Recuerdan que la OMS recomienda actividad física diaria con el objetivo de poner fin al sedentarismo y reducir las cifras de obesidad infantil
La Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (Camfic) lamenta que en los últimos 25 años, pese a haberse implantado ocho normativas educativas distintas, la asignatura de educación física «casi no ha variado ni en contenido ni en número de horas lectivas» en la comunidad.
En un comunicado, la entidad ha añadido que sigue sin impartirse en segundo de Bachillerato, y que todos estos planes «incumplen las recomendaciones internacionales« porque la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda actividad física diaria.
La coordinadora del grupo de Ejercicio Físico y Salud de la Camfic, Montserrat Romaguera, recuerda que «el incremento de la actitud sedentaria más peores hábitos alimentarios es igual a mayor obesidad infantil« provocará más enfermedades cardiovasculares y cánceres, y más tempranos.
Por ello, ha pedido una promoción de la actividad física extraescolar con tarifas asequibles, y potenciar las actividades físicas no competitivas, estimulando el ocio activo liderado por los docentes y rediseñando los patios escolares para «evitar el monopolio del fútbol por los más hábiles».
También ha reclamado que la educación física y la promoción de estilos de vida sean ejes transversales de la formación integral del alumno, una regulación «firme» de la publicidad alimentaria y del ocio de pantalla y el fomento de los desplazamientos activos.
Un nuevo estudio analiza qué peso tienen cinco hábitos de vida distintos en el desarrollo de obesidad durante la niñez. Los resultados, publicados en la revista Pediatric Obesity, revelan que el consumo de televisión resulta el más dañino.
Un equipo liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por ”la Caixa”, ha identificado hábitos de vida que puedan influir en el desarrollo de sobrepeso y obesidad durante la infancia. Entre todos los comportamientos analizados, el consumo de televisión es el que muestra una relación más fuerte con la aparición de estos trastornos.
Publicado en la revista Pediatric Obesity, el estudio se basa en los datos de 1.480 niños y niñas de Sabadell, Guipúzcoa y Valencia participantes en el proyecto INMA (Infancia y Medio Ambiente), una red de investigación española dirigida a estudiar el papel de los contaminantes durante el embarazo y sus efectos en la infancia.
El hecho de estar frente a la pantalla disuade a los pequeños de realizar actividad física e interrumpe su tiempo de sueño
Las y los investigadores tomaron en consideración cinco hábitos de vida distintos: la actividad física, las horas de sueño, el consumo de televisión, la ingesta de vegetales y el consumo de alimentos ultraprocesados. Cuando las y los niños tenían cuatro años, el equipo científico pidió a las madres y los padres que aportasen detalles sobre sus hábitos de vida a través de varios cuestionarios.
Con el objetivo de medir el impacto que ejercen estos hábitos en su salud, se calculó el índice de masa corporal (IMC), el diámetro de la cintura y la presión sanguínea de cada uno de los participantes cuando estos tenían cuatro años y también posteriormente, a la edad de siete.
“La mayoría de estudios realizados hasta la fecha se han centrado en el impacto que tienen estos hábitos de vida por separado, sin tener en cuenta los efectos acumulativos”, comenta Martine Vrijheid, colíder del estudio e investigadora en el programa de Infancia y medio ambiente de ISGlobal.
“Pero es bien sabido que los comportamientos poco saludables tienden a coexistir e interrelacionarse entre sí. Por eso, en nuestra investigación hemos examinado los hábitos de vida en su conjunto, para desarrollar intervenciones que aborden los factores determinantes de la obesidad desde un punto de vista más amplio”, añade.
La televisión, promotora de malos hábitos
De acuerdo con los resultados, aquellos niños y niñas que con cuatro años son menos activos y están más apegados al televisor muestran un mayor riesgo de sufrir sobrepeso, obesidad y síndrome metabólico al cumplir siete años. Las y los investigadores también tuvieron en cuenta el tiempo dedicado a otras actividades sedentarias, como leer, pintar o hacer rompecabezas. Sin embargo, estas actividades no parecen influir en la aparición de sobrepeso u obesidad.
“Cuando miran la televisión, los niños y niñas ven gran cantidad de anuncios de comida poco saludable. Esto puede propiciar el consumo de estos alimentos”, afirma Dora Romaguera, colíder de la investigación y miembro de ISGlobal.
Los productos ultraprocesados son ricos en azúcares, sal y grasas saturadas, pero su aporte nutricional es muy bajo
Los productos ultraprocesados, como la bollería, las bebidas azucaradas o los cereales refinados, son ricos en azúcares, sal y grasas saturadas, pero su aporte nutricional es muy bajo. De acuerdo con los resultados del estudio, un consumo elevado de estos alimentos a los cuatro años se relaciona con un IMC más alto a los siete años.
Además, el hecho de estar frente a la pantalla “los disuade de realizar actividad física e interrumpe su tiempo de sueño”, afirma Sílvia Fernández, investigadora posdoctoral de ISGlobal.
Un tiempo de sueño adecuado en la primera infancia es crucial para el control del peso más adelante. “Según estudios previos, el 45 % de los niños y niñas no duermen las horas recomendadas por día”, asegura Fernández. “Esto es preocupante porque se ha visto que la falta de sueño en la infancia tiende a relacionarse con la obesidad”.
“Identificar aquellos hábitos que fomentan el sobrepeso y la obesidad en las primeras etapas de la vida puede ayudarnos a definir estrategias preventivas que eviten la aparición de otras afecciones, como las enfermedades cardiovasculares y metabólicas en la vida adulta”, apunta Rowaedh A. Bawaked, primera autora del estudio e investigadora del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM).
