La mala educación.

Es un alivio que lo digan: ¡hay que estudiar! Siempre es bueno leer, escribir, preguntar, oír, experimentar, comparar, aprender, observar y cuestionar. Pensar.

Por: Poly Martinez.

Tal vez por eso por la ausencia de estudio o reflexión es que se ha vuelto tan desgastante y poco gracioso que personas que han ido al colegio, a la universidad, que tienen conocimientos y han visto otros mundos se aferren a la estupidez de multiplicar memes o consignas cargadas de ignorancia.

Sin pedirlo, porque no ando en la movida de repartir chistes o insultos a favor o en contra del gobierno o de los políticos, hace pocos días, justo después de la tragedia de Mocoa, me aterrizó uno en el celular y francamente me superó. El meme decía que el presidente Santos había gastado millones en Cuba para mantener a las Farc y ahora pedía “limosna” para Mocoa.

Efectismo y mala leche parecen ser las dos nuevas materias del pensum nacional. Aprovechar políticamente el desastre de Mocoa para lanzar a esa gallera de las redes sociales un cuestionamiento que nada tiene que ver con la avalancha es francamente un irrespeto, pero no con Santos sino con las víctimas de la tragedia.

Similar al irrespeto de no oír a las víctimas en su día y a cambio pedir más foro y vitrina de la que ya reciben los congresistas, a quienes los medios les dan sobrado espacio no solo de réplica, sino de arenga y señalamiento para descalificar al otro. Embelesados y sin aprender la lección, los micrófonos y las cámaras transmiten con afán ese ese eco hueco.

La paradoja es que los dos temas –los costos de la mesa de negociación con las Farc y el llamado a estudiar- se tocan de una forma mucho más profunda de lo que los detractores del proceso de paz y los botafuegos del congreso alcanzan a pensar o están dispuestos a aceptar. Sin mayor sustento, los repentistas de las redes o del Elíptico sacan cifras sobre el precio de la paz, cascaritas amañadas para que caigan los incautos o los perezosos que prefieren la copialina, repetir como loras.

La discusión sobre el impacto del Acuerdo en la educación y el costo-beneficio a mediano y largo plazo para el país puede ser a la vez un campo de infinita especulación o el más importante para profundizar. Afortunadamente, entre tanta bazofia en las redes también aparece información y gente seria que contribuye a la formación básica de todos nosotros.

El más reciente Monitor del Cerac aporta elementos para la ecuación: por cuenta de las negociaciones en La Habana, al 1 de abril pasado llevábamos 1.497 días sin tomas de poblaciones por parte de las Farc (hoy ya pasamos los 1500 días), eso es cuatro años y tres meses calendario. Pensando es niños que van a estudiar en las veredas y municipios donde tenían mayor impacto las Farc, eso equivale a 5,7 años escolares (tomando como referencia 40 semanas efectivas de estudio). En resumidas: en estos poco más de 4 años calendario, los niños pudieron estudiar sin que les fuera violentado este derecho por cuenta de esta guerrilla; un menor que empezó primaria o decidió seguir a la básica secundaria en 2013, hoy bien puede tener esas etapas escolares terminadas.

A ese mejor entorno para estudiar, de acuerdo con Cerac, se suman 846 días sin retenes ilegales (poco más de dos años), un año y ocho meses sin emboscadas, y cinco meses sin combates de las Farc con la fuerza pública. Resulta fácil imaginar que los maestros pudieron llegar a sus clases y que ese clima menos agresivo logró la permanencia de muchos de ellos para darle continuidad al proceso educativo de cientos de niños de los 281 municipios donde tenían presencia las Farc.

Pero supongamos también que los profesores jamás volvieron, que en estos años los niños y jóvenes más vulnerables no han tocado un cuaderno, no tienen escuelas ni tableros. Están de “recreo”, tiempo en el que han podido jugar un poco más, desaprender el miedo a verse en medio de un enfrentamiento o a ser obligados a nutrir la “fabrica de los guerreros” a la que se refiere Óscar Sánchez. Tal vez han podido recuperar otros saberes locales o ancestrales, que también hacen parte de su formación y que son desdeñados por miles de colombianos que solo creen en el cartón.

