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En la República Centroafricana, las expectativas son altísimas

Por. Banco Mundial.

BANGUI.- Lo primero que se observa al aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Bangui M’Poko son kilómetros y kilómetros de refugios improvisados, cubiertos con lonas de plástico, peligrosamente alineados a lo largo de la pista de aterrizaje. “Un desastre inminente, si un avión se desviara de la pista y se incendiara”, dice un oficial de bomberos del aeropuerto. Bienvenidos al campamento M’Poko, refugio de 30 000 desplazados internos que viven en los terrenos de un aeropuerto dilapidado.

En 2014, en la plenitud de la crisis política y sectaria que devastó a la República Centroafricana y desplazó a la cuarta parte de su población, el campamento llegó a albergar a unas 100 000 personas. La ciudad capital de la República Centroafricana, apodada antiguamente Bangui la Coquette (Bangui, ciudad de encanto), se ha ganado el triste apelativo de Bangui la Roquette (Bangui, ciudad de bombas). Aunque las recientes elecciones presidenciales y legislativas han puesto fin a tres años de conmoción y de transición, los cascos azules todavía están por doquier y los brotes de violencia son frecuentes.

Sin embargo, por primera vez en su historia, el país ha elegido democráticamente un presidente y una Asamblea Nacional. “La República Centroafricana está emergiendo de una de las crisis más duras y costosas de su historia, y las nuevas autoridades enfrentan enormes desafíos”, dice Jean-Christophe Carret, gerente del Banco Mundial a cargo de las operaciones en ese país. “Además de reconstruir la nación, el desafío primordial [del Gobierno] será asegurar el restablecimiento de la seguridad en todo el país, promover la reconciliación nacional y ocuparse de los desplazados internos”.

En un extremo del campamento M’Poko, bajo el ala de un avión derruido, encontramos sentado a Roger Arnold Tabassé, de 73 años, exinspector de la policía, un hombre que tuvo un pasado mejor pero que aún conserva su dignidad. “Mis hijos me obligaron a venir aquí por mi propia seguridad”, comenta. “Mi hogar, en el centro de Bangui, fue saqueado completamente —lo único que dejaron fue una cama metálica— y como estoy enfermo y debo usar una sonda, ellos pensaron que este campamento era la mejor opción. Ahora vivo aquí con mis cinco hijos, mis nietos y mi esposa, que tengo la suerte de que sea enfermera”. Pero Roger, como muchas personas que conocimos en el campamento, está optimista acerca del futuro de su país. “Espero de verdad que podamos salir adelante”.

Un alto precio que pagar

La República Centroafricana, famosa en otros tiempos por sus diamantes y su emperador autoproclamado, es hoy uno de los países más pobres del mundo y ha emprendido un largo camino hacia la recuperación con la ayuda del Banco Mundial y otros asociados del ámbito del desarrollo. Durante la crisis, el gasto en la estabilización del país alcanzó los USD 1350 millones anuales (cifra que equivale aproximadamente a todo el producto interno bruto del país), incluidos unos USD 800 millones para apoyar a la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Centroafricana (MINUSCA) y USD 300 millones para las fuerzas francesas de mantenimiento de la paz en el marco de la Operación Sangaris. Durante esos tiempos difíciles, el país también recibió USD 250 millones anuales en asistencia humanitaria, monto sin precedentes en un país tan dependiente de la asistencia externa que a veces lo llaman la “República de las ONG”.

Se estima que a fines de 2015 había unos 450 000 desplazados internos, y cerca de 500 000 refugiados en países vecinos. Alrededor de 2,5 millones de personas —es decir, más de la mitad de la población del país— requieren asistencia humanitaria en forma urgente, y más del 60 % de los habitantes vive en condiciones de pobreza extrema. El Banco Mundial apoyó la respuesta frente a la crisis con una donación por un valor de USD 100 millones financiada por la Asociación Internacional de Fomento (AIF), (i) su fondo para los países más pobres, y actualmente colabora con las Naciones Unidas y la Unión Europea en la organización de una conferencia sobre la reconstrucción de la República Centroafricana. En dicho evento se definirán las prioridades y necesidades del país a fin de apoyar el proceso de recuperación y de paz en los próximos cinco años.