Según concluye la investigación, para la salud adulta es crucial seguir unos hábitos de vida saludables durante la infancia: invertir pocas horas frente al televisor, realizar actividad física extraescolar, dormir las horas pertinentes, consumir vegetales en abundancia y descartar la ingesta de productos ultraprocesados.
Referencia bibliográfica:
Rowaedh A. Bawaked, Sílvia Fernández-Barrés, Eva Maria Navarrete-Muñoz, Sandra González-Palacios, Mònica Guxens, Amaia Irizar, Aitana Lertxundi, Jordi Sunyer, Jesus Vioque, Helmut Schröder, Martine Vrijheid, Dora Romaguera. Impact of lifestyle behaviors in early childhood on obesity and cardiometabolic risk in children: Results from the Spanish INMA Birth Cohort Study. Pediatric Obesity. November 2019. https://doi.org/10.1111/ijpo.12590
Fuente e Imagen: https://www.agenciasinc.es/Noticias/La-television-es-el-habito-de-vida-que-mas-se-relaciona-con-la-obesidad-infantil
Mientras avanzan, aunque más lentamente de lo deseable, los programas para erradicar el hambre y la malnutrición infantil en los países pobres, una nueva forma de malnutrición se extiende por todo el mundo, incluidos los países avanzados, hasta el punto de poner en riesgo los derechos de la infancia. Es la malnutrición que resulta de una dieta desequilibrada y poco saludable que, unida al creciente sedentarismo, está provocando una epidemia de obesidad infantil. España es uno de los países más afectados. Un informe realizado por Unicef con datos de 3.803 escolares de 245 centros revela que el 35% de niños y adolescentes de entre 8 y 16 años tiene sobrepeso y el 14,2%, obesidad. Pero lo más relevante es que el problema afecta con mayor intensidad a segmentos de población con menos ingresos. A mayor pobreza, mayor tasa de sobrepeso y obesidad infantil.
La dieta es uno de los principales determinantes de salud. A las carencias económicas, de bienestar y de educación que sufren las familias en situación de pobreza se añade en este caso un factor de desigualdad que se proyectará sobre toda la vida adulta de estos niños, pues la obesidad provoca diabetes y patología cardiovascular. La mayor incidencia del sobrepeso en las familias pobres se debe en parte a la falta de conocimientos sobre dietética y salud, pero sobre todo a la existencia de una oferta de alimentos procesados y bebidas azucaradas muy baratos que ingeridos en exceso provocan un rápido incremento de peso. El problema es que estos alimentos resultan atractivos porque tienen potenciadores del sabor, pero además son más asequibles que los alimentos frescos y saludables. Son las llamadas caloríasbaratas, que además de ser más accesibles se presentan con una publicidad muy agresiva que las hace especialmente deseables.
Se trata de una realidad compleja que hay que abordar, porque no hacerlo condicionará la salud de estos niños para el resto de su vida y comportará una carga muy onerosa para el sistema sanitario público. Puesto que en el origen hay un problema de educación, es preciso reforzar los programas de formación dietética y llegar a las familias de riesgo a través de los propios colegios. También se puede incidir a través de las becas de comedor, incluyendo en los criterios de concesión no solo los económicos, sino de prevención de la obesidad. Y es preciso asegurar también que los niños hacen en el colegio suficiente ejercicio físico para contrarrestar la tendencia al sedentarismo.
Todas estas medidas son necesarias, pero sus resultados son lentos. Mucho más eficaz es intervenir sobre la oferta, regulando mejor desde una perspectiva de salud pública los alimentos procesados con elevados contenidos en grasas, sal o azúcar. La ingesta continuada de estos productos altera el umbral de tolerancia, de manera que el gusto se acostumbra a esos ingredientes y cada vez los necesita en mayor proporción. Todo ello, agravado por una publicidad a veces engañosa que pone el acento en la abundancia y la experiencia más que en la calidad y la salud. La única forma de romper esta espiral es conseguir que los alimentos preparados reduzcan el potencial calórico y se acerquen lo más posible a su sabor natural. Para ello es preciso alcanzar una alianza entre las políticas públicas y una industria alimentaria que no puede ignorar el grave problema de salud que se está creando.
Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2019/10/22/opinion/1571767951_261160.html
Los nutricionistas Aitor Sánchez y Lucía Martínez han editado una guía infantil para orientar a los padres en la alimentación de sus hijos
La batalla para que los hijos coman bien es uno de los grandes dolores de cabeza a los que a menudo se enfrentan los padres. ¿Cómo conseguir que tomen fruta y verdura? ¿Se pueden esquivar los alimentos poco saludables? Los nutricionistas Aitor Sánchez y Lucía Martínez intentan echar un capote a estos preocupados padres con¿Qué le doy de comer? (Paidós).
Los dos expertos hacen una radiografía bastante pesimista sobre cómo alimentamos a nuestros niños. Basar la alimentación en productos frescos desde los seis meses de vida e involucrar a los niños en todo lo que tiene que ver con la alimentación desde edades tempranas son algunas de sus recomendaciones.
– ¿Lo hacemos muy mal con la alimentación de nuestros niños?
Aitor: Es objetivo que no lo estamos haciendo muy bien; ya no solo por las consecuencias, sino también por los consumos. En España superamos más del 40% entre sobrepeso y obesidad infantil. Haymalnutrición calórica y también desnutrición cualitativa porque faltan nutrientes que son importantes en el desarrollo. Los chavales de nuestro contexto no tienen un patrón de alimentación muy sano. Y los motivos son muy diferentes.
