Asia/China/28 Mayo 2017/Fuente y Autor:spanish.xinhuanet
Lei Linyao es una joven que a sus 22 años está a punto de graduarse de la universidad. Zhang Yinxia, una experimentada maestra de primaria de 31. Hace poco, sus primeras novelas salieron a la luz en una reconocida revista literaria.
Ambas son nativas del distrito de Zheng’an, un pequeño lugar pintoresco del municipio de Zunyi de la provincia de Guizhou, en el suroeste de China.
En 2008, gracias a sus continuos éxitos en la creación literaria, Zheng’an fue distinguido por el Ministerio de Cultura con el título honorífico del «Distrito de la Cultura Folclórica y las Artes de China (Categoría novela)», o simplemente «Distrito de la Novela».
En su primer número de este año, la revista Escritores de Guizhou publicó las primeras novelas cortas de tres jóvenes estrellas de las letras de Zheng’an, entre ellas Lei Linyao (La nevada de aquel año) y Zhang Yinxia (Higo).
Zheng’an es un distrito relativamente atrasado, pero esto no le ha impedido convertirse en una tierra de renombre por sus éxitos en la creación novelesca, y por su inusual número de escritores.
Desde mediados del siglo pasado, Zheng’an ha sido la cuna de muchos novelistas destacados, como Wen Zhiqiang, Shi Ding, Zhao Jianping y Wang Hua.
De ellos el más reconocido es Shi Ding, quien fue el primer autor nacido allí que ganó varios premios nacionales y llegó a obtener fama internacional. Incluso, vio publicadas sus obras fuera de China en inglés, japonés, italiano y tailandés.
A finales del siglo pasado, en medio del furor del desarrollo económico del país, una excesiva concentración en ese aspecto hizo que se descuidaran el desarrollo cultural y la creación artística. Entonces Zheng’an perdió brillo, y su creación literaria no era tan vigorosa como antes.
En los últimos años, con el apoyo del gobierno distrital y con los esfuerzos de la comunidad de escritores y aficionados locales, la situación ha empezado a cambiar. Cada día más gente se suma a la reconstrucción de la gloria de la tierrra de la creación literaria.
«Cuando estaba en el tercer año de la universidad, un escritor anciano, a pesar de tener ya 80 años hizo un largo recorrido para ir a visitarme. Me dijo que había leído un texto mío y que le alegraba ver nuevas caras en el mundo de la creación literaria, que, según él, eran el futuro y la esperanza de las letras de Zheng’an», recuerda Lei Linyao, quien estudia en la Universidad Normal de Guizhou.
La chica dijo que las palabras del anciano escritor tocaron lo más hondo de sus sentimientos. Sintió que de la «Tierra de la novela» empezaba a brotar de nuevo las palabras, y que escribir ya iba más allá simplemente del honor, que se convertía en una presión, en la necesidad de «hacer algo».
En realidad, no era la única que estaba pensando así, y por esa época ya muchos lugareños habían puesto manos a la obra. Entre ellos, Lei tiene palabras especialmente halagüeñas para un escitor de origen campesino llamado Qin Chaoguo, quien con frecuencia visitaba al padre de ella para que juzgara sus manuscritos.
«El es un campesino auténtico, sin mucho dinero, vestido humildemente, y sus pantalones suelen estar sucios debido a sus labores agrícolas y a la mala condición de los caminos. Pero su dedicación a las letras es conmovedora», dice la joven.
Según Lei Lin, presidente de la Asociación de Escritores de Zheng’an, el distrito tiene 11 escritores registrados a nivel nacional, más de 20 a nivel provincial, más de 60 a nivel municipal y más de 400 a nivel distrital. Hasta ahora ellos han creado en total más de 110 novelas largas y medianas, y más de 1.000 novelas cortas y mini-novelas.
Para Lei Linyao, la creación novelesca es un trabajo que causa mucho sufrimiento. Por un personaje, por un drama, porque se tiene que repensar mucho; incluso ha llegado a soñar que la novela es real y ella es una protagonista. Convertirse en parte de las historias es, asegura, «una tortura».
Por su parte, Zhang Yinxia, la profesora de primaria, también cree que la creación literaria «duele».
Zhang es una profesional escritora y también es ama de casa. Ahora está trabajando en su nueva novela, «Flores brotan en un lugar lejano».
«Ya he escrito la mitad, pero creo que la estructura de la historia no está bien. Por eso necesito empezar de nuevo reescribirla».
«No tengo pistas, me niego a mí misma, incluso desconfío de mí misma. No estoy segura de si podré componerla nuevamente», se lamenta.
«Verdaderamente los autores somos gente que sufre. La vida real ya es muy compleja, pero nosotros además nos dedicamos a crear desesperadamente un mundo espiritual. Lo hacemos por el honor y la prosperidad de la novelística de nuestra tierra natal», asegura.
Todos los días, Zhang Yinxia debe repartirse entre las labores caseras, el trabajo en la escuela y la creación literaria. La presión y el cansancio a veces la llevan a pensar en renunciar. Pero entonces recuerda lo importante que es la novela para ella y para Zheng’an, y persevera.
«Yo solo soy un pequeño grano de arena en el círculo de la creación literaria en mi tierra natal, pero solo cuando muchos pequeños granos como yo se unan y formen uno solo, podremos mantener ese honor de ser la ‘Tierra de la novela’. ¿Acaso estoy equivocada?».
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