Una de las medidas más eficaces que adoptaron los donantes durante la crisis fue un programa de trabajo a cambio de dinero que dio empleo temporal a las personas más vulnerables, entre ellos excombatientes, en Bangui y sus alrededores. Fuera de Bangui, el Banco Mundial, a través de su proyecto Londo (“Levántate”), facilitó los esfuerzos de consolidación de la paz y estabilización dando ocupaciones temporales a 8500 hombres y mujeres de 17 distritos en una época en que aún prevalecía la falta de seguridad.

“Cuando se recibe ayuda en situaciones tan difíciles como esta, no es fácil medir el grado de alivio que se siente. El proyecto fue sumamente beneficioso para la población en términos de calidad de vida y empleo, lo cual resultó muy alentador para quienes habían quedado abandonados a su suerte tras la gravísima crisis que había atravesado el país”, dice Jeannette Teya, alcaldesa de Bimbo (la capital provincial de Ombella-M’Poko), situada a unos 24 kilómetros de Bangui

En la actualidad, lo primordial para Jean-Christophe Carret es facilitar la reinserción de los excombatientes y el retorno de los desplazados internos a sus lugares de origen. El Banco Mundial está preparando un programa orientado a respaldar las medidas de recuperación y reconstrucción. Como parte del proceso de estabilización y reconciliación nacional, se prestará especial atención a los jóvenes que han sido marginados por la sociedad o movilizados por grupos armados.

En el campamento Beal, en el corazón de Bangui, donde 1500 exrebeldes viven en precarias condiciones bajo la atenta mirada de las fuerzas de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas, las expectativas son altísimas. Tal como señala un excombatiente: “Primero vinimos a tomar el poder. Luego, dejamos nuestras armas y aceptamos que nos instalaran en este campamento. Ahora estamos a la espera del proceso de desarme, desmovilización y reinserción, para poder seguir adelante con nuestras vidas, porque ya llevamos tres años esperando. Si fuera posible, me gustaría terminar mis estudios, convertirme en un ciudadano libre y digno y, sobre todo, dejar todo esto atrás”.

Fuente: http://www.bancomundial.org/es/news/feature/2016/07/06/in-the-central-african-republic-expectations-are-sky-high

Imagen: http://www.bancomundial.org/content/dam/photos/780×439/2016/jul/avion-historia-africana.jpg

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Paraguay: El limbo de los niños sindicados

Paraguay/ 12 de Julio de 2016/ Fuente: el pais

“Trabajo desde que tengo memoria”. Las palabras de Daniel Cardoso suenan añejas, como si hubiesen pasado décadas desde el primer día en que puso un pie en el mercado central de abasto de Asunción, la capital paraguaya. Allí vende zumos y tereré (bebida típica hecha con yerba mate, agua y hielo).

Con 12 años, este niño ha trabajado la mitad de su vida y lo único que tiene claro es que el dinero siempre ha sido bienvenido en casa. Su abuela materna y una tía lo han criado casi desde que nació. Daniel dedica entre tres y cuatro horas del día a lo que llama él “su negocio”. Gana entre 2.000 y 2.500 guaraníes diarios (menos 50 céntimos de euro al día) y se siente orgulloso de contribuir a los ingresos en su hogar. “Me gusta trabajar porque puedo ayudar a mi familia”, explica.

Por la mañana, Daniel va a la escuela y por la tarde se instala en el mercado. Desde hace tres años se incorporó a la Coordinación Nacional de Niñas, Niños y Adolescentes Trabajadores de Paraguay (Connats). Ahora es delegado de esta asociación y se reúne con otros como él para hablar sobre su condición y defender los derechos que tienen como empleados. La organización guaraní, nacida en 1999, agrupa a 600 menores de todo el país, en donde la tasa de trabajo infantil llega al 22,4%, según cifras de 2011.