– ¿Cuáles?
A: Por un lado está el patrón dietético que se ha mantenido. En ocasiones estamos recibiendo recomendaciones bastante anticuadas. No tenemos la figura de la dietista-nutricionista en atención primaria, que sería fundamental. Un niño puede consumir el 90 % de los alimentos a partir de los 6 meses, salvo excepciones. Y hay una gran presión de la industria alimentaria, especialmente en los alimentos infantiles.
– ¿Qué alimentos habría que excluir al principio? A parte de los frutos secos…
A: Los frutos secos se pueden tomar teniendo cuidado en cómo se presentan. Los podemos dar machacados o en crema. Sí que hay que ir con cuidado con las uvas o los tomates cherry… por el riesgo de broncoaspiración. También hay que vigilar con las espinas o huesos fragmentables. Y es mejor esperar para dar las verduras de hoja verde, como las espinacas, que están muy contaminadas con nitratos. También los pescados azules de gran tamaño porque pueden estar contaminados con mercurio.
Lucía: También hay que excluir la bebida de arroz, la miel y la carne de caza.
A: La carne de caza por el plomo, la bebida de arroz por el arsénico y la miel por el botulismo.
– ¿Cuál es el primer paso para intentar que nuestros hijos coman bien?
L: No basar la alimentación en productos (elaborados) y hacerlo en alimentos frescos.
“El 95% de los productos destinados a público infantil son malsanos”
AITOR SÁNCHEZDietista-nutricionista y tecnólogo alimentario
– La pregunta del millón ¿Cómo conseguimos que coman y que lo hagan convencidos?
A: Si alguien responde a esta pregunta es un vendehumos. Hay familias que tienen que mejorar la relación con la comida, otras la compra, a otras familias igual les fallan los picoteos y a otras el clima del hogar. Nosotros proponemos analizar todas las perspectivas que tiene la alimentación en el hogar y dar propuestas para que todo el mundo pueda mejorar un poco. Cómo involucrar a los chavales a la hora de comprar y cocinar, cómo presentar los alimentos, cómo diseñar las comidas… Pero si tuviéramos que dar una clave probablemente sería dar ejemplo porque desde ahí se construye la educación alimentaria.
– ¿Cuál es el error más común que cometemos en alimentación infantil?
L: Depende un poco de la edad. En bebés, iniciar la alimentación sólida basada en productos infantiles industrializados como papillas de caja, potitos y todos los “mis primer”. Son alimentos muy azucarados con una textura que siempre es igual. Hay que darles alimentos. En niños más mayores el error es que si comen carne solo lo hagan en forma de salchicha o nugget, y el pescado en forma de varitas de merluza. O que si comen verdura solo sea escondida dentro de una croqueta o en una lasaña. En la adolescencia a esos malos hábitos se le puede añadir que consuman bebidas energéticas.
“Si empezamos a cambiar desayunos y meriendas comeremos mejor”
LUCÍA MARTÍNEZDietista-nutricionista
– La presión de la publicidad ¿hace que nos desviemos del buen camino?
A: Sí. Pero habría que reflexionar sobre por qué hemos permitido que sean estas entidades las que tengan la voz cantante en lanzar el mensaje infantil. Los países nórdicos llevan controlando lapublicidad infantil hace muchos años. Los programas de educación escolar de Japón son de los más avanzados del mundo sobre cómo involucrar a los chavales en el desarrollo de comida saludable. Y las experiencias que está teniendo Chile para controlar la publicidad que aparece en el etiquetado son magníficas. Este país también controló que en los productos infantiles no se pudieran regalar juguetes. Se puede actuar. Si aquí no lo hemos hecho es porque los gobiernos no han querido.
– Se lo ponen difícil al consumidor… Es complicado ir con niños al supermercado.
A: Es que hay que saber en qué puntos tienes que involucrar a tu hijo al ir al supermercado. Quizás es en casa donde le tienes que hacer partícipe de la alimentación. Preguntarle qué postres o qué frutas quiere tomar. O hacer juntos la lista de la compra en casa y, cuando vayamos al supermercado, ir directamente a lo que nos interesa. Pero pecamos de hacerlos partícipes en las partes menos sanas. Vamos al súper y como premio le dejamos que se coja un dulce. O en el restaurante, si no ha incordiado mucho, le dejamos que se coma un helado. Involucramos a los chavales con la comida de una manera realmente incoherente: premiamos con comida malsana y loscastigamos con comida saludable.
– Ahora están de moda las App que te dicen si un producto es saludable y los productos destinados al público infantil no sacan buena nota ¿Son peores que los de adultos?
A: No pierdas tiempo en una App para que te diga si un producto envasado es saludable, porque es fácil deducirlo. El 95% de los productos destinados a público infantil, y puede que más, son malsanos. Por norma no son saludables. Y los productos sanos no se publicitan: las berenjenas, el calabacín, la patata… Nuestra compra debería estar basada en productos frescos. Y en los productos que son sanos no hay mucha duda: las judías o los garbanzos en bote, las judías verdes congeladas, los copos de avena… No pierdas tiempo mirando si el jamón cocido tiene una puntuación 70 en la App Yuca. ¡Come fruta!
“Si no puedes prescindir de las galletas, tienes un problema de alimentación”
AITOR SÁNCHEZDietista-nutricionista y tecnólogo alimentario
– ¿La lactancia materna es la mejor manera de iniciar la alimentación?
L: Obviamente, si podemos elegir escogeremos siempre lactancia materna siguiendo las recomendaciones de la OMS y el consenso científico.
