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Piensa más… y acertarás

Por: Pedro Uruñuela

El desarrollo y aprendizaje del pensamiento crítico es posible en las aulas, en cualquiera de las materias. Con él, el alumnado será capaz de una mayor creatividad en la búsqueda de soluciones a problemas o en la detección de información falsa.

La preocupación por las “fake news”, las noticias falsas ha aumentado considerablemente. Hace poco leíamos que el presidente Trump, en sus dos años de mandato, había lanzado casi 8.000 noticias, difundiendo situaciones, afirmaciones o problemas que eran totalmente falsas. Ante el auge de este tipo de hechos, algunos periódicos digitales han incluido en sus páginas una sección dedicada a desmontar bulos y otras noticias falsas.

Las consecuencias para la convivencia son claras. Una manera de reforzar el discurso del odio es lanzar una noticia falsa, que señala a un colectivo concreto (emigrante, refugiado, gitano, etc.) como responsable de algo que ha pasado y que no es cierto: desde un grupo robando en un supermercado a otro agrediendo al personal sanitario en un hospital, pasando por otras situaciones que sirven al desprestigio de un determinado colectivo. Son mucho quienes, sin ningún tipo de reflexión previa, se creen lo que leen a pies juntillas, reforzando actitudes que llevan al desprecio e, incluso, al odio hacia estas personas y grupos.

¡Cuántas noticias falsas, rumores y acusaciones se propagan de esta manera! Son muy pocas las personas que se preguntan por su veracidad, por su origen, por la validez de sus fuentes. Rumores infundados, acusaciones falsas, atribuciones de hechos que no son ciertos, como el uso indiscriminado y abusivo de determinados servicios o la mayor facilidad para el acceso a las ayudas sociales. Se aceptan tal y como se escuchan, reforzando prejuicios hacia personas y colectivos que en nada contribuyen a una buena convivencia.

De esta forma se plantean también algunos conflictos en los que pueden estar implicadas personas de determinados colectivos no mayoritarios. Así, es posible escuchar cómo hay más maltratadores de mujeres entre el colectivo inmigrante que entre los del país; o cómo se dan más problemas de convivencia en barrios donde hay un porcentaje alto de personas ‘distintas’, sin aportar ni un solo dato que justifique y demuestre estas afirmaciones.

La falta de sentido crítico subyace a estas actitudes. No se analizan las fuentes de las que proceden, no se miden sus consecuencias, no se busca contrastar los datos que se manejan. Solo se recuerdan los datos que favorecen esa idea concreta, dejando de lado aquellos que la contradicen. Un único caso, que al parecer han conocido, se convierte en categoría y se generaliza a todos los miembros de ese colectivo. Y así podrían ir describiéndose el desarrollo de muchas situaciones, prejuicios o estereotipos, o la narración de un conflicto en concreto. Por eso es imprescindible trabajar el pensamiento crítico, el pensamiento que se pregunta por el origen y evidencia de estas noticias, por la base en la que sustentan, por su fiabilidad y credibilidad.

Desarrollar el pensamiento crítico es fundamental para la consolidación de la convivencia positiva. Hemos insistido en numerosas ocasiones que, para el crecimiento de ésta, era importante trabajar las capacidades que la hacen posible, señalando en primer lugar el desarrollo de los diversos tipos de pensamiento y del pensamiento crítico. Como se suele decir, si una persona tiene hambre y le proporcionas un pez, calmará su hambre ese día. Pero si le enseñas a pescar, habrá solucionado el problema para toda su vida. En la convivencia sucede lo mismo: enséñale a pensar junto con otras capacidades, no te limites a acciones puntuales, y le habrás facilitado el desarrollo de la convivencia positiva en cualquier escenario y para toda la vida.

El pensamiento crítico parte de no dar nada por cierto, por preguntarse cuáles son las bases en las que se apoyan determinadas afirmaciones, cuáles son las evidencias, el origen de las noticias, cuáles son los argumentos que dan consistencia y sirven de base a las opiniones o proposiciones que se escuchan en la calle y en los medios de comunicación.

El pensamiento crítico no trata de establecer cuál es la verdad e imponerla a todas las personas. Por el contrario, busca “enseñar a pensar”, a cuestionarse las afirmaciones que nos llegan, a indagar en las razones en las que se apoyan. Implica una forma de trabajo, una manera de abordar los temas, una actitud ante los hechos y sucesos. Supone un planteamiento contrario al dogmatismo, a la verdad absoluta que no se discute, que se impone de forma acrítica y, en muchas ocasiones, a través de la fuerza. Es el polo opuesto al adoctrinamiento, que busca introducir en la otra persona una determinada visión de las cosas, sin dejar hueco para su cuestionamiento y análisis.

En nuestros tiempos, el trabajo y desarrollo del pensamiento crítico se ha convertido en una necesidad de primer orden, teniendo en cuenta la globalización y difusión que tienen las ideas y noticias en nuestra sociedad. Enseñar a pensar es una de las tareas fundamentales de la educación de nuestros días, si verdaderamente buscamos hacer personas autónomas e independientes. Necesitamos superar el viejo planteamiento de nuestro Antonio Machado (Proverbios y Cantares, 85) de que “en España, de diez cabezas nueve embisten y una piensa”.

¿Cómo se puede trabajar el pensamiento crítico? ¿Cómo se puede capacitar de esta forma a los alumnos y alumnas para una buena convivencia? Trabajando y desarrollando los diversos tipos de pensamiento, aprendiendo su uso y práctica en todos los niveles, tanto escolares como de la vida fuera del centro. Siguiendo a Spivack y Shure, son cinco los tipos de pensamiento que hay que trabajar.

En primer lugar, el pensamiento causal, el pensamiento que describe los hechos sin mezclarlos con valoraciones ni evaluaciones, que se pregunta por las causas que los han provocado, que busca y sabe encontrar la información y sabe interpretarla. Se trata de un pensamiento diagnóstico que sabe definir bien el problema y atribuirlo a sus causas verdaderas.

Muchas de las falsas noticias, de los bulos y prejuicios que recorren las redes, no resistirían un análisis desde este tipo de pensamiento causal: se mostraría su base emocional y no racional, la falta de bases fiables, la debilidad de sus apoyos, etc.

En segundo lugar: el pensamiento alternativo, la capacidad de imaginar el mayor número de soluciones posibles ante un problema o conflicto, superando el pesimismo de que no se puede hacer nada y la actitud de querer solucionarlo todo por las malas. Se trata de buscar el mayor número posible de salidas, algo que nos suele costar mucho a las personas y, en especial, a los docentes. Es el pensamiento de la creatividad, imprescindible para una relación humana justa, eficaz y asertiva. Se trata de un tipo de pensamiento imprescindible a la hora de abordar los conflictos buscando salidas pacíficas y positivas.

El pensamiento consecuencial es el tercer tipo de pensamiento. Frente a la impulsividad o improvisación, plantea analizar las consecuencias de nuestros actos, ya que estas van a determinar cuál de las propuestas es la mejor. En cuarto lugar, el pensamiento de perspectiva nos lleva a ver las cosas desde el punto de vista del otro, sintonizando afectivamente con él, algo fundamental para una buena convivencia. Es un pensamiento clave para la no violencia y no agresividad, el pensamiento de la sintonía y la comprensión.

