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India: Ni una escuela, ni un hogar, ni una mujer sin saneamiento digno

Redacción:

  • En India, además de retretes dignos y suficientes, es preciso extender el conocimiento y las prácticas higiénicas entre la población, especialmente en las escuelas y entre las mujeres en edad menstrual. Es un objetivo que obliga a avances socioculturales y educativos notables, y que asume la Fundación We Are Water en sus proyectos en India. En el Día Mundial del Retrete estos esfuerzos adquieren un especial protagonismo.
  • Las mujeres de Haiderpur, en el estado indio de Haryana, tienen una oportunidad de empoderamiento respecto a uno de los grandes tabúes que todavía lastran a la comunidad rural india: la menstruación. Que sean capaces de fabricar sus propias compresas higiénicas con materiales a su alcance y poderlas comercializar es uno de los objetivos del proyecto que la Fundación We Are Water está desarrollando con Habitat for Humanity India.

    Empoderamiento para la higiene íntima

    No es un objetivo menor, ya que millones de mujeres en India no conocen el agua limpia, los inodoros o la higiene personal. Por otra parte, la exclusión a la que se ven sometidas muchas mujeres cuando tienen el período está muy arraigada en muchas zonas del país, lo que causa que las mujeres no hablen del tema y no sean convenientemente informadas a nivel fisiológico e higiénico.

    La situación se agrava para las niñas ya que tan sólo la mitad de las escuelas de India tienen baños separados por sexos, por lo que a la vergüenza de la menstruación se suma la falta de privacidad para asearse. Ésta es una de las causas por las que 113 millones de chicas dejen la escuela en la pubertad, lo que mayoritariamente se da en las zonas más pobres y en las castas más bajas, en las que la adolescencia suele coincidir con las necesidades de cuidar a la familia, ir a buscar agua y encargarse de las labores domésticas.

    © Keith Tan

    El problema de la higiene menstrual se agrava por el hecho de que las compresas son un lujo inasequible para estas mujeres: sólo un 12% de las indias utiliza compresas dado su elevado precio y su uso es prácticamente inexistente entre las castas inferiores. En estos casos suelen recurrir a medidas antihigiénicas e insalubres para contener sus pérdidas: virutas de madera, heno, papeles de periódicos, etc. En algunos casos utilizan trapos o telas viejas, paños que no se lavan periódicamente, por vergüenza de hacer pública la menstruación con la colada, o lo son con agua contaminada, por lo que esta prenda se convierte en otro elemento de transmisión de enfermedades.

    Los mismos tabúes y la falta de educación hace que la mayoría de mujeres de las zonas rurales no se laven la vagina correctamente o lo hagan con hojas o papeles, o usen agua contaminada. Enfermedades, como las infecciones vaginales, y las de transmisión sexual tienen una alta incidencia en la India rural.

    Este proyecto está diseñado para promover no sólo la higiene menstrual, sino también para proporcionar empoderamiento económico a las mujeres a través de oportunidades empresariales, como la producción de toallas sanitarias y la promoción de la gestión adecuada de la higiene menstrual.

    A través de este programa se está formando a un grupo de un mínimo de 10 a 15 mujeres para crear grupos de autoayuda para aprender a fabricar compresas sanitarias de bajo coste hechas de desperdicios de algodón y otras materias primas en diferentes lugares de Delhi.

    El alcance del proyecto llega alrededor de 50.000 mujeres en áreas de tugurios de la región de Nueva Delhi, educándolas y creando conciencia entre ellas sobre saneamiento e higiene. De este modo, las mujeres hablan sobre cómo gestionar su higiene menstrual y rompen así los tabúes entres sus familias y el entorno social al superar su vergüenza. También tienen acceso a información para entender la fisiología del ciclo menstrual y a paños higiénicos o a toallas sanitarias desechables en instalaciones para su reciclaje.

    Apoyo al programa Swachh Bharat

    ©GUARDIAN

    En el Día Mundial del Retrete, la Fundación We Are Water culminó en India otro de sus proyectos más significativos al hacer entrega de las llaves de 200 unidades de letrina individual para hogares, conocidas en India por su acrónimo IHHL (Individual House Hold Latrine), a las 200 familias beneficiadas de la localidad de Bhiwadi en el estado de Rajasthan. El proyecto, realizado en colaboración con  Habitat for Humanity India se basó en la construcción de 200 retretes para evitar la defecación al aire libre debido a la escasez de recursos financieros y a la capacidad y desconocimiento de prácticas saludables. La Fundación proporcionó asistencia técnica, y creó grupos de trabajo para formar, educar y monitorear las actividades. El proyecto si sitúa de lleno en el programa Swachh Bharat (Limpia la India) y se realizó en estrecha colaboración con el gobierno local.

    También en el estado de Rajasthan, la Fundación anunció en el Día Mundial del Retrete otro proyecto en colaboración con la Gramya Foundation. Se trata del lanzamiento de la unidad de saneamiento escolar construida por la fundación en Rewari, también en Rajasthan, que beneficiará a más de 2.000 niños y niñas escolares. La Fundación ha entrado de lleno en el apoyo al saneamiento adecuado en las escuelas, otro de los grandes retos en India cuyo enfoque puede verse en el proyecto de instalaciones de saneamiento escolar para niñas en Alwar, Chennai, Ranipet y Vellore, en colaboración con World Vision India que beneficiará a más de 1.500 escolares.

    En este proyecto queda claro que la construcción de inodoros en las escuelas es relativamente fácil, pero hacerlos funcionales y utilizables siempre requiere el cambio de mentalidad y de comportamiento de los escolares, y el compromiso de los maestros de la escuela.

    Un reto enorme que se va consiguiendo paso a paso

    ©EC/ECHO Arjun Clair

    “El saneamiento es más importante que la independencia”, lo dijo Mahatma Gandhi en el albor de la creación de la mayor democracia en la Tierra. Más de 70 años después, el acceso al saneamiento, pese a haber realizado avances ostensibles, sigue siendo el reto más importante de India, el país quizá con el mayor potencial de crecimiento del mundo, pero que tiene que lograr erradicar esta lacra que lastra su progreso económico y social, y afecta a la sostenibilidad de la vida en la Tierra.

