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Queríamos evaluar y terminamos contando: alternativas para la evaluación del trabajo académico (Resumen)

Angélica Buendía∗, Susana García Salord∗, Rocío Grediaga∗, Monique Landesman∗, Roberto Rodríguez-Gómez∗, Norma Rondero∗, Mario Rueda∗, Héctor Vera∗

Introducción

Una de las políticas públicas de mayor impacto y continuidad para orientar, regular e incentivar el desempeño del personal académico de tiempo completo en las universidades públicas del país está sustentada en los programas de estímulo a la productividad, los cuales surgieron con el propósito de mejorar la calidad de la educación superior universitaria. El supuesto básico de estas políticas asoció los incentivos económicos con el impulso al personal académico para obtener posgrados, atender las tareas involucradas en la formación docente y participar en los programas institucionales de investigación y difusión.

En los programas de estímulo subyace un efecto de agregación: si la mayor parte de la planta académica de tiempo completo cumple con los requisitos establecidos, el resultado debería ser el logro de la calidad esperada. En esencia, están orientados a premiar, mediante cuotas de sobresueldo, la productividad académica expresada básicamente en el número y la calidad de los productos de investigación, así como la actividad docente, medida por el número de asignaturas, tutorías y tesis dirigidas. Estos programas de estímulos representan, así, una fórmula de pago por méritos.

Aunque los múltiples programas de estímulos coinciden en ciertos rasgos, difieren en aspectos como el monto del sobresueldo asignado, los requisitos a cumplir y los procedimientos de evaluación correspondientes. En su origen, cumplían principalmente una función compensatoria del deterioro salarial ocurrido en la década de los ochenta, y su intención era retener en las universidades al personal de mayor calificación. En la actualidad operan como un segundo régimen y tabulador que gobierna el trabajo académico en las instituciones. Aunque conservan su carácter voluntario para los profesores e investigadores, es un hecho que por su implicación en el ingreso económico, la mayor parte del personal académico de tiempo completo, a gusto o disgusto, acude a su convocatoria.

Como la asignación de las categorías, previa evaluación es por periodos determinados, los aspirantes pueden ascender, conservar la categoría o descender. Esta condición se traduce en una presión continua para enfocar la actividad individual a la acumulación de tareas y productos contemplados en los protocolos y reglas operativas. De esta manera, los estímulos se han consolidado e institucionalizado como rutas de la trayectoria académica y profesional del personal académico generando un orden donde son prioridad el trabajo individual, el enfoque de competitividad de tareas y resultados, la producción documentable, y el uso del tiempo de trabajo en las actividades que acreditan la satisfacción de requisitos.

Se trata de una racionalidad meritocrática, que tiende a desplazar a otras lógicas académicas, principalmente aquellas relacionadas con la simple satisfacción de contribuir, desde la vocación, la responsabilidad y el compromiso compartido, a los ejes centrales de la misión universitaria: formar estudiantes, generar bienes de conocimiento y cultura, y participar en su difusión social. La tensión entre ambas racionalidades —académica e instrumental— explica la aparente paradoja entre el éxito de la política asociada con los programas de estímulo (su permanencia, su progresiva extensión en el ámbito de la educación superior pública y su amplia capacidad de convocatoria) y las críticas que diversos actores, como especialistas, responsables de la instrumentación e incluso los propios académicos, han repetido prácticamente desde sus inicios.

Antecedentes de los programas de evaluación del trabajo académico

A mediados de la década de 1980, se implementaron una serie de políticas públicas relacionadas con la educación superior cuyo propósito era orientar su conducción a través de diferentes programas e instrumentos de evaluación del trabajo académico, que se incorporaron paulatinamente en las instituciones. Su origen se fundamentó en el pago por mérito asociado a la evaluación, visto como la única vía para mejorar las deterioradas condiciones de los académicos de carrera —es decir, se dirigen únicamente a un sector de la profesión académica: aproximadamente el 30 por ciento del total.

El Sistema Nacional de Investigadores (SNI) ha sido el programa más visible de estas políticas; fue el primero que buscaba paliar los efectos de las crisis económicas, así como contribuir a retener a los investigadores de las instituciones públicas y a fortalecer la investigación. En su diseño participaron académicos de la UNAM y del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, además de miembros de la Academia de la Investigación Científica (actualmente Academia Mexicana de Ciencias), que estaban ubicados en puestos clave y que para crear el SNI actuaron ante la coyuntura de la crisis de las finanzas públicas de 1982. El sistema que consiguió articularse estaba limitado a los investigadores, era externo a las instituciones y planteó criterios propios de selección. El SNI representó el primer mecanismo de alcance nacional de reconocimiento y retribución a los académicos, basado en el desempeño.

En paralelo al SNI, la Secretaría de Educación Pública, en colaboración con ANUIES, puso en marcha programas basados en fondos extraordinarios concursables para las universidades públicas, que implicaban también procesos de evaluación individual. Este fue el caso del Programa Nacional de Superación del Personal Académico (Supera), el Programa de Mejoramiento del Profesorado (Promep, hoy Prodep), y el Programa de Estímulos al Personal Docente.

Esto ha conducido a que no sólo en el ámbito de los estímulos al personal académico, la educación superior en México se caracterice por ser un sistema dual, en el que operan políticas diferenciadas que no han alcanzado su adecuada articulación. Por una parte, se encuentra el sector de la educación superior universitaria y tecnológica, que responde a las políticas delineadas por la Subsecretaría de Educación Superior, de la SEP. Por la otra, está el sector del posgrado y la investigación científico-tecnológica, cuyas políticas son delineadas y operadas por el Conacyt.

