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Paulo Freire 100 años: Pedagogía crítica revolucionaria para la escuela de hoy

Por: Andrés Pabón Lara/Rebelión 

El 19 de septiembre de 1921 nacía en la ciudad de Recife, Brasil, Paulo Reglus Neves Freire, uno de los más destacados pensadores latinoamericanos; y el más influyente pedagogo e investigador/docente de Nuestra América.

Su vasta obra, fiel correlato de una vida de acción militante que lo llevó a distintos rincones del planeta, sigue siendo leída y discutida por la creciente cantidad de educadores y educadoras que hoy nos sentimos parte de ese inmenso movimiento social denominado ‘’educación popular’’. Dicha educación popular ha sido susceptible, a lo largo del tiempo, de distintas lecturas interpretativas, acompañadas de prácticas no siempre articulables como un todo. En tal escenario de incorporaciones variadas de la propuesta freireana, asumo la relevancia de destacar, como parte de una conmemoración por el centenario del natalicio del autor, lo que acá denominaré corriente de la pedagogía crítica revolucionaria; intentando definir sus aportes y, en especial, remarcando la vigencia de sus reflexiones y propuestas.

Asumir la reflexión sobre la pedagogía crítica revolucionaria bien puede partir del reconocimiento del rol docente, como parte protagónica de tal propuesta. Entiendo que transcurrir por los caminos propios de la docencia es adentrarse en un mundo que permite reconocer que, sin dejar de ser un trabajo, esto es, la actividad que debiera constituir la fuente del sustento, ser docente significa algo más que eso; algo más que una actividad laboral, equivalente a otra cualquiera. Pero no quiero con esto caer en el simplismo de atribuir la actividad docente a un desempeño que se hace por vocación. Si, también es eso, pero es más que eso. En síntesis, pretendo exponer que la labor docente no solo atañe a los saberes disciplinares de una ciencia o a las herramientas prácticas de la didáctica, sino que, más importante, constituye un rol social históricamente relevante. Ser docente es una responsabilidad para con la sociedad. Para el presente que vivimos, esa responsabilidad no puede desentenderse de la necesidad de transformar el cada vez más injusto orden social.

Reflexionar en este sentido, parte de recordar que la etapa escolar significa para quien la transcurre una instancia fundamental para el desarrollo de su subjetividad. También que esta etapa no corresponde con una experiencia única ni igual para quienes la afrontamos. Ello obedece a los distintos modelos de enseñanza que recibimos. Sabemos en ese sentido que el ejercicio concreto de la docencia puede ser analizado desde distintas perspectivas. Puede verse como una práctica de transmisión de una información como eje fundamental de dicho ejercicio. Igualmente, podría distinguirse una caracterización de la docencia que enfoque el fin u objetivo propuesto, es decir, según la expectativa que se tenga o el resultado que se espera obtener; la promoción a través de los grados escolares y la final titulación. Estas perspectivas confluyen en reconocer los tres elementos fundamentales de toda relación de enseñanza: un rol docente, un rol estudiante y un contenido. Si bien, las variables de la forma en que estos tres elementos pueden integrarse y desarrollarse en una práctica concreta en el aula son múltiples, creo que esta multiplicidad no indica equivalencia o indiferenciación entre unas y otras, es decir, que no da lo mismo plantear algunas variables en detrimento de otras, y esto guarda relación estrecha con las distintas experiencias que cada quien tiene de su escolaridad. Por ejemplo, no es lo mismo activar la conformación de un grupo en el que las y los estudiantes asuman un rol pasivo. En el que las redes de comunicación sean absolutamente direccionadas y el conocimiento a trasmitir se tome como un elemento estático y descontextualizado, que debe ser memorizado por el estudiantado. No es lo mismo, en comparación con un grupo en el que el rol docente se asuma como una función de coordinación, habilitando la participación activa de todas y todos, ampliando las redes de comunicación y problematizando un conocimiento entendido como una instancia procesual e imbricada con la realidad vivida. No son equivalentes estos ejemplos en relación al efecto social que producen. A riesgo de ser esquemático, sigo utilizando los ejemplos ya propuestos para señalar que, el primer modelo se corresponderá con la formación de un tipo específico de subjetividad, muy diferente a aquel que se desprenderá del esquema propuesto en segunda instancia. Las ya mencionadas distintas experiencias vividas por cada quien en la vida escolar son entonces los fundamentos ineludibles de la conformación de su subjetividad.

Referir la construcción de la subjetividad como subyacencia del proceso de enseñanza escolar es, de alguna manera, desescolarizar lo escolar, es decir, denotar que lo que allí sucede tiene hondas repercusiones por fuera de las aulas y que constituye más bien un pilar de la vida en sociedad. Construir la subjetividad no es otra cosa que desarrollar la experiencia existencial. Adquiere gran relevancia desde este punto de vista la aparición de la corriente de pensamiento de la escuela crítica que a lo largo de su vida reivindicó Freire, quien postuló importantes elementos no solo para repensar, críticamente, las practicas dentro del aula, sino también llamando la atención sobre la estrecha relación de la escuela con la sociedad en su conjunto. La pedagogía crítica evidencia que no se trata de dos mundos aislados. Señala, por el contrario, que se trata de dos dimensiones de la misma realidad.

Gracias a los aportes de la pedagogía crítica podemos entender que las y los estudiantes no son estamentos homogéneos y uniformes, sino que están atravesados por las distintas experiencias de su contexto social, lo que condiciona su forma de relacionarse con la escolaridad. Así, quienes encarnan el rol estudiantil enriquecen el proceso de enseñanza a partir de los aportes de sus diferencias. Sus particularidades deben ser un punto de partida que enriquezca las prácticas del aula, y no un obstáculo a superar o una anomalía a ocultar. Asimismo, la particularidad de la experiencia individual será la base para entablar la relación con el conocimiento que, en interacción con dicha experiencia, no podrá ser entendido como univoco ni imparcial. Los conocimientos son productos sociales; condicionados por su marco de desarrollo y relevantes según los escenarios de su aplicación. De tal suerte que, vemos con la pedagogía crítica como la sociedad marca la constancia de su presencia en la escuela.

