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Los olvidados de la ciencia

Por: Montero Glez

Hay científicos que han seguido los mismos pasos, alcanzado las mismas teorías, no sólo en la misma época sino también en la misma cultura

No hay casualidades, sino destinos, dejaría escrito Ernesto Sabato en una de sus novelas. Si tomamos al pie de la letra tal sentencia y con ella identificamos la realidad de la vida con la realidad de la literatura, nos encontraremos con científicos cuyos destinos han coincidido. Siguiendo los mismos pasos han alcanzado las mismas teorías, no sólo en la misma época sino también en la misma cultura.

No hay casualidades, sino destinos, dejaría escrito Ernesto Sabato en una de sus novelas

Sin ir más lejos, cuando Galileo, desde Florencia, ajustó su ojo al telescopio y descubrió cuatro objetos luminosos girando alrededor de Júpiter, otro astrónomo de nombre Simon Mayr cuyo apodo era Marius, los estaba viendo de igual manera desde Alemania aunque sus resultados científicos los hiciera públicos, cuatro años después, en un tratado de investigación que saldría a la luz bajo el título Mundus Iovialis.

La reacción de Galileo ante dicha obra fue de denuncia, acusando a Marius de plagio en su libro Il Saggiatore. Sin embargo, Marius no sólo había investigado de manera independiente los mismos cielos que Galileo, sino que fue más ajustado que Galileo en lo que se refiere a la inclinación del plano de trayectoria de los satélites de Júpiter, argumentando de una manera precisa las diferencias de latitud. Además, Marius constató que la luminosidad de dichos satélites era variable según los periodos.

Alfred Russell Wallace es el gran olvidado de la teoría de la evolución

La polémica que mantuvieron ambos científicos se solucionaría años después, bautizando a las cuatro lunas de Júpiter como lunas de Galileo cuyos nombres se corresponderían con los nombres propuestos por Marius, es decir: Europa, Io, Calixto y Ganímedes. De esta manera, con decisión salomónica, la ciencia rinde tributo al hombre que pasa desapercibido cada vez que se nombra la teoría heliocéntrica.

Otra teoría que fue concebida por partida doble y también de manera independiente, fue la teoría de la evolución. En este caso, el destino de Darwin viene unido al del naturalista inglés Alfred Russell Wallace, que es el gran olvidado de la teoría de la evolución. Para que no caiga en el olvido, aquí van unas breves notas que arrancan cuando Wallace llegó a Manaos, con 25 años.

Decidido a descubrir lugares poco explorados, se sirvió de una canoa para navegar el Amazonas hasta el cauce del Río Negro donde se sorprendió ante las diferencias entre especies vecinas de mariposas; un asombro que le llevaría a considerar que algunas especies se habían desarrollado de manera distinta. Tal y como nos dejó escrito, intuyó que existía “alguna frontera que determinase el ámbito de cada especie, alguna peculiaridad externa que marcase la línea que cada una de ellas no puede cruzar”. Al igual que Darwin, el naturalista Alfred Wallace regresaría de los trópicos convencido de que las especies relacionadas divergen a partir de un linaje común. Pero la coincidencia más azarosa vendría con otra lectura, la del clérigo inglés Thomas Robert Malthus que, con un estilo pesimista, señaló en su obra Ensayo sobre el principio de la población (1798) que la población se multiplicaba más rápidamente que la comida.

El destino se disfraza de casualidad para concebir la vida como una fábula

A partir de la citada lectura, Darwin se da cuenta de que tiene una teoría con la que trabajar pues si era cierto lo que aseguraba de Malthus, de que la población aumentaba en progresión geométrica mientras que la comida aumentaba en progresión aritmética, entonces la naturaleza actúa como una fuerza selectiva, matando a los débiles y creando especies nuevas a partir de los supervivientes que mejor consigan adaptarse a su medio. Años después de que Darwin empezase a trabajar en su casa con el chispazo malthussiano, a muchas millas de distancia, en las islas Molucas, Alfred Wallace cae enfermo y en su noche febril, entre delirios y sudores fríos, le viene a la mente el libro que leyó hace tiempo y que revelaba la teoría que en aquellos momentos experimentaba en su propio cuerpo y que decía que los más fuertes escapan de las enfermedades y que sólo los más adaptados logran sobrevivir. Con dicha revelación, Alfred Wallace convierte dudas en certezas.

De esta manera, sin estar sujeto a cálculo alguno, el objeto de la teoría de la evolución fue concebido dos veces de manera independiente por dos naturalistas que vivieron la misma época. Lo que nos lleva a suponer que, en ciertos casos, el destino se disfraza de casualidad para concebir la vida como una fábula.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/05/15/ciencia/1526369752_416734.html

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Bogotá 39: voces para contar Latinoamérica

21 Enero 2018/Fuente: El pais /Autor: FRANCESCO MANETTO

La lista de autores del continente menores de 40 años que promueve el Hay Festival de Cartagena de Indias propone una ventana a lo que une y distancia a esta generación

Gabriel García Márquez terminó de escribir Cien años de soledad a los 39. Esa es la edad de corte establecida para la selección de talentos literarios latinoamericanos promovida por el Hay Festival y que la semana que viene se presentará en Cartagena de Indias. Hablar de esta lista, Bogotá 39, implica una suerte de ejercicio de numerología. Se trata de 39 escritores de ficción que aún no han cumplido los 40. Provienen de 15 países. Sus nombres se dieron a conocer en mayo, 10 años después de la primera edición de esta iniciativa. Representan, de alguna manera, una generación. Algunas de las mejores mentes de su generación. 39 propuestas para seguir leyendo.

Entre ellos figuran el cubano Carlos Manuel Álvarez; los colombianos Felipe Restrepo Pombo (director de la revista Gatopardo), Giuseppe Caputo y Juan Cárdenas; los mexicanos Valeria Luiselli y Emiliano Monge; los argentinos Samanta Schweblin y Mauro Libertella; los peruanos María José Caro, Claudia Ulloa Donoso y Juan Manuel Robles; el dominicano Frank Báez; el ecuatoriano Mauro Javier Cárdenas; el chileno Gonzalo Eltesch. Los eligió un jurado formado por los escritores Leila Guerriero, Carmen Boullosa y Darío Jaramillo e integran una antología editada por Galaxia Gutenberg (a la venta el 31 de enero), que se propone “celebrar la buena literatura” y reflejar la diversidad de las letras latinoamericanas.

