La urgencia de politizar la esperanza desde las practicas pedagógicas

Por: Selene Kareli Zepeda Pioquinto/Investigadora del CII-OVE

El 23, 24 y 25 de julio se llevó a cabo el 13° Curso de Verano de las Maestrías de la Universidad Campesina Indígena en Red (UCI-Red), mismo que fue transmitido por el canal de YouTube Otras Voces en Educación y se enmarcó en la pregunta: ¿Cómo podemos politizar la esperanza en estos tiempos de pandemia? De tal manera, para intentar dar respuestas se invitó a diversos investigadores defensores de la educación pública a problematizar y debatir el tema en cuestión, intentando resonar a través de diversas voces en las prácticas pedagógicas de contextos plurales. A continuación, se comparten algunas ideas expresadas por cada una y uno de los ponentes participantes, así como una reflexión final enmarcada en la esperanza y las utopías.

En un primer momento, Andres Lund, expresó la importancia de hablar y crear una pedagogía de hacernos sujetos para Otra Educación, donde haya intersubjetividad de vida y proyectos utópicos, para ello, nos invitó a preguntarnos ¿qué me/nos pasa a raíz de la pandemia?, colocando al capitalismo como la principal pandemia, mucho antes de la aparición del covid 19; siendo así, detonante al diálogo, donde el capitalismo se vuelve pandemia en metáfora y de manera literal, por tal, nos impulsa a crear poesía anticapitalista, a cuestionar la manera en que intoxicamos nuestro cuerpo, el medio ambiente y de qué maneras se producen esas intoxicaciones, donde las mercancías e ideas que importa el capitalismo son el principal malestar. De igual mandra, nos compartió que hay que propiciar la pedagogía crítica para hacer utopía: hay que hacer político lo pedagógico.

Por su parte, Jhon Holoway, nos habla acerca de las juventudes, donde Violeta Parra y su canción volver a los 17, se hace referente para sostener las esperanzas, al tiempo que nos lleva a la reflexión respecto a cómo se están viviendo los jóvenes en esta época de incertidumbre y pandemia. Se pregunta, ¿qué le decimos, como maestros, a los jóvenes ante esta crisis? Él apunta que, los estudiantes están viviendo frustración al no poder convivir y socializar en lo presencial, pues la escuela se vuelve un espacio para tejer lazos fraternos, por ello, Holoway refuerza la idea de comunicar a los estudiantes que el sistema capitalista no está funcionado, pues las desigualdades son cada vez mayores, el capitalismo no asegura una vida digna para las personas; en este sentido, es relevante decir que el capitalismo es una pandemia, pero también expresar que hay que crear otro mundo, hacer sujeto y crear sujeto, donde la resistencia esté presente, asegurando que ese es el papel de la educación escolarizada.

Mientras tanto, Peter McLaren nos comparte que conoció a Paulo Freire de manera estrecha, lo que lo llevó a un acercamiento respecto a sus pedagogías críticas y populares, siendo así que, surge la pedagogía revolucionaria que él ha impulsado desde hace algún tiempo; donde leer, escribir, hablar, generar pensamientos profundos en todas las circunstancias personales y comunitarias, es punto de partida para crear una pedagogía crítica contra el capitalismo. De igual manera, señala que él es consciente de las muertes en el mundo por la pandemia, quedando en evidencia las deficiencias del capitalismo, el cual no está preparado para afrontar situaciones como la que se vive en la actualidad. Asimismo, nos dice que hay una izquierda que quiere reformar el capitalismo más no erradicarlo y es apremiante crear alternativas a dicho sistema. Por otra parte, también compartió que en Estados Unidos se promueve una teoría critica racial, misma que tiene el objetivo de enseñar respecto a la esclavitud, la explotación a afrodescendientes, y hacer conciencia de esa historia de la esclavitud, sin embargo, hay un sector republicano que no está de acuerdo con la enseñanza de esa historia, pero detractar esa pedagogía no es una opción.