    Es el objetivo del programa Swachh Bharat: acabar con la defecación al aire libre en 2019 y que cada hogar y comunidad disponga de lavabos y retretes eficientes y dignos. El año coincide con el 150 aniversario del nacimiento de Gandhi y las perspectivas para lograrlo son esperanzadoras. Así lo afirmó el secretario general de la ONU, António Guterres, el pasado octubre en Nueva Delhi, frente a los más de 50 líderes de países en lucha por el logro del saneamiento digno reunidos en la Convención Internacional de Saneamiento Mahatma Gandhi. Guterres se felicitó del avance del Swachh Bharat que impulsa el gobierno de Narendra Modi: “el ejemplo de la India es muy bienvenido pues es de importancia vital para el resto del planeta».

    Fuente: https://www.iagua.es/noticias/fundacion-we-are-water/ni-escuela-ni-hogar-ni-mujer-saneamiento-digno

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El regalo del cielo para la extrema derecha

Redacción: Geneviève Gencianos/El País

El falso discurso que presenta a los migrantes como causantes de todos los males desvía la atención de las razones reales del deterioro de la calidad de la educación, la atención sanitaria, el transporte o el saneamiento

Su nombre es George. Cada mañana, este empleado de la Agencia del Agua del Norte del Líbano se despierta con la obsesión de proporcionar agua potable a todas las familias de la aldea de Wadi Khaled. Un reto gigantesco, porque la población de la aldea se ha duplicado desde 2011 con la llegada de decenas de miles de sirios que huyen de los bombardeos. Incluso antes de la guerra, pocos hogares tenían acceso a agua corriente. Desde entonces, el número de refugiados ha superado al de los ciudadanos libaneses, lo que ha exacerbado las tensiones en esta región desfavorecida.

Se llama Moradeke, pero todos la llaman Abi. De niña, ya soñaba con ser enfermera, para salvar vidas. Desde 2009, esta vocación tiene más sentido que nunca, en una Nigeria donde millones de personas se ven obligadas a exiliarse, aterrorizadas por la secta islamista Boko Haram. Se encuentran en campamentos improvisados, asolados por la desnutrición y el cólera. Las enfermeras trabajan día y noche en este contexto de crisis humanitaria, a menudo arriesgando sus vidas: Boko Haram ha secuestrado y asesinado a docenas de ellas.

Su nombre es Luciana, es directora de una escuela en Talismán, en la frontera entre México y Guatemala. Con un pequeño equipo, la funcionaria decidió ayudar a algunos de los miles de niños que llegaron, a veces solos, desde Guatemala, Honduras o El Salvador, huyendo la miseria y la violencia de las pandillas. Ella les permite mezclarse con los niños de Chiapas, construyendo una vida todavía pobre, pero más normal.

George, Moradeke, Luciana… Como ellos, una legión de héroes desconocidos se enfrenta cada día a la realidad de los que tienen que huir sus países. No se piensa mucho en ello, pero son los empleados del servicio público los que están en primera línea en la hora de atender a los inmigrantes, los solicitantes de asilo y los refugiados. Son responsables de la distribución de agua y alimentos, el saneamiento, la atención de la salud, la vivienda, la educación y la asistencia social. También ellos que responden a las emergencias, los desastres y la reconstrucción.

Alrededor de 258 millones de personas (una de cada 30) vivían fuera de su país de nacimiento en 2017

Los desplazamientos forzados de población son ahora un fenómeno mundial que ya no puede tratarse como una crisis puntual. La inestabilidad política, la violencia, la pobreza y el cambio climático son responsables de los mayores movimientos migratorios jamás registrados. Alrededor de 258 millones de personas (una de cada 30) vivían fuera de su país de nacimiento en 2017. Muchos otros han perdido la vida en viajes cada vez más peligrosos. Este fue el caso de 30.000 en los últimos cinco años, según el proyecto Migrantes desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones.

El cambio climático está haciendo que las perspectivas sean aún más sombrías. Según un informe reciente del Banco Mundial, es probable que más de 140 millones de personas de tres regiones del mundo en desarrollo emigren dentro de sus países de origen para el año 2050, sumándose a los ya de por sí abarrotados barrios pobres.

Es un regalo del cielo para los dirigentes políticos de extrema derecha, que presentan al extranjero como la fuente de todos los males. Estos candidatos nacionalistas y populistas, cuyas campañas se basan en la propaganda racista y xenófoba, llegan cada vez más al poder en los países desarrollados y en vías de desarrollo. No es casualidad que más de una docena de países ya hayan rechazado el Pacto mundial por una migración segura, ordenada y regular, más conocido como el Pacto de Marrakech, que debe ser validado por los jefes de Estado y de Gobierno en Marruecos los días 10 y 11 de diciembre.

La hostilidad de los ciudadanos ordinarios hacia los migrantes se alimenta de la sensación de tener que compartir recursos cada vez más escasos con ellos. Les dicen que los recién llegados no solo son criminales en potencia, sino que también toman los mejores puestos de trabajo. Y agregan que debido a ellos, los alquileres están subiendo, el nivel de la educación pública baja, y la fila en el hospital se está haciendo más larga. En las zonas más pobres, se les considera responsables del racionamiento, especialmente del agua. Pregúntenle a George en el Líbano, tiene mucho que decir al respecto.

Este discurso xenófobo desvía la atención de las razones reales del deterioro de la calidad de la educación, la atención sanitaria, el transporte o el saneamiento. En realidad, este declive se debe principalmente a las políticas de austeridad, ya que la mayoría de los gobiernos atacan sus propios servicios públicos, reduciendo sus presupuestos o privatizándolos. Los migrantes no son responsables de esta situación.

Comprender la importancia de los servicios públicos y darles presupuestos adecuados es la única manera de evitar que empresas codiciosas se beneficien de la miseria

También hay que mencionar las empresas privadas que aprovechan lo que se presenta como una crisis migratoria. En Estados Unidos, la política de inmigración Cero toleranciade Donald Trump significa mucho dinero para el sector privado, desde las prisiones y las compañías tecnológicas hasta las empresas de defensa y transporte. En toda la Unión Europea, los gobiernos contratan a empresas privadas para gestionar la detención, el seguimiento y el trato diario de los refugiados y migrantes. Y no hay ningún incentivo financiero para que proporcionen servicios decentes en los refugios – atención de la salud, alimentación, educación o incluso acceso a agua caliente.

En la Internacional de Servicios Públicos, una federación sindical internacional, estamos convencidos de que, en una sociedad democrática, el acceso al trabajo, a la educación, a la salud, a una jubilación digna, a una infraestructura de calidad, a la movilidad de las personas, a la igualdad entre mujeres y hombres, a la cultura, todo ello respetando el medioambiente, no son solo servicios, sino derechos.