Efectos del actual sistema de evaluación

Aunque las políticas buscaban instaurar una cultura de la evaluación, lo que los distintos programas de evaluación generaron fue un aparato burocrático dedicado al recuento curricular. Aunque no exento de algunas virtudes, ese resultado no instituyó prácticas que les permitieran a los evaluados contar con guías y retroalimentación para mejorar su quehacer profesional; lejos de ello, los académicos se toparon con pesados aparatos administrativos que los empujaban a producir más, sin que hubiera modelos que especificaran el sentido y los estándares de calidad de sus actividades docentes y de investigación. En resumen, se implementó, un sistema de recompensas para quienes entregaran cierto tipo de productos y no una evaluación que los orientara para ser mejores académicos.

Los programas en curso, más que hacer una evaluación académica, han institucionalizado el recuento curricular, pues no cumplen con la función de valorar integralmente el aporte de los resultados a la acumulación de conocimientos, la calidad en la formación de recursos humanos ni la retroalimentan a los evaluados para que los resultados les permitan mejorar su desempeño. Los programas miden lo que se puede medir, no lo que se requiere sistematizar para promover la calidad de las actividades académicas. Es más fácil contar las publicaciones que evaluar los resultados de las labores docentes, por lo que éstas se han menospreciado entre los indicadores, minimizando el esfuerzo que los académicos destinan a ellas. La evaluación actual ha llegado a confundir el indicador con el trabajo que “cuenta”, pero no valora, reconoce o retroalimenta, más bien segmenta y etiqueta desempeños individuales, disociándolos de los objetivos de desarrollo institucional. Esta condición genera, a su vez, que los programas sobrevaloren ciertas actividades sobre otras —por ejemplo, investigación por encima de la docencia, la difusión de la cultura y la vinculación social— sin analizar los aportes y su calidad en el marco de los campos de conocimiento o institucionales, el tipo de resultados, las tradiciones disciplinarias y la etapa de la trayectoria de los sujetos evaluados.

Por otro lado, los programas actuales, más que instancias que busquen mejorar los resultados de académicos e instituciones, parecen mecanismos de supervisión y control, basados en la desconfianza mutua entre gobierno e instituciones, y entre las instituciones y sus académicos.

Dada la multiplicación de programas, la frecuencia de las evaluaciones, la diversidad de formatos, el tipo de requisitos y el incesante incremento del número de instituciones, programas y académicos a evaluar, los académicos —especialmente los más reconocidos— cuando fungen como evaluadores destinan una parte importante de su tiempo, concentración y energía a procesos rutinarios. De igual forma, los evaluados consumen también una gran cantidad tiempo para cubrir los requisitos y proporcionar las evidencias solicitadas.

La periodicidad y cantidad de los programas de evaluación desalienta los trabajos de investigación de largo plazo, que frecuentemente son desplazados por proyectos de corto alcance. Esto ha conducido a la institucionalización de vicios y simulaciones, promoviendo un productivismo sin impacto organizacional ni disciplinario que se asocia directamente con la búsqueda de recursos económicos adicionales.

La evaluación del trabajo académico afecta más directamente a una minoría selecta de instituciones y académicos. Los graves problemas de los profesores de tiempo parcial se han atendido poco, porque en general se hace énfasis en la investigación y en la diversidad de actividades y funciones que sólo realizan los académicos de tiempo completo. En la mayoría de las instituciones de educación superior la desatención a la evaluación del trabajo académico de un extenso grupo de profesores de tiempo parcial que sostienen la docencia en un alto porcentaje —sobre todo a nivel de licenciatura— ha ampliado la brecha en las condiciones laborales y los ingresos entre los profesores de tiempo completo y los de tiempo parcial. Además, las repercusiones de los premios, “estrellas” y “medallitas” de los distintos programas son inequitativos y estratifican a los académicos, quienes compiten en desigualdad de condiciones para alcanzar los indicadores, debido a las diferencias en términos contractuales, en condiciones formativas y en apoyo institucional.

Resulta igualmente pertinente mencionar dos situaciones económicas vinculadas con las evaluaciones: los salarios y la jubilación. En el primer caso, se ha desatendido la discusión del tema central de los salarios dignos, pretendiendo que con la incorporación de remuneraciones no salariales se resuelve el problema de recuperar los ingresos y se logra estabilidad para garantizar la autonomía necesaria para producir conocimiento y formar los recursos que se requieren para el desarrollo social. Al no encarar la discusión en los salarios base, se desvía la atención hacia medidas parciales en vez de concentrarse en la búsqueda de mejores condiciones de trabajo para los miembros de la profesión académica. Por otra parte, los programas de recompensas han contribuido a obstaculizar el retiro de los académicos. Esto en la medida en que los estímulos representan un alto porcentaje del ingreso, pero no repercuten en el monto de la jubilación ni en otras prestaciones. La planta académica se ha envejecido, lo cual, sumado a las restricciones presupuestales para la creación de nuevas plazas, dificulta la renovación de la planta académica y propicia el desempleo de los egresados de los programas de posgrado, que por su expansión son un número cada vez mayor. Por consiguiente, los procedimientos de evaluación en curso han afectado el relevo generacional.

