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Cuando seamos Hacker

¿Por qué todos sabemos usar una computadora pero no sabemos programarla? ¿Cuál es el futuro de una sociedad controlada por una tecnología que al facilitarnos la vida cotidiana aparenta liberarnos? Irene Soria identifica posibles formas de opresión y nos cuestiona por qué no somos hackers.

Tan sutil que es casi invisible a los ojos, tan cómoda que ni siquiera la tocamos con los sentidos, y tan vital para algunas personas, que podrían defenderla a capa y espada. Hablar de una distopía tecnológica es hablar del presente, de nuestra rutina, de nuestra vida diaria.

Sin bien la ciencia ficción ha ofrecido durante décadas imágenes de diversos mundos posibles, donde los robots se apoderan de nuestra voluntad o donde viajamos en autos voladores, es en fechas recientes que algunas series y películas nos plantean la suerte de un futuro muy inmediato. Series como Black Mirror relatan situaciones tan escalofriantes como verosímiles (por supuesto, más logrado en unos capítulos que en otros) en un futuro tan cercano que podríamos estarlo viviendo hoy.

Si el futuro ya está aquí, o al menos una pequeña prueba de lo que podría llegar a ser, ¿qué tan conscientes somos de ello? ¿Hay manera de modificarlo? ¿Podríamos incluso decidir si deseamos vivir o no ese futuro? ¿Está en nuestras manos revertir la distopía?

 

LA DISTOPÍA QUE SE VEÍA VENIR

Si hasta aquí sospecha usted que contravendré la tan proliferada idea de que la tecnología digital ha potenciado la libertad de expresión, la democratización de los medios, el conocimiento abierto al mundo y la producción de contenido más allá de la hegemonía, permítame decirle que tiene razón. Pero antes de que me queme en leña verde, me remontaré a la década de los ochenta, cuando inició el consumo tecnológico digital en masa y cuando algunas personas comenzaron a vislumbrar un futuro bastante oscuro.

Fue en 1984 cuando salió al mercado estadounidense la Macintosh. Con ella, el fundador de la empresa que la fabricó, Steve Jobs, aspiraba a que el cómputo estuviera al alcance de cualquier persona y no sólo de algunos conocedores del lenguaje de programación (como había sucedido hasta entonces). La Macintosh era tan fácil de usar como un electrodoméstico.

Esta tendencia a «hacer todo más fácil» se apoderó del mercado de Apple y de otras empresas que se apresuraron a fabricar tecnología cada vez más intuitiva y sencilla. Esta «facilidad» que hoy ha hecho que muchas y variadas personas puedan acceder y usar computadoras en sus casas, escuelas u oficinas, así como la invención de nuevos materiales, devinieron en la necesidad de utilizar estos equipos en cada vez más actividades de la vida diaria y hacer aquellas computadoras personales más portables y pequeñas; convirtiéndose, además, en un aparato íntimo e indispensable.

Ilustración de Coral Medrano (Ciudad de México, 1985)

Ilustración de Coral Medrano (Ciudad de México, 1985)

Hoy en día estas computadoras caben en nuestros bolsillos y son parte de nuestra identidad, guardamos en sus memorias nuestra vida entera. La tendencia es lograr que sean cada vez menos visibles, al grado de traer gadgets pegados al cuerpo o incrustados en la piel.

Sin embargo, la portabilidad, la comodidad y la accesibilidad de los gadgetsse han convertido en un arma de dos filos. Estos procesos que «facilitan» la vida requieren de muchísimas acciones detrás, que siempre están veladas para las personas usuarias comunes. Dicho de otro modo, si bien la comunicación con nuestros equipos tecnológicos es eficaz e inmediata, ésta también nos oculta los procesos que ocurren detrás, lo cual vuelve estos mecanismos desconocidos para el usuario y lejanos a su entendimiento, ¿o tiene idea de la cantidad obscena de información que recolecta sobre usted una empresa, al momento que solicita su servicio de taxis por medio de una aplicación? Este pequeño detalle del «ocultamiento» del proceso, tan cotidiano e imperceptible en nuestros días, podría ser el campo de cultivo de una sociedad distópica que supere ampliamente la ficción.

Sin embargo, este ofuscamiento de procesos sólo lo es para las personas usuarias finales, pues el know how, el código o la receta de cocina con la que se hace dicha tecnología, sólo será visible y modificable para pocos agentes: el proveedor del servicio, el fabricante o la empresa, es decir, un tercero.

Así entonces, en nuestra presente-futura sociedad distópica, cada paso, actividad, palabra, conversación, canción, ubicación, signo vital, estado de ánimo, ciclo menstrual, hábito de consumo y de conducta, frustración, ruptura, reacción ante el conflicto y más, quedarán registrados en bytesalmacenados como cúmulo de datos completamente correlacionables, a la disposición de un cúmulo de intereses, los del proveedor-dueño del servicio.

 

LA DISTOPÍA PRESENTE-FUTURA

Aunque, hoy en día, esto parece no alterar mucho al inconsciente colectivo a pesar de las declaraciones de diversos personajes[1], las repercusiones de una sociedad súmamente vigilada distan mucho de poder ocultarse; es muy probable que, mientras que otras generaciones soñaron con ser famosas, nuestra sociedad distópica soñará con tener privacidad. En el «mejor» de los casos, estos datos son recolectados con fines de consumo, pero ¿qué pasaría si cruzamos esta posibilidad con contextos políticos, sociales y/o económicos de ciertas regiones del mundo? Imaginemos algunos escenarios.

En un mundo donde los datos de los ciudadanos son tan fácilmente recolectables y relacionables, es completamente posible conocer las preferencias ideológicas, sexuales y hasta debilidades psicológicas y hábitos de conducta, tanto de individuos como de masas, lo cual permitiría estudiar de manera más precisa a los votantes, por ejemplo, y lograr gracias al uso y manipulación de estos datos que un hombre millonario con nula idea de política y con claras tendencias sociópatas se convierta en presidente de una nación.[2].

En este mismo escenario, el motor de búsqueda del proveedor de servicio, (cuya infraestructura está alojada en el país cuyo presidente es el millonario sociópata) podría impedir el acceso a ciertos artículos de opinión o investigación donde esto se hace evidente, o peor aún, imposibilitaría la búsqueda de ciertos libros icónicos vinculados con teorías críticas o pensamientos libertarios.

En esta distopía presente-futura, será imposible encontrar ciertos libros digitalizados, pues los temas y las ideas políticas de las personas que hacen la búsqueda, contravendrían los intereses del poder dominante; se sabría por los registros en bases de datos, qué periodistas hacen qué tipo de investigación y a quién investigan, facilitando su desaparición antes de que completen su nota periodística.