Aquí no cabe el dilema del huevo o la gallina: ¿primero la educación o la paz? Lo que ya se sabe de experiencias similares a la del conflicto colombiano es que la educación es intrínseca a la sostenibilidad de la paz. Y además, que ir a estudiar es una de las vías para recuperar el sentido de pertenencia, un espacio para la libre expresión, para aprender nuevas maneras de relacionarse y para proteger al menor.

Claro que hay que estudiar, pero no como antídoto contra la vagancia, sino contra la manipulación; para conocer, debatir y comprender las causas de esta guerra. Se trata de pasar el curso, no de repetirlo. Debemos volver sobre ciertas materias: respetar la diferencia, cuidar el entorno, defender los derechos de todos. Para avanzar en grupo, no en manada.

 

 Hay hechos tan obvios que no los percibimos o nos negamos a verlos. Por ejemplo, que gracias a estos Acuerdos, a los millones de dólares y al tiempo invertido en La Habana, muchos niños del país han podido ir a estudiar y las ayudas a Mocoa llegaron sin los contratiempos de la guerra; los guerrilleros de las Farc, como miles de colombianos más, hicieron su aporte y ofrecieron la mano.

Pero, además, el desastre nos dio una buena lección: los colombianos sí sabemos de solidaridad. Mocoa logró romper el hechizo de la polarización y por unos días nos permitió el reencuentro. Y un aprendizaje adicional: hizo evidente que estudiar y tener títulos no salva de la ignorancia, la mezquindad y la pésima educación a muchos congresistas y politiqueros.

Fuente: http://www.semana.com/opinion/articulo/en-colombia-educacion-implica-escuchar-a-las-victimas/521829

Imagen: https://static.iris.net.co/semana/upload/images/2017/4/11/521769_1.jpg

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Honduras: Por cada 400 jóvenes que no estudian ni trabajan, hay un hondureño que se forma en EE UU

Honduras / 23 de noviembre de 2016 / Fuente: http://www.radiohrn.hn/

El número de compatriotas matriculados en instituciones educativas de nivel superior aumentó en casi 13 por ciento este año para completar 1,985 estudiantes que han llegado al norte para forjarse en distintas disciplinas del saber.

El estado de la educación en Honduras es polarizado.

Las estadísticas reflejan que en el país 800,000 jóvenes ni estudian ni trabajan, por la sencilla razón que no han encontrado las oportunidades educativas ni tampoco los espacios para incorporarse en el mercado laboral.

Si bien la cobertura del nivel primario es cercano al 90 por ciento, la enseñanza media nada más atiende al 34 ó 36 por ciento de la población de jóvenes.

En la enseñanza superior, la deuda es más honda. Cada año se gradúa un promedio de 80,000 jóvenes, pero la Universidad Nacional solamente ofrece 15,000 cupos.

Y si esta relación se traslada a la materia laboral, las condiciones son más críticas. Anualmente se agregan alrededor de 200,000 a la población en edad de trabajar; sin embargo, los registros muestran que las alternativas son nulas para los jóvenes en el país, donde la desocupación es de 58 por cada cien personas.

La otra cara de la moneda está representada por la población de jóvenes hondureños que sortearon barreras y que encontraron espacios en distintos establecimientos de enseñanza de Los Estados Unidos.

El número de compatriotas matriculados en instituciones educativas de nivel superior aumentó en casi 13 por ciento este año para completar 1,985 estudiantes que han llegado al norte para forjarse en distintas disciplinas del saber.

Se ha destacado que Honduras es el país de Centroamérica y México que observa el mayor incremento en la cifra de jóvenes estudiando en el norte.

El número de estudiantes internacionales en colegios y universidades estadounidenses sobrepasó por primera vez el millón de estudiantes durante el año académico 2015-16, un aumento de siete por ciento en comparación con el año anterior.

Se trata de preparar a los jóvenes para que se conviertan en líderes en un ambiente global entendiendo que la educación internacional ayuda a las personas a desarrollar el conocimiento y habilidades necesarias para ser exitosos.