Por último, en quinto lugar, el pensamiento medios-fin, que concreta y precisa los objetivos propios, los ordena según la prioridad y sabe planificar los medios necesarios para alcanzarlos en el tiempo propuesto.

El desarrollo de estos tipos de pensamiento es posible a lo largo de la acción docente habitual del profesorado, buscando la aplicación en el aula de cada uno de ellos, planteando a los alumnos y alumnas preguntas adecuadas acerca de qué es lo que hay que hacer, cuáles son las formas posibles de hacerlo, cuál es la mejor y qué necesitamos para conseguirlo, algo que se puede hacer desde todas las áreas del currículo. También pueden trabajarse de manera específica para el análisis de conflictos o situaciones de mejora de la convivencia. El dominio de los cinco tipos de pensamiento es fundamental para el trabajo del alumnado mediador o ayudante, y así se trabaja en su formación.

Sobre la base de los cinco tipos de pensamiento se hace posible el pensamiento crítico. Se aprende a distinguir la base de las afirmaciones falsas acerca de determinados colectivos, o de la propaganda que nos quiere hacer ver lo que a determinados negocios les interesa. Suele decirse lo de “piensa mal y acertarás”. Es mucho mejor decir que “piensa MÁS y acertarás”.

Imagen y fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/convivenciayeducacionenvalores/2019/02/12/piensa-mas-y-acertaras/

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Angélica Sátiro: “Filosofar ayuda a que los niños pongan voz a sus ideas”

Por: educaciontrespuntocero.com/entrevista/06-02-20169

La pedagoga y educadora Angélica Sátiro opina que es necesario introducir la asignatura de Filosofía en el currículo desde la etapa de Infantil. Gracias a esta materia, es posible estimular a los alumnos para que piensen no sólo de forma crítica, también creativamente.

Defensora de las metodologías dialógicas, dinámicas, innovadoras y participativas, el currículo de Angélica Sátiro parece interminable: acumula más de 400 publicaciones, es colaboradora en diversos centros de formación del profesorado e imparte cursos y conferencias. Además, dirige la asociación Crearmundos y La Casa Creativa, donde realiza actividades relacionadas con la Filosofía Lúdica y la ciudadanía creativa (creatividad social). También está al frente del proyecto educativo y editorial Proyecto Noria con un claro propósito: que los niños aprendan a pensar creativamente.

El pensamiento crítico y la creatividad son conceptos clave en su trayectoria como educadora, ¿qué significado tienen para ti?

Aunque pensamos desde muy pequeños, es posible aprender a pensar mejor. Todo depende de cómo se estimula y se desarrolla el pensamiento en los procesos de enseñanza y aprendizaje. ¿Qué sería aprender sin creatividad? Sería no saber transferir el aprendizaje a otros contextos educativos y de la vida, no generar ideas nuevas a partir de lo aprendido. Las acciones sin pensamiento crítico y creativo son ciegas, y las emociones sin pensamiento crítico y creativo pueden ser vividas de manera obtusa.

Entrevista a Angélica Sátiro

Por otro lado, cuando me pregunto para qué y por qué aprendemos, o de qué nos sirve ser personas educadas, percibo la importancia crucial del pensamiento crítico y creativo. Como estas preguntas son de carácter ético, compruebo lo fundamental que resulta incluir esta dimensión también. El siglo XXI -y su complejidad- son muy retadores porque pide personas críticas, creativas y éticas. Por lo tanto, nuestro trabajo como educadores no puede olvidarse de ello. ¡Más bien debe priorizarse!

Voy a contestar en plural porque existen muchas personas que trabajan a partir de las propuestas de mis libros y de las múltiples iniciativas del movimiento Filosofía Lúdica. Los estimulamos de diversas maneras y para ello hace falta preguntarse ¿cómo?, ¿con qué?, ¿por qué? y ¿para qué? Buscamos trabajar desde la perspectiva de las comunidades de diálogo, que es un método para desarrollar el pensamiento autónomo a la vez que la inteligencia colectiva o cerebro social. La mente es formada socialmente, y el diálogo es un recurso y un método para ello. Así ya empezamos a contestar a la pregunta sobre el ¿con qué?

Lo más importante no es transmitir lo que los grandes personajes de la historia de las ideas han filosofado, sino aprender cómo pensaron para llegar a estas ideas

En la Filosofía Lúdica empleamos recursos para jugar a pensar a través del arte o la narrativa, impactando en la mente y el cuerpo en sus distintas posibilidades comunicativas y lingüísticas. Aunque su uso estimula la creatividad no es suficiente para desarrollar este pensamiento: hace falta un trabajo relacionado con las habilidades de pensamiento (nivel procedimental) y las temáticas retadoras (contenidos estimulantes). Por ello, la filosofía es un ámbito del conocimiento humano que aporta elementos importantes a nivel procedimental temático. En esta línea, lo más importante no es transmitir lo que los grandes personajes de la historia de las ideas han filosofado, sino aprender cómo pensaron para llegar a estas ideas.

Este ‘cómo piensan’ configura la acción de pensar crítica, ética y creativamente. Hace falta poner en marcha muchos procedimientos mentales: observar, escuchar atentamente, averiguar, imaginar, comparar, contrastar, dar ejemplos y contraejemplos, inferir, razonar analógicamente, relacionar  interpretar, dar y pedir buenas razones, establecer criterios… Estas y otras habilidades de pensamiento son las que buscamos estimular para que los estudiantes piensen crítica y creativamente. ¡Cuando piensan mejor aprenden mejor!

En tu opinión, ¿cuántas formas existen de enseñar filosofía?

Tantas como las formas de pensar y de ser una persona. Estoy de acuerdo con la propuesta del filósofo Hadot, que entiende la filosofía como una manera de vivir. Empecé a ser profesora de Filosofía en la década de los 80 y desde entonces he experimentado diferentes maneras de intermediar en la relación pedagógica con la filosofía, la infancia y la juventud. Asimismo, y a lo largo del tiempo, más que enseñar Filosofía lo que me ha interesado ha sido aprender a filosofar como un ejercicio de pensamiento y aprendizaje. Estar más centrada en el aprendizaje que en la enseñanza cambia la mirada del papel central del profesor que se traslada al protagonismo del estudiante.

¿Ocupa esta asignatura el lugar que se merece en la escuela?

A lo largo de la historia de las reformas educativas de varios países, incluido España, la Filosofía entró y salió de los currículos según criterios muy variados, aunque ahora vuelve a ocupar un lugar importante y de valor en algunos niveles educativos. Desde mi perspectiva, debería estar presente desde la Educación Infantil hasta la Enseñanza Superior. ¡Pensar nunca pasará de moda! Cuánto más complejo es el mundo, más necesitamos del pensamiento para ayudar a entenderlo, significarlo, elaborarlo, cuestionarlo….

Desde mi perspectiva, debería estar presente desde la Educación Infantil hasta la Enseñanza Superior. ¡Pensar nunca pasará de moda!

¿Qué aporta la filosofía al desarrollo personal de los alumnos para su vida adulta?