Adicionalmente, Luis Bonilla Molina retoma elementos del Apagón Pedagógico Mundial, expresando que es necesario estudiar el comportamiento del capitalismo para impulsar alternativas. Señala que, en el Foro Mundial de la Educación impulsado por la Organización de los Estados Americanos no hubo ningún maestro y se ha encaminado a la estandarización de la pedagogía, por lo que es necesario producir un acelerado encuentro entre las pedagogías críticas y las pedagogías populares: una ilación teórica. Igualmente, nos dice que, las pedagogías en la cuarta revolución industrial están enmarcadas en la digitalización, siendo un aspecto que hay que cuestionar, pues ha sido la propia pandemia la que ha evidenciado las grandes desigualdades de acceso a las tecnologías, nos convoca a pensar en propuestas pedagógicas integrales y alternativas a la educación capitalista.

Invitación a consultar y leer el Informe de Coyuntura Globa. Pandemia, Vacunación y retorno a clases presenciales en América Latina y el Caribe.

https://www.otrasvoceseneducacion.org/archivos/377867

Invitación a consultar y leer el Informe de Coyuntura OVE: Inversión, Salarios y Condiciones de Trabajo de los y las Docentes en América

https://www.otrasvoceseneducacion.org/archivos/381852

Por otra parte, Benjamín Berlanga retoma la cuestión del Apagón Pedagógico, expresando seis puntos que hay que considerar para crear ethos de vida desde la práctica pedagogía: I) recuperar los vínculos: estar juntos; II) elaborar, crear lo común, lo comunitario; III) propiciar el cuidado como política de vida; IV) fortalecer la pluralidad de epistemologías; V) territorializar la vida; y, VI) fortalecer la relación con la naturaleza. De igual modo, retoma las ideas de Walter Benjamín y Ernst Bloch del avisador del fuego y organizar la esperanza, destacando que, hay que mirar la catástrofe, pero no desde el suicidio, sino para identificar el advenimiento de la catástrofe, y así, organizar la esperanza a partir del reconocimiento de la catástrofe. Recalca que, para generar transformaciones profundas, “los signos del tiempo tendrán que violentarnos lo suficiente para pensar por cuenta propias”, empujando a crear lo nuevo.

Finalmente, Ana Cecilia Dinerstein nos adentra con mayor fuerza en la idea de la organización de la esperanza, recuperando las ideas de Ernst Bloch y también nombrándole bucle de la esperanza. Advierte que en los momentos más desesperados es cuando se descubre otra manera de estar. Las crisis obligan, empujan, motivan a crear. La pandemia que actualmente se vive, hace evidente con mayor fuerza la crisis de las desigualdades sociales, lo que deja como resultado la necesitad vital de propiciar una vida digna. Nos refiere que, en el encuentro de mujeres en Chiapas, México, escuchó la siguiente frase: Compañera y hermana, qué pasa si aprendemos no sólo a gritar de dolor, sino aprender a encontrar el camino, el lugar y el tiempo para gritar un nuevo mundo, piensa hermana y compañera, que las cosas están tan mal, que para seguir con vida tenemos que crear otro mundo. señalándonos que este nuevo mundo tiene que ser atipatriarcal y las mujeres están abocadas a la política de la esperanza. Asimismo, nos comparte que tenemos que encontrar el excedente para no caer en la trampa de la derrota, la pedagogía es clave en esta parte. Es necesario nombrar y estudiar aquello que ya no queremos, pero también abrir nuevas posibilidades de estar.

Reflexiones finales

Así pues, a partir de este encuentro para discutir las crisis que vinieron a fortalecerse a causa de la pandemia, pero que ya existían, se rescata la urgencia de politizar la esperanza desde la conciencia. Comprender por qué la crisis llega de diferente manera en los diversos sectores sociales, cuestionar el sistema dominante, y hacer de los espacios educativos áreas de resistencia, de lucha y de conciencia para crear alternativas de vida: pedagogías para el buen vivir.

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Investigación Educativa y “Neutralidad Ideológica”

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

Me parece que ese es un asunto de congruencia ética que habrá de resolver la “Aristocracia Académica” mexicana. La pelota está en su cancha.