Una propuesta para transformar la evaluación del trabajo académico

Podemos afirmar que las evaluaciones que hoy se realizan en el marco de los diferentes programas de incentivos no cumplen con varios de los requisitos esenciales en cualquier proceso de evaluación académica:

  • que la evaluación tenga la finalidad de promover el desarrollo de los evaluados y no la de premiar o castigar;
  • que los evaluadores emitan recomendaciones que aporten a mejorar los resultados y a propiciar la confluencia entre los objetivos de las trayectorias personales y las metas de las instituciones en que se participa;
  • que los criterios de evaluación respondan a las particularidades de lo que se evalúa y que consideren las múltiples dimensiones del trabajo académico;
  • que las reglas y los procedimientos sean explícitos y claros para todos los participantes (por ejemplo, las reglas para subir o bajar de nivel en un programa de estímulos o escalafón);
  • que los resultados sean transparentes;
  • que existan recursos de revisión.

Nuestra propuesta para mejorar las evaluaciones del trabajo académico es establecer a la evaluación como una estrategia institucional de valoración sistemática del trabajo global que realiza cada académico en pro del cumplimiento de los objetivos institucionales y del desarrollo del conocimiento en su campo de especialización. Se trata de abrirle paso a la función diagnóstica y formativa, propia de la evaluación académica, cuyo propósito central es la mejora sistemática de los procesos de trabajo, la superación continua de las personas, los grupos y las instituciones encargadas de llevarlos a cabo.

Para esto proponemos reemplazar el recuento curricular por una evaluación académica concebida como una evaluación diagnóstica, no centrada exclusivamente en los productos sino en el análisis integral de los procesos de trabajo, con la intención de identificar: los objetos de trabajo y los propósitos que cada académico se planteó; los retos y las dificultades que encontró y las formas de resolverlos; los recursos de que dispuso y el tiempo que invirtió; los avances y aportes que logró en distintos ámbitos; los puntos vulnerables y los pendientes que restan por encarar; los intereses y preocupaciones que surgieron y pretende trabajar, y sus necesidades de superación académica.

La evaluación diagnóstica será una evaluación formativa en la medida en que se lleve a cabo como un ejercicio de reflexión colegiada, de retroalimentación y de intercambio informado entre colegas que asumen el papel de interlocutores y no de jueces. Y, ciertamente, dicho potencial será una realidad en la medida en que el proceso de evaluación cuente con la participación activa y comprometida de evaluados y evaluadores.

Proponemos, pues, propiciar el tránsito hacia la evaluación diagnóstica y formativa. Se pueden introducir cambios significativos en la medida en que el recuento curricular periódico de los productos se inscriba en la evaluación y autoevaluación de los procesos, entendidas como apreciaciones integrales del trabajo en las que se toma en cuenta el proyecto institucional, las condiciones objetivas en las que se realiza el trabajo, el tipo de nombramiento de cada académico, la disciplina de referencia, el momento de la trayectoria individual, la edad y el género.

Este tipo de evaluación tendría lugar en los grupos, equipos o unidades de adscripción más próximos, donde el académico realiza su trabajo cotidiano. Sus instrumentos serían el plan de trabajo y el informe de actividades anuales, y todo el proceso de evaluación estaría a cargo de los mismos involucrados. Los resultados de la evaluación se presentarían en el cuerpo colegiado de la institución encargado de dictaminar los planes e informes anuales de todos los académicos.

Para realizar una valoración integral de los expedientes proponemos que —al margen de que se trate de un programa de incentivos, de becas o de una evaluación colegiada del trabajo individual, en el interior de un grupo o de un equipo— el resultado de la evaluación sea una apreciación global del trabajo de cada académico, en la que consten en breve dos cuestiones: 1) un balance general que valore la calidad del trabajo realizado en función de la trayectoria del académico, las condiciones institucionales y personales de trabajo, apoyado en los productos reportados; 2) sugerencias que, a modo de retroalimentación, le permitan al académico hacer los ajustes necesarios para reorientar su plan de trabajo hacia el logro de un mejor desempeño.

De la misma manera, independientemente de la modalidad de evaluación de que se trate, siempre deberá garantizarse el derecho al recurso de revisión y a solicitar, según el caso, una nueva evaluación a cargo de evaluadores distintos de los que emitieron el primer resultado.

Cabe mencionar aquí otra ausencia notoria en las modalidades de evaluación vigentes: la evaluación de la evaluación, que incluya tanto el trabajo de los evaluadores como el funcionamiento y resultados de la aplicación de los programas mismos. Para ello, es conveniente establecer criterios y procedimientos claros. Se podrían tomar en cuenta, entre otras cosas, las horas que requiere, la cantidad de expedientes a cargo de cada evaluador, la dinámica de trabajo de las comisiones dictaminadoras, el tipo de dificultades más frecuentes, los índices de aprobación y rechazo, el contenido y el número de las solicitudes de revisión, las valoraciones de los académicos sobre el proceso y el grado de avance en los objetivos planteados. A partir de esto se harían los ajustes que se consideren necesarios para las siguientes evaluaciones.

Dada la gran cantidad de expedientes que típicamente hay que atender, haría falta estimar con mayor seriedad el número necesario de evaluadores en función del tiempo real que exige la evaluación rigurosa de cada expediente. No es recomendable recargar a los evaluadores con un número excesivo de expedientes, como sucede en la actualidad. Es deseable que los evaluadores sean elegidos por los profesores de las unidades académicas de una lista de sus pares, y que éstos no sean las autoridades de la institución. Finalmente, cabe recordar que el nivel alcanzado en los programas de estímulos —sean del SNI o de algún otro—, no representa un criterio que garantice ser un buen evaluador.

Conclusión

Cualquier intento por mejorar sustancialmente los procesos de evaluación del trabajo académico tendrá que afrontar el problema medular de que hoy la evaluación está unida a la administración de los ingresos económicos de los académicos en forma de estímulos y sobresueldos. Esto hace que sea urgente poner sobre la mesa de discusión la necesidad de un salario base digno y suficiente para todos los académicos.

