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Honduras: El grito de los bosques en tierra Tolupán: 100 asesinados por protegerlos

La etnia más antigua de Honduras se enfrenta al Estado y a empresas madereras al oponerse a la tala indiscriminada. Son apenas unos 20.000 indígenas en un territorio que posee uno de los mejores pinares del país. Más de un centenar de ellos han sido víctimas mortales de esa violencia que enfrentan todos los días los defensores ambientales en América Latina.

Ángela Murillo y José María Pineda necesitan un día completo para llegar desde San Francisco Locomapa en el departamento de Yoro, a la ciudad de San Pedro Sula, al norte de Honduras. En bus, a pie o en mula, tienen que atravesar caminos inexistentes donde el Estado no llega con unos mínimos servicios básicos. Pertenecen a uno de los pueblos originarios más antiguos de América Latina, el Tolupán, y el territorio donde viven se caracteriza por tener uno de los mejores bosques de pino del país y ser una región rica en oro, óxido de hierro y plata.

“No somos pobres, el sistema nos ha empobrecido”, cuenta Pineda en videollamada. El líder tolupán tiene 61 años y trabaja por la defensa del territorio desde hace más de 30, cuando las empresas madereras y mineras empezaron a dejar los cerros pelados, extrayendo los recursos de manera ilegal en un territorio cuyo título de propiedad pertenece al pueblo Tolupán. Un documento que data de 1874 y que la ley hondureña actual no reconoce.

Los tolupanes denuncian que la deforestación de sus bosques se inicia a través de los planes anuales de manejo forestal, aprobados por el Instituto de Conservación Forestal (ICF), y otorgados a poderosas madereras como Velomato o Inmare, propiedad de terratenientes locales. Pineda ya ha sido acusado en tres ocasiones del delito de obstaculización de la ejecución de un plan de manejo forestal. Unos procesos de criminalización donde fue defendido por el Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia (MADJ), una organización que acompaña a los tolupanes en la defensa de sus derechos. “Si no fuera por este apoyo, ya llevaría ocho años de estar preso”, recalca el líder.

Un tercio de los bosques vírgenes que quedan en el mundo se encuentra en tierras administradas por pueblos indígenas o que les pertenecen

Agrupados en 31 tribus, repartidas por los departamentos de Yoro y de San Francisco Morazán, los tolupanes cuentan con una población de unas 20.000 personas. Cada tribu cuenta con un consejo directivo que decide sobre la gestión de los recursos naturales. Sin embargo, las 996 familias de las 19 comunidades que forman el municipio de San Francisco de Locomapa se encuentran parcialmente divididas. Su Consejo Directivo ha sido acusado de negociar los bosques a espaldas de las asambleas. Y cuando se dieron cuenta, dice Pineda, ya tenían las máquinas en el territorio, sin informarles de los derechos que tienen como pueblo y vulnerando el derecho a la consulta previa, libre e informada. Así, Pineda y Murillo, junto a buena parte de la comunidad, conformaron un Consejo Preventivo de Tribu, como manera de seguir luchando y protegiendo el territorio sin atender a los intereses empresariales, tanto nacionales como internacionales.

“Un trabajo que vale la pena”, dice Murillo, que a sus 42 años ya ha pasado también por uno de estos procesos de criminalización por parte de las empresas. “Nos mandan amenazas continuas, gasean a las comunidades y asesinan a nuestras compañeras”, y recuerda a través de la videollamada el asesinato en 2013 de la lideresa María Enriqueta Matute, junto a dos compañeros más, a manos de sicarios.

Es la alarmante realidad que viven los tolupanes, denunciada reiteradamente por Naciones Unidas como parte de esa violencia que enfrentan todos los días los defensores ambientales en América Latina por luchar contra un modelo extractivista, impulsado por unos Estados que no tienen en cuenta los derechos de los pueblos. Particularmente en Honduras donde, así como la activista Berta Cáceres fue asesinada hace cinco años por defender un río de una empresa hidroeléctrica, más de 100 indígenas tolupanes han pagado con su vida por luchar contra el despojo forestal en las últimas décadas, según el MADJ.

No respetan los límites con las fuentes de agua. Además, si marcan un árbol, se llevan tres. Estas empresas son incontrolables”

JOSÉ MARÍA PINEDA, LÍDER INDÍGENA

“Recibimos discriminación, destierro y muerte cuando buscamos defendernos. Queremos una vida digna, no como la de ahora. Se sorprenderían si vieran cómo vivimos aquí, a pesar de estar rodeadas de tanta riqueza”. Y luchan, no solo por la salida de las empresas de los territorios, sino también contra la contaminación de los ríos, por el abandono estatal en educación, sanidad y demás servicios básicos, y por el racismo que sufren a la hora de exigir sus derechos. “Es una odisea llegar al hospital más cercano, a ocho horas de camino. Y cuando llegas, ves como primero atienden a la persona andina antes que a la indígena”, asegura Murillo.

“Recuerdo las palabras de Matute cuando le preguntaba si tenía miedo”, dice Pineda, “ella me decía que no, porque quería que sus hijos vivieran de manera libre en esta tierra”. Y también evoca las palabras de otro compañero asesinado cuando estaba frente al sicario: “No me mates, porque yo también defiendo tus derechos”. Y el sicario le disparó en la cabeza. “Estas palabras y la lucha de los caídos nos dan más fuerza. Si no nos defendemos nosotros, nadie más lo va a hacer”.

Al hablar sobre si la justicia existe en Honduras, ambos ríen. “Vale más la vaca de un rico que un indígena. Tenemos la madera detrás de la casa, pero no tenemos dinero para salvarla”, dice Pineda. “El Gobierno es responsable de las vidas que han dado los compañeros y compañeras, porque no nos ha protegido y nos ha matado”, destaca Murillo.

El territorio donde viven los tolupanes se caracteriza por tener uno de los mejores bosques de pino de Honduras

Honduras es un país señalado por organizaciones defensoras de derechos humanos por negar la existencia de los pueblos indígenas y facilitar las condiciones del extractivismo. “Al sistema no le interesa que nosotros vivamos, más bien que desaparezcamos para hacer uso de estos territorios”, afirma Pineda. De poco o nada sirve estar bajo el amparo del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), firmado también por el propio país, que exige no adelantar proyectos en sus territorios sin un consentimiento tácito. Sin embargo, un informe de Intermón señala que cerca del 20% de las concesiones mineras y de producción de energía e hidrocarburos se encuentran en tierras indígenas.