– Y después, ¿la introducción directa de los alimentos sólidos o BLW (Baby Led Weaning) favorece que los niños coman mejor que si toman papillas?
A: Un niño que se educa así, explora, experimenta texturas y sabores, empieza a conocer la comida como algo que no siempre es igual, y tendrá una perspectiva un poco más abierta de la comida. Si le damos potitos, papillas y leches de continuación, el niño es un agente pasivo. El BLW es el mejor método, pero también hay que valorar otras cosas, porque implica tiempo y dedicación. Y si la familia se va a preocupar por si se atraganta… quizás mejor hacerles una papilla casera.
– ¿Qué tipos de alimentos debemos priorizar?
L: La fruta, verduras y hortalizas. Si en casa consumimos carne y pescado, que sean frescos. Legumbres y frutos secos, que en el caso de niños muy pequeños pueden ser molidos o en crema. Aceite de calidad, es decir, de oliva. Y agua para beber.
– Ustedes son muy críticos sobre cómo se trabaja el tema de la alimentación en las escuelas.
A: La descripción objetiva es que se hace fatal, aunque hay escuelas infantiles que están mejorando. Nosotros damos herramientas para mejorar.
“No pierdas tiempo mirando si el jamón cocido tiene un 70 en la app Yuca. ¡Ve a la frutería y come fruta!”
AITOR SÁNCHEZDietista-nutricionista y tecnólogo alimentario
– ¿Son los desayunos y las meriendas lo que peor hacemos con los niños?
L: Son dos ingestas más propensas a ser cubiertas por productos malsanos y superfluos. La inmensa mayoría de personas no se plantearía darle a su hijo una palmera de chocolate de cena, pero se la damos de merienda tranquilamente. Y es igual de insana a las 5 de la tarde que a las 9 de la noche. Cambiar desayunos y meriendas puede ser un buen punto de partida para comer mejor.
– En el libro dicen que si el niño ha cenado bien es preferible que no desayune a que lo haga mal. Esto va en contra de muchas recomendaciones.
A: El niño ha cenado, no se ha movido absolutamente para nada… No hay ninguna necesidad de obligarle a tomar ninguna ingesta superflua si va a tomar algo a media mañana. Si fuese en otro contexto lo podríamos debatir. Si no ha cenado, si va a hacer un triatlón, hace 40 grados al sol y no está hidratado, vale. Pero va a estar sentado en un pupitre. ¿Para qué quieres meterle galletas, cereales de desayuno…?
– ¿Son peores que salir de casa en ayunas?
A: Decimos eso y damos alternativas viables: que se coma un plátano por el camino, o que picotee algo de fruta. Cualquier cosa es preferible a que le obligues a tomar leche chocolateada y galletas o una magdalena. Espérate, aprovecha que tenga hambre y que entonces tome algo saludable. El desayuno infantil más general en nuestro contexto es sinónimo de desayunar mal: galletas infantiles, cacao azucarado, cereales…
– En el libro ponen como tope tomar galletas tres veces al mes.
A: Si no puedes prescindir de las galletas, tienes un problema de alimentación importante en casa. Si tu familia no puede prescindir de un alimento que es malsano, hay un problema superior, independientemente del aporte nutricional que te esté dando.
– Y proponen prescindir de los zumos, que favorecen aparición de caries ¿También si son naturales?
A: Sí sí. Da lo mismo si el zumo se ha exprimido en Murcia o en tu casa. El problema es que tiene azúcar libre, y eso lo vuelvecariogénico. Además es poco saciante, hace que los niños tomen más azúcar del que deben… Los zumos están completamente desaconsejados como bebida ocasional, y no sustituyen a la fruta.
– Dennos una propuesta de desayuno o merienda saludable y que sea atractiva.
A: Un plátano, una tostada de pan con tomate y, si eres más instagramer y tienes más tiempo, le puedes poner aguacate, un bol de yogur (puede ser de soja) con nueces y canela. Macedonia. Un huevo revuelto. Judías… Los niños de Japón desayunan arroz, los británicos alubias, en Costa Rica frijoles, y en la mayoría de sitios africanos, fruta. Es Europa la que ha decidido desayunar chococrispies. Hay que preguntarse por qué en España hay que recomendar galletas de dinosaurios en lugar de comida. Y las galletas no son dieta mediterránea. Pero nuestra dieta tiene muchos alimentos superfluos que la hacen malsana.
Fuente de la entrevista: https://www.lavanguardia.com/vivo/lifestyle/20191021/471023284007/castigamos-ninos-comida-saludable-alimentacion-infantil.html
Director del departamento de Pediatría Medioambiental en el Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia:
“Las cosas pequeñas importan”. Juan Antonio Ortega, director del departamento de Pediatría Medioambiental en el Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia, repite la frase varias veces a lo largo de la entrevista. En este caso, este pediatra se refiere a un gesto tan pequeño como ir andando al colegio para combatir un doble problema: la generalizada obesidad infantil (“globesidad”, la llama) y los altos índices de contaminación en las ciudades. Para ello, el Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría que él coordina se ha volcado, junto a otras organizaciones, en la propuesta Caminando al cole, con la que pretenden recuperar esa costumbre tan habitual antes y tan escasa ahora de ir el colegio andando o en bici. El documento, que se presentará en forma de Proposición No de Ley (PNL) para una hipotética aprobación en el Congreso, alerta sobre las consecuencias negativas de las hileras de vehículos acudiendo en los colegios, tanto para los propios menores como para las ciudades y el medioambiente.
Vamos a fijar el marco primero. ¿Qué es la pediatría ambiental?