Hace unas semanas el Dr. Felipe Tirado escribió lo siguiente al abordar el tema de la evaluación educativa, en un texto publicado en el sitio Educación Futura: “La evaluación en México se ha polarizado, se ha politizado, ha dado lugar a posiciones ideologizadas que frecuentemente no permiten la deliberación argumentada, y se llega a las descalificaciones ramplonas. El mal manejo político de la evaluación terminó en el desmantelamiento del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, con costos altísimos para el país.” (1) Precisamente y en relación con los señalamientos de Tirado, académico de la FES Iztacala UNAM, en esta ocasión comparto algunas ideas y reflexiones sobre las relaciones contradictorias entre ideología e investigación educativa.

Aun cuando estas relaciones son añejas y complejas, por no decir polémicas e interminables, (como los son también entre estos conceptos y procesos generados en torno al currículo escolar y la evaluación, entre otros aspectos), es imposible dejar de lado el debate que éstas suscitan. En primer lugar, lo que hay que señalar es que al pronunciarse de esa manera (“La evaluación educativa no debe apoyarse en prejuicios o posiciones ideológicas…”, que fue una política adoptada oficialmente por el INEE entre 2013 y 2018), quien pretende no “contagiarse” de las “ideologías” (como es el caso de lo aseverado por Tirado), o pretende mantenerse al margen de ellas, en realidad asume, implícitamente, una posición ideológica.

Simples peticiones

Sería interesante que, para evitar “descalificaciones ramplonas”, el mismo Felipe Tirado registrara en su texto a qué y a quiénes (como autores) se refiere (¿Quiénes han politizado y polarizado estos procesos y conceptos?). Además, convendría que aclarara, con toda precisión ¿por qué hace uso del calificativo “frecuentemente”, específicamente cuando se refiere a las “posiciones ideologizadas”? Por último, considero que le haría un gran favor a la salud de este debate, si Tirado Segura nos explicara, de manera detallada y argumentada, porqué según él “…El mal manejo político de la evaluación terminó en el desmantelamiento del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), con costos altísimos para el país”. No basta sólo con señalar o ironizar, sino que es necesario interpretar y explicar ese fenómeno del cambio institucional dentro del contexto político e ideológico actual en México.

¿“Desideologizar” desde las ideologías?

Tal como lo escribí hace dos años (2), me parece que en los círculos académicos de las Ciencias Sociales (no en todos, por cierto), y en particular en las Ciencias de la Educación (en este grupo, obvio, incluyo a los círculos de la Pedagogía), se conserva, en ciertos grupos de académicos, la pretensión de mantener viva la flama de la “neutralidad ideológica”. Ante ello me pregunto: ¿Por qué los funcionarios, académicos y profesionales de la investigación educativa hacen nuevamente este tipo de declaraciones? ¿Cuál es la motivación que los lleva o los mueve a esa falsa conclusión de negar a la política y a las ideologías en el seno de las prácticas científicas o técnicas? ¿Hacia quiénes, como académicos, o hacia qué institución o instituciones va dirigido su mensaje? ¿El ejercicio de la política y los posicionamientos ideológicos sólo son patrimonio de ciertos circuitos académicos o de especialistas?

Una visión diferente

Jürgen Habermas, por ejemplo, en su clásico ensayo sobre “Ciencia y Tecnología como Ideología”, señala que “lo mismo antes que ahora, son los intereses sociales los que determinan la dirección, las funciones y la velocidad del progreso técnico. Pero estos intereses definen al sistema social tanto como un todo, que vienen a coincidir con el interés por el mantenimiento del sistema…”. Sobre este debate en torno al papel ideológico de la ciencia y la técnica, Habermas retoma, al inicio de su ensayo, a Herbert Marcuse a través de la siguiente idea, en la crítica que éste hiciera a los planteamientos de Max Weber: “El concepto de razón técnica es quizá él mismo ideología… No sólo su aplicación sino que ya la técnica misma, es dominio sobre la naturaleza y sobre los seres humanos… La técnica es en cada caso un proyecto histórico-social; en él se proyecta lo que una sociedad y los intereses dominantes en ella, tienen el propósito de hacer con los seres humanos y con las cosas”. (3)

En un tema paralelo, al referirse a la noción de competencias en educación, Philippe Perrenoud, señala lo siguiente: “El análisis de competencias remite constantemente a una teoría del pensamiento y de la acción situados (Gervais, 1998); pero también del trabajo, la práctica como profesión y condición (Descolonges, 1997; Perrenoud, 1996c). Es decir, que nos hallamos en terreno pantanoso, a la vez que en el plano de conceptos e ideologías…” (4).

