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La educación pospandémica: Tras el shock, quedémonos con lo bueno

The Conversation

Hay quien piensa, y defiende, que el siglo XXI comenzó en marzo de 2020. Si analizamos esa aseveración desde el ámbito educativo, podemos concluir que no va mal encaminada. Vivíamos (y vivimos) en la sociedad de las comunicaciones, de la información y las tecnologías, con multitud de recursos a nuestro servicio (plataformas telemáticas, aplicaciones de videoconferencia, recursos multimedia, etc.) que no se estaban utilizando de forma generalizada hasta que llegó la pandemia.

Una terrible crisis sanitaria a nivel mundial, y un confinamiento domiciliario de varios meses, han forzado a las instituciones educativas y, sobre todo, a los diferentes agentes de la comunidad educativa (profesorado, alumnado, familias, etc.) a adaptarse a la era de las tecnologías.

Si a ello sumamos la necesidad de asimilar, desde el curso pasado, interminables protocolos escolares repletos de indicaciones sobre distancias de seguridad, grupos burbuja, horarios de acceso y salida de los centros, limitaciones y prohibiciones, higienización, etc., tenemos que asumir que la educación pospandemia ha conllevado multitud cambios. Cambios de los que se pueden extraer muchas lecciones, algunas de las cuales nos deben servir para mejorar todo aquello que antes de la pandemia no se hacía correctamente.

¿Cómo se ha adaptado la comunidad educativa?

Si hubiera que realizar una clasificación sobre qué agentes educativos se han adaptado mejor a los cambios asumidos en la educación pospandémica, sin duda, los niños y niñas se llevarían el primer puesto. Aunque suene tópico, los menores nos han dado una lección al profesorado y a las familias en lo que a la asimilación de normas derivadas de la pandemia se refiere.

Sin quejas, asumiéndolo como algo intrínseco a la nueva normalidad escolar, y comprendiendo que es lo mejor para su proceso de enseñanza-aprendizaje, los pequeños han soportado horas con la mascarilla, han adaptado sus juegos en el patio del recreo, han normalizado la higiene de manos a todas horas, han realizado trabajos online si se requería, etc. En definitiva, han continuado con cierta normalidad su escolarización.

El shock de docentes y familias

Sin embargo, tanto docentes como familias sufrieron un fuerte shock, sobre todo durante la etapa de confinamiento. Fue necesario adaptar de un día a otro una docencia completamente presencial a una enseñanza 100 % online, algo que supuso grandes tensiones.

En el caso de los docentes, el confinamiento aireó diferentes grados de carencias en competencia digital. Tener que utilizar recursos TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación), plataformas LMS (del inglés Learning Management System) o sistemas de videoconferencia para impartir clase, y cambiar la metodología tradicional por metodologías activas, entre otros aspectos, han puesto de manifiesto la falta formación del profesorado en competencias digitales.

Durante el curso pasado, también tuvieron que soportar estoicamente muchas horas con mascarillas, estar constantemente pendientes del cumplimiento de normas y protocolos, acudir a formaciones específicas anticovid y asumir la incertidumbre de la vacunación con AstraZeneca (que estuvo varias semanas parada por los organismos sanitarios). A lo que se añadía la tensión vivida con respecto a los casos positivos acaecidos en los centros. Todo esto hizo que los docentes llegaran más cansados que otros años a final de curso.

Shutterstock / Oranzy Photography

La multitarea llevada al extremo

Por su parte, las familias se vieron, durante la primera fase de la pandemia (el confinamiento domiciliario), con la obligación de aumentar su carga de trabajo, perdiendo, en muchos casos, las redes de apoyo familiar (abuelos, tíos, etc.) con las que contaban y que suponían un magnífico soporte en muchas de estas situaciones. Esto provocó que padres y madres, además de afrontar sus quehaceres diarios, tuvieran que convertirse en profesores particulares, en técnicos informáticos, en expertos sanitarios, etc., viéndose además obligados a convertir sus hogares en aulas y oficinas.

Los núcleos familiares, que no estaban acostumbrados a pasar tantas horas juntos, se enfrentaron a tensiones crecientes. Este último curso, aunque los niños han acudido al colegio, las familias también han tenido que acatar protocolos centrados en los horarios y lugares de acceso al centro, distancias de seguridad en las puertas, higienización de materiales y vestuario, etc.