La presente propuesta representa un acercamiento para atender las limitaciones y los efectos de los actuales programas de estímulos y pretende ofrecer a las instituciones de educación superior un nuevo horizonte de referencia para la transformación de la evaluación de sus académicos. Se trata de transitar del recuento curricular a la evaluación diagnóstica y formativa, introduciendo nuevos fundamentos y criterios en los programas vigentes. Las virtudes de nuestra propuesta son la construcción de un sistema real de evaluación que sea equitativo y transparente, que fomente la participación de los académicos en el proceso, que esté articulado a un proyecto institucional, que permita mejorar la calidad de las prácticas académicas y que respete la heterogeneidad de las instituciones, sus posibilidades reales de cambio, la diversidad de disciplinas y trayectorias. También pretende simplificar la maquinaria burocrática que participa en las evaluaciones, evitar las contradicciones entre los distintos mecanismos vigentes, contribuir a la autonomía de las instituciones y reducir el costo en trabajo y dinero de los procesos. Nuestro objetivo, en última instancia, es presentar sugerencias, criterios y cuestiones de carácter operativo para avanzar en la implementación de la propuesta general, que cada institución adaptaría a sus características específicas.

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Queríamos evaluar y terminamos contando: alternativas para la evaluación del trabajo académico (Resumen)

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Aumenta en 24 millones la malnutrición en África, afirma FAO

África/20 noviembre 2017/Fuente: Invasor

La subalimentación crónica en África subsahariana afecta hoy a unos 224 millones de personas frente a los 200 millones registradas entre 2015 y 2016, aseguró la FAO.

La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) afirmó en su informe Panorama regional de la seguridad alimentaria y la nutrición en África 2017, que tal situación se debe en mayor parte al cambio climático, a los conflictos y a la ralentización de la economía mundial.

Ante esas situaciones debemos crear resiliencia en las comunidades más afectadas, señala el texto publicado en Costa de Marfil.

El dato sobre el hambre supone que un 25 por ciento de los 815 millones de personas subalimentadas en el mundo en 2016 se encuentran en ese continente, destacó el representante regional de la FAO para África, Bukar Tijani.

Definió que entre los factores determinantes para el aumento del hambre en la región aparecen el incremento de la población con incapacidad para acceder a los alimentos, las condiciones climáticas adversas y los conflictos, factores que a menudo coinciden.

El estudio indica que, en la primera década del milenio, África subsahariana progresó en la lucha contra el hambre, la cual cayó desde el 29,1 por ciento al 20,6 por ciento. Sin embargo, este avance retrocedió en 2015 y 2016 en muchos países.

Tal retorno se debió, entre otras causas, al impacto de los conflictos y las condiciones climáticas —como las reiteradas sequías, a menudo relacionadas con el fenómeno de El Niño—, que dieron lugar a malas cosechas y la pérdida de ganado.

Según la investigación, existe un estrecho vínculo entre el hambre y los conflictos, y asegura que 489 millones de personas de los 815 millones que padecían subalimentación en el mundo en 2016 viven en países asolados por los conflictos, la violencia y la fragilidad.

En el caso de África subsahariana la mayoría de la población subalimentada se encuentra en naciones afectadas por conflictos, señala el documento.

Asegura que casi se duplican los países que padecen violencia y crisis prolongadas, al igual que sus resultados nutricionales.

Fuente: http://www.invasor.cu/es/internacional/15683-aumenta-en-24-millones-la-malnutricion-en-africa-afirma-fao
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Presentarán ante Fiscalía de Ecuador denuncias por abusos en escuelas

América del sur/Ecuador/18 Noviembre 2017/Fuente: Prensa Latina
El presidente de la Asamblea Nacional, José Serrano, y la Comisión Ocasional Aampetra, que investiga denuncias de abusos sexuales en escuelas, denunciarán en Fiscalía a directores distritales, zonales y rectores de centros donde se reportaron esos delitos.
Las acciones se tomarán en virtud de que en muchos casos no se presentaron acciones penales, a pesar de conocer esa clase de hechos, ocurridos en sus respectivos planteles, aclaró en su página el legislativo.

Según resolvió el Consejo de Administración Legislativa (CAL), a tal efecto, será necesario que el Ministerio de Educación remita la información requerida para identificar a los posibles autores, cómplices o corresponsables de los actos de abuso sexual.

Hasta el momento se presentaron 31 expedientes de situaciones registradas en unidades educativas, con delitos sexuales que van desde uno a 100 casos y suman un total de 900.

Las autoridades nacionales han condenado en numerosas ocasiones los hechos, cuyas pesquisas comenzaron a raíz de un caso denunciado en una institución escolar en Guayaquil.

En su segmento televisivo semanal El gobierno informa, el presidente de la República, Lenín Moreno, recordó que la semana pasada, convocó a todas las funciones del estado, para erradicar la violencia sexual es espacios docentes.

‘Agradezco la presencia y disposición para dar la prioridad que este tema merece, a la Asamblea Nacional, al Consejo de la Judicatura, a la Defensoría del Pueblo, Fiscalía y a todos los ministerios del ejecutivo’, afirmó el mandatario.

En ese sentido, recalcó que el acuerdo fue atender el tema con urgencia y de manera integral, para investigar y sancionar todos los delitos de abuso sexual cometidos en escuelas.