Como George, Moradeke, Luciana y muchos otros muestran cada día, los empleados de los servicios públicos y sus sindicatos tienen un papel crucial que desempeñar en la gestión de los movimientos migratorios en todo el mundo. A través de su trabajo, luchan contra la desigualdad y contribuyen a la construcción de sociedades inclusivas.

Comprender la importancia de los servicios públicos y darles presupuestos adecuados es la única manera de evitar que empresas codiciosas se beneficien de la miseria en todas sus formas. También es la mejor respuesta para los que propagan el miedo, la mentira y el odio. Los servicios públicos son la base de la solidaridad. Los servicios públicos son derechos humanos.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/01/17/planeta_futuro/1547742824_040792.html

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Bolivia registra récord en reducción de pobreza en la última década

Redacción: Vtv.gob.ve

El director del Instituto Nacional de Estadística (INE) de Bolivia, Santiago Farjat, informó que el país suramericano redujo la pobreza moderada y extrema en la último década (2007-2017).

Adicionalmente el INE destacó que Bolivia es el país que más redujo la pobreza entre 2007-2017. Registrando una reducción de 23,6 puntos porcentuales y 20,6 por ciento, respectivamente.

Ver imagen en Twitter
INE Bolivia@INE_Bolivia

No obstante las declaraciones surgen luego que medios difundieron un informe que señalaba a Bolivia como el país que menos redujo la pobreza entre 2016 y 2017.

Por su parte Farjat denunció que los datos del informe fueron manejados de forma tendenciosa, debido que no contrarrestaron con datos oficiales del INE y sin analizar períodos más largos de tiempo.

Asimismo, detalló que detrás de Bolivia se encuentran Uruguay con una reducción de 21,7 por ciento y Perú con 20,7 por ciento, durante 2007 y 2017.

Fuente: http://vtv.gob.ve/bolivia-reduccion-pobreza-record/

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Egipto busca frenar la natalidad con anticonceptivos, pero no financiará programas de educación sexual

Redacción: El Diario. es

Los médicos advierten que limitar el número de hijos no es la solución en un país donde nace un bebé cada 15 segundos

Según la agencia de estadísticas oficiales del país, la Agencia Central de Movilización Pública y Estadísticas, el 27,8% de los egipcios vive bajo la línea de pobreza

En la abarrotada oficina de la clínica de planificación familiar del hospital de New Cairo, Safah Hosny coloca una caja repleta de anticonceptivos junto al registro de visitantes, sobre un pequeño escritorio.

Ofrecen ocho condones por una libra egipcia (menos de 5 céntimos de euro), o ampollas de anticonceptivos inyectables por menos de 10 céntimos de euro. Un implante anticonceptivo que funciona durante tres años cuesta 15 céntimos, mientras que un DIU de cobre –el anticonceptivo más popular en el mercado, según la Dra. Hosny– cuesta 19 céntimos.

Los bajos precios, mucho menores que en cualquier farmacia egipcia, se explican por los subsidios del Ministerio de Salud de Egipto, ya que las clínicas como la que dirige la Dra. Hosny están en primera línea de la batalla del gobierno contra el boom de natalidad. Se ha lanzado un programa gubernamental llamado «Dos es suficiente» para instar a la población a ponerle límite al crecimiento de las familias. Según ha anunciado el primer ministro Mostafa Madbouly, desde este mes el gobierno dejará de proveer ayudas a las familias de más de dos hijos.

El programa de cinco años cuenta con un presupuesto de casi 17 millones de euros, carteles de campaña y una red en crecimiento de clínicas de planificación familiar fijas y móviles a lo largo y ancho del país. Los carteles que cubren las paredes del metro muestran un billete de 50 libras egipcias (unos 2,50 euros) partido en cinco trozos, con la pregunta «¿Preferirías dividirlo entre cinco o entre dos?»

Sin embargo, el precio y la disponibilidad de los anticonceptivos en clínicas como ésta en el hospital de New Cairo ocultan una cuestión mayor: a Egipto le queda un largo trecho para poder cambiar la mentalidad de su población.

«A veces llegan pacientes que no saben absolutamente nada de anticoncepción, así que tengo que explicarles los diferentes métodos», afirma Hosny. «Entonces la mujer elige, con el permiso de su marido. El marido generalmente viene a la primera visita y la mira firmar la planilla de consentimiento que demuestra que ella entiende, pero luego la mujer viene sola a las citas siguientes».

Hosny dice que la clínica no tiene problemas en ayudar a mujeres solteras. «Para mujeres solteras, sugerimos la píldora o las inyecciones», dice mostrando las píldoras anticonceptivas.

El Gobierno considera que el tamaño de la población es un problema tan grave, que el presidente Abdel-Fatah al-Sisi declaró en una conferencia en 2017: «En nuestro país tenemos dos desafíos reales: el terrorismo y la sobrepoblación».

Egipto tiene en este momento más de 104 millones de habitantes, incluyendo 94,8 millones dentro del país. Nace un bebé cada 15 segundos, lo cual ubica al país en el puesto número 13 del ranking mundial de población. Esta situación representa un problema para el abastecimiento de los recursos que ya son escasos, como el agua, y podría empeorar los penurias de las familias que luchan por poner comida sobre la mesa, especialmente tras la crisis económica de 2016 que hizo devaluar la moneda egipcia y desató una creciente inflación. Según la agencia de estadísticas oficiales del país, la Agencia Central de Movilización Pública y Estadísticas, el 27,8% de los egipcios vive bajo la línea de pobreza.

«Dos es suficiente»

Sin embargo, el programa «Dos es suficiente» corre el riesgo de perder de vista las cuestiones que realmente podrían marcar una diferencia cuando las familias, especialmente aquellas de la clase trabajadora egipcia, están decidiendo tener niños. La campaña aumentará la educación sexual a algunos profesionales médicos pero no contará con un programa de educación sexual en las escuelas, algo que actualmente no existe. También ignora las opciones para las mujeres con embarazos no deseados, mientras que en Egipto el aborto está a nivel legal dentro de una zona gris.

«Creo que tiene que ser algo multidisciplinario», dice el Dr. Hussein S Gohar, ginecólogo y obstetra del hospital Yosri Gohar de El Cairo. «Hay que comenzar ofreciéndoles educación sexual a los niños, enseñándoles sobre anticonceptivos y los riesgos, así como sobre el futuro de la sobrepoblación. Luego hay que acercarse a los jóvenes que están por casarse y a las parejas ya casadas. Pero si vas a aprobar una ley que los castiga si tienen un tercer hijo, se les tiene que ofrecer una vía de salida, permitir la interrupción del embarazo e incluso proveer clínicas para abortos legales».

