Cultura tiene una cuenta pendiente y no es nueva. La Dirección General de Cultura y Patrimonio, encabezada por Carmen Amoraga, anunció el pasado mes la puesta en marcha la primera encuesta sobre intereses y hábitos culturales, algo que ya se hace en Andalucía, Catalunya o el País Vasco pero que no se había impulsado desde la Comunitat Valenciana. El proyecto, que supone uno de los compromisos de Cultura del Seminario de Gobierno de Ademuz a desarrollar de cara al segundo semestre del año, tiene sorpresa. Bajo la macroencuesta, que se realizará en colaboración con la Universitat de València a partir de 2.000 entrevistas, como si de una muñeca matrioska se tratara subyace un segundo estudio que surtirá de los resultados de la encuesta: el Libro Blanco de la Igualdad de Género en la Cultura. «El objetivo es visibilizar el papel de la mujer en la cultura como actora, no actriz, y receptora», explicaba Amoraga a Cultur Plaza.
Los resultados del proyecto, que llegarán a final de año, tienen un punto de partida que pone la primeras piedras de un libro más ambicioso, la publicación Las prácticas culturales en la Comunitat Valenciana, realizado por Antonio Ariño y Ramón Llopis. Con datos actualizados hasta 2015, esta es la primera vez que se realiza una recopilación tan extensa de los hábitos culturales de los valencianos a partir de estudios ya existentes. Aunque en este caso no es el centro del estudio, la variable del género si aporta datos diferenciados por hombres y mujeres en relación al consumo cultural. Por ejemplo, por lo que respecta a la lectura, se da un predominio masculino en la lectura de prensa diaria (77,2% frente al 60,1%), mientras que aparece un porcentaje más elevado de mujeres en la lectura de libros por motivos no profesionales (39,2% frente a 29,2%), pautas asentadas en el tiempo y que no han sufrido prácticamente variaciones. Si en el caso de la prensa diaria uno de las diferencias notables se da en la lectura de prensa deportiva, este hecho también se da en los usos de la televisión.
Foto: EVA MÁÑEZ.
En este caso, según la Encuesta de Hábitos Culturales de 2014-2015, las emisiones deportivas son seguidas por un 54,8% de los valencianos frente a un 11,1% de las valencianas, una tónica que también se da en el resto de regiones, probablemente por la poca atención mediática a las deportistas frente a la sobreexposición de deportistas hombres, quizá un hecho a tener en cuenta por la futura àpunt. Por lo que respecta a las artes escénicas, se destaca que las mujeres efectúan una valoración media más alta en todas sus prácticas, especialmente en el caso de la danza/ballet. En este ámbito se dan casos curiosos pues, por ejemplo, en el caso de los conciertos de música actual el interés de las mujeres es mayor pero en cambio la realización es menor.
Por conglomerados de intereses culturales, las mujeres son mayoría en el llamado ‘clásico’ –más cerca de las artes escénicas pero alejados de las lecturas profesionales en bibliotecas y archivos- con un 63,2% y ‘profesional’ con un 52,5%. Por el contrario, los hombres son mayoría en el conglomerado llamado ‘popular’ –interés por la lectura, la música y el cine, pero puntuación negativa en el resto- con un 54,1%; en el apartado ‘desinteresados’ –personas que puntúan negativamente en todos los factores- con 56,2%; y ‘patrimoniales’ –personas interesadas en las visitas a museos, galerías de arte o yacimientos arqueológicos- con un 55,6%. Así, entre otros datos de Las prácticas culturales en la Comunitat Valenciana también se extrae una mayor presencia de la mujer en el terreno del asociacionismo cultural, con una pertinencia de más de 8 puntos, dos más que en el caso de los hombres.
Del consumo al trabajo
Aunque en el documento diseñado por la Conselleria de Cultura junto con la Universitat de València se centra en los hábitos culturales en tanto que consumidor, el futuro Libro Blanco de Igualdad de Género habrá de desgranar y sacar conclusiones con respecto a la posición de la mujer dentro de la propia industria cultural valenciana, el puesto que ocupa en la pirámide empresarial y definir cuál es la brecha salarial de los sectores relacionados con las artes. “Las cifras deberían de ser del 50% a todos los niveles, pero no es así”, incidía la escritora Laura Freixas el pasado mes, durante la mesa redonda ‘Diálogo, cultura y creación’ en el marco del II Feminario de la Diputación de Valencia. De esta forma, la autora de Madres e hijas recordó que el panorama cultural en cuestión de género se escenifica en forma de pirámide: hay una mayoría de mujeres estudiantes, pero al ascender a los estadios intermedios y aquellos reconocidos como “creadores de cultura” –las figuras que ocupan los puestos más visibles– desaparece la presencia femenina.
