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México: Efectos de crisis por COVID impactan más en mujeres: OIT

Tras advertir que el impacto de la crisis por COVID no ha tenido los mismos efectos para mujeres trabajadoras que para hombres, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reconoció que sin el pago de subsidios salariales que se dio en algunos países, las y los trabajadores hubieran perdido 6.5 por ciento de la masa salarial entre el primer y el segundo trimestre de 2020; en el caso de las mujeres, la pérdida hubiera sido de 8.1 por ciento frente al 5.4 por ciento en el de los hombres; es decir, tres puntos de diferencia por sexo.

Al presentar su “Informe Mundial sobre Salarios 2020-2021” este 2 de diciembre, el organismo internacional dijo que “esta diferencia se deriva sobre todo de la reducción de las horas de trabajo, más que de la diferencia en el número de despidos. La masa salarial perdida a consecuencia de la caída de las horas de trabajo fue del 6.9 por ciento en el caso de las mujeres, frente al 4.7 por ciento en el de los hombres”.

En el mundo, aproximadamente 327 millones de personas asalariadas perciben una remuneración equivalente o inferior al salario mínimo por hora vigente. Esta cuantía representa 19 por ciento del total de las personas asalariadas y abarca a 152 millones de mujeres, de acuerdo con la OIT.

Pese a que en números absolutos hay más hombres que mujeres percibiendo el salario mínimo o un monto inferior, las mujeres son mayoría en esta categoría: aunque constituyen 39 por ciento de los asalariados del mundo con un sueldo superior al mínimo, representan 47 por ciento de las personas asalariadas que perciben una remuneración inferior o equivalente al salario mínimo.

Por lo general, dijo la OIT, las mujeres predominan entre las y los trabajadores mal pagados; los estudios indican que en muchos casos el salario mínimo reduce la brecha salarial de género.

En todas las regiones la proporción de mujeres que perciben el salario mínimo o un monto inferior es mayor que entre quienes perciben un monto superior al del salario mínimo. También predominan las y los trabajadores jóvenes (menores de 25 años), los que tienen un nivel de instrucción inferior y los trabajadores rurales, lo cual apunta a que el salario mínimo también reduce la brecha salarial entre estos y otros grupos, de acuerdo con el organismo internacional.

Por lo que respecta a las características laborales, el informe indicó que quienes perciben el salario mínimo o una suma inferior tienen más probabilidades de trabajar con un contrato temporal o a tiempo parcial que quienes gozan de un nivel de remuneración más elevado; además en promedio trabajan más horas.

México, la desigualdad

De acuerdo con el más reciente reporte del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), al tercer trimestre de 2020, la pobreza laboral de los hombres ocupados presentó un aumento de 2.0 puntos porcentuales respecto al primer trimestre de 2020, mientras que la pobreza laboral de las mujeres ocupadas se mantuvo en 15.6 por ciento, en el mismo periodo.

Esto quiere decir que en nuestro país los hombres ocupados reportaron un ingreso laboral real mensual de 4 mil 516.86 pesos, mientras el ingreso de las mujeres fue de 3 mil 822.51 pesos. En términos relativos para este trimestre, en México el ingreso de los hombres ocupados es aproximadamente 1.2 veces mayor al de las mujeres.

En términos absolutos, entre el tercer trimestre de 2019 y el tercer trimestre de 2020 (antes de la pandemia), el ingreso laboral real promedio de los hombres disminuyó 24.59 pesos, mientras que el de las mujeres aumentó 289.60 pesos.

“Este incremento en el ingreso laboral real promedio de las mujeres indica una recuperación de 314.19 pesos respecto a la brecha del mismo periodo del año anterior”, dijo el Coneval.

Fuente  e imagen: CIMAC Noticias

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Entrevista: “El movimiento feminista no es que nos haya incluido, es que nosotras también somos el movimiento feminista.”

“El movimiento feminista no es que nos haya incluido, es que nosotras también somos el movimiento feminista.”

Entrevista a Constanza Cisneros

Ángeles Ramírez

Constanza Cisneros es trabajadora de hogar; es miembro de Territorio Doméstico y del Observatorio Jeanneth Beltrán. Forma parte de la Comisión 8M de Madrid.

Al inicio de la entrevista, vemos un documento audiovisual que el Observatorio editó hace un par de años, de modo que comenzamos hablando también de eso. https://www.youtube.com/watch?v=cixFafz6n-g

Constanza: Territorio doméstico es un colectivo transfronterizo de trabajadoras de hogar y cuidados, que se crea en 2006 y que reivindica los derechos de las trabajadoras de hogar y cuidados. Yo empiezo en Territorio en el año 2014. Entonces trabajaba de interna y solo podía ir los domingos; veía que todas las reivindicaciones que hacían las compañeras eran muy importantes, pero yo desconocía tanto el grupo de mujeres como las reivindicaciones que teníamos, porque precisamente cuando llegué aquí, venía con el prejuicio de ser inmigrante. Llegué en 2008 para trabajar de interna: a las 12 de la mañana bajé del avión y a las tres de la tarde ya estaba en Majadahonda trabajando. Vine con un contrato de trabajo. Vi entonces que estas compañeras tenían estas luchas, estas reivindicaciones y me pareció que eran muy creativas en las formas de reivindicar sus derechos, siempre festivas y tomando en cuenta que nosotras ya teníamos muchas cosas que nos atraviesan: el ser inmigrantes, mujeres o el estar indocumentadas y muchas veces discriminadas; esto me hizo darme cuenta de que cuando íbamos a pedir reivindicaciones y salíamos a las calles, la gente, el Estado y las organizaciones nos pedían datos; algunos decían que no teníamos razón nosotras, de modo que estas historias que planteamos en el video son unas pocas de las cientos de historias que tenemos, porque cada una de las mujeres que estamos aquí, somos una historia. Entonces dijimos que hay que crear una instancia, una propuesta, en la que podamos sistematizar todas estas denuncias y recoger datos que nos ayuden a visibilizar mejor lo que nos está pasando a las trabajadoras de hogar y cuidados. Y el Observatorio Jeanneth Beltrán nace desde allí, desde esa necesidad de entender más concretamente los datos, sistematizar todo esto y además tener la posibilidad de que darles un sustento a nuestras reivindicaciones. Jeanneth Beltrán es una compañera nicaragüense, trabajadora de hogar y cuidados, que falleció en 2014 en Toledo por la restricción del servicio médico para los inmigrantes indocumentados.

Esta compañera fue muy malita a un centro de salud, ya se sentía mal desde hace algún tiempo; allí le dijeron que no la podían atender, que esperase. Esperó, fue con una amiga, le dolía la cabeza, estuvo mucho tiempo así y justo cuando la atendieron, falleció. Se quejaba y no la creían. Y no tenía con qué pagar. Le cogieron los datos a la amiga, a la que le llevó, y a los dos meses le llegó la factura, para que pague la asistencia que le dieron a Jeanneth, que fueron apenas unos minutos, justo antes de fallecer. Entonces nosotras justamente creemos que esta es una historia que no se puede quedar así, que tienen que conocer.