Según Gohar, el núcleo del problema se trata de pensar qué motiva a la gente a tener familias numerosas en Egipto. «Hay que cambiar la mentalidad de la gente y cómo ven las cosas, en lugar de simplemente decirles qué hacer», dijo. «No basta con decirles que la población es muy numerosa y que no hay suficiente agua, así que hay que tener menos hijos».

El Dr. Ahmed Fathy, ginecólogo y obstetra del hospital de New Cairo, está de acuerdo. «Para las familias más pobres, no se trata de si un hijo es un regalo de Dios, sino de que más niños representan mayor capacidad laboral», explica. «Si vives con tu familia en el campo, los trabajadores cuestan dinero. Pero si tienes más niños, uno puede cuidar los animales, otro manejar las máquinas y otro atender el huerto».

Además, los esfuerzos del Gobierno egipcio pueden fallar en lograr la participación de los médicos más conservadores de las zonas rurales, que son los que suelen transmitir el mensaje de que un niño es una bendición o limitan el acceso a la información sobre anticonceptivos. «La realidad es que el gobierno no puede llegar a cada rincón del país», dice la Dra. Natalia Kanem, directora del Fondo de Población de las Naciones Unidas, que se ha asociado con los ministerios egipcios para realizar la campaña «Dos es suficiente». «Los médicos privados pueden proveer información errónea o incluso realizar la llamada mutilación genital femenina. Nuestro trabajo es inundar el país con información real para luchar contra los mitos».

Una población muy joven y en rápido crecimiento representa una desventaja para las mujeres, dice Karem mientras cita el hecho de que el 62% de la población egipcia tiene menos de 30 años. «Si la población es muy joven, esos jóvenes tienden a tener hijos a una edad joven, ya que sus madres son jóvenes, y así se va acelerando el ritmo de la natalidad», afirma. «A menos que las mujeres puedan tomar la decisión consciente de tener hijos más tarde o casarse más tarde.

«Cuando se deja atrás a las niñas, se deja atrás a la mitad de la población».

Fuente: https://www.eldiario.es/theguardian/Egipto-natalidad-anticonceptivos-financiara-programas_0_853564886.html

 

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Entrevista a Everjoice Win, activista feminista: «Las mujeres africanas hemos tenido un ‘Me too’ durante 50 años, era el mundo occidental el que necesitaba despertar»

Redacción: Icíar Gutiérrez/El Diario.es

Entrevista a Everjoice Win, activista feminista zimbabuesa y directora de programas internacionales de la ONG Action Aid

«El mundo occidental no estaba enfrentando la violencia contra las mujeres, no se estaba organizando, porque pensabais que ya habíais ganado la lucha»

«Frases como ‘las mujeres son el motor de África’ suenan bonitas y progresistas, pero no nos reconocen como ciudadanas con derechos, sino como máquinas», asegura

Everjoice Win (Shurugwi, 1965) lleva a sus espaldas décadas de lucha por los derechos de las mujeres dentro y fuera de su Zimbabue natal. La violencia machista, el sida o la desigualdad en el acceso a la tierra han sido algunos de sus frentes. Por eso siempre se ha declarado feminista, incluso cuando sus compañeras europeas, según asegura, le decían que era una palabra del pasado.

«En África, las mujeres hemos tenido nuestro ‘Me too’ durante 50 años, era el mundo occidental el que estaba dormido y necesitaba despertar», afirma con convicción en una entrevista con eldiario.es.

Licenciada en Historia económica, ahora está al frente de Action Aid como directora de programas internacionales de la ONG, desde donde trata de ser esa pieza que conecte los movimientos sociales locales con las organizaciones extranjeras que luchan contra la pobreza y los donantes. «Solo así podemos lograr un cambio», sostiene la activista feminista, que ha estado de visita en España para participar en los encuentros  ‘Mujeres y poder: liderazgo político, conectando luchas y territorios’, organizados por Alianza por la Solidaridad en varias ciudades del país.

La igualdad de género es una de las prioridades de la ayuda al desarrollo en el mundo. Pero, ¿cómo se logra una cooperación verdaderamente feminista en los países de actuación?

Lo primero y lo más importante cuando hablamos de cooperación feminista es preguntarnos, antes de nada, qué voces estamos escuchando, qué experiencias estamos priorizando y qué liderazgos estamos valorando. Para mí, la respuesta está en la gente a la que le afectan directamente los problemas, tanto cuando estamos en Gobiernos como en ONG.

Se trata de cómo nos solidarizamos con estas personas, no tratar de controlarlas o decirles qué tienen que hacer. Es lo más importante: escuchar a las mujeres que están viviendo una realidad determinada y que dicen: ‘Esto es lo que vemos y esto es lo que necesitamos’. Entonces, tenemos que apoyarlas para hacerlo posible. Y jugar, por ejemplo, el papel de conectarlas, porque hay mujeres que están trabajando en distintos países, pero no pueden reunirse unas con otras. Ese debe ser el rol de gente como yo, que las mujeres se conozcan, que hablen, porque las luchas son muy similares y así pueden lograr un cambio mayor. Porque los enemigos que estamos tratando de combatir están bastante conectados, a nivel global y local.

¿Cree que el sector de la cooperación internacional olvida a las organizaciones locales de mujeres? Por ejemplo, los recortes en los fondos pueden acaban afectando al trabajo de estas organizaciones.

No las olvidamos del todo, pero tampoco las escuchamos lo suficiente. Por otro lado, a menudo, no damos prioridad a las voces, al liderazgo o a los conocimientos de las mujeres que viven en las zonas rurales o que tienen un nivel educativo limitado porque no hablan nuestro lenguaje. Me refiero al lenguaje muy técnico, académico y basado en los datos. Ellas expresan sus problemas de una forma propia y muy frecuentemente no las escuchamos.

Cuando nos cuentan qué estrategias no funcionan o cuáles pueden funcionar, a menudo no escuchamos, tratamos de proporcionarles soluciones previamente diseñadas que nosotros creemos que pueden funcionar. Si algo funciona en Kenia, pensamos que va a funcionar en Guatemala, y muchas veces no es así.

Ha sido  especialmente crítica con el estereotipo empleado por las ONG que representa a la mujer africana como «pobre, indefensa y siempre con niños encima». ¿Cómo afectan estos prejuicios a las mujeres? ¿Ha cambiado en algo?

