Defender a los defensores ambientales | Campaña de Canadá para América Latina

Amnistía Internacional (AI) Canadá lanza una campaña esta semana en defensa y en solidaridad de los defensores del medio ambiente de América Latina.

El brazo canadiense de este organismo mundial de defensa de los derechos humanos invita a los ciudadanos de Canadá a apoyar esta campaña, que se basan en las «legítimas demandas de los propios defensores», según AI.

Quizá la mayor prioridad transfronteriza a la que nos enfrentamos todos es la protección del medio ambiente, del que dependen nuestros derechos humanos y nuestro futuro común. 

Los defensores del medio ambiente en América Latina arriesgan sus propias vidas para responder a este desafío con esperanza y enorme valor.

De hecho, América Latina es la región más peligrosa del mundo para defender los derechos humanos y el medio ambiente.Amnistía Internacional Canadá

Para esta entidad, los defensores indígenas, negros y campesinos son los que más riesgo corren, especialmente cuando se enfrentan a personas que pretenden querer controlar sus tierras para explotar su potencial económico o los recursos naturales que allí se encuentran, sin importar el coste, explica AI Canadá. Entre los activistas ambientales en riesgo, las mujeres lo son aún más.

Las mujeres defensoras del medio ambiente corren el riesgo añadido de sufrir violencia sexual contra ellas o sus hijos, ya que sus esfuerzos francos desafían los roles tradicionales de género, así como los intereses económicos.Amnistía Internacional Canadá

Afiche de Amnistía Internacional Canada para Jani Silva, activista colombiana, presidenta de la Asociación para el Desarrollo Integral y Sostenible de la Perla Amazónica, ADISPA. Jani ha sufrido amenazas de muerte y acosos durante varios años.

Jani, Danelly, Joel y María

La campaña de Amnistía Internacional ha enfocado su campaña principalmente en los casos de los activistas colombianos Jani Silva, Danelly Estupiñan, Joel Rodríguez y María Ciro que,  según las evaluaciones e informes que el organismo ha presentado en meses recientes, se juegan la vida para responder al reto medioambiental con «esperanza y enorme valor».

Colombia es el segundo país con mayor biodiversidad del mundo, con ecosistemas únicos que incluyen vastas extensiones de selva amazónica, el pulmón del mundo. Colombia es también el país más peligroso para las personas que defienden la tierra y el medio ambiente, que son vitales para los pueblos indígenas, las comunidades afrodescendientes y todos nosotros. 

Sólo en el último año han sido asesinados cientos de defensores, y casi a diario se registran nuevos asesinatos. Otros, como Jani, Danelly, Joel y María, están amenazados de muerte si siguen alzando la voz. Sin embargo, se niegan a callar.Amnistía Internacional Canadá

En un país con enormes desigualdades y el legado perdurable de la colonización y la esclavitud, los líderes indígenas, negros y campesinos rurales corren un riesgo especial, sobre todo cuando la defensa de su derecho a un medio ambiente sano les pone en contacto con personas poderosas que pretenden explotar su potencial económico o los recursos naturales que allí se encuentran, sostiene Amnistía.

Por otro lado, las mujeres defensoras del medio ambiente corren el riesgo añadido de sufrir violencia sexual contra ellas o sus hijos, ya que sus esfuerzos francos desafían los roles tradicionales de género, así como los intereses económicos.Amnistía Internacional Canadá

Mujeres y defensoras, una combinación difícil

Las dificultades y riesgos a las que se enfrentan las mujeres cuando deciden defender causas en América Latina están bien documentadas. El organismo canadiense CoDev Canadá ha hecho un seguimiento sobre este tema por algún tiempo.

Recientemente, este grupo civil presentó en su sitio internet una conversación con Berenice Celeita, defensora de derechos humanos en el Suroeste de Colombia. En la entrevista la activista es firme sobre las situaciones particularmente complejas a las que se enfrentan las mujeres defensoras.

La defensa de los derechos humanos en Colombia ya es un trabajo difícil. Además, ser una mujer que defiende los derechos humanos tiene consecuencias porque venimos de una sociedad muy «machista». Hemos estado acostumbradas a que los hombres tomen las decisiones durante décadas y desempeñen funciones de dirección y coordinación, a pesar de los debates [sobre género] que hemos tenido en las últimas décadas. 

En la Asociación para la Investigación y la Acción Social (NOMADESC) hemos aprendido la perspectiva de género a través de la lucha y la defensa de los pueblos. Hemos sido cuidadosos en respetar las cosmologías locales, entendiendo lo importante que es encontrar el equilibrio y la armonía en la vida cotidiana en las reservas indígenas, las comunidades negras y los sindicatos.