La importancia de los bosques

Naciones Unidas recordó el pasado 3 de marzo, Día Mundial de la Vida Silvestre, que la pérdida anual de bosque equivale a una superficie mayor que la de Dinamarca y que esta destrucción implica, no solo una merma enorme de la biodiversidad, sino también un freno menos al avance del cambio climático y la destrucción del sustento de millones de familias en el mundo. Hoy, Día Mundial de los Bosques, lo vuelve a reiterar poniendo en valor los conocimientos de las comunidades ancestrales que los han gestionado a lo largo del tiempo. Un aspecto reforzado por un nuevo estudio publicado en la revista Frontiers in Ecololgy and the Environment que afirma que más de un tercio de los bosques vírgenes que quedan en el mundo se encuentra en tierras administradas por pueblos indígenas o que les pertenecen. La investigación insta al reconocimiento universal de sus derechos a la propiedad de la tierra, a elaborar políticas que tengan en cuenta su rol en la conservación y a reducir urgentemente la deforestación para frenar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Todo lo contrario de lo que sucede en territorio tolupán.

Lugar donde descansan los restos de José Salomón Matute y Juan Samael Matute, miembros del pueblo tolupán asesinados en febrero de 2019.
Lugar donde descansan los restos de José Salomón Matute y Juan Samael Matute, miembros del pueblo tolupán asesinados en febrero de 2019.FOTOS CEDIDAS POR EL MADJ

“Cuando la empresa entra en el bosque nosotros nos quedamos con la deforestación indiscriminada. Esto significa que el río y la quebrada van a desaparecer. Si dejamos que esto continúe así, vamos a desaparecer también”, destaca Pineda. “No respetan los límites con las fuentes de agua. Además, si marcan un árbol, se llevan tres. Estas empresas son incontrolables”. Efectivamente, el negocio de la explotación de la madera en territorio tolupán no es nada transparente. Así lo señala una investigación del Centro de Estudios para la Democracia (CESPAD) que asegura que de enero a mayo de 2019 se habrían cortado 13.499 árboles, 4.500 más de lo previsto en el Plan de Manejo.

Naciones Unidas recuerda que la pérdida anual de bosques equivale a una superficie mayor que la de Dinamarca

Los recientes huracanes Iota y Eota vinieron a agravar la situación. Causaron la pérdida de casas y escuelas, la destrucción de caminos y cultivos de café, maíz y yuca. Y se sumaban a los efectos de una pandemia que no pueden asegurar que haya llegado al territorio, porque no hay acceso a pruebas. “Todo esto nos ha dejado en una miseria total. Nos curamos con la naturaleza, porque es imposible acceder a los servicios de salud. Entonces, si nuestro entorno desaparece, nosotras también con él”, dice la lideresa tolupana. Un cúmulo de factores que han hecho que, ante la falta de oportunidades, muchos jóvenes se hayan visto obligados a migrar en busca de mejores condiciones de vida.

La educación en tiempos de pandemia

La dificultad para acceder a los servicios básicos se extiende a la educación. No tienen recursos para poder comprar un teléfono y las pocas personas que tienen uno, raramente pueden conectarse a la red. “Como pueblo tolupán estamos fuera del sistema porque no tenemos esa capacidad y nos preocupa tener un grupo de personas analfabetas en un futuro”, afirma Pineda.

Más de 100 indígenas tolupanes han sido asesinados por la defensa de sus bosques, según denuncia el Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia (MADJ)
Más de 100 indígenas tolupanes han sido asesinados por la defensa de sus bosques, según denuncia el Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia (MADJ)FOTOS CEDIDAS POR EL MADJ

Hace unos meses, a raíz de la falta de acceso a la educación en este pueblo, desde el área de formación del MADJ se inició un proyecto de una escuela de alfabetización que tuvo buen resultado. “Los indígenas tolupanes no han tenido la oportunidad de poder formarse. El primer curso fue muy bien, con más de 50 personas, entre ellas un hombre de 85 años que no falló a ninguna clase, a pesar de estar a más de dos horas y media de camino montaña arriba”, explica por videollamada Darwin Alachán, coordinador del equipo operativo del MADJ. A pesar de que la pandemia obstaculiza el inicio del segundo módulo, Alachán recalca la importancia de que estos procesos se sostengan en el tiempo, a pesar de que las comunidades tengan que salir a otros territorios por la falta de energía eléctrica en las áreas del pueblo Tolupán. De esta manera, se podrán ir consolidando proyectos como el de la radio comunitaria, estancada debido al asesinato de Juan Samael Matute, a quien se le había formado en nuevas tecnologías.

Una formación educativa que también pasa por el respeto a la lengua y la cultura tolupana. En su lengua, el tol, tolupán significa “ser lleno de color producto de la tierra”. Este idioma está en situación crítica de extinción, según el Atlas UNESCO de las lenguas del mundo en peligro. “Se mantiene vivo entre los ancianos, pero la juventud apenas habla palabras sueltas. No queremos perder nuestra cultura propia, esa es nuestra riqueza”, señala Pineda.

En medio de los mejores bosques de pino de Honduras, los tolupanes sueñan con tener por fin la radio comunitaria, viviendas dignas, educación y sanidad de calidad, y que sus hijos e hijas puedan disfrutar de una vida libre. Esos sueños que ya tenían María Enriqueta Matute y la propia Berta Cáceres, quien también estuvo al lado del pueblo Tolupán, tal y como recuerda Murillo. “Son ejemplos de mujeres valientes indígenas que han dado su vida por un derecho que nos pertenece a todas. Las generaciones venideras vamos tras sus pasos, con la conciencia de continuar protegiendo los bosques y la vida”.

Fuente: https://elpais.com/planeta-futuro/2021-03-20/el-grito-de-los-bosques-en-tierra-de-los-tolupanes.html

 

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Mundo: ¿Cómo vivir un ritual a la Pachamama desde casa?

Mundo/02-08-2020/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

Cada 1 de agosto la Madre Tierra recibe el homenaje y agradecimiento de sus hijos en una sentida ofrenda por los sustentos recibidos durante todo el año.

La celebración a la Pachamama tiene una conexión mística con el origen del universo y los seres humanos. La Madre Tierra asume, según esta creencia ancestral, la energía del cosmos, el universo, el tiempo y el espacio. De esta fuente energética deriva el nombre de Pacha y es a través de este vínculo que existe un profundo respeto por su integridad.