Creo que poco a poco está cambiando, y no es por la industria de la ayuda, sino por el trabajo de las feministas y de las propias mujeres que dicen: ‘Nosotras no somos así, no es nuestra imagen’.

Últimamente he estado trabajando mucho en desastres humanitarios. La industria de la ayuda humanitaria ha esperado hasta 2018 para empezar a hablar de las mujeres en los equipos de primera respuesta. Las mujeres que se encuentran en primera línea de los desastres son a menudo las primeras en llegar. Ha costado mucho tiempo reconocer su liderazgo, su capacidad y su conocimiento, que podríamos apoyar.

Sin embargo, lo que hacemos a menudo es traer gente de fuera, expertos humanitarios, normalmente hombres. Y dejamos a estas mujeres a un lado, a pesar de que fueron las primeras, cuando llegaron las inundaciones o tras el terremoto, en recoger los escombros, identificar a los afectados o proporcionar comida. Desde hace poco, esta imagen está empezando a cambiar. No lo suficiente, pero sí está cambiando.

Aquí se suele usar el mantra ‘Las mujeres de África son el motor del desarrollo de África’. ¿Qué opina de esta afirmación?

(Risas) Cuando la gente dice que las mujeres son el motor del desarrollo de África suena progresista y bonito, pero cuando ves lo que hay debajo, no es así. Lo primero, no viene desde una perspectiva que destaque los derechos humanos de las mujeres: no se les reconoce como ciudadanas, con derechos y necesidades. Con este tipo de expresiones parece que somos máquinas y herramientas para ser utilizadas.

Este es el problema y desafortunadamente no se trata solo de una imagen. Un ejemplo es la idea de que «las mujeres son la espina dorsal de la agricultura africana». Genial. Las mujeres reciben formación para ser mejores agricultoras, pero al final del día, esto no ha cambiado la posición que ocupan: no tienen voz en la toma de decisiones, no se les escucha, sus conocimientos no se toman en cuenta, no salen en los periódicos. Por supuesto, seguro que la agricultura irá mejor, pero, al final, ¿habrán mejorado sus derechos las mujeres ? Este es el gran desafío detrás de frases como esta.

Hay voces que apuntan a que el mundo está inmerso en una cuarta ola feminista con un corazón claro: el ‘Me too’ [yo también], contra la violencia sexual. ¿Es este un análisis occidental? ¿Cómo se está viviendo desde África?

Es muy interesante lo que ha pasado recientemente con el ‘Me too’. Creo que es fantástico y que ofrece enormes oportunidades para que la violencia contra las mujeres esté sobre la mesa. También, para que las mujeres más jóvenes se interesen en el feminismo, algo que no estaba ocurriendo y esto es maravilloso.

Pero, como feminista africana, realmente pienso que ha sido el mundo occidental el que no estaba enfrentando estos problemas, el que no se estaba organizando, porque pensabais que ya habíais ganado la lucha. Hace un par de años, tuve una conversación con compañeras europeas y me decían: «No entiendo por qué sigues refiriéndote a las mujeres como feministas, el feminismo es algo de los 70». Igualmente, algunas jóvenes de otro país europeo me dijeron: «Para nosotras, las leyes están ahí, nos protegen, tenemos los mismos derechos que los hombres, incluso en el hogar ellos realizan trabajos de cuidado no remunerados, así que no entendemos de qué va la lucha feminista”.

El movimiento ‘Me too’ que se ha desencadenado es el despertar de los países occidentales, lo que era necesario que pasara, porque nosotras, en el sur global, hemos estado luchando durante los últimos 50 años. ¿Y qué más hemos hecho además del ‘Me too’? En África, hemos centrado nuestro trabajo contra el VIH/sida, viendo cómo afecta a las mujeres, cómo es el estigma. Ha sido un gran problema para nosotras en las últimas dos décadas. También lo ha sido la violencia sexual que hemos estado sufriendo. Las mujeres hemos estado empoderándonos unas a otras, hablando y alzando la voz. En África, las mujeres hemos tenido un ‘Me too’ durante 50 años, era el mundo occidental el que estaba dormido y necesitaba despertar.

Es algo que las mujeres más jóvenes de Europa deberían aprender de las mujeres africanas y latinoamericanas que han estado organizadas y defendiendo la tierra en Guatemala, luchando contra la guerra en Colombia, contra la violencia en los campus universitarios en Kenia o las mujeres de Sudáfrica organizadas para defender los derechos LGTB. Nosotras hemos estado organizadas en los últimos 50 años. Son las mujeres occidentales las que necesitaban un ‘Me too’ porque no estaban hablando de ello.

Y en la actualidad, ¿cuáles son las principales luchas en las agendas de los movimientos feministas africanos?

Muchas (ríe). El trabajo decente, el mismo salario por el mismo trabajo. Pero claro, muchas mujeres trabajan en la economía informal, así que, ¿qué es lo que pasa con esas mujeres, cuáles son sus derechos? También luchamos por que las mujeres tengan un mayor acceso a las oportunidades laborales y a la educación superior, porque se ha hecho mucho énfasis en la educación primaria en los últimos años, lo que está bien, pero también tenemos que ir a los niveles superiores, que son más caros y no reciben la misma atención del mundo.

Por supuesto, la violencia contra las mujeres en todas sus formas sigue siendo una cuestión crucial. Hay muchas mujeres organizándose. También, la lucha de las minorías sexuales: la heterosexualidad sigue siendo la norma correcta y todavía es un gran desafío ser lesbiana o una persona trans. Cada vez más, la violencia contra las mujeres en Internet, porque en muchos países no hay libertad de prensa, así que muchas mujeres encuentran en estos espacios en las redes sociales, y reciben también unos niveles considerables de violencia en ellos.

A mí, personalmente me preocupa el papel cada vez mayor de la Iglesia pentecostal, que están lanzando un mensaje peligroso sobre el rol de las mujeres, antiaborto, antihomosexualidad… y tienen conexiones con el Estado, porque muchos líderes acuden a estas iglesias y estos mensajes que acaban impactando en las políticas públicas. Es aterrador. No se habla mucho de ello, pero está ahí.

¿Y cuáles han sido los logros?