Lecciones positivas

A pesar de las tensiones y dificultades recientes, son varias las cuestiones que se han mejorado gracias a la pandemia. Mejoras que deberíamos mantener.

En primer lugar, ha mejorado la formación de los docentes, que en pocos meses se tuvieron que actualizar para mejorar la competencia digital. Debemos seguir teniendo como uno de los principales objetivos que todos los docentes estén al día con respecto al uso de las TIC y las metodologías activas, y no esperar a que llegue una nueva situación límite para hacerlo.

En segundo lugar, la optimización de tiempos y recursos. ¿Cuántas reuniones innecesarias se han evitado por no poder estar físicamente? Las reuniones y tutorías online con las familias han sido muy bien acogidas.

También se debe quedar la higienización continua de manos, la organización de accesos y salidas de los centros, las prohibiciones a los padres de acceder a los centros sin control, etc.

La educación postpandémica será, sin duda, más personalizada, tecnológica y adaptada al siglo XXI.

https://theconversation.com/la-educacion-pospandemica-tras-el-shock-quedemonos-con-lo-bueno-167381

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Perù: 320,000 niños podrían no volver a las aulas el 2022, qué medidas implementar?

Por: Karen Guardia/gestion.pe

Castillo declaró -el 20 de agosto- en emergencia la educación y se propuso elaborar -en 20 días- un “plan de emergencia” la misma que recién hoy salió a la luz.

La educación en cuidados intensivos. El último 4 de agosto -durante la sesión de Consejo de Ministros- el ministro de Educación, Juan Cadillo León, dio cuenta al jefe de Estado, Pedro Castillo y a los demás ministros, el impacto del COVID en la educación. De acuerdo al análisis oficial: 705,000 niños, niñas y adolescentes interrumpieron sus estudios el 2020.

Además -indicó el ministro- 319,943 estudiantes tendrían alto riesgo de interrumpir sus estudios el 2022, de acuerdo a las actas que dio a conocer este fin de semana el programa Punto Final de Latina.

A esta situación se suma el efecto del COVID en el aprendizaje de los niños, niñas y adolescentes: la proporción de estudiantes por debajo del nivel mínimo de rendimiento en PISA podría aumentar -alerta el Minedu- en por lo menos 22 puntos porcentuales, es decir, a niveles por debajo del 2012.

La pandemia está dejando -además- un fuerte impacto emocional: el 34% de los estudiantes de tercero de primaria y el 45% de estudiantes de primero de secundaria han experimentado síntomas de depresión y ansiedad el 2020.

A esto panorama se suma la brecha de conectividad ya que 2.4 millones de estudiantes (6 de cada 10) de instituciones públicas de cuarto de primaria a quinto de secundaria no tiene computadora con internet. Mientras que el 56.5% no se encuentra beneficiado por el proyecto de cierre de brecha digital.

Además, el COVID -en el 2020- conllevó a la pérdida del empleo de varias familias peruanas lo que generó un incrementó de la matrícula pública que ha crecido en 500,000 estudiantes (totalizando 6.5 millones de estudiantes en escuelas públicas).

-Qué ha hecho el gobierno de Castillo-

Tras este diagnóstico, ¿qué ha hecho el gobierno de Pedro Castillo? En concreto, el último 20 de agosto se declaró en estado de emergencia el sistema educativo durante el segundo semestre del 2021 hasta el primer semestre del 2022 y se dispuso que –en 20 días- se emitiría un plan de emergencia educativo, que contenga las medidas que se adoptarán en ese lapso.

Ya han pasado más de 20 días y hasta la fecha no se ha emitido el “plan de emergencia” pese a que ya se cuenta con un diagnóstico oficial del impacto del COVID en la educación peruana. [Actualización: recién hoy, el Minedu publicó el Plan Nacional de Emergencia del Sistema Educativo Peruano, pese a que ya se tenía el diagnóstico del impacto del COVID desde el 4 de agosto].

A esta situación se suma que -en Lima Metropolitana y el Callao- se tiene previsto el retorno a la semipresencialidad de solo 16 de colegios, que implica el retorno a las aulas de 13,371 estudiantes.

A nivel nacional alrededor de 5,109 colegios de 20 regiones brindan el servicio educativo semipresencial, de los cuales 4,604 se encuentran habilitados y 505 no están habilitados. Además, a nivel nacional: del total de instituciones educativas que han retornado a algún grado de presencialidad el 96.7% se ubica en el ámbito rural; 51.5% son de nivel primaria y apenas 34.8% del nivel inicial.