En la actualidad son muchos los tributos y rituales que nos han legado los primeros pobladores de nuestro continente, que enraízan esta costumbre de profunda admiración y estima.

Ritual en casa:

– Si se dificulta el traslado a algún espacio natural para ofrendar a la Madre Tierra, se debe utilizar un porrón o matero lleno de tierra, allí se procede a realizar un agujero, es recomendado hacerlo con las manos para conectar con la energía del ritual.

– Se elabora una especie de pozo, y se vierten los alimentos y bebidas para el disfrute de la Pachamama.

– La opción de alimentos es extensa, se pueden colocar frutas, comidas criollas y semillas, en el caso de las bebidas se sugiere chicha, jugos naturales, miel, vino y hasta hojas de coca, para luego cubrirlo con tierra y flores.

Los rituales demuestran una acción de agradecimiento y retribución a todo lo que la Madre Tierra obsequia y provee, a través de la llamada Corparchada se nutre a la Pachamama.

El mes de agosto es el tiempo en el que los adoradores de la Pachamama rinden tributo a su divinidad, en especial los pobladores de los países andinos, en referencia a la cosmovisión del Buen Vivir.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/como-hacer-el-ritual-pachamama-desde-casa-20180731-0022.html

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Entrevista con Mario Rodríguez: ¿Viene la biblia a desplazar la Pachamama?

Por: Miriam Lang*

Una lectura diferenciada del resurgimiento de la extrema derecha en Bolivia, de las responsabilidades del gobierno y de las opciones que tienen las fuerzas transformadoras

Entrevista con Mario Rodríguez, El Alto

Mario Rodríguez vive en El Alto, Bolivia, donde forma parte del equipo de Wayna Tambo y de su estación de radio comunitaria. Es integrante de la Red de la Diversidad, de la red latinoamericana de Cultura Viva Comunitaria y del Grupo de Trabajo Permanente sobre Alternativas al Desarrollo.

Mario, hay dos interpretaciones principales que circulan acerca de los sucesos recientes en Bolivia: La una, que también es la oficial de Evo Morales y Álvaro García Linera, afirma que se trata de un golpe cívico-policial. La otra habla de una fiesta de la democracia, que logró triunfar sobre el fraude electoral. ¿Qué comentarios te provocan estas interpretaciones?

Para entender lo que está pasando es importante remontar al referendo del 21 de febrero de 2016 sobre la posibilidad de Evo de postularse una vez más como candidato a presidente en estas elecciones de ahora, en la que una mayoría del electorado le dijo que no, que debería ser el pasado su último mandato. Luego el gobierno activó una serie de mecanismos legales bastante turbios para asegurar su candidatura a pesar de este resultado del referendo, lo que desató en los últimos años una batalla en torno a la legalidad de esta candidatura.

El otro elemento es que a pesar de que nadie cuestiona que Evo Morales obtuvo una mayoría relativa en estas elecciones de octubre, hubo demasiados indicios de manipulación del voto para obtener la diferencia de más del 10% que se requiere en Bolivia para evitar una segunda vuelta, que el gobierno temía perder.

¿Puede ser que ya en 2016 haya habido manipulación del voto?

No se puede descartar del todo esta posibilidad, pero en este entonces el Tribunal Supremo Electoral tenía mucha más independencia, había personas que defendieron mucho eso y que han renunciado a sus puestos desde entonces.

Entonces, estos fueron los dos detonadores principales de un movimiento social en resistencia a la reelección de Evo, que involucró a amplios sectores de la población, con una predominancia de las clases medias en las grandes ciudades del país. Una parte de esta movilización era gente indignada que salió espontáneamente en defensa del voto y contra este aferramiento del gobierno al poder. Pero al mismo tiempo presenciamos otra dinámica, que actuó muy organizadamente en este escenario: la derecha organizada se montó sobre este movimiento espontáneo con una estrategia planificada, y en eso muy posiblemente hubo también asesorías externas, por ejemplo, del gobierno de Estados Unidos.

 Desde estos espacios ya se incitaba a no aceptar ninguna victoria de Evo Morales en las elecciones por venir. Se hablaba de que vivimos en dictadura y que las elecciones son convocadas por el dictador.

Luego, después de las elecciones primero la voz más visible era del candidato opositor Carlos Mesa, que obtuvo entre 36 y 37% de los votos, pidiendo una segunda vuelta. Al cabo de una semana cambio este liderazgo, aparece la figura del presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, y se comenzó a pedir anulación de toda la elección y nuevas elecciones sin la participación de Evo Morales. Las demandas se fueron radicalizando, luego ya se pidió la renuncia, y ahora detención y encarcelamiento del presidente, vicepresidente y todo su gabinete.

¿Nos puedes contar un poco más quién es Luis Fernando Camacho, por favor?

Luis Fernando Camacho viene de una familia de empresarios de Santa Cruz, no el más grande pero importante, con actividades financieras y agrarias. Ha sido líder de la Unión Juvenil Cruceñista, una agrupación que destacó por acciones violentas en el conflicto de la Media Luna de 2008/2009, cuando las provincias de tierras bajas planteaban separarse de Bolivia. En este entonces, era evidente que la UJC era de extrema derecha y tenía raíces en el fascismo, por ejemplo usaban mucho el símbolo de la svástica nazi y había actuaciones conjuntas con la Falange Socialista Boliviana. Sin embargo, posteriormente llegaron a acuerdos con el gobierno de Evo Morales, al igual que los sectores empresariales de Santa Cruz, y hubo un pacto temporal que ahora se volvió a romper. Se dice que Luis Fernando Camacho está ligado a una iglesia evangélica muy derechosa que se instaló aquí hace unos tres años, en todo caso su discurso está muy marcado por el cristianismo reaccionario, habla mucho del mandato de Dios.

La otra figura que destaca y se asoció con Camacho es Marcos Pumari, de familia de procedencia minera de Potosí de sectores populares que están enfrentados con el gobierno de Evo hace mucho tiempo a partir de un conflicto sobre concesiones mineras. Pumari ha sido importante para que este sector radicalizado de la oposición pueda afirmar que no es solo de Santa Cruz y que también hay indígenas en su seno.

El 10 de noviembre, cuando estos personajes llegan a la puerta del palacio de gobierno dicen públicamente que van a sacar a la Pachamama de este lugar y que ahora vuelve Jesucristo. Luego logran entrar al palacio, colocan a la biblia en el centro de la bandera boliviana y se arrodillan allí.