El Observatorio existe desde 2018 y está conectado con Territorio Doméstico y Senda de Cuidados también, que es una cooperativa de intermediación laboral, de economía feminista, en la que las trabajadoras de hogar tenemos todos los derechos: que trabajamos ocho horas, en el caso de las que somos externas; en el de las internas, lo que han hecho es indagar, es buscar en todas las leyes posibles para poder extraer desde todos los puntos de vista los derechos que nos pueden proteger. Y en esta asociación estamos las trabajadoras que tenemos documentación legal, porque no pueden estar que que no tengan la documentación en regla.

¿Qué recorrido haces desde el momento en el que tú llegas en ese avión a Madrid a las 12 de la mañana, para incorporarte a tu trabajo a las 3 de la tarde, hasta llegar a ser activista feminista en Territorio y en la Comisión 8M? ¿qué lectura haces de estos años?

Constanza: Hay una cuestión muy importante y que nosotras intentamos rescatar siempre. Cuando llegamos, ya somos historia. Yo, en el Ecuador, trabajé como profesora durante 18 años y me titulé como comunicadora social. Entonces siempre estuve en organizaciones sociales de reivindicación de derechos, como por ejemplo en la coordinadora de Derechos Humanos y desde que estuve en la secundaria, siempre en militancia de todas estas organizaciones; milité también en el Partido Comunista y en las Juventudes, y yo ya tenía todo eso cuando llegué aquí. Al trabajar de interna, perdí mucho. Aprendí muchas cosas, pero desaprendí otras. El hecho mismo de trabajar de interna me quitó mucho y yo no sabía qué hacer ni dónde acudir, porque el sábado por la tarde, que era cuando yo podía salir, todas las instituciones estaban cerradas, de modo que no sabía cómo organizarme. Fui a un centro en el que podía cursar la ESO, que quería hacer para aprender historia y geografía de España, para saber dónde había llegado. Claro que conocía muchas cosas que llegan a América, algo de historia franquista, etc, pero es mejor tenerlas desde aquí. Yo además tenía toda mi visión desde la izquierda, por mi militancia. Comencé a tener clases los domingos de 7 a 10 de la noche, pero después de unas clasecitas, ya me pidieron que diera clases yo y que ayudara a algunas compañeras y compañeros que no avanzaban, que no sabían leer y escribir y les era difícil hacer la ESO. Empecé a estar de voluntaria allí, unos dos años, hasta que cerraron ese espacio, del que yo ya había decidido salirme porque era de la iglesia y ésta tenía una fuerte influencia. Hubo especialmente una conferencia que me marcó mucho, sobre el maltrato de las mujeres, en las que se decía que era el esposo quien tenía que mandar. Finalmente terminé la ESO y la mayoría éramos trabajadoras del hogar y de cuidados. Además, tenía la suerte de que en el lugar que trabajaba, empezaron a tramitarme la documentación. Estuve de interna dos años y medio y luego fui, de interna también, a otra casa a trabajar. Después, para ayudar a mi hermana con mi sobrina pequeña, me organizaba con mi cuñado, era una locura porque teníamos que turnarnos en su cuidado.

Más adelante, con el gobierno de Correa en 2011, hubo la posibilidad de que las que habíamos sido profesoras allá, retornáramos al Ecuador con un trabajo. Entonces nos organizamos con la Casa de Ecuador, que abrían los fines de semana. Al darme cuenta de que muchas eran profesoras, pensé ¿por qué no hacemos una asociación? Y así hicimos, nos organizamos para hacer unas pruebas que había que hacer para volver al Ecuador: nos capacitamos, hacíamos reuniones hasta en las esquinas, hacíamos formularios y dimos las pruebas. Fue a nivel estatal, con una fuerte inversión, una parafernalia de programas y ordenadores; nos presentamos unas 1500 personas en España y se supone que aprobamos cincuenta. De las que aprobamos, tuvimos aún que sacar todos los certificados y acreditaciones, pasando por la oficina de la embajada y luego nos irían llamando por si había plazas. Pero realmente, aquello no era tan real, sino más bien una especie de publicidad. Había entonces en el Ecuador jóvenes con 24 y 25 años que tenían hasta doctorados, porque se dio formación gratuita. Había tanta demanda de empleo allá y tanta gente capacitada que los de aquí estábamos hasta desfasados, y esto a pesar de que nos actualizamos, pero allá se había cambiado ya la estructura educativa. Yo había salido ya con 35 o 36 años y no tenía cabida allí.

Aquellas pruebas no fueron el pasaporte para regresar.

Regresaron unas pocas personas, quizás unas 30 o 40, porque encontraron vacantes o se fueron a lugares alejados y fueron cogiendo lo que salió. Pero quería volver a Pichincha, a Quito, y no hubo vacantes para mi provincia. A los dos años fui al Ecuador y cuando yo iba con mi certificado de que había aprobado aquí, la gente no sabía de lo que le estaba hablando. Me desilusioné.

Es a partir de eso, que yo me conozco con una chica también profe ecuatoriana, también luchona, y es ella la que me dice: “te voy a llevar donde unas chicas que luchan. No sé si te gustará, ellas son trabajadoras de hogar». Y me gustó mucho la propuesta y la forma de reivindicar, que era algo nuevo para mí. Yo no sabía que podía haber esto. Primero, no sabía que teníamos un montón de derechos, que parecía que no. Y después, lo que más me motivó es que eran nuevas estrategias de reivindicación y eso me gustó mucho. El mismo hecho de salir a las calles y decir en la plaza de Sol, cantar las canciones que reivindican nuestros derechos y contarle a la gente e ir buscando a mujeres trabajadoras de hogar en las paradas, para que vengan a un curso de derechos y cuidados, para que se auto-cuiden ¡para auto-cuidarnos! Eso me pareció genial y eso es lo que hice. Me dije: “aquí me meto de cabeza” y ahí empezó todo. Tuve la suerte de compaginar con las compañeras, de conectarnos con propuestas nuevas y de ir buscando cositas; me invitaron a algunos encuentros, así que me lancé al ruedo y me fui quedando. Después, ya lo vi como una necesidad para sobrevivir en este espacio tan diverso que es la ciudad; y eso porque para mí, a pesar de que hablábamos español, castellano, muchas veces no nos entendíamos y yo decía, «con ellas me entiendo, con ellas puedo conversar más allá del tiempo”, más allá de lo que conversaba con la señora con la que trabajaba o de cosas básicas. Con ellas había una propuesta diferente y eso es lo que me pasó y lo que hice. El grupo era Territorio Doméstico.

Y desde ese momento en el que tú entras en Territorio hasta que empezáis a ser parte del movimiento feminista ¿qué pasa ahí? ¿Habías militado antes en el feminismo?