Ahora bien, a la reflexión sobre el impacto de lo social dentro del aula creo necesario referir también la pregunta opuesta. ¿Cómo se hace presente la escuela en la sociedad? Y es frente a este cuestionamiento que recobra crucial vigencia de la propuesta crítica revolucionaria de la pedagogía de Paulo Freire. Vale decir que no es crítica simplemente porque pretende cuestionar y modificar la forma en que la escuela interviene dentro de la sociedad. Además de esto, es revolucionaria porque, al hacer lo primero, se posiciona dentro de la intención de coadyuvar a cambiar el sistema de sociedad actual. Veamos, primero, cómo pensar en cambiar la intervención de la escuela en la sociedad. Para esto, se parte del reconocimiento de lo que Freire ha planteado como modelo de educación bancaria. Es ese un modelo que se enfoca en amoldar, adoctrinar y disciplinar al estudiantado para su futura incorporación dentro del mercado laboral. Inculca dicho sistema ciertos hábitos o formas de comportamiento que después resultaran necesarios para la introducción del o la trabajadora en un sistema de explotación de su fuerza laboral. Parte de la unificación cultural acorde a un esquema de orden social que no sea cuestionado, que a su vez, se estructure en base a la jerarquización y clasificación que sostienen las diferencias que legitiman la dominación, y se perfecciona con la estandarización y rutinización de tareas para quienes, ubicándose en la parte baja de la escala social, sufren el despojo del fruto de su trabajo. Todos estos parámetros del sistema capitalista son enseñados, reforzados y legitimados con prácticas escolares que les son correspondientes. Freire señala que el modelo bancario se basa en la idea de la transferencia o el depósito del conocimiento que hace el/la docente en ‘’su’’ aprendiz. Así, este último es encerrado dentro de un lugar jerárquicamente inferior frente a quienes ya han recibido ese conocimiento (el docente, otros alumnos avanzados) y es circunscrito a una actitud pasiva ante a ese conocimiento; el cual se tiene como acabado, ajeno e incuestionable. Así se genera esa relación de opresión de las y los estudiantes que resultan alienados y alienadas de su capacidad crítica y activa frente al conocimiento como proceso de construcción social, que es un correlato pleno de la opresión social que propone el sistema capitalista basado en la alienación de la fuerza de trabajo. El modelo bancario es la dimensión pedagógica del sistema capitalista.

Pensar en la urgencia de cambiar ese modelo pedagógico nos lleva indefectiblemente a la pregunta sobre cómo hacer ese cambio; ¿por dónde arrancar? Ante esto, se rescata una segunda dimensión de la pertinencia del pensamiento freireano. Él propone que de la mano con el cuestionamiento crítico al modelo bancario, es preciso emprender un cuestionamiento crítico para con cada uno de quienes como docentes recibimos instrucción en ese modelo y por ende reproducimos (conscientes o inconscientes) el mismo. La reflexión y la autocrítica constituyen un elemento fundamental que debe aportar el rol docente para emprender un cambio, no solamente encaminado a despojarse de métodos opresores, sino incluso para desprenderse de la función que el modelo bancario ha impuesto a la docencia. Freire concibe una pedagogía emancipadora en la cual ‘’nadie libera a nadie, pero nadie se libera solo’’. El rol docente debe modificarse, a partir de la autocrítica, para pasar a entenderse como una instancia facilitadora o mediadora de un proceso de liberación que hace que el sujeto ya no esté atado ni sea dependiente de nadie en el proceso de su formación. Usando una metáfora muy simple; el o la docente solo podrá ayudar a encender la llama, pero el fuego del conocimiento crecerá por su cuenta.

Pero, como lo recuerda Freire, el sujeto oprimido no solo debe liberarse de la opresión que le supone la dependencia del docente bancario, sino que también debe trascender la opresión del conocimiento como objeto a ser en él depositado. Una parte del cambio pedagógico debe ser la activación de una nueva relación entre estudiantes y saberes o conocimientos. En esa relación, es fundamental la distinción del conocimiento dinámico, susceptible de ser construido colectivamente y pasible de ser transformado. Ese carácter procesual del conocimiento se percibe cuando se desmitifica la falsa dualidad entre teoría y práctica. La idea de praxis no solo evidencia lo que ocurre realmente, que es la interrelación bidireccional existente entre teoría y práctica, sino que permite a quien estudia reconocer su lugar activo en la construcción del conocimiento como producto social; condicionado por las posibilidades de un contexto y atento a responder a las expectativas del mismo. La activación de la praxis como combinación de teoría y práctica es una nueva forma de relacionarse con el conocimiento, y permite que las y los estudiantes reactiven su capacidad dialógica; esa facultad de relacionarse activamente con el mundo y de poder ver el lugar que se ocupa en él.

Finalmente, ese rol docente autocritico, que ayuda al estudiantado a dialogar con el conocimiento y con el mundo a través de la praxis, coadyuvando con ello a cambiar el modelo bancario como pedagogía del capitalismo, ¿cómo interviene revolucionariamente? ¿Cómo rompe las paredes (visibles o invisibles) de la escuela para plasmar su quehacer pedagógico en la sociedad? Ante esto, Freire aduce que el rol docente debe ser político. Y debe serlo no solamente porque la pedagogía, al configurar la instancia básica de construcción de la subjetividad propia de la etapa escolar, es en sí política. Pues, como ya se dijo, interviene, con un modelo acorde, en la generación de los sujetos oprimidos que requiere el capitalismo, o, por el contrario, activa la liberación de la opresión que fundamentará la superación del sistema capitalista, que ya es urgente. La pedagogía crítica es política porque es la dimensión pedagógica del proceso de cambio social.