En los años 80, cuando me inicié en el proyecto Filosofía para Niños, propuesto por Matthew Lipman y su colaboradora Ann Margaret Sharp, mi mirada contenía la pregunta que me haces y esta otra: ¿Qué aporta la filosofía a la educación de la infancia como momento legítimo de la vida y no solamente como preparación para la vida adulta? Durante años busqué diferentes respuestas a ambas cuestiones.

Desde muy pequeños los niños están intrigados consigo mismos, con el mundo y con los demás, ¡quieren saber! Además, se asombran con todo aquello que no entienden o les sorprende. Esta curiosidad y este asombro configuran una predisposición para filosofar. ¡También quieren jugar a pensar! Y como no son dependientes de los esquemas de interpretación prefijados, pueden explorar el mundo (natural y cultural), los conceptos y a sí mismos de manera filosófica. Esta exploración reflexiva es fundamental para el desarrollo personal.

Entrevista a Angélica Sátiro

Mientras, ya a finales de los 90, iniciamos la investigación práctica y teórica que da soporte a la Filosofía Lúdica, buscando ampliar y profundizar en dos elementos: las habilidades de pensamiento y los recursos más adecuados para desarrollarlas en la temprana infancia. Desde entonces mantenemos una continua actitud de observación sobre cómo piensan. Es importante desarrollar esta sensibilidad hacia la infancia y sus maneras de pensar para – a partir de aquí- ayudarles a pensar mejor por sí mismos de manera autónoma, crítica, creativa y ética. Filosofar ayuda a que pongan voz a sus ideas.

Háblenos de tu ‘Proyecto Noria’. ¿Cómo surge esta iniciativa y qué destacarías de los cuentos filosóficos que forman parte de él?

¿Cómo filosofar con criaturas con poco vocabulario? ¿Cómo acceder a los distintos lenguajes y filosofar a partir de ellos? En los años 90 realicé junto a Irene de Puig (escritora, filósofa, filóloga y educadora) varias investigaciones prácticas y teóricas que dan sustento al Proyecto Noria, que siempre mantendrá vivo el mensaje sobre la dignidad de la infancia y la importancia de filosofar a partir de ella. La primera publicación resultante de esta investigación surgió hace 18 años y desde entonces no paramos de investigar y de publicar.

Por otro lado, y como autora de las series de la colección de cuentos para pensar que se incluyen en este proyecto, diré que escribo cuentos filosóficos sobre temas que pueden ser considerados difíciles: la muerte, los miedos, la guerra, lo que pasa dentro de uno, las prisas de este mundo contemporáneo, el dinero… Lo que quiero es que los niños tengan la oportunidad de poner voz en sus dudas, sus dolores, sus ideas, sus anhelos o sus esperanzas. Si mis cuentos les ayudan en esto, estoy más que contenta.

Angélica Sátiro y el Proyecto Noria

¿Qué recursos y herramientas se ofrecen en estos cuentos para ayudar a los niños a desarrollar esa capacidad crítica?

Todo es recurso y es herramienta. El cuento filosófico está construido para desarrollar la capacidad de pensar. En su estructura están los interrogantes que estimulan el pensamiento crítico y creativo. Sus títulos y finales suelen ser retadores. Sus personajes viven situaciones que generan reflexiones. Además, al final de cada libro hay una orientación para los adultos que quieran jugar a pensar con los niños sobre las temáticas de los cuentos.

Por último, un pequeño test. ¿Qué te sugieren las siguientes palabras?

Como el razonamiento analógico es una habilidad fundamental para el desarrollo del pensamiento (crítico, creativo y ético), voy a contestar vuestro test pensando en una cosa como si fuera la otra. Por ello, voy a utilizar la fórmula ‘es como…’.

  • Creativo – es como… un licuado de frutas y de verduras. Rico, variado, sabroso, energético, sano y nos hace mejores en pensamiento, sentimiento y acción.
  • Filosofar – es como… incursionar y ‘excursionar’ por la vida con una mochila llena de preguntas imprescindibles.
  • Razonar – es como… un tipo de arte marcial del pensamiento: es arte, es lucha, hace falta concentración/entrenamiento/disciplina. Puede ser ejercitado individualmente o en grupo; se basa en el respeto al contrincante; en el honor; y en la dignidad de unos y de otros, porque es indeseable razonar humillando a los demás.
  • Infancia – es como… un arcoíris, que es un acontecimiento natural, que depende de variados elementos para configurarse con fuerza y presencia ante nuestra percepción y que, además, nos saca brillo a los ojos y nos genera sonrisas.

*Fuente: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/angelica-satiro-filosofia/98527.html

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¿Hacia donde se mueve la clase obrera?

Por: Luis Bonilla-Molina.

Ensayos sobre las izquierdas desde América Latina y el Caribe

  1. El portentoso trabajo de Marx

Cuando vemos con más de 150 años de distancia la obra de Carlos Marx (1818-1883) reconocemos el trabajo de un portento de las ciencias sociales, quien realizó uno de los más importantes esfuerzos por conocer y comunicar la dominación, la explotación del hombre por el hombre, la constitución del capitalismo y la conformación de las clases sociales en el nuevo periodo histórico en el que le correspondió vivir. Marx es un gigante de su tiempo cuya producción intelectual continúa contribuyendo al estudio de la lucha de clases.

Marx insistió siempre en la necesidad de vincular todo pensamiento a las relaciones de producción existentes en una sociedad, en un tiempo histórico. La mayor potencia de su trabajo está en la construcción de un método, un camino para comprender la dialéctica relación entre opresores y oprimidos. Acercarnos a la producción teórica de Marx como textos cerrados e inamovibles sería un insulto a su trabajo. Es urgente una aproximación al pensamiento de Marx como trabajo vivo, en permanente actualización.

Un aspecto central del trabajo de Marx es su definición de clase obrera y el rol protagónico de ésta en la transformación estructural de la sociedad capitalista de la primera y segunda revolución industrial. Marx trabajó y redimensionó el trabajo de Hegel (1770-1831) heredando de este su esperanza en el mañana. Marx valoró la voluntad para el cambio e insistió hasta la saciedad en la necesidad de vincular la voluntad con la conciencia y el pensamiento crítico.

Precisamente desde el pensamiento crítico es necesario y urgente, volver a estudiar no solo la estructura de clases existente en el capitalismo del siglo XXI, sino la fisonomía y características que ha adquirido la clase obrera en la actualidad, en el marco de la tercera revolución industrial y los prolegómenos del cuarto giro tecnológico en el modo de producción capitalista. Este no puede ser un esfuerzo ocioso, ni meramente académico, sino profundamente asociado al proyecto histórico de construcción de otro mundo posible.