Al respecto, aclaró que se desarrollarán mecanismos, mediante los cuales todos los estudiantes cuenten con todo tipo de seguridad y estén a salvo de esos ataques.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=131438&SEO=presentaran-ante-fiscalia-de-ecuador-denuncias-por-abusos-en-escuelas
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Innovación e incursión digital, retos de la educación en Bogotá

Por: elespectador/Mónica Rivera Rueda / 17-11-2017

Uno de los principales retos de los formadores en la ciudad está en desarrollar las habilidades de sus estudiantes e incluir las nuevas tecnologías en la enseñanza. Estas son algunas de las apreciaciones basadas en las experiencias de un colegio público y uno privado.

La educación es uno de los temas con los que los bogotanos se sientes más satisfechos. De acuerdo con el último informe de percepción de Bogotá Cómo Vamos, 65 % de los encuestados están conformes con la educación primaria y secundaria que se presta en la ciudad, mientras que en el tema de cobertura, la organización destaca que la ciudad es una de las que tienen mejores índices, con el 92 % de alcance.

Según Ricardo Meza, experto en procesos de evaluación de competencias educativas, quien fue uno de los ponentes del primer Encuentro Nacional de Gestión Académica, las buenas perspectivas de la ciudad frente a la educación podrían ser por el aumento de la cobertura y los trabajos por implementar la jornada única, lo que da una perspectiva de que se está viviendo una transformación en la ciudad. “Aunque aún nos hace falta mucho en la parte de inversión, lo que la gente está viendo es que se está intentando mejorar la calidad”.

Pero los resultados cambian al discriminar la percepción por sectores. El 57 % se mostró a favor con la educación que reciben los niños en colegios públicos, mientras que la satisfacción en los colegios privados es del 74 %. Esto, según Andrés Murillo, rector del Colegio Moderno John Dewey, se debe a que, a pesar de que el Gobierno se esfuerza por disminuir la deserción escolar y garantizar la jornada completa, aún se evidencian limitaciones en el acceso de recursos tecnológicos e información, que pueden afectar la calidad de la educación ante los nuevos retos que conllevan las nuevas tecnologías para los estudiantes.

Por ejemplo, la orientadora Xiomara Castañeda, quien trabaja en un colegio público en el sur de la ciudad, tiene a su cargo 2.200 estudiantes de bachillerato. Ella siente que no hay desventajas académicas, pero considera que lo que sí influye en la brecha educacional es el reducido acceso a las tecnologías e internet, así como las condiciones externas que deben enfrentar ante las vulnerabilidades de la población con la que trabajan. “Tenemos en este momento, sólo en bachillerato, 60 niños con problemas de discapacidad y estamos un poco solos, casi sin acompañamiento”, asegura.

Es evidente que no son las mismas condiciones en las que trabaja el profesor Juan Manuel Gómez, que enseña en un colegio privado y bilingüe en el norte de la ciudad. Allí se adelanta un nuevo proceso de enseñanza, con el que se pretende centrar la educación no en el aprendizaje, sino en el desarrollo de las habilidades de los estudiantes. “En nuestro caso usamos plataformas en las aulas que tienen contenidos alineados con los temas que queremos desarrollar”.

Tanto la docente del colegio público como el del colegio privado creen que una de las razones para que se presente esta brecha en la educación es la inversión económica, aunque aclaran que no lo es todo. Murillo asegura que programas como Ser Pilo Paga pone en competencia a los estudiantes y los motiva a mejorar, por lo que se puede decir que se ha convertido en un proyecto efectivo para mejorar la calidad de los estudiantes.

Meza cree lo mismo, pero considera que la brecha también está en la capacidad de los maestros de habituarse a las nuevas demandas que pide la educación y los mismos estudiantes que han nacido en el entorno digital. “Como docentes nos hace falta actualizarnos en esa parte tecnológica. Puedo tener una herramienta digital que funcione a las mil maravillas, pero si no la sé usar, es exactamente lo mismo que un martillo sobre una mesa”.

Murillo cree que los maestros caen en la confusión. “Hay docentes que no están preparados, porque muchos piensan que usar la tecnología es llevar un proyector de video a la clase. Usar la tecnología va más allá de la mera clase con una presentación en diapositivas”.

La innovación

Otro de los puntos sobre los cuales los docentes consideran que puede disminuirse las brechas es en la innovación. En el colegio privado donde trabaja Gómez se desarrollan modelos de aprendizaje a través de redes sociales; aplicaciones que son tendencia para los estudiantes, y se les motiva a grabar videos como los que ellos ven dentro de la inclusión digital.

Por su parte, en el colegio público en el que trabaja Castañeda también se adelantan casos de emprendimiento de éxito. Allí se realizó un proyecto con algunos estudiantes de física para implementar un modelo sobre el manejo de la electricidad. Con este trabajo, los alumnos participaron en un programa organizado por Telefónica y ahora representarán a Cundinamarca en una competencia nacional.

Para Castañeda, este caso demuestra que son varios los factores, además del económico, los que influyen en la calidad. De acuerdo con Murillo, esto se debe principalmente a que los estándares de calidad no sólo deben ir encaminados a buscar los mejores resultados, sino a mejorar las prácticas educativas, “porque cuando se hace en función del resultado, comenzamos en una competencia por el puntaje. Sin embargo, si se centra en la oferta educativa, se fortalece la práctica en el aula y todo el proceso real que después le va a servir para la vida al estudiante y al colegio”.

Para los educadores partícipes del evento, los principales retos en la educación están claros y con estos se puede lograr la disminución de las brechas en la educación, eje fundamental para mejorar la calidad del estamento público.