De igual forma, cada persona tendrá una evaluación con base a sus acciones tanto sociales como privadas, permitiendo clasificarlos como buenos o malos ciudadanos y con ello permitirles o no el acceso a servicios que provengan del Estado.[3].

La neutralidad en la red, que permite que los paquetes de información que circulan en internet no sean «discriminados» por su contenido, sería regulada en nuestra sociedad distópica, impidiendo que podamos compartir videos de detenciones arbitrarias en las manifestaciones públicas, pues «no es posible enviar videos» a nuestros contactos a menos que subamos el rango de pago de nuestro paquete de internet.

En esta sociedad distópica, sería imposible ver una película producida en los dosmiles, pues habría sido retirada de todo repositorio, sin copias físicas suficientes, habría que pagar un derecho para verla una vez, cubriendo con el costo sólo la exhibición y restando la posibilidad de almacenarla, o preservarla como hicieran las antiguas filmotecas con el celuloide; mucho menos, podríamos compartirla o mostrarla en una clase.

Porque, además, se habrían hecho más rígidas las leyes de derecho de autor apoyadas en gran medida por los escritores, pintores, cineastas y artistas que creyeron el cuento de que dichas leyes «protegerían su obra» para fomentar la creación. Así fue como las corporaciones pudieron poner copyright o legislaciones similares a las fijaciones de la memoria humana en soportes físicos, una vez que los avances tecnológicos hicieron posible poner en imágenes los recuerdos de las personas.[4].

En esta sociedad distópica será más fácil acceder a una obra del siglo XVII, que a una obra digital del siglo XXI.

 

EL FUTURO LO PREDIJERON LOS HACKERS

Richard Stallman, padre del software libre.[5], ya había vislumbrado en 1983 las implicaciones que tendría en la sociedad este velo en los procesos y las recetas de cocina secretos y cerrados. Desde su visión como programador en los años setenta, y con la imposibilidad de poder modificar algunos software para mejorar su vida cotidiana, Stallman y otras personas advirtieron las amenazas de dejar la tecnología en manos de las corporaciones.[6]. La sociedad les llamó paranoicos.

Ilustración de Coral Medrano (Ciudad de México, 1985)

Ilustración de Coral Medrano (Ciudad de México, 1985)

Quizá por eso no sea gratuito que la figura del hacker, como se le ha considerado a Stallman, sea visto de manera negativa en la cultura popular. El hacker ha sido malinterpretado como un pirata informático, alguien con conocimientos profundos de computación que vulneran la seguridad digital y cometen delitos informáticos. Sin embargo, una de las aproximaciones del término hacker proviene de hack, que significa «golpe», un golpe que ayuda a que algo funcione mejor. Aunado a esto, el propio Stallman dice que hacker es alguien que usa de manera lúdica sus conocimientos y habilidades. Lo cierto es que las comunidades de hackerscontemporáneas se conciben como personas que gustan de solucionar retos informáticos por el placer de enfrentarse y solucionar problemas. Algunas de estas comunidades se han dedicado a abrir repositorios en internet para el libre acceso a libros, revistas, películas, artículos y arte digitalizados que sería imposible conseguir de otro modo.

Hombres y mujeres hackers entienden la tecnología desde otro punto de vista que no es el del consumo, el elitismo o el individualismo aislado. Su mirada es desde la soberanía, la comunidad, la apropiación y el saber cómo funcionan las cosas.[7]. Gracias a ello y a su conocimiento técnico, conocen gran parte del funcionamiento de las tecnologías digitales y la importancia del cuidado de la privacidad, la necesidad del anonimato y el acceso a la información.

Así pues, en nuestra sociedad distópica, hacker es la persona disidente tecnológica que nos ayudará a entender los problemas de la dependencia tecnológica y que, a su vez, impulsará la apropiación y conocimiento profundo de la tecnología. Por supuesto que estos hackers serán señalados y mal vistos, incluso, se les buscará por diversos medios y se hará popular el uso de la palabra hackear para referirse al robo de una contraseña o a la intromisión ilegal en un sistema con fines negativos y lucrativos.

 

SEAMOS HACKERS

Es muy probable que en un mundo distópico la resistencia esté conformada por hackers que han vivido la comunidad como una realidad posible y palpable, lo cual contraviene la idea de consumidores aislados compitiendo entre sí; sabrán que las tecnologías no se fabrican aisladamente y que han sido desarrolladas en comunidades; sabrán también que nadie inventa o desarrolla si no es a partir de los avances de alguien más. Sabrán, ¿o saben ya?, que hay que trabajar en comunidad.

La gran resistencia hacker no será fabricar tecnologías propias únicamente, sino enseñar a otros y otras a hacerlo; compartiendo y fomentando habilidades técnicas y su manera de entender y hacer la tecnología. Desde hoy, podríamos comenzar con una educación tecnológica en la infancia, vinculada con el aprendizaje de programación y no limitada al uso de una herramienta. Usted, por ejemplo, podría comenzar a usar software libre y aplicaciones más seguras y confiables en su celular (como Telegram o Signal para enviar mensajes instantáneos), leer las cláusulas de términos y condiciones de los servicios tecnológicos que usa y preguntarse si de verdad es necesario compartir todos los detalles de su vida en redes sociodigitales.

Si bien las estrategias para desmantelar la distopía aún son obtusas, comenzarán a clarificarse cuando cada uno de nosotros use su ingenio para el bien común, cuando seamos críticos y rompamos reglas injustas, pero sobre todo, cuando decidamos cambiar en cada uno de nuestros actos nuestra propia realidad… es decir, cuando seamos hackers.


NOTAS

[1] Ver el documental Citizenfour, de Laura Poitras, Estados Unidos, 2014.

[2] Para saber más: «The Data That Turned the World Upside Down», disponible en: https://motherboard.vice.com/en_us/article/mg9vvn/how-our-likes-helped-trump-win

[3] «China calificará a sus ciudadanos como en Black Mirror», disponible en: http://www.elfinanciero.com.mx/tech/china-calificara-a-sus-ciudadanoscomo-en-black-mirror.html

[4] Conferencia del Dr. Alejandro Miranda hablando de la nota: «Scientists Use Brain Imaging to Reveal the Movies in Our Mind», disponible en http://news.berkeley.edu/2011/09/22/brain-movies/

[5] Programa de cómputo cuya licencia de uso permite ser estudiado, copiado, distribuido y mejorado.

[6] Richard Stallman cuenta su anécdota con una impresora del MIT y cómo ésta dio origen al proyecto GNU y al movimiento del software libre en el libro: Software libre para una sociedad libre.