  1. El concepto de clase. Clase en sí, Clase para sí

El primer dilema es ¿a cuál clase obrera se refería Marx?, si a la fabril e industrial o a todos los trabajadores que convierten su fuerza de trabajo en mercancía. Desde de mi punto de vista, Marx se refería a la clase obrera fabril, industrial, cuando hablaba del sujeto histórico de la revolución proletaria. La condición de asalariado o de trabajador (tipo individual, de servicios, empleados públicos, ocasionales) en el mejor de los casos logra hacer posible, desde el enfoque marxista, una toma de conciencia sobre su condición en sí, pero difícilmente lograrían tomar conciencia de “clase” para sí. El proceso de toma de conciencia para sí, no es un acto que se pueda simplificar con el estar juntos, sino todo un proceso de aprendizaje reflexivo que se genera alrededor de la organización en el mundo del trabajo en la fábrica, la industria. Los empleados de Microsoft, en las oficinas del Banco Mundial, la cadena de comida rápida o los supermercados, un Ministerio e incluso de la universidad, que realizan juntos su labor y se encuentran en el sitio de trabajo, no por ello adquieren una conciencia en sí de clase obrera que vende como mercancía su fuerza de trabajo. Marx elaboró su concepto de trabajo asalariado no solo en la producción, sino también en la distribución y venta de mercancías, pero considero que su noción de clase obrera como sujeto revolucionario central, era mucho más restringida al proceso productivo. El agruparse como masa, no es sinónimo de toma de conciencia. Respecto a la clase obrera Marx señalaba: “esta masa es ya una clase respecto al capital, pero aún no es una clase para sí”[i] debido a que “los diferentes individuos sólo forman una clase en cuanto se ven obligados a sostener una lucha común contra otra clase”[ii], “en la lucha […] esta masa se une, se constituye como clase para sí”[iii]. (p.34, )

Los procesos de conformación y constitución de las clases sociales son aplicables no solo a la clase obrera. Las incomprensiones al respecto llevaron por ejemplo en Venezuela, a generar reiterados y fallidos intentos por conformar a gran escala el campesinado como clase social, disminuida como había ocurrió en el último siglo producto del rentismo petrolero. Para ello se pensó que, con incentivos crediticios, dotación de tierras y conformación de asociaciones cooperativas sería suficiente para construir desde afuera a una renovada clase campesina. Ello se hizo obviando factores culturales de carácter histórico inherentes a un Estado que había anidado a la burguesía alrededor de la importancia de mercancías producidas ya y listas para el consumo. En esta realidad la mayoría de los ciudadanos a quienes se le pretendía inducir a convertirse en campesinos, valoraban mucho más las facilidades que giraban alrededor del consumo de lo importado que de lo sembrado. La relación de los hombres y mujeres que trabajan la tierra y se constituyen en campesinado demanda unas condiciones de trabajo material sustantivamente distintas a las citadinas. El campesinado que persiste y garantiza su aporte en volúmenes de comida al resto de la población, tiene un conjunto de comportamientos y prácticas asociadas a su relación productiva con la tierra, propios de una clase que no se adquirieron de la noche a la mañana. Estos campesinos cuando han ido tomando conciencia de clase, se han movilizado contra los agro tóxicos o contra la industrialización del agro que los haría desaparecer.

Algo parecido ocurrió con intentos por conformar una clase obrera para sí, de manera simplificada o fast track. Las empresas autogestionadas que fueron puestas en marcha y funcionaron fueron aquellas que venían de relación pre existente entre capital y trabajo que les había permitido a sus integrantes ser una clase en sí. Fue a partir de la toma de conciencia de su condición de clase para sí, en intentos por romper con la dominación contra la especulación y explotación del capital cuando se plantearon tomar el control de la producción. Es cuando inician enlazamientos con cadenas productivas y de circulación de mercancías que le permitieran apropiarse de todo el circuito de producción. Y entonces entendieron la necesidad de redistribuir socialmente el plusvalor de estas mercancías. No bastaba con dar la fábrica para que fuera conducida por hombres y mujeres trabajadoras que no se habían constituido aún como clase en sí. Esto viene a ser significativo para comprender dialécticamente los avances y retrocesos en la conformación de la cultura proletaria. La propia organización autogestionaria de los trabajadores en el marco de una sociedad capitalista les permitió entender a los trabajadores la relación entre Estado y supremacía de la ideología burguesa y saber que la contradicción también escala y hay que prepararse para ello.

Marx insistía que una clase social no está determinada mecánicamente por su lugar en la estructura social. Una clase social no es el resultado de una reingeniería social realizada desde un centro de poder por simple deseo, al mejor estilo de las ciencias sociales positivistas, sino la consecuencia de cómo se estructura el modo de producción dominante y las tensiones entre capital y trabajo. Las clases sociales desarrollan una cultura, un performance, unos rituales e imaginarios que demandan una temporalidad, es decir, no se hacen de la noche a la mañana. Esa incomprensión ontológica sobre el ser colectivo obrero, llevó incluso a organizaciones revolucionarias a considerar que si un profesional militante hacía unas “pasantías” en la fábrica se proletarizaba y se convertía en militante obrero mientras estuviera laborando junto a la clase. Esto generaría serias limitaciones epistemológicas para entender luego las transformaciones del sujeto revolucionario en el marco de la tercera revolución industrial.

En el tiempo de Marx era precario el desarrollo tecnológico, en comparación con la aceleración que ha adquirido la innovación en este campo en los últimos setenta años. La escala de innovaciones tecnológicas de la primera y segunda revolución industrial construyeron un imaginario de futuro en el cual era previsible la multiplicación de fábricas por doquier para poder cubrir las necesidades fundamentales y el consumo alienado que generaba el capitalismo. Este crecimiento exponencial de las fábricas e industrias situaría a la clase obrera en todos los lugares y territorios haciendo posible la revolución proletaria y la sociedad comunista. Pero ello no ocurrió así.

  1. La clase obrera

Al lograr constituirse el capitalismo avanzado a escala planetaria, el mundo se estructuró en a) lugares orientados a la extracción de materias primas; b) centros de transformación de las materias primas en insumos; c) sitios y cordones fabriles donde se producían las mercancías; d) un universo en expansión de servicios alrededor de la producción y el consumo. La clase obrera se convirtió en la fuerza de trabajo que producía las mercancías, generándose plusvalía y la espiral de expansión capitalista.

Como lo pensó Marx la clase obrera por un largo periodo, construiría una cultura propia que posibilitaba su toma de conciencia para auto convertirse en sujeto revolucionario. El partido revolucionario como lo haría la I y II Internacional y un periodo significativo de la III antes de su burocratización y liquidación cumpliría el papel de síntesis histórica para garantizar la transición revolucionaria entre períodos de repliegue de la lucha proletaria a situaciones revolucionarias. En muchos casos la “vanguardia” sería incapaz de acompañar el emerger de la propia revolución, pero ello no desmerita la importancia de su rol transicional. La cuarta internacional fundada por León Trotsky (1879-1940), solo dos años antes de su asesinato, aunque representa hoy el acumulado histórico de las luchas proletarias del siglo XX, no ha podido cumplir su rol de Internacional con influencia de masas.

La organización de las rutinas de la fábrica y la industria iban generó el agenciamiento del nuevo estrato, desterritorializando a los hombres y mujeres de la fábrica respecto a sus orígenes y creando un nuevo territorio donde se ejercía el trabajo. El trabajo material concreto requería la conformación de una máquina ideológica abstracta. Pero ese proceso construía como lo señaló Marx, una dinámica rizomática en el cual se constituía la clase obrera en sí. Cada cierto tiempo se quebraban los dispositivos de control cuando la clase adquiría conciencia para sí y, se daba inicio a formas diversas de acción revolucionaria.