Ya han pasado más de 20 días desde que se declaró a la educación en estado de emergencia y hasta la fecha no se ha emitido el “plan de emergencia” pese a que ya se cuenta con un diagnostico oficial del impacto del COVID en la educación peruana.  (Foto:Minedu)Ya han pasado más de 20 días desde que se declaró a la educación en estado de emergencia y hasta la fecha no se ha emitido el “plan de emergencia” pese a que ya se cuenta con un diagnostico oficial del impacto del COVID en la educación peruana. (Foto:Minedu)

-Medidas a implementar-

Tras conocer el diagnostico oficial, ¿qué medidas se deberían implementar? El exministro de Educación, Daniel Alfaro, consideró que una medida urgente es promover/impulsar el retorno a la semipresencialidad.

“Para el retorno a la semipresencialidad lo primero que tenemos que entender como sociedad es la urgencia de hacerlo teniendo en cuenta los datos de oficiales de cuántos estudiantes han perdido sus estudios el 2020 y cuántos están en riesgo de perderlo el 2022. A lo que se suma los impactos en el aprendizaje”, explicó a Gestión.

En ese sentido, recordó que -de acuerdo a un estudio realizado por el economista Pablo Lavado de la Universidad del Pacífico- si tuviéramos dos años de educación a distancia, se estaría perdiendo 2.4 años de aprendizaje.

Otros estudios indican que hasta se podría retroceder 10 años en los logros satisfactorios de comprensión lectora si continúa la educación a distancia. A lo que se suma -de acuerdo a Pablo Lavado- que cada estudiante, a lo largo de su vida, por tener dos años de cierre de escuela podría estar perdiendo S/ 79,000 aproximadamente a lo largo de su vida, por alumno”, detalló.

Otro costo incalculable -agregó- es el factor socioemocional ya que según el Minsa el 61% de cuidadores están presentando síntomas de estrés y ansiedad.

Estos cuidadores tienen a su cargo a niños pequeños, por lo que esa situación se traslada a los menores. También se ha detectado signos de estrés y de ansiedad en los estudiantes de primaria y de secundaria por lo que es importante que no se deje de ver este impacto, que al final dejan cicatrices que son difíciles de revertir. Mientras más prolongado sea este distanciamiento social, más vamos a ahondar en esa problemática, sobre todos los más pequeños”, puntualizó.

Estos cuatro factores -subrayó- las limitaciones de conexión a internet; el impacto en el aprendizaje y en la salud emocional así como los ingresos futuros perdidos de niños y adolescentes hacen un sentido de urgencia para el retorno a clases semipresenciales, pero este retorno a clases -anotó- no debe ser como se tenía en el sistema anterior sino debe ser adaptado a la nueva normalidad.

Se debe permitir que los docentes y los directores tengan mejores competencias para recuperar los aprendizajes perdidos por lo que las capacitaciones son vitales así como incentivos e impulsar la meritocracia ya que la permite tener claridad de cómo mejorando sus competencia va a poder ser reconocido en la escala salarial o un nombramiento en la escuela pública”, afirmó.

El exministro indicó que es importante mirar al detalle que el sector que ha sido impactado fuertemente por el COVID ha sido la matricula de los colegios privados, es decir, se redujo la matrícula en los tres niveles, siendo el inicial el que se redujo más ante la alta tasa de morosidad y el cierre de escuelas.

El traslado de estudiantes de escuela privadas al sector público se ha dado sin que existan las condiciones para velar por el derecho educativo de calidad, lo que satura al servicio público. Tenemos una migración masiva al sistema público sin que este este preparado”, alertó.

Por lo que -aconsejó- como parte del ‘plan de emergencia’ del sector Educación se tenga acciones para el fortalecimiento de la educación privada para resguardar el derecho de los estudiantes mientras que en la educación superior se debe priorizar la formación técnica para el empleo.

Daniel Alfaro: "El traslado de estudiantes de escuela privadas al sector público se ha dado sin que existan las condiciones para velar por el derecho educativo de calidad". (Foto: Britanie Arroyo/ @photo.gec)Daniel Alfaro: «El traslado de estudiantes de escuela privadas al sector público se ha dado sin que existan las condiciones para velar por el derecho educativo de calidad». (Foto: Britanie Arroyo/ @photo.gec)

-Otra mirada-

Lea Sulmont, exintegrante del Consejo Nacional de Educación y presidenta de CADE Educación 2021, indicó -de otro lado- que se deben implementar acciones para el retorno progresivo a las aulas sobre todo de los niños más pequeños (de inicial y primaria) que son los más vulnerables.