Pero también, el rol docente es político porque, en actitud coherente con lo hasta acá planteado, no podría sentarse a esperar que el cambio social se produzca espontáneamente. El rol docente es político porque, si quiere activar la liberación del oprimido debe enfrentar la frustración que esos sujetos oprimidos reciben cotidianamente por parte del sistema opresor. Debe habilitar la toma de conciencia sobre la necesidad del cambio pero debe, al mismo tiempo, participar de la construcción de ese cambio como una alternativa posible. Pensar a Freire en la escuela hoy debe servir para pensar que no solamente hay que luchar contra la opresión, sino también contra la frustración, la desilusión y la resignación que le son consecuentes. Freire propone frente a esto la esperanza, pero se trata de una esperanza activa, y no de una contemplación aislada o pasiva. Pensar a Freire en la escuela hoy no debe ni puede limitarse a la conmemoración de una efeméride centenaria que se concentre en el pasado. El legado de Freire tiene urgente vigencia porque invita a pensar que si no queremos que nuestras palabras sean promesas vanas de un mundo mejor, si queremos aportar un grano de arena para la liberación de las y los estudiantes, debemos también salir de la escuela a imprimir nuestro saber pedagógico en la construcción de una opción política que ayude a concretar las alternativas reales de nuestra liberación. A cien años de su nacimiento, Freire sigue naciendo, no sólo en los libros o en las aulas, sino más allá, pues sigue siendo necesario como parte de un horizonte que está aún por venir.

Pedagogía crítica revolucionaria para la escuela de hoy

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Libro de Paulo Freire: Pedagogía de la autonomía. Saberes necesarios para la práctica educativa. (PDF)

Autor: Paulo Freire

La cuestión de la formación docente junto a la reflexión sobre la práctica educativa progresista en favor de la autonomía del ser de los educandos es la temática central en torno a la cual gira este texto. Témática a la que se incorpora el análisis de los saberes fundamentales para dicha práctica y a los cuales espero que el lector crítico añada algunos que se me hayan escapado o cuya importancia no haya percibido.

Debo aclarar a los probables lectores y lectoras lo siguiente: en la misma medida en que ésta viene siendo una temática siempre presente en mis preocupaciones de educador, algunos de los aspectos aquí discutidos no han estado ausentes de los análisis hechos en anteriores libros míos. No creo, sin embargo, que el regreso a los problemas entre un libro y otro, y en el cuerpo de un mismo libro, enfade al lector. Sobre todo cuando ese regreso al tema no es pura repetición de lo que ya fue dicho. En mi caso personal retomar un asunto o tema tiene que ver principalmente con la marca oral de mi escritura. Pero tiene que ver también con la relevancia que el tema de que hablo y al que vuelvo tiene en el conjunto de objetos a los que dirijo mi curiosidad. Tiene que ver también con la relación que cierta materia tiene con otras que vienen emergiendo en el desarrollo de mi reflexión. Es en este sentido, por ejemplo, como me aproximo de nuevo a la cuestión de la inconclusión del ser humano, de su inserción en un permanente movimiento de búsqueda, como vuelvo a cuestionar la curiosidad ingenua y la crítica, que se vuelve epistemológica. Es en ese sentido como vuelvo a insistir en que formar es mucho más que simplemente adiestrar al educando en el desempeño de destrezas. Y por qué no mencionar también la casi obstinación con que hablo de mi interés por todo lo que respecta a los hombres y a las mujeres, asunto del que salgo y al que vuelvo con el gusto de quien se entrega a él por primera vez. De allí la crítica permanente que siempre llevo en mí a la maldad neoliberal, al cinismo de su ideología fatalista y a su rechazo inflexible al sueño y a la utopía.

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Pedagogias de la autonomia

 

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Educación para la liberación a 100 años del natalicio de Paulo Freire

Por: Colombia Informa 

Este domingo se cumplieron 100 años del nacimiento del educador, filósofo y revolucionario brasilero Paulo Freire. Su pensamiento sigue con vigencia, invitando a la reflexión pedagógica y social en el mundo. Freire luchaba por “una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer”.

Fue un convencido de la transformación social en el Brasil de mediados de la década de los sesenta, cuando decidió iniciar en Angicos (Rio Grande do Norte) un proceso de alfabetización de 300 corteros de caña en 40 horas de clase. Esa era una tarea difícil que lo llevó a plantear un método que respondiera a este contexto. Es así como partió del mundo que conocían sus estudiantes para explorar el vocabulario y hacerlo cercano a ellos. No se trataba de concebir que el educador transmitiera un saber (de arriba hacia abajo) a sujetos pasivos que no se preguntaran lo que veían, sino de socializar ese conocimiento para transformarlo durante el proceso de aprendizaje. Era un proceso de educación que invitaba a pensar, criticar y crear.

Tras el golpe militar en Brasil, Freire fue encarcelado y obligado a exiliarse. Su recorrido por distintos contextos nutrió sus reflexiones en términos no solo de alfabetización, sino de la pedagogía en general.  Se radicó en Chile, donde trabajó en programas de educación para adultos, impulsados desde el Instituto Chileno para la Reforma Agraria. Previo a los años de la llegada a la presidencia de Salvador Allende, escribió Pedagogía del Oprimido, la cuál sería su obra celebre. En este texto sintetizó su diálogo con el marxismo, partiendo de la idea de clases y la relación entre colonizador y colonizados. Asimismo, sirvió como fundamento para la pedagogía crítica.

La práctica bancaria de la educación

En Pedagogía del oprimido, Freire hizo una crítica a la educación tradicional de los opresores (la cual que llamó “educación bancaria”). En dicho tipo de educación, el maestro es el sujeto de la educación y el educando es el receptor que recibe todos los contenidos de la sabiduría. La tarea del maestro es llenar a los educandos con los contenidos de sus conocimientos. El buen educador es el que mejor vaya llenando los recipientes en los depósitos de los estudiantes. Y será el mejor educando el que se deje llenar dócilmente los recipientes y los aprenda con mucha memorización. Esta educación sirve a la clase dominante y deja a los oprimidos en la oscuridad.

Pero Freire no se limitó a la crítica del sistema educativo imperante, sino que propuso una nueva educación que debía dar más importancia a los educandos en el proceso enseñanza-aprendizaje. Los educandos deberían convertirse en educandos-educadores, y los educadores en educadores-educandos. Este principio concebía toda una nueva dinámica educativa, pues los educadores no son mensajeros de los opresores sino ejercen una “educación problematizadora”, con actos permanentes de descubrimiento de la realidad.