Uno de los primeros sindicatos de niños trabajadores germinó en Perú durante los años 70 con la fundación del Movimiento de Adolescentes y Niños Trabajadores, Hijos de Obreros Cristianos (Manthoc). En las últimas dos décadas, esta corriente ha llegado a Bolivia, Colombia, Argentina, Chile, México, Guatemala, Ecuador y Venezuela. Los diversos grupos de la región han confluido en el Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Niñas, Niños y Adolescentes Trabajadores (Molacnats), una asociación laica que cuenta con 8.000 miembros, según Gladys González, secretaria ejecutiva de la agrupación.

Una gota en el mar

“Los llamados sindicatos de niños buscan ser escuchados. Ven en el trabajo una manera de salir adelante y no una forma de explotación. Defienden el derecho al trabajo y a la educación y militan por el ejercicio de una actividad digna”, comenta Robin Cavagnoud, especialista en el tema de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Los integrantes de este grupo, sin embargo, apenas representan una pizca de los 12,5 millones de menores que trabajan en Latinoamérica (9,5 millones lo hacen en poniendo en peligro su integridad), según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), publicadas en 2013. Además, no son reconocidos institucionalmente, pues violan la Convención 138 de la Conferencia Internacional del Trabajo, que estipula entre los 14 y 16 años la edad mínima de admisión al empleo.

“Los sindicatos de niños están en un limbo”, reconoce David del Campo, director de cooperación internacional de Save the Children. Por un lado, explica, las asociaciones están obligadas a cumplir las convenciones internacionales, pues los países en donde se han establecido han ratificado los convenios 138 (edad mínima de trabajo) y 182 (que habla sobre las peores formas de empleo). Y por otra parte, agrega, los movimientos estipulan que la labor que realizan es innegable a su situación económica, en una región donde la pobreza llegó en 2015 a más de 175 millones de personas, de acuerdo con la Cepal. “El mandato de la OIT es necesario y hay que cumplirlo, pero los menores trabajadores no tienen derechos ni normas que rijan su actividad y no se les puede ignorar, porque hacerlo generaría un caldo de cultivo para la explotación”, espeta Del Campo.

A pesar de esta falta de reconocimiento, estos movimiento se han dejado sentir con fuerza la zona andina, donde existen los mayores índices de trabajo infantil. A finales de 2013, el sindicato Unión de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores de Bolivia (Unatsbo) mostró su músculo, pues se opuso a que el Gobierno de Evo Morales adoptará la legislación internacional que prohíbe el trabajo a los menores de 14 años. Durante un mes se manifestaron intermitentemente a lo largo del país bloqueando incluso los accesos a la capital. Y lo consiguieron. En julio de 2014, el Congreso boliviano rebajó la edad mínima de empleo en 10 años.

Lo que se logró fue una regulación, dice Cavagnoud, pues oficialmente se mantiene el límite en 14 años. Para que un niño pueda trabajar a los 10 años de manera “independiente” (como vendedor en la vía pública, por ejemplo) o a partir los 12 como empleado “dependiente” en un negocio, la familia y la Defensoría de la Niñez y Adolescencia deberán de dar su aprobación y tienen como condición seguir con sus estudios. Según las cifras oficiales bolivianas, el país tiene uno de los índices más altos de trabajo infantil: un 28% (la media en la región es de un 8,8%), y en donde el 61% de los más de 800.000 menores que está en esta condición no llega a los 14 años.

Las consecuencias de un niño trabajador son “desastrosas” para la economía de un país, dice José Manuel Salazar-Xirinachs, director regional para América Latina y Caribe de la OIT. “Si un menor trabaja en vez de ir a la escuela afecta su formación y oportunidades en el mundo laboral… el capital humano de un país se ve afectado y se perpetua el circulo de pobreza”, explica.

UNA PROPUESTA DE SOLUCIÓN

En la última década, América Latina vio reducido el número de niños trabajando. Más de 7,5 millones salieron de esta condición, según la Organización Mundial del Trabajo (OIT). La bonanza económica fue uno de los grandes dinamizadores para subyugar al fenómeno, comenta José Manuel Salazar-Xirinachs, director regional para América Latina y Caribe de la OIT. En el mundo existen más de 168 millones de menores en esta condición. África subsahariana presenta el mayor índice de niños (entre 5 y 17 años) en situación de trabajo con un 21,4%, seguido de Asia Pacífico (9,3%), América Latina (8,8%) y Oriente Medio y África del Norte (8,4%), según los datos de la OIT.