[7] Varios autores, Soberanía tecnológica 2, Barcelona, Descontrol, 2017, disponible en: https://www.ritimo.org/IMG/pdf/sobtech2-es-with-covers-web-150dpi-2018-01-13-v2.pdf

AUTORES

(Ciudad de México, 1983) es doctoranda en estudios feministas, académica y activista del movimiento de software y cultura libre.


ILUSTRADOR
Coral Medrano

(Ciudad de México, 1985). Es diseñadora editorial e ilustradora. Sus ilustraciones se han publicado para editoriales de México, Hong Kong y China. Es socia de la revista de literatura e ilustración La Peste.
Fuente: http://www.tierraadentro.cultura.gob.mx/cuando-seamos-hackers/
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En defensa de un hacker activista

Decio Machado

planv.com.ec

Desde que Winston Churchill acuñara en 1946 el término de “relación especial” para definir la vinculación entre su país con Estados Unidos, la cual se acentuaría durante la era de la Guerra Fría, el Reino Unido ha secundado todas y cada una de la barbaridades estadounidenses en política internacional. La última de ellas tuvo que ver con la participación de Tony Blair en la campaña de mentiras orquestada por el gobierno de George W. Bush respecto a la existencia de armas de destrucción masiva en Irak, elemento “justificador” de la segunda invasión al Golfo Pérsico en 2003 y momento en el cual el inquilino de la Casa Blanca declararía ante el Congreso que su país no contaba con “un amigo más verdadero que Gran Bretaña”.

Incluso hoy, cuando el Reino Unido sigue su hoja de ruta para abandonar la Unión Europea, Theresa May —actual residente del 10 de Downing Street— encontró a su mejor aliado en Donald Trump, quien ha manifestado, pese a la actual política proteccionista, que los británicos estarán “los primeros en la fila” a la hora de mantener acuerdos de libre comercio con Estados Unidos.

Con base en lo anterior resulta pueril que los estrategas de la Cancillería del Ecuador, si es que los hay, hayan considerado en algún momento que el Foreing Office aceptaría el nombre de Julian Assange como miembro de su cuerpo diplomático en territorio de la “pérfida Albión”.

Pero chascarrillos aparte… ¿Cómo explicar que un Estado con la legitimidad del británico proceda con la destrucción de correos electrónicos relacionados con el caso Assange, información revelada por The Guardian el pasado mes de noviembre, violando las obligaciones de defender y salvaguardar la información para un debido proceso? ¿Cómo justificar que un gobierno con la trayectoria del británico ignore las conclusiones emitidas por un panel de Naciones Unidas el cual indica que Julian Assange esta “detenido arbitrariamente”, entendiendo que su confinamiento en la embajada ecuatoriana en Londres equivale a una detención ilegal, y que debería permitírsele la llegada al país que le otorgó el estatus de asilado político? ¿Cómo entender también que las autoridades británicas mantengan esta orden de detención, ignorando que desde el pasado 19 de mayo la justicia sueca archivó el proceso en su contra? Pues bien, pese a que tanto las autoridades británicas como las estadounidenses se nieguen a garantizar que el activista australiano no vaya a ser extraditado a Estados Unidos para su posterior enjuiciamiento, ha sido tanto el fiscal general Jeff Sessions, como el ex CIA John Kiriakou, quienes nos han aportado las respuestas.

Si bien Estados Unidos tiene dificultades legales para presentar cargos contra Assange dado que las revelaciones de Wikileaks han sido publicadas por los medios de comunicación más prestigiosos del planeta, lo que implicaría que estos también deberían ser procesados, su fiscal general Jeff Sessions —miembro del ala dura del Partido Republicano y tristemente conocido por sus comentarios racistas— ha manifestado públicamente que este arresto es una prioridad de la política estadounidense. De igual manera John Kiriakou, ex analista de la CIA y quien fuera el primero en revelar las técnicas de tortura aplicadas por el espionaje estadounidense en su guerra antiterrorista, indicó recientemente que Donald Trump ha intensificado la política de “mano dura” contra lo que consideran filtradores y denunciantes de la política exterior norteamericana. Según Kiriakou, el gobierno británico ha recibido “grandes presiones” por parte de Washington para que el activista, hoy confinado en Londres, sea arrestado y extraditado a Estados Unidos.

Así las cosas, la postura mantenida por Ecuador respecto a la protección otorgada a la referencia más importante del movimiento por la transparencia y la democracia global tiene un valor indiscutible, pese a que su origen devenga de la necesidad de legitimación de un régimen que con anterioridad fue denunciado por coartar la libertad de prensa.

Sin embargo, si algo caracteriza al conjunto de letras escritas y verborrea vertida durante estos últimos días por la mayoría conservadora de generadores de opinión en los distintos medios de comunicación ecuatorianos, es el desconocimiento y el cinismo respecto al caso Assange.

Desconocimiento respecto a lo que es un hacker y el rol de Assange en la conformación del nuevo periodismo en el presente siglo, así como cinismo respecto a las críticas vertidas por su naturalización y el fácil recurso del chovinismo barato.

En lo que respecto al primero de los casos, sería recomendable para estas excelencias del enjuiciamiento público la lectura del libro La ética del hacker y el espíritu de la era de la información, escrito por el finlandés Pekka Himanen, y publicado hace ya la friolera de diecisiete años.

El libro de Himanen, la biblia del hacker-activismo, es un texto exquisito e inspirador sobre la filosofía de los valores de los hackers, término aun confundido por estos grandes demiurgos de la ciencia infusa con el de crackers, es decir, quienes usan sus conocimientos informáticos para fines ilícitos.

Pero lo más grave de esto, es que son los medios de comunicación y sus periodistas quienes han dado espacio a estas ilustres voces de la erudición vulgatis, desconociendo que la industria de los medios se encuentra inmersa en una profunda y rápida mutación por la búsqueda de una nueva fórmula de relevancia.

Pues bien, si alguien ha dado una nueva relevancia al periodismo en esta última década ese ha sido Julian Assange y su organización Wikileaks, demostrándonos que el periodismo puede ir mucho más allá que usar la tecnología sólo para hacer lo mismo de siempre pero en tiempo real. En resumidas cuentas, hackeando el periodismo.