*Fuente: https://www.elespectador.com/noticias/bogota/innovacion-e-incursion-digital-retos-de-la-educacion-en-bogota-articulo-723538

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El lado oscuro de la educación danesa, una de las mejores de Europa

Por: El confidencia/Miguel Sola/17-11-2017

En Dinamarca estudiar es un trabajo. El modelo danés no solo permite ir a la universidad sin gastar un euro del bolsillo, sino que el Estado da un considerable sostén económico al alumno: de 400 a 800 euros al mes, según las necesidades. Las becas otorgan una enorme libertad, lejos del coste, la presión y la deuda universitaria de sociedades como la estadounidense, y en menor medida, la española. Sea como fuere, desde fuera suele verse como una utopía académica envidiable.

Sin embargo, al proyecto no le faltan opositores y las subvenciones son motivo de gran controversia política en el país. Obviamente, todo esto es posible gracias a una de las tasas impositivas más altas del mundo. Digamos que sigue la lógica de que lo que te presta el Estado lo pagarás más tarde a través de tus impuestos. Además, una parte significativa de los daneses, en especial los ciudadanos que ya forman parte de la población activa, critican que esta libertad adicional elimina de raíz la urgencia de los jóvenes por convertirse en adultos, lo que da lugar al fenómeno de los estudiantes eternos.

Dinamarca otorgó más poder a las universidades para que metiesen prisa a los alumnos. Si no lo hacen, se arriesgan a perder la financiación

El 90% de los estudiantes termina la dupla grado y máster, y lo hacen en una media de seis años. Por su parte, el gobierno quiere rebajarla a cinco y asegura que muchos siguen beneficiándose de las becas durante el ‘fjumrear’ o año sabático, en el se toman un descanso cogiendo menos asignaturas de lo normal. “El país no puede permitirse esto por más tiempo”, resume Soren Nedergaard, del Ministerio de Educación Superior y Ciencia, a ‘The Atlantic‘, quien asegura que era o recortar las ayudas o reducir el tiempo de estudio. Se decantaron por el segundo objetivo.

Cafetería en la zona de la Universidad de Copenhague en la capital danesa. (Reuters)
Cafetería en la zona de la Universidad de Copenhague en la capital danesa. (Reuters)

“El problema se ha agrandado a lo largo de los años. En el momento en el que se decidió la reforma los jóvenes estaban estudiando un año y medio más de lo que debían”, asegura Nedergaard, cuyo gobierno se ha comprometido a endurecer las condiciones para percibir el subsidio. Cuando habla de reformas se refiere a las propuestas en 2015 con las que el Estado ha otorgado más poder a las universidades con el fin de que “metan prisa” a los alumnos. Si no lo hacen, se arriesgan a perder la financiación pública.

En los últimos años se ha popularizado el uso de la palabra ‘evighedsstuderende’, que hace referencia a los estudiantes que alargan su etapa universitaria

Al parecer, las medidas no solo responden al ahorro de dinero a corto plazo.Lauritz Holm-Nielsen, exdirector de la Universidad de Aarhus, la más grande del país, asegura que “visto desde el punto de vista de la sociedad, si los graduados ingresan en el mercado laboral antes, contribuirán a la economía durante más tiempo”. Sea cual sea la razón principal, estos cambios en el modelo educativo se han encontrado con mucho rechazo por parte de la comunidad estudiantil. Sin embargo, las protestas en la calle no parecen haber tenido el efecto deseado. Aunque sigue siendo uno de los principales problemas educativos y económicos que el gobierno asegura que tiene que hacer frente, la tendencia es (tímidamente) decreciente. Cada vez hay menos estudiantes de más de 30 alargando sus años de universidad.

Daniel Borup Jakobsen, un graduado de 24 años, lo confirma en ‘Business Insider‘. En cualquier caso, el joven rechaza la idea de que la matrícula gratuita cree ese efecto secundario y asegura que es algo por lo que merece la pena luchar: “La motivación para tener éxito en los estudios no está de ninguna manera vinculada con el hecho de pagar o no pagar”. Sin embargo, este debate, que en Dinamarca se considera una crisis educativa, en España, donde el precio ha aumentado hasta los 1.100 euros al año de media (según datos de Eurydice), adquiere otro matiz. Los estudiantes españoles se pasan nueve años de media en la universidad. Entran a los 18 y salen con 27 con un título de grado bajo el brazo. Y uno de cada cinco termina la carrera con 31 años, según un informe de la OCDE que utiliza cifras de 2012. Las comparaciones, al parecer, son odiosas.

*Fuente:https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2017-11-17/educacion-universidad-dinamarca-estudiantes-eternos_1477400/

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Respuestas a la población sobre la Educación Superior en Cuba

Por: Cuba Debate/17-11-2017

Después de un activo foro debate en los sitios web de la Mesa Redonda y Cubadebate con más de 150 opiniones recogidas en el valioso intercambio con la participación de autoridades del Ministerio de Educación Superior y de las Universidades de todo el país, el espacio televisivo Mesa Redonda de este miércoles 15 de noviembre dedicó una segunda parte al desarrollo del actual curso escolar de la educación superior en el país. Una emisión en la que, a partir de las interrogantes y de los criterios de los televidentes, radioyentes y de los usuarios, se desarrolló un aclarador intercambio respecto al tema abordado.

Algunas de las llamadas telefónicas que se recibieron: Natalia Pérez Camacho de Camajuaní, ¿por qué ofertan tan pocos cursos de maestría en la Universidad Martha Abreu de Las Villas?; Dolores Sánchez: ¿Si los alumnos que optan por carreras en la CUJAE van a tener puertas abiertas?; Elba Rosa Prats de Habana del Este: ¿por qué las carreras pedagógicas que van a formar educación, instrucción y conocimiento, no tienen exámenes de ingreso?; Marisela Fernández: ¿por qué no se ofertan más plazas de licenciatura en turismo?; Eliecer Valera: Venció hasta sexto año y le faltaron algunas asignaturas por recibir debido a un derrame cerebral, quiere saber si tiene derecho a matricular de nuevo; Milagros Hernández: quiere saber si su hijo que suspendió la prueba de matemática nada más, tiene que hacer todas las pruebas de ingreso; Virginia Costa Estrada de Manzanillo en Granma: ¿qué posibilidades tiene un estudiante que tuvo que abandonar la carrera de volver a ingresar en la universidad?