Para que América Latina continúe con la erradicación del trabajo infantil, el organismo internacional ha propuesto un sistema de transferencias de dinero condicionadas. La idea, según reza un análisis de la institución, es que más de 11 millones de menores en condición de trabajo en América Latina reciban 27 euros mensuales, lo que implicaría un gasto aproximado de 3.600 millones de euros para 17 Gobiernos de la zona. En caso de que se lograra implementar este plan, para 2025 el empleo infantil estaría casi extinto, indica Salazar-Xirinachs.

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Argentina: La directora gerente del Banco Mundial se reunirá con Macri la semana próxima

América del Sur/Argentina/09 de Julio de 2016/Fuente: Agencia Telam-Diario La Voz

La directora gerente del Banco Mundial, Sri Mulyani Indrawati, quien llegará en visita oficial al país el domingo próximo, se reunirá con el presidente Mauricio Macri con el objeto de apoyar el esfuerzo en reducir la pobreza y promover el desarrollo sostenible en Argentina.

“Sri Mulyani Indrawati se reunirá con el presidente Mauricio Macri, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, el Ministro de Hacienda y Finanzas Públicas, Alfonso Prat-Gay, y otros funcionarios nacionales y provinciales para discutir las prioridades de Argentina y el rol del Banco en promover el desarrollo sostenible y la prosperidad compartida en el país”, informó el Banco Mundial en un comunicado difundido hoy.

La directora gerente visitará varios proyectos que el Banco Mundial está apoyando en la Argentina.

En Buenos Aires “visitará la construcción del sistema de colectores cloacales en la Cuenca Matanza Riachuelo”, al tiempo que “recorrerá barrios vulnerables, junto a funcionarios del gobierno local, para conocer los esfuerzos que se están llevando a cabo en aliviar la pobreza al atender necesidades de infraestructura tales como un mejor acceso a agua y saneamiento”.

También viajará a la provincia de Salta donde “se reunirá con funcionarios del gobierno local y visitará un centro de atención primaria de la salud, así como proyectos urbanos y de agua y saneamiento”.

Indrawati estará acompañada por Jorge Familiar, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, y por Jesko Hentschel, director del Banco Mundial para Argentina, Paraguay y Uruguay.

La actual cartera del Banco Mundial en Argentina “se focaliza en las áreas de medio ambiente, educación, infraestructura y protección social y se compone de 22 proyectos de inversión por un total de US$ 5.800 millones”.

Asimismo, incluye tres donaciones en curso, dos del Fondo Mundial para el Medio Ambiente y una del fondo fiduciario del Protocolo de Montreal.

Fuente: http://www.lavoz.com.ar/politica/la-directora-gerente-del-banco-mundial-se-reunira-con-macri-la-semana-proxima

 

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Las medidas económicas neoliberales de Macri empujan a los argentinos a la pobreza y la exclusión social

Argentina/ 10 de Julio de 2016/Público

En los siete meses de gobierno derechista, el número de despidos en el sector público y privado ha superado los 130.000. La pobreza se elevó del 19,8% al 33,2%, mientras que la indigencia se ha disparado un 38% en el área metropolitana de Buenos Aires y las tarifas de electricidad, agua y gas han aumentado hasta un 500%.

“Estamos a siete meses de un Gobierno que habla sóĺo de la gestión anterior para ocultar las cosas que ellos está haciendo mal”, dice Amalia Zalazar, presidenta de una cooperativa barrial en una villa miseria de la provincia de Buenos Aires. Su organización, integrada por 29 personas, colabora en tareas de construcción, de limpieza y de salud dentro del asentamiento. Cada uno de ellos cobra un salario mensual de 3100 pesos por mes (175 euros) a través del Ministerio de Desarrollo Social. Son “los trabajadores de la economía popular”, como ella misma define.