No hay razón para que las escuelas continúen cerradas, si casi todas las actividades económicas están abiertas, cuando -además- en otras partes del mundo se están dando una reapertura de las escuelas, manteniendo las modalidades híbridas”, especificó.

La especialista también consideró vital continuar con los diagnósticos desde el Minedu para tomar la temperatura de la situación real y proveer a las instituciones educativas de estrategias para autoevaluarse y adaptarse a la nueva normalidad. “Lo peor que se puede hacer es tener una sola estrategia para todo el mundo, cuando la realidad es distinta en cada región”, aclaró.

Igualmente señaló que es básico acelerar la emisión de normativas que impulsen la incorporación de modelos de educación híbridos. “Todo lo que hemos aprendido a raíz de la pandemia se debe fortalecer como los modelos híbridos, lo que va a permitir un mayor alcance a otros poblaciones y diversificar las modalidades de formación, por lo que se necesita marco normativos más flexibles”.

También opinó que la conectividad debería ser abordado por el Ejecutivo con mayor urgencia ya que su ausencia aumenta las desigualdades y respecto al reto de la escuela pública de acoger a una mayor cantidad de estudiantes que vienen de colegios privados -a raíz del COVID- consideró que se debería abordar a través de una reorganización territorial.

La escuela no necesariamente esta a lado de la casa, a eso se refiere repensar la reorganización territorial, privilegiando a que estén en las escuelas que estén cerca a su casa y para zonas alejadas hacer/promover redes escolares que permite una mejor gestión y sinergia entre padres y directores”, anotó.

https://gestion.pe/peru/educacion-impacto-de-la-pandemia-minedu-educacion-en-rojo-320000-ninos-podrian-no-volver-a-las-aulas-el-2022-que-medidas-implementar-noticia/

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Los desastres de USICAMM

Por: Erica Lavin 

Con 6 días de retraso salieron los reportes de resultados individuales de la evaluación realizada por la Unidad del Sistema para la Carrera de Maestros y Maestras (USICAMM), nuevamente a través de la plataforma digital que no satisface la demanda para consulta de información de los miles de docentes que intentan acceder y que continuamente se topan con las fallas operativas que se han presentado durante todo el proceso de Promoción Horizontal

Los indicadores a evaluar quedaron claros después de varias semanas de la emisión de la convocatoria, debido a la pandemia se dieron de facto los 20 puntos para el Reconocimiento al buen desempeño y los 20 puntos a la Entrevista por el colectivo docente; en el caso de la antigüedad se establecen 40 puntos, sin embargo se reconsidera que a partir de los 30 años de servicio ya pueden acceder al puntaje máximo y de ahí se desglosa en nivel descendente  y proporcional a los años que cada docente tenga en el servicio; el grado académico  también contempla un ajuste, se otorgan 8 puntos a nivel licenciatura, y se contemplan 16 para maestría y 20 para doctorado.

En cuanto al sistema de apreciación de conocimientos se aplicó el Instrumento de valoración de conocimientos y aptitudes al que se le asignan 120 puntos, y por otro lado el Instrumento de valoración de recursos personales y práctica educativa con 80 puntos como máximo, este último constaba de las 12 preguntas  abiertas que debían ser argumentadas de acuerdo a la  experiencia, creatividad e innovación pedagógica y con base en el contexto donde  los maestros han llevado a cabo su práctica docente, respuestas que se esperaba fueran evaluadas cualitativamente.

Específicamente en este indicador,  las preguntas relacionadas con la labor educativa de los docentes en el aula, es el que generaba mas confianza ante la libertad de exponer los recursos y estrategias que utilizarían en cada caso planteado, la seguridad en la argumentación de algo que hacen cotidianamente en la escuela y el salón de clases significaba por fin, ser reconocidos a  partir de la experiencia educativa que han adquirido a través de los años; sin embargo, fue decepcionante que los puntajes asignados estén muy por debajo de los 80 puntos que se debían otorgar, la pregunta obligada ante esto es ¿Quiénes son los expertos educativos que leyeron con detenimiento las respuestas redactadas por miles de maestros? ¿Acaso no es válida la creatividad, diversidad de recursos e innovación pedagógica que cada docente puede diseñar e implementar? ¿Existía solo una respuesta correcta ante cada pregunta abierta? ¿Qué expertos la definieron?