El África de 1980, cuando empecé a trabajar en los derechos de las mujeres, no es el África de 2018. Ha habido un cambio profundo, absolutamente. Por ejemplo, en la participación política de las mujeres: tenemos un 50% de representación en Ruanda, una presidenta en Liberia. El derecho a la educación cada vez es mayor. En algunos países, las mujeres cuentan con mayores niveles educativos que los hombres. La violencia de género está en las agendas políticas, los 25 de noviembre vemos grandes manifestaciones. Todo esto es increíble y no ha venido de los gobiernos, sino de la lucha de las mujeres feministas, tanto de forma individual, como de las organizaciones y los movimientos por todo el continente. Si ellas no hubieran luchado por este cambio, nunca habría ocurrido.

Si tuviera delante a una mujer blanca feminista y occidental, ¿qué le diría?

Le diría que estamos juntas en esto. Que nos tenemos que mirar unas a otras. Hay mujeres con diferentes historias, que quizás tienen puntos de partida distintos, de clases diferentes. En efecto, nuestras razas son muy diferentes y los privilegios que conllevan también, pero estamos juntas en esto. Lo importante es cómo nos solidarizamos unas con otras, cómo conectamos nuestras luchas, porque las fuerzas contra las que luchamos están juntas: el patriarcado, la heteronormatividad, el racismo -aquí en Europa hay fascismo-… están conectados.

Si echas un vistazo a la Historia, las fuerzas contra las que luchamos son las mismas y están conectadas. Por eso es imprescindible, para ti, hermana, y para mí, que estemos juntas. No significa que olvidemos nuestras diferencias de un plumazo, pero sí hay que ver cómo maximizar nuestras similitudes y la solidaridad. Debemos reconocer no solo el poder que tenemos para cambiar las cosas, sino nuestros privilegios y nuestras desigualdades para ver cómo los juntamos en un poder colectivo que logre el cambio que deseamos.

Fuente: https://www.eldiario.es/desalambre/Africa-mujeres-occidental-necesitaba-despertar_0_841315895.html

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¿Cómo es el aborto en el mundo islámico?

Por: BBC Mundo

De los 5 países en el mundo en los que el aborto está completamente prohibido -El Salvador, Nicaragua, República Dominicana, Malta y El Vaticano- ninguno es de mayoría musulmana. Eso no significa que no sea un tabú en algunas sociedades islámicas.

En general, los musulmanes no están de acuerdo con el aborto y lo consideran haram (prohibido), pero muchos de ellos —incluyendo juristas, expertos en el islam y médicos— coinciden en que debe ser permitido en ciertos casos. De hecho, en todos los países musulmanes es legal cuando está en riesgo la vida de la madre.

Pero hablar de mundo islámico es hablar de diversidad, pues, aunque comparten la misma religión, los países de mayoría musulmana no se gobiernan de la misma manera.

El islam es la religión mayoritaria en decenas de países ubicados en el Medio Oriente, África y Asia, y es la fe que practican millones de personas en otras partes del mundo. Se estima que en el mundo hay 1.600 millones de musulmanes.

En algunos países, el sistema jurídico está basado exclusivamente en la ley sharia (la ley musulmana); en otros, se combina la legislación musulmana con la ley civil y, en otros, el sistema legal no tiene sus cimientos en la religión sino en el secularismo.

En BBC Mundo analizamos qué dice exactamente el islam sobre el aborto y cómo se aplica en algunos países musulmanes.

Joven con el CoránDerechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image caption En el Corán hay un verso que dice: «No matéis a vuestro hijos por miedo a la pobreza».

Qué dice el Corán

El Corán, el libro sagrado del islam, y el hadith, que es el conjunto de tradiciones y planteamientos atribuidos al profeta Mahoma, son los textos que guían la vida de todos los musulmanes.

Sami El Mushtawi, jefe del departamento de cultura del Centro Cultural Islámico de Madrid, le explicó a BBC Mundo que en el Corán no hay un párrafo explícito que hable sobre el aborto.

Sin embargo, hay un verso que establece:

«No matéis a vuestros hijos por miedo a la pobreza. Somos Nosotros quienes les proveemos, y a vosotros también. Matarles es un gran pecado».

«Lo que quiere decir ese verso es que uno no puede concurrir al aborto porque teme no poder mantener a sus hijos o darles una vida digna», señala El Mushtawi.

No obstante, todas las escuelas de leyes musulmanas aceptan que el aborto debe practicarse si continuar con el embarazo pone en peligro la vida de la madre.

«(Si) médicos de confianza, con honestidad, sensatos, acreditan esa situación, en ese caso la vida de la madre es más importante puesto que ya es vida de verdad», le dice el especialista a BBC Mundo. «Se debe salvar la vida de la madre», indica.

Musulmanas rezandoDerechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image caption El islam es una de las religiones que más seguidores tiene.

La unidad de la BBC dedicada a la religión y la ética explica que el islam permite esa excepción porque hay una percepción de que es «un mal menor» dentro de una situación que presenta dos males y existe un principio general en la ley sharia de elegir el menor entre dos males.

Y se considera así porque:

  • La madre es la «originadora» del feto
  • La vida de la madre ya está bien establecida
  • La madre tiene deberes y responsabilidades
  • La madre es parte de una familia
  • Dejar que la madre muera significa, en la mayoría de los casos, matar al feto
MezquitaDerechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image caption En la amplia gama de países musulmanes, se encuentra una diversidad de formas de gobierno.

Los primeros 120 días

«Hay una posición más abierta al aborto en las primeras fases. La cuestión fundamental que discuten los expertos, los juristas y los teólogos musulmanes es: en qué momento se pasa de un conjunto de células a constituirse en un ser humano», le explica a BBC Mundo Delfina Serrano, investigadora del Departamento de Estudios Judíos e Islámicos del Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo de España.

Según El Mushtawi, la fe musulmana cree que después de 120 días se forma el ser humano.

«Después de 120 días, Dios le envía el ángel para insuflarle el alma o el espíritu (al embrión)», explica el especialista. «Desde la propia concepción del ser humano hasta su muerte, una vez es insuflado el espíritu o el alma en el feto, la vida comienza para nosotros, los musulmanes».

EcografíaDerechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image caption La fe musulmana cree que después de 120 días se forma el ser humano.

Hay algunos sabios que sostienen que hasta los 120 días, se puede interrumpir el embarazo si la vida de la madre está en riesgo», agrega.

Pero si una vez pasado ese periodo, la vida de la madre está en peligro, el aborto debe permitirse, de acuerdo con la unidad de Religión y Ética de la BBC.