El presidente Mauricio Macri “no piensa en el pobre, piensa en el rico”, añade la trabajadora. “Hasta el año pasado se estuvieron haciendo calles, cloacas, pero ahora ha quedado todo a medio hacer porque dicen que no hay fondos. Están aumentando los niños que acuden a los comedores sociales. Hay chicos que van al colegio y que se sostienen sólo con esa comida. Estamos volviendo a años que no queríamos volver”.

Los aumentos de hasta un 500% en las tarifas de electricidad, agua y gas que estableció el Gobierno de Mauricio Macri han dejado a los barrios más carenciados en una situación límite. Algunos pueden acceder a una tarifa social con precios más bajos, pero otros no.

“Mucha gente de la zona se ha quedado sin trabajo. Hay fábricas que se estaban recuperando que están siendo cerradas otra vez. Este Gobierno dijo que iba a haber pobreza cero, pero ¿dónde está?”, se pregunta Zalazar.

La indigencia se ha disparado un 38% en el área metropolitana de la ciudad y la provincia de Buenos Aires al saltar del 5.71% en noviembre de 2015 al 7.89% en abril de 2016, según un informe del Centro de Economía de Política Argentina (CEPA) y del Instituto de Economía Popular (Indep). También aumentó la pobreza en estos últimos seis meses, que se elevó del 19,8% al 33,2%.

Tres cuestiones han generado un aumento de la población en situación de vulnerabilidad, según Hernán Letcher, uno de los responsables de este estudio y concejal de la coalición kirchnerista Frente para la Victoria. “El aumento de los precios de la canasta básica derivado de la devaluación que hubo en diciembre, el aumento de las tarifas y la quita de retenciones”, indicó a este diario.

Con su llegada al poder en diciembre de 2015, el Gobierno de Mauricio Macri suspendió temporalmente la difusión de estadísticas por parte del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), cuya credibilidad fue cuestionada durante la gestión anterior.

A falta de datos oficiales sobre la pobreza, la Universidad Católica Argentina (UCA), cuyos datos son avalados por el Gobierno argentino, no arroja cifras muy distintas. En abril advirtió que 1,4 millones de personas habían caído por debajo de la línea de pobreza desde diciembre, una situación en la que se encuentra el 32,6 % de la población.

Despidos y recesión de la economía

La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) reconoció en mayo que el número de despidos en el sector público y privado ha superado en total los 130.000. Sólo en el rubro de la construcción se perdieron 55.000 empleos, por encima de los 40.000 despidos que afectaron a la administración pública.

El Gobierno reconoce que además hay cuatro millones y medio de trabajadores informales. Sandra Maestre, presidenta de otra cooperativa en el municipio bonaerense de Villa Concepción, es una de ellos. Se dedica durante cuatro horas al día a limpiar los arroyos de uno de los suburbios vecinos, y los lindantes de una escuela en su barrio.

“Cobramos la mitad del salario mínimo, en realidad estamos subsidiados. Hemos pedido poder adquisitivo, y ya no alcanza ni aunque salgamos a hacer otros trabajos. El 50% de lo que comprábamos no se puede consumir. Tenemos los supermercados vedados. Es un ajuste muy grande en el que estamos sufriendo, es muy parecido a lo que están sufriendo con el Gobierno de Rajoy” dice Maestre.

La mujer sostiene que han perdido acceso a programas estatales como Conectar Igualdad, que desde 2010 entregaba ordenadores a los estudiantes de secundaria para favorecer su reinserción, o el Programa Fines, que incentivaba a que los adultos terminaran su formación educativa.

“No es que antes no tuviéramos necesidad, pero ahora el Estado está ausente, y más con esta devaluación salvaje. Todos conocemos a alguien que ha perdido su empleo. El trabajo que nosotros hacemos no lo quería nadie. Ahora nos piden si hay un lugar”, relata.
En los barrios más profundos del área urbana de la provincia de Buenos Aires, el distrito más poblado del país, se empieza a detectar a gente que pasa hambre, añade.

“En seis meses nuestra vida cambió descomunalmente. El trabajador se siente muy desamparado. Es peligroso, porque nosotros nos quedamos quietos pero después siempre se levanta presión”, sostiene.