Sabemos de antemano que la revisión de respuestas se da a partir de sistemas computacionales, pero el confinar la práctica reflexiva de los maestros y maestras a un algoritmo informático, cuyas palabras claves cargadas al sistema son las que validaran como acierto o error la respuesta que se redactó, representa una reducción de ideas y pretende la convergencia en una sola acción modelo que sería la correcta para los que están evaluando, contrario a lo que se plantea incluso en la Ley General de Educación donde explícitamente se afirma que debe reconocerse la experiencia, así como la vinculación y compromiso con la comunidad y el entorno donde labora, para proponer soluciones de acuerdo a su contexto educativo.

El programa de Promoción Horizontal se ha convertido en un embudo que en cada fase va relegando a miles de maestros cuya labor es admirable, es un espejismo que promueve una falsa esperanza de mejora salarial, la única opción que autoridades educativas y gubernamentales han diseñado pero que dista mucho de la revalorización que los docentes merecen, ante los resultados individuales que se dan a conocer se generan más dudas que certezas, empiezan comparaciones, dudas sobre el conocimiento que se tiene, incluso algunos maestros inician un proceso de autorreflexión partiendo del puntaje obtenido de una plataforma digital, calificaciones asignadas por “expertos educativos” que nadie conoce, sujetos para quienes el derecho de réplica, dudas y aclaraciones solo contemplan correo electrónico o plataforma digital como único medio.

Esta historia aún no termina, el 5 y 6 de septiembre inició la fase de entrega de reporte de resultados individuales, se darán 15 días hábiles para manifestar inconformidades o pedir aclaraciones, posteriormente para el 11 de octubre se integraran los grupos de dictaminación de acuerdo a los puntajes obtenidos y se darán a conocer listas de manera pública, durante ese mismo mes las autoridades educativas de cada estado determinaran al personal que resulte beneficiario con el incentivo, todo esto de acuerdo  a los puntajes más altos, disponibilidad presupuestaria y los criterios para la asignación del incentivo;  y, en la primera quincena del mes de noviembre se publicaran por grupos de dictaminación a los maestros que han sido incorporados al programa y se les hará la notificación respectiva, quedando sin fecha definida el pago de incentivo a los promovidos.

Ante esto, se generan varias interrogantes ¿Cuántos serán los beneficiados por el incentivo? ¿Cuál es el presupuesto destinado para el programa de promoción horizontal? ¿Existirá garantía de que el presupuesto alcance por lo menos a cubrir al 80% de todos los que cumplieron con el proceso de evaluación? Si así fuera, aun seguiría faltando equidad y justicia para todos los docentes que quedaron fuera por las fallas de la plataforma digital, más aún, la mejora salarial la merecen también los miles de maestros y maestras que sin participar en el programa,  siguen dando cada día lo mejor de sí con sus alumnos, muchos ya desde el salón de clases o en su escuela a pesar de la pandemia, y que siguen esperando la verdadera revalorización del magisterio de la que tanto se habló.

El programa de incentivos de Promoción Horizontal ha ido dándose a conocer a cuentagotas, sin  respeto por las fechas para  publicar resultados que ellos mismos establecieron, somete a los docentes a plataformas digitales que se saturan, volviéndose  ineficaces e  inoperantes, no existe claridad y transparencia en la forma en que evaluaron y quiénes evaluaron, se clasifica a los docentes a partir de puntajes asignados con programas informáticos, se diseñan filtros para que sea un mínimo porcentaje que alcancen ese tan anhelado incentivo, ocultando así las fallas sistémicas de origen del programa  y adjudicando la responsabilidad total a los docentes de ser o no promovidos en dicho proceso, normalizando la idea de que los incentivos se deben condicionar al presupuesto financiero que las autoridades educativas y gubernamentales destinaron,  aunque éste resulte insuficiente y sea al final del camino, la mayor causa de exclusión.