Constanza: No, efectivamente. Antes no teníamos nada que ver. En mi caso, además, teniendo en cuenta que mi país tiene una raíz machista arraigadísima, para mi fue un poco difícil. Yo tenía, hasta ahora, tengo aún mis resabios machistas. Y ello a pesar de que mi madre y mi padre son personas muy avanzadas, pero también lo eran. Es a partir de cuando me integro a Terri, que veo esta lucha: empiezo con la lucha de trabajadoras de hogar, enterándome, alimentándome de toda esta riqueza, además de toda la diversidad de compañeras, porque allí hay compañeras no solo latinoamericanas, también africanas, de Europa del Este. Y lo que me lleva al feminismo es ver que en esta diversidad hay algo que nos une, que es la reivindicación de nuestros derechos. Pocos años después, seguíamos con estas luchas, con las reivindicaciones, pero yo sentía que en este espacio tan grande, y esto es una percepción personal mía, todas las personas sí se daban cuenta que estaba funcionando, pero yo sentía que no. En 2012, hay compañeras que van a ir a Alemania y a Italia, a contar lo que estamos haciendo, ya empiezan a salir, y ahí yo me doy cuenta de que está funcionando. Y a partir de eso, empezamos y empiezo yo también a conocer lo del movimiento feminista. En esos tiempo, yo me acuerdo que salíamos a las marchas del primero de mayo, como por cumplir, por sentirme que estoy militando en algo. Pero después, ya con las reivindicaciones feministas, Rafaela [Pimentel] y las compañeras Pepa, Maite y muchas otras, empiezan a proponer. Ellas siempre estuvieron vinculadas con el movimiento feminista; en el caso de Rafaela, desde siempre. Entonces me dice, ¿qué tal si vamos? En el espacio que estamos, hasta ahora nos cuesta mucho. Por eso nosotras hablamos de feminismos. Teniendo en cuenta que la mayoría de las compañeras son latinoamericanas y vienen de una formación de tradición católica, la costumbre está muy, muy arraigada. En Centroamérica también, con estas iglesias evangélicas. Y nos damos cuenta de que esa es una lucha, porque muchas compañeras se niegan a aceptar siquiera la palabra feminismo. Entonces el trabajo de todo eso, de las compañeras, es intentar que lo podamos ver de una forma más amplia, desde la perspectiva de reclamación de equidad, igualdad y derechos. Nosotras como inmigrantes nos damos cuenta de que cuando contratan en una casa a un chófer y a una trabajadora de hogar, a él le pagan todas las bonificaciones y todo lo demás y a nosotras no. El hecho de que él sea hombre, ya le hace estar en otro estatus y a nosotras, en lugar de avanzar, de tener algún escalón, por nuestra formación o por tener documentos, no nos servía de nada. Entonces lo que hacemos es trabajar en esto y también, ya desde antes, empezamos a hacer cursos de formación en los que no solo se propone formación de lo jurídico, sino dentro de todo esto, la cuestión feminista. Y también los autocuidados, porque nosotras siempre reivindicamos el papel de la mujer y de los cuidados y todo lo que implican en la estructura social, no solo como empleo en sí mismo, sino todo lo que son las cadenas globales de cuidados; hay que tener en cuenta lo que son los cuidados para nuestras vidas y cuánto nos cuestan, cuánto nos cargan y cuánto nos pesan, porque las que trabajamos aquí cuidando, también cuidamos allá; porque aunque estemos aquí, estamos cuidando allá, y eso es una parte fundamental en la que nosotras trabajamos para que las compañeras se abran un poco a los feminismos; siempre hemos estado en eso.

Entonces en el feminismo al que vosotras os adscribís, la cuestión de los cuidados y del autocuidado, es central.

Constanza: Siempre vamos avanzando y ahora estamos en el punto que en la medida en que algo nos una, nos hace ser feministas. El mismo hecho de buscar la igualdad en muchas situaciones, esa es la que nos hace feministas, porque cada una de nosotras tiene una historia y si nosotras pertenecemos al movimiento feminista, hay otras compañeras que tienen sus luchas ahora en la iglesia o que tienen problemas con las viviendas; en cada una de estas cuestiones que les atraviesan, lo que tenemos que buscar es el punto en el que nos hace confluir, porque somos mujeres luchadoras; que queremos la igualdad, que queremos justicia y que queremos reivindicar esos derechos que nos han sido quitados, no solo en la Europa global, sino desde siempre, también en nuestros territorios.

¿Y tú piensas que el hecho de que seáis parte del movimiento feminista os ha ayudado con vuestros derechos?

Constanza: Definitivamente. Y nos damos cuenta. Cuando empezamos a salir, a compartir con otros grupos, a hacer estas pequeñas redes, cuando nos conocemos con otros grupos, nos damos cuenta de que las alianzas son importantes. Nosotras nos decíamos que teníamos que hacer redes. Entonces nos conocemos con compañeras de otra ciudad o de un pueblo de fuera, pero cuando nos damos cuenta de que con el movimiento feminista están mujeres que confluyen de un montón de lugares y espacios, que también están reivindicando sus derechos, nosotras nos vemos fortalecidas. Ya previamente estamos en algunos otros grupos, intentando conocer lo que es la economía feminista, y el grupo de precariedad que ya conocíamos; yo estoy absolutamente convencida de que el movimiento feminista nos ha ayudado un montón: nos ha ayudado y nos ha dado visibilidad. La percepción de que no avanzábamos era personal. Mis compañeras se dieron cuenta de que esto iba. Y porque yo seguía trabajando interna. Cuando una trabaja interna, y esto es una historia que comparten muchas compañeras, dentro de nosotras mismas y dentro de esas cuatro paredes en las que estamos encerradas, no podemos visibilizar muchas cosas. Es una cárcel. No podemos conocer de primera mano lo que está pasando. Cuando yo no podía salir a una marcha, cuando yo no podía salir a una reivindicación del día de la mujer porque estaba trabajando, no podía visibilizar cuál era la fuerza que teníamos; pero las compañeras que estaban fuera, me hacían saber que sí. Y yo estoy convencida que el movimiento feminista es una fuerza y que ha sido arrolladora esta forma de crecer, esta forma de implantarse en la sociedad en toda esta estructura, esta forma de arrasar con todo. En el 16 ya nos dábamos cuenta de que estaba creciendo, y en el 17 un poco más, pero cuando pasó lo del 18, era algo que yo no había dimensionado. Cuando nosotras quedamos en vernos en Caracola, corríamos, que era tarde y teníamos que estar a las 6 en la marcha. Iba con Rafaela. E íbamos y veíamos que por todas las calles iban mujeres, pero no como las primeras veces, unas dos o tres, ¡iban cientos! y ríos de mujeres; entonces dije: “esto no puede ser” y caminábamos y nos mirábamos ¡era una emoción! Ni sentimos cuando llegamos para empezar la marcha. Era algo inaudito, indescriptible.

Nosotras en el 17 ya pertenecíamos, ya íbamos a las reuniones, ya estábamos en el mismo 8M, en la Comisión 8M. Entonces ya dijimos: «tenemos que estar ahí». Ya era parte de nosotras y ya el movimiento feminista era inseparable; yo ya no puedo, no podemos entender una reivindicación, una propuesta de lucha, sin ser movimiento feminista.

Antes has hablado de tus dificultades para salir a las marchas, cuando trabajabas de internas, ¿qué piensas entonces de aquellas mujeres de diferentes colectivos, racializadas, que no se apuntaron a la huelga en solidaridad con las mujeres que no podían ir? ¿cómo ves esto?