En enero del 2007 Wikileaks comenzó a publicar sus primeros informes respecto a órdenes de asesinato contra oficiales somalíes, pero sería en abril del 2010 cuando publicaría un famoso video donde soldados estadounidenses disparan al reportero de Reuters, Namir Noor-Eldeen, a su ayudante y a nueve personas más, algunas de ellas cuando iban a retirar a muertos y heridos. Dos meses más tarde, aparecerían 92.000 documentos denominados popularmente como los Diarios de la Guerra de Afganistán, donde se mostraban datos hasta entonces no revelados sobre víctimas civiles provocadas por soldados estadounidenses y otras tropas aliadas, así como las conexiones entre la inteligencia pakistaní y los talibanes insurgentes. En octubre de ese mismo año, aparecerían los Irak War Logs, otros 391.831 informes filtrados desde El Pentágono donde se demuestra el uso sistemático de técnicas de tortura y el asesinato de 31 civiles diarios entre los años 2004 y 2009. Wikileaks cerraría ese año difundiendo los Cablegate, otros 251.187 documentos más donde queda demostrada la injerencia de Estados Unidos en asuntos internos de prácticamente todos los países del planeta. En febrero del 2012 aparecerían los Global Intelligence Files Leak, donde se evidencian las espurias relaciones de la empresa privada de espionaje Stratfor y sus clientes; en marzo del 2016 aparecerían los correos electrónicos de Hillary Clinton con sus vinculaciones a grandes empresas —entre ellas Facebook—; para terminar desvelando, en marzo de 2017, los ilegales sistemas de intersección a usuarios de teléfonos, computadoras y televisoras utilizados por parte del espionaje norteamericano.

En resumen, Wikileaks ha publicado durante la última década más documentos clasificados que toda la prensa mundial junta, lo que a muchos nos hace pensar que el arbitrario proceso abierto en contra de Assange, por parte de la fiscalía sueca, bien podría ser una artimaña articulada desde alguna agencia de espionaje internacional con el fin de silenciarle.

No puedo terminar sin hacer referencia a las críticas realizadas a la otorgación de la nacionalidad ecuatoriana a Julian Assange. Sorprende que se ponga el grito en el cielo exigiendo méritos al hacker australiano, pero no se hagan respecto a las naturalizaciones que de forma habitual suceden en el futbol ecuatoriano. Voy a poner tan solo un caso: ¿qué ex diplomático de gobiernos conservadores del pasado consideró una ofensa la nacionalización de Damián (Kitu) Díaz —quien posteriormente fue sancionado por insultos racistas a un arbitro negro— bajo el pretexto de ser un ejemplo para los niños?

En todo caso y más allá de los errores de la Cancillería ecuatoriana, resulta muy triste ver como el periodismo y los analistas ecuatorianos no comprenden el significado y los méritos de un sitio como Wikileaks. Este, a través de un sistema modificado del software de MediaWiki y una serie de herramientas añadidas (OpenSSL, Freene, Tor y PGP) autoriza a cualquiera a subir anónimamente información que posteriormente es examinada, decidiéndose cuáles gozan de los parámetros de veracidad necesarios para ser publicados, lo cual conforma un ejemplo sumamente peligroso de periodismo de investigación para Estados, poderes fácticos y económicos.

Fuente: http://www.planv.com.ec/ideas/ideas/defensa-un-hacker-activista

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El libre acceso al conocimiento: ¿alternativa para una sociedad post-capitalista?

Santiago José Roca P.

Rebelión

Introducción

La situación económica mundial muestra características negativas que hoy día son bien conocidas, como la ineficiencia de la utilización de recursos para la satisfacción de necesidades sociales y la sobre-explotación del ambiente, aspectos que dan cuenta del agotamiento de un modelo de crecimiento y origina una crítica que ha fructificado en conceptos como “post-extractivismo” y “post-capitalismo“. En la medida en que el extractivismo y el industrialismo se vinculan con el modelo de desarrollo socioeconómico, resulta congruente revisar cómo la intervención de dinámicas tecnológicas / productivas diferentes puede contribuir con modelos de crecimiento sustentables.

En razón de estas premisas se ha extendido la preocupación por definir un modo de producción de bienes y servicios cuyos eslabones (conocimiento, trabajo, infraestructura, etc.) se encuentran distribuidos pero son gestionados de forma colectiva. Pero si bien la producción distribuida puede ser importante para la formación de modos de producción de bienes y servicios más acordes con un modelo de desarrollo sustentable, también es necesario reconocer que el desarrollo tecnológico es resultado de numerosos contextos de decisión. Por tanto resulta pertinente explorar el trasfondo filosófico-político de la producción distribuida, contexto en el que términos como “conocimiento libre” y “tecnologías libres” resultan pertinentes.

Las tecnologías libres se conciben como parte de una matriz productiva de procesos y productos abiertos (como la producción peer-to-peer y el software libre respectivamente), con presencia de entidades de gestión comunitaria (como Wikimedia Foundation) y formas de licenciamiento (como Creative Commons) que procuran la conservación de los flujos de creación de valor. El énfasis en la “comunidad” implica que los recursos son concebidos como bienes comunes, por lo que se manejan de acuerdo con normas consensuadas que abarcan la mutualización de recursos y la complementariedad de las actividades de producción y consumo. Adicionalmente, este cuadro requiere el ordenamiento de ciertas pautas de gobernanza colaborativa que contribuyan a impulsarlo en un contexto socioeconómico esencialmente antagónico.

Finalmente, esta perspectiva se plantea describir un modo de gestión del conocimiento del cual se puede derivar el diseño de encadenamientos productivos y de modelos de servicio para responder a la satisfacción de necesidades básicas y secundarias. Para ello investigaremos también el trasfondo de las prácticas de “economía y consumo colaborativo” y su relación con el acceso al conocimiento.

Economía del conocimiento y economía colaborativa

En los países de la periferia del capitalismo, la baja de los ingresos petroleros -como crisis recurrente del rentismo petrolero- ha causado dificultades para mantener el nivel de importación de insumos para las actividades productivas. Esta coyuntura puede representar una oportunidad para explorar formas endógenas de responder a las necesidades sociales sin recurrir preferentemente a la renta petrolera. En este sentido, el campo del “conocimiento”, que integra todos los elementos relacionados con su generación y puesta en circulación (contenidos, talento humano, infraestructura, etc.), puede ser un factor importante para crear dinámicas virtuosas que sirvan para explotar variables latentes y visualizar oportunidades de creación de valor social y de mercado.

Resulta pertinente indagar sobre las posibilidades de esquemas distribuidos en el aprovechamiento de recursos tangibles e intangibles que contribuyan con la generación de complementariedades productivas basadas en el conocimiento y la tecnología. Los conceptos de economía y consumo colaborativo (“sharing economy” y “collaborative consumption”) pueden ser claves en este planteamiento. La economía colaborativa se distingue por la activación de dos ventajas: (a) es posible compartir / intercambiar recursos y tareas a partir de bienes sub-utilizados y oportunidades latentes; y (b) las tecnologías de información y comunicación tienen un papel central en la optimización de procesos como la coordinación de oferta y demanda. A partir de estos dos elementos se engranan todo tipo de experiencias de economía colaborativa, y las diferencias surgen cuando se organiza la creación de valor de acuerdo con un determinado esquema de gestión de la “empresa”.