Cualquier selección de este tipo plantea preguntas e invita a formular hipótesis sobre sus hilos conductores y la naturaleza de los escogidos. Bogotá 39 no pretende ser un canon, algo que por definición solo puede existir a posteriori. Sugiere más bien una conversación generacional en la que destacan los lazos, los vínculos personales, el registro de la primera persona, la narración autobiográfica y la literatura de las pequeñas cosas, pero también la violencia, los entornos urbanos, la idea de frontera o la búsqueda de la representación política a través de códigos no convencionales.

El empeño no es nuevo. Hay una cierta historia de la literatura latino­americana contada a golpe de listas y generaciones. Del casi omnipresente boom de los sesenta a su reacción de McOndo, materializada en una antología publicada en Santiago de Chile en 1996. Lengua de Trapo lanzó en 1997 otra recopilación, Líneas aéreas, y Páginas de Espuma compila cuentos desde 2002 en su serie Pequeñas resistencias. Y si la revista Granta eligió en 2010 a los 22 narradores jóvenes en español, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) promovió el año siguiente el programa Los 25 secretos mejor guardados de América Latina, y en 2016, Ochenteros, una aproximación estética delimitada por la década del nacimiento de los elegidos. En ese hilo crítico, Bogotá 39 pretende ser una hipótesis de futuro, como lo fue la primera selección, que acertó en bastantes de los nombres que osó aventurar.

“La lista es un poco una apuesta. Pero no creo que sea cerrada, definitiva. Si hubiera pensado que aspiraba a lista canónica, no hubiera podido poner un solo voto. De haber cambiado una sola persona del jurado hubiera sido distinta”, explica Guerriero. Jaramillo considera, con todo, que hay algunos nombres indiscutibles. Uno de ellos es Valeria Luiselli, mexicana, nacida en 1983 y radicada en Nueva York. “A pesar de que hace unos años habría dicho que no hay tal cosa como una nueva generación, a medida que van pasando los años, sí es verdad que hay una conversación muy viva de autores que escriben en una misma lengua. La tengo en modo constante y profundo con gente de mi edad”, continúa. “Algunas de esas personas [de la lista] nunca las he visto, pero sí las he leído”. Y esta forma de comunicar genera un diálogo, aunque no sea literal en algunos casos, sobre la diversidad poética, de las formas, el interés por cómo abordar la actualidad, incluso las reflexiones sobre la circulación de los libros en español entre las dos orillas del Atlántico.

Bogotá 39 se publicará en colaboración con 14 editoriales independientes. Y es precisamente el papel que han desempeñado algunos pequeños sellos lo que está empezando a agitar el sector. Esta lista coincide, señala José Hamad, “con algo muy importante que revela un cambio de paradigma”. El trabajo de editoriales como la mexicana Sexto Piso —a la que Hamad se acaba de incorporar como editor tras años de trabajo como cazatalentos literario—, la argentina Eterna Cadencia o la chilena Laurel está contribuyendo a una suerte de emancipación de los narradores latinoamericanos. “Tradicionalmente, había que pasar por Barcelona o Madrid para obtener una legitimación”, continúa Hamad. Ahora “solo hay cinco autores que se publican originalmente en España en esa lista”. Solo la mitad, además, se podían encontrar hasta ahora en las librerías españolas. Las editoriales independientes han dado el primer paso para competir en sus territorios con los grandes grupos. Un fenómeno que abre la puerta a la descentralización y que supone un giro con respecto al pasado reciente.

“Un número significativo salió de escuelas universitarias de creación literaria”, continúa Jaramillo. Se dedican al oficio de escribir en distintos terrenos, del periodismo a la edición, pasando por la producción audiovisual o el teatro. Varios de ellos ya han publicado sus trabajos auspiciados por grandes grupos. Random House tiene ocho autores en la lista, aunque solo dos publicaron su primer libro con esa editorial. Y hay 13 mujeres. El jurado rechazó las cuotas preestablecidas. “Nunca pensamos cuántos hombres y cuántas mujeres teníamos que meter”, asegura Jaramillo, aunque la proporción femenina en el elenco final es más alta que la inicial. En definitiva, incide Guerriero, prevaleció la “libertad de los criterios de cada uno”.

“Creo que nuestra generación recuperó dos cosas que habían perdido prestigio y se veían con desconfianza en las anteriores: el interés por las vanguardias históricas o por las zonas poco exploradas de la tradición y la toma de posición política”, razona Juan Cárdenas. “Lo llamativo es que eso no ha significado que se nos pueda encasillar en un espacio ideológico cerrado ni en una estética precisa. Basta comparar a Emiliano Monge con Eduardo Rabasa y a estos dos con Giuseppe Caputo para ver que estamos en el mismo territorio, pero haciendo cosas muy distintas”. Este último habla de violencia en un país como Colombia, azotado por más de medio siglo de conflicto armado, desvinculándola del imaginario colectivo y planteando un dilema ético y estético: “¿Cómo podemos estar cerca de la representación de la violencia sin crear más violencia?”, se pregunta.

“Los 39 que quedamos podrían ser perfectamente otros 39, y eso habla de una calidad muy grande de lo que se escribe en el continente”, apunta Felipe Restrepo Pombo. “Los del boomtenían vínculos, fueron unidos por Carmen Balcells, fue un proyecto editorial y literario. Aquí vivimos en diferentes países, vivimos muy lejos y creo que tenemos preocupaciones diferentes. Juan Gabriel Vásquez, que formó parte de la primera selección de Bogotá 39 junto a Daniel Alarcón, Guadalupe Nettel o Junot Díaz, describe de forma gráfica esta brecha generacional, aunque lo hace con la advertencia de que se trata de una aproximación. “Una de las maneras de explicar la distancia del boom con nosotros es el cambio del gran angular al microscopio. La presa mayor del boom eran esas novelas que eran un gran fresco de una situación”. Con el paso del tiempo, muchos empezaron a echar mano de la primera persona, del punto de vista. Para Vásquez, entrar en la lista supuso comenzar una conversación con otros autores. “Lo fantástico en el descubrimiento es cuánto nos unen las diferencias, cuánto nos une la atomización de los gustos, la diferencia de intereses”.