Esa visión es la que está cortada para casi un millón de jóvenes hondureños que no han tenido la suerte de traspasar las fronteras y que ni estudian ni trabajan.

El desafío de la política educativa de Honduras es construir redes de oportunidades para forjar liderazgos y hacer de la educación una herramienta de desarrollo.

Fuente noticia: http://www.radiohrn.hn/l/noticias/por-cada-400-j%C3%B3venes-que-no-estudian-ni-trabajan-hay-un-hondure%C3%B1o-que-se-forma-en-ee-uu

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El ataque a la educación pública en España

Por: Vicenç Navarro

No hay plena conciencia, entre el establishment político-mediático que gobierna España, de las consecuencias de los recortes que han ocurrido durante estos últimos años (2008-2016) en la educación pública, afectando desde las escuelas de infancia (mal llamadas guarderías, en España, y digo mal llamadas porque el término asume que la mayor función de estos centros es guardar a los infantes y niños mientras los padres están trabajando, cuando debería ser la de educar y ayudar al desarrollo emocional e intelectual del/de la niño/a, en una etapa crucial y de enorme importancia en su vida) hasta los programas de formación para personas adultas. Estos recortes del gasto público educativo se han estado aplicando (en realidad, debería utilizarse el término “imponiendo”, pues ninguno de los partidos gobernantes en España –ni el PSOE ni el PP- tenían en su programa electoral la realización de tales recortes) con una intensidad que no había ocurrido en ningún momento anterior del periodo democrático.

La intensidad de los recortes

Si un ejército extranjero enemigo hubiera ocupado el país e impuesto estas políticas de recortes, es más que probable que hubiera habido una rebelión popular, oponiéndose a la ocupación del país por una fuerza política extranjera que, con sus políticas, estarían afectando muy negativamente el futuro del país a base de destrozar su sistema educativo. Sin embargo, no ha habido tal rebelión pues, en parte, no hay plena conciencia del enorme deterioro de la educación pública (ya que, salvo contadísimas excepciones, los medios no han estado informando de la enorme gravedad de la situación). Pero otra razón de que no haya habido tal rebelión es también debido a que el que realiza estos recortes no es una fuerza extranjera, sino que son los propios gobiernos españoles, los cuales los justifican aludiendo que “no hay ninguna otra alternativa posible” (la frase más utilizada por los dirigentes políticos responsables de tales políticas), pues hay que reducir el déficit público a fin, en teoría, de generar el beneplácito de los mercados financieros, necesario para que los Estados puedan conseguir dinero prestado de los bancos privados (a los cuales, por cierto, los Estados ayudan y rescatan cuando están en dificultades).

¿A qué se debe el silencio ante tal ataque?

Ahora bien, la causa más importante de que no haya una revuelta en las calles en referencia a lo que está ocurriendo con la educación pública de este país es que los sectores más pudientes de la población, el 25-30% de renta superior del país, no queda especialmente afectada por los recortes, pues llevan a sus hijos a la escuela privada (que recibe unos subsidios públicos llamados concierto), siendo las clases populares las que más utilizan las escuelas públicas. Las escuelas privadas concertadas tienen un porcentaje muy elevado de escuelas de la Iglesia Católica, institución que, excepto durante la II República, siempre ha ejercido un enorme –y excesivo- poder en el sistema escolar, lo cual explica que haya sido en las escuelas públicas dónde los recortes han sido más acentuados.

En realidad, esta polarización del sistema educativo por clase social (que se refleja, por ejemplo, en la dicotomía clases pudientes – escuela privada y clases populares – escuela pública) es la causa, no solo de la pobreza del gasto público educativo, sino también del hecho que los recortes hayan sido más acentuados en la escuela pública que en la privada concertada. Veamos los datos disponibles en el Ministerio de Educación y en el sistema informático de la UE (Eurostat).

La subfinanciación del sistema educativo público en España

España es uno de los países con uno de los gastos públicos educativos más bajos de la UE-15 (el grupo de países de semejante desarrollo económico al español): un 4,19% del PIB (según los datos de 2013), mucho más bajo, por ejemplo, que el 7,16% de Finlandia. España tiene una escuela clasista, es decir, su escolaridad está definida por la homogeneidad de clase social en cada centro escolar. Finlandia, en cambio, tiene una escuela multiclasista. El hijo del banquero y el hijo del empleado de la banca van a la misma escuela, un hecho impensable en España.