La perspectiva de integrar recursos subutilizados en iniciativas de trabajo colaborativo resulta atractiva no sólo desde una visión corporativa sino también desde una visión comunitaria. Desde esta perspectiva, “ comunitari o significa todo tipo de esfuerzo asociativo o cooperativo que contrasta con un modelo centralizado y propietario de concentración de capitales. Por lo tanto existe un a diferenciación entre los modos de gestión del conocimiento: corporativo (privativo / centralizado ) , asociativo (colaborativo / distribuido) y mixto s . En razón de este contraste intentaremos comprender el aporte del conocimiento y las tecnologías libres a una economía del conocimiento post-petrolera.

Entonces tenemos dos escenarios. Por un lado, la economía colaborativa (abierta y comunitaria) puede contribuir con la diversificación y sustentabilidad de las actividades de I+D para dar cabida a actores públicos, privados, comunitarios y mixtos en diversas actividades asociadas con proyectos de tecnologías de información y comunicación (Roca 2017) . Pero este esquema también puede apuntalar frentes tecnológicos como la manufactura y la producción agroalimentaria a través de la implementación de iniciativas que permitan el acceso a recursos compartidos (repositorios de saberes, fabricación distribuida, licencias de reciprocidad, etc.) y puede ayudar a superar modelos cerrados que generan dependencia. De tal forma que el planeamiento de cadenas abiertas y participativas hace énfasis en fortalezas que se ocultan con una lógica privativa .

Conocimientos y tecnologías como bienes comunes

Es claro que en una economía del conocimiento orientada por valores colaborativos, el conocimiento y la tecnología libre pueden tener un papel importante como fuerzas dinamizadoras del proceso de producción. Convencionalmente, c onocimiento y tecnología “libre” son conceptos que se refiere n a creaciones intelectuales que se encuentran protegidas por contratos de propiedad intelectual que favorecen el acceso y la reutilización de las fuentes. D esde la perspectiva de la ingeniería de procesos socioproductivos el conocimiento y las tecnologías libres se caracterizan también por que fomentan procesos participativos de generación de productos abiertos. L a manera en que las comunidades de software libre se organizan para crear productos de programación es un buen ejemplo de esta aproximación.

Si queremos estudiar este esquema de producción en contexto, no podemos pasar por alto que las experiencias de conocimiento libre se encuentran acompañadas por la presencia de organizaciones “sin fines de lucro” que procuran la supervivencia del proyecto ( p or ejemplo, Wikimedia Foundation y Mozilla son organizaciones que gestionan la financiación y concreción de varios proyectos de conocimiento libre ). Estas organizaciones implementan prácticas para que los recursos y las relaciones entre productores y usuarios se mantengan en el ámbito del procomún ( tales como pautas de gobernanza y licencias libres como General Public License y Creative Commons ) .

En resumen la producción basada en conocimiento y tecnologías libres, o en el conocimiento como procomún, se identifica por que genera dos tipos de bienes:

  • Bien producido: existe información disponible sobre las fuentes del producto (sea el código del programa informático, las fuentes del documentos o los planos de un diseño) y se conceden permisos para su reutilización. Los resultados del proceso de producción suelen considerarse parte de un banco de recursos y se establecen contratos – o “licencias”- que norman las relaciones entre los co-productores y los usuarios de tales productos.
  • Bien organizacional: se practican formas de producción abiertas ( p.e. peer-to-peer ) que garantizan el acceso a recursos distribuidos (bases de conocimiento, infraestructura, etc.) (Bauwens 2006; Benkler 2003) . L os productos se identifican con un grupo o asociación que los mantiene como bien común, sea una comunidad difusa (p.e. los desarrolladores de software) o una organización concreta (p.e. una fundación).

L a creación de conocimiento libre requiere la existencia de procesos de producción participativos, productos abiertos y reutilizables , asociaciones de gestión y formas de contrato que procuren la conservación de esta forma de producción . A su vez, este esquema puede genera r diferentes experiencias en razón de que repose sobre un modo de gestión privativo, asociativo o mixto. Esta forma de integración puede asemejarse a la que utilizan algunas organizaciones de gestión de bienes comunes, basados en la creación de prácticas de gobernanza colectiva y la gestión de recursos compartid os ( Hess y Ostrom 2016 ) .

El problema de la “creación de valor”

Si nos enfocamos en la manera en que el conocimiento y las tecnologías libres presentan una oportunidad para estructurar los procesos de producción, no resulta difícil encontrar afinidades con la economía colaborativa dado que, como en ésta , las tecnologías libres ofrecen formas de compartir recursos y colaborar en tareas comunes. Pero entonces nos interesa responder cómo este tipo de experiencia puede generar valor social ( resultado directo o externalidades positivas) y valor de mercado ( monetario o no monetario ).

El punto de partida es el modelo de gestión de l conocimiento como factor productivo. De acuerdo con estudiosos en la materia, hablamos de “bien es com u n es ” si existen recursos que son compartidos de acuerdos con ciertas normas que establece una comunidad más o menos definida ( Hess y Ostrom 2016 ) . Pero no se trata só l o de un problema de acceso y regulación sino que, d ados estos elementos, es necesario identificar los sujetos y los medios de capitalizar el valor generado por los participantes , lo cual se relaciona con la propiedad y el manejo de factores productivos. Por lo tanto a este esquema de tres elementos le agregamos el factor de la base económica y sus pautas de funcionamiento .

Resulta necesario explorar los modelos de sostenibilidad de experiencias comunitarias de economía colaborativa y conocimiento libre, de manera que podamos sintetizar las propiedades del esquema para destacar s us ventajas y desventajas. Es claro que en las economías actuales es necesario definir cómo las actividades orientadas al procomún pueden beneficiarse de las ventajas de la colaboración y retribuir a los participantes con incentivos económicos y sociales en concordancia con su esfuerzo. La ventaja de esta perspectiva es que no reduce la actividad económica a la obtención de ingresos y reconoce la importancia de generar capital social.