Otro de los narradores incluidos en 2007, Ricardo Silva, considera que algo ha cambiado en la década que media entre una y otra lista: la revolución de las redes sociales, que supone un cambio de paradigma para la comunicación y, al mismo tiempo, curte a quien escribe ante el juicio, a menudo gregario, del público. “Vivimos y escribimos en una época de la inmediatez”, agrega Restrepo Pombo sobre ese feedback instantáneo que ofrecen las redes.

Gabo, en cambio, tuvo que esperar casi un año para que la editorial Sudamericana publicara en Buenos Aires las historias de los Buendía. Fue en junio de 1967. Pero entonces el premio Nobel ya había cumplido 40 años.

Hay Festival Cartagena de Indias (Colombia). Del 25 al 28 de enero.

BOGOTÁ 39 / 2017

Carlos Manuel Álvarez (Cuba)

Frank Báez (República Dominicana)

Natalia Borges Polesso (Brasil)

Giuseppe Caputo (Colombia)

Juan Cárdenas (Colombia)

Mauro Javier Cárdenas (Ecuador)

María José Caro (Perú)

Martín Felipe Castagnet (Argentina)

Liliana Colanzi (Bolivia)

Juan Esteban Constaín (Colombia)

Lola Copacabana (Argentina)

Gonzalo Eltesch (Chile)

Diego Erlan (Argentina)

Daniel Ferreira (Colombia)

Carlos Fonseca (Costa Rica)

Damián González Bertolino (Uruguay)

Sergio Gutiérrez Negrón (Puerto Rico)

Gabriela Jauregui (México)

Laia Jufresa (México)

Mauro Libertella (Argentina)

Brenda Lozano (México)

Valeria Luiselli (México)

Alan Mills (Guatemala)

Emiliano Monge (México)

Mónica Ojeda (Ecuador)

Eduardo Plaza (Chile)

Eduardo Rabasa (México)

Felipe Restrepo Pombo (Colombia)

Juan Manuel Robles (Perú)

Cristian Romero (Colombia)

Juan Pablo Ronconce (Chile)

Daniel Saldaña París (México)

Samanta Schweblin (Argentina)

Jesús Miguel Soto (Venezuela)

Luciana Sousa (Argentina)

Mariana Torres (Brasil)

Valentín Trujillo (Uruguay)

Claudia Ulloa Donoso (Perú)

Diego Zúñiga (Chile)

 

Fuente de la noticia: https://elpais.com/cultura/2018/01/19/babelia/1516376790_462513.html

Fuente de la imagen:https://ep01.epimg.net/cultura/imagenes/2018/01/19/babelia/1516376790_462513_1516379729_noticia_normal_reco

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Enfoque de China: Letras jóvenes devuelven el brillo a la «Tierra de la novela»

Asia/China/28 Mayo 2017/Fuente y Autor:spanish.xinhuanet

Lei Linyao es una joven que a sus 22 años está a punto de graduarse de la universidad. Zhang Yinxia, una experimentada maestra de primaria de 31. Hace poco, sus primeras novelas salieron a la luz en una reconocida revista literaria.

Ambas son nativas del distrito de Zheng’an, un pequeño lugar pintoresco del municipio de Zunyi de la provincia de Guizhou, en el suroeste de China.

En 2008, gracias a sus continuos éxitos en la creación literaria, Zheng’an fue distinguido por el Ministerio de Cultura con el título honorífico del «Distrito de la Cultura Folclórica y las Artes de China (Categoría novela)», o simplemente «Distrito de la Novela».

En su primer número de este año, la revista Escritores de Guizhou publicó las primeras novelas cortas de tres jóvenes estrellas de las letras de Zheng’an, entre ellas Lei Linyao (La nevada de aquel año) y Zhang Yinxia (Higo).

Zheng’an es un distrito relativamente atrasado, pero esto no le ha impedido convertirse en una tierra de renombre por sus éxitos en la creación novelesca, y por su inusual número de escritores.

Desde mediados del siglo pasado, Zheng’an ha sido la cuna de muchos novelistas destacados, como Wen Zhiqiang, Shi Ding, Zhao Jianping y Wang Hua.

De ellos el más reconocido es Shi Ding, quien fue el primer autor nacido allí que ganó varios premios nacionales y llegó a obtener fama internacional. Incluso, vio publicadas sus obras fuera de China en inglés, japonés, italiano y tailandés.

A finales del siglo pasado, en medio del furor del desarrollo económico del país, una excesiva concentración en ese aspecto hizo que se descuidaran el desarrollo cultural y la creación artística. Entonces Zheng’an perdió brillo, y su creación literaria no era tan vigorosa como antes.

En los últimos años, con el apoyo del gobierno distrital y con los esfuerzos de la comunidad de escritores y aficionados locales, la situación ha empezado a cambiar. Cada día más gente se suma a la reconstrucción de la gloria de la tierrra de la creación literaria.

«Cuando estaba en el tercer año de la universidad, un escritor anciano, a pesar de tener ya 80 años hizo un largo recorrido para ir a visitarme. Me dijo que había leído un texto mío y que le alegraba ver nuevas caras en el mundo de la creación literaria, que, según él, eran el futuro y la esperanza de las letras de Zheng’an», recuerda Lei Linyao, quien estudia en la Universidad Normal de Guizhou.

La chica dijo que las palabras del anciano escritor tocaron lo más hondo de sus sentimientos. Sintió que de la «Tierra de la novela» empezaba a brotar de nuevo las palabras, y que escribir ya iba más allá simplemente del honor, que se convertía en una presión, en la necesidad de «hacer algo».

En realidad, no era la única que estaba pensando así, y por esa época ya muchos lugareños habían puesto manos a la obra. Entre ellos, Lei tiene palabras especialmente halagüeñas para un escitor de origen campesino llamado Qin Chaoguo, quien con frecuencia visitaba al padre de ella para que juzgara sus manuscritos.

