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Textos escogidos sobre teletrabajo

Por: Mario Hernández

En esta tercera y última entrega sobre el teletrabajo seleccionamos textos de la Asociación de Abogados Laboralistas de Mar del Plata; de Pablo Marrero, secretario de prensa de bancarios (CTA-A) y de la periodista española, Sabela Rodríguez Alvarez, sobre cómo afecta el teletrabajo a las mujeres. Además, analizamos una encuesta de la consultora Adecco

Teletrabajo: Beneficio obrero o ganancia del empleador

Reproducimos documento de la Asociación de Abogados Laboralistas de Mar del Plata: 

La actual pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud a causa del virus COVID 19, trajo a colación un sistema de trabajo que ya se venía implementando en diferentes sectores, pero ahora con la clara intención de ampliar su espectro a diversas ramas de la economía. Estamos hablando del teletrabajo – trabajo a distancia – trabajo remoto y/o home office.

En primer lugar, debemos señalar que los términos utilizados no son sinónimos, veamos pues, en qué consisten las principales diferencias:

Teletrabajo, trabajo remoto o a distancia, es el trabajo que una persona realiza para una empresa determinada, desde un lugar alejado de las oficinas centrales o del establecimiento de producción, para realizarlo habitualmente desde su propio domicilio, por medio de la utilización de las nuevas tecnologías de telecomunicación. La clave para entender este concepto es el “control”. Así, el teletrabajo es un proceso donde el operario realiza un trabajo fuera de la sede de la empresa, bajo el control y tutela del empresario.

El espacio donde se realiza el teletrabajo puede ser un domicilio particular, otra oficina, un coworking remoto o cualquier lugar que permita la conexión entre empresario y trabajador. De este modo el empleador cuenta con el control total de los procesos de producción; estén donde estén sus trabajadores. Pese a no estar en la oficina, lo que consigue el teletrabajo es trasladar todos los procesos rutinarios al lugar donde se encuentre el trabajador, manteniendo así todas sus responsabilidades y tareas.

Por su parte, el Home Office o trabajo a domicilio, es el modelo de negocio que utilizan la mayoría de los freelancers. Un freelance es una persona que trabaja por cuenta propia para una empresa determinada, facilitándole un servicio a cambio de una compensación económica. Muchas empresas subcontratan servicios a través de los freelancers, resultando trabajadores de la compañía, que brindan sus tareas en la mayoría de los casos por medio de contratos, especificando el tiempo que trabajarán para el empleador y bajo qué condiciones.

Analizando este concepto, a su vez nos encontramos frente a otro flagelo que afecta a los trabajadores como son los casos de fraude laboral, donde se encubre la verdadera naturaleza del vínculo bajo la apariencia de figuras ajenas al derecho laboral.

En resumen, el teletrabajo, es una forma de organizar el sistema laboral, basado en que el trabajador desempeñe su actividad sin la necesidad de presentarse físicamente en un lugar de trabajo específico. Este tipo de organización de trabajo es posible ya que los métodos utilizados implican el procesamiento electrónico de información y la utilización de un sistema de telecomunicaciones, para poder compartir información entre el trabajador y la empresa.

Existen tres tipos de teletrabajo que son los siguientes:

  • Domicilio: aquel en donde el trabajo es realizado desde la casa o domicilio del empleado.
  • Móvil: aquel caso de teletrabajo en donde el empleado suele trabajar algunos días desde su domicilio y otros en la oficina.
  • Telecentro: aquel en donde la institución o empresa destina una oficina para que los empleados desarrollen determinado tipo de actividades, fuera de su oficina central.

Luego del breve análisis realizado, debemos preguntar ¿es el teletrabajo un beneficio para mejorar la calidad de vida de los trabajadores o más bien resulta un modelo de trabajo forjado en pos de las ganancias del capital? Adelanto la respuesta a favor de la segunda opción.

El trabajo a distancia no es un tema nuevo en el ámbito laboral, sino que hace tiempo que se venía discutiendo, siendo actualmente visto con agrado por parte de la patronal, bajo el pretexto del aislamiento social, preventivo y obligatorio.

