos europeos, el ejemplo más acabado de adónde conduce el discurso del odio. Y sin embargo, aquí seguimos a vueltas con ello. ¿Es innato al ser humano?

-Las fobias existen, y una de ellas es el antisemitismo, que sigue presente en muchos países. Pero existen otras fobias como la misoginia, la aporofobia, que es el rechazo al pobre, la islamofobia o la cristianofobia. Percatarse de que existen es esencial para combatirlas.

La reiteración de los delitos demuestra que el castigo no es suficiente. ¿Qué más se puede hacer desde los poderes públicos para proteger a los colectivos o sensibilizar a la ciudadanía para prevenir estas conductas?

-Educar en valores éticos como el respeto activo a todas las personas, porque todas tienen dignidad, y no un simple precio.

¿Dónde acaba la libertad de expresión y empieza el delito de odio? ¿Es posible establecer una línea?

-Es imposible trazar una línea. Por eso, el Derecho ha de buscar criterios para intentar detectar cuándo hay delito, pero no basta. Cultivar una ética que induzca a no dañar es la clave.

¿Internet ha venido para multiplicar los delitos de odio y las expresiones de fobia social? ¿Es su aparente anonimato una fuente para multiplicar este tipo de conductas?

-Sin duda. Precisamente por eso es necesario tomar medidas jurídicas preventivas y punitivas, y sobre todo formar personas que manejen las redes con responsabilidad, intentando no dañar.

Si en foros y chats no hay delito de odio, desde luego hay odio a raudales. ¿Cree que este tipo de expresiones están en aumento o ahora somos más sensibles a detectar los delitos de odio?

-Somos más sensibles a detectarlos, porque hay una conciencia moral social de que esos discursos dañan por sí mismos y por las consecuencias que conllevan. Pero también están en aumento porque hay más medios para difundirlos.

¿Cree que la clase política es consciente del efecto que sus discursos pueden tener para alimentar las fobias sociales?

-No existe “la clase política”. Existen políticos con nombres y apellidos. Algunos están encantados de alimentar algunas fobias sociales; otros, no.

¿Ve semillas de odio en la política del Estado o por ahora es una frontera que no se ha cruzado?

-No, no las veo.

¿Por los tuits y comentarios que ha hecho públicos desde que es presidente, se podría juzgar a Donald Trump por delito de odio?

-Un juez debería contestar a esa pregunta. Yo puedo decir que sus discursos contra los mexicanos son discursos de odio.

¿Y los medios? ¿Cuál es su responsabilidad?

-Muchísima. Deberían dar noticia de esos discursos lo indispensable para atender al derecho de información, pero no darles más publicidad, que es precisamente lo que desean quienes los pronuncian.

¿Qué opina de las caricaturas de la revista ‘Charlie Hebdó’?

-Que la revista es libre de publicarlas, pero yo no lo hubiera hecho, porque es mejor no dañar la sensibilidad.

¿Y del autobús homófobo? ¿Compartió la decisión de detener su recorrido?

-Siempre que se detuviera también el otro autobús, que dañaba a personas concretas sin más.

Hay quien se queja del lenguaje políticamente correcto, como si tuviera que existir el derecho a la ofensa. ¿Somos tolerantes con reírse a costa de herir a terceros?

-La cuestión no es tanto de tolerancia con quien se ríe hiriendo a terceros, sino de fomentar el respeto a los demás.

Acaba de publicar el libro ‘Aporafobia, el rechazo al pobre: un desafío para la democracia’. ¿En qué sentido es un desafío para la democracia?

-Porque la aporafobia causa exclusión y una democracia hoy debe ser incluyente. Nadie puede quedar fuera, menos aún los vulnerables.

¿Por qué nos causan rechazo los pobres?

-Esto es justamente lo que se cuenta en el libro, así como las propuestas para superar ese rechazo.

Tras la crisis, en Europa ha aumentado, si no la pobreza, sí la desigualdad y, desde luego, la precariedad. ¿Pone en riesgo el proyecto de la Unión Europea?

-Por supuesto. Porque atenta contra los valores que son el núcleo de la Unión.