Por ejemplo, Bauwens y Niaros (2016) se enfocan en la delimitación de un modo de intercambio y producción que integre conocimiento compartido, mutualización de infraestructuras, distribución equitativa de valor y armonía con el ecosistema. Para ello revisan algunas experiencias de emprendimientos basados en e l procomún, que valoran en razón de su vinculación con el mercado, y elaboran conceptos como “soberanía del valor”, que identifica el interés en mantener el régimen de valor protegido de fuerzas privativas. También podemos considerar como referencia el caso de la Telefonía Celular Comunitaria de Oaxaca, México, donde la integración de comunidades, pautas regulatorias y recursos permite la gestión comunitaria de una empresa tecnológica con un modelo de negocios adaptado a sus fines sociales (Huerta y Lawrence 2016). En este campo, el foco de atención podrían ser las interconexiones entre la orientación al mercado y al procomún, considerando las diferentes prácticas de mercado como expresión económica -parcial- de la segunda.

Horizontes y alternativas

Ahora bien, la producción basada en el conocimiento como procomún no se identifica estrictamente con actividades relacionadas con las tecnologías de comunicación e información, aunque haya tomado auge en este campo. La producción de bienes básicos puede beneficiarse de la disponibilidad distribuida de activos como el conocimiento y las maquinarias. Tomemos por caso un proyecto de producción de harinas en el que nos encontramos como alternativa la fabricación de maquinarias y equipos para la satisfacción de mercados locales. Una mirada convencional -en el contexto rentista- hará énfasis en la responsabilidad del Estado en la compra y distribución de tales equipos. Desde una perspectiva no centralizada -pero coordinada- este proyecto podría potenciarse a través de dinámicas como las siguientes:

  • Bases de conocimiento: pueden usarse plataformas abiertas (git) para alojar el diseño de los equipos y mejorarlos de forma colaborativa. Además los repositorios y las páginas de edición colaborativa (wiki) pueden ayudar a registrar las necesidades de fabricación de piezas y la ubicación de los recursos y talentos disponibles. Así mismo es posible que se incorporen iniciativas de diferentes países.
  • Diseño abierto: los diseños compartidos a través de estos medios serían estudiados por comunidades de tecnólogos y contarían con licencias que fomenten la reciprocidad. Podrían darse dinámicas en las que se resuelven problemas de forma colaborativa y se generan productos intelectuales ajustados a necesidades específicas. Un ejemplo puede encontrarse en la web: http://opensourceecology.org/gvcs/.
  • Infraestructuras compartidas: la mutualización de infraestructura implica la utilización de equipos que se encuentran subutilizados de acuerdo con ciertas pautas de responsabilidad compartida. Ciertas iniciativas de préstamo / alquiler pueden facilitar que la provisión de herramientas y equipos se mejore con aportes de los productores.
  • Fabricación distribuida: puede aprovecharse este tipo de relaciones para la fabricación de partes d e forma colaborativa, lo que además podría ayudar a crear un mercado de piezas y equipos. Un ejemplo de este punto puede encontrarse en el movimiento “ maker ” (http://hacedores.com/movimientomaker/).
  • Sustentación colaborativa: los proyectos pueden obtener recursos financieros si permiten a la participación de ciertos interesados en sus actividades, para lo cual existen plataformas que facilitan la recaudación de fondos provenientes de crowdfunding ( https://www.goteo.org/ ). También existe la opción de los bancos de tiempo (http://www.bdtonline.org/), en los cuales se ofrecen o se intercambian servicios.
  • Entidades de gestión y comunidades de productores asociados : las dinámicas de construcción colaborativa requieren la presencia de comunidades de productores y de asociaciones que c analicen los esfuerzos y les brinden permanencia. Estas organizaciones deciden las pautas de operación técnica y las normas de gobernanza de los proyectos, además de que facilitan la representación de los productores y la creación de instrumentos jurídicos coherentes con los fines propuestos.
  • Producción y valor social: el proyecto podría generar beneficios tangibles como la disponibilidad de maquinarias y la posibilidad de satisfacer la demanda de alimentos a nivel local, así como también beneficios intangibles, como nuevas oportunidades de educación y ocupación laboral. La creación de lazos de confianza y la conformación de una cultura política basada en la colaboración y el acceso a la información pueden ser beneficios adicionales.

El prototipo de un emprendimiento productivo prioritario como el equipo de procesamiento de alimentos del ejemplo puede integrarse en este modelo para favorecer su producción descentralizada. Así mismo, el enfoque asociativo y desconcentrado puede ser coordinado por un nodo central para atender tareas complejas como el desarrollo de emprendimientos para el escalamiento de fábricas de partes. El objetivo sería la activación e integración de recursos productivos y talentos que ya se encuentran disponibles y la superación de esquemas centralizados e ineficaces.

Tecnologías libres y política del conocimiento

Como cierre, es necesario recordar la importancia de la filosofía política en la formulación de propuestas de visión geopolítica, ecológica, de género o de clase. En un campo donde colindan y se confunden el liberalismo de Benkler, el comunitarismo de Lessig o el libertarianismo de Stallman, no está de más pensar en las bases filosóficas de una aproximación sociopolítica al conocimiento libre (Quintero y Roca 2017). Por ejemplo, tomando en cuenta la permanencia de fenómenos como el colonialismo y el extractivismo en los países del Sur , planteamos e n otro trabajo que un diálogo entre las tecnologías libres y la geopolítica del conocimiento es posible a partir de una posición filosófica que incorpore críticamente el papel de las comunidades de conocimiento libre en la formulación de una perspectiva del “desarrollo” (Roca 2018) .

Un punto de referencia puede ser la reinterpretación de conceptos como “comunalidad” y “desarrollo”. Para Arturo Escobar (2014), el cuestionamiento del concepto de “desarrollo” y el protagonismo de referentes como “Buen Vivir” y “post-extractivismo” ha permitido la incorporación del tema de la “comunalidad”. Los teóricos de la colonialidad conjugan con la crítica a la noción convencional de “desarrollo” con el planteamiento de la “ de-colonialidad del poder”, la cual, de acuerdo con Aníbal Quijano (2012) , se encuentra representada en prácticas de reciprocidad en la organización del trabajo, la redistribución equitativa de los recursos tangibles e intangibles, y la orientación hacia la organización comunal en escala local y global. Por otro lado, de acuerdo con García Linera la comunalidad puede proporcionar “una nueva forma social a la intercomunicación e interdependencia mundializada de los productores (…) [y] a ciertas cualidades de la forma del desarrollo científico-tecnológico” ( 2009, 367 ) . Estas perspectivas pueden considerarse aportes a la idea de “asociatividad” como base de un sistema de gobernanza colaborativa.

En síntesis, existen elementos suficientes para pensar en la producción abierta y comunitaria con una perspectiva que proporcione identidad propia a los esfuerzos que se realizan desde los movimientos sociales. El reto está en reinterpretar los valores de la producción abierta en el marco de los proyectos de vida de las comunidades cívicas que participan en la arena política. Aunque tomamos como referencia el problema de la colonialidad, es claro que una agenda cívica puede incluir temas diversos como la perspectiva de género o la adecuación ambiental, entre tantos otros.