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México-SEP: tasa de cobertura en educación superior pasó de 39 a 42 por ciento

Por: La Jornada/Jessica Xantomila

En los tres primeros años de la actual administración, y en el contexto de la crisis sanitaria por Covid-19, “la mayor prioridad en el ámbito de la educación superior ha sido no sólo mantener la operación de las instituciones educativas, sino incrementar las oportunidades de acceso” para los jóvenes, así como preservar los apoyos económicos para que continúen sus estudios, afirmó el subsecretario de Educación Superior de la SEP, Luciano Concheiro Bórquez.

Destacó que a pesar de la pandemia, la tasa de cobertura en este nivel de educación pasó de 39.7 por ciento en el ciclo escolar 2018-2019 a 42 por ciento en el 2020-2021. Entre los principales resultados en estos tres años, dijo, está que la matrícula total de educación superior, licenciatura y posgrado, aumentó en 277 mil 806 estudiantes.

Indicó que en las escuelas normales públicas el incremento de la matrícula ha sido de 27.6 por ciento; en las escuelas integrantes del sistema de la Universidad Pedagógica Nacional subió 29.7 por ciento y en la Universidad abierta y a distancia de México aumentó en 40.6 por ciento.

En el foro Balance de la primera mitad del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, organizado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Concheiro Bórquez expuso que, pese al entorno económico, se logró mantener el valor monetario real del presupuesto total para las instituciones públicas de educación superior. En 2021, precisó, asciende a 176 mil 988 millones de pesos.

No obstante, reconoció que todo lo anterior se da en un contexto donde “no hemos logrado romper la geografía de las desigualdades”.

Por su parte, el rector de la UAM, José Antonio de los Reyes Heredia, subrayó la importancia de que se discutan “temas tan complejos” como la reforma al artículo tercero constitucional, la nueva ley general de educación superior y el financiamiento público, que “tienen múltiples implicaciones, todas muy importantes para las universidades públicas y en particular para las autónomas”.

https://www.jornada.com.mx/notas/2021/09/15/politica/sep-tasa-de-cobertura-en-educacion-superior-paso-de-39-a-42-por-ciento/

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La educación actual inhibe el desarrollo de la identidad

Por:

Los sistemas educacionales han experimentado un gran cambio en los últimos 40 años. Junto con la masificación de la oferta, la educación se ha ido deshumanizando fuertemente influenciada por las lógicas mercantilistas que han asociado la calidad solo con aprendizajes cognitivos. El foco en materias y el abandono de la formación integral inhibe el desarrollo de la identidad.

Las escuelas de hoy se parecen más a una línea de producción que a una comunidad de personas en busca de crecimiento y desarrollo humano. Como toda línea de producción, se busca obtener un “producto” lo más homogéneo posible que permita ser evaluado en los sucesivos controles de calidad que se aplican a lo largo de los años. Por ejemplo, el SIMCE y la PDT.

Un producto homogéneo permite realizar comparaciones que, en el caso de personas, siempre resulta odioso y discriminatorio. La idea de un “producto de buena calidad” en la educación, medido a través de pruebas estandarizadas, ha resultado ser un incentivo perverso para las comunidades educacionales. Docentes y profesionales de la educación han dejado en segundo plano la educación y el desarrollo socioemocional de sus estudiantes. Mamás, papás y apoderados centran su atención en lo que creen será un seguro económico. Y, niñas, niños y jóvenes ven la escuela como una obligación aburrida y limitadora de su creatividad.

En vez de un “producto estándar”, en Fundación Semilla promovemos la formación de personas únicas mediante metodologías de apoyo pedagógico que abren espacios para que niñas, niños y jóvenes avancen en el desarrollo de sus propios e individuales rasgos o características que permitan distinguirla de otras en un conjunto. Es decir, en el desarrollo de sus identidades.

Las escuelas que asumen su rol educativo de manera integral, se convierten en factores protectores porque el desarrollo de la identidad permite valorarse a uno mismo y reconocerse único en el grupo. Sin identidad no hay sentido de pertenencia. Sin identidad se es invisible para los demás.

Siempre que abordo el tema de la identidad y el sentido de pertenencia, me vienen a la memoria testimonios desgarradores como el de un niño: “la primera vez que alguien me dijo que era bueno para algo fue al disparar una pistola y dar en el blanco” o el de una niña: “tener relaciones sexuales me hace sentir que le importo”.

No se trata de desestimar los aprendizajes de matemáticas, lecto escritura u otras materias, pero sí de reducir contenidos para tener más tiempo para humanizar la educación. Contar con espacios para soñar y crear, para conversar y reflexionar, para jugar y cantar y para conocer a otras personas y reconocerse a uno mismo.