Los aumentos salariales negociados cada año por sindicatos y empresas y supervisados por el Ministerio de Trabajo han quedado por debajo de la inflación acumulada en el último año, que es del 44,3%, según el IPC elaborado por la ciudad de Buenos Aires, gobernada por el partido de Macri.

Un informe de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA-Autónoma) que abarca el primer semestre del año indicó que los empleados de la administración pública “fueron los que sufrieron la mayor cantidad de prácticas antisindicales, principalmente represión y criminalización de la protesta”.

El Gobierno también ha desmantelado áreas claves de derechos humanos en distintos organismos del Estado. Un caso paradigmático fue la desaparición del portal de noticias judiciales Infojus, bajo la órbita del entonces Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, con el despido en masa de la plantilla de periodistas que allí trabajaban.

Ana, que prefiere no dar a conocer su apellido, trabajaba como editora en este portal hasta que fue despedida en enero de 2016. La periodista recuerda que se enteró de su expulsión cuando un día acudió a trabajar y encontró deshabilitada la contraseña de su ordenador. Se empezaba a desvelar un cerco mediático de protección al Gobierno, comenta, “y nosotros fuimos de los primeros en caer”.

“Los despidos fueron pensados. No fue ignorancia ni torpeza, fue una acción premeditada, a sabiendas del trabajo que hacíamos y de la trayectoria y experiencia periodística que teníamos cada uno”, cuenta a este diario. El medio no sólo desapareció, sino que además se borraron más de 10.000 artículos periodísticos que fueron elaborados durante los tres años de su existencia.

“No querían que publicásemos notas sobre derechos humanos. Nosotros manteníamos una agenda de temas que a este Gobierno le son complicados. Eran muy importantes los delitos de trata, de lesa humanidad. Probablemente éramos el medio con mayor cobertura de denuncias de violencia de género, y eliminaron casi todos los archivos”, detalla.

Despidos, recortes de planes sociales, desarticulación de competencias claves del Estado y salarios devaluados son algunas de las consecuencias del programa económico que impulsa el Gobierno para “sincerar la economía”. Macri ha pedido paciencia, apelando al esfuerzo de toda la sociedad, y prometió la reactivación de la economía para el segundo semestre. Funcionarios del Ejecutivo admiten que la espera será más larga. Ya hablan de 2017.

Fuente: http://www.publico.es/internacional/argentina-macri-pobreza-exclusion-economia.html

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Capitalismo casi antónimo de Democracia

Por Manuel E. Yepe

El orden socioeconómico capitalista es sinónimo de libertad… siempre que usted acepte que la primera de las libertades la disfrute el capital, y que el dinero pueda ser libre para comprarlo todo. Cuando se restringe la capacidad del dinero para adquirir los bienes que sustentan la vida en sociedad o se impide que éstos se comporten a la manera de una mercancía más, susceptible de ser comprados y vendidos, se restringe al capitalismo.

Por eso es tan importante para el capitalismo que la conciencia ciudadana sea manipulada para fijar la idea de que capitalismo es igual a democracia y que cualquier atentado contra la libertad del dinero para adquirir cualquiera de los bienes terrenales y morales del hombre es una agresión contra la democracia.

Lamentablemente, la organización social en que vive el mundo es el capitalismo y son pocos los países cuyos pueblos han logrado- o luchan aun por hacerlo- que no sean las clases adineradas las que detenten el poder político y hayan emprendido, con dificultades enormes, rutas distintas a ese orden económico, político y social.

Por ese motivo, las reglas de juego que rigen las relaciones internacionales en el planeta en forma de leyes, prácticas sociales y tradiciones, tienen todas -o casi todas- una fundamentación conveniente al orden burgués.

Hay veces que la dictadura global capitalista se ejerce con mayor violencia que otras, pero siempre subyace una lucha entre los ricos empoderados y los pobres que sufren las consecuencias de tal prerrogativa ajena.

Cuando las condiciones lo permiten, las oligarquías se obligan a hacer concesiones a sus “sometidos” en aras de evitar que éstos se vean estimulados a recurrir a su ventaja numérica y se organicen para un enfrentamiento que perturbe de alguna manera su orden.