«El es un campesino auténtico, sin mucho dinero, vestido humildemente, y sus pantalones suelen estar sucios debido a sus labores agrícolas y a la mala condición de los caminos. Pero su dedicación a las letras es conmovedora», dice la joven.

Según Lei Lin, presidente de la Asociación de Escritores de Zheng’an, el distrito tiene 11 escritores registrados a nivel nacional, más de 20 a nivel provincial, más de 60 a nivel municipal y más de 400 a nivel distrital. Hasta ahora ellos han creado en total más de 110 novelas largas y medianas, y más de 1.000 novelas cortas y mini-novelas.

Para Lei Linyao, la creación novelesca es un trabajo que causa mucho sufrimiento. Por un personaje, por un drama, porque se tiene que repensar mucho; incluso ha llegado a soñar que la novela es real y ella es una protagonista. Convertirse en parte de las historias es, asegura, «una tortura».

Por su parte, Zhang Yinxia, la profesora de primaria, también cree que la creación literaria «duele».

Zhang es una profesional escritora y también es ama de casa. Ahora está trabajando en su nueva novela, «Flores brotan en un lugar lejano».

«Ya he escrito la mitad, pero creo que la estructura de la historia no está bien. Por eso necesito empezar de nuevo reescribirla».

«No tengo pistas, me niego a mí misma, incluso desconfío de mí misma. No estoy segura de si podré componerla nuevamente», se lamenta.

«Verdaderamente los autores somos gente que sufre. La vida real ya es muy compleja, pero nosotros además nos dedicamos a crear desesperadamente un mundo espiritual. Lo hacemos por el honor y la prosperidad de la novelística de nuestra tierra natal», asegura.

Todos los días, Zhang Yinxia debe repartirse entre las labores caseras, el trabajo en la escuela y la creación literaria. La presión y el cansancio a veces la llevan a pensar en renunciar. Pero entonces recuerda lo importante que es la novela para ella y para Zheng’an, y persevera.

«Yo solo soy un pequeño grano de arena en el círculo de la creación literaria en mi tierra natal, pero solo cuando muchos pequeños granos como yo se unan y formen uno solo, podremos mantener ese honor de ser la ‘Tierra de la novela’. ¿Acaso estoy equivocada?».

Fuente de la noticia: http://spanish.xinhuanet.com/2017-05/26/c_136318271_2.htm

Fuente de la imagen:ish.xinhuanet.com/2017-05/26/136318271_14958051711961n.jp

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América Latina, en 39 talentos literarios.

Por: Francesco Manetto/ El País. 12/05/17

El Hay Festival presenta su canon para el futuro de escritores menores de 40 años, como la mexicana Valeria Luiselli o la argentina Samanta Schweblin, una década después del anterior.

Tienen menos de 40 años y representan a 15 países de América Latina. Pero su trabajo trasciende la geografía y aspira a coincidir, sin más, con la buena literatura. Sin fronteras. El Hay Festival anunció ayer la lista de los 39 mejores autores de ficción de la región bautizada como Bogotá 39. Son, entre otros, el cubano Carlos Manuel Álvarez; el ecuatoriano Mauro Javier Cárdenas, los colombianos Felipe Restrepo Pombo, director de la revista Gatopardo, Giuseppe Caputo o Juan Cárdenas; el chileno Gonzalo Eltesch; los peruanos María José Caro, Claudia Ulloa Donoso y Juan Manuel Robles; los argentinos Mauro Libertella o Samanta Schweblin; los mexicanos Valeria Luiselli o Daniel Saldaña París. Son algunos de los nombres de esta suerte de canon literario, presentado en la Feria del Libro de Bogotá (FILBO), cuya primera selección fue difundida hace diez años en la misma ciudad y proyectó a escritores como Daniel Alarcón, Guadalupe Nettel o Juan Gabriel Vásquez, “ayudándoles a darse a conocer fuera de sus países e incluso del mundo hispano”.

COLOMBIA Y MÉXICO LIDERAN LA LISTA

D. M. P.

Con siete escritores, México es el país más representado, seguido de Colombia con seis, en la lista de autores organizada por el Hay Festival. Cuatro mujeres, tres hombres, distintas voces narrativas, pero todos de un mismo lugar: Ciudad de México. “Lamento el sesgo centralista pero yo los llamaría generación ciempiés, porque tiene muchas patas por muchos lados”, dice Carmen Boullosa, la jurado mexicana, que precisa que los miembros del comité —de Argentina, Colombia y México— no tuvieron un voto nacional: “la selección tuvo un ojo latinoamericanista”.

Menos una —Gabriela Jauregui— los seleccionados mexicanos coinciden con una lista similar auspiciada hace dos años por la Feria del Libro de Londres. “Todos han leído mucho, han viajado, tienen una prosa eficaz y sofisticada, marcada por la realidad mexicana pero con una aspiración universal”, cierra Boullosa.

De la crónica a los límites de la ciencia ficción, el Hay Festival ha buscado resaltar “el talento y la diversidad de la producción literaria en la región” que quedará plasmada en enero de 2018 en una antología de relatos o extractos de novelas. Las nuevas voces de América Latina escriben en español, en portugués, en inglés, traducen, trabajan como profesores, editores, periodistas. El objetivo de esta selección consiste en última instancia en “facilitar la circulación de su obra” con la ayuda de sellos independientes y en alentar su difusión a través de conferencias y eventos en colegios, universidades o centros culturales. La organización pretende así “vincular literatura de calidad con editoriales locales relevantes”. También está prevista una traducción al inglés que publicará la editorial Oneworld.

Los autores elegidos en 2007 fueron los encargados de elaborar una preselección de nombres a los que sumaron las propuestas presentadas por 80 editoriales de grandes grupos e independientes. El jurado, formado por Darío Jaramillo, Leila Guerriero y Carmen Boullosa, tuvo que escoger finalmente entre más de 200 escritores. “Lo único que se miró fue la calidad”, explica Guerriero, para quien “la conversación con el jurado fue fantástica, de una cordialidad increíble incluso en los desacuerdos”. Ese es, en el fondo, el único criterio que rige la lista de Bogotá 39. La buena prosa. Una marca que rompe los moldes de la concepción tradicional de las letras de la región. “Aunque me parece muy interesante que sea una selección latinoamericana porque le da una potencia de representación, la buena literatura no es norteamericana ni latinoamericana”, razona la periodista y escritora argentina.