Son cuarto para las doce. Se acerca el inicio, en unos días, del XV Congreso Nacional de Investigación Educativa, organizado por el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE). Pienso que conviene retomar esta interesante discusión y recuperar los argumentos que llevan o han llevado a fijar posiciones al respecto, sin exclusiones o pretextos ideológicos, a efecto de completar el debate o enriquecerlo.

Cierto, son complejas estas relaciones y profundo es el debate acerca de los intentos de “asepsia ideológica” que de pronto recorren los pasillos de la tecnocracia; por ello justamente y por la salud del diálogo y el respeto a la divergencia, habrá que dar continuidad a esa discusión (“ideológica”), pues no quisiera pensar que el congreso en cuestión, a la postre, sea un espacio hegemónico de quienes pretenden aplicar la fallida “vacunación ideológica”. En su lugar, y por el contrario, en esta comunidad académica, me consta, deben prevalecer la sensatez y la cordura. Pero sobre todo, una de las características de esa comunidad de investigación son la pluralidad de ideas y la libertad de expresiones tanto en los planos académicos como personales.

Sin embargo, este debate me recuerda cuando, a inicios de la década de los años 80, el mismo Felipe Tirado nos señalaba (cuando ocupaba el cargo de coordinador de carrera), a un grupo de estudiantes de Psicología de la ENEP (hoy FES) Iztacala de la UNAM, “que no nos dedicáramos a la política (lo decía en sentido peyorativo), y que por el contrario nos ocupáramos del trabajo académico…”. La historia es lamentable porque, como contraejemplo, él sí “hizo política” y se colocó primero como coordinador de la carrera de Psicología; posteriormente fue director de la Escuela o Facultad (durante dos períodos); y finalmente llegó a ocupar un escaño como miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM. Entonces: ¿Ellos sí pueden “hacer política”, y nosotros no?… en fin, allá ellos y ellas (lo digo por él y por todos aquellos y aquellas que se han ubicado en posiciones políticas, en diferentes instituciones académicas o de gobierno, con el discurso de la “desideologización” de la ciencia).

Me parece que ese es un asunto de congruencia ética que habrá de resolver la “Aristocracia Académica” mexicana. La pelota está en su cancha.

Definitivamente y para terminar esta breve opinión, suscribo la posición adoptada por el desaparecido Juan Carlos Tedesco quien, en un prólogo que escribió para encabezar un reporte sobre formación en gestión y políticas educativas en América Latina, y en un contexto más cercano a lo pedagógico, reconoció la necesidad de no llevar las posiciones ideológicas a los extremos, sin negar el papel implícito que juegan, en particular, las ideologías políticas en el ámbito de la investigación educativa: “La competencia técnica sin compromiso político deriva fácilmente en actitudes y enfoques de carácter tecnocrático. Pero, a la inversa, también sabemos que el compromiso político sin competencia técnica provoca clientelismo, demagogia o una militancia ineficiente”. (5)

Fuentes consultadas:

(1) Felipe Tirado Segura. “Nuevas vertientes en la evaluación”. Educación Futura, 30 de octubre, 2019.

(2) Ver mi texto “Ideología, Currículum y Evaluación Educativa”, SDP Noticias, 10 de noviembre, 2017.

(3) J. Habermas. (1993) Ciencia y técnica como “Ideología”. Red Editorial Iberoamericana.

(4) P. Perranoud. (2004) Diez nuevas competencias para enseñar. Biblioteca para la Actualización del Maestro. México, SEP, p. 11.

(5) Juan C. Tedesco. (2001) En: Braslavsky, Cecilia y Felicitas Acosta (orgs.). El estado de la Enseñanza de la Formación en Gestión y Política Educativa en América Latina. (Prólogo). UNESCO: IIPE – Buenos Aires.

Fuente e Imagen: https://www.sdpnoticias.com/columnas/juan-carlos-miranda-arroyo-investigacion-educativa.html

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