El máster en ciencias René Sánchez Díaz, director de ingreso y ubicación laboral del Ministerio de Educación Superior, refirió que en la educación superior se hace cada vez más flexible la entrada sin perder el rigor.

A través de los medios digitales: Hector quiere saber si a los que cursan el grado 12 en la Universidad de La Habana se les ha tenido en cuenta la realizacion de exámenes rigurosos y requieren requisitos de permanencia para liberarlos de la realización de exámenes de ingreso en asignaturas como matemática; Jorge es graduado en la educación superior y le gustaría cursar una maestría pero no sabe cómo acceder a ella pues solo está parcialmente vinculado a lo que estudió; Sam considera interesante que el país establezca alguna política o prioridad para la formación doctoral en especialidades como historia y filosofía; Osvaldo Cartaya: ¿por qué no se les permite a los recién graduados que se han incorporado a las docencias en las universidades iniciar cursos de maestría en el mismo primer año de labor?

El máster en ciencias René Sánchez Díaz, director de ingreso y ubicación laboral del Ministerio de Educación Superior, refirió que en la educación superior se hace cada vez más flexible la entrada sin perder el rigor. Además, respondió algunas de las interrogantes planteadas.

Los estudiantes que van a la universidad a realizar el 12 grado lo que reciben es motivación y socialización con la carrera, pero su grado de escolaridad sigue siendo el duodécimo y tienen que realizar los exámenes correspondientes de ingreso. La ventaja es que no compiten por la carrera, solo con aprobar con 60 puntos tienen derecho a la carrera. Su preparación les da ventaja para lograr aprobar las pruebas. Ellos no entran a escalafón.

Hay diferencias entre el curso diurno y el curso por encuentro. Para el curso diurno no hay precedencia reconocida entre las pruebas de un curso hacia el otro. Para aspirar a una carrera universitaria hay presentarse a las tres pruebas, porque las pruebas son competencias que el alumno realiza con el resto de los aspirantes. Para el curso por encuentro se reconocen hasta tres y cinco años atrás. Quienes aprobaron las pruebas de ingreso, no tienen que realizar las asignaturas de matemática, español e historia que se corresponden con los conocimientos de esos exámenes.

El concurso se establece para los jóvenes que quieren acceder al curso diurno, para el curso por encuentro se puede presentar también. Si una carrera que se oferte tiene la misma cantidad de plazas que de aspirantes no hay que poner en práctica ningún instrumento. Si hay más aspirantes que plazas se aplica un instrumento sencillo y directo para ordenar la cantidad de plazas existentes con respecto a los aspirantes.

Las carreras pedagógicas hacen el mismo tipo de exámenes que el resto. Los que realizan la preparación básica pedagógica en escuelas pedagógicas, cuando acceden al curso por encuentros, no tienen que hacer ningún instrumento, tienen asegurada su plaza. Los preparados para estudiar carreras pedagógicas no hacen exámenes de ingreso. El resto de los aspirantes de todas las fuentes de ingreso hacen los mismos exámenes de ingreso que el resto de las carreras.

Es normal que las personas cambien de orientación laboral. Con la anuencia de su centro de trabajo el joven debe acercarse a la universidad más cercana o al Centro Universitario más cercano y ver las posibilidades de libre convocatoria para maestrías.

Se acaba de aprobar la Resolución 111-2017 del Ministro de Educación Superior que establece que aquellos estudiantes de cualquier año que por alguna razón causen baja, es prerrogativa de la universidad poder brindar un reingreso del mismo. Puede ser que por cambio de plan de estudio tenga que cambiar de año, pero puede reingresar. Se exceptúan los casos de sanciones disciplinarias que solo pueden regresar al cumplir su sanción.

Para el acceso a las carreras universitarias hay que tener presente la motivación de los estudiantes, las capacidades de las universidades y las necesidades de la sociedad, los cuales determinan el número determinado de plazas necesarias de una carrera en específico. A veces las motivaciones a veces superan la disponibilidad o las necesidades. La voluntad para aumentar el número de carreras existe, lo que no existe es la necesidad y en algunas ocasiones las capacidades.

A todos los pre universitario del país se les informa cuando las universidades van a hacer informaciones y puertas abiertas sobre las carreras que existen, que en ocasiones se hacen en las universidades y se están extendiendo a los pre universitarios. La vocación está condicionada por determinadas condiciones y motivaciones en un periodo determinado.

Por su parte la doctora Aurora Fernández González, viceministra de Educación Superior, respondió otro grupo de interrogantes y ofreció algunas aclaraciones sobre el propio sistema de educación superior.

El país siempre le ha dado importancia a la superación permanente a partir del sistema de educación gratuita que tiene.

En Cuba existe un sistema de formación continua de los profesionales que comienza con las carreras de pregrado. Los siguientes dos años de graduado, lo que se conoce como el periodo de adiestramiento laboral o preparación para el empleo, están dedicados a que los jóvenes se familiaricen con la profesión. Después de ubicado puede continuar con el posgrado que tiene diferentes modalidades: cursos, diplomados, maestrías y doctorados. El código de Trabajo establece que el máximo responsable de la superación de los profesionales es el jefe de la entidad. Los jóvenes tienen el derecho de lograr que en sus centros laborales se les priorice la superación de acuerdo con su plan de desarrollo.