¿Cuales eran estas rutinas que cohesionaban a la clase hasta hacerla tomar conciencia de sí? Cronos, el tiempo como organizador del espacio, del lugar. Para que el sistema funcionara había un tiempo para todo, para llegar a la fábrica, para saludarse y reconocerse desde la última presencia. Quien escapaba al rigor del tiempo ponía en peligro la eficacia, el cumplimiento de la tarea, la seguridad y hasta el salario del otro, de los otros. La precisión en la rutina, el adecuado manejo del fragmento que a cada uno le correspondía fusionaba al individuo con lo colectivo. El uso racional de los grados de libertad que cada uno conservaba como espejismo de libertad, los cuales se asumían sin que ello afectara a los demás. La anticipación del error posible, del fallo catastrófico que afectara el universo de cada uno. La normalización de los intervalos de trabajo, descanso, alimentación, higiene, diálogo, para disipar los privilegios entre iguales. La capacidad de actuar en dinámicas estandarizadas como un mecanismo sincronizado, que a su vez convertía a toda la clase en una maquinaria abstracta que trabajaba lo concreto. En ese sentido, el barrio obrero se convertía en una extensión de la fábrica con tiempos y rutinas cada vez más homologadas. Los problemas comunes abrían el espacio para compartir las soluciones. Los lazos de familia extendida se concretaban entre compañeros de trabajo. La vuelta a la fábrica cada día se convertía más en un nosotros que en un yo. Lo nuevo en la fábrica, en la industria demandaba la inteligencia colectiva, el aprender juntos para evitar que alguien quedara fuera del nuevo territorio. La hora de la comida, el encuentro en los baños, las conversas breves entre intervalos, se convertían en espacios para compartir angustias, para hablar de los problemas individuales que de alguna manera se asumían comunes. La opresión del trabajo alienante comienza a ser concienciado y expresado; la plusvalía se convierte en un detonador de aspiraciones para mejorar las precarias condiciones de vida. Resulta evidente que mientras los unos (ellos y ellas) trabajan, los otros viven del excedente de venta de las mercancías. Esto último posibilitó, la toma de conciencia sobre el poder de la acción colectiva. El sindicato surge como expresión organizativa, en el campo defensivo, pero también ofensivo. El estallido rizomático de la rebeldía, la huelga, el conflicto por mejores condiciones de vida a partir del trabajo que se realiza, permite lograr victorias que habrían resultado esquivas por otra vía; es el momento del inicio del movimiento de los engranajes de la conciencia en si en la conciencia para sí. El conflicto permite descubrir, producto de la solidaridad que generó, que hay quienes están inconformes con la situación en la que se trabaja y vive: otros trabajadores, estudiantes, profesoras, mujeres, sexo diversos, indígenas, afrodescendientes. El partido, los partidos revolucionarios se visibilizan y se tornan de carne y hueso cuando se encuentra que uno de los suyos es parte de esa organización. El acumulado, la experiencia históricaconfigura una cultura proletaria de importancia histórica singular. El proceso se repite una y otra vez, pero no termina de producirse la situación subjetiva revolucionaria que empalme con las condiciones objetivas para el cambio estructural; pero el pensamiento marxista seguía apostando y trabajando para ese momento de la revuelta proletaria. Para el marxismo la constitución de la clase como el sujeto revolucionario no deriva de un deseo, de ser un pueblo elegido, sino de las condiciones histórico materiales que crean las condiciones de posibilidad para que ello ocurra.

Una dosis de evolucionismo histórico se apoderó de una parte importante del pensamiento marxista. Esta dinámica se vigorizó con el triunfo de la revolución bolchevique y el ciclo de revoluciones en los países atrasados. Marx no previó, ni tenía por qué hacerlo, el surgimiento del estalinismo y con ello el inicio de procesos de restauración capitalista que durarían décadas en eclosionar, aunque aún sus variantes China, Coreana y Vietnamita mutan sin diluirse. El estalinismo quebró la noción lineal y la visión de la historia como un proceso de evolución irreversible; mostró que había “retrocesos” y evidenció a infalibilidad de lo cualitativo como superación de lo cuantitativo. Muchos marxistas consideran que la precaria comprensión de la relación entre medios de producción y tecnología aceleró la caída del socialismo real.

Katz, C (1997) a partir de los estudios de Aronowitz (1988) considera que las interpretaciones de Bernstein (1850-1932), Kaustky (1854-1938), Hilferding (1877-1941), Plejanov (1856-1918), Bauer (s/f) son mecanicistas respecto a papel dinamizador de lo tecnológico en el avance ininterrumpido del progreso. Considero que el marxismo de esa época era en gran medida determinista e histórico evolucionista por lo que era natural las derivaciones mecanicistas de algunas formulaciones. Sin embargo, ello no nos puede llevar a desestimar el trabajo de conjunto de estos revolucionarios. En el caso de Plejanov, es necesario retomar sus elaboraciones respecto a la concepción marxista de las fuerzas productivas como tecnología, porque las nuevas generaciones de marxistas lo han desestimado y ello resulta fundamental para entender la situación de la clase obrera en el siglo XXI.

La visión economicista que se hace respecto al trabajo de Marx desestima la importancia que este le otorgó en su pensamiento a la cultura, mucho más allá del campo de lo ideológico. Pero Marx fue un hombre de su tiempo histórico por lo tanto hay desarrollos tecno culturales que no conoció y por ende no incorporó en sus reflexiones. Marx fue un hombre del mundo de la prensa. El periódico y el libro impreso constituían el imaginario de última generación tecnológica en el campo de la reproducción cultural. Sus trabajos sobre la prensa obrera subrayaban la importancia de este medio para la difusión de las ideas y las experiencias proletarias. Marx no presenció el impacto en la cognición humana y de la clase obrera de la comunicación de masas centrada en lo visual-auditivo, la radio. Marx no conoció ni presenció el impacto ideológico de una innovación como la televisión que reproducía la ideología dominante las veinticuatro horas del día, mucho menos la revolución digital, la web y la virtualidad. Pero fundamentalmente como científico social no tenía posibilidades concretas de prever el impacto de estas innovaciones en el mundo del trabajo, en los medios de producción y la organización social. Lamentablemente buena parte de las nuevas generaciones de marxistas posteriores a su muerte, tuvieron una aproximación dogmática y cuasi teológica a su pensamiento, concentrada en la comprobación de sus hipótesisde trabajo más que en su actualización permanente.

  1. La noción de proletariado

Los orígenes italianos y reproducidos en el Derecho Romano del concepto de proletariado, para referirse a aquellos individuos que no poseen más propiedad que su fuerza de trabajo, es un término que ha generado discusiones e interpretaciones diversas en el campo del marxismo. Pareciera que en Marx la noción de proletariado es más totalizante y referida a todos los explotados por el capital en el mundo laboral quienes toman conciencia de su situación y deciden movilizarse en colectivo para cambiar la situación de injusticia y explotación.