A lomos del discurso neoliberal y el adelgazamiento del estado de bienestar, comienza a deslizarse la idea de que el pobre es dueño de su suerte. ¿Qué puede hacer el pobre para escapar a su situación?

-Exigir lo que por derecho le corresponde.

En Euskadi hay un fuerte debate a cuenta de las ayudas a los colectivos más desfavorecidos, ayudas que se plasman en una Renta de Garantía de Ingresos, que tiene la virtud de mantener a flote a sus perceptores y evitar el aumento de la pobreza. ¿Qué opina de este tipo de recursos?

-Que son un mínimo de justicia en una sociedad que valora a las personas.

Fuente de la Entrevista:

http://www.deia.com/2017/06/11/sociedad/euskadi/hay-que-cultivar-una-etica-que-induzca-a-no-danar-al-otro

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Foucault: “No soy un profeta; no quiero decirle a la gente qué debe hacer”

Por Cronica Viva

La revista De Filosofía presentó por primera vez al mundo hispanoparlante una entrevista realizada a Michel Foucault en 1980 llamada “El poder, los valores morales y el Intelectual”.

Ésta la realizó, el 3 de noviembre de 1980, Michael Bess, estudiante graduado del Departamento de Historia en la Universidad de California, Berkeley. Foucault se encontraba en Berkeley para ofrecer las conferencias Howison (“Subjetivación y verdad”) los días 20-21 de octubre de 1980. Extractos de la entrevista aparecieron en un artículo escrito por el propio Bess y publicado el 10 de noviembre de 1980 en el diario estudiantil Daily Californian, de dicha universidad. La entrevista se desarrolló en francés y fue traducida por el propio Michael Bess.

Hace un momento usted me contaba que es moralista…

En cierto sentido lo soy, en la medida en que creo que uno de los propósitos, uno de los sentidos de la existencia humana – la fuente de su libertad – es no aceptar nunca nada como definitivo, intocable, obvio o inmóvil. No se debería aceptar que ningún aspecto de la realidad se convierta en ley definitiva y anti humana para nosotros.

Sin embargo, necesitamos aferrarnos, incluso de manera provisoria…

Sí, es cierto. Esto no significa que uno deba vivir en una discontinuidad indefinida. A lo que me refiero es que uno debe considerar todos los puntos de fijación, de inmovilización, como si fuesen elementos tácticos, estratégicos; como parte de un esfuerzo por devolver las cosas a su movilidad original, a su apertura al cambio.

Te mencionaba anteriormente los tres elementos de mi moral. Estos son (1) la negación a aceptar como evidente las cosas que se nos proponen; (2) la necesidad de analizar y conocer, dado que no podemos llevar a cabo nada sin la reflexión y el entendimiento – de ahí el principio de curiosidad; y (3) el principio de innovación: buscar en nuestras reflexiones aquellas cosas que nunca han sido pensadas o imaginadas. En resumen: negación, curiosidad, innovación.

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Me parece que el concepto que tiene la filosofía moderna respecto del sujeto supone estos tres principios. Me refiero a que la diferencia entre sujeto y objeto es precisamente que el sujeto es capaz de negarse, de generar innovación. Por tanto, ¿su trabajo ataca la tendencia a cristalizar esta noción de sujeto?

Lo que estaba explicando era el campo de valores dentro del cual sitúo mi trabajo. Me preguntaste antes si yo era un nihilista que rechaza la moralidad. Te respondí que no. También me estuviste preguntando “por qué hace el trabajo que hace”.

Estos son los valores que propongo. Pienso que la teoría moderna del sujeto, la filosofía moderna del sujeto, muy bien podría ser capaz de otorgar al sujeto una capacidad para la innovación, etc., pero que, sin embargo, en la actualidad la filosofía moderna sólo lo hace en un nivel teórico. En la realidad no es capaz de traducir en una práctica estos diferentes valores que estoy tratando de elaborar en mi propio trabajo.

¿El poder puede ser abierto y fluido, o es intrínsecamente represivo?