La mayoría de las decisiones son tomadas por hombres, incluso en organizaciones que se precian de ser alternativas, progresistas y defensoras de los derechos humanos.

En mi caso, creo que tengo una personalidad fuerte. Soy muy creativa. […] Ha sido difícil con los representantes del Estado porque la mayoría de los ministros, gobernadores y alcaldes son hombres y siempre tratan de disminuirme. Ha sido difícil entre nosotras lidiar con el liderazgo de los hombres, pero ha sido aún más difícil cuando se debate con quienes tienen ideas opuestas.

Esto te anima a ser más fuerte, a construir a tu alrededor un colchón de protección y alianzas.Berenice Celeita

Los defensores y defensoras de Colombia han enviado un SOS al mundo con el hashtag #NosEstanMatando y #VocesEnRiesgo

Según Amnistía Internacional, las expresiones de preocupación y los llamamientos al cambio desde Canadá pueden desempeñar un papel importante, especialmente teniendo en cuenta los estrechos lazos de comercio, inversión y cooperación entre Canadá y Colombia.

El 1o de abril pasado el organismo mundial entregó algunos de los más de 16.500 mensajes de Canadá a la Embajada de Colombia, instando a la Unidad Nacional de Protección, al Ministerio del Interior de Colombia y al Ministro Daniel Palacios y al Presidente de Colombia Iván Duque a que aseguren protección de la defensora ambiental amenazada Jani Silva y su organización ADISPA.

El tuit también etiquetaba a la ministra de Desarrollo Internacional de Canadá, Karina Gould, el ministerio de Relaciones Exteriores, así como la embajada de Canadá en Colombia y el embajador canadiense en Colombia (@marcel_lebleu).

Paloma Martínez, para RCI, con informaciones de Aministía Internacional Canadá y CoDesarrollo Canadá (CoDev Canada).
Fuente: https://www.rcinet.ca/es/2021/05/01/defender-a-los-defensores-ambientales-campana-de-canada-para-america-latina/
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Honduras/Guatemala: Ataques en aumento en los países más mortíferos del mundo para los activistas ambientales

Por: Amnistía Internacional.07-09-2016

Una insidiosa oleada de amenazas, cargos infundados, campañas de difamación, ataques y homicidios contra activistas ambientales y del territorio, llevados a cabo en los últimos meses, ha convertido a Honduras y Guatemala en los países más peligrosos del mundo para quienes protegen los bienes o recursos naturales. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional en un nuevo informe publicado seis meses después del brutal asesinato de la líder indígena Berta Cáceres.

Defendemos la tierra con nuestra sangre explora el aumento de la estigmatización, las amenazas, los ataques y los homicidios, así como la falta de justicia, a los que se enfrentan las personas y comunidades que luchan por proteger el medio ambiente frente a los proyectos en gran escala de minería, extracción de madera y producción de energía hidroeléctrica.

“La defensa de los derechos humanos es una de las profesiones más peligrosas de Latinoamérica, pero atreverse a proteger los recursos naturales vitales lleva esta arriesgada labor a un nivel totalmente nuevo y potencialmente letal”, señaló Erika Guevara-Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional.

Un asombroso 65 por ciento (122 de 185) de los asesinatos de defensores y defensoras de los derechos humanos que trabajaban sobre cuestiones relativas a la tierra, el territorio o el medio ambiente registrados en el mundo en 2015 tuvieron lugar en Latinoamérica, según Global Witness. Ocho tuvieron lugar en Honduras, y 10 en Guatemala, lo que convierte a estos países en las naciones con la tasa de homicidio per cápita más alta de la región.

“El trágico asesinato de Berta Cáceres parece haber marcado un mortal punto de inflexión para quienes defienden los derechos humanos en la región. La falta de una investigación transparente y efectiva sobre su homicidio ha transmitido el abominable mensaje de que disparar a alguien a quemarropa por enfrentarse a poderosos intereses económicos está, en la práctica, permitido”, manifestó Erika Guevara-Rosas.

Honduras: Ataques mortíferos

El asesinato de la líder indígena y defensora de los derechos humanos Berta Cáceres en su casa, a unas pocas horas de distancia de la capital de Honduras, Tegucigalpa, la noche del 2 de marzo fue uno de la serie de mortíferos ataques dirigidos contra su organización.

Berta Cáceres, líder del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), llevaba años trabajando para proteger el río Gualcarque del impacto potencialmente negativo de una represa que se planea construir en la zona.