NARRADORES DE 15 PAÍSES

Carlos Manuel Álvarez (Cuba)

Frank Báez (República Dominicana)

Natalia Borges Polesso (Brasil)

Giuseppe Caputo (Colombia)

Juan Cárdenas (Colombia)

Mauro Javier Cárdenas (Ecuador)

María José Caro (Perú)

Martín Felipe Castagnet (Argentina)

Liliana Colanzi (Bolivia)

Juan Esteban Constaín (Colombia)

Lola Copacabana (Argentina)

Gonzalo Eltesch (Chile)

Diego Erlan (Argentina)

Daniel Ferreira (Colombia)

Carlos Fonseca (Costa Rica)

Damián González Bertolino (Uruguay)

Sergio Gutiérrez Negrón (Puerto Rico)

Gabriela Jauregui (México)

Laia Jufresa (México)

Mauro Libertella (Argentina)

Brenda Lozano (México)

Valeria Luiselli (México)

Alan Mills (Guatemala)

Emiliano Monge (México)

Mónica Ojeda (Ecuador)

Eduardo Plaza (Chile)

Eduardo Rabasa (México)

Felipe Restrepo Pombo (Colombia)

Juan Manuel Robles (Perú)

Cristian Romero (Colombia)

Juan Pablo Roncone (Chile)

Daniel Saldaña París (México)

Samanta Schweblin (Argentina)

Jesús Miguel Soto (Venezuela)

Luciana Sousa (Argentina)

Mariana Torres (Brasil)

Valentín Trujillo (Uruguay)

Claudia Ulloa Donoso (Perú)

Diego Zúñiga (Chile)

Pese a que resulta más que complejo trazar un mapa de las inquietudes y las prioridades de una generación, los autores de Bogotá 39 las muestran en buena medida a través de sus obras. Las temáticas políticas, por ejemplo, se desdibujan para dejar paso al universo de los lazos personales. Incluso, observa Leila Guerriero, en países azotados por el conflicto armado con la guerrilla como Colombia, la dimensión social pasa de alguna manera a un segundo plano. “Sí aparecen mucho los vínculos”. Los vínculos de pareja o entre padres e hijos se convierten en un terreno para hilar relatos. “Con dos opciones. Una es la autoficción desde la voz infantil. Y la otra es la infancia revisada desde el adulto”.

Del mismo modo, las historias se desarrollan preferentemente en entornos urbanos. “Casi nada transcurre en lo rural, con algunas muy hermosas excepciones”, prosigue la escritora, que destaca en este elenco “la potencia de la voz de las mujeres, con carácter, desparpajo y valentía para la prosa, la experimentación”.

En definitiva, Bogotá 39 celebra una pluralidad de miradas que va más allá de una supuesta matriz identitaria. “Me cuesta mucho pensar la literatura como una sola voz”, dice Giuseppe Caputo, cuya primera novela, Un mundo huérfano (Random House) ha sido editada en España. ¿No existe, para un escritor joven, una voz propia de la región? “Me hace esa pregunta e imagino luz pasando por un prisma, luego refractada, reflejada y descompuesta. La luz podría ser deseo de creación. El prisma, el pasado y el presente de cada región. En el caso de América Latina, un pasado y un presente atravesado por la migración y, por tanto, por la hibridez, pero también lleno de experiencias de vida intolerables. La luz refractada, el arcoíris, podría ser el deseo de creación convertida en la diversidad de voces que conforman la literatura”.

La literatura latinoamericana es infinita”, opina Juan Cárdenas. “Es un universo completo comunicado con otros universos, así que no creo que se pueda hablar de una especificidad y mucho menos de una familia: esa metáfora del clan cerrado, como de sociedad primitiva, se le queda demasiado corta, no le hace justicia a algo tan vasto”.

“También”, continúa Caputo, “me cuesta mucho pensar la literatura en términos de familia, al menos en términos de familia biológica o de familia tradicional”. “Me parece que ese modelo está en desuso y que es la bandera que está alimentando los nuevos fascismos”, dice en referencia a la pertenencia a una comunidad literaria latinoamericana. “Mucho más interesante pensar en la creación de otras comunidades, comunidades que se alimentan de otras tradiciones. Para mí, la literatura es eso: poder crear diálogos y comunidades diversas y extrañas. Trascender los lazos biológicos, poder salirse de la casa de la infancia”.

¿Y el futuro? “El futuro de la literatura latinoamericana solo puede estar en un astuto reposicionamiento de las distintas piezas que conforman su tradición”, agrega Cárdenas. “La tradición se sueña, se proyecta en el tiempo, como una imagen siempre nueva del pasado”.

Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2017/05/05/actualidad/1493956689_793884.html

Fotografía: FERNANDO VICENTE

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Carolina Vásquez Araya: “Para inspirarse no hay mejor entorno que nuestros países en crisis constante»

Por Pressenza

Quisimos entrevistar a otra columnista permanente de nuestro medio, la chilena Carolina Vásquez Araya, radicada en Guatemala desde hace años.

