Por: Cristina Bazán
El surgimiento de nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial (IA), también ha cambiado y exacerbado la forma en la que se ejerce violencia contra las mujeres en América Latina y esto se ha convertido en una de las principales preocupaciones del Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, más conocida como Belém do Pará.
“Tenemos que alertar a los Estados de que estamos a puertas de una nueva situación, que es la inteligencia artificial. Y la inteligencia artificial, como cualquier otra plataforma, también puede reproducir violencia, desde la identificación de algoritmos que pueden discriminar o situaciones de control hacia las mujeres”, afirma en una entrevista con Efeminista la presidenta del Comité, Marcela Huaita.
Aunque los datos sobre la violencia en línea hacia las mujeres son escasos en la región, algunos estudios locales y mundiales ya evidencian la magnitud de esta nueva forma de violencia: solo en México, 95 de cada 100 víctimas de violencia digital son mujeres y que 8 de cada 10 personas agresoras (identificadas) son hombres. Mientras que la relatora especial sobre la violencia contra la mujer de Naciones Unidas dijo en un informe en 2018 que el 23% de las mujeres y las niñas ha sufrido abuso o acoso en línea al menos una vez en su vida, y que por lo menos 1 de cada 10 ha sufrido alguna forma de ciberviolencia desde los 15 años.
Sin embargo, la también exministra de la Mujer de Perú, dice que la protección que otorga esta pionera Convención, que este 9 de junio cumple 29 años, está más vigente que nunca, a pesar del auge de nuevas formas de violencia, y que son los países los que deben empezar a cumplir con las obligaciones que tienen y trabajar para prevenir y erradicar la violencia, especialmente desde la educación.
29 años de la convención Belém do Pará
Pregunta: La Convención cumple 29 años, ¿qué importancia ha tenido este instrumento en la prevención de la violencia contra las mujeres en la región?
Respuesta: La importancia de la Convención es muy grande no solamente porque ha tenido repercusión a nivel de América Latina sino porque es la primera convención que aborda esta problemática en el mundo y que marca un parámetro que luego lo siguen otras regiones como Europa, que después de algunos años logra tener una convención similar.
Esta Convención surge del convencimiento de los Estados en la región de que deben intervenir para prevenir la violencia contra las mujeres y del esfuerzo en todos nuestros países de organizaciones de mujeres, porque nace de las organizaciones de la sociedad civil.
En segundo lugar, yo diría que para efectos de la prevención es clave generar diagnósticos y conocer y profundizar la problemática. La Convención habla de la violencia que se puede dar en el marco de la familia, en el marco de la comunidad y también la violencia que puede ser consentida o perpetrada por el Estado, en estas dimensiones podemos identificar diferentes situaciones en que los Estados tienen que abordar esta violencia haciendo no solo un trabajo de atención de las víctimas sino especialmente de prevención para hacer que la comunidad reconozca las diferentes formas en que esa violencia se produce.
La inteligencia artificial y la violencia contra las mujeres
P: ¿Qué temas o tipos de violencia son los que más le preocupan al Comité de Expertas?
R: La violencia, lamentablemente, reviste de diferentes formas y a raíz de la pandemia surge con mayor nitidez cómo la violencia, que es una práctica social, va a utilizar las herramientas que la sociedad tiene. Entonces pasamos de una interacción cara a cara a una interacción virtual, pero la violencia va a estar presente y se transforma ¿por qué? Porque lo que no se está transformando son estas visiones, esta cosmovisión, en donde todavía las mujeres tenemos un rol subordinado en la mirada de la sociedad.
Entonces una de las cosas en las que nos hemos venido pronunciando y haciendo algunas investigaciones y guías es justamente la violencia en el espacio virtual, que se ha colocado como un tema muy fuerte en el contexto de la pandemia y que nos preocupa porque se ha acelerado la exposición de niñas y adolescentes a estas plataformas virtuales, que por un lado pueden dar muchas oportunidades, pero por otro lado ya hay investigaciones que nos dicen que son estas plataformas virtuales las que pueden generar el contacto con redes de trata, a través de las redes sociales puede haber una serie de situaciones de violencia a mujeres que se expresan, por ejemplo, en Twitter o también el tema de las imágenes, que ahora es tan fácil compartir imágenes que pueden ser degradantes para las mujeres y que circulan sin autorización. Esto nos preocupa.
También tenemos que alertar a los Estados de que estamos a puertas de una nueva situación, que es la inteligencia artificial. Y la inteligencia artificial, como cualquier otra plataforma, también puede reproducir violencia, desde la identificación de algoritmos que pueden discriminar o situaciones de control hacia las mujeres, porque finalmente esto lo manejan personas que pueden trasladar el mismo sexismo o pueden desarrollar programas de ciberacoso o incluso situaciones como manipulación de imágenes o crear imágenes pornográficas a partir de datos.