Así, algunas escuelas de pensamiento islámico permiten el aborto en las primeras 16 semanas del embarazo, pero otras, más conservadoras, solo lo aceptan en las primeras 7 semanas.

Eso en lo que se refiere al riesgo para la vida de la madre. ¿Pero qué ocurre si es la vida del bebé la que está en peligro? De nuevo encontramos una gran diversidad.

Según la división Religión y Ética de la BBC, si se confirma que en la etapa temprana de un embarazo el feto sufre de un defecto que no puede ser tratado y que le causará un gran sufrimiento, un grupo de académicos musulmanes diría que el aborto debe ser permitido, siempre y cuando el embarazo no haya llegado a los 120 días.

Una opinión un poco más liberal indica que un aborto dentro de los primeros 120 días sería permitido si el niño naciera con una deformidad física y mental tal que estaría privado de llevar una vida normal. La opinión de al menos dos expertos médicos es imprescindible en ese caso.

Otros expertos están en desacuerdo y consideran que el aborto no debe ser permitido en esos casos.

Mujer embarazadaDerechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image caption El estado de salud del feto es tomado en cuenta por algunos eruditos del islam para pronunciarse a favor de un aborto.

En Irán, el ayatolá Ali Jameni dictó una fatwa en la que permitía el aborto cuando los fetos de menos de 10 semanas tenían talasemia, un trastorno genético de la sangre.

Una fatwa es un pronunciamiento emitido por eruditos de la ley islámica que puede tener implicaciones legales y que sirve de guía para los musulmanes.

En el mundo islámico, a diferencia del catolicismo, no existe una figura central, como el Papa, que lidera la religión. De ahí, la importancia de que expertos en el islam expliquen el Corán y el hadith profético en el marco de las necesidades de la sociedad.

También en ese país, en 1990, el gran ayatolá Yusuf Saanei emitió otra fatwa en la que se permitía la terminación del embarazo en los primeros tres meses si el feto presentaba una malformación grave, provocada por una condición severa no tratable, y, siempre y cuando, un comité de médicos expertos y confiables la corroboraran y los padres solicitaran la medida.

Violación, incesto y adulterio

«Aunque la jurisprudencia islámica no fomenta el aborto, no hay una prohibición bíblica».

Esas son palabras de la psicóloga social Gilla Shapiro, autora de un estudio sobre legislación sobre el aborto en los países de mayoría musulmana publicado, en 2014, en la revista especializada Health Policy and Planning.

Una mujer en un scanDerechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image caption Salvar a la madre en caso de que su vida corra peligro es fundamental en el islam.

Shapiro explica que aunque hay un consenso general en el mundo musulmán de permitir el aborto cuando la vida de la mujer está en riesgo, y cuando no han transcurrido los primeros 120 días del embarazo, «existe una notable heterogeneidad en relación a otras circunstancias (por ejemplo: la preservación de la salud física o mental (de la madre), la discapacidad del feto, la violación o razones económicas o sociales) y el desarrollo gestacional posterior del feto».

Algunos expertos del islam plantean que el aborto debe ser permitido cuando la madre es víctima de una violación o de un incesto y, en caso de hacerse, debe ser dentro de los primeros 120 días del embarazo.

Otros aseguran que por esas razones nunca debe ser permitido, pues la vida es sagrada.

En el conflicto de los Balcanes se reportó que después de que un grupo de mujeres fuesen violadas por soldados serbios, una fatwa fue dictada para que pudieran abortar, pero se les urgió que lo hicieran antes de los 120 días de gestación.

En Argelia, una fatwa similar fue emanada en 1998 para los casos de mujeres que fueron raptadas y atacadas por extremistas islámicos.

En 2015, el rey Mohamed VI de Marruecos amplió las causas por las que las mujeres podían someterse a un aborto. Además de salvar la vida de la madre, autorizó que se practicara en casos de malformación del feto y de violación o incesto.

Son ejemplos que demuestran flexibilidad de la ley islámica en determinadas circunstancias.

Mujer con el velo islámicoDerechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image caption Como sucede en Occidente, el aborto es visto como un tabú por muchos musulmanes.

Sin embargo, el islam no permite el aborto cuando el embarazo es resultado de un adulterio.

Justificación para un aborto en países del Medio Oriente y el Norte de África
Riesgo para la vida de la mujer
Todos
Riesgo para la salud física de la mujer
Jordania
Kuwait
Marruecos
Qatar
Arabia Saudita
Riesgo para la salud física y mental de la mujer
Argelia
Discapacidad del feto
Kuwait
Qatar
Violación
Sudán
Todas las razones dentro del primer trimestre
Túnez
Turquía
Fuente: «Annual Review of Population Laws» (2004) Universidad de Harvard*
*Citado por Leila Hessini: «Abortion and Islam: Policies and Practice in the Middle East and North Africa, Reproductive Health Matters» (2007)

Túnez, el primero

En 1965, Túnez se convirtió en el primer país musulmán que liberalizaba su ley de aborto, incluso antes que algunas naciones europeas como Francia y Alemania.

Sarah Raifman, Selma Hajri, Diana Foster y Caitlin Gerdts son las autoras de la investigación publicada en 2015: «This Is Real Misery»: Experiences of Women Denied Legal Abortion in Tunisia» («Esta es una miseria real: experiencias de mujeres a las que se les negó el aborto legal en Túnez»).

Pese a que en su estudio encontraron casos de tunecinas a las que el sistema de salud les negó, por diferentes razones, practicarles un aborto, reconocen que históricamente Túnez estuvo durante mucho tiempo «a la vanguardia en el acceso legal a servicios de salud reproductiva seguros y asequibles para las mujeres».

«Aunque los musulmanes constituyen más del 99% de la población, el gobierno ha respaldado una posición exclusivamente secular sobre los servicios de salud reproductiva», indican.

Una mujer leyendo el CoránDerechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image caption El Corán es el libro sagrado del islam que le fue revelado al profeta Mahoma.

En 1965, la nación del norte de África permitió que se le prestara el servicio de aborto de forma legal a mujeres que «tenían más de cinco hijos, que estaban dentro del primer trimestre de embarazo y que contaban con la aprobación de sus esposos».

Una mayor liberalización legislativa se produjo en 1973, cuando el gobierno legalizó el aborto «para cualquier mujer en el primer trimestre independientemente de la aprobación del marido».

Desde 1974, el aborto es legal, en el primer trimestre, previa solicitud de un médico. Después de ese periodo, un aborto es permitido en los centros de salud autorizados cuando hay una necesidad imperiosa de «preservar la salud física y mental de la madre o en caso de una anormalidad fetal» y es imprescindible contar con evidencia de los médicos tratantes.