A partir de esas reflexiones, Freire planteó un reto no solo para la educación sino para todos los ámbitos de la vida. Desde aquel tiempo, le habló a la realidad desigual de toda Nuestra América y también le habló a la Colombia de hoy, donde menos del 40 % de la población tiene el privilegio de acceder a la educación universitaria. Afirmó que:

“Cada vez nos convencemos más de la necesidad de que los verdaderos revolucionarios reconozcan en la revolución un acto de amor, en tanto es un acto creador y humanizador. Para nosotros, la revolución que no se hace sin una teoría de la revolución y por tanto sin conciencia, no tiene en ésta algo irreconciliable con el amor. Por el contrario, la revolución que es hecha por los hombres es hecha en nombre de su humanización”.

Reflexión sobre la práctica

Freire comprendió muy bien cuando Marx señaló que “los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.” Es desde allí, Freire planteó que la pedagogía no es otra cosa que praxis. Esta praxis consiste, ante todo, en una reflexión acerca de la práctica y del contexto desde unas opciones emancipadoras, para favorecer la construcción de un sujeto social protagónico que toma sus particularidades de acuerdo con contextos muy definidos y con historias de sus colectividades.

La pedagogía crítica de Freire tiene como fin la liberación de las y los oprimidos, porque es una apuesta ética y política sustentada por fines de reconocimiento, empoderamiento y democracia de los sujetos que se reconocen desde sus diferencias y desigualdades en condiciones de género, clase, etnia, sexo y en condiciones de subalternidad.

La lectura de Paulo Freire sigue siendo necesaria no solo en los campos educativos o ligados a la pedagogía, sino para la vida misma. Es indispensable para quienes concebimos un mundo sin cadenas de opresión y ni explotación. Un mundo para todas las personas sin brechas de desigualdad, un mundo en donde la vida digna y el bienestar sean la bandera.

http://www.colombiainforma.info/educacion-para-la-liberacion-a-100-anos-del-natalicio-de-paulo-freire/

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Paulo Freire está siendo

Por: Colectivo de Educadorxs Desde el Sur

Fuentes: La Tinta

El próximo fin de semana, se presenta “Paulo Freire. Semillas por otras educaciones”, un compilado a cargo del Colectivo Educadorxs Desde el Sur y editado por Ecoval Ediciones. Escrito en pandemia, el libro incluye veinticinco artículos de relatos, reflexiones y experiencias de más de 40 educadorxs, una entrevista al educador y referente Nano Balbo, y el arte gráfico de Noe Gaillardou. Un homenaje al maestro y una oportunidad para dialogar sobre los modos en los que el legado freireano atraviesa el presente

Paulo Freire hubiera cumplido este 19 de septiembre 100 años de vida, y todo el 2021 viene siendo un festejo. A lo largo y ancho del planeta, se celebran jornadas, congresos, encuentros. Podemos pensar, a propósito de esta fecha, que Freire no deja de nacer en cada uno de los diálogos que se realizan homenajeándolo, poniendo en el centro su obra como algo vivo, en movimiento, resignificada y perenne. Como una especie de coincidencia cabulera, en el 2020, se cumplieron 50 años de la primera edición del libro “Pedagogía del Oprimido” en 1970. Este libro, escrito por el pedagogo brasilero durante su exilio en Chile, al calor de las experiencias de alfabetización y educación popular, es una referencia fundamental en la formación de cualquier educadorx. Marcó un camino político y pedagógico fundamental, no solo en el Abya Yala, sino también en el mundo. Las fechas a veces nos remiten a ciclos largos y nos traen de vuelta, desde el pasado, momentos luminosos. La tarea de recordar, de resignificar y la invitación a escribir semillas es una manera de zambullirnos también nosotrxs en esa pedagogía viva que supimos conocer de la mano de sus libros.

Desde el Colectivo de Educadorxs Desde el Sur, durante el año 2020, en plena pandemia, convocamos a educadorxs y organizaciones, a recuperar y recrear en textos propios, reflexiones pedagógicas, sindicales y políticas del maestro. Una pregunta como puntapié, ¿qué aportan las palabras freireanas a nuestras prácticas educativas?, invitó a recuperar las propias experiencias, más que a discusiones conceptuales. Con el propósito de comunicar y visibilizar que la educación popular se encuentra en movimiento, y que, especialmente en Córdoba, numerosos espacios se reconocen en el camino de las pedagogías freireanas. 

¿Por qué Freire?

“No podemos existir sin interrogarnos sobre el mañana, sobre lo que vendrá,
a favor de qué, en contra de qué, a favor de quién, en contra de quién vendrá;
sin interrogarnos sobre cómo hacer concreto lo ‘inédito viable’
que nos exige que luchemos por él”.
(Freire, Pedagogía de la esperanza) 

Paulo Freire ha insistido en que las prácticas educativas no son neutrales, sino de naturaleza política. Su indudable vigencia se mantiene entre otros aportes, en las críticas a la educación bancaria y sus pedagogías, desocultando la matriz colonial que atraviesa al modelo pedagógico hegemónico, en los modos de vinculación con el saber y en las prácticas educativas. Estas ideas se actualizan ante un presente de crisis, que algunos llaman sistémica o planetaria, lo que no parece estar en crisis es el modelo neoliberal que la desencadenó, profundizando todas las desigualdades -de género, raza, clase, edad- y la exclusión brutal que existía previamente.

El libro “Paulo Freire. Semillas por otras educaciones” propone un diálogo con lxs lectorxs, para recuperar el debate profundo en relación a la urgencia de una Educación Transformadora en este tiempo. Que ubique en el centro de ese diálogo la condición de lxs oprimidxs de hoy y las formas de educarnos y construir el mundo que soñamos; más en estos momentos en que la derecha liberal capta exitosamente voluntades en los sectores populares, a través de un discurso que oculta el origen de la riqueza concentrada en unxs pocxs, provocando enfrentamientos entre lxs de abajo y desdibujando las relaciones de explotación.