Constanza: El movimiento feminista es un espacio horizontal. Todas son bienvenidas y tienen derecho a proponer sus reivindicaciones y propuestas de lucha. En este espacio, hay muchas compañeras que todavía no se sienten incluidas hasta hoy, muchas mujeres que se sienten fuera. Y es legítimo. En el 17 y en el 18, muchas, las internas, nos quedábamos en las casas. Nos quedábamos cuidando mientras había mujeres, las mismas mujeres que salían a la marcha, que son las que nos dejaban cuidando a sus hijos, a sus madres o a sus padres, o limpiando o lavando o planchando. Por eso sí veo que es legítimo. Y porque hay muchas mujeres que no están, que no se sienten incluidas, que sienten que el espacio del movimiento feminista no es lo que ellas esperan o lo que ellas quieren. Y esto es real. Pero cuando pasó esto, a nosotras sí nos sorprendió porque dentro de eso sí estábamos nosotras, estábamos las trabajadoras de hogar y hasta hoy hay grupos, asociaciones, colectivos de trabajadoras de hogar y cuidados, mujeres que limpian, que no quieren participar, porque ellas, pienso que desde su punto de vista, no quieren formar parte de todo esto. O todavía no están dispuestas a esto. O no ven claramente que incluirse en esta lucha les genere algún beneficio, de reivindicación, de conseguir un derecho por el que ellas están luchando, pero yo creo que es legítimo y todo el mundo tiene derecho. Así como hay mujeres, como Patricia Botín, que dice que es feminista, como hay mujeres de la televisión, periodistas, que dicen que son feministas y que también van a la marcha.

Pero el otro día, por ejemplo, en el Encuentro antirracista de la Comisión 8M, vosotras teníais una postura diferente a las mujeres jóvenes racializadas que no están en el colectivo de trabajadoras de hogar ¿estáis un poco en el medio?

Constanza: Nosotras no nos sentimos en medio. Justamente estos grupos son las que nos quieren poner en el medio. Nosotras no nos sentimos en medio. Estas jóvenes son hijas, son nuestras hijas y son españolas, pero tienen nuestra identidad y la raíz nuestra; para nosotras es muy importante que no se olvide lo que somos, de dónde venimos. Yo creo que es bueno que ellas mismas se vayan creando sus luchas porque es cierto que se puede llegar al otro extremo. Hay compañeras de movimientos antirracistas que no quieren saber nada de los blancos y les dicen las «blanquitas». Corremos el riesgo de estar en el otro lado del racismo y podríamos plantearlo desde ahí. Nosotras no somos ni el enlace de las unas y las otras, porque nosotras hemos visto que el movimiento feminista no es que nos haya incluido, es que nosotras también somos el movimiento feminista. No es que somos una parte. Nosotras somos. Y es muy legítimo que otras no quieran ser. Y es muy legítimo que cada una tenga sus luchas y lo que hace el movimiento feminista – y yo pongo mucho eso en valor- es que crea, que propone la discusión; en algún momento tendremos que encontrar exactamente esta discrepancia. A ver si estamos de acuerdo en las discrepancias, a ver si es que podemos llegar a una acuerdo que nos haga luchar juntas. Porque yo creo que tendremos que llegar a eso, y no es que estemos totalmente separadas, es que hay muchas cosas que nos unen y en muchas reivindicaciones, en muchas marchas y muchos encuentros, hemos estado los grupos y el movimiento feminista y hemos confluido y estamos de acuerdo en muchas cosas y eso yo creo que es importante.

A muchas nos horroriza que nos llamen blancas, que nos reduzcan a ser blancas.

Constanza: También hay que estar consciente. A ti no te afecta porque no estás de este lado. Hay racismo institucional, los CIES y todo lo demás, pero está el racismo de la cotidianidad, el racismo de una farmacia, de un restaurante al que yo he ido y me han dicho que no podía entrar. Uno de los reclamos de los movimientos antirracistas es que desde la cotidianidad superemos todo eso y no solo los migrantes, sino también los blancos, las blancas. Porque si voy a urgencias, quiero que me traten como a cualquier otra persona; hay que ir rompiendo todos esos estereotipos, porque se dan en la cotidianidad, pasa en el autobús. Hay que llegar a que estas cosas, a que el color de piel o la estatura, no sean importantes. Lo más importante de todo, es que nosotras no nos definimos por no blancas y hay que superar las definiciones. Es decir, el instante en que nosotras superamos el definirnos como negras, blancas, indias, y definir a las otras por el color de la piel o por los rizos o por los rasgos de los ojos; cuando superamos eso, es porque estamos conscientes de las luchas que tenemos: las luchas, las reivindicaciones por la igualdad, esas borran los tonos de piel.

Nosotras no nos definimos, ya te lo he dicho, porque superamos ya esto de las definiciones. Yo negaría y estaría mintiendo si te dijera que cuando llegué, no me identificaba como racializada y a la otra, como la blanca, como el enemigo. Me pasaba al principio, pero hay que hacer un trabajo de reconocimiento del feminismo como movimiento y como el trabajo de empoderamiento, que en definitiva es la conciencia social, la conciencia feminista; hay que hacer un trabajo de concienciación del feminismo para superar eso; y si es que alguien no lo hace, pues no lo hace. Pero la idea es tomar conciencia de que si superamos todo eso, tampoco estamos negando la realidad, tampoco estamos diciendo que no haya discriminación, pero eso no es lo que nos separa, porque cuando vemos en el 18 que todas gritamos por los feminicidios, cuando vemos en el 18 que todas gritamos por la igualdad de derechos, por los cuidados, es que hemos asumido que hay conciencia en cada una de nosotras y que estas trabas, que son el color de piel, que son la forma de determinar a la otra, para separarnos, a nosotras nos ha unido. Porque es la diversidad y eso hay que entenderlo clarísimo. Nosotras como andinas, como indias, somos una unidad en la diversidad, pero esa diversidad puede ser más grande. No podemos ser una unidad cuando estamos en América Latina, con la diversidad de que somos indias, mestizas, etc. Y venir aquí y buscar y negar esta ideología y estas teorías, que tenemos planteadas desde la cosmovisión que vemos allí. La idea es ampliar todo eso acá y ver que no es el enemigo y si es que podemos tener una alianza y qué podemos lograr con eso. Yo no les puedo ver así. Hay compañeras y hay gente que sí, que hace de los prejuicios y de esta forma de determinar lo que nos separa; para nosotras, eso nos une. Y ya está.

¿Cómo es la relación con las Kellys?

Constanza: Tenemos relación desde hace rato. Con las Kellys somos hermanas, no primas. Mira, cuando somos trabajadoras de hogar, el siguiente paso es ser limpiadora de hotel, porque nosotras, como trabajadoras de hogar, no tenemos paro y un paso que servía para nosotras es ese. Pero cuando nos quedamos sin empleo de camarera de piso, siempre hay la posibilidad de volver a ser empleada de hogar. Y eso es una condición que se da. Entonces, cuando vimos a las Kellys, ellas ya estaban organizadas hace rato y cuando vimos que sus luchas son muy parecidas a las nuestras y que las enfermedades que a ellas les dejan postradas y que no les dejan vivir y por las que reivindican todas esas luchas, son nuestras también, nosotras nos sentimos identificadas al instante y nos dijimos que teníamos que conocer a estas compañeras y teníamos que unirnos. Y muchas, muchas Kellys son españolas, pero en las luchas, cuando nosotras vimos que salieron y que tenían que luchar, nosotras nos sentimos identificadas. Lo que ellas dicen, es lo que nos pasa a nosotras; lo que ellas reivindican, también reivindicamos nosotras. Ellas, en otro espacio, pero es el de cuidados, el de limpieza, es exactamente lo mismo y nosotras somos hermanas de las Kellys, porque nosotras también somos Kellys, somos las que limpiamos, las que lavamos, las que cocinamos, las que todo. Entonces, siempre nos hemos sentido hermanas de ellas, siempre, siempre y en todo. En los espacios en los que hemos estado juntas, hemos compartido reivindicaciones y ellas también siempre están dispuestas a apoyarnos, así como nosotras a ellas.