La clase obrera industrial y fabril estaría en el corazón del proletariado y sería su motor para abrirle paso a la revolución socialista, al comunismo. De allí la frase del Manifiesto Comunista (1848) ¡¡Proletarios de todos los países uníos!! En este sentido, la condición proletaria se convierte en un referente estratégico en la labor del partido revolucionario, de la vanguardia, de los comunistas.

  1. El concepto abarcante de trabajador

El desarrollo científico y tecnológico comienza a vivir una aceleración históricamente inusual en el siglo XX, con redobladas expresiones en el periodo post guerras mundiales. Aunque es justo decirlo, la aceleración no disminuyó en los periodos de confrontación bélica, sino que su uso en la producción y el surgimiento de la cultura de masas fue limitado. La aceleración de la innovación científico tecnológica fue impactando de manera precisa al modo de producción y a la estructuración del trabajo fabril e industrial. La incorporación de las innovaciones científicos tecnológicas en la producción fabril e industrial aumentó la capacidad productiva de las mismas, eso sí, requiriendo menos mano de obra y quebrando la idea inicial de fábricas por doquier.

La nueva realidad del mundo productivo comienza la tendencia a acoplar al y la trabajadora mucho más a las tecnologías que al trabajo del otro y la otra. Este es un proceso gradual y casi imperceptible que genera nuevas resistencias fundamentadas en la memoria histórico-cultural acumulada por la clase obrera. Pero la rueda comienza a girar en la estructura del modo de producción y ello comienza a expresarse en el conjunto de la sociedad.

La organización del creciente número y formas de mercancías hace necesaria la creación del ciudadano consumidor para poder concretar el ciclo de apropiación del plusvalor. Mientras la clase obrera ve estancado y muchas veces disminuido su tamaño porcentual en la población, se multiplica la creación de nuevos empleos y puestos de trabajo en áreas de los servicios, la administración y el desarrollo de mercancías inmateriales.

El empleo y el trabajo que se expande contiene unas condiciones histórico materiales que promueven mucho más la competencia que la solidaridad, a pesar de ser parte estos trabajadores de quienes no tienen otra propiedad para vender que su fuerza de trabajo. La expansión de la cobertura educativa por parte de los sistemas escolares conforma un nuevo trabajador titulado que solo puede vender lo que sabe hacer para obtener capacidad de compra de alimentos, vivienda, transporte y ser el soporte económico de los más chicos.

El estancamiento y disminución numérica de la clase obrera respecto al universo del mundo del trabajo es nuevamente problematizado por el campo marxista. Pero además la clase obrera inicia un periodo de baja presencia política, en contraste con un creciente protagonismo de los estudiantes trabajadores, los maestros, enfermeras, médicos, pilotos, etc.

Esto se resuelve teóricamente de diversas maneras en el campo marxista. Mientras la mayoría de marxistas continúan desestimando el impacto de la innovación científico-tecnológica en la conformación de la clase obrera como clase en si y para sí, Daniel Bensaid (1946-2010), lo resuelve asumiendo el concepto de trabajador como abarcante a todas las formas de explotación y venta de la fuerza de trabajo como mercancía a los capitalistas y, Guy Standing (1948-   ) intenta explorar y actualizar el horizonte del marxismo hablando de precariado. Más recientemente ese debate se ha planteado en términos de posibilidad de disolución de la clase obrera o negación de este enunciado ante el avance de la robótica en el modo de producción capitalista, para lo cual marxistas como Harvey (1935-   ) han expresado su oposición a esta posibilidad.

En la década de los sesenta del siglo XX se inicia la tercera revolución industrial, con ciclos internos que se identifican a nivel de público con determinados productos, pero que tienen múltiples expresiones en el modo de producción. Hasta ahora las generaciones de la tercera revolución industrial se conocen a nivel del público como a) era de la super computadora; b) computadora en casa; c) computadora portátil; d) video juegos, internet, la web y el mundo digital en casa; e) redes sociales y capitalismo cognitivo y; e) realidad virtual, inteligencia artificial, nanotecnología y conexión 4G. Estas innovaciones están reconfigurando el mundo del trabajo como lo analizaremos en otro artículo con datos cruzados.

Lo cierto es que la mutación y multiplicación de las formas y expresiones de venta de la fuerza de trabajo como mercancía al capital, ha generado una expansión sin precedentes de la mentalidad, de la cultura de la clase media. El problema es que el marxismo ha construido una narrativa pequeño burguesa de la clase media que limita la comprensión de su desarrollo en el siglo XXI. Sobre ello volveremos de manera exclusiva en otro artículo.

Buena parte de la evidencia empírica muestra una intención de hegemonía de la lógica del consumo y bienestar de la clase media entre los trabajadores, no de condición proletaria. Los trabajadores comienzan a ver el estilo de vida de la clase media, el performance cultural de ésta como su ideal, muy alejado de las previsiones de un mundo altamente planificado y en asamblea permanente de reorganización social. El ocio creativo y la diversión ideológicamente pragmática se han instalado en los imaginarios de buena parte de la clase trabajadora (…. Continuará)

En los próximos artículos de esta serie trabajaremos: problemas y situaciones novedosas presentes en la fábrica de la tercera revolución industrial. La pérdida de protagonismo social de la clase obrera. Mutaciones en las narrativas de las izquierdas. La odiada clase media y el capitalismo cognitivo del siglo XXI. Los chalecos amarillos ¿un nuevo despertar de la clase para sí? ¿Qué es esa vaina de la Cuarta revolución industrial en el mundo del trabajo? Y que pasa si se cumplen los pronósticos sobre la curta revolución industrial. ¿Desaparece la idea socialista? Volver al método de Marx. ¿Es suficiente con rescatar el idealismo Hegeliano?

Lista de referencias

Barronco, Oriol (2006). ¿Todavía la clase obrera y la condición proletaria? En Revista Viento Sur, Nª 86, pag. 42-49

Claudio Katz: Discusiones Marxistas sobre tecnología, Teoría, en Razón y Revolución nro. 3, invierno de 1997, reedición electrónica. Disponible en http://www.razonyrevolucion.org/textos/revryr/prodetrab/ryr3Katztecnolo.pdf

Deleuze, Gilles y Guattari, Felix (1997). Mil Mesetas: capitalismo y Esquizofrenia. Ediciones Pre-Textos. Valencia. España.

Marx, Karl Miseria de la Filosofía, Buenos Aires, Siglo XXI, 1975, p. 158.

Marx, Karl El Capital, Libro 1, Cap. IV.

Fuente del artículo: https://luisbonillamolina.wordpress.com/2019/02/03/hacia-donde-se-mueve-la-clase-obrera/

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Centros de investigaciones en Ciencias Sociales de Venezuela se pronuncian: Pensamiento crítico y la actual coyuntura en Venezuela

Los abajo firmantes, centros de investigación en Ciencias Sociales de Venezuela, quienes suscribimos este comunicado, convocamos a todxs las y los intelectuales, académicos, defensoras(es) de la memoria histórica y trabajadores de la cultura a trabajar con y por la más amplia unidad nacional, la paz y la justicia social, y a rechazar toda intervención extranjera, en defensa al derecho humano a la autodeterminación del pueblo venezolano.