¿Por qué se habla de que son ellos que conformarían ahora un gobierno, si ni siquiera participaron en las elecciones pasadas?

Efectivamente, Camacho pretende conformar un gobierno con un militar, un policía y un representante cívico. Esto sí configuraría un golpe de estado puro y duro. Constitucionalmente, el gobierno transitorio debería ser conformado por la cabeza del poder legislativo, pero las presidencias de ambas cámaras renunciaron en la ola de renuncias que hubo en el oficialismo.

En todo caso, aunque Camacho intenta consolidar y montarse sobre esta imagen divulgada internacionalmente de la “ciudadanía festejando en defensa de la democracia”, requeriría un mínimo de institucionalidad para legalizar un gobierno de transición – y esta solo puede darse a través de una decisión de la Asamblea Legislativa. Los líderes de partidos de oposición apoyan a esta salida porque devolvería protagonismo a los partidos políticos, que ahora lo han perdido.

Lo que es innegable es que un escenario de violencia callejera y caos, como comenzó a manifestarse en la noche del domingo al lunes en varias ciudades, favorecería la opción de Camacho de un gobierno cívico-militar para “restablecer el orden”. Lo que parece muy incierto en este momento es si el gobierno de Evo Morales logra retomar la iniciativa.

En 2006, cuando Evo Morales llega al gobierno, Bolivia es el país latinoamericano con el mayor grado de organización social. Organizaciones indígenas, pero también sindicales. Evo llega después de fuertes luchas contra el neoliberalismo y siendo parte de estas estructuras organizativas. ¿Qué ha pasado con estas organizaciones hoy?

Gran parte de ellas siguen existiendo como estructuras y siguen siendo muy masivas. Sin embargo, las organizaciones afines al gobierno se han vuelto altamente dependientes del y funcionales al poder ejecutivo en estos 13 años de gobierno. Están profundamente inmersas en el reparto de prebendas del estado, han perdido su autonomía y con ello su capacidad de crítica, pero también de movilización. En los últimos días hubo necesidad de estas voces, pero, aunque en algunos lugares hubo movilizaciones fuertes de apoyo, por ejemplo de los cocaleros de Cochabamba, no se logró nada contundente a nivel nacional como en otras épocas. Es llamativo que mucha gente con la que hablé en los últimos días sí defienden al gobierno de Evo, pero no se movilizan, no se sienten representadas en esta mediación tan subordinadas de estas organizaciones.

Luego, hay otra clase de organización que se centra en la resistencia territorial contra el extractivismo o contra megaproyectos, de estructura comunitaria. Estas organizaciones han pasado más bien anonadadas en este conflicto actual, o en algunos casos, sus liderazgos se han volcado ya desde hace algún tiempo hacia partidos de oposición de derecha, por los que son funcionalizados más como un elemento folclórico indígena.

Bolivia también ha sido el país que constitucionalizó diferentes tipos de democracia, más allá de la representativa, también la participativa y la comunitaria. Y ha colocado en el debate del continente la descolonización y la despatriarcalización. ¿Qué está pasando ahora con esto?

En cuanto a la despatriarcalización, hay que decir que incluso durante los años de gobierno, se recrudeció el ejercicio del patriarcado. Bolivia es hoy el país con los mayores índices de violencia de género y sobre todo de feminicidios en el continente. Hoy desde las fuerzas cívicas se refuerza mucho este imaginario del macho blanco superior, incluso desde la corporalidad. Es terrible lo que se está produciendo en términos simbólicos.

Frente a esto, hay una multitud de grupos y colectivos menos jerárquicos y estructurados, en principio críticos del gobierno, que en los últimos días se expresaron en defensa de estos elementos centrales, fundacionales del proceso de cambio: la plurinacionalidad, la descolonización, la despatriarcalización, los derechos de la Pachamama. Dicen: “no podemos permitir que todo eso se muera ahora”. Mientras el MAS centra su discurso en la democracia liberal representativa y el haber ganado el voto, ellos reivindican las dimensiones de la democracia más radical, más profunda.

Hay que recalcar que una mayoría relativa del electorado sí votó por Evo, y mucha gente aquí en El Alto ayer estaba agradeciéndole por la política social de estos años, también por una gran estabilidad económica que se logró en comparación con el resto de América Latina; por que las personas indígenas hayan por fin alcanzado dignidad, que ya no hayan tenido que tener vergüenza de llevar pollera en estos años. En estos sectores no hay mucha discusión sobre el hecho de que la base económica de esta política social haya sido la expansión del extractivismo.

Entonces, podemos afirmar que hoy, de cierto modo revive esta agenda de transformación profunda, tapada en estos 13 años por muchos discursos y prácticas del gobierno, y abandonada poco a poco por las grandes organizaciones sociales afines. Aunque de momento, su articulación puede darse más desde la resistencia a este fuerte embate de la derecha que desde la construcción de alternativas propiamente. Esto se verá más adelante. Los sucesos de los próximos días probablemente determinarán si estas fuerzas nuevamente son invisibilizadas por la centralidad de la figura de Evo como víctima de este ataque de la derecha y símbolo del cambio, o si logran afirmarse con un protagonismo propio y más articulado.

*Profesora investigadora en el Área de Estudios Sociales y Globales de la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador. Cofundadora del Grupo Permanente de Trabajo sobre Alternativas al Desarrollo en 2011. Ha acompañado procesos y movimientos sociales en América Latina desde la década de 1980

Fuente: Revista Alba

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‘Pachamama’, una aventura latinoamericana imprescindible

Redacción: Hípertextual

Netflix estrenó en su catálogo la película animada ‘Pachamama’ dirigida por Juan Antín. En ella encontraremos una historia latinoamericana conmovedora, bonita e imprescindible.

Netflix estrenó recientemente la película animada Pachamama. Se trata de una película dirigida por Juan Antín, escrita por el propio Antín junto a Patricia Valeix, Olivier de Bannes y Nathalie Hertzberg. Con producción francesa y distribución de la plataforma de streamingPachamama nos trae la hermosa historia de dos pequeños de la Cordillera de los Andes, justo en el momento de la llegada de los españoles a tierras peruanas. Acá repasamos lo que nos ha parecido, sin spoilers.