Constituye un área del conocimiento dentro de la pediatría dedicada a comprender, manejar, evaluar los factores de riesgo de salud ambiental en la salud de los niños. Es un área clínica que incorpora una mirada nueva a las enfermedades, muchas de ellas ambientalmente relacionadas. Hay pocas áreas así en el mundo, pero constituye unos de los desafíos de la Organización Mundial de la Salud más importantes para la infancia y la UE insta al desarrollo de unidades clínicas de este tipo. En un futuro, gran parte de las tareas de los profesionales será asesorar sobre la salud de las personas. La salud medioambiental viene a cambiar de plano la forma estructural en que se organizan los sistemas sanitarios. Hay un pool de enfermedades ambientalmente relacionadas que señala la UE: las enfermedades respiratorias, asma, trastornos endocrinos y del desarrollo sexual en los niños, cáncer infantil… hay una creciente conciencia social, cada vez más padres y madres preguntan si tal o cual cosa puede afectar a su hijo. Cada vez hay una mayor conciencia social sobre medioambiente y enfermedad. Es mucho lo que las familias y los enfermos pueden hacer para mejorar su calidad de vida y su salud sin necesidad de pensar en lo grande, haciendo pequeñas cosas.
¿Cuál es el objetivo de su propuesta ‘Caminando al cole’?
Tenemos un problema en España de obesidad infantil, y llevamos 25 años aplicando el mismo método para combatirla: “Vete al médico, que te dará las pautas”. Los resultados indican que a lo mejor no se están dando los resultados esperados. Y seguimos igual. Necesitamos innovar, explorar nuevas vías. Las cosas pequeñas importan. ‘Caminando al cole’ constituye un acercamiento para abordar un problema global de obesidad que tienen nuestras ciudades con una mirada nueva. Hacemos un llamamiento a la participación en la comunidad y en el barrio. Les pedimos a los pediatras de atención primaria que participen en los proyectos de su ciudad, que contribuyan con su conocimiento. ‘Caminando al cole’ es un cambio importante, porque lanza mensajes a las familias, barrios y ciudades. Creo que se va a colocar en dos estrategias importantísimas: el control y prevención de la obesidad infantil y de la contaminación atmosférica urbana. A todos nos vienen a la cabeza los atascos que se montan en los entornos escolares. Conseguir que las escuelas tengan entornos saludables es clave también. Esta PNL viene a reclamar esta necesidad de construir entornos saludables en su espacio natural, donde juegan y pasan 40 horas a la semana.
¿Cómo de importante es el problema de obesidad del que habla?
Hasta un 40% de los niños en edad escolar tiene exceso de peso. Es un disparate, es una bomba de relojería en el tiempo. La obesidad relaciona con enfermedades crónicas, cardiovasculares, respiratorias, neurológicas, el 8% de los cánceres de la vida adulta se asocian al exceso de peso…
¿Puede tener que ver también con que no se ven ya niños jugando en la calle, aparte de ir caminando al colegio?
Se ha perdido barrio, se ha perdido calle. Los niños cada vez pasan más tiempo en espacios cerrados. Cuando un padre te dice que el niño está jugando todos pensamos que está en la habitación con un par de pantallas. Hace unos años el pensamiento habría sido que está jugando al balón en la calle. La calle se ha perdido como un espacio de recreo, socialización y juego para la infancia. Tenemos que recuperar la calle para los niños. Trabajar para la peatonalización de las ciudades, la horizontalización, abrir espacios para que la gente camine, crear espacios públicos donde los niños puedan pisar la tierra y abrazar los árboles. Necesitamos conectar a los niños con la naturaleza y crear entornos más saludables.
Se dice en la PNL que los padres empezaron a llevar a sus hijos en coche al colegio por una sensación de inseguridad indefinida. Pero se ha dado la paradoja de que para evitar un riesgo difuso se ha creado un riesgo concreto: más contaminación en los entornos escolares y más posibilidades de accidentes/atropellos.
En el piloto que hemos hecho, uno de los elementos que explorábamos era si las familias consideraban seguro ir al colegio y por qué. Intentamos explorar la explicación, si no lo consideraban seguro por qué era. Antes había una serie de elementos clave para que los críos fueran andando al colegio. Influía la cultura, el diseño urbano y, lo que más, era la distancia del hogar al colegio. También la edad del crío. En los menores de 7-8 años los padres consideraban que podían andar unos 800 metros. A partir de los 10 años, 1,8 kms aproximadamente. Las familias piensan en la distancia a la hora de valorar ir andando al colegio. La percepción de que el barrio es seguro es importante, con un máximo de dos kilómetros de distancia. Los colegios también podían hacer mucho. En las comunidades escolares que habían desarrollado materiales y habían hecho algo de campaña esos niños caminaban más, los centros con más aparcabicis también utilizaban más la movilidad activa. En los municipios donde los guardias estaban en los cruces, también.
Supongo que existe una relación directa entre el tamaño del municipio y cuántos niños van andando al colegio. ¿O es una cuestión de distancia al colegio, más allá del tamaño del núcleo?