Recordamos que el derecho a la autodeterminación es garantía de paz internacional, y está claramente expresado en la Carta de la Organización de Estados Americanos (OEA), y en los Estatutos de la Organización de las Naciones Unidas, para las cuales son principios fundantes.

Con absoluta convicción democrática reconocemos la legitimidad y legalidad del gobierno del presidente Nicolás Maduro Moros, electo en mayo de 2018 y quien tomó posesión del cargo el 10 de enero de 2019, para el ejercicio del mandato 2019-2025. El desconocimiento de esta realidad y la autoproclamación de un presidente alterno, ha significado un ataque a la democracia, la soberanía y la paz de las venezolanas y venezolanos.

Denunciamos, la intromisión neocolonial y el imperialismo de Estados Unidos en los asuntos internos de Venezuela, con la complicidad de la ultra derecha local e internacional, que ha propiciado el inicio de una situación de tensión sui generis en la historia nacional donde la violencia sea la protagonista. Nuestra convicción es con la cultura de la paz, por ello rechazamos este intento de escalar conflictos donde no hay condiciones para ello. De igual manera consideramos la actitud de EEUU y el Grupo de Lima como un acto de injerencia sin precedentes que afecta de manera estratégica la soberanía de los países y pueblos de la región en materia energética y de biodiversidad.

Los logros en materia social de la revolución Bolivariana son extraordinarios e innegables, y la continuidad de la agenda de trabajo de inclusión en todos los órdenes se ha mantenido a pesar de las agresiones económicas emanadas de los grandes centros de poder contra Venezuela. Como todo proceso político existen áreas de la gestión pública y de construcción del poder popular que deben ser redimensionadas y corregidas, escuchando la voz de las y los actores sociales e incorporándolos, en lo que debería ser un nuevo salto organizacional en la construcción del poder popular comunal. La burocratización en algunas áreas de la gestión solo se puede superar con la activa participación de la ciudadanía y de las organizaciones sociales y populares, y en este sentido la aspiración ciudadana es cada día más evidente. En ese sentido consideramos fundamental que el liderazgo político debe estar atento a estas y otras demandas para seguir avanzando en la construcción de la auténtica independencia nacional.

Este es un momento para cerrar filas en la defensa de la patria, entendiendo que la mejor defensa es la corrección de nuestros propios errores y la continuidad del camino en la construcción de otro mundo posible, humano, justo, solidario sin excluidos(as) que garantice la consolidación de un estado social de derecho y de justicia tal como lo demanda nuestra carta magna y demás leyes vigentes. Es momento de convocar a la unidad del pueblo venezolano, respetando las diferencias, construyendo nuevos espacios y lógicas transformadoras que deben estar siempre al servicio de las mayorías ciudadanas y en ello ratificamos el compromiso desde nuestro hacer.

Centro Internacional Miranda (CIM)

Red de la Calle

Centro de Estudios Geo-Históricos y Socio Culturales de la Universidad Experimental Rafael María Baralt

Instituto de Estudios Avanzados (IDEA)

Red de Colectivos Araña Feminista

Centro De Estudios Sociales y Culturales (CESYC) de la Universidad Bolivariana de Venezuela

Red Colectivo Docente de Monagas

Instituto de Investigaciones para el Sur (INISUR)

Centro de Estudios de Economía Política (CEEP) de la UBV

Instituto de Altos Estudios Bolívar-Marx (IAEBM)

Centro Nacional de Estudios Históricos (CNEH)

Centro de Estudios e Investigaciones Culturales, Lingüísticas y Literarias de la UNERMB

Centro de Estudios Educación Emancipadora y Pedagogía Crítica (CEPEC) – UBV

Fundación Centro de Estudios sobre Crecimiento y Desarrollo de la Población Venezolana (Fundacredesa)

Centro Latinoamericano Rómulo Gallegos (CELARG)

Grupo de Investigación Sociopolítico de América Latina y el Caribe, adscrito a la ULA

Centro de Estudio de Transformaciones Sociales del IVIC

Núcleo de Investigación de Pedagogía del Movimiento (NIPEM)

Centro de Estudios de Salud Colectiva y Derecho a la Vida de la UBV

Unidad de Investigación y Desarrollo Humano local, participación y política social de la UCV

Dirección General de Producción y Recreación de Saberes – UNEARTE

Laboratorio de Estudios Latinoamericanos sobre Pensamiento Crítico y Transformaciones Políticas de la UNERMB

Portal Otras Voces en Educación (OVE)

Escuela Venezolana de Planificación (EVP)

Sociedad Venezolana de Educación Comparada (SVEC)

Instituto de Altos Estudios Diplomáticos “Pedro Gual”

Para adhesiones escribir a: declaracion.venezuela2019@gmail.com

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Día Internacional de la Educación: Por una educación emancipadora para todas y todos

Por: redclade.org.

Hoy, 24 de enero, se celebra por primera vez el Día Internacional de la Educación. La fecha fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 2018, como un marco para reconocer el rol fundamental que juega el derecho a la educación para la realización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la transformación del mundo hacia la paz, la justicia social y la sostenibilidad.

“Sin una educación inclusiva y equitativa de calidad y oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida para todos, los países no lograrán romper el ciclo de pobreza que deja a la zaga a millones de niños, jóvenes y adultos. No conseguiremos mitigar el cambio climático, adaptarnos a la revolución tecnológica ni, mucho menos, alcanzar la igualdad de género sin un compromiso político ambicioso con la educación universal. Este día es la ocasión de reafirmar los principios fundamentales. En primer lugar, la educación es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad pública”, afirma Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, por ocasión de las celebraciones de la fecha [lea aquí su pronunciamiento completo].

En este marco, la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) invita a la ciudadanía de América Latina y el Caribe a movilizarse para defender una educación emancipadora, capaz de transformar la realidad desde la reflexión, el diálogo y el pensamiento crítico, y desde la capacidad de indagar, cuestionar, discernir, imaginar y accionar por otros mundos posibles.

¿Qué es una educación emancipadora y cómo garantizarla?

Como afirma Paulo Freire, “la educación sola no cambia la sociedad. Pero, tampoco sin ella la sociedad cambia”. Para que podamos construir una sociedad libre de todo tipo de opresión, la educación debe ser emancipadora.

La emancipación, como dice Paulo Freire, parte del diálogo como un principio ético y político. Es desde el diálogo que la educación, siendo emancipadora, puede orientarse a los propósitos de los derechos humanos; a la construcción de la paz y de ciudadanías activas, críticas y participativas; al fortalecimiento de nuestras democracias; y a la superación de las desigualdades y discriminaciones. La consolidación de sistemas públicos de educación, que aseguren la gratuidad y la universalidad para todos y todas, y que sean emancipadores y garantes de derechos, es tarea pendiente y urgente para los países de América Latina y el Caribe.

¡Súmate!

Hay muchos caminos para movilizarse y poner el tema de la educación emancipadora en el centro del debate. Planteamos algunas propuestas para generar reflexiones, diálogos y construcciones colectivas hacia la realización de una educación emancipadora y garante de derechos para todas las personas.