Pachamama es preciosa en todos los sentidos. Su animación, hecha con 2D y 3D, nos lleva por escenarios coloridos y encantadores. Con ambas técnicas se logró capturar la belleza de los paisajes, de las plantas, de los animales, elementos importantísimos para la narración. Los personajes también son hermosos, tal vez porque fueron creados inicialmente para una cinta stop-motion, sin embargo, por cuestiones de tiempo y presupuesto tuvieron que cambiar de técnica. A pesar de ello, o tal vez por esto mismo, los personajes se quedaron con ese encanto extra que proporciona el stop-motion pero con las bondades del 3D y 2D.

La historia va de Tepulpaï y Naïra, dos pequeños que están a punto de convertirse en adultos y que se lanzan a la aventura de traer de vuelta uno de los símbolos más importantes para su pueblo. Y es que ellos están bajo el dominio de los incas y un mal día el recolector de impuestos les confisca su huaca, una escultura sagrada para su pueblo que contiene el tesoro de la comunidad. Así comenzará el recorrido de estos pequeños acompañados de una llama y un armadillo, durante su viaje de héroes encontrarán dificultades, más personas, peligros y grandes enseñanzas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pachamama es sin duda una historia que todos, niños y adultos, disfrutarán en grande. Tiene, como ha dicho el propio director en entrevista para LatAm Cinema, además de una divertida historia, «autenticidad y una mirada indigenista» que será atractivo para el público en general y muy cercano para el público latinoamericano. Y es así, pues Tepulpaï y Naïra son personajes complejos a los que vemos evolucionar durante su gran viaje. Cabe mencionar que los escritores evitaron a toda costa los lugares comunes que esta clase de temáticas propicia y nos entregan una historia entrañable, conmovedora y profunda.

Por otro lado, la cosmogonía del pueblo de los pequeños protagonistas es un tema que pocas veces se ve representado en materiales de distribución internacional. La distribución de Netflix significa que la película llegará a un público amplio y diverso y esto es muy positivo para historias como las de Pachamama. La versión en español que tiene la plataforma es maravillosa, sin bien es de un español neutro, sí que nos acerca a palabras y conceptos preciosos, muchas veces desconocidos fuera de su país de origen.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La película, además, tiene esa mirada mágica y sagrada hacia la tierra y sus elementos. Claro, desde el nombre. Pachamama es la Madre Tierra, la importante deidad que veneraban los quechuas, los aymaras y otros pueblos de la región andina. En todo momento vemos cómo los niños y su pueblo ponen por delante las ofrendas hacia la querida Pachamama, así como expresan la importancia de los hacer lo mismo con los ancestros, el Sol, la Luna y todos los animales.

Otro simbolismo marcado en Pachamama es la que hace en su representación del poder, tanto de los Incas y el propio emperador, así como de la llegada de los españoles, «los demonios vestidos de metal». A los primeros los vemos, sí despiadados pero también son risibles y hasta ridículos; a los segundos como seres sin rostro, con voz despersonalizada —el único que sí tiene voz y rostro solo repite que quiere «el tesoro»— y destruyendo todo a su paso. Con esto la película es, por un lado bella e inteligente, pero también crítica e impasible con aquellos que usaron su poder en contra de las tradiciones más sagradas.

Así pues, Pachamama nos espera en la plataforma de Netflix con su mirada única de una época pocas veces representada y contada con tanto respeto y belleza. Ideal para los pequeños y los adultos que gusten de la animación y las historias profundas e inteligentes.

Fuente: https://hipertextual.com/2019/06/pachamama-pelicula-animada-netflix

 

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Netflix estrena «Pachamama», animación inspirada en las tradiciones andinas

Por: diariocorreo.pe.

La animación está disponible en la plataforma desde este 13 de junio

Un señor de las ceremonias de la Pachamamaconfisca una huaca de oro sagrado y entonces Tepulpaï y su amiga Naïra buscarán la manera de recuperarla.

Este es el argumento de «Pachamama», que muestra las aventuras de los protagonistas infantiles por los escarpados senderos en medio de la cordillera de los Andes. Está ambientada en 1532, cuando los españoles liderados por Francisco Pizarro invadían la región.

“Pachamama” ya llegó a la plataforma de Netflix, a seis meses de haber sido estrenada en Francia. El filme tiene una duración de 78 minutos, tiene como protagonista a Tepulpaï, un inquieto niño de 10 años que quiere convertirse en chamán de su aldea en el altiplano peruano.

La animación está disponible en la plataforma de Netflix desde este 13 de junio.

Más datos:

-Esta película animada necesitó de 14 años de investigación y documentación por parte del director y guionista argentino Juan Antín, quien también dirigió «Mercano, el marciano».

-La película fue nominada al premio César, que es similar al Oscar pero en Francia, a mejor largometraje de animación y ahora a través de Netflix llegará a más de 200 países.

Fuente de la reseña: https://diariocorreo.pe/cultura/netflix-estrena-pachamama-animacion-inspirada-en-las-tradiciones-andinas-892654/

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El grito de la Pachamama: ser mujer y defensora del medio ambiente

Por: Azul Crudo

En América Latina, la lucha de los pueblos en defensa de las tierras, bosques y agua contra las pretensiones extractivas de trasnacionales de transformarlos en industria, tiene también una reacción machista. Las defensoras de la vida y la naturaleza, por ser mujeres sufren una persecución particular, cuyas principales características son la estigmatización, la violencia sexual y psicológica y hasta la muerte.

 