En los municipios más pequeños es más fácil implementar estos proyectos. ‘Caminando al cole’ va vinculado también a un proyecto de barrio, es recuperar la comunidad de vecinos del barrio. No es solo acompañar a los hijos andando, se crean experiencias. Hemos visto proyectos en los que los padres se rotaban. También le damos utilidad a los abuelos, que a las 8.10 estaban preparados para llevar a sus nietos y otros niños al colegio. Esto también crea vínculos entre los pequeños y los mayores. Al final de algunos procesos hemos visto cómo los más mayores cuidaban de los más pequeños. La experiencia en valores es muy positiva. Construye vínculos, barrio, incorpora a los ancianos a una ciudad más viva y saludable. También influye en la obesidad infantil y en la calidad del aire. Pusimos en un centro un medidor de calidad de aire y se venían abajo los niveles en las horas puntas. Alcanzaba los 70 ppm de materia particulada. El proyecto ‘Caminando al cole’ redujo la presencia de estas sustancias a ocho veces menos. Se nota mucho y es un proyecto comunitario, no son solo las AMPA. Implica rediseñar las ciudades, que adultos y pequeños podamos ir seguros por nuestras ciudades, coger la bici, recuperar barrios que nunca debimos perder. Estoy convencido de que los alcaldes son auténticos ministros de salud pública, pero algunos no lo saben aún. Tienen competencias para mejorar el diseño urbano de las ciudades y para construir barrios y ciudades saludables.
En el texto habláis de la “amenaza invisible” de la contaminación. ¿Minimizamos los riesgos que presenta?
Es muy importante. La contaminación del aire constituye una de las mayores amenazas para la salud. Y una de las más descuidadas en las últimas décadas. Su impacto es enorme. Un 20% de las muertes por riesgo cardiovascular de la infancia se asocia a la contaminación del aire. Es mucho. La comunidad científica lo tiene claro, cada vez más observamos la necesidad urgente de mejorar la contaminación atmosférica urbana. La buena noticia es doble: todos los efectos son 100% prevenibles y ya hay experiencias positivas en ciudades, como prohibición del tráfico más pesado o el cierre de vías para crear entornos más saludables. Es una excelente noticia para implementar que haya modelos. Quizá haya sido de lo más descuidado en los últimos años, pero la evidencia lo sitúa en el eje central.
¿Se puede actuar sobre la contaminación localizada en un punto concreto como un colegio?
La contaminación atmosférica no es invisible, aunque hayan intentado hacérnoslo creer desde hace años. Una de las características es que cuánto más cerca estés del foco, las probabilidades de exposición son mayores y la concentración de contaminantes es mayor, aunque pueda influir el viento, etc. Tenemos colegios construidos con aglomeraciones o construidos al lado de un autovía. En estas cosas también se ve el entorno urbano. ¿Están los colegios en un lugar seguro? ¿Está en una avenida o rambla? ¿Está junto a un lugar de alto tráfico? Esto es clave, es la pregunta que hay que hacerse. Hace 50 años, la escuela estaba en el centro de las ciudades, en el corazón. Hemos ido viendo cómo ese urbanismo descontrolado desplazaba a los niños hacia las periferias y zonas inseguras a veces, con avenidas, autopistas, lugares donde la presión del tráfico es tremenda. Hablamos de caminar al cole, pero aún hay colegios con barracones, y esto ocurre porque los niños no votan y nosotros decidimos por ellos. Oímos a padres quejarse de escuelas con amianto, barracones, patios a veces inseguros, niños soportando temperaturas increíbles en las aulas, algo impensable para los adultos. Además, esto influye en su rendimiento posterior. Hablamos de niños que pasan 40 horas en la escuela y carecen de medio regulador dedicado a la protección de la salud medioambiental escolar. Es la salud laboral de la infancia, entiéndase. Esto va a ser uno de los desafíos más importantes de los próximos años, la salud medioambiental escolar.
¿Las familias son conscientes de esto?
Creo que se piensa poco. Los niños no votan, luego son invisibles. Y la escuela tiene el paradigma de espacio mágico, pero creo que el tejido social en España está poco organizado para proteger la salud ambiental escolar, aunque hay una creciente conciencia social de esa relación entre la salud de los niños y el medio ambiente escolar. Pero necesitamos avanzar en la cristalización activa de esa sociedad que haga valer los derechos para proteger la salud de la infancia en el entorno escolar.
¿Han hablado con los partidos?
Se les ha hecho llegar a distintos activos dentro de la política y tendrán que hacer un ejercicio de reflexión importante. Es una oportunidad extraordinaria para que piensen un poco. Pero nos falta una cultura política para entender que hablamos del futuro de la nación. A los políticos les pedimos algo muy importante. El 90% del peso cerebral que tenemos todos como individuos se construye en la primera década de vida. Cuando hablo de peso cerebral hablo de la inteligencia individual o las matemáticas, pero también la inteligencia colectiva, al emprendimiento, a cómo nos relacionamos con los demás. Pues desarrollar a estos individuos construyendo entornos más saludables en su medio natural, la escuela, es una prioridad. Esto trasciende de forma horizontal a todos los partidos, deberían defenderlo como a sus propios hijos. Recuperar entornos y barrios saludables, el diseño de las ciudades, potenciar que los niños vayan andando, activen sus neuronas desde primera hora de la mañana, contribuyan a que el aire sea más limpio, que las escuelas sean más cercanas a donde viven los chavales.
¿Pero sabéis qué opinan?
A nivel individual todos lo reciben como algo que hay que hacer. Hay gente comprometida porque esto trasciende a la filiación política porque es hacer barrio, es algo cercano. Hay comunidades interesadas en sacar esto. Creo que los municipios van a ser clave. Y los padres y madres. A los pediatras, animarles a que participen en la comunidad, salgan a aportar el conocimiento científico. Queremos ver a través de una serie de cuestionarios online cómo disminuye el perímetro abdominal de los niños. Dos tercios de la actividad diaria recomendada (2 kms andando) lo harían con esto. Sabemos que en la obesidad el impacto puede ser importante. Las cosas pequeñas importan, sobre todo sin son diarias. Diez meses de escuela son 400 kilómetros al año andando. Esto se va a notar en el diámetro abdominal y en la calidad del aire. También repensar el diseño urbano, la ubicación de las escuelas que comentábamos antes.