Sepa cómo participar:
http://www.educarparalalibertad.org/sumate/

Fuente de la reseña: https://redclade.org/noticias/dia-internacional-de-la-educacion-por-una-educacion-emancipadora-para-todas-y-todos/

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Libro: La enseñanza contra el capitalismo global y el nuevo imperialismo. Una pedagogía crítica (PDF)

Canadá – Estados Unidos / 27 de enero de 2019 / Autores: Peter McLaren y  Ramin Farahmandpur / Fuente: Traficantes.net

Peter McLaren y, en menor medida, su colaborador en esta obra, Ramin Farahmandpur, se inscriben en una corriente que tiene un nombre concreto y unas coordenadas inconfundibles: la pedagogía radical. Surge este movimiento a partir de una reinterpretación de Marx (en el sentido menos dogmático y más fecundo) con elementos de Paulo Freire y otros autores no menos conocidos en el ámbito académico de los EE.UU. Los planteamientos de esta pedagogía analizan críticamente tanto al postmodernismo como a todas las secuencias planteadas por la globalización y el imperialismo. Como contrapartida, se reivindica una pedagogía de la resistencia ¿ En el aula y fuera de ella? Que pueda abarcar a estudiantes, representantes de la clase obrera y a todas las capas sociales que sufren en carne propia las consecuencias de la marginación y de la explotación. El libro, sin dejar de ser implacablemente crítico, está abierto a muchas posibilidades de futuro y es un llamamiento a inventar colectivamente las condiciones de una nueva sociedad. Tarea difícil, ardua, de largo aliento, en la que los autores comprometen no solamente su pensamiento sino su propia vida.

Links para la descarga:

https://construcciondeidentidades.files.wordpress.com/2014/11/mclaren-peter-la-ensenanza-contra-el-capitalismo-global-y-el-nuevo-imperialismo.pdf

ó

https://drive.google.com/file/d/1g-WAYN5V3FlH3KQyc-Qg2HwloigDw0Zj/view?fbclid=IwAR0nrdqS9QVfF4dx6TZTC45OGMfwsP-qVG0X5woz7TJn_ipbK7xh5y4dQmc

ó

mclaren-peter-la-ensenanza-contra-el-capitalismo-global-y-el-nuevo-imperialismo (1)

 

Fuente de la Reseña:

https://www.traficantes.net/libros/la-ense%C3%B1anza-contra-el-capitalismo-global-y-el-nuevo-imperialismo

ove/mahv

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La educación, la cultura y la palabra

México / 27 de enero de 2019 / Autor: Manuel Pérez Rocha / Fuente: La Jornada

Todo proyecto educativo que pretenda desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano, como señala la Constitución Política de nuestro país, debe partir, en primer lugar, de la consideración acuciosa de la naturaleza del ser humano, naturaleza que es resultado no sólo de la evolución biológica, sino también de la evolución cultural. Algunos de los resultados de estos procesos evolutivos son la aspiración de libertad, de realización personal en una vida con sentido, de convivencia pacífica y creativa con sus semejantes, de crecimiento intelectual, de expresión productiva, estética; todo proyecto educativo debe reconocer, también, el hecho fundamental de que los seres humanos somos extraordinariamente complejos, cambiantes, casi siempre escindidos internamente.

Muchas de las acciones en el campo educativo ignoran, irresponsablemente, esta complejidad y alto desarrollo de la naturaleza humana. Esta desatención no tendría importancia en un espacio en el cual, mediante la fuerza, se pretendiera que los seres humanos se comporten como máquinas, como medios para lograr otras cosas, como piezas sin valor intrínseco de las cuales se puede prescindir, como soldados disciplinados, como meros ciudadanos responsables. En el campo educativo tal descuido es inaceptable y ha conducido a una crisis no solamente de la operación, sino del sentido mismo de los sistemas educativos.

La discusión acerca de los fines y valores de la educación se ha relegado. Una de las más nefastas consecuencias del neoliberalismo ha sido la deshumanización de los sistemas educativos y la desatención insensata de los fines de la educación. El dictumde Thatcher y Reagan –no hay otro camino– se impuso no solamente en el ámbito de los negocios, de la economía; causando destrozos incalculables, también arrasó a la cultura y la educación. No pierdan el tiempo discutiendo los fines, los valores; la educación debe ser de calidad, pertinente, eficiente; palabrería hueca que anula el pensamiento (véase en el diccionario el significado inane de estas palabrejas con las que se saturan las reformas educativas), e impone un catálogo interminable de ocurrencias, medidas tecnocráticas, sistemas de control, reformas y contrarreformas. Ninguna consistencia añade la palabra ahora de moda equidad, pues aun aceptando que significara dar más al que más necesita, el camino por recorrer es largo: ¿necesita para qué?, ¿cómo definir las necesidades?, ¿cómo jerarquizarlas?

Debe quedar claro, toda acción educativa tiene que ver, aunque no se tenga conciencia de ello, con el desarrollo de las facultades del ser humano; esto es, con la cultura, el cultivo del pensamiento, el cultivo de los sentimientos, el cultivo de la sensibilidad estética, el cultivo de la responsabilidad ética y la construcción de relaciones sociales y comunitarias. Todos estos son retos que los proyectos educativos deben enfrentar considerando que no actúan en el vacío, sino más bien en un entorno material, intelectual, espiritual y político que constituye lo que hoy se denomina una ecología cultural. La ignorancia de esta compleja realidad se traduce en una serie de frenéticas y caóticas reformas educativas impulsadas por intereses políticos oportunistas, al extremo de que un secretario de Educación Pública puede declarar con desenfado no tengo tiempo para la cultura.

Vivimos procesos culturales generados por cambios tecnológicos, materiales, demográficos y otros, de gran calado, muchos de ellos directamente relacionados con las tareas educativas. Las tecnologías de la información, por ejemplo, tienen un impacto directo no solamente en la cantidad y variedad de información disponible, también han alterado diversos procesos de pensamiento, potenciando e inhibiendo algunas facultades mentales.

El predominio de la imagen sobre la palabra, de la palabra hablada sobre la palabra escrita, el bombardeo incesante de estímulos visuales y auditivos, constituyen un medioambiente cultural que determina las posibilidades y límites de la acción escolar. Hemos de felicitarnos por disponer de medios que nos permiten ver imágenes maravillosas. Sin duda una imagen dice más que mil palabras; claro, si se trata por ejemplo de un autorretrato de Rembrandt, pero hoy las palabras son remplazadas por emojis y signos elementales.

¿Hay mucha preocupación porque los niños y jóvenes no aprenden a leer y a entender lo que leen? Estúdiese esa ecología cultural en la cual viven los niños y jóvenes, sus familias y sus amigos. Las invenciones de las escrituras, y el desarrollo de la lectoescritura fueron resultado de amplios procesos sociales y culturales. Hoy, diversos procesos los amenazan. La propuesta sensata no es dar marcha atrás y combatir los avances y cambios que determinan las posibilidades de la educación, sino partir de ellos para revisar los fines de la educación, sus metas, sus valores… y después los medios, los programas, los instrumentos.

https://www.jornada.com.mx/2019/01/24/opinion/017a1pol
https://elanden.mx/item-Asi-quedaron-los-derechos-a-la-cultura–educacion-y-deporte2017713
ove/mahv
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