“Que haya igualdad en el mundo de la cultura es una reivindicación que afecta a toda la sociedad, porque la prédica patriarcal ya no se hace en los púlpitos, sino en las salas de cine o las bibliotecas”, recalcó Freixas en un encuentro en el que también participó la exministra de Cultura, Carmen Alborch, que se preguntaba: “¿Cómo puede haber ese desequilibrio tan grande en nuestra sociedad?”. Fue precisamente la socialista quien precisamente, semanas antes, durante la presentación del informe de Fundación Alternativas sobre el Estado de la Cultura en España 2017, verbalizó la necesidad de contar con un Libro Blanco por la Igualdad de Género en la Cultura. No en vano, el estudio se guía este año bajo el lema Igualdad y diversidad en la era digital. “Dentro de la dificultad de encontrar cifras exactas”, reza el informe, del caso español se extrae que, por ejemplo, la proporción de mujeres ocupan cargos directivos en las sociedades tecnológicas españolas se sitúa en el 10%, porcentaje que va disminuyendo a medida que se asciende en la escala de mandos.
Tal y como se especifica en el capítulo ‘La perspectiva de género en la cultura española: la igualdad como condición esencial para la diversidad’, firmado por Patricia Corredor Lanas y Cristina Corredor Lanas, la situación discriminatoria se da en el abanico salarial en general pero se profundiza en las remuneraciones más altas con un 6,1% de los hombres con salarios superiores a los 60.000 euros brutos/año, frente al 1,5% de mujeres; y un 42,6% de hombres con remuneraciones de entre 30.001 y 60.000 euros/año, frente a un 37,15% de mujeres. Por lo que respecta al total de hombres y mujeres que trabajan en el ámbito cultural, el reparto en España según el Anuario de Estadísticas Culturas 2016 confeccionado por el Ministerio de Cultura es del 59,9% en el caso de los hombres (308.300 empleados) frente al 40,1% de mujeres (206.700). Estos datos se muestran similares a los de, por ejemplo, el año 2009, cuando el porcentaje de hombres empleados en el sector cultural se situaba en el 59,7% frente al 40,3% de mujeres.
El mayor volumen de hombres empleados, sin embargo, contrasta con la fuerte presencia de la mujer en el terreno educativo. Según las estadísticas del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte las mujeres mantienen una clara mayoría en la matrícula universitaria en el ámbito cultural, invirtiendo prácticamente los datos de empleados. De esta forma, con datos del curso 2013/2014, del total de matriculados en enseñanzas universitarias de ámbito cultural, un 63,2% eran mujeres. “Podíamos pensar que había pocas mujeres en el panorama cultural por su falta de información”, indicó Freixas durante el II Feminario, sin embargo, a pesar de que en los 80 y 90 acceden a las universidades el vuelco en el mundo laboral no se ha dado. Este será uno de los retos del libro, determinar en qué medida la Comunitat está más o menos avanzada a este respecto.
Programación no paritaria
De los hábitos de consumo y la radiografía laboral a la presencia en las programaciones de los contenedores culturales. En este caso, en enero de 2016, el porcentaje de piezas firmadas por mujeres en los principales museos de la Comunitat Valenciana se situaba en el 5,19%, un dato que se extrae de la suma de las piezas expuestas en el Museu de Belles Arts de València, el Museo de Bellas Artes Gravina de Alicante (MUBAG), el Museo de Bellas Artes de Castellón, el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA) y el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM). Precisamente son estos dos últimos los que elevaron el porcentaje, teniendo en cuenta que algunos de los museos de Bellas Artes exhibían en sus salas menos de cinco piezas firmadas por mujeres. En este caso, por ejemplo, la política expositiva del IVAM de José Miguel G. Cortés ha hecho hincapié recientemente en la necesidad de incluir en su discurso mujeres con nombre y apellido, habiendo dedicado en los últimos meses exposiciones a artistas reconocidas como Carmela García o la portuguesa Helena Almeida.
Foto: AMALIA YUSTA.
Por su parte, desde el Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana se lanzó este mismo año la convocatoria ‘Reset’ de la que se seleccionarán dos proyectos con el fin de reforzar el principio de igualdad en el ámbito de la cultura y de la creación artística y avanzar hacia una museología más inclusiva y crítica frente a una narración “generalmente realizada bajo una perspectiva masculina y etnocétrica”. La falta de paridad en los museos públicos, de igual forma, también se da en la programación de festivales de inversión pública como el Festival de Jazz del Palau de la Música en el que la presencia femenina se sitúa porcentualmente en el 4,3%, pues actúan cuatro mujeres de un total de 93 músicos repartidos entre 13 conciertos. En contraposición, no son pocos los festivales dedicados a fomentar la sensibilidad en torno a la igualdad de género y fomentar la presencia de mujeres creadoras en los mismos, eventos tales como She’s the fest, que este mes confirmó tercera edición con cambio de sede –de Las Naves a La Rambleta-, o el proyecto Hits with Tits.
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