El poder no debe ser entendido como un sistema opresivo que somete desde la altura a los individuos, castigándolos con prohibiciones sobre esto o aquello. El poder es un conjunto de relaciones. ¿Qué significa ejercer el poder? No significa tomar esta grabadora y arrojarla contra el suelo. Tengo las capacidades para hacerlo, tanto material como física y anímica. Sin embargo, si la azoto contra el suelo con el propósito de hacerte enojar o que no puedas reproducir lo que he dicho, o presionarte de modo que te comportarás de tal o cual manera o para intimidarte; pues bien, lo que he hecho al moldear tu comportamiento mediante ciertos medios, eso es poder.

Esto quiere decir que el poder es una relación entre dos personas, una relación que no está en el mismo orden de la comunicación (incluso si estás obligado a servirme como instrumento de comunicación). No es lo mismo que decirte “el clima está agradable” o “nací en tal o cual día”.

Ejerzo poder sobre ti: influyo en tu comportamiento o intento hacerlo. Intento guiarlo, conducirlo. Y la manera más sencilla es, obviamente, tomándote de la mano y obligarte a que vayas a donde quiero. Ese es el caso límite, el grado cero del poder. Y es precisamente en ese momento en que el poder deja de serlo y se convierte en simple fuerza física.

Por el contrario, si uso mi edad, mi posición social, el conocimiento que pueda tener sobre determinado tema para hacer que te comportes de un modo particular – es decir, no te estoy forzando a algo sino que te estoy dejando completamente libre – ahí es cuando empiezo a ejercer poder. Está claro que no debemos definir el poder como un acto violento y opresor que reprime a los individuos forzándolos a hacer algo o evitando que hagan algo distinto.

Sino que el poder tiene lugar cuando existe una relación entre dos sujetos libres y esta relación es desigual, de modo que uno puede actuar sobre el otro, y ese otro es guiado o permite que lo guíen.

Por tanto, el poder no siempre es represivo. Puede tomar varias formas. Y es posible tener relaciones de poder que son abiertas.

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¿Son relaciones equitativas?

Nunca son equitativas porque la relación de poder es desigual. Pero puedes tener sistemas de poder reversibles.

Tomemos, por ejemplo, lo que sucede en una relación erótica – no estoy hablando de una relación amorosa sino simplemente una relación erótica. Pues bien, tienes claro que es un juego de poder y la fuerza física no es necesariamente el elemento más importante aquí. Ambos tienen una cierta manera de actuar en el comportamiento del otro, moldeándolo y determinándolo. Uno de los dos puede usar esta situación de un modo determinado y luego generar el inverso exacto con respecto al otro. Pues bien, ahí tienes una forma específica y pura de poder reversible.

Las relaciones de poder no son en sí mismas formas represivas. Lo que sucede es que en las sociedades, o en la mayoría de ellas, se crean organizaciones para mantener cristalizadas las relaciones de poder, para mantener dichas relaciones en un estado de asimetría, de modo que un cierto número de personas obtienen una ventaja social, económica, política, institucional, etc. Y esto cristaliza la situación. Eso es lo que uno llama poder, en el sentido estricto del término: es un tipo específico de relación de poder que ha sido institucionalizado, cristalizado e inmovilizado para beneficios de algunos y perjuicio de otros.

Pero, ¿son ambas partes de la relación victimas del poder?

¡No del todo! Sería forzar demasiado la idea si decimos que aquellos que ejercen el poder son víctimas. De cierta manera es verdad que pueden quedar atrapados en la trampa, dentro de su propio ejercicio de poder; pero no son tan victimas como los otros. Inténtalo…ya verás [risas].

¿Está alineado con la posición de los marxistas?

No lo sé. Verás, no estoy seguro de saber qué es el marxismo en realidad y no creo que exista como algo abstracto. Para mala o buena suerte de Marx, su doctrina ha sido adoptada casi siempre por organizaciones políticas y es, después de todo, la única teoría cuya existencia siempre ha estado atada a organizaciones sociopolíticas que fueron extraordinariamente fuertes y volátiles, hasta el punto de convertirse en aparatos del Estado.