Y ya para terminar, háblanos de la revuelta feminista de 2020.

Constanza: La revuelta en sí empezó ya el 8 de febrero, pero nosotras ya estábamos reuniéndonos todo el año en la preparación de esta revuelta. Este año ha tenido una influencia muy grande los barrios y pueblos de Madrid para la comisión 8M. El otro día conversamos y decíamos, al principio, teníamos que coordinar entre 20: cuatro hacen esto, cinco hacen lo otro, para la marcha del movimiento feminista; pero cuando en una asamblea tenemos cuatrocientas mujeres que representan a organizaciones y a colectivos de Madrid, ya vemos que es un poder de convocatoria grandísimo y que la revuelta está, ya empezó y que la revuelta va. Nosotras no hemos convocado este año a huelga. Valoramos mucho esta herramienta y nos parece que es muy buena estrategia, pero cuando en el 18 le llamamos huelga feminista, también nos decían, no, la huelga tiene que ser laboral. Pero nosotras siempre estamos innovando y siempre creemos que las propuestas que nosotras hacemos tienen que ser diferentes. No es que no valoremos la huelga como una estrategia y como una herramienta muy, muy útil en otros territorios del Estado, que harán huelga el 8 y el 9, pero a nosotras no nos basta el 8. Nosotras creemos que es un mes de reivindicaciones y esto tiene que seguir, porque cuando terminamos con la manifestación del 8, yo me quedo tan cargada de fuerza, de energía, que no sé qué voy a hacer con todo eso. Entonces, para nosotras es importante y la revuelta es esto. Es reivindicar por nuestros derechos, es que somos todas. Para una cadena, es convocar a 7000 mujeres para que se unan, para que digan sus reivindicaciones, para que canten, para que griten y para que se sientan que estamos unidas todas, también como colectivo, como Territorio, como Observatorio. Nosotras hemos sido revoltosas siempre y esta revuelta nos hace ser lo que hemos sido siempre y nos hace sacar todo eso que tenemos de revoltosas y de reivindicativas, pero con toda la libertad y con toda la fuerza que hemos venido guardando y que la regeneramos y la sacamos en cada momento.

Fuente de la Información: https://vientosur.info/spip.php?article15679

 

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Entrevista a Mayra Santos-Febres: “Escribir es mi vida misma”

Entrevista/16 Enero 2020/Autor: Wilkins Román Samot/Rebelión.org

Mayra Santos-Febres (Puerto Rico, 1966-) es escritora, docente-investigadora y madre a tiempo completo, adscrita a la Universidad de Puerto Rico. Oriunda de Carolina, Puerto Rico, es egresada del Bachillerato en Artes con concentración en Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico (B.A.). Santos-Febres obtuvo su grado de maestría en la Universidad de Cornell, donde además completó su doctorado (M.A.-Ph.D., 1991). Desde hace una década, afronta, gesta y dirige el Festival de la Palabra de/ en Puerto Rico y sus diásporas. Decir Mayra Santos-Febres es también decir Caribe. O, al decir de Juan Pablo Rivera sobre parte de la amplia obra de Mayra Santos-Febres:

“En su método hay una sospecha crítica similar a la gula caníbal que Oswald de Andrade defendía: engullir sin vergüenza ni freno los restos del pensamiento Occidental, devolviendo un producto nuevo, aquellos ‘contradictorios y complejos saberes’ que la autora declara ‘nunca se unificaron en nuestra sociedad.’ Santos Febres devuelve al caníbal al Caribe, a un origen más o menos propio, asegurándonos, insistentemente, que el Caribe es otra cosa, esencialmente inapalabrable. No le interesa tanto la manida cuestión de la identidad caribeña como la puesta en escena de algunos de sus avatares. Isabel la Negra, los travestís que cantan boleros, los santeros y el inmigrante haitiano aparecen siempre con historias propias, con las dimensiones que raras veces encontramos en la obra de escritores anteriores a ella. En Cualquier miércoles soy tuya (2002), por ejemplo, la historia del fracaso del café y la caña en Puerto Rico está condensada en la biografía ficticia de Tadeo, el inmigrante haitiano, sin que jamás llegue a ser él caracterizado como representante ni de su país ni de su raza.

La piel (el sexo, la raza) y el papel (el dinero, la escritura, el analfabetismo) en el Caribe, desde el Caribe, son temas que la autora trata más extensamente en su novela histórica, Nuestra Señora de la noche. Esta novela, como los ensayos de Santos Febres, aboga también porque una incierta particularidad caribeña sea tomada en cuenta. Su novela se inserta, así, en una corriente crítica y novelística que intenta identificar lo esencialmente caribeño, evocando siempre imágenes de la hibridez y lo movible, del ajiaco (Ortiz), de las islas que se repiten (Benítez Rojo), del resto o exceso (Carpentier y Lezama Lima).” (Rivera 2007)

Mayra, recientemente obtuvo una residencia familiar en Bellagio, Italia, como becaria de la Fundación Rockefeller. Santos-Febres ha respondido a mis preguntas, y todas sus respuestas son para compartirles con vosotros.

– Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – Eres una docente que investiga y escribe desde su experiencia, la vuestra y la de su entorno caribeño, bien como mujer afro-caribeña, bien como docente afro-caribeña nacida en Puerto Rico. Hace varios meses logró integrar a vuestros hijos a su quehacer creativo-literario en Bellagio, Italia, en calidad de becaria de la Fundación Rockefeller. Ya sus hijos han colaborado con vos en vuestra obra literaria previa. ¿De qué trató o tratas en esas obras o cuentos en las que vuestro trabajo creativo se nutre de la obra creativa de su poder y ancla? ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarles? 

– Mayra Santos-Febres (MSF, en adelante) – Intento trabajar de manera orgánica, vivir de manera orgánica, integrada, criar de la misma forma. No respeto la división entre la esfera pública y la privada. Mis hijos son parte de quien soy y yo soy madre y escritora. Intentar vivir de otra manera supondría que me creo las reglas del juego capitalista occidental, de que las mujeres, porque son madres, deben ocupar y habitar un espacio “doméstico”, “privado” aislado del mundo. Y si, decido escribir- es decir “trabajar” y ser una mujer “independiente” (¿de quién, de qué?), debo vivir una especie de esquizofrenia en que mis hijos y mi vida familiar ni nutre ni se nutre de mi vida profesional.

Soy del Caribe y vengo de un laaaaargo linaje de mujeres que trabajan y crían, de familias cuya norma es que seamos nosotras las jefas y proveedoras de nuestros hogares. Para mi viajar con mis hijos, escribir junto a ellos, hablarles de mis obras y que ellos opinen es normal. Lo otro es lo “anormal”, el excluirlos de mi vida misma. Ellos son mi vida misma. Escribir es mi vida misma. Bailar, salir a fiestas, viajar, enamorarme, leer, observar la realidad, ir a demostraciones políticas son mi vida misma. Imposible separar todos los aspectos de mi vida.