Este modelo de trabajo forma parte del plan de “modernización” que tenía el anterior gobierno de Mauricio Macri, que con el resultado de las últimas elecciones creíamos olvidado, pero lamentablemente hoy no es así.

Como todo sistema novedoso, el trabajo a distancia tiene sus amantes y detractores, quizá entre la población joven -más ligadas al uso de la tecnología- y claro está, entre los grupos empresarios, podemos encontrar a los principales defensores del modelo, sin embargo, la realidad indica que el dicho “se trabaja mejor en casa” es un mito, siendo las principales críticas las siguientes:

1) El trabajador o trabajadora pierde vínculo y comunicación con sus compañeros, los aísla socialmente reduciendo la posibilidad de organización en defensa de sus derechos.

2) Altera los períodos de descanso.

3) Modifica la jornada laboral.

4) Desestabiliza los horarios de los trabajadores.

5)  Afecta el pago de las horas extra.

6) Hay un mayor agotamiento del trabajador ya que el mismo no se desconecta totalmente de sus labores para descansar. Al no existir un horario laboral establecido se ilimita la jornada de trabajo a las 24 horas del día.

7) Afecta las relaciones personales y familiares de los trabajadores, al penetrar el trabajo dentro del ámbito más íntimo como el hogar del obrero.

8) Favorece la precarización y la tercerización laboral.

9) Impide acceder a normas de higiene y seguridad en el trabajo.

10) Afecta en sobremanera a ya que a raíz del modelo social que aún nos domina, en la práctica las mujeres mayormente se encuentren ligadas a realizar actividades domésticas y de crianza de los hijos, hecho este que agudiza el estrés generado por el teletrabajo.

La realidad indica que el teletrabajo implica un “ahorro” para las empresas, para quienes siempre resulta rentable tener personal laborando desde su casa. Los ahorros no solo se dan porque se deja de designar un espacio físico para el personal, sino también por el ahorro en los servicios básicos como agua, luz, gas, internet, insumos, etc., reduciendo de este modo los costos de producción y aumentando la rentabilidad de la empresa.

Como regla fundamental, para implementar este sistema el empleador debería otorgar al obrero la totalidad de los medios tecnológicos, informáticos, digitales, insumos y costos que requiere la implementación del teletrabajo. En muchas ocasiones esto no sucede, y son los trabajadores quienes tienen que asumir esos costos como por ejemplo conexión a internet.

No podemos soslayar un caso puntual como resulta el de los docentes, donde solo un cierto porcentaje tiene acceso a una computadora y conexión de internet, no brindando el empleador las herramientas necesarias para que realicen el trabajo a distancia.

En tal sentido, no todos los trabajadores y trabajadoras están en condiciones de realizar el teletrabajo, por ejemplo, quienes viven en una zona rural o semi rural o con deficiente conexión a internet, quienes comparten el uso de una única computadora con el resto del grupo familiar, como ser hijos en edad escolar, o están al cuidado de otras personas, etc.

Chile se convirtió en el primer país latinoamericano en adoptar el teletrabajo de manera legal con la Ley de Trabajo a distancia y Teletrabajo, propuesto por el ministerio de Hacienda el 10 de marzo de 2018 y decretado oficialmente el 26 de marzo de 2020, resultando las principales críticas un “menor descanso y falta de pago de horas extras para los trabajadores/as”.

Esta fue una iniciativa empresarial que tiene por finalidad dotar de una regulación flexible a los trabajadores para que puedan desempeñar sus labores en el domicilio.

La legislación permitiría que, si un trabajador ya tiene una relación laboral, de carácter presencial en la empresa, pueda acordar con su empleador el cambio total o parcial a la modalidad de trabajo a distancia.

Es sabido que las negociaciones entre empleador y trabajador son asimétricas por naturaleza y no significan otra cosa en la realidad que imposiciones patronales sobre los empleados. La ley de teletrabajo aprobada “aseguraría” 12 horas de descanso entre jornada y jornada, lo que significa una precarización en las condiciones laborales, con jornadas que podrían extenderse más de lo legal.

El año pasado en el ámbito Judicial recientemente la AJB acaba de firmar un acuerdo paritario con la SCBA para regular el teletrabajo en el contexto del aislamiento social, destacando que el teletrabajo debe ser una opción y no una obligación para los trabajadores.