Estigmatización, acoso permanente, manoseo durante detenciones ilegales, violaciones y hasta asesinatos son algunos de los vejámenes que sufren las mujeres que militan en defensa del medioambiente en América Latina. En la lucha por defender la tierra y la naturaleza, muchas veces las que resisten, acampan, hacen plantones, enfrentan en la primera línea a ejércitos, policías o retroexcavadoras, son mujeres. En algunos casos esta resistencia las ha transformado incluso en víctimas de asesinatos.
El caso más emblemático es el de la líder indígena hondureña Berta Cáceres (véase nota en página 17). Pero entre las ambientalistas que siguen vivas se destaca la peruana Máxima Acuña, agricultora que sigue siendo blanco de persecución por vivir en un terreno cerca de donde la minera Yanacocha quiere llevar adelante su emprendimiento extractivista. Hasta el día de hoy, funcionarios de la empresa continúan ingresando a su vivienda y rompiendo sus cultivos.
En sus cuerpos las defensoras del medioambiente encarnan a la Pachamama. Defender los territorios que habitan desde tiempos ancestrales, por pertenecer a comunidades indígenas y campesinas, es defender la vida. A quienes tienen el poder hegemónico, androcéntrico y masculinizante, por supuesto que les molesta que sus adversarias sean unas mujeres que se corren del rol tradicional de servidumbre y entrega para encabezar las luchas por la defensa del agua, del alimento, de lo comunal. Y por eso los métodos para intimidarlas son diferentes a los que se aplican contra los hombres.
La socióloga Jessenia Cassani, de la organización feminista peruana Estudio para la Defensa de los Derechos de la Mujer (Demus), señaló recientemente –a fines de octubre, en una de las sesiones públicas de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Montevideo– que las militantes mujeres en conflictos socioambientales son acosadas y atacadas de manera diferente por ser mujeres, y que esta persecución se manifiesta en violencia física, psicológica y sexual, de la que son víctimas “de manera permanente y cotidiana”.
“La violencia sexual es un mecanismo que han utilizado los agresores para neutralizar la labor de defensa de estas mujeres”, agregó la activista. Los agresores suelen ser empleados de las trasnacionales, el propio Estado a través de sus fuerzas de seguridad, e integrantes del sistema judicial, haciendo un uso arbitrario del sistema penal.
 
Manoseo
La violencia sexual contra las mujeres es común en los contextos de protesta, explicó Cassani: “Los ataques represivos van dirigidos (con golpes) a sus senos y nalgas para neutralizarlas en ese momento de lucha y en el ejercicio de su derecho a la protesta. En las detenciones se producen amenazas de violación, inspecciones de genitales y pechos y exhibición de ropa interior”, agregó. Emperatriz Bolaños –de Defensores de Lagunas de Conga, en Perú– lo vivió en carne propia cuando el personal de la minera Yanacocha amenazó con violarla. También le mataron a sus dos perros, y las autoridades no le tomaron la denuncia. Bolaños denunció en la misma audiencia de la Cidh otras prácticas intimidatorias comunes: “Nos quieren reubicar, y en nuestra comunidad hay ancianos, hay discapacitados, gente que no está acostumbrada a la ciudad.
El gobierno no hace nada por nosotros, al contrario: manda a la policía a que nos reprima, manda a la policía a que mate, a que nos saquen, y eso no es justo”. Según Cassani, “el despojo, desalojo y desarraigo de sus tierras es otro impacto de género”, las mujeres son desplazadas “muchas veces a zonas urbanas donde están en mayor indefensión por las desigualdades económicas, el racismo y el machismo existentes en nuestras sociedades, sumado a la cultura de violación imperante en nuestro país”. Mientras no existan estadísticas oficiales sobre los múltiples ataques que sufren las mujeres, estas violencias seguirán invisibilizadas y no será posible generar “un diagnóstico claro y normativas y políticas públicas eficientes que puedan garantizar el derecho a una vida libre de violencia”, insistió.
Para la abogada peruana Mirtha Vásquez, que defiende a Máxima Acuña y participó en la misma audiencia, es un problema cuando estas agresiones no son juzgadas como actos de violencia basada en género. Aunque en Perú exista la ley 30.364 “para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres e integrantes del grupo familiar”, el Ministerio Público suele definir la violencia contra las mujeres sólo como “aquella que se comete en el marco de las relaciones familiares, y que sólo se produce en el cuerpo de las mujeres, desconociendo los contextos y las características de las violencias”, afirmó la abogada. En las salas de audiencias de los tribunales, por ejemplo, a las mujeres que están brindando su testimonio no las dejan amamantar a sus bebés.
 