Con mis hijos he escrito 3 libros- Ernesto, el domador de sueñosAidara en el país de las nubesLucián, Corazón Valiente (sin publicar). Sobre nuestras vivencias, acabo de concluir la escritura de “Hasta que llegue la luz”, novela de no-ficción acerca de cómo sobrevivimos el Huracán María.

– WRS – Pienso en vuestro trabajo creativo, y pienso en la importancia de lo caribeño dentro de Puerto Rico, bien en sus relaciones económicas de trabajo, de producción, de explotación laboral, de explotación sexual, pero también en la importancia de visibilizar, de hacer visible la contribución y presencia de la mujer, de lo queer-caribeño, de la mujer negra, del hombre negro a nuestra economía por medio de la literatura. ¿Qué relación tiene su trabajo creativo previo y vuestro trabajo docente-investigativo entonces y hoy?

– MSF – Soy una escritora que trabaja como profesora. Muchos escritores viven de lo que yo vivo, por temporadas o de manera asidua, como yo. Cristina Rivera Garza, de México es escritora y profesora. Rosa Beltrán también, Cristina Peri Rossi, Tess Gallagher, Flor Abate de Argentina, Guillermo Martínez, también. Hemos sido muchos.

Yo no sé cómo otros escritores combinan la docencia con la escritura creativa, pero a mí me divierte mucho. He creado un programa de escritura creativa, de hecho, para la Universidad de Puerto Rico. Allí doy los cursos de ficción, microficción, autoficción, poesía, edición, políticas culturales. Me gusta mucho más que dar cursos de literatura eurocéntrica.

La Universidad, además, me da la flexibilidad de viajar a presentar libros, dictar conferencias y talleres por el mundo. Además, investigo con estudiantes sobre diversos temas de raza, racialización, caribeñidad, nuevas formas de la escritura creativa. Pagan bien y no tengo que trabajar los veranos. Es fantástico.

– WRS – ¿Cómo lo hilvana con su experiencia de mujer caribeña y su memoria personal o no de lo caribeño dentro de Puerto Rico y el Caribe?

– MSF – La docencia, o como yo la asumo, me permite investigar. El 99% de mi narrativa está basada en investigación. También el 99% de mis olvidos están basados en la invisibilización de los saberes afrodescendientes, caribeño, de género y puertorriqueños. La colonización es el ejercicio continuo de olvidar. Hay que olvidar quien eres para que quieras convertirte en el “Otro”. El “otro” blanco, varón, europeo o estadounidense, el otro rico, primermundista, el otro que no eres tú.

La academia me da tiempo y espacio para desaprender la colonización, no porque ella misma no esté colonizada, sino porque me expone a diálogos en donde su propia colonización es discuidá’. Es una buena palestra desde donde ver el mundo.

– WRS – Hace algún tiempo, se puso a escribir un cuento que le mereció un premio que no tiene cualquiera. Hago referencia a su cuento “Oso Blanco”, premio Juan Rulfo 1996. Si comparas vuestro crecimiento y madurez como persona, docente, investigadora y escritora entre la época que se gradúa de la Universidad de Cornell (1991) con su época actual de docente-investigadora y escritora en Puerto Rico, ¿qué diferencias observas en vuestro trabajo creativo? ¿Cómo ha madurado su obra? ¿Cómo has madurado?

– MSF – Buena pregunta la de la madurez literaria. El problema es contestarla desde donde estoy.

Recientemente me gané una residencia en Bellagio de la Rockefeller Foundation. También, en el 2009, una beca John S. Simmon Gugenheim. Y fui finalista del Premio Rómulo Gallegos y del Premio Primavera.

Ha habido otros premios desde el 2006. Cada uno de ellos marca un hito de madurez en mi obra.

Creo que escribo mejor. Más concentrada y enfocadamente. Más conocedora de mi oficio y del lenguaje y, por el tiempo dedicado, más conocedora de la historia y de las contradicciones filosóficas que se dan dentro de la intersecionalidad que me obsede- raza, género, Caribe, Modernidad y el retorno de las políticas de la Supremacía Blanca, tanto en América del Norte como la del Sur.

Soy una mujer que aún se encuentra a mitad de carrera. Tengo mucho qué recorrer todavía. Pero no me canso de aprender ni de asumir nuevos retos estéticos y éticos, intelectuales y creativos. Así que, te diría que si he madurado, pero que a esta negra le falta mucho qué aprender y cuajar todavía. Aún me siento que estoy empezando.

– WRS – Eres especialista y docente en Estudios Hispánicos. Mayra, ¿cómo visualizas vuestro trabajo creativo con el de su núcleo generacional de investigadores y escritores con los que comparte o ha compartido en Puerto Rico, Estados Unidos y América Latina?

– MSF – No soy especialista en Estudios Hispánicos. Soy especialista en Estudios de Raza y Literatura y Pensamiento Afrodispórico. Mi título dice Estudios Hispánicos porque NO EXISTE un título que nombre de manera adecuada lo que estudié. Así que mi lucha con mi departamento es el de combatir la invisibilizacón de otros saberes y filologías por seguir llamándolas “hispánicas” cuando algunas cambian el paradigma, lo amplían o simplemente, no lo son. Es una relación tensa, pero fructífera.

Tengo algunos colegas que entienden el dilema, tengo otros que se dedican a estudios de racialización y género y que lo aplican a sus disciplinas, algunas parecidas, otras muy diversas a la mía. Con esos guardo estrecha relación de retroalimentación y apoyo. Tengo otros que invalidan o desvalorizan lo que hago. Esos no me preocupan. Los dejo en su viaje. Yo hago lo mío tanto en ensayos como en trabajos literarios. Creo en lo que estoy haciendo. Me apasiona. De ello me nutro.

– WRS – Ha estado al frente del Festival de la Palabra en los pasados años. Han sido años de bajas y bajas en la economía, pero también de retos y logros para nuestra literatura y sus creadores o forjadores de país. ¿Cómo concibes la recepción a vuestro trabajo creativo dentro de Puerto Rico y fuera, y la de sus pares?

– MSF – Mi trabajo es bien recibido dentro y fuera de Puerto Rico. Organizar un festival literario por 10 años da una visión de conjunto y del sistema literario que existe y opera en Puerto Rico, en el Caribe y en muchos lugares del mundo. La creación de nuevos lectores y el apoyo a diversidad lectoras y literarias es un trabajo imprescindible y fundamental para crear sociedades abiertas e inclusivas. Al menos así yo lo percibo. Yo formo parte de esa gesta desde la página y desde la acción.

– WRS – Sé que vos es de Carolina, Puerto Rico. ¿Se considera una escritora puertorriqueña o no? O, más bien, una escritora, sea esta puertorriqueña o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo se siente vos?

– MSF – Soy una escritora afrodescendiente puertorriqueña madre soltera, de clase trabajadora. La raza abre puertas de identidad más allá de la definición nacional. El género también. No es necesario pensar que lo de “boricua” me cierra otras puertas de definición de identidad. Tengo la inmensa suerte de ser más que una escritora puertorriqueña.

– WRS – ¿Cómo integra vuestra identidad étnica y de género y su ideología política con o en vuestro trabajo creativo y su formación en Estudios Hispánicos?