Concluyendo, hoy es el momento de avanzar en la búsqueda de más y mejores derechos laborales y no retroceder. En consecuencia, si bien el aislamiento social, preventivo y obligatorio y las limitaciones a la circulación dispuestas por el PEN hicieron que las modalidades habituales de trabajo se hayan visto modificadas, el teletrabajo solo puede ser admitido por los trabajadores y trabajadoras como una herramienta excepcional para superar la actual crisis económico-sanitaria, pero nunca podrá ser convalidado como un método normal, habitual y efectivo de trabajo, toda vez que el mismo no implica un real beneficio para la clase obrera sino más bien un incremento de  ganancia para la patronal.

Asociación de Abogados Laboralistas (AAL) de Mar del Plata. 

Teletrabajo: con todos los derechos y cuidando la salud

Por Pablo Marrero (Red Eco Alternativo) 

En estos días de pandemia y cuarentena se ha avanzado con la puesta en práctica del llamado “teletrabajo”. Es importante detenerse a pensar en esta modalidad laboral que parece destinada a quedarse y a crecer en el mundo laboral.  

Más allá de lo atractivo que puede ser trabajar en casa, pensar que no tenemos que viajar, en que podemos regularnos los tiempos, prepararnos un mate o un café cuando queramos, convocamos a reflexionar sobre las consecuencias a largo plazo de esta modalidad. Entre estas, profundizar sobre el significado de la pérdida de la colectivización que da el compartir con los compañeros y compañeras cuestiones que hacen al ámbito laboral, como así también, otras más vinculadas a la vida social de las personas. El otro elemento en el que hay que detenerse es en la delimitación de los espacios entre lo que es la actividad laboral y la vida privada y un tema muy importante es ver qué condiciones tenemos en nuestro hogar para realizar una actividad propia de una oficina y lo que significa esto para nuestras vidas y la de nuestra familia.

Muchas de las experiencias que se están llevando adelante no son tan idílicas y el trabajador en esta modalidad realiza jornadas mucho más extendidas, dependiendo todo el día del celular o la computadora y en condiciones paupérrimas para su salud. Sin contar que los gastos de luz, internet y otros, corren por su cuenta.

Al respecto, Luis Campo, coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, plantea: “Es muy claro que se desdibuja la idea de una jornada laboral limitada. Esa idea de que con el teletrabajo podríamos organizar el trabajo, administrarlo y distribuirlo a lo largo del día como mejor me convenga, puede en un principio aparecer como una ventaja real. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, esa jornada de trabajo se va desdibujando y dejamos de saber cuánto tiempo estamos trabajando. Es decir, experimentamos una jornada laboral continúa, donde la lógica empieza a ser el trabajo a demanda. El teletrabajo permite que se generalice o extienda el trabajo a destajo sobre actividades que hasta hace poco nos parecían impensadas”.

Yendo más a lo concreto, es importante evaluar en qué condiciones se realiza la actividad laboral bajo esta modalidad: ¿se respetan los Convenios Colectivos?, ¿cuáles son los derechos y cómo se reclaman? Y, fundamentalmente, ¿se cumplen las condiciones para el cuidado de la salud del trabajador y la trabajadora?

En Argentina el Ministerio de Trabajo emitió en su momento el “Manual de Buenas Prácticas en Teletrabajo”, que fue elaborado bajo la supervisión de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y que establece la voluntariedad del teletrabajo, la reversibilidad del teletrabajo, la compensación de todos los gastos directos e indirectos que ocasione tele trabajar por parte del empleador y la inclusión en el Convenio Colectivo de Trabajo.

La situación actual de emergencia sanitaria pone en discusión la “voluntariedad del teletrabajo” y por otra parte, la observación del Manual de Buenas Prácticas de Salud y Seguridad en el Teletrabajo de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo, fue suspendida en la emergencia sanitaria.

Este Manual ordena que debían ser provistos al trabajador todos los elementos necesarios para que éste realice su trabajo con las condiciones ergonómicas adecuadas, como ser teclados y pantallas a las alturas correctas, sillas con las características ergonómicas que hacen falta, apoya pies, etc. Se le deberán proveer además los elementos de seguridad, como ser matafuegos, necesarios. Todas estas condiciones de trabajo deberán tener el visto bueno de los representantes sindicales de los trabajadores (Comisiones o Secretarías de Higiene y Seguridad, etc.)

