De la política de estímulos hacia la Ley General de Educación Superior

Por: Roberto Rodríguez

 

En la segunda mitad de los noventas se inició el diseño e implementación de nuevos instrumentos de política de educación superior. Primero sobre la base de la concertación entre SEP y Anuies desarrollada en la década previa y posteriormente bajo el control de la autoridad educativa federal. Se inicia la transición con la puesta en marcha de tres instrumentos con recursos financieros: el Fondo para la Modernización de la Educación Superior (FOMES, 1990), el Programa de Mejoramiento del Profesorado (PROMEP, 1996) y los programas de estímulos al desempeño del personal docente (1999) en las universidades públicas. El propósito declarado de la triada era brindar a las universidades públicas los recursos de infraestructura material y humana para procesos y proyectos de superación académica y mejora administrativa.

Faltaba, sin embargo, el eslabón que aglutinara esos. Este llegaría al inicio del periodo gubernamental de Vicente Fox Quezada, con la formulación del Programa Nacional de Educación 2001-2006. En la coyuntura tendría la Anuies un papel relevante como instancia promotora de la política de educación superior en ese y el siguiente periodo gubernamental, es decir durante los sexenios en que Acción Nacional tuvo en sus manos la presidencia de la República.

En 1999, en preparación a las elecciones federales, la Anuies formuló y presentó a los candidatos presidenciales el documento titulado “La educación superior en el siglo XXI. Líneas estratégicas de desarrollo”, aprobado por la Asamblea General en noviembre de 1999. La propuesta de recogía, en lo fundamental, los planteamientos de la primera agenda global para el desarrollo de la educación superior, aquella emanada de la Primera Conferencia Mundial sobre la Educación Superior (París 1998). Dicha agenda insistía en la importancia de ampliar el acceso a la educación superior para mejorar los niveles de cobertura y equidad del sistema, en superar la calidad y la pertinencia de los servicios educativos, en diversificar las modalidades de enseñanza y reforzar la cooperación con el mundo del trabajo. Enfatizaba también el potencial de las entonces nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones así como el valor estratégico de los procesos de evaluación y aseguramiento de calidad.

Palabras claves de entonces: cobertura, equidad, calidad y pertinencia. Así, el documento de Anuies proponía, por primera vez, metas e indicadores proyectados para el sexenio por venir y hacia el escenario de 2020 sobre cobertura, proporción del posgrado en el tipo educativo superior, financiamiento requerido, el cierre de brechas interestatales, el nivel de estudios deseable para la planta académica, entre otros aspectos. Dicho documento planteaba también un objetivo referido a la coordinación del sistema que señalaba, textualmente: “En el año 2001 transformar la Coordinación Nacional para la Planeación de la Educación Superior (CONPES), dándole sustento jurídico como organismo para la concertación de políticas nacionales en el campo de la educación superior, con representación plural de todos los sectores involucrados.”

La agenda Anuies se trasladaría al Programa Nacional de Educación del sexenio por intermedio del Equipo de Transición en Materia Educativa del presidente electo. Salvo dos puntos de importancia: la pérdida de centralidad de la propuesta de coordinación, y un marcado énfasis en la planeación estratégica como base de los proyectos de desarrollo. Para llevar a cabo ese propósito se habría de construir un nuevo instrumento: el Programa Integral de Desarrollo Institucional (PIFI) y su complemento en el posgrado, el PIFOP.

Durante el sexenio de Fox, también en el del presidente Calderón, las instituciones debían contar con estos programas para tener acceso a los fondos extraordinarios. Como el modelo generó resultados positivos para la gestión del subsistema universitario, más temprano que tarde el número de fondos concursables se incrementó para atender, a través de ellos, diversos aspectos de la problemática de las instituciones. Según Javier Mendoza Rojas, “mientras en el año 2000 solamente existían el FOMES, el PROMEP y el Fondo de Aportaciones Múltiples, en 2010 operaron diez fondos de financiamiento dirigidos a las universidades públicas estatales” (en: “Una aproximación al análisis de los fondos de financiamiento extraordinario para las universidades públicas estatales”, UNAM-DGEI, 2015). Posteriormente, la cantidad de fondos se incrementaría al incorporar recursos para los subsistemas de educación superior tecnológica y educación normal.