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(Imagen: New Frame)

La pandemia y el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio hicieron polvo el trabajo en espacios de formación colectiva, tal como estábamos acostumbradxs. Lxs docentes estábamos saturadxs de trabajo y lejos de lxs estudiantes así como de nuestrxs compañerxs, entonces, consideramos que era un momento importante para encontrar algún proyecto que nos mantuviera en movimiento, desde el diálogo, la producción de saberes valiosos que pocas veces nos detenemos a elaborar, sistematizar y socializar. Casi como una cuestión de supervivencia de los lazos, comenzamos una serie de intercambios y un trabajo que se acompañaba con las reuniones donde invitamos al maestro y educador popular Orlando Nano Balbo. De ahí surgió el texto de la Primera Parte: “Lo pedagógico en el centro: Freire no deja de interpelarnos”, que recoge las entrevistas que le hicimos.

Lo demás, fue osadía: le preguntamos a la genia de la Noe Gaillardou si nos diseñaba la tapa y, sorpresivamente, no tardó más que unos minutos en sumarse al proyecto. Luego, empezamos el trabajo de convidar a muchas de las personas con quienes compartimos la escuela y la militancia. Semana a semana, fue creciendo y armándose, con el entusiasmo de sumar participación y con la incertidumbre de no saber si íbamos a llegar con los tiempos. Se armó un grupo de trabajo que se puso al hombro la tarea de materializar el libro, para muchxs, la primera experiencia de este tipo.

Los aportes de más de 40 compañerxs militantes, educadorxs, docentes en los 25 artículos reunidos muestran -como dice el Nano Balbo- que Freire hoy “está siendo” y que nuestra forma de homenajearlo es asumir el enorme desafío de no parafrasearlo livianamente, sino de ser creativxs y responsables a la hora de comprender e intervenir en nuestra propia realidad. Participan compañerxs educadorxs principalmente de Córdoba, pero también de diferentes provincias del país, de México y Uruguay.

La presentación se realizará el sábado 25/09 a las 18 horas en Ecoval Librería Café, ubicada en la vieja estación de trenes de Unquillo. Se solicita reservar con anticipación y confirmar asistencia, debido a los protocolos vigentes para eventos y la capacidad del lugar. Pueden comprar el libro aquí.

Este libro es un homenaje al maestro que nos abrió caminos en nuestra América para hacer otra educación posible y una oportunidad para encontrarnos en la urdimbre de lo que vamos construyendo desde nuestros territorios.

*Por Colectivo de Educadorxs Desde el Sur para La tinta / Imagen de portada: Cultura Inquieta.

Fuente: https://latinta.com.ar/2021/09/paulo-freire-siendo/

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Mis recuerdos de lecturas de Paulo Freire y las experiencias camino al cooperativismo escolar

“Los seminarios realizados sobre su obra y los enfoques desarrollados sobre su pensamiento han sido puramente laudatorios, acercándose casi de una adoración mesiánica. No hay problematización analítica. Se ignoran las fuentes teóricas que él tuvo como referencia para construir su obra y no se analizan sus aportaciones frente a las nuevas coyunturas del siglo XXI. Lo que se hace es simplemente repetir los lugares comunes de su pensamiento, así como algunos enfoques de las décadas de 1960 y 1970”

Ivonaldo Leite

Se ha desatado un verdadero torrente de acciones para conmemorar los 100 años de Paulo Freire, conmemoración que nos sumamos con entusiasmo por el enorme y valioso legado pedagógico crítico que Freire ha aportado a la humanidad.

A modo de ejemplo del impacto pedagógico trascendente cito que la Universidad Nacional de Tucumán a través de la Facultad de Filosofía y Letras ha convocado al Congreso Latinoamericano a 100 años del nacimiento de Paulo Freire; “Transitar su legado: un acto de justicia” los días 16 y 17 de septiembre de 2021 que cuenta con destacadas figuras de la educación, como Adriana Puiggrós, entre tantos/as sobresalientes.

De tan importante evento y sus principales justificantes de la fundamentación extraemos dos:

“Desentrañar su legado con ojos y actitud crítica, parados en este presente tan complejo que nos interpela, se constituye en un compromiso ético y político del que tanto nos enseñó en la vastedad de su pensamiento”.

“Las aportaciones de Paulo Freire se abren y nos abren al mundo para la comprensión, el conocimiento de la realidad y la indefectible transformación de ésta, manteniendo la esperanza como la espera activa que nos lleva a trabajar comprometidos con el sujeto social, la praxis, la emancipación, el diálogo, la autonomía, las relaciones de poder y la democracia”.

Así, lo anterior constituye el marco de mis recuerdos de lecturas de Paulo Freire y las experiencias escolares, camino al cooperativismo escolar, camino pedagógico cooperario pretendiendo llenar de cooperación las aulas formoseñas.

Esas lineas anteriores y las reflexiones de los textos de Freire saturaron mi mente de ideas renovadoras y ansioso de llevarlas a la práctica,tal como me encontraba en aquel lejano día de un encuentro en el camino hacia la escuela,sería un cambiante hecho, pero,sin embargo, hoy, evocados se renuevan en vitalidad.

En modo de narrativa docente expongo: En un día caluroso del año de 1983 me dirigía a asumir por primera vez como maestro de grado en la Escuela N° 54 de la localidad Villa Escolar, Departamento de Misión Laishi, de la Provincia de Formosa-Argentina-, y tal como lo adelanté en el párrafo anterior en mi mente estaban las ideas del gran maestro Paulo Freire.

En efecto, en aquel trayecto a recorrer de seis kilómetros de ruta de tierra desde la localidad de Gral. Mancilla hasta la escuela se produjo un encuentro casual significativo y trascendental con la Supervisora Escolar Prof. Lidia Friederich de Acuña, ya que ambos teníamos como punto de llegada la escuela.

La Supervisora Escolar no tardó en hablarme de las bondades del cooperativismo escolar y exponer en contexto la desvinculación existente entre la escuela y las necesidades de los educandos, hijos de pequeños productores; la educación común no es la apropiada en relación a los intereses de las mayorías de los niños, toda vez que la perspectiva de un horizonte promisorio se presenta problemática, también por sus métodos, visibilizan una ruptura del medio social rural y la educación.