– MSF – No sé cómo contestar esta pregunta. Mi formación es en español, inglés, francés y en todas las lenguas que puedo leer y entender (portugués, italiano, un poquito de yuriba también). Mi tradición es en lengua española; la cual se queda corta para nombrar todos los saberes que me componen y que debo manejar. Estudié estudios Afroamericanos en Cornell University y bachillerato en la UPR, Puerto Rico. Conozco al dedillo las tradiciones latinoamericanas, que se dan en muchas lenguas, en español, que es la lengua colonial y de supremacía, pero también en quecha, tzotzil, tzoque, aymara, creoles de diversa índole. Creo que llamar mi formación “hispánica” es reducirla. Eso es parte del problema.

Hay que desaprender, más que aprender lo que es la llamada tradición “hispánica”.

Como ideológicamente soy comunitaria e inclusiva, mi formación crece y va orgánicamente ligada a mis pensamientos politicos decolonizadores, antipatriarcales y anti supremacía blanca eurocéntrica.

– WRS – ¿Cómo se integra vuestro trabajo creativo a su experiencia de vida como estudiante antes y después de su paso por la Universidad de Puerto Rico?

– MSF – Fui estudiante hace muuuuuuucho tiempo. No podría decirte ahora cómo se integró de manera precisa. Sólo sé que me hizo querer convertirme en escritora.

– WRS – ¿Cómo integras esas experiencias de vida en su propio quehacer de docente-investigadora en Puerto Rico hoy?

– MSF – Mi bibliografía habla por mí. He publicado 28 libros que consistentemente trabajan los temas que me apasionan- raza, pluralidades en identidad de género, Caribe, diásporas, modernidad. En poesía, cuento, ensayo, performance, novela, teatro, guión de cine. Y me falta todavía. Veremos a ver con qué salgo en el futuro.

– WRS – ¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a vuestro trabajo creativo y a la temática caribeño-literaria del mismo? ¿Cómo ha variado?

– MSF – Creo que, lo que antes hacía en solitario, o, por lo menos, desde la percepción de lo solitario, ahora está más a tono con los temas que se discuten a nivel mundial. Los movimientos de Me too y de despenalización del aborto, la declaración del 2017-2027 como Decenio de la Afrodescendencia por la ONU, la presidencia de Trump y Bolsonaro y el retorno de las políticas de extradición de inmigrantes, el genocidio abierto de indígenas en América Latina y la destrucción del planeta hacen que los temas que a mi me preocupan se vuelvan más visibles y pertinentes en los discursos artísticos, sociales y políticos de hoy en día.

– WRS – ¿Qué otros proyectos creativos tienes pendientes?

– MSF – Terminé una novela acerca del Huracán María – “Antes de que llegue la luz”. Estoy esperando oferta de publicación. También he comenzado a escribir otra novela “La otra Julia”, basada en la vida de Julia de Burgos. Espero terminar su redacción para principios del 2020. Tengo un libro de cuentos para niños- Lucián, Corazón Valiente que quiero publicar. Hay varias cosas. Cruzo los dedos para verlas ya hechas libro.

Referencia:

Juan Pablo Rivera, “Lenguas madrinas: Nuestra Señora de la noche y el bilingüismo de Sirena Selena”, en Ciberletras, Número 16 (enero 2007), Lehman College, New York. ISSN: 1523-1720

Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.

Fuente e imagen tomadas de: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=264413

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Venezolanas marchan y entregan al Ministerio Público documento contra la violencia

América del Sur/ Venezuela/ 26.11.2019/ Fuente: www.telesurtv.net.

La marcha por el Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la Mujer exigió resolver casos aún sin respuestas y mayor inclusión de defensoras comunales y delegadas en la representación de las víctimas.

Una gran movilización de mujeres venezolanas llegó este lunes al Ministerio Público (MP – Fiscalía) para entregar un documento que exige de manera inmediata la solución de casos de violencia contra las mujeres.

La marcha, que partió desde Parque Carabobo en la capital Caracas, se realizó en conmemoración al Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la Mujer, decretado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde 1999.

La directora de Participación del Ministerio para la Mujer e igualdad de Género, Odalis Monzón, indicó que con la marcha «se está exigiendo que los casos que aún no han sido resueltos, y sobre los cuales (las autoridades) no se han pronunciado, lo hagan».

Por su parte, la primera vicepresidenta de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) Tanía Díaz, resaltó que en Venezuela «tenemos fiscalías especializadas en la defensa de la mujer así como tribunales especiales que trabajan día a día por nuestros derechos».

Mientras que la viceministra Carolys Pérez, expresó el apoyo las venezolanas con «la lucha de las mujeres en Chile, Colombia, Ecuador, Haití, y todo el mundo».

La ministra del Poder Popular para la Mujer e Igualdad de Género, Asia Villegas, entregó el documento en el Ministerio Publico (MP) a la vice fiscal Beysce Loreto. El texto detalla tres reclamos sobre inclusión de la mujer en la sociedad venezolana:

-La incorporación del Órgano Superior de Justicia de Género como espacio de articulación de todas las instancias para coordinar la acción conjunta con criterios unificados y protocolos comunes de actuación.

-El reconocimiento e incorporación  de las defensoras comunales de los derechos de las mujeres como instancia de contraloría social para el apoyo y el acompañamiento a las víctimas de violencia.

-El reconocimiento de la cualidad de las defensoras delegadas de los derechos de la mujer de actuar ante el sistema de justicia pudiendo asistir y representar judicial y extrajudicialmente a las víctimas de violencia en todos los entes jurisdiccionales administrativos.​​​​​​​

Nuevas formas de violencia contra la mujer

La ANC también realiza este lunes un debate sobre la reforma a la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, para incluir dos nuevas formas de agresión a través de los medios sociales: la política y la informática.

Por su parte, la segunda vicepresidente de la ANC, Gladys Requena, resaltó «la labor de las mujeres que batallamos todos los días contra el guion fascista y neoliberal que nos afectan e impactan en nuestra vida cotidiana, hoy marchamos no solo por el Día Internacional de la eliminación de la violencia sino también en contra del injerencismo y el neoliberalismo».

Fuente de la noticia: https://www.telesurtv.net/news/venezuela-marcha-mujeres-contra-la-violencia-machista-20191125-0032.html

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Brasil: Ministra de la Familia en Brasil busca la prohibición total del aborto

América del Sur/ Brasil/ 25.02.2019/ Fuente: www.laizquierdadiario.com.

Un retroceso para las mujeres en términos de derechos sexuales y reproductivos es el proyecto que impulsa la Ministra de la Familia, Damare Alves.

El año 2015 el senador brasileño y pastor evangélico, Magno Malta, impulsó en el parlamento un proyecto que buscaba la prohibición completa del aborto en 3 causales. El proyecto quedó congelado en el Congreso por la misma bancada evangélica quienes veían la poca fuerza dentro del parlamento que tenían.

Hoy con 180 diputados representantes de la llamada “bancada da biblia”, es decir, en medio de un congreso mucho más conservador, el proyecto vuelve a salir a la luz, esta vez sin el senador Magno Malta en el cargo, dado que no logró llegar a su reelección, aún así los parlamentarios apuestan impulsar este proyecto en atención a que hoy si existe el quórum para validarlo.