Pero, con igual o mayor prontitud, suelen reaccionar las clases adineradas cuando su hegemonía se encuentra en peligro y acuden al recurso de apoyarse recíprocamente en defensa de sus espurios intereses explotadores.

Los privilegiados se preguntan cómo sería un país donde los médicos, los educadores, los tribunales, los gobiernos, los medios de producción y de servicios, los medios de información, las expresiones culturales y hasta las condiciones para hacer el amor estuvieran al servicio de todos por igual en una sociedad en la que el dinero no pueda determinar diferencias en la calidad y urgencia de las prestaciones.

Algo así, consideran, distorsionaría el precario y asimétrico equilibrio actual de casi todas las sociedades nacionales; el capitalismo precisa que tales ideas continúen al margen de las aspiraciones ciudadanas.

¿Por qué aceptar que, en caso de enfermedad, una persona con recursos económicos se vea condenada a la misma calidad de atención e iguales condiciones de tratamiento y posibilidades de curación que los que carecen de ellos?
¿Es lógico que los descendientes de personas adineradas deban compartir las mismas aulas y calidad de educación con los hijos e hijas de las familias pobres?

¿Es racional que pobres y ricos sean juzgados, si delinquen, con el mismo rasero, o que compartan galeras en prisión cultos millonarios corruptos con rústicos y hambrientos delincuentes comunes?

¿Por qué candidatos a cargos de gobierno, en sus campañas electorales, han de prescindir de las donaciones que les hagan las personas más ricas, influyentes y responsables de la sociedad, a fin de que, en su futuro desempeño como dirigentes, se consideren obligados a proteger prioritariamente la seguridad de los capitales de las corporaciones y los del segmento más importante y poderoso de la nación?

Para el capitalismo internacional, la prensa sólo se considera democrática en un país donde esté permitido al capital privado comprar emisoras de radio y de televisión, periódicos, revistas, agencias de noticias o cualquier otro medio para así cuidar que lo que se publique sirva a sus intereses, que son los determinantes en el conjunto de la sociedad.
El orden burgués valora también como lícito que el disfrute de lo mejor del arte y la cultura nacional e internacional esté limitado a la élite culta de la sociedad que es capaz de sufragar, mediante la publicidad, el precio de sus costosas realizaciones, o de pagar onerosos billetes de entrada a los espectáculos.

¿Acaso no considera natural y lógico que todo en la sociedad esté estructurado de modo que el atractivo principal para la relación de géneros sea el dinero y la posición económica, y que la competitividad y la lucha por la ganancia sean los motores del progreso en cualquier nivel?

La historia registra la existencia de una supuesta democracia esclavista en Grecia y los capitalistas han pretendido apropiarse del término cual si fuera privativo de su ordenamiento socioeconómico, pese a ser el vocablo “capitalismo” casi antónimo de “democracia”, un término sólo reclamable etimológicamente por el “socialismo”.

*Fuente: https://manuelyepe.wordpress.com/2016/06/14/capitalismo-es-casi-antonimo-de-democracia/

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Los misterios del cerebro, la pobreza y los aprendizajes

Javier Luque

Tradicionalmente, los economistas como yo, hemos pensado que la pobreza explica el bajo desempeño en la escuela porque las familias pobres no tienen la capacidad para acumular capital humano debido a limitaciones de efectivo en el corto plazo. Un lector desinformado podría pensar: ¿qué rayos significa eso? En términos sencillos, esto significa que los niños pobres suelen tener  menos recursos para pagar la escuela, comprar libros de texto o ropa, pagar los costos de transporte y tener una nutrición y salud adecuadas. A menudo, también tienen que trabajar para contribuir con la economía del hogar y ayudar a mantener a sus hermanos.

Por estas razones, los niños más pobres tienden a abandonar la escuela con mayor frecuencia o, en el mejor de los casos, sacrifican su juventud en vez de dedicarse al aprendizaje. Esto contribuye a la creación de lo que se conoce como el ciclo de pobreza, puesto que cuando estos niños crecen y tienen sus propios hijos, estos últimos repiten la historia de sus padres y así sucesivamente. El vídeo protagonizado por Agustín y Daniel presentado en el post de abajo ilustra exactamente este fenómeno.