Pressenza: ¿En qué valores te formaste, cuáles resultaron ser para tí los temas más importantes, intransables, que buscan abrirse paso a través de tus lineas?
Carolina: Nací y crecí en Chile, un país que en los años 50 y 60 estaba concentrado en sí mismo, en su propio desarrollo y en donde la educación tenía un gran valor, un país hasta cierto punto aislado del resto del mundo y donde el modelo a seguir era Europa y su cultura. De hecho, en mi familia predominaba una visión de futuro en función de las cualidades intelectuales y no se consideraba importante la posibilidad de embarcarse en otras actividades, tales como la tecnología o los negocios. De ese modo, en mi niñez todo parecía girar alrededor de una valoración extrema de ciertos principios, siempre en función de lo que podías lograr por medio de una formación eminentemente académica.
Esa etapa marcó mi visión de las cosas de manera bastante particular, pero también me prestó una perspectiva crítica de la vida y de los acontecimientos, algo muy útil en los tiempos que vivimos. De ese germen fue creciendo un interés particular por los temas culturales, predominantes en mi trayectoria durante muchos años, evolucionando hacia un enfoque mucho más integral de la realidad.
Pressenza: ¿Cómo haces para inspirarte y ponerte ante el teclado con tanta frecuencia?
Carolina: Durante algunos años escribí y publiqué una columna sobre temas culturales de lunes a sábado y no podía –ni quería- dejar de hacerlo. Eso, quizá, más la rutina del trabajo periodístico y la presión de escribir a diario sobre distintos temas, me ayudó a crear un hábito que se fue transformando en una vía indispensable de expresión. Mi columna en un periódico guatemalteco de gran influencia tiene ya 25 años de existencia y hasta finales de 2015 se publicó 2 veces por semana. Desde enero de este año tiene frecuencia semanal.
En cuanto a la temática, para inspirarse no hay mejor entorno que nuestros países en crisis constante. El crimen, la violencia, la discriminación y el racismo, las profundas desigualdades y el abuso de poder de ciertos sectores configuran un escenario al cual no te puedes sustraer. Te invade, te impulsa a sumarte a la denuncia porque de otro modo de nada sirve tu capacidad para elaborar un texto. Es una gran responsabilidad para quienes tenemos el privilegio de ver nuestro pensamiento plasmado en la prensa escrita o en un archivo digital.
Pressenza: ¿De qué modo percibes a quienes te leen con regularidad, recibes algún feed-back, o imaginas a esos lectores? ¿Para quién escribes?
Carolina: Recibo comentarios y por lo general son muy positivos. Cuando alguien reacciona de manera negativa a mis escritos intento comprender el porqué de esa reacción. Todo escrito refleja una visión personal de quien lo elabora y no representa necesariamente el sentir universal de los lectores. De ahí que debo ser extremadamente sensible a las reacciones para no traspasar esa línea entre mi concepto de la verdad y el de los demás. Evitar esa forma de arrogancia resulta esencial para mantener la cordura.
Pressenza: ¿Has publicado alguna vez tus columnas en formato libro, o solamente las difundes por nuestra agencia y por otros plataformas virtuales?
Carolina: Alguna vez, hace ya mucho tiempo, edité un libro con columnas sobre cultura. Ahí lo tengo guardado y jamás terminé el proyecto, nunca lo mandé a imprimir. Han sido muchos años de escribir con una frecuencia tan estricta que prácticamente se ha vuelto un estilo de vida al cual he dedicado mucha energía, pero no estoy segura de que una selección de columnas de opinión tenga valor literario en sí misma. Sin embargo, no dudo de su valor como espejo de una época en la cual han sucedido acontecimientos de enorme trascendencia. Quizá sea ése mi gran proyecto futuro. Desde hace algunos años alimento un blog con mis escritos (http://www.carolinavasquezaraya.com), con la esperanza de que algún día despierte el interés de quienes deseen conocer mi pensamiento.
Pressenza: ¿Qué sería para tí lo más importante, la aspiración mayor a lograr con tus palabras en el año entrante?
Carolina: Durante años he observado la vida política y social de Guatemala y de otros países de nuestro continente, por lo cual puedo decir con total convicción que las palabras no bastan para alcanzar cambios significativos en sociedades tan complejas y trastornadas como las nuestras. Los problemas sobrepasan cualquier iniciativa de cambio en niveles mucho más estructurados, como son los sistemas de justicia, los controles administrativos del Estado, la fiscalización de la recaudación tributaria o la reforma de los sistemas de salud y educación. En este sentido, la prensa solo puede contribuir a informar, analizar y denunciar, pero la verdadera incidencia en los cambios corresponde a la ciudadanía.
Pressenza: Finalmente, Carolina, cómo percibes tu a Pressenza y qué tal ha sido tu relación hasta ahora…
Carolina: Pressenza es ejemplo de una plataforma moderna, orientada hacia un público diverso. El gran valor de un medio digital como Pressenza es su enorme potencial divulgativo y su capacidad para brindar espacio a quienes enfocan su análisis en el desarrollo de nuestros pueblos. Es una plataforma solidaria a la cual agradezco la publicación de mis columnas y le deseo el mayor de los éxitos.
Pressenza: ¿Hay algo más que quisieras decirnos?
A veces, nuestros esfuerzos parecen estériles y en algún momento sentimos impotencia ante la enorme labor que nos espera. Sin embargo los avances existen, se perciben en cambios muchas veces insignificantes pero reales. El solo hecho de expresarnos libremente es un derecho que hace tres décadas no teníamos en la mayoría de nuestros países. Siempre miremos hacia el pasado para redondear nuestra perspectiva y dar sentido a nuestras metas. Gracias, Pressenza, por darme la oportunidad de compartir con ustedes esta travesía.
Pressenza: ¡Muchas gracias a ti, Carolina!
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El Salvador: UNESCO declara Legado de Salarrué Patrimonio de América Latina

El Salvador/ www.lapagina.com.sv / 30 de Noviembre de 2016

El archivo del escritor salvadoreño Salvador Salazar Arrué (Salarrué), fue incluido hoy en el registro regional del Programa Memoria del Mundo por el Comité Regional para América Latina y El Caribe de la UNESCO.

El Archivo de Salvador Salazar Arrué, Salarrué,  ingresó al Registro Latinoamericano de Memoria del Mundo de la UNESCO, por decisión unánime del MOWLAC, el Comité encargado de evaluación de las propuestas, reunido recientemente en Mar de Plata, Argentina. La decisión de esta instancia de la UNESCO, consideró este acervo  bajo la custodia del Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI), como un archivo único e irremplazable,  un Fondo Documental conformado por centenares de documentos que constituyen parte de la rica y amplia producción intelectual, artística, y literaria de Salarrué, entre la cual se encuentran cuentos, poemas, ensayos, teatro, novelas, artículos cortos, letras de canciones y algunas partituras. Así mismo 1.083 artículos sobre temas culturales publicados en diferentes periódicos nacionales y extranjeros.

El MUPI resguarda 1.122 cartas, las cuales reflejan una serie de acontecimientos históricos que se dieron durante la fluida comunicación personal que mantuvo con familiares y amigos, así como intelectuales latinoamericanos. También se encuentran correspondencia de carácter oficial, escritas en sus tiempos de director de la Sala Nacional de Exposiciones, como periodista, y luego como diplomático en Nueva York.