Esa práctica educativa necesaria surge de la necesidad de incorporar saberes del cooperativismo escolar dado que los educandos, hijos de labriegos, trabajan muy bien la tierra pero desconocen los aspectos organizativos gremial y empresarial que les permitan superar sus debilidades mercantiles ante el intermediario que menoscaba el precio de sus productos y los mantiene en perpetua debilidad, inermes individualmente.

No obstante aquel primer encuentro y diálogo con mi Supervisora Escolar, en principio me apoyé en las concepciones pedagógicas de Paulo Freire, pero pronto me enfrenté a las contradicciones que descubriría en dicha pedagogía a partir de aspectos maravillosos pero muy teóricos e insuficientes ante la realidad de niños labriegos que llegan tarde al inicio escolar en razón a trabajos en la cosecha de algodón.

Pienso que la propuesta pedagógica del educador brasileño continúa vigente en cuanto que su propuesta asume a la educación, a la alfabetización, al diálogo y a la reflexión, como valiosas herramientas de liberación del hombre. Por tanto, yo no hablaría de abandono de las ideas de Freire.

Sin embargo, no es menos cierto que la clave de la desigualdad social y económica reside en la organización capitalista que se expresa, entre otros, en sus  empresas, que constituyen terrenos de relación capital-trabajo, desventajosa para el sector del trabajo. La empresa cooperativa, por el contrario, fundada y organizada sobre otra concepción, altera esa relación injusta y establece una relación de cooperación, entre iguales y proporcionales, en sus beneficios. Mientras esto no se logre, habrá injusticia social.

La virtud de la pedagogía cooperativa reside-entre muchos-en su instrumento didáctico: La cooperativa escolar.

Ella es en pequeño el medio de transformación del educando y su perspectiva creativa de modificar, alterar, ulteriormente la organización de la economía mercantil en una economía de la cooperación. Este descubrimiento del carácter  pedagógico y didáctico del cooperativismo me llevó a asumir una decisión inapelable con respecto al estudio e investigación pedagógica que dio por resultado la pedagogía cooperaria.

Tal decisión conlleva evidenciar las virtudes pedagógicas y didácticas del cooperativismo escolar en cuanto a su carácter transformador social y económico, puesto que se plantea nada más y nada menos que superar la forma organizativa capitalista de la sociedad, de la empresa y la formación del educando que lo moldea para esa forma de vida. En cambio, el cooperativismo transforma esa lógica, pues se sostiene en la propiedad y distribución equitativa cooperativa que aniquila la desproporción entre el trabajador y el capitalista.

He allí el meollo de la cuestión al hablar de pedagogía transformadora, ello conlleva modificar la organización social y económica capitalista por otra diferente ya que está bajo la concepción humana, reflejada por la empresa cooperativa y las relaciones socio-económicas que ella trastoca, propugna y esparce, insistir en este aspecto nunca será suficiente.

Lo que a su vez significa la superación sobre las metodologías planteadas por los diversos educadores cooperativistas porque éstos emplean la pedagogía liberal aprendidas en los Institutos de Formación docentes y Facultades a la enseñanza del cooperativismo en todos los niveles del sistema educativo oficial, lo que implica, cuanto menos, una contradicción.

Tal análisis y conclusión no es un asunto menor, son indagaciones que dicen mucho de cómo construí la pedagogía cooperaria, estableciendo en realidad una ruptura con la práctica de asimilación pedagógica liberal a la pedagogía cooperativa original, de su génesis.

Para concluir , y en base al hecho de que elegí una cita extraída de un párrafo del artículo “La Educación Popular, Paulo Freire y la “muerte de la dialéctica” del catedrático de Sociología de la Educación, Universidad Federal de Paraíba (UFPB)Brasil, Ivonaldo Leite, para presidir este artículo.

Pienso, precisamente, en otro párrafo de ese importante artículo de  Leite cuando afirma que:

“El método de Freire y su amplia obra configuraron un rico universo de reflexiones acerca de la educación, de la pedagogía y la ética liberadoras. Para Paulo Freire, educar significa, por ejemplo, conocer críticamente la realidad, comprometerse con la utopía de transformarla, formar sujetos de dicho cambio y desarrollar el diálogo. Pero, aunque su método constituía una profunda crítica a las prácticas educativas tradicionales, él también empezó a revelar limitaciones y ambigüedades políticas. Los problemas se referían principalmente al desconocimiento del condicionamiento de la educación por la estructura social y económica, así como a los conflictos de clase. Como consecuencia, la idea de transformar la realidad quedaba convertida en un acto abstracto”. https://rebelion.org/la-educacion-popular-paulo-freire-y-la-muerte-de-la-dialectica/

Un agregado compendiado:

Reconozco y valoro la influencia en mi formación pedagógica Latinoamericanista de Freire, pero resalto que la debilidad fundamental que posee esa pedagogía,como pedagogía contestata
ria a la injusticia social,está en la ausencia de un recurso didáctico orgánico que se desenvuelva en la escuela,se evidencie en la comunidad y genere conciencia subjetiva en cuanto a  posibilidad de modificar organizadamente el estado de necesidad de sectores menos favorecidos, e incidir en la transformación productiva de campesinos y sectores comunitarios, como sí la tiene la educación cooperativa por medio de la cooperativa escolar.

Sin embargo, en mi acción pedagógica e investigadora, me distancio de las prácticas educativas cooperativas tradicionales.Enfatizo la esencia transformadora de la cooperación en las aulas. Asumo abiertamente las dificultades burocráticas en las instituciones educativas e identifico a estas trabas como expresión material ideológica de la influencia liberal en ellas.

Rompí con las prácticas cooperativas bajo el influjo liberal devenido  desde la formación docente en las  instituciones educativas al comprender las distorsiones que infringen a la pedagogía cooperativa genuina por parte de los docentes cooperativos/as que reproducen esa desvirtuación pedagógica y que impiden su pleno desarrollo educativo.

¡Saludos cooperativos!