“Femicidio político”
La lucha que dio Berta Cáceres era a la vez anticapitalista, antirracista y antipatriarcal, señala Laura Zúñiga Cáceres, una de sus hijas, en diálogo con Brecha. Al asesinato de su madre lo califica como un “femicidio político”. “El asesinato de mi mami fue con saña, dirigida a ella porque lo que más generaba ruido era que fuera una mujer la que los desafiaba. En un contexto tan machista como el de Honduras, el papel de la mujer siempre está relegado a lo privado y a la servidumbre. Cuando alguien se rebela ante ese papel eso genera más odio”, señala Laura Zúñiga. A su madre “la describían como ‘bruja, puta, loca’”, recuerda. Y luego de muerta su condición de mujer también incidió en la caracterización del crimen que hicieron tanto las autoridades como la empresa: “A pesar de que su trabajo era peligroso, de que había tenido 33 amenazas de muerte entre 2013 y 2016, la primera hipótesis que presentó el Ministerio de Seguridad fue que había ocurrido un ‘crimen pasional’”.
Además, subraya, la empresa Desa –que estaba detrás del proyecto hidroeléctrico contra el que luchó Berta Cáceres– intentó deslindarse del asesinato argumentando públicamente que se trataba de un crimen “de faldas”. “Siendo ella defensora, lo primero que hay que buscar en estos hechos son las causas relacionadas con su trabajo, con la persecución que ha sufrido. A través de una lucha muy fuerte de organismos internacionales se logró desmontar esa intencionalidad de vincular (el asesinato) a su intimidad, de investigar a su ex pareja y deslegitimar su lucha por ser mujer. Por eso decimos que es un femicidio político: porque el crimen ha tenido motivaciones de odio por ser mujer”, asevera.
Zúñiga dice que su madre “fomentaba y demostraba que las mujeres podemos liderar y que los hombres pueden ser liderados por una mujer. Hizo que las comunidades comenzaran a pensar en la posibilidad de tener un liderazgo femenino”. Es precisamente el caso de Elvia Dagua, referente ecuatoriana en lucha contra la instalación del proyecto Mirador, de minería a cielo abierto, que se desarrolla en la zona sur de la Cordillera del Cóndor, en Ecuador. En 2015 el gobierno ecuatoriano le dio a la minera china Ecuacorriente SA (Ecsa) una concesión por 30 años.
Y en diciembre de 2016 la empresa logró desplazar a la comunidad shuar Nakints para imponer su proyecto de extracción de cobre, contando con el aval del gobierno. Con la mano represiva del Ejército destruyó casas, expulsó a más de 500 indígenas a la selva, los dejó sin alimentación ni escuelas y alambró el terreno para montar el campamento minero. Tras semanas en la selva y luego de la muerte de una bebé de tres meses por enfermedad, las mujeres y niños shuar se refugiaron en un pueblo vecino que, el 22 de octubre pasado, fue militarizado como forma de presionar y detener a quienes resistían. Los hombres permanecen clandestinos y pasan hambre.
La representante de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonia Ecuatoriana (Confeniae) no duda en responsabilizar al gobierno de Rafael Correa: “Hacia el exterior él habla del buen vivir, pero a las comunidades indígenas nos dividió y sólo produjo el mal vivir. Para hacer negociados con empresas mineras y petroleras él trataba de comprar la conciencia de los líderes más débiles de las comunidades indígenas, y nosotros, desde las bases, somos la mayoría, y nos opusimos al Estado ecuatoriano porque los territorios son nuestros”, dijo a Brecha.
Hostigamiento
Las amenazas y campañas de difamación en las redes sociales, medios de comunicación y en las comunidades son otra forma de violencia machista que sufren militantes como Máxima Acuña, a quien suelen calificar como “Máxima Farsa” o “Máxima Estafa”. Acuña es objeto de insultos y difamación, de incitaciones al odio y de amenazas de atentados contra su vida, por ejemplo con mensajes como “Minera Yanacocha. La bala cuesta un sol. Muerto el perro se acabó la rabia”.
La activista, quien lucha desde 2011, ha sido declarada inocente de los delitos por los que la minera la había acusado, como la usurpación del terreno en el que ella vivió toda su vida. Hace 15 días la justicia civil peruana declaró improcedente la medida cautelar que la empresa había solicitado para impedir que trabajara en su tierra. Sin embargo, relató su abogada, “está agotada en su esfuerzo” contra el proyecto minero. Según Vásquez, Acuña le expresó: “La vida se me está yendo en defender esto y ya ni la justicia nos defiende”, porque no actúa ante las denuncias que ha presentado por hostigamiento constante en su finca.
“Además de haber sido atacada físicamente años atrás, Máxima no puede volver a vender sus productos porque la propia gente de la comunidad la ataca, como consecuencia de las campañas de desprestigio de las que es objeto”, comentó a Brecha su abogada. Y sin embargo, relató recientemente Vásquez en una carta pública en NoticiasSer.pe, cuando le ha preguntado si quiere dejarlo todo y bajar los brazos después de haber sufrido tanto y logrado mucho, la activista le respondió: “No importa ya el terreno ni el daño que me siguen haciendo; a ellos se les sigue yendo el alma por quitarme Tragadero, tal vez lo logren alguna vez. Recibir dinero a cambio de dejarlo, a cambio de mis derechos, para olvidar mi sufrimiento, eso jamás.
Tal vez decida irme cuando mi cuerpo ya no aguante. Yo he ganado, yo demostré que las lagunas, que la tierra, que la dignidad del pobre no tienen precio, su oro no ha podido comprarme”. Para Laura Zúñiga “el sistema capitalista sigue necesitando energía y avanza sobre (…) los territorios indígenas preservados. La batalla de estos pueblos es por la vida, y vemos formas repetidas de criminalización en su contra, campañas de desprestigio, asesinatos”. En este contexto, dice, el desafío es “definir en conjunto cómo vamos a enfrentar estos ataques”.
Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=234876
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Entrevista a Leonor Zalabata: La tierra es la madre y es la que tiene capacidad de dar vida

Ecofeminismo & Lucha Indígena
La tierra es la madre y es la que tiene capacidad de dar vida

Paola González Velosa
www.ecologistasenaccion.org

 

Leonor Zalabata, líder indígena colombiana del pueblo Arhuaco, habla en esta entrevista sobre los pueblos indígenas y la lucha ecofeminista.

 

Cuando se cumplen 10 años de la Declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas, hablamos con Leonor Zalabata, líder indígena colombiana del pueblo Arhuaco [1].

Zalabata, reconocida por su trabajo por los derechos de los pueblos indígenas, cuenta con 35 años de experiencia; ha participado en la Comisión de Diversidad Biológica de Naciones Unidas, en la Red de Mujeres por la Biodiversidad y el grupo de trabajo de los pueblos indígenas de Naciones Unidas en Ginebra. En 2007 el Primer Ministro de Suecia le entregó el Premio Internacional de los Derechos Humanos Anna Lindhs.

Leonor Zabalata hace una reflexión sobre la búsqueda de una sociedad intercultural y justa que reconozca los derechos de todos los seres vivos como principio de vida. Una sociedad similar a esa democracia de la tierra [2] de la que habla también la líder india Vandana Shiva en la que se ve el mundo en sus interrelaciones y a través de la cual podemos cooperar para ser creadores de paz, sostenibilidad y justicia. Los pueblos indígenas poseen un sistema de pensamiento estrechamente ligado a la tierra, principio que los diferencia de la sociedad occidental mayoritaria.
En la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia, habitan los pueblos indígenas Kogui, Arhuaco, Wiwa y Kankuamo, representativos por su resistencia histórica. Fundamentan su cosmovisión en la existencia de la “Ley de Origen” mediante la cual se relacionan y reconocen el valor primordial que tiene la naturaleza para la vida. A través de los usos y costumbres orientados por dicha ley, estos pueblos han pervivido por mucho tiempo ante distintas adversidades. Una de ellas, el conflicto armado en Colombia en el que se han vulnerado sus derechos, desde los diferentes escenarios de violencia hasta por los procesos de explotación de la tierra [3]. En este escenario, el territorio-naturaleza y las mujeres indígenas han sido víctimas.
Estas últimas desde su posición de indígenas, pobres y mujeres vinculadas a situaciones de explotación económica y opresión cultural que se ven agravadas por su condición de género [4]. Desde las miradas ecofeministas, las mujeres y la naturaleza sufren violencias paralelas al ser explotadas por el sistema patriarcal capitalista que las considera inferiores y apropiables. Esta misma relación la vemos reflejada en el vínculo de los pueblos indígenas con sus territorios, quienes, afectados por el mismo sistema desarrollista, luchan por la conservación de la naturaleza como medio de vida y equilibrio universal.

Un elemento diferenciador de los pueblos indígenas es lo que ustedes reconocen como Ley de Origen. ¿Cómo se explica esta ley? 

Las tradiciones de los pueblos indígenas han estado siempre arraigadas a la tierra, de ahí que la conservación de la naturaleza sea un tema de vida diaria. La Ley de Origen es un enfoque de vida, mediante él se establece una relación recíproca con la naturaleza, en esta medida todo tiene vida porque influye en los demás seres. Una ley donde todos los elementos de la naturaleza tienen sus padres y madres. Estos, según nuestra tradición existían antes de materializarse y hacerse tangible lo que hoy tenemos. Por tanto, la ley conduce nuestros usos y costumbres, recoge unos principios para relacionarnos y proyectarnos y se constituye como base para mantenernos dentro de la actualidad en reconocimiento de derechos sociales, políticos y económicos.