Ha hecho mención dos veces un poco de pasada a que ir andando al colegio mejoraría el rendimiento académico.¿Cómo?
En el documento que hemos revisado hay trabajos científicos que asocian mejoras en el rendimiento cognitivo y los resultados académicos. Es lógico. Cuando movemos el corazón, el sistema, el oxígeno, activamos el riego cerebral. Los estudios muestran cómo los niños que van andando al cole mejoran sus resultados académicos, su rendimiento, su autoestima, aumenta el sentido de pertenencia. También disminuye la ansiedad, mejora la atención, ahora que hay niños con tanta actividad hiperactiva. Les hace centrarse más. Las cosas pequeñas importan, este es un desafío extraordinario.
Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/09/20/tenemos-que-recuperar-la-calle-para-los-ninos/
Europa/ España / 19.02.2018 /Fuente: www.publico.es.
Andalucía se ha convertido en la primera comunidad autónoma que legisla contra la obesidad y lo ha hecho con la misma virulencia que antaño ejerció el Gobierno de España contra el tabaco. No en vano, el Ejecutivo de Susana Díaz otorga a los trastornos alimenticios la consideración de “pandemia” del siglo XXI. La obesidad afecta al 16,6% de la población adulta y a uno de cada cuatro niños andaluces, el grupo más vulnerable y en el que más se ha pensado al diseñar la ley.
Quizá por eso, la norma trae consigo todo un catálogo de medidas punitivas contra aquellos que faciliten a los jóvenes productos asociados a la obesidad infantil, desde el cierre temporal de un negocio de hostelería, el embargo de bienes o la retirada de la mercancía, hasta multas por valor de 250.000 euros.
La Junta de Andalucía ha prohibido por ley la venta de bollería industrial y bebidas azucaradas en los centros escolares de esta región. La norma, que ha entrado en vigor este mes, obliga a los colegios de Infantil y Primaria a retirar las máquinas expendedoras automáticas que facilitan estos productos, pero afectará mucho más a los institutos de Secundaria y Bachillerato, donde sí se permite la presencia de estos dispositivos, pero sujeta a ciertas reglas y, por supuesto, prohibiendo la venta en centros docentes de alimentos y bebidas proscritas, a saber, “con un alto contenido en ácidos grasos saturados, ácidos grasos trans, sal o azúcares”. El mismo reglamento se aplicará a las cantinas, bares y comedores ubicados dentro de instalaciones escolares.
Un Bollycao, por mencionar alguno de los alimentos vetados, excede de las 200 kilocalorías que la ley ha fijado como tope. Una Coca Cola, una Pepsi o un refresco similar contiene un exceso de azúcares y sustancias estimulantes cuya venta está prohibida en las escuelas andaluzas y, desde ahora, sujeta a condiciones en otros edificios públicos, por ejemplo un centro de salud.
Los hospitales y ambulatorios andaluces no tendrán que retirar las máquinas de refrescos y café (la cafeína también está vetada), pero sí están obligados a instalar una fuente de agua natural justo al lado o, en su defecto, introducir botellas de agua en las máquinas expendedoras de refrescos.
Las empresas responsables de las máquinas expendedoras tendrán que ofrecer agua potable en los centros educativos, bien habilitando fuentes a una distancia máxima de dos metros de la máquina, bien integrando el acceso al agua en el propio dispositivo. La ley también les obliga a mostrar en un lugar visible para los alumnos “la cantidad de calorías netas por porción envasada” de los alimentos que se venden en un instituto.
La ley andaluza contra la obesidad (nombre oficial Ley para la Promoción de una Vida Saludable) ha tardado más de dos años en ver la luz, en parte por la resistencia que ha ofrecido el sector de la hostelería y las empresas que distribuyen los alimentos proscritos, que afrontan las sanciones más duras recogidas en la ley. El texto final ha rebajado el volumen de las multas respecto al primer borrador (la horquilla llegaba a los 300.000 euros), pero siguen siendo cuantiosas: una falta leve está castigada por debajo de 3.000 euros y una infracción muy grave hasta 250.000 euros.
Se considera falta leve, por ejemplo, que un centro educativo no compruebe si las máquinas expendedoras informan de manera clara del impacto que pueden tener los productos que venden en la salud de los niños (del mismo modo en que aparece en las cajetillas de tabaco). En este caso, también supone una falta leve el no ponerse en contacto con las empresas fabricantes o distribuidoras de dichos productos para reclamar la información que exige la ley.
Una falta grave, multada con 3.000 a 15.000 euros, amenaza a las empresas de catering (y también a la dirección de centros) que dispensen en los centros educativos “menús no adaptados a las necesidades nutricionales del alumnado”. Tiene la misma consideración penal “la promoción y publicidad de alimentos envasados o bebidas refrescantes” que vulneren los “criterios nutricionales” que establece la ley “en los centros sanitarios con atención a menores en edad pediátrica”. También es una sanción grave que los bares no oferten el acceso gratuito a agua potable.
El catálogo de infracciones muy graves es el más extenso, e incluye la prohibición de la venta en centros escolares de alimentos y bebidas saturados de grasas y azúcares. La ley también prohíbe a las empresas que fabrican o distribuyen estos productos hacer campañas de promoción alimentaria, promoción del deporte (una carrera popular) o patrocinios de equipos y eventos deportivos en el ámbito académico “sin estar autorizado para ello”. Además está multado con hasta 250.000 euros la instalación de máquinas expendedoras en colegios de Infantil y Primaria, así como la venta de alimentos envasados y bebidas perniciosas en fiestas y celebraciones escolares.