De manera que cuando mencionas al marxismo, te pregunto a cuál te refieres, ¿el que se enseña en la República Democrática Alemana (marxismo-leninista); el vago, desaliñado y bastardo concepto que usan algunos como George Marchais; o el cuerpo doctrinario que sirve como punto de referencia para algunos historiadores ingleses? En otras palabras, no sé lo que es el marxismo. Intento luchar con los objetos de mi propio análisis, por lo que cuando uso un concepto utilizado tanto por Marx o los marxistas, un concepto útil y tolerable, para mí es indiferente. Siempre me he negado a considerar como factor decidor el estar o no de acuerdo con el marxismo a la hora de negar o aceptar lo que digo. No me podría importar menos.

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¿Tiene algunas ideas respecto de un sistema de poder que ordene a la masa de seres humanos en el planeta, un sistema de gobierno que no se convierta en una forma de poder represiva?

Un programa de poder puede tomar tres formas. Por un lado, ¿cómo ejercer un poder que sea efectivo y posible (en esencia, cómo reforzarlo)? O, por otro lado, la postura inversa: ¿cómo anular el poder, qué puntos atacar para derrumbar la cristalización del poder ya existente? Y por último, la postura intermedia: ¿de qué manera limitar las relaciones de poder tan encarnadas y desarrolladas en una sociedad específica?.

Pues bien, la primera postura no me interesa: crear un programa de poder que ejerza el poder más que antes. La segunda postura es interesante, pero me complica que se deba considerar esencialmente bajo el propósito de sus objetivos concretos: las luchas que uno desea emprender. Y esto significa, precisamente, que uno no debe hacer de ella una teoría a priori.

En cuanto a la postura intermedia – ¿cuáles son las condiciones aceptables del poder? – digo que estas condiciones aceptables para el ejercicio del poder no pueden ser definidas a priori. Ellas son siempre el resultado de relaciones de fuerza dentro de una sociedad. Y en tal situación sucede que un cierto desequilibrio en las relaciones de poder es, en efecto, tolerado por un periodo de tiempo por aquellas víctimas que están en una posición más desfavorable. Esto no quiere decir que semejante situación sea aceptable. Ellos son conscientes de esto desde el primer momento, de modo que después de pocos días, años, siglos, las personas siempre terminan resistiéndose y ese viejo compromiso ya no funciona. Eso es. Pero no se puede dar una fórmula definitiva para el ejercicio óptimo del poder.

¿Quiere decir que algo se cristaliza en las relaciones de poder entre las personas y que se vuelve intolerable después de un tiempo?

Claro, a pesar de que a veces sucede de inmediato. Las relaciones de poder, tal como se expresan en una determinada sociedad, no son sino la cristalización de una relación de fuerzas. Y no hay ninguna razón para que estas cristalizaciones de las relaciones de fuerza deban ser formuladas como una teoría ideal de dichas relaciones.

Dios sabe que no soy un estructuralista o un lingüista o algo por el estilo, pero, verás, es casi como si un filólogo quisiera decir “bien, así es como el lenguaje debe ser hablado, así es como el inglés o francés debe ser hablado”. ¡Pero no! Uno puede describir de qué manera un lenguaje es hablado en un determinado momento, uno puede decir lo que es comprensible y lo que es inaceptable, incomprensible. Y es todo lo que uno puede decir. Por otro lado, sin embargo, esto no significa que este tipo de trabajo en relación al lenguaje no permita innovaciones.

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Es una posición que se rehúsa a hablar en términos positivos, excepto para el momento presente…

Desde el momento en que uno concibe el poder como un ensamble de relaciones de fuerza, no puede haber ninguna definición programática de un estado óptimo de fuerzas, a menos, claro, que uno fije posiciones al decir “quiero que el blanco ario, de raza pura tome el poder y lo ejerza”, o incluso, “quiero que el proletariado ejerza el poder y quiero que lo haga de manera absoluta”. En ese momento sí se ha establecido un programa para la construcción del poder.

¿Es intrínseco a la existencia humana que su organización se transforme en una forma represiva de poder?