Es normal que las personas cambien de orientación laboral. Con la anuencia de su centro de trabajo el joven debe acercarse a la universidad más cercana o al Centro Universitario más cercano y ver las posibilidades de libre convocatoria para maestrías. Para solicitar matrícula tiene que estar autorizado por su centro de trabajo. Si es cuentapropia solo tiene que presentar su licencia y si está al día con los tributos.

El país siempre le ha dado importancia a la superación permanente a partir del sistema de educación gratuita que tiene. Sería una lástima que una persona con intereses y motivaciones no se supere constantemente a lo largo de su vida laboral.

Otras llamadas telefónicas: Arelis Carranza de Santa Clara quiso saber si la distancia de los cursos a distancia es real, sino existe vínculo alumno profesor o préstamos de libros; Laura Hernández de San José de la Lajas en Mayabeque quiere conocer sus notas por el SIGENU a través de la conexión vía telefónica y reporta que no aparecen las notas de su centro universitario; Roberto Morales de Palma Soriano en Santiago de Cuba quiere saber si el MES tiene proyectado dotar de más computadoras a los centros de cursos por encuentros municipales para que los estudiantes tengan acceso a internet.

Un nuevo momento de opiniones en Internet: YSP2: ¿Qué medidas tomará el MES y el Estado para contrarrestar el éxodo de profesores hacia empleos mejor remunerados dentro y fuera del país?; Idania Urrutia quiere saber si se ha pensado poner zonas wifi dentro de las universidades para propiciar el acceso a todos los programas mencionados;Isela Yanes reconoce que los cambios en la educación superior son significativos pero señala que falta mayor rigor en la calidad de los egresados, los cuales deben mostrar mayor competencia profesional, cultura y ética; Luis: ¿qué importancia tiene la inclusión de disciplinas con contenidos informáticos en los planes de estudios de las carreras universitarias cubanas?; quinosg300 quiere saber si está disponible ya el servicio SIGENU y cómo acceder al mismo;Zelen se presentará por primera vez a los exámenes en la educación a distancia y no va a tener aclaraciones de dudas con su profesor antes del examen porque ya se impartieron las consultas en años anteriores.

Respecto a algunas de estas interrogantes el doctor Walter Baluja García, director de informatización en el Ministerio de Educación Superior, demostró sus impresiones respecto a la audiencia y al amplio público que participó en el amplio foro debate. Señaló que la mayoría de las opiniones se recibieron por la web lo que implica la necesidad de la informatización de la sociedad.

El desarrollo de los procesos de informatización se realiza a partir de los requerimientos de la actividad que se está realizando, lo que implica también un proceso de capacitación a los usuarios y administradores del software.

Desde la dirección del país hay una atención especial al aseguramiento de la tecnología informática en la educación superior. Para ello se asignan recursos de acuerdo a las necesidades y las posibilidades. Los centros universitarios municipales están dentro de la priorización. La informatización incluye a las sedes principales y a los centros universitarios municipales los cuales ya tienen conexión en todas partes del país. El problema fundamental es la cantidad de computadoras que existen por estudiantes.

El desarrollo de los procesos de informatización se realiza a partir de los requerimientos de la actividad que se está realizando, lo que implica también un proceso de capacitación a los usuarios y administradores del software. En cualquier universidad está el SIGENU al cual aportan informaciones la secretaría, los vicedecanos docentes, los profesores, los trabajadores de archivo. Eso requiere preparación.

Están distribuidos por el país más de 500 zonas de acceso wifi en campus universitarios, diferentes a los que ofrece ETECSA.

Fuente: http://mesaredonda.cubadebate.cu/mesa-redonda/2017/11/16/respuestas-a-la-poblacion-sobre-la-educacion-superior-en-cuba-video/

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Ministerio de Educación suspenderá clases el jueves si Perú va al Mundial

Perú/16 noviembre 2017/Fuente: Publimetro

Los escolares celebrarán el doble una posible clasificación de Perú al Mundial de Rusia 2018.

El ministerio de Educación informó que el jueves 16 de noviembre, ‘excepcionalmente’, se suspenderán las clases escolares en todo el país de concretarse una clasificación de Perú al mundial de Rusia 2018 y si nuestra selección sale victoriosa este miércoles por la noche del partido contra Nueva Zelanda.

“Este miércoles 15 de noviembre de 2017, nuestra selección de fútbol buscará la clasificación al Mundial Rusia 2018. Es por ello que, de conseguirse este objetivo, el Ministerio de Educación (Minedu) ha dispuesto, de manera excepcional, la suspensión de las actividades en las instituciones educativas públicas y privadas de todo el país el jueves 16 de noviembre de 2017”, señalan en su comunicado.

Perú vs. Nueva Zelanda

Perú vs. Nueva Zelanda se enfrentarán este miércoles 15 de noviembre en el estadio Nacional que lucirá un lleno total. Luego del empate sin goles en la ida, este encuentro de vuelta del repechaje definirá a quien se quedará con el cupo al Mundial Rusia 2018. Sigue aquí el minuto a minuto. Partido no apto para cardiacos.

El Perú vs. Nueva Zelanda se jugará este miércoles 15 a las 9:15 p.m. Será transmitido por Movistar Deportes y ATV. Para otros países la transmisión irá por la señal de DirecTV. Por aquí puedes seguir el minuto a minuto del encuentro.

Fuente: https://publimetro.pe/actualidad/noticia-ministerio-educacion-suspendera-clases-jueves-si-peru-va-al-mundial-67343

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