Lo que no hemos cambiado todavía y que necesitamos seguir profundizando es este trabajo del cambio de la mentalidad. Aquí hay una responsabilidad del Estado, pero también hay una responsabilidad en todas las organizaciones de la sociedad.
P: ¿Y cómo esta convención, creada hace casi 30 años, puede seguir protegiendo a las mujeres y estar vigente ante estas nuevas formas de violencia?
R: La Convención y en general los tratados son documentos vivos, que si bien son suscritos por los Estados en un momento dado su contenido se va actualizando a través de la interpretación que dan los comités monitores de estos tratados. En nuestro caso, nosotras como Comité que hace el seguimiento de los Estados en relación con la Convención tenemos varios informes temáticos y especialmente cuatro recomendaciones generales sobre el tema de legítima defensa, sobre mujeres y discapacidad, sobre mujeres desaparecidas y otra sobre la violencia en adolescentes, relacionada con el embarazo temprano.
Todos estos problemas se dan en la región y nosotras a partir de la revisión de muchos informes de los Estados, pero también de otras investigaciones que hay en nuestra región, lo que hacemos son recomendaciones para que cuando se implemente esta Convención pueda leerse de una manera más actual. La Corte Interamericana de Derechos Humanos también aplica la convención y esto permite su actualización.
Además, podemos reconocer buenas prácticas y también vulneraciones para llamar la atención de los Estados para que cumplan con los estándares a los que se han comprometido.
“Nos preocupa la falta de educación en igualdad”
P: ¿Y qué deudas tienen los Estados de la región con relación a la prevención de la violencia?
R: Una de las cosas que nos preocupa más es la falta de profundidad en la línea de educación para prevenir la violencia contra las mujeres, la educación en igualdad. Porque la prevención de la violencia debe comenzar desde muy temprano en los colegios. Los Estados pueden integrar toda esta problemática de la prevención de la violencia en la propia formación del estudiantado y eso no es suficiente con colocar un buzón de quejas o un sistema de denuncias, porque lo que necesitamos es antes que eso, verificar cuáles son estos comportamientos discriminatorios que se pueden dar en el aula y cambiar para evitar las consecuencias de la violencia. Eso es un tema que nos preocupa mucho.
P: ¿Cree que los Estados le toman real importancia a esta convención como a otros tratados internacionales que no están relacionados a las violencias contra las mujeres?
R: En todos los Estados nosotras tenemos una interlocución muy importante especialmente con los mecanismos de la mujer que puede ser institutos o ministerios en donde hay un compromiso real de trabajo por estas temáticas, algunos con mayor fuerza otros realmente con una mayor debilidad.
En América Latina normalmente hay mecanismos de la mujer que también tienen sus propios debates a la interna porque son mecanismos que algunas veces no tienen el suficiente presupuesto, que dependen de otros sectores más fuertes, pero lo que yo sí podría decir es que todos los países se sienten comprometidos en la lucha contra la violencia hacia las mujeres, que hay esfuerzos, aunque no suficientes.
Los hombres y la masculinidad
P: ¿Cuáles son los retos de la región con relación a la erradicación de las violencias?
R: Nosotras pensamos que el gran desafío de los próximos años o décadas tiene que ver con trabajar con los varones y en la reflexión sobre el ejercicio de su masculinidad. La situación de violencia basada en género afecta especialmente a las mujeres, pero no exclusivamente y en general hay un consenso en la sociedad en que esto se tiene que trabajar.
Las mujeres cada vez están más conscientes de que esto es algo que no deben soportar en sus vidas.
Entonces hay mecanismos, hay posibilidades de denuncias, de medidas de protección o infinidad de situaciones que pudiesen darse, pero hay un elemento importante que es quién ejerce la violencia y lamentablemente el mayor número de agresores son varones. Entonces este no es un tema que se va a resolver entre mujeres, se tiene que resolver con la sociedad en su conjunto y ahí creemos que todavía hay un importante sendero que caminar junto con los varones para ese cambio en el ejercicio de sus masculinidades. Este es el cambio que sentimos que está pendiente.
P: Las expertas dicen que América Latina tiene grandes leyes, pero que no se ejecutan. ¿Cómo hacer que se baje del papel esta convención?
R: Los Estados tienen compromisos que cumplir, pero es importante la demanda que se hace desde las propias organizaciones de sociedad civil, desde las organizaciones de mujeres. Necesitamos, y por eso la importancia siempre de tener una articulación con la sociedad civil, este carácter de hacerlo exigible, de reclamar para que esto no se quede en la norma, y por supuesto que se les dé el presupuesto suficiente, porque sin presupuesto las políticas públicas no son realistas, no van a poder llegar a las personas que están en los territorios.
Fuente de la información e imagen: https://efeminista.com