«Desde 2001, el uso del aborto con medicamentos se ha vuelto cada vez más común en Túnez», señalan las investigadoras.

Sin embargo, como plantean las autoras, fuera del contexto médico, «el aborto es un tabú y muchas mujeres carecen de la información adecuada sobre la disponibilidad de los servicios legales».

Recurrir a la clandestinidad

Si en Túnez, el país que en el mundo islámico ha mostrado una mayor apertura al aborto, ese procedimiento es un tabú, la situación en otros países musulmanes, en los que se implementa la ley sharia, es mucho más compleja.

Mujeres afganas caminandoDerechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image caption En algunas regiones de Afganistán que son gobernadas por el talibán, la ley sharia se aplica de forma radical.

En muchas comunidades, como por ejemplo en pueblos de Afganistán, adolescentes y mujeres que quedan embarazadas sin estar casadas son llevadas por sus propias madres y parientes a que se sometan a intervenciones que pueden resultar peligrosas, pues son realizadas por personas que carecen de la preparación médica para lidiar con las complicaciones.

Otras acuden solas y voluntariamente a matronas con experiencia en esos procedimientos para terminar sus embarazos.

En un artículo publicado en 2014 en Deutsche Welle, la periodista Waslat Hasrat-Nazimi investigó cómo muchas mujeres en ese país recurren al aborto ilegalmente para evitar no solo tener muchos hijos, sino el ostracismo social.

«El aborto es el único método anticonceptivo que ellas conocen», indicó Adela Mubasher, de la Organización Mundial de la Salud, en ese artículo.

Un «acto criminal»

Como sucede en Afganistán, las leyes en Irán están en gran parte basadas en el islam.

En ese país solo se contemplan dos excepciones para que un aborto sea practicado: cuando la vida de la madre está en peligro y cuando el feto presenta graves problemas y se establece que se practique en los primeros cuatro meses del embarazo, tras la confirmación de las autoridades médicas.

Fuera de esas excepciones, las leyes iraníes definen el aborto como un acto criminal, incluso en los casos de violación.

Jóvenes caminan en Irán

  Derechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image captionEn Irán, el poder adquisitivo juega un papel a la hora de acceder a servicios clandestinos de aborto.

«No existen estadísticas oficiales ni confiables sobre el número de abortos en el país. Por eso, no tenemos cifras exactas. Sin embargo, se cree que aproximadamente 300.000 abortos se practican en Irán anualmente, solo alrededor de 3% son legales», indica a BBC Mundo Shabnam Shabani, periodista del servicio persa de la BBC.

Además, la gente involucrada en el aborto, no sólo la mujer, pueden llegar a enfrentar graves consecuencias, en algunos casos incluso penas de cárcel.

Lo mismo sucede en Afganistán, Egipto, Argelia, Libia, Bangladesh, Indonesia, entre otros países.

En Egipto, al igual que en Irán, la ley solo solo permite un aborto cuando la vida de la mujer está en peligro.

Por eso, muchas mujeres que no quieren continuar con la gestación, porque fue un embarazo no planeado, por ejemplo, acuden a clínicas que realizan el procedimiento de forma clandestina y deben pagar grandes cantidades de dinero.

«El aborto es visto como un estigma en Egipto», explica Mohammed Abdul Qader, editor asistente del servicio árabe de la BBC.

«Muchas mujeres no cuentan con el apoyo emocional que necesitan en esas circunstancias. Lo hacen a escondidas de sus propias familias porque si saben que lo hicieron, su imagen quedará afectada».

Rayita

Medio Oriente y el Norte de África entre 1995-2000

País Números de abortos Muertes maternas debido a abortos inseguros
Argelia 718.670 1.076
Bahréin 25.754 16
Egipto 2.079.216 2.542
Irán 2.590.681 5.697
Irak 893.285 908
Jordania 196.792 161
Kuwait 70.169 52
Líbano 177.298 85
Libia 117.050 190
Mauritania 116.196 801
Marruecos 699.692 1.084
Omán 80.642 105
Territorios palestinos 98.135 141
Qatar 20.272 14
Arabia Saudita 699.405 927
Sudán 702.248 1.893
Siria 653.965 580
Túnez 118.102 256
Turquía 2.301.966 1.536
Emiratos Árabes Unidos 78.770 49
Yemen 606.339 842

Fuente: «Promises to Keep: The Toll of Unintended Pregnancy on Women in the Developing World» («Promesas para mantener: el costo del embarazo no deseado en las mujeres en el mundo en desarrollo»), del Global Health Council (2002) citado por Leila Hessini: «Abortion and Islam: Policies and Practice in the Middle East and North Africa, Reproductive Health Matters» (2007).

Rayita

El poder adquisitivo, clave

Cuando se recurre a un procedimiento clandestino, el poder adquisitivo puede ser una cuestión de vida o muerte: mujeres de las clases alta y media podrán acceder a un procedimiento ilegal, pero más seguro, tras pagar una gran suma de dinero.

«Acuden a clínicas privadas que lo hacen por dinero de forma clandestina y otras incluso salen a países vecinos a someterse al procedimiento», le dice a BBC Mundo Shodiyor Sayf, periodista del servicio uzbeco de la BBC cuando habla de esa realidad en su país.

Uzbekistán, donde el aborto voluntario es ilegal, es un país cuya población es mayoritariamente musulmana, pero su constitución no es un reflejo del islam sino más bien del comunismo.

Eso se debe en parte a que ese país del centro de Asia aún mantiene una afinidad con su pasado soviético.

Mezquita en UzbekistánDerechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image caption Aunque de mayoría musulmana, Uzbekistán mantiene su constitución secular.

En contraste, la situación es todo un desafío para las mujeres con menos recursos en muchos países musulmanes.

«Estas mujeres no tienen otra opción que apelar a métodos tradicionales, los cuales pueden ser extremadamente peligrosos, como la ingesta de pastillas extrañas que pueden resultar tóxicas», señala Shabani al referirse a Irán.

Como consecuencia, mujeres de familias pobres mueren por abortos ilegales en muchas regiones del mundo islámico.

En Irán, como explica la periodista, no hay estadísticas sobre esas muertesporque el gobierno tiene tolerancia cero a los abortos voluntarios.

Y esa no es una realidad que se suscribe a esa república islámica, sino a muchos países del mundo musulmán.

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-45161474

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