Intervenir productos y embargar cuentas
Con carácter preventivo y para no llegar a imponer sanciones, la ley andaluza introduce una serie de “medidas provisionales” contra los establecimientos y empresas de restauración que pongan en riesgo la vida saludable de los andaluces, por ejemplo: la suspensión o cierre temporal del negocio; la retirada o intervención de los productos que venden “por razones de sanidad, higiene o seguridad”; el embargo preventivo de “bienes, rentas y cosas fungibles”; el depósito, retención o inmovilización de vehículos de reparto; la intervención de ingresos por la venta de productos “ilícitos y prohibidos” o la congelación de ingresos que dependan de la Administración Pública…
La Consejería de Salud, responsable de la norma, también ha introducido cambios en currículum escolar de los andaluces para fomentar programas de educación física. En un plazo de dos años, se establecerá un tiempo mínimo de cinco horas a la semana de ejercicio físico y ampliar las actividades extraescolares que incluyen esfuerzo muscular.
Esto no implica necesariamente ampliar las horas de la asignatura de gimnasia. Algunas escuelas andaluzas ya regulan este hábito mediante prácticas de 15 minutos al día de ejercicio físico nada más empezar la jornada escolar, algo que se ha demostrado repercute positivamente en el rendimiento académico. El fomento del ejercicio también se regula en empresas de más de 50 empleados, que tendrán la obligación de habilitar aparcamientos para bicicletas a su entrada.
Los bares y restaurantes están a partir de ahora obligados a ofrecer de forma gratuita un recipiente con agua y vasos para sus clientes, y los restaurantes y supermercados deberán disponer de menús saludables y de diferentes tamaños de raciones de alimentos frescos y perecederos en cantidades adaptadas a la composición de diferentes unidades familiares.
La ley introduce la figura de cartas de compromiso y un distintivo oficial para las empresas y entidades que promuevan los hábitos de vida saludable.
Fuente de la noticia: http:///sociedad/andalucia-prohibe-vender-coca-cola-bollycao-colegios-multa-250000-euros.htm.
Con base en cifras oficiales del país y de Unicef, el informe añade que en 2015 se contabilizaron mil 57 homicidios de niñas y niños; es decir 28 homicidios por día.
La Unicef urgió a México a atender los problemas de violencia, desnutrición y obesidad infantil, por ser los más significativos entre los menores.
El representante de Unicef en México, Christian Skoog refirió que “preocupa mucho” la violencia hacia los niños en todas sus formas, como homicidios, en casa y en materia migratoria.
Al presentar el ‘Informe Anual 2016: retos y avances para la niñez en México’, comentó que en el país seis de cada 10 niños ha vivido algún tipo de violencia en el hogar, y la mitad de los adolescentes han padecido agresión psicológica.
El documento refiere que uno de cada 15 niños ha recibido alguno forma de castigo físico severo como jalones de oreja, bofetadas, manotazos o golpes fuertes como método de disciplina.
Con base en cifras oficiales del país y de Unicef, el informe añade que en 2015 se contabilizaron mil 57 homicidios de niñas y niños; es decir 28 homicidios por día.
Mientras que los asesinatos de adolescentes entre 15 y 17 años se incrementaron 3.8 por ciento ente 2014 a 2015.
La organización Save the Children advierte que de las 30 mil muertes infantiles al año, 41 por ciento se registra antes de cumplir el primer mes de vida.
Datos de su reporte de 2016, indican que atendió a 37 mil 375 niñas, niños y adolescentes en materia de salud y nutrición.
Christian Skoog agregó que otro tema que urge atender es la desnutrición crónica, ya que se padece entre niños con bajo peso y con sobrepeso u obesidad.
Manifestó que los niños con problemas de sobrepeso están comiendo mucho pero no de forma correcta.
Recordó que de los 40 millones de niños qué hay en México, 54 por ciento —21 millones— vive en condiciones de pobreza y 1.5 millones sufren desnutrición crónica.
En el informe Unicef cita que cinco por ciento de los menores de cinco años tiene obesidad; y dos de cada 10 niños y niñas menores de cinco años que viven en zonas rurales presentan desnutrición crónica.
Datos oficiales señala que en México que 58 por ciento de menores entre 10 y 14 años son físicamente inactivos.
El representante de Unicef abundó que la educación y pobreza siguen siendo temas donde México aún debe poner atención para fomentar el buen desarrollo de los niños.
En entrevista señaló que actualmente más de cuatro millones de niños, niñas y adolescentes están fuera de la escuela, y más de 600 mil podrían dejarla si no se crean estrategias para evitarlo.
En tanto que Save the Children reporta que existen seis millones de niños fuera del sistema educativo, de los cuales 50 por ciento trabaja.
Además se han contabilizado ocho millones de menores que no acceden a los servicios básicos de salud.
Skoog agregó que también se debe poner atención hacia los niños migrantes que son deportados porque en ocasiones llegan solos al país y necesitan de todos los servicios.
Unicef informa que en 2016 hubo 13 mil 746 repatriaciones de niños, niñas y adolescentes mexicanos desde Estados Unidos, 70 por ciento de ellos viajó sin las compañía de un adulto.
Otros 40 mil 542 menores extranjeros fueron detenidos y ocho de cada 10 fueron repatriados desde México.
Los menores extranjeros procedían de Guatemala (41 por ciento), Honduras (29 por ciento) y El Salvador (25 por ciento).
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