Desde que se inició la campaña contra la represa en 2013, Berta Cáceres había recibido varias amenazas de muerte, que no se investigaron adecuadamente. Las autoridades hondureñas no le brindaron protección efectiva pese a que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le había pedido al estado que lo hiciera.

Los ataques, las amenazas y el acoso contra los miembros de COPINH y de su organización hermana Movimiento Indígena Lenca de La Paz Honduras (MILPAH), que trabaja para proteger el territorio del pueblo indígena lenca, se intensificaron tras el asesinato de Berta Cáceres. Los miembros de la comunidad afirman que individuos desconocidos los han estado acosando cerca de sus casas y de la emisora de radio comunitaria.

El 15 de marzo, Nelson García, otro líder de COPINH, fue asesinado a tiros en la calle cuando regresaba en motocicleta a su casa tras haberse reunido con la comunidad para organizar una protesta que se celebraría ese mismo día. Las autoridades han abierto una investigación que aún no ha arrojado resultados.

El 6 de julio, el cuerpo sin vida de la activista Lesbia Urquía, fue hallado en un vertedero de la ciudad de Marcala, en la frontera con El Salvador. Unos días después, las autoridades detuvieron a dos hombres en relación con su muerte, pero aún no se ha acusado formalmente a ninguno de ellos.

Una semana más tarde, Martín Gómez Vásquez, otro líder de MILPAH, fue apedreado cuando salía de la comunidad de Azacualpa, en el oeste de Honduras. Según dijo, los atacantes eran miembros de una familia que se atribuye la propiedad de una porción de las tierras ancestrales de la comunidad lenca. Las autoridades hondureñas aún no han abierto una investigación sobre este ataque.

Los abogados y activistas que trabajan para conseguir que se haga justicia por el asesinato de Berta Cáceres también han sido blanco de ataques e intimidación.

El 13 de julio, la oficina de Víctor Fernández, defensor de los derechos humanos y abogado que representa a la familia de Berta Cáceres, fue asaltada. Los ladrones sólo se llevaron información relativa al caso de Berta. La policía ha dicho que está investigando lo sucedido, pero hasta el momento no ha habido resultados.

El 2 de mayo, alguien disparó contra el periodista hondureño Félix Molina cuando viajaba en taxi por la capital del país, Tegucigalpa, tras haber publicado un artículo sobre el caso de Berta. Las autoridades no han abierto una investigación efectiva sobre el ataque.

Guatemala: Campañas de difamación

En Guatemala, los activistas ambientales y que trabajan sobre el derecho a la tierra han sido objeto de constantes campañas de difamación dirigidas a estigmatizarlos y desacreditarlos para obligarlos a abandonar su trabajo legítimo. Esas campañas han incluido acusaciones y procesamientos por cargos falsos para silenciarlos.

Las comunidades que luchan contra los proyectos mineros y de explotación de otros recursos naturales en sus tierras se han visto especialmente afectadas.

Este mismo año, una de los ex líderes de Resistencia Pacífica La Puya –organización cerca de la capital guatemalteca que lucha contra un proyecto minero local– fue amenazada, junto con sus hijos de corta edad. Denunció las amenazas a las autoridades.

Cree que las amenazas son una retaliación por su trabajo de oposición a la construcción de la mina, por el impacto que podría tener en la comunidad y en sus tierras.

Hacia esa misma hora, uno de los principales periódicos nacionales, Prensa Libre, publicó un anuncio de página completa en el que un importante representante de una empresa minera del país acusaba de “terrorismo” a organizaciones de derechos humanos, y contribuía así al patrón de estigmatización.

Protección ineficaz

Los mecanismos de protección para los defensores y defensoras de los derechos humanos en peligro existentes en ambos países han demostrado su ineficacia.

En Honduras, aunque se ha establecido por ley un mecanismo de protección para los defensores y defensoras de los derechos humanos en situación de riesgo, en la práctica el programa no se ha aplicado adecuadamente a causa de la falta de voluntad política y recursos económicos. Las personas que defienden los derechos humanos han denunciado que no se las consulta adecuadamente sobre sus necesidades, y que en ocasiones la protección que se les ofrece procede de las mismas fuerzas de seguridad sospechosas de los ataques o amenazas de que son víctimas.

“¿Cuántos defensores y defensoras más de los derechos humanos, como Berta, tienen que morir para que las autoridades actúen con el fin de proteger a las personas que defienden nuestro planeta? La falta de justicia contribuye a la atmósfera de miedo e impunidad que facilita estos crímenes”, ha manifestado Erika Guevara-Rosas.

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