Sí. Por supuesto. Tan pronto como haya personas que se encuentren en una posición – dentro del sistema de relaciones de poder – donde puedan actuar sobre otros y determinar la vida y el comportamiento de éstos, pues bien, la vida de esas otras personas no será del todo libre. Como resultado, dependiendo del umbral de tolerancia y de un gran número de variables, la situación será más o menos aceptada, pero nunca completamente. Siempre habrá personas que se rebelen, que se resistan.

Permítame poner otro ejemplo. Si un niño quiere rayar las murallas de una casa, ¿sería represivo impedir que lo haga? ¿En qué punto uno dice “¡Basta!”?

[…] Si acepto la idea que frecuentemente se tiene del poder – vale decir, que es algo horrible y represivo para el individuo – es evidente que evitar que un niño raye las murallas sería una tiranía insoportable. Pero eso no es el poder: Yo digo que el poder es una relación. Una relación en la que uno guía el comportamiento de los otros. Y no hay ninguna razón para decir que la manera de guiar el comportamiento de los otros no puede tener, en última instancia, un resultado positivo, valioso, interesante, etc. Si yo tengo un hijo, te aseguro que no rayaría en las murallas; y si lo hiciera, sería contra mi voluntad. ¡Incluso el solo pensarlo!

Es complicado…a veces uno tiene que cuestionar constantemente…

¡Sí, sí! ¡Así es! Un ejercicio de poder nunca debe ser algo evidente. No significa que porque seas el padre tienes derecho a golpear a tu hijo. A menudo, incluso, no castigarlo es también una manera de moldear su comportamiento. Este es un dominio de relaciones bastante complejo que exige una reflexión constante. Y cuando uno piensa en el cuidado con que los sistemas semióticos han sido analizados en nuestra sociedad, para develar su valor significante [valeur signifiante], ha existido un relativo descuido de los sistemas para el ejercicio del poder. No se le ha dado la suficiente atención a este complejo ensamble de conexiones.

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Su postura escapa continuamente de la teorización. Tiene que rehacerse una y otra vez…

Es una práctica teórica, si tú quieres. No es una teoría sino más bien una manera de teorizar la práctica. […] Como mi posición aún no ha sido esclarecida del todo, a veces la gente piensa que soy una suerte de anarquista radical que tiene un profundo odio hacia el poder. ¡No! Lo que trato de hacer es abordar este fenómeno tremendamente importante y confuso que es el ejercicio del poder en nuestra sociedad, con la mayor reflexión y prudencia. Prudencia en mi análisis, en los postulados morales y teóricos que empleo. Intento averiguar qué está en juego. Pero cuestionando las relaciones de poder de la manera más escrupulosa y atenta posible, examinando todos los ámbitos de su ejercicio, que no es lo mismo que construir una mitología del poder como si fuera la bestia del apocalipsis.

¿Hay temas positivos en su concepto sobre lo que es bueno? En la práctica, ¿cuáles son los elementos morales en los que basa sus acciones?

Ya te los dije: negación, curiosidad e innovación.

Pero, ¿no son todas ellas negativas en cuanto al contenido?

La única ética que puedes tener con respecto al ejercicio del poder, es la libertad de los otros. Yo no le digo a la gente “hagan el amor de esta manera, tengan hijos, vayan a trabajar”.

Debo admitir que estoy un tanto perdido al no tener puntos de orientación en su mundo, hay demasiada apertura…

Escucha, escucha… ¡No es tan difícil! No soy un profeta; no soy un organizador; no quiero decirle a la gente qué debe hacer. No voy a decirles “¡esto es bueno para ti, esto no!”.

Intento analizar una situación real en sus diversas complejidades, con el propósito de permitir la negación, la curiosidad y la innovación.

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Y con respecto a su vida personal, eso ya es distinto…

¡Pero a nadie le incumbe!

Pienso que en el fondo de todo esto hay un malentendido sobre la función de la filosofía, del intelectual, del conocimiento en general: y es que les concierne a ellos decirnos qué es bueno.

¡Pues no! ¡No, no, no! No es responsabilidad de ellos. Ellos ya son bastante propensos a interpretar ese papel. Por dos mil años han estado diciéndonos qué es bueno, con todas las consecuencias catastróficas que eso ha generado.