Fuente: https://rebelion.org/mis-recuerdos-de-lecturas-de-paulo-freire-y-las-experiencias-camino-al-cooperativismo-escolar/

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Entrevista a Camilo Álvarez: «Educación Popular y la necesidad de estar organizado»

Redacción: Grupo R Multimedio/republica.com

 

 

En una de las columnas de educación, del programa radial Panorama 1410, charlábamos con Camilo Álvarez sobre Educación Popular. A continuación compartimos parte de la entrevista con él.

N: Buen día, ¿Cómo estás Camilo?

Camilo Álvarez: Buen día, ¿Cómo andan? ¿Cómo andan por ahí?

Bueno, Camilo, hablemos de educación…

CA: Bueno, (…) habíamos estado intercambiando más sobre la educación popular. Sobre qué se refiere esa idea de, bueno, una educación transformadora, de una educación que no solamente se define por sus objetivos e intencionalidades. Sino que también se define y es definida por su metodología. ¿No? Porque hay una coherencia en la metodología, digamos. Básicamente, esto es, si queremos construir una sociedad distinta, un mundo nuevo, tenemos que nuestras prácticas cotidianas, nuestros métodos, parecernos lo más posible a eso que queremos construir. ¿No? Y eso en la educación popular tiene un valor sustantivo porque es parte de la coherencia política y metodológica. Entonces la idea como avanzar un poquito y ver qué está pasando hoy en muchos barrios de Montevideo y del interior también, vinculados a algunas organizaciones que han surgido. Que a través de ollas comunitarias, huertas orgánicas, un montón de actividades bien comunitarias y bueno, qué tiene para decir la educación popular con respecto a estas prácticas. Que si bien no son nuevas, porque un recorre la historia reciente y va viendo que van apareciendo, pero bueno, hoy nadie puede dudar la cantidad de, por ejemplo, de ollas populares que hay. Por todo el país ¿Verdad?

N: Bien, entonces, en cuanto a la educación ¿Qué lectura o qué mensaje puede haber desde la educación popular en estos colectivos, en estos trabajos?

CA: Bien, ahí un poco lo que rescatamos es que casi todas esas organizaciones, que se juntan para, en este caso, poner el ejemplo de las ollas populares. Lo primero que sucede es que las organiza una necesidad concreta, ¿Verdad? Hay una necesidad concreta. En este caso, la alimentación propia o la solidaridad para poder alimentar a los vecinos y las vecinas. Entonces el primer paso es como que se organice una necesidad concreta. Y a medida que va sucediendo y que va satisfaciendo esa necesidad concreta que te juntó, lo que sucede es que vas viendo la necesidad de organizarse ¿No? De la necesidad de estar organizado. Cuáles son los beneficios que tienen para mucha gente a nivel de los barrios estar organizados. Entonces, ahí es poco una secuencia que la educación popular tiene para aportar y, bueno, que estamos en permanente diálogo con este tiempo de actividades. Es eso ¿No? Lo primero es que se organice una necesidad y segundo paso, como una superación, es entender la necesidad de ser organizados.

N: Bien. Ahora, esta educación popular, como decías hoy temprano, tiene que ser coherente con el objetivo que se propone. ¿No? Lo decías hoy, con qué mundo se quiere continuar. Más allá de que estos ejemplos que tu citas cumplen con satisfacer una necesidad puntual, urgente, en este momento, también, me supongo que tendrá, visto desde la educación popular ¿No? Plantearse cómo seguir.

CA: Exactamente. Y ahí es cuando aparece esta idea desde la educación popular, como las prácticas anticipatorias de la sociedad que queremos construir. Entonces, por un lado está lo material y esa necesidad concreta a satisfacer. Pero después también el componente simbólico, no tangible por decirlo de alguna forma, que tiene que ver con el aprender a participar, el aprender a construir vínculos y relaciones horizontales entre las personas que integran esos procesos. En la necesidad de actuar con otras experiencias para poder aprender y compartir aprendizajes. Y sobre todo, en una modalidad organizativa que intenta romper en esta lógica del ordena y mando ¿No? Sino más bien pensarse en una concepción del mandar obedeciendo, ¿No? Que el transcurrir de las dinámicas internas, es mucho más horizontal y mucho más participativo. Y esa carga más simbólica, más cultural de lo que se va a construyendo tiene mucho, mucho para decir, porque rompe con los estereotipos con los cuales estamos conviviendo todos los días ¿Verdad? De que somos una gente, digamos, de o de mandar o de obedecer, dependiendo de los roles. Y en estas configuraciones que se dan más a nivel comunitario, además de eso, también hay una construcción más lenta o más rápida, de una visión de lo comunal. ¿No? Una visión de los común. Una visión de lo barrial como algo que, no es solamente que compartimos cosas hoy sino que tenemos una intención de compartir cosas mañana. Que es un poco también la definición de la comunidad. No tanto lo que nos conjuga hoy, no tanto lo que tenemos en común hoy, sino también, la construcción común que queremos hacer para mañana.

N: Sí, mismo dentro de esto que estás planteando, uno de los principios de esta educación popular, corregime si no es así, es justamente aprender la propia experiencia. Que quizás en un ejemplo como este pueda ser, bueno, cómo hacer para que de repente esta emergencia no incremente, llevándolo al ejemplo de las ollas populares y de los colectivos que mencionabas hoy. Cómo mejorar y que esto no ocurra, como una necesidad tan tremenda

CA: Tal cual. Por eso yo decía esta cuestión que se da muchas veces. Que hay una necesidad de intercambiar con otras experiencias y ese es el paso inicial para formar una red, para formar una coordinadora, para formar espacios de encuentros de distintas experiencias que no solamente puedan aunar esfuerzos para conseguir algunas cosa, sino también que es un espacio de aprendizaje. Son siempre espacios de aprendizaje donde a partir de lo que vamos haciendo, de lo que se va tejiendo todos los días, vamos teniendo la posibilidad de reflexionar sobre eso para construir nuevos aprendizajes. Pero además, fíjense también, que se da una cosa muy particular porque muchas experiencias de este tipo, que empezaron como una olla popular, una olla comunitaria, empezaron a generar, asociado a esa olla una huerta para poder abastecer alguna parte de la olla. ¿No? Y a su vez, identificaron que muchos de los gurises que podían estar accediendo a esa olla, por cuestiones vinculadas a la alimentación, pero también vinculadas, en este caso concreto, a la pandemia y a virtualidad empezaban a tener problemas con lo educativo formal. Entonces, ahí se empezaron a anexar algunas clases de apoyo alrededor de las ollas comunitarias. Entonces, ya no solamente eran las ollas sino la huerta, el espacio educativo ¿Sí? Y en algunos casos hasta la posibilidad de generar, como se ha dado, bolsas de trabajo. ¿No? Entonces, esa mirada que tiene la educación popular y que impulsa la educación popular, de construir autonomía y a partir de esta participación es que se dan los procesos, ir construyendo determinados grados de autonomía y autogestión, también es una marca importante. No para decir no precisamos de nadie, sino para decir nos precisamos a nosotros y a nosotras en primera instancia. Y ese fortalecimiento que te da de lo grupal de los colectivo, para poder responder a necesidades que van surgiendo a nivel de lo comunitario.