¿Cómo han pervivido haciendo uso de esta ley y por qué cree que los demás nos hemos distanciado esa visión?

 La solución de muchas cuestiones la encontramos dentro de la ley de origen con componentes que ahora son nuevos. En los últimos siglos nos hemos relacionado sin desaparecer, avanzado a la luz de las tradiciones indígenas y esto nos da la capacidad de ser modernos. Relacionarnos de igual a igual, porque somos diferentes y la igualdad está en esto, en que todos valoremos la diferencia. Considero esta ley como elemento que nos permite respetar y relacionarnos con los otros. Así, la cuestión es que los indígenas no estamos ni por encima ni por debajo de la naturaleza, nosotros somos un ser creado para conservarla. Pero ahora ya no nos dejan convivir con ella, somos un obstáculo para el desarrollo y lo peor es que la sociedad mayoritaria no avanza, su vida es el carro, la beca y la tarjeta de crédito. Esto nos ha ocasionado graves impactos, por ello la lucha y la resistencia de los pueblos indígenas se mantiene. Si no, no seguiríamos aquí.

¿Por qué dice que las mujeres simbolizan a la madre tierra, y los hombres a los árboles, y la mujer es el sostén físico y cultural de los pueblos indígenas?

No hay tema de desigualdad sino de reconocimiento a una misión que cumplen tanto los árboles como la tierra misma, las mujeres al igual que los hombres. En nuestras tradiciones la tierra es la madre y es la que tiene la capacidad de producir la vida de todo lo que hay en ella pero esta no es posible si no hay una protección. ¿Qué haríamos si la tierra no tuviera vegetación? La madre nos da la vida pero los árboles permiten que se den otras cosas importantes, como el oxígeno. Para los pueblos indígenas no es gratuito existir hoy. Ha habido una resistencia de la gente que hace diariamente cultura. Una mujer indígena tradicional es la que realmente sostiene esa manera de ser y de pensar de los que viven en el territorio. Hay muchas actividades donde ellas son el pilar y aparte de criar los hijos hacen también otras labores, de artes, agrícolas, sociales incluso; en reuniones organizativas y de autogobierno y desde niñas porque se instruyen para ello. Las mujeres están ligadas a lo que no se abandona nunca, por ejemplo el tejido, permanentemente por dónde va caminando va tejiendo es parte de su vida. Pero es necesario que haya mujeres que nos dediquemos a ser líderes para incluir esa visión y sentir de la mujer indígena dentro de nuestros procesos y espacios políticos.

Desde su vida como colectividad ¿En que se basan los conceptos de identidad y territorio?

El pueblo Arhuaco ha sido pionero para avanzar en los sistemas de salud y educación. Asimismo hemos logrado que se retiren las misiones y que no haya proselitismo religioso en nuestros territorios. Hacemos esto porque estamos convencidos de que las tradiciones y prácticas han hecho posible que tengamos una identidad que se mantiene cuando ha sido transmitida y comprendida por nuestras generaciones. Hoy contamos con profesionales en muchas áreas que profundizan en el conocimiento de afuera y regresan otra vez con más fuerza a su cultura. Ya no dependemos exclusivamente de personas no indígenas y aunque nuestra identidad evoluciona, la relación con la espiritualidad y la naturaleza es el fuerte que nos permite relacionarnos como colectividad. Cada uno de los órganos que tenemos los humanos descansa en un punto de la tierra, no podemos mantener las fuerzas que necesitamos si perdemos el territorio o parte de él [5]. En un encuentro internacional, el escritor Eduardo Galeano me pidió que mencionara cuatro cosas fundamentales para la permanencia de los pueblos indígenas Estas son: el espíritu, el pensamiento desarrollado en nuestra filosofía, la forma de dirigir políticas y el territorio. Estas líneas están supremamente relacionadas y dependen entre sí, haciéndonos permanecer individuales en una identidad colectiva.

 ¿Por qué construir una sociedad ecológicamente sostenible, socialmente justa y políticamente participativa? ¿En qué grado pueden influir las mujeres? 

La justicia no solamente se basa en unos derechos para los humanos, las plantas por ejemplo tienen sus derechos, entonces una sociedad justa es la que puede entender los derechos que tienen todos los demás. Es necesario comprender esa sencillez de los demás seres que nos rodean. Es un tema universal, tampoco podemos atribuir el desastre que tenemos de la naturaleza solamente a los hombres o creer que las mujeres solas podemos construir otro mundo. Lo que sí es necesario, como decía Gabriel García Márquez, es que las mujeres tomen las riendas, es vital probarlo pero al final el cambio depende de construir raíces. Hay que avanzar sin perder incluso los propios valores y formas para construir sociedades justas en donde la naturaleza sea un tema central en la vida de la gente. Los pueblos indígenas en el mundo somos como los pájaros: cambiamos de plumaje pero no de canto, de ahí que las culturas sean el pilar para la transformación de la humanidad y conservación de la naturaleza.
Leonor Zabalata

 Notas 

[1] Originariamente conocido como el Pueblo Ika, el término Arhuaco fue acuñado por los españoles para diferenciar el dominio con otras zonas de la región. El mismo se generalizó entre los indígenas que sobrevivieron a la conquista. ONIC, Pueblos Indígenas Colombianos.

[2] Shiva, V. Cambio del paradigma: la reconstrucción de una seguridad real en un tiempo de inseguridad. La democracia de la tierra.

[3] La Corte Constitucional de Colombia advirtió a través del Auto 004 de 2009 que al menos 35 grupos indígenas estaban en peligro de extinción a causa del conflicto armado y el desplazamiento.

[4] Hernández, T. y Murguialday, C. 1991. Mujeres Indígenas de Ayer y Hoy, Talasa, p. 90.

[5] En la misma entrevista, Leonor menciona la importancia de la biodiversidad ya que cada ser es fundamental para el equilibrio con la naturaleza. Más información: Mujeres Indígenas. Anuario Hojas de Warmi. 2012. Nº 17.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=234223&titular=la-tierra-es-la-madre-y-es-la-que-tiene-capacidad-de-dar-vida-

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