Hay un juego terrible aquí, un juego que oculta una trampa en la que los intelectuales tienden a decir lo que es bueno, y las personas no encuentran nada mejor que les digan lo que es bueno, cuando sería mejor que empezaran a gritar “¡esto es malo!”.

Pues bien, cambiemos el juego. Digamos que los intelectuales ya no tendrán el rol de decir lo que es bueno. Por tanto, dependerá de las propias personas, basando su juicio en los múltiples análisis de realidad que se les ofrezcan, trabajar o comportarse espontáneamente, de manera que puedan definir por sí mismos qué es bueno para ellos.

Lo bueno a veces surge a través de la innovación. Lo bueno no existe como tal en un cielo atemporal con personas que serían como los Astrólogos del Bien, cuyo trabajo es determinar cuál es la naturaleza favorable de las estrellas.

Lo bueno es definido por nosotros, se practica, se inventa. Y es un trabajo en conjunto.

¿Está más claro ahora?


Extraído del diario History of the Present Nº 4 (Primavera de 1988), 1-2,11-13.

Entrevistador: Michael Bess

Traducción: Francisco Larrabe *

* Francisco Larrabe es un lector y traductor aficionado. Ha traducido mas de una docena de textos en filosofía y sociología, incluyendo otra entrevista a Foucault que está publicada en:biopolitica.unsw.edu.au/sites/all/files/publication_related_files/michel_foucault_entrevista_inedita_del_3_de_abril_de_1978.pdf …

Pueden acceder a la entrevista original (en inglés): http://www.michaelbess.org/foucault-interview/

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El eterno racismo en la tierra del Ku Klux Klan

Por: Ilka Oliva Corado

Surge la pregunta urgente, ¿qué hace Obama hablando de derechos humanos en Venezuela y firmando acciones ejecutivas injerencistas, cuando en su país la policía caucásica, asesina afro descendientes todos los días en crímenes de odio racial?

Partiendo de ahí es imposible hablar de democracia en el país, una falacia más de las tantas que ha inventado este sistema injerencista que no se ocupa de su política interna.

Sin lugar a dudas la peor vergüenza para la comunidad afro descendiente es haber tenido un presidente negro afín al capital, que no los representara con integridad y que con cada acción denigrara a sus ancentros e irrespetara a las generaciones futuras.

Más cruel aún, que vea asesinar afro descendientes en manos de la policía caucásica, en evidentes casos de odio racial y no haga nada al respecto, más que utilizar su oratoria y su excelente dramatización teatral para dar el pésame entre lágrimas y poesía. Una deshonra total para los mártires afro descendientes que dieron sus vidas en la lucha por los Derechos Civiles.

Más latente que nunca el ku klux klan, y más libre y más impune pues viene desde las entrañas del sistema de justicia de todo el país. La policía es solamente la acción evidente, hay mucho más en las sombras de la mediatización. ¿Derechos humanos en Estados Unidos? Jamás.

Esa segregación racial que no puede esconder Estados Unidos aunque quiera, es el elefante dentro de la habitación. Está en el sistema de salud, en el sistema de educación, está en las fibras más íntimas de la sociedad, en los patrones de crianza; en lo más banal ahí también está inmerso el racismo y el odio. Y lo evidente, en el sistema de justicia que no es imparcial cuando se trata de negros o latinos indocumentados. De unos años para acá, también con los musulmanes que son acusados así por así de terroristas.

Los actos terroristas en Estados Unidos los realiza todos los días la policía y esos torturadores, esos violadores, esos asesinos vestidos de uniforme, que son fieles al ku klux klan nunca van a la cárcel, a ellos nunca se les imponen cargos, a ellos siempre el sistema y la doble moral de la sociedad blanca caucásica los excusa y les avala el odio racial, porque también ellos se sienten superiores por el color de piel.

¿Por qué Obama no firma una Acción Ejecutiva de emergencia para tratar el odio racial de la policía hacia la comunidad latina indocumentada y afro descendiente? Así como las firma de inmediato para invadir países en democracia.