Poner a niñas, niños y jóvenes en el centro y en la primera prioridad es mucho más que obtener buenos puntajes en la prueba de transición (ex PSU y ex PAA) y mientras autoridades políticas no cambien su paradigma educacional, la educación continuará inhibiendo el desarrollo de la identidad y el sentido de pertenencia con las nefastas consecuencias que ello implica para la sociedad en su conjunto.

La educación actual inhibe el desarrollo de la identidad

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España: La vuelta a las clases, en cinco gráficos

Por: J. A. Aunión/Rodrigo Silva/El País

Las escuelas e institutos españoles han recibido el impacto de la pandemia en mitad de un incipiente proceso de descenso demográfico y con heridas aún abiertas como las desigualdades territoriales y el abandono educativo.

Algo más de ocho millones de alumnos de enseñanzas no universitarias (desde infantil hasta el bachillerato y la FP) comienzan estos días el curso. Cuántos serán exactamente todavía no se sabe, pues la cifra oficial aún no está disponible. Lo que es casi seguro es que serán unos pocos menos que el curso anterior, en el que fueron 8,21 millones y los cuales, a su vez, ya fueron 71.000 menos que un año antes. Asoma así a la cifra general de forma incipiente un descenso demográfico que se nota sobre todo en la escuela infantil: el segundo ciclo de esta etapa, de tres a cinco años, ha visto descender su alumnado un 16%, en 238.000 alumnos, durante la última década. Pero también se percibe ya en la escuela primaria (de seis a 11 años), con un 3,4% menos de matriculados en los últimos tres cursos. De momento, y a la espera de que se cumplan los augurios de los expertos, que aseguran que en 10 años el descenso demográfico cambiará completamente la realidad de la escuela, el crecimiento de las etapas posobligatorias (bachillerato y FP) va compensando un poco la tendencia: el curso pasado fueron unos 113.000 estudiantes más que en 2018. Los siguientes gráficos tratan de ofrecer una imagen general de un sistema que este año afronta, además, el despliegue de una nueva ley educativa, la Lomloe, aprobada el pasado mes de diciembre.

1. El mapa del alumnado

Estas son las cifras de la estadística provisional del curso pasado, 2020-2021. A la espera de las de este año, ofrecen una imagen bastante fiel del mapa del alumnado de los colegios e institutos por comunidades. Por ejemplo, de dónde se concentra la mayor parte de los estudiantes: Andalucía, Cataluña, Madrid y Comunidad Valenciana suman el 61% de todo el sistema, con volúmenes que aumentan, lógicamente, la dificultad de gestión. También ofrece este mapa la imagen de reparto entre la escuela pública y la privada (que incluye en la estadística también a los centros concertados, privados subvencionados) por comunidades, una división que crispa desde hace décadas el debate educativo español. Por ejemplo, se ve cómo Madrid, con el 14,8% del alumnado de todo el país, concentra el 20,7% de los estudiantes de centros privados.

2. Las ratios

Durante años se ha discutido mucho sobre el impacto (o no) del número de alumnos por clase en la calidad de la enseñanza. El curso pasado, sin embargo, la obligada adaptación de la escuela a la situación sanitaria redujo de golpe las ratios de profesor y alumno. Docentes y padres aseguran que el impacto pedagógico ha sido positivo allí donde la bajada ha sido significativa. Los datos de este gráfico muestran el número medio de alumnos por aula el año pasado en cada comunidad y, por tanto, esconden en sus medias estadísticas unos extremos (escuelas, probablemente, muy por debajo o por encima de ese dato general) que no permiten ver en toda su complejidad un escenario de comunidades muy urbanas o muy rurales, o de esfuerzos, tal vez, concentrados en unos u otros sitios. Sin embargo, sí muestran una imagen general de dónde están más y menos desahogadas las aulas públicas de educación obligatoria (primaria y ESO) y el segundo ciclo de infantil, etapa que no es de escolarización obligada, pero sí es gratuita y universal.