Su biblioteca personal cuenta con 1.017 títulos, donde destacan las primeras ediciones de libros autografiados por escritores latinoamericanos como Gabriela Mistral o Juan Rulfo.  Biblioteca que permite conocer sus referencias artísticas, y redes intelectuales y filosóficas del continente. Se resguardan registros sonoros grabados por Salarrué y su familia, composiciones musicales, así como material audiovisual con entrevistas a sus hijas en diferentes etapas donde aportan datos sobre su padre.   La obra pictórica esta compuesta por 250 piezas, entre pinturas, bocetos, dibujos y esculturas de Salarrué.  El archivo fotográfico está compuesto por 485 fotografías, que muestran facetas de su vida artística en El Salvador y Nueva York, contiene imágenes de personajes integrantes de las redes de intelectuales de su época.

Este legado fue entregado por la hija del artista que habitaba la casa familiar en ruinas, Maya Salarrué, quien para su rescate en 1994 le otorgó al amigo de su padre el pintor  Ricardo Humano y quien posteriormente lo entrega en 2003 al Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI) para su conservación y difusión.

Como resultado de su decimoséptima reunión anual, el Comité Regional para América Latina y el Caribe del Programa Memoria del Mundo de la UNESCO anunció 21 nuevas incorporaciones al Registro Regional, entre las que se encuentran, entre otros documentos, la Carta de Jamaica, escrita por Simón Bolívar, y los Archivos de la Comisión de la Verdad del Perú.

Fuente: http://www.lapagina.com.sv/nacionales/123522/2016/11/25/UNESCO-declara-Legado-de-Salarrue-Patrimonio-de-America-Latina

 

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España: Programa especial en conmemoración del Día de las Bibliotecas en Jerez #JerezSinFronteras

España/24 de Octubre de 2016/jerezsinfronteras.es

Se desarrollarán del 24 hasta el 29 de octubre y se centralizarán en la Biblioteca Municipal Central.

Con motivo de la conmemoración del Día de las Bibliotecas, el 24 de octubre, Jerez organiza una programación especial con actividades dirigidas a todos los públicos, que se desarrollará hasta el 29 de octubre y se centralizarán en la Biblioteca Municipal Central.

El lunes 24 de octubre, a las 18 horas, la sala infantil de la Biblioteca Municipal Central acogerá el Cuentacuentos ‘Majo el Rinoceronte’, que correrá a cargo de Carlos Hermoso Ríos. La asistencia es libre hasta completar aforo.

Ese mismo día, a las 19 horas, se inaugura en la galería de exposiciones ubicada en la segunda planta la muestra ‘Imágenes Africanas: el Norte de África a través de cuatro artistas jerezanos. Manuel Esteve, Teodoro N. Miciano, Carlos Gallegos y Justo Lara ‘Ponito’. Esta muestra, que pone en valor el nutrido fondo documental de la biblioteca sobre el norte de África, estará abierta hasta el 28 de febrero.

La presentación del libro ‘El Greco: enigmas y delirios’ publicado por la Editorial Unamuno y obra de los escritores jerezanos Aurelia M. Romero Coloma y Francisco Doña es la actividad programada para el miércoles 26 de octubre. A las 19 horas, también en la Biblioteca Central.

Y el sábado 29 de octubre, a las 11 horas, en la Sala Multiusos de estas instalaciones se celebra una sesión de cuentacuentos, esta vez en inglés, con la historia ‘Phantom Manor’, en colaboración con Kids&Us. Con asistencia libre hasta completar aforo.

En 1997 la Asamblea General de la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil decide instituir el 24 de octubre como “Día de las Bibliotecas”, en recuerdo de la destrucción de la Biblioteca de Sarajevo. En la noche del 26 de agosto de 1992, cientos de miles de libros y catálogos fueron destruidos en pocas horas en un devastador incendio causado por la guerra. Tras años de reconstrucción esta Biblioteca, una de las más bellas del mundo, volvía a abrir sus puertas en 2014 como símbolo de tolerancia y libertad.

Información sobre la exposición de imágenes africanas

Con una selección de la obra de cuatro importantes artistas jerezanos, la biblioteca da a conocer una parte de la importante sección de temática africana, con libros, cartografía, fotos, dibujos y colecciones de revistas que conserva en sus fondos y que, fundamentalmente, se formó con las donaciones de legados familiares como los de Primo de Rivera, Tomás García Figueras o José Soto Molina.

Las colecciones conservadas de las Revistas África y Mauritania son en la actualidad una importante fuente de información sobre los antiguos territorios de administración española en el Norte de África y Golfo de Guinea, según informa Ramón Clavijo, director de la Biblioteca Central, en los textos que acompañan a la muestra.

Durante muchos años las portadas de las revistas mencionadas reprodujeron dibujos de cuatro artistas jerezanos: Teodoro Miciano, Manuel Esteve, Carlos Gallegos y Justo Lara Garzón ‘Ponito’ que el paso del tiempo, pese a la calidad y variedad de las obras reproducidas, ha ido sumiendo en el olvido.

En la actualidad los mencionados dibujos de estos artistas, no sólo nos dan una visión singular de aquellos territorios durante la primera mitad del siglo XX (1929/1943), sino que, además, aportan hoy nuevos datos sobre la producción pictórica de estos relevantes artistas.

Según recoge Antonio Mariscal Trujillo en la información sobre esta exposición, Manuel Esteve Guerrero (Jerez, 1905-1976), nieto del afamado arquitecto valenciano afincado en Jerez, José Esteve López, comenzó en 1927 su actividad docente en el Instituto Padre Luis Coloma en calidad de profesor agregado de Letras y en 1931 es nombrado Director de la Biblioteca Municipal, donde desarrolló una ingente labor al catalogar sus fondos y crear un completo fichero inexistente hasta aquellos momentos. No obstante, su mayor aportación a la cultura e historia local fueron sus trabajos en el yacimiento arqueológico de Asta Regia. Además de su labor docente e investigadora, Esteve tenía gran afición al dibujo.