Es así como el diputado bolsonarista junto a la Ministra de la Familia, son quienes, luego de años de equipo político, buscan desarchivar el proyecto y volver a lanzarlo, un claro retroceso para los derechos sexuales y reproductivos en el país carioca.

Una agenda reaccionaria contra las mujeres

No solo quieren lograr la prohibición completa del aborto, sino que también buscan acompañar al proyecto con medidas que les de mayor “vialidad”, como por ejemplo, una beca para las mujeres que son violadas, en donde sea el violador, luego de su identificación, quien tendrá que hacerse cargo de los costos de esta beca. Esto generará un vínculo de por vida entre la víctima y el victimario.

La realidad se recrudece para las mujeres en Brasil, en donde cada día mueren 15 mujeres por la violencia machista o por las diversas formas de violencia de género. No solo eso, cada 15 minutos una mujer es violada en un país en donde, según la Organización Mundial de la Salud, hay más de 860 mil mujeres que abortan de forma clandestina.

Según el Ministerio de la Salud en Brasil, el año 2016 murieron 203 mujeres por las dificultosas condiciones para abortar en la clandestinidad, llenas de formas insalubres, corriendo el riesgo de quedar con secuelas de por vida. El principal riesgo recae sobretodo en las mujeres trabajadoras y las más pobres.

La fuerza de las mujeres contra el machista Bolsonaro

Pero no todo el panorama es tan desalentador. Al igual que la gran marcha que protagonizó el comienzo de la presidencia de Donald Trump, son miles las mujeres que en distintas convocatorias se han organizado para repudiar los dichos y política misógina del bolsonarismo. Un gobierno que impulsa diversas medidas de precarización a tono con la política económica del FMI, que busca precarizar y flexibilizar las condiciones de vida del pueblo trabajador, en donde las más golpeadas son siempre las mujeres.

Es la fuerza de la marea verde, que recorrió todo el mundo, junto a la fuerza de los trabajadores y la juventud, quienes pueden dar una respuesta a los ataques del Bolsonarismo, pero también hacerle frente a la avanzada imperialista en América Latina cuyos principales avales locales son Bolsonaro, Piñera y Macri.

Fuente de la noticia: https://www.laizquierdadiario.com/Ministra-de-la-Familia-en-Brasil-busca-la-prohibicion-total-del-aborto

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España: El 64 % de trabajadores con ganancias bajas son mujeres: cobran menos de 12.900 euros al año

España/03 de Junio de 2018/Por: Ana Requena y Raúl Sánchez/Portal Rebelión

El 17% de los trabajadores en España tiene ganancias bajas y de ellos, la mayoría son mujeres, según la Encuesta de Estructura Salarial.
En 2016, el 18% de las trabajadoras cobraba el salario mínimo (9.172 euros anuales, unos 655 mensuales en esa fecha) o menos.
Entre los hombres esa cifra era la mitad: el 9%.

El 17% de los trabajadores en España tiene ganancias bajas, esto es, por debajo de 12.900 euros al año aproximadamente. De ellos, el 64% son mujeres, según la Encuesta de Estructura Salarial publicada este martes por el Instituto Nacional de Estadística. La encuesta muestra, una vez más, la existencia de la brecha salarial entre hombres y mujeres (la ganancia anual media femenina supone el 77% de la masculina), pero también pone de relieve la concentración de las trabajadoras en los segmentos salariales más bajos: esta tendencia se da en todas las ramas de actividad, ocupación y tipo de relación laboral.

En 2016, el año al que se refiere esta encuesta, el 18% de las trabajadoras cobraba el salario mínimo (9.172 euros anuales, unos 655 mensuales en esa fecha) o menos. Entre los hombres esa cifra era la mitad: el 9% de asalariados se encontraba en ese rango salarial.
La pirámide muestra una tendencia clara: conforme ascendemos en los rangos salariales el porcentaje de hombres aumenta y el de mujeres disminuye. Las trabajadoras son mayoría entre quienes cobran el salario mínimo y también entre quienes perciben un rango de sueldo de entre 655 y 1.300 euros. A partir de ahí, la tendencia se invierte. Hasta el punto de que en la cúspide (el rango salarial de quienes cobran 4.500 euros o más), hay un 3,41% de hombres y un 1,4% de mujeres que trabajan.
Si miramos cuál es la ganancia anual media, la brecha entre hombres y mujeres es de más de 5.000 euros: esa ganancia media de los hombres es de 25.924 euros al año mientras que la de las mujeres es de 20.131 euros. Esa brecha es más grande en los sectores de actividad mejor remunerados: en suministro de energías y actividades financieras, donde se registran los sueldos más altos, la brecha es de 8.000 y 13.000 euros anuales de media, respectivamente. En hostelería, el peor remunerado, los hombres cobran 3.000 euros más anuales que las mujeres.
En cuanto ocupación, algunos puestos superan la media de la brecha. Es el caso de los gerentes y directores, un puesto en el que las mujeres cobran, de media, 11.000 euros anuales menos que sus compañeros hombres. Curiosamente, lo mismo sucede en la parte baja de la pirámide: entre los trabajadores no cualificados de los servicios, los hombres perciben salarios que son, de media, 5.000 euros superiores a los de las mujeres.
El tipo de contrato también determina el salario: los trabajadores con contratos indefinidos ganan 24.516 euros anuales, mientras que el sueldo de los temporales es de 16.567 euros. La brecha de género se da en ambos casos, pero es más intensa en los contrato estables: las asalariadas indefinidas cobran de media 21.086 euros anuales, mientras que sus homólogos hombres perciben 27.655 euros. Es decir, unos 6.500 euros de diferencia. Esa cantidad se reduce a 2.000 euros en el caso de las mujeres y hombres con contrato eventual.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=242256&titular=el-64-%-de-trabajadores-con-ganancias-bajas-son-mujeres:-cobran-menos-de-12.900-euros-
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Guatemala: Encuesta: mujeres sin educación tienen más de 4 hijos en promedio

Centro América/Guatemala/26 Febrero 2017/Fuente: Lahora/Autor:DENIS AGUILAR

El Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) presentó los resultados de la VI Encuesta Materno Infantil 2014-2015 (ENSMI), que tiene como objeto dar a conocer la situación de salud infantil, sexual y reproductiva del país. Entre varios datos se destaca que las mujeres sin acceso a educación tienen un promedio de 4 a 6 hijos, en comparación al 1.6 en promedio que tienen las que sí han tenido acceso a estudios.

La encuesta también resalta que seis de cada 10 mujeres en Guatemala utiliza algún método de planificación familiar, mientras que una de cada 10 utiliza métodos tradicionales.

Por otro lado, el informe detalla la reducción del número de niños y niñas fallecidos en el primer año de edad, al contabilizarse 28 decesos por cada mil niños nacidos durante el periodo 2010-2015, en comparación al período 2000-2005 cuando se registraron 37 muertes por cada mil nacidos.

De acuerdo con la Encuesta, los departamentos de Totonicapán, Quiché, Sololá y Huehuetenango son los que más presentan un retardo de crecimiento en los menores de cinco años por desnutrición.

Fuente de la noticia: http://lahora.gt/encuesta-mujeres-sin-educacion-tienen-mas-4-hijos-promedio/

Fuente de la imagen:http://lahora.gt/file/2017/02/Nac2_12-3.jpg

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