3. Profesorado y refuerzos

Las ratios de alumnos por profesor del curso pasado tienen mucho que ver con la situación previa que arrastraba cada territorio, pero también con los esfuerzos hechos por cada gobierno autónomo para contratar profesores de refuerzo. Y, lógicamente, la evolución este año de la situación dependerá de los refuerzos que se mantengan o no. Unas comunidades han anunciado que contratarán a más docentes de apoyo covid, otras a los mismos y algunas a menos. En estas últimas, padres y profesores de la pública han dejado oír ya sus protestas.

4. Aulas en cuarentena

Los argumentos de la comunidad educativa para reclamar más refuerzos son pedagógicos, pero también sanitarios, pues recuerdan que la pandemia todavía no está superada y sigue amenazando con desbaratar en cualquier momento una situación en la que la prioridad es, por encima de todo, mantener las clases presenciales. Es cierto que el impacto de la epidemia en los centros educativos fue mucho menor de lo que anunciaban los peores augurios y que este año, además, los profesores y muchos alumnos vuelven a las aulas ya vacunados. Sin embargo, la evolución de la variante delta del virus, más infecciosa, mantiene a todos en alerta.

5. Abandono escolar temprano

Los males que se le achacan a la escuela española desde hace lustros, con más o menos virulencia según la época, van desde la falta de calidad y excelencia a la escasa eficiencia del gasto escolar. Pero en el centro de todos ellos siempre ha estado una estadística: el abandono educativo temprano, es decir, el porcentaje de jóvenes de 18 a 24 años que han dejado de estudiar después de la educación obligatoria. Este indicador está directamente relacionado con el “desempleo, la exclusión social, la pobreza y una mala salud”, según la Unión Europea, que se fijó como objetivo para 2020 bajar al 10% la media de abandono temprano en sus Estados miembros. Lo consiguió (fue el año pasado del 9,9% en los 27 países de la UE) y, de hecho, España ha aportado su granito de arena con enormes progresos: lo ha reducido casi a la mitad en las últimas dos décadas, del 30,9% al 16%. Esta cifra, sin embargo, sigue siendo la segunda más alta de la UE, solo por detrás de Malta. Y esconde, además, diferencias enormemente significativas entre comunidades autónomas.

https://elpais.com/educacion/2021-09-06/la-vuelta-a-las-clases-en-cinco-graficos.html

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La educación infantil está amenazada en uno de cada cuatro países

elperidico.com

La pandemia ha dificultado el acceso a la educación

La educación de cientos de millones de niños en una cuarta parte de los países del mundo se encuentra amenazada por la crisis climática, la pandemia, los ataques a las escuelas o la falta de conectividad digital, alerta la ONG Save the Children.

La República Democrática del Congo, Nigeria, Somalia, Afganistán, Sudán del Sur, Sudán, Mali y Libia son los países que cuentan con sistemas educativos «en riesgo extremo», seguidos por Siria y el Yemen.

Así lo indica un informe publicado este lunes por Save the Children, que urge a la comunidad internacional a aprender las lecciones de la crisis educativa de la covid-19, que ha interrumpido la escolarización de más de un 90 % de los alumnos del mundo, según cifras de la organización.

La ONG advierte, sin embargo, que la crisis del coronavirus es solo una de las múltiples amenazasque ponen contra las cuerdas el acceso a la educación de los niños a nivel global.

Catástrofes climáticas y ambientales como ciclones, inundaciones o sequías son las responsables del parón académico de cerca de la mitad de los 75 millones de niños que cada año se ven forzados a abandonar su formación.

«El derecho de un niño a la educación no termina en una emergencia», remarca en un comunicado la directora de Save the Children, Inger Ashing, quien cree que, en lugar de volver a la normalidad tras la pandemia, debería aprovecharse la oportunidad para poner fin a problemas que antes ya atenazaban la educación infantil en todo el mundo.

Para lograrlo, el informe insta a los ministerios de Educación y a donantes internacionales a reforzar la inversión en los sistemas educativos de los países más afectados.

Se estima que entre 10 y 16 millones de niños corren el riesgo de no regresar a la escuela debido únicamente a los impactos económicos de la pandemia, que está forzando a estudiantes a abandonar las aulas para trabajar o casarse a una edad temprana, avisa Save the Children.

Antes de la crisis del coronavirus, 258 millones de niños en todo el mundo no tenían acceso a la educación, un balance ahora agravado que requiere urgentemente una respuesta internacional contundente, resalta la ONG en el informe, titulado «Build forward better» («Construir para un futuro mejor»).

https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20210906/educacion-infantil-amenazada-cuatro-paises-12047428

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