Y el papel de la sociedad, ¿Porqué no han salido las masas blancas caucásicas a exigir un alto a los crímenes raciales y a denunciar el sistema impune que deja libre a los culpables? ¿Todas las vidas importan en Estados Unidos? No, importan las blancas caucásicas nada más. ¿En dónde está la comunidad europea, la musulmana, la asiática y la latinoamericana uniéndose a las manifestaciones masivas de afros exigiendo justicia? La comunidad LGBTI que lloraba de alegría cuando legislaron la ley del Matrimonio Igualitario, ¿en dónde está ahora uniéndose a los afros exigiendo el respeto a la vida y a los derechos humanos? ¿Doble moral? ¿En dónde están la iglesias, los feligreses que toman las calles cuando del aborto se trata, en dónde están manifestando por el respeto a la vida de los negros? ¿Doble moral? ¿En dónde están los millones de indocumentados uniéndose a las manifestaciones? ¿Doble moral? ¿De qué estamos hechos? De porquería…

El sesgo con el que la mediatización de los medios de comunicación nacionales e internacionales han manejado la información es la evidencia de un racismo que se vive a nivel mundial. Pregunto, ¿en dónde están los presidentes del mundo que piden una invasión en Venezuela, exigiendo justicia por los crímenes de odio en Estados Unidos, cuestionando a Obama así como cuestionan a Maduro? ¿Por qué no piden la renuncia de Obama así como piden la de Maduro? Así como fueron Orlando, Francia, Charlie Hebdo, Bruselas y tantos ataques terroristas más, ¿por qué no son las vidas de los afro descendientes en Estados Unidos y el mundo?

¿Con qué cara Hillary Clinton, Biden y Obama le piden a Maduro que “respete” los derechos humanos de venezolanos cuando aquí en su país la policía asesina afros y latinos indocumentados todos los días y los culpables nunca van a la cárcel? ¿Doble moral?

Esto no se trata de negros y blancos. Se trata de un sistema impune, de una sociedad que solapa, de líderes que manipulan, de medios de comunicación que ocultan y tergiversan. Se trata de nuestra doble moral. Se trata del silencio de todos los que vivimos en Estados Unidos, nacidos aquí o no. Se trata de dejar a otros la responsabilidad que nos corresponde a nosotros desde nuestro lugar en la sociedad. Se trata de nuestra indolencia cuando la violencia la sufre otro que no habla nuestro idioma, que desconoce nuestra cultura, que no vive cerca de nuestra casa, que nació en otro país, que tiene distinto color de piel.

Se trata de lo inhumano que nos corroe y que nos convierte en lacayos idénticos a quienes ejercen la discriminación racial en los crímenes de odio, somos más culpables aún, por avalar la segregación racial y la injusticia con nuestro silencio y nuestra pasividad.

Esto también nos incumbe a todos dentro y fuera de Estados Unidos, porque el odio racial existe en todo el planeta. Esto debe llamarnos a una auto evaluación de nuestro papel en la sociedad. Y preguntarnos las veces que sean necesarias, ¿de qué manera ejerzo yo el racismo? ¿En qué forma solapo la segregación racial? Y la más importante, ¿qué puedo hacer yo desde mi lugar en la sociedad para crear un cambio? ¿De qué manera me puedo involucrar?

¿Qué tal va nuestra doble moral? ¿Es nuestro país también tierra del ku klux klan? ¿De qué magnitud es el racismo en nuestra casa, colonia, pueblo, comunidad, país? ¿Qué tan patriarcales, misóginos, machistas, clasistas, racistas, xenófobos y mente colonizada somos?

Nuestra mayor irresponsabilidad como ciudadanos del mundo es dejar en manos de otros lo que nos corresponde como seres individuales, que somos parte de un todo, porque al final de cuentas todo en este mundo va de la mano. ¿Todas las vidas importan? Depende: el género, el color, la étnia, la nacionalidad, la clase social y grado de escolaridad, es nuestra consigna en el mundo entero. Vaya nivel de deshumanización el nuestro.

Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com/2016/07/09/el-eterno-racismo-en-la-tierra-del-ku-klux-klan/

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