Sin embargo, aparte de la teoría de la deficiente acumulación de capital humano por parte de los pobres, los economistas siguen teniendo dificultades para explicar por qué los niños pobres tienen bajo desempeño en la escuela. ¿Habrá algo más? ¿Qué ocurriría si asumiéramos un enfoque distinto?

Por ejemplo, los educadores, inspirados por su experiencia en el aula, han notado que los niños pobres presentan mal comportamiento, impaciencia e impulsividad, entre otros. También muestran un rango más limitado de respuestas de comportamiento, reacciones emocionales inapropiadas, y menos empatía hacia los infortunios de los demás, los cuales también afectan su aprendizaje. Entonces… ¿es posible que haya algo dentro de los cerebros de los niños pobres que hace que su experiencia escolar sea diferente? Y, más importante aún, ¿se puede cambiar?

Los hallazgos más recientes de la neurociencia presentan ideas nuevas y refrescantes. Libros como: Enseñar con la pobreza en mente: ¿Qué le hace la pobreza a los cerebros de los niños, qué pueden hacer las escuelas al respecto?por Eric Jensen, y Cómo pueden triunfar los niños: la valentía, la curiosidad y el poder oculto del carácter por  Paul Tough, resumen los hallazgos de la neurociencia, combinándolos con la evidencia de otras disciplinas.

En ese sentido, sobre la base de una variedad de esfuerzos de recopilación de datos (realizados en las últimas décadas), de experimentos controlados (con seres humanos y no humanos) y de nuevas tecnologías que permiten la exploración de las profundidades del cerebro, la neurociencia proporciona nueva y sólida evidencia de que los niños de hogares pobres desarrollan cerebros que luego terminan “conectados” de manera diferente. Esto explica, al menos en parte, sus problemas de acumulación de capital humano, los cuales también se extienden a sus interacciones sociales. Por ello, los hallazgos de la neurociencia han abierto una nueva dimensión en la comprensión de los pobres y sus desafíos al momento de aprender.

Fuente del articulo: http://blogs.iadb.org/educacion/2013/08/14/los-misterios-del-cerebro-la-pobreza-y-los-aprendizajes/

Fuente de la imagen: http://blogs.iadb.org/educacion/files/iStock_000014905976Small.jpg

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FMI: uno de cada siete estadounidenses vive en la pobreza

Estados Unidos/ 07 julio 2016/ Fuente: Tercera Información

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha publicado este miércoles en su página web un informe preliminar que prevé que la economía de EE.UU. crecerá este año un 2,2% en vez del 2,4% pronosticado anteriormente, y un 2,5% en 2017.

Sin embargo, el informe también advierte de una confluencia de “desafíos importantes a largo plazo” en EE.UU. que podría inhibir el crecimiento continuo.

Entre estos desafíos están la disminución de la productividad, el deterioro de la infraestructura y el aumento de la proporción de trabajadores en edad de jubilación. No obstante, según el FMI, el factor más importante es la desigualdad de los ingresos, ya que uno de cada siete estadounidenses vive en la pobreza, y la clase media se ha reducido hasta su mínimo en los últimos 30 años.

“Hay una necesidad urgente de hacer frente a la pobreza”, indica el informe. “Si no se controla, estas fuerzas continuarán arrastrando hacia abajo el crecimiento, tanto el potencial como el real”.

La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, por su parte, cree que no es solo la pobreza lo que crea tensiones sociales significativas, sino también la actividad social.

En su blog en el periódico ‘The Huffington Post’ Lagarde pide a EE.UU. hacer esfuerzos para mejorar la educación, subvencionar el cuidado de los niños a las familias con menores ingresos, proporcionar un crédito de impuestos de ingresos más generoso y elevar el salario mínimo federal para animar a los ciudadanos a trabajar, para que el crecimiento pueda volver a acelerarse.

Fuente:
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