Conclusiones

En este texto estamos tratando sobre perspectivas que dialogan con las prácticas del mercado convencional de modo similar a las alternativas de economía social. No obstante, la producción abierta presenta una oportunidad de democratizar el acceso a los activos productivos, y las tecnologías libres presentan una plataforma importante para ello. Por lo tanto, podríamos plantear algunas líneas de un esquema basado en la economía del conocimiento con orientación asociativa. Un mapa general del tema evidencia que se requiere:

  • Fomentar el crecimiento de un ecosistema de productores de bienes y servicios en tecnologías libres en toda área donde la posibilidad de compartir y colaborar contribuya a sustentar iniciativas productivas. Los bancos de recursos pueden ser la base de prácticas productivas donde la reciprocidad y la complementariedad sean valores del ecosistema de producción. Adicionalmente es posible conservar la perspectiva de que las actividades económicas pueden generar valor social y de mercado.
  • Impulsar prácticas y aplicaciones de economía colaborativa y conocimiento libre para ayudar a crear una cultura en la cual la cooperación sea motor de la creación de valor. Los contratos (licencias, p.e.) pueden estar basados en la reciprocidad y la mutualización de recursos como una forma de proteger al conjunto de prácticas orientadas a la privatización del valor. La monetización de las actividades productivas y la vinculación con el mercado se mantienen como preocupaciones en este esquema.
  • Diseñar y poner en práctica coaliciones que favorezcan el surgimiento de iniciativas económicas colaborativas y de otras formas de asociatividad basadas en la gobernanza de los bienes comunes. Así mismo se requiere trabajar en la conformación de entidades de representación para la aprobación de regulaciones que favorezcan el protagonismo de los productores.

Si una sociedad extractivista es aquella en la cual la principal palanca de integración con los mercados internacionales es la oferta de materia prima (con las consecuencias conocidas para el aparato productivo, las instituciones y la cultura del trabajo); para avanzar a una sociedad post-extractivista se requiere crear condiciones de desarrollo no-dependiente que permitan la activación de factores productivos ganados anteriormente (por ejemplo, talento humano e infraestructura) y la creación de beneficios en determinados circuitos de producción, de manera que las iniciativas logren sustentarse y generar resultados como la satisfacción de necesidades básicas y nuevas oportunidades de emprendimiento.

El esquema corporativo puede parecer promisorio pero genera fuerte dependencia con respecto a los propietarios de los fondos de inversión y otros activos. En cambio, la perspectiva de compartir activos sub-utilizados puede proporcionar una alternativa a algunos sectores para participar en la generación total de ingresos a partir de actividades basadas en factores como el conocimiento. En este sentido, el esquema asociativo puede abrir oportunidades para la producción de bienes y servicios a partir de la exploración del mercado laboral o de bienes de capital. El mayor reto sería la introducción de procesos relativamente novedosos en encadenamientos productivos de pequeña y mediana escala.

Referencias.

Bauwens, M. (2006). “The political economy of peer production”. CTheory: 12 (1). Disponible en: http://www.ctheory.net/articles.aspx?id=499

Bauwens, M. y Niaros, V. (2016). Value in the Commons Economy: Developments in Open and Contributory Value Accounting. Heinrich Böll Stiftung.

Benkler, Y. (2003) “La economía política del procomún”. Novática, 163, Mayo-Junio. España.

Escobar, A. (2014). Sentipensar con la tierra. Nuevas lecturas sobre desarrollo, territorio y diferencia. Medellín: Ediciones UNAULA.

García Linera, A. (2009). Forma valor y forma comunidad. Aproximación teórica-abstracta a los fundamentos civilizatorios que preceden al Ayllu Universal. Bolivia: CLACSO.

Hess, Ch. y Ostrom, E. (2016). “Un marco de análisis de los bienes comunes del conocimiento”. Hess, Ch. y Ostrom, E. (Eds). Los bienes comunes del conocimiento. Madrid: Traficantes de Sueños.

Quijano, A. (2012). “’Bien vivir’: entre el ‘desarrollo’ y la des/colonialidad del poder”. Viento Sur. Número 122; pp. 46-56.

Quintero, D. y Roca, S. (2017). “Economía del Conocimiento: del Capitalismo Cognitivo a la Economía del Procomún”. Revista Conocimiento Libre y Licenciamiento. N° 16 (8). Mérida: CENDITEL.

Roca, S. (2017). “La producción abierta y comunal basada en el conocimiento libre como forma de creación de valor social ” . “II Congreso Internacional: Ciencia, Tecnología e Innovación desde la perspectiva del Desarrollo Económico y Social de Latinoamérica y el Caribe”. Zulia: Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt.

Roca, S. (2018). “ Tecnologías Libres: aportes para una Geopolítica del Conocimiento del Sur” . En proceso de publicación. Biblioteca Digital Latinoamericana de Antropologías. Mérida: Red de Antropologías del Sur.

Tomado de: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=237152&titular=el-libre-acceso-al-conocimiento:-%BFalternativa-para-una-sociedad-post-capitalista?-

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Info portal mulled to make studying in Russia foolproof

Rusia/Diciembre de 2017/Fuente: The Times of India

Resumen:  La creación de un portal de información por parte del gobierno indio para estudiantes hindúes interesados en obtener educación en el extranjero y publicar una lista de consultores de reclutamiento acreditados para ayudar a los estudiantes a evitar operadores fraudulentos. Estas fueron algunas de las sugerencias del Centro de Cultura Rusa en la ciudad durante la Conferencia de Estudiantes de India y Rusia el lunes. La conferencia fue organizada por el Ministerio de Asuntos Exteriores junto con el Centro Ruso de Ciencia y Cultura para celebrar 70 años de relaciones diplomáticas entre los dos países.

Setting up of an information portal by the Indian government for Indian students keen on pursuing foreign education and putting out a list of accredited recruiting consultants to help students avoid fraudulent operators – these were some of the suggestions put forth by the Russian Culture Centre in the city during the India and Russian Students Conference on Monday.
The conference was organised by the ministry of external affairs along with Russian Centre of Science and Culture in celebration of 70 years of diplomatic relations between the two countries.

Managing director of Study Abroad Consultants C Ravichandran said there has been a growing interest for studies in Russia from Indian students over the last two to three years. This has to go along with streamlining the process of foreign education be it the process of recruitment, academic procedures, the lodging of students, graduation and what follows after it, he added.

Consul general of the Russian federation in Chennai Sergey L Kotov said the number of students from south India going to Russian universities has been on the rise.