La escuela de este país dista mucho más de ser el crisol de la sociedad donde se cocina la cohesión social. En realidad, el sistema educativo produce dos tipos de ciudadanos: uno, el ciudadano de primera, miembro de las clases dirigentes; el otro, el ciudadano de segunda, miembro de las clases populares subalternas. Hagan un estudio del tipo de escuelas a las que asistieron los miembros de los gobiernos españoles y lo verán. Un 72% de todos los ministros de los gobiernos españoles (fueran estos socialistas o populares) fueron a escuelas privadas. En realidad, este porcentaje es similar al que otros estudios han mostrado para periodos anteriores, durante el siglo XX.

Esta polarización educativa responde a un enorme poder de las clases pudientes, a través de los partidos políticos de sensibilidad conservadora y liberal (lo que se conoce –a nivel de calle- como las derechas). A mayor poder político de tal clase social, mayor polarización del sistema educativo. No es de extrañar, pues, que uno de los sistemas escolares más polarizados en España sea el catalán, resultado de haber sido, Catalunya, gobernada durante la mayoría del periodo democrático por una alianza de un partido liberal (CDC) y un partido democratacristiano (UDC). El supuesto nacionalismo de esta coalición gobernante promocionó paradójicamente uno de los sistemas educativo más descohesionados de España. Catalunya es una de las Comunidades Autónomas con mayor división de la población por clase social en su sistema escolar.

La polarización social del sistema escolar

Otra relación estadística demostrada es que, a mayor poder de las derechas, mayores son los recortes en el gasto público educativo. España, de nuevo, es uno de los países de la UE-15 que ha recortado tal gasto de una manera más acentuada durante la Gran Recesión (recortes realizados, en su mayor parte, durante la época del gobierno Rajoy), con una reducción del 18,4% durante la mayoría del periodo de austeridad, agravada por el hecho que ha coincidido con una expansión de la población escolar (un 6,67%) durante el mismo periodo (2009-2016). Ningún otro país (excepto Grecia) ha visto unos recortes tan acentuados como en España. Y Catalunya ha sido una de las Comunidades Autónomas que más ha recortado el gasto público educativo. Es más, los partidos gobernantes en la Generalitat de Catalunya en los que CDC ha sido la fuerza dominante han aprobado en las Cortes Generales la gran mayoría de leyes y propuestas del gobierno del PP, que afectaron directa o indirectamente al gasto público educativo de Cataluña.

Recortes en todos los componentes del gasto público social

Esta pobreza de recursos e intensidad de recortes aparece también en otros componentes del sistema educativo, como es la educación universitaria. La universidad pública ha sufrido de una manera muy marcada, no solo en capítulos como investigación, sino también en becas y ayudas al estudiante, así como en formación al cuerpo docente. Algunos de estos capítulos han incluso desaparecido de los presupuestos educativos.

Pero ha sido en los programas de formación ocupacional donde tales recortes han sido incluso más acentuados, recortes que han tenido lugar a la vez que aumentaba significativamente la necesidad por tales programas, debido al gran crecimiento del desempleo. Según los estudios del sindicato CCOO, tal gasto se ha reducido casi por la mitad durante el periodo de austeridad. De nuevo, uno de los lugares de España donde los recortes han sido más acentuados ha sido Cataluña.

A la luz de todos estos datos, es acertado definir lo que está ocurriendo en España (incluyendo Catalunya) como un ataque al sistema educativo público, ataque que ha sido diseñado y realizado por partidos gobernantes españoles (incluyendo catalanes), y que excusan tales ataques aludiendo, como indiqué antes, a que no hay otras alternativas, frase que carece de credibilidad ya que es fácil de demostrar, como Juan Torres, Alberto Garzón y yo hemos hecho en el libro Hay Alternativas, que sí que las hay si hay voluntad política para hacerlas. Así de claro.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=215966

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