N: Además este trabajo en equipo. Esto que va surgiendo, como decías, desde las ollas sale una huerta, desde la huerta sale otro grupo de personas trabajando por lo mismo. Es como un proceso que se va dando automáticamente, no hay alguien diciendo hay que hacer esto, hay que hacer lo otro, marcando los pasos para que sea visto desde la educación popular ¿No? Es como que se da, se va dando.

CA: Exacto.

JP: Los roles son distintos, digamos, ¿No? A lo más formal.

CA: Claro e imagínense que ahí hay también una construcción de ciudadanía. Digamos, a participar se aprende participando. No hay mucha vuelta. No hay un diplomado de participación…

N: Claro. A participar, exactamente, a participar se aprende participando. Pero justamente, hacer consciente de esto a los grupos que participan quizás los fortalezca ¿No?

CA: Claramente. Porque además en esta reflexión sobre lo que va a sucediendo todos los días, en esta posibilidad de poder reflexionar sobre los que nos va sucediendo, hay una construcción de conciencia colectiva, también ¿No? Y el diferencial es que no se trata de colocar una propuesta teórica que calce justito con la realidad que estamos trabajando, sino que a partir de la realidad que estamos trabajando poder construir aproximaciones teóricas que reflejen la realidad en la que estamos trabajando y queremos cambiar. Y otro punto interesante tiene que ver con la diversidad que contienen este tipo de experiencias. Y con esto me refiero a que no hay un corte vinculado a que en esta olla participan los que son de tal partido, en esta olla participan los que son de tal sector, en esta olla participan los que son de tal asociación. En las ollas como experiencias, siguiendo el ejemplo, en estas experiencias comunitarias participan quienes están ahí, quienes viven en esos entornos y eso le da una diversidad y le da un peso que logra romper con la fragmentación a la que muchas veces estamos acostumbrados y a la que muchas veces nos invita en neoliberalismo ¿No? Entonces esa diversidad da una fuerza sustantiva para trascender la fragmentación a la que nos invita el neoliberalismo todos los días. Y eso no es menor, tampoco.

N: Sí, aprender de la experiencia ¿No? Y tener la humildad y la grandeza de llevarlo a cabo a lo que sea necesario de ese aprendizaje.

CA: Y ahí hay un aprendizaje superador que implica un poco en palabras de Paulo Freire, que ya lo hemos dicho, de juntarse con el distinto para combatir el antagónico ¿No?

N: Exacto.

CA: Entonces, esa reflexión de poder interpretar bien quién es el antagónico, quién está obturando sus proceso de emancipación, de construcción de nuevos horizontes, de construcción de soluciones. No se puede reflejar, digamos, en que tu práctica cotidiana esté cercenando a que a fulano o a fulana no la dejamos participar porque es de tal partido. O a tal fulana no la dejamos participar porque es de tal iglesia. Justamente, la lógica en la que se mueve la educación popular quiere combatir estos afectos y lograr identificar espacios de trabajo comunes que permitan mostrar esa diversidad que existe en nuestras sociedades ¿No? Sino lo que sucede es una fragmentación de prácticas que no tiene hilos conductores y que en definitiva termina alimentando esta cuestión del sálvese quién pueda.

N: Claro. Sí, sí sí. Aprender de toda la perspectiva, de todo ese abanico amplio que mencionabas recién, desde allí es desde donde nace la propia experiencia y, bueno, el conocimiento.

JP: Claro. No. Y a parte uno ahí, también, Camilo y vos nos dirás ¿No? Surgen cosas más interesantes aún. En el sentido del conocimiento colectivo, recorriendo ollas populares hace poco, haciendo un informe para aquí para el diario, los vecinos que estaban en la olla, que trabajaban ahí nos decían en la fila te encontras con un sinfín de situaciones. Te encontras con el pibe que de repente te dice que, bueno, que el vecino llega de noche de trabajar cansado que le grita a los compañeritos de él con los que juega de día. O sea, cosas que también, que de repente, si tienen esta red de contención y esto está sistematizado, uno puede aprender sobre algunas cuestiones ¿Me entendés? Y evitar que pasen a futuro ¿Me explico? O sea, como que también generalmente el que está en la olla, está en la olla popular colaborando, pero de repente no tiene las herramientas para contener ¿No? Un problema social que abarca mucho más.

N: Las realidades que llegan

JP: Claro. Para atender también a todos los vecinos que están por ahí. Y me parece interesantísimo, Camilo, esto que vos estás planteando. Porque de existir este tipo de unidades, de redes, de conversaciones, de uniones se pueden evitar males mayores. Y también se pueden reaprender muchísimas cosas ¿No?

CA: Sin duda. Sin duda. Y es parte, además, de las experiencias que se están construyendo. Obviamente en distintos niveles y con distintas velocidades pero eso está pasando y además también hay una conjugación dentro de los roles de los referentes que bueno, que pasan de ser referentes, si se quiere, autoritarios y verticales a ser horizontales y participativos. Donde ese es la fortaleza digamos, que tienen para este tipo de casos. Y que no intentan resolverlo todo, sino que buscar las conexiones para que las cosas que aparecen, con la gente que aparece, se pueda resolver.

Fuente de la información e imagen:  https://www.republica.com

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