El modelo, sin embargo, comenzó a desgastarse por dos razones. La primera por la disminución del monto destinado. Durante la segunda década del siglo se observa una disminución gradual pero sostenida de este mecanismo de financiamiento hasta llegar, al final del sexenio de Enrique Peña Nieto, a su práctica extinción. Una segunda razón es que el instrumento de planeación asociado alcanzó un nivel de saturación prácticamente insostenible. Lo que inicialmente era un mecanismo de planeación institucional se convirtió en otro que buscaba incidir en todos los aspectos de la gestión universitaria con un alto nivel de desagregación: el plan de la institución, el de sus dependencias académicas, el correspondiente a las unidades administrativas e incluso el de cada uno de los cuerpos académicos apoyados. No pocas autoridades y especialistas hacían notar que esa política estaba comprometiendo, en aspectos relevantes, los principios de la autonomía.

Un saldo negativo fue la dependencia económica de las IES de estos fondos. Se estima que, en su punto más alto, los recursos extraordinarios alcanzaron una cuarta parte del subsidio público total disponible para las universidades públicas de los estados. Como, en su mayor parte, eran recursos no regularizables, el sostenimiento de las inversiones provocó fuertes déficit en un número importante de ellas.

Es esta la encrucijada en que, con el cambio de sexenio y de enfoque de política universitaria, inicia el debate sobre la Ley General de Educación Superior. Veremos las soluciones que se proponen.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/de-la-politica-de-estimulos-hacia-la-ley-general-de-educacion-superior/

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Llevando la universidad al colegio: Un paso hacia la pertinencia en la educación

23 de diciembre de 2016 / Fuente: http://pcnpost.com/

Por: Ángela Escallón Emiliani

Una de las claves para acelerar la movilidad social y el desarrollo social y económico en el país, yace en la articulación entre la oferta del sector educativo y la demanda del mercado laboral.

El objetivo de esta articulación está en lograr que exista una conexión pertinente entre las necesidades y demandas  del mundo del trabajo y la respuesta que genere el sistema educativo a estas. Por ello, en este artículo presentaremos los desafíos y oportunidades que hemos identificado a través de una iniciativa de la Fundación Luker y la Fundación Corona en alianza con otras organizaciones públicas y privadas.

Hoy por hoy, los desafíos a los que se enfrentan los jóvenes en la ruta de la educación al empleo son bastantes retadores. Como lo mencionamos en el artículo “Una ruta que no debe correr a la suerte”, son muchos los jóvenes colombianos los que se encuentran con enormes dificultades en la transición a la educación superior ya sea por razones económicas o incluso por vacíos en sus conocimientos que les impiden aprobar las pruebas de acceso. De cada 100 niños, 39 se graduaran de bachillerato y tan sólo 11 llegan a la educación superior (Datos al Tablero).

Según el Ministerio de Educación en el país, anualmente 2’500.000 personas ingresan a estudiar carreras profesionales y técnicas, sin embargo hay una tasa de deserción en la educación superior del 9.3%; estas distintas cifras prenden la alarma sobre la dificultad en la elección de carrera y formación de proyecto de vida de los estudiantes en Colombia.

Es común ver que cuando los jóvenes seleccionan los programas de educación superior lo hacen según la experiencia de familiares o amigos, sin conocer la demanda de esa carrera en el mercado laboral y su realidad en el mundo del trabajo; lo que luego les dificultará la consecución y permanencia en un empleo estable y formal por la falta de pertinencia en su elección. La necesidad de fortalecer los programas de Orientación Socio Ocupacional es un tema que permanentemente estamos planteando.