«Last year, we issued 40% more visas compared to the year before for students from the south. Student exchanges are a vital part of diplomatic relations between Russia and India,» he said.

A total of 803 students had left from the south for the 2016 academic year.

The conference organised on Monday aimed at providing guidance about higher studies to Indian as well as Russian students and involved video conference sessions with 1,500 delegates from across the two countries including nine cities in India.

Fuente: https://timesofindia.indiatimes.com/city/chennai/info-portal-mulled-to-make-studying-in-russia-foolproof/articleshow/62126088.cms

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Libro: 10 Mitos sobre la Cultura Libre y el Acceso Abierto al Conocimiento

Santiago García Gago

Detalles del libro:

CATEGORÍA
Año: 2014
Editor: RadiosLibres.net
Páginas: 32 páginas
Idioma: español
Desde: 16/10/2014
Tamaño: 1.81 MB
Licencia: Pendiente de revisión

Contenido:

Hay quienes dicen que el movimiento de la Cultura Libre favorece la piratería. Otros lo acusan de matar de hambre a quienes hace arte y cultura y no falta quien lo culpa de la escasez de creaciones culturales en este siglo. Todos son mitos. Solo eso, mitos que impiden el acceso a la cultura y al conocimiento de forma libre y abierta. Ninguno es cierto e iremos desmitificando, uno por uno, hasta completar los 10 más repetidos.

Esperamos que al final de esta guía te sumes, como persona, como organización o como medio de comunicación, a esta revolución que tiene como objetivo democratizar el acceso al conocimiento.

Y como también le apostamos a la revolución de las palabras y a hacer del castellano un idioma más inclusivo, en esta guía usaremos la expresión “der echo autoral” para referirnos al tradicional “der echo de autor”. Porque en el mundo hay autores y autoras y ellos no son los únicos que tienen derechos.

Derechos: https://openlibra.com/es/book/download/10-mitos-sobre-la-cultura-libre-y-el-acceso-abierto-al-conocimiento

Fuente:https://openlibra.com/es/book/10-mitos-sobre-la-cultura-libre-y-el-acceso-abierto-al-conocimiento

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Libro: Open Access

Open Access

Peter Suber

 Detalles del libro:
CATEGORÍA
Año: 2012
Editor: MIT Press
Páginas: 255 páginas
Idioma: inglés
Desde: 19/08/2013
Tamaño: 1.28 MB
Licencia: Pendiente de revisión

Contenido:

El Acceso abierto (en inglés, Open access, OA) es el acceso inmediato, sin requerimientos de registro, suscripción o pago -es decir sin restricciones- a material digital educativo, académico, científico o de cualquier otro tipo, principalmente artículos de investigación científica de revistas especializadas y arbitradas mediante el sistema de revisión por pares o peer review.

Acceso abierto significa que cualquier usuario individual pueda leer, descargar, copiar, distribuir, imprimir, buscar o enlazar los textos completos de los artículos científicos, y, usarlos con cualquier otro propósito legítimo como hacer minería de datos de su contenido digital, sin otras barreras económicas, legales o técnicas que las que suponga Internet en sí misma. Es decir, es una manera gratuita y abierta de acceder a la literatura científica. También se extiende a otros contenidos digitales que los autores desean hacer libremente accesible a los usuarios en línea. El acceso libre es una necesidad primaria hecha evidente por el advenimiento de Internet.

Esta corriente promueve eliminar las barreras económicas, legales y tecnológicas, y trata de obtener a cambio, como beneficios, una mayor accesibilidad para los documentos y una mayor visibilidad para los autores. Los documentos que están disponibles libremente son más consultados y tienen más posibilidades de ser citados. Por otra parte, otro efecto deseado consiste en que los conocimientos y avances científico-técnicos se distribuyan de la manera más amplia posible, devolviéndole así a la sociedad los frutos de las investigaciones por ella subsidiada. Dicho en otros términos, devolver a la sociedad los beneficios de las inversiones realizadas en investigaciones científicas.

Este manual, editado de forma libre por el MIT, expone todos estos conceptos de manera sencilla introduciendo así al lector en este ecosistema del Acceso Abierto: definición, motivaciones, tipos, políticas, ámbitos o los derechos de autor, son algunos de los capítulos aquí tratados.

Descargar: https://openlibra.com/es/book/download/open-access

Fuente: https://openlibra.com/es/book/open-access

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El Banco Interamericano de Desarrollo y Google se comprometen a impulsar la innovación en educación

Julio de 2017/Fuente: BID

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Google for Education anunciaron una alianza para generar soluciones innovadoras para mejorar la educación en América Latina y el Caribe.

La colaboración se enfoca en ejecutar actividades intensivas en tecnología a través de proyectos financiados por el BID, trabajando para implementar herramientas transformadoras, como G Suite for Education y Chromebooks, y procesos para el diseño de dinámicas de aula basadas en tecnología. Las dos organizaciones también se han comprometido a explorar oportunidades adicionales para integrar los proyectos de educación de Google a los programas e iniciativas del BID.

«Mejorar la calidad de la educación en toda la región requiere que captemos el potencial de la tecnología como una herramienta para aumentar el acceso y promover el compromiso de los maestros y estudiantes», señaló Emiliana Vegas, Jefa de la División de Educación del BID. «Colaborar con Google permite al Banco aprovechar los recursos y la experiencia de una de las compañías más avanzadas del mundo, mientras que la colaboración con el BID le permite a Google trabajar en comunidades de difícil acceso e impactar la educación a escala regional».

Además de este enfoque en el aprendizaje basado en tecnología, Google y el BID se enfocarán en generar un diálogo productivo sobre el papel de las iniciativas de innovación en la educación, creando espacios para el intercambio de conocimientos sobre el tema.

«Creemos firmemente que la innovación a través de la tecnología en la educación puede tener un impacto positivo significativo, pero tiene que ser correcta y cuidadosamente implementada y apoyada por los socios», dijo Rodrigo Pimentel, Director de Google for Education para Latinoamérica. «Esa es la razón principal por la cual creemos que esta colaboración con el BID es importante. Estamos trabajando y buscando proyectos con un impacto cuantificable en la educación».

Este compromiso en conjunto en torno a la educación se basa en una colaboración existente entre el BID y Google. En este momento, ya Google es una de las cuatro organizaciones anclas involucradas en la iniciativa ConnectAmericas del BID que trabaja para ayudar a las pequeñas y medianas empresas de la región a expandirse a nivel mundial.

Fuente: http://www.iadb.org/es/noticias/anuncios/2017-07-03/el-bid-y-google-colaboran-en-educacion,11837.html

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