Un original suyo para el cartel de la Feria de mayo de 1941 ganó el premio correspondiente a aquella edición. También participó en la fundación del Centro de Estudios Históricos Jerezanos, así como en la Academia Jerezana San Dionisio. Fue académico correspondiente de la Real de Bellas Artes y de la de San Fernando de Sevilla, así como de la Hispano Americana de Cádiz.

Esteve presentó sus trabajos en diversos congresos y publicó no menos de treinta y cinco de ellos en las más prestigiosas revistas especializadas. De entre ellas pueden citarse: Antigüedades jerezanas (1934), Las excavaciones de Asta Regia (1942), Guía breve de la colección arqueológica de Jerez (1961), El casco urbano de Jerez de la Frontera (1962), Ceret y Asta Regia, dos ciudades distintas (1964). También dejó su Guía Oficial de Arte (1932), varias veces reeditada y principal referente de este tema en Jerez durante la mayor parte del siglo XX.

Teodoro Nicolás Miciano Becerra (Jerez, 1903 – Italia, 1974) nació el 26 de diciembre de 1903 en la calle Corredera, 53. Tal y como relata Antonio Mariscal Trujillo en la documentación de la exposición, cuando contaba diez años de edad sus padres deciden emigrar a Argentina en busca de nuevos horizontes económicos y para que los estudios de su hijo no se viesen perjudicados, optan por dejarlo a cargo de su tío y padrino Nicolás Soro, pintor afamado. En 1914 comienza sus estudios medios en el Instituto General y Técnico, y en 1920 marcha a Sevilla, donde ingresa en su Facultad de Ciencias simultaneando estas clases con las de la Escuela de Artes y Oficios. En 1925 Teodoro Miciano vuelve a Jerez como profesor de la Escuela de Artes y Oficios Artísticos.

En dicha época colabora con las revistas Mediodía, Litoral y en la del Ateneo Jerezano. Desde 1927 a 1936 pasa a trabajar como director artístico de “Nueva Litografía Jerezana”, empresa que años después sería absorbida por “Litografía Jerez Industrial”. En agosto de ese último año contrae matrimonio con Francisca Germá, marchándose ambos a Madrid para trabajar en la revista Mundial, pero la Guerra Civil truncó su proyecto, teniéndose que quedar refugiados en casa de unos amigos durante el tiempo que duró la contienda.

En 1940 regresa a Jerez, siendo detenido a los pocos días de llegar y condenado en juicio a 20 años de prisión. Se le acusaba de un delito de auxilio a la rebelión, por el hecho de haber figurado en 1936 en la lista de apoderados de un candidato de izquierdas. Tres años cumpliría de dicha condena.

Pudo salir en libertad condicional en 1943. Tras estos penosos años en la cárcel se marcha a Barcelona, para dar clases en la Escuela del Libro. Ello le permitió introducirse en los círculos bibliófilos de la Ciudad Condal, en la que es galardonado con varios premios por sus grabados. En 1958 se establece definitivamente en Madrid al ganar por oposición la cátedra de Litografía de la Escuela Superior de Artes Gráficas. Al año siguiente ocuparía la cátedra de Dibujo e Ilustración de la Escuela Superior de Bellas Artes. La etapa madrileña de Miciano fue muy prolífica, llegando a exponer en la Biblioteca Nacional, colaborar con la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre en el diseño de billetes de 100 pesetas, obtener por dos veces el Premio Nacional de Grabado y ser nombrado artista de la ONU.

Fue Académico de la Real de Bellas Artes de Madrid, de la de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, y de la Jerezana de San Dionisio. Como grabador dominó todas las técnicas conocidas, destacando de manera especial como xilógrafo. Magnífico ilustrador de libros. En 1974 obtuvo el primer premio de grabados en la Bienal de Florencia.

Carlos Gallegos García Pelayo (Jerez, 1909-Algeciras, 1962) fue alumno de Nicolás Soro y de Manuel Agreda, en la Escuela de Artes y Oficios de Jerez de la Frontera. Continuó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Cádiz con Federico Godoy y fue titulado por la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid en 1936.

Según recoge Ramón Clavijo en la documentación sobre la exposición, Gallegos fue profesor de dibujo en Jerez, Valdepeñas, Tetuán y Algeciras. Comendador de la Orden de la Medhauia por los servicios prestados al reino de Marruecos. Colaboró con Teodoro Miciano en la elaboración del cartel premiado para la corrida de la prensa de Madrid en 1935. Fue en este último aspecto un afamado cartelista, que recibió numerosos premios y así lo atestiguan los carteles premiados para sucesivas Ferias de Primavera de Jerez de los años 1935, 1947 y 1948.

Pero su labor artística más destacada se relaciona con la ciudad de Tetuán, en el antiguo Protectorado español de Marruecos, donde fue el cabeza visible de una escuela pictórica denominada con el nombre de dicha ciudad. De esta etapa proceden sus mejores obras en las distintas técnicas artísticas que cultivó, tanto en pintura, grabados, murales y los numerosos dibujos que finalmente ilustrarían numerosas portadas de las revistas África y sobre todo Mauritania, en la que sustituyó como ilustrador al gran Bertuchi.

Menos conocido que los anteriores artistas, Justo Lara Garzón ‘Ponito’ (Jerez 1910- Jerez ¿ ?) destacó en su juventud en una disciplina que nada tenía que ver con la pintura como es la radio, trabajando como locutor junto a su hermano periodista, en los inicios de Radio Jerez. En la información desarrollada por Ramón Clavijo, consta que sus dotes para el dibujo le llevaron a desarrollar una prolífica carrera profesional, pero orientada especialmente en el campo de la publicidad, diseñando etiquetas para las casas bodegueras, como también hicieron Miciano o Carlos Gallegos, para finalmente fundar y dirigir su propia empresa de diseño publicitario.

Sus dibujos y acuarelas para la Revista África, en tiempos de la Segunda República, son poco conocidos pero, de una calidad equiparable a la de los grandes artistas que protagonizaron muchas de sus portadas, algunos de los cuales se exponen en esta muestra.

Fuente: http://www.jerezsinfronteras.es/programa-especial-dia-de-las-bibliotecas-en-jerez/

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