Lo anterior no es solo problema de los estudiantes y de las instituciones de formación, es también un tema que concierne a las empresas al no tener una comunicación directa y actualizada con la academia que les permita informar constantemente sobre las vacantes y competencias que necesita o aquellas que requerirá en el futuro. De allí que, cuando los empresarios buscan empleados tienen altas dificultades para encontrar el personal idóneo que requiere la vacante. En la mayoría de los casos debido a que no sólo no cuentan con las competencias laborales especificas sino porque tampoco cuentan con las competencias laborales generales o habilidades para la vida que requiere el cargo.

Todos estos desafíos que mencionamos indican la importancia de generar procesos educativos donde la oferta de cursos sea construida con base en las necesidades del mercado laboral local y nacional. Es fundamental que en los procesos de formación se refuerce la enseñanza de habilidades generales laborales para asegurar el tránsito de la educación superior al mundo laboral de manera sostenible y duradera.

Además, debe haber por parte de las instituciones educativas, una responsabilidad por brindar orientación socio ocupacional  a los estudiantes o al menos informarlos sobre las carreras disponibles y que tienen proyección, las oportunidades de empleo y las necesidades de la región  para que su decisión frente a la educación superior, les facilite su inserción al mundo laboral y su movilidad social.

Esta relación disruptiva entre la educación y la empresa requiere de estrategias integrales que permitan hacer frente a este grande desafío. Para ello la Fundación Luker en asocio con la Secretaria de Educación, la Fundación Corona y otros socios regionales de la ciudad de Manizales lanzaron en 2014 el programa Universidad en Tu Colegio que pretende llenar los vacíos mencionados anteriormente.

Universidad en Tu Colegio (UTC) tiene presencia en 16 colegios de Manizales -40% del total de la ciudad- y tiene como objetivo realizar una formación fundamentada en la articulación de la educación media técnica académica, con posibilidad de continuar con la tecnológica, mediante la oferta de programas pertinentes a la demanda laboral de la ciudad de Manizales.


¿Cómo articulamos la educación media con la superior desde UTC?

Todos los colegios donde se ofrece Universidad en Tu Colegio, cuentan con la metodología de Escuela Activa Urbana, la cual promueve la enseñanza de habilidades para la vida a través de la formación de estudiantes participativos, colaborativos, responsables, creativos, críticos, tolerantes, autónomos y protagonistas de su proceso de aprendizaje a través de estrategias vivenciales promoviendo un nuevo rol del docente, como orientador y facilitador.

Este programa, como su nombre lo dice, lleva la universidad al colegio partiendo de un estudio de demanda laboral para escoger los 21 programas que se ofrecen, de forma tal que sean previamente validados por los sectores productivos en sus demandas actuales y futuras.

Cinco universidades y un centro de formación para el trabajo de la ciudad son los socios en esta propuesta que busca  facilitar el acceso y la permanencia desde noveno y ofrecer un plan de vida a los estudiantes. En  grado 10º, los estudiantes tienen la posibilidad de estudiar en las tardes, sin ningún costo, uno de los diversos programas que se ofrecen de técnico laboral o profesional, mientras continúan con su educación media. Dos años más tarde, estos estudiantes no solo obtienen su cartón de bachiller, sino que también son técnicos profesionales con la posibilidad de continuar formándose como tecnólogos.

UTC es una clara apuesta para reducir las brechas existentes entre la formación y el acceso, debido a que su operación busca generar mayores oportunidades que favorezcan la empleabilidad de jóvenes de Manizales.

De manera adicional, evidencia que es posible articular la educación media con la superior con base en los requerimientos del mercado laboral, generando pertinencia, y adicionalmente, formando en competencias laborales generales y teniendo como horizonte el desarrollo y la movilidad social de los beneficiarios.

Fuente artículo: http://pcnpost.com/angela-escallon-llevando-la-universidad-al-colegio-un-paso-hacia-la-pertinencia-en-la-educacion/

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