Es prioritario que lo que indica este manual se restablezca en forma inmediata cuando concluya la emergencia sanitaria.

En esta modalidad de trabajo es fundamental respetar la jornada establecida por los respectivos convenios, así también el descanso, tener una delimitación clara de la tarea a cumplir y ejercer el derecho de la actividad sindical. Se deben mantener los mismos derechos que el trabajador habitual -en particular las licencias médicas (no se debe trabajar “medio enfermo” desde casa)-, así como la ART y el seguro.

Tomamos la palabra de Luis Campos cuando nos dice: “Tenemos que volver a pensar en aquella lucha histórica por las 8 horas de trabajo. Esta no era sólo para limitar el tiempo de explotación de nuestra mano de obra, sino por un tiempo de descanso y esparcimiento por fuera del ámbito laboral. El teletrabajo está desdibujando ese derecho”.

La imposición de una nueva modalidad de trabajo por parte de las empresas debe ser pensada y debatida colectivamente por parte de las organizaciones de trabajadores y trabajadoras. De ninguna manera puede aplicarse unilateralmente y, fundamentalmente, debe respetarse todos los derechos adquiridos referenciados en los respectivos Convenios Colectivos.

El teletrabajo, una «trampa mortal» sobre todo para las mujeres, trabajadoras y cuidadoras las 24 horas

Por Sabela Rodríguez Alvarez  

  • Las expertas señalan las «contradicciones» del trabajo a distancia y demandan medidas específicas: «Sin una regulación se convierte en una trampa mortal»
  • Beatriz Gimeno defiende un cambio cultural profundo, una acción política que «mejore la responsabilidad institucional en los cuidados» y una toma de conciencia en la economía para resolver los problemas de conciliación

Primero, el cierre de las escuelas. Después, el de los centros de trabajo. Y entretanto, las mujeres han tenido que lidiar con las muchas dudas en torno a la conciliación, el trabajo a distancia y una realidad completamente alterada por la pandemia. El teletrabajo se tejió como respuesta inmediata a las preguntas sobre el cuidado, pero pronto degeneró en una «trampa mortal» para las mujeres. Sin mecanismos que garanticen los derechos laborales de las trabajadoras y sin políticas de corresponsabilidad efectivas, la carga continúa recayendo en sus espaldas. El problema amenaza con echar raíces no sólo durante la excepcionalidad: el después preocupa también a las expertas.

El informe La perspectiva de género, esencial en la respuesta a la covid-19, elaborado por el Instituto de la Mujer, subraya la necesidad de «conocer el alcance del impacto de género que produce e incorporarlo en la respuesta a una crisis que, por sus propias características, afecta de manera diferente a mujeres y hombres«. La situación de emergencia, añade el texto, tiene además «una dimensión social importante en el ámbito privado que actúa como amortiguador de aquélla y que nuevamente coloca a las mujeres al frente de la respuesta a la enfermedad, ya que son las que realizan la mayor parte del trabajo doméstico: el 70% de las tareas de cuidado recae en las mujeres«.

Ellas, recuerda el análisis, siguen realizando «la mayor parte del trabajo doméstico y cuidado de personas dependientes, remunerado y no remunerado, asumiendo también una mayor carga mental derivada de la misma». En añadido, remarca, muchas mujeres se ven «abocadas a no poder seguir trabajando por tener que hacer frente a las tareas de cuidado al encontrarse los centros escolares cerrados».

En la esfera laboral, las mujeres «sufren mayor precariedad y pobreza laboral, lo cual las sitúa en un peor lugar para afrontar un nuevo periodo de crisis». En ese sentido, parte de los sectores que asumirán mayores secuelas tras la crisis, como el comercio, turismo y hostelería, «están altamente feminizados». El estudio apunta que en sus últimas proyecciones la OCDE prevé que el turismo tendrá una reducción de actividad del 70%. En la misma línea el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la ralentización de la economía en España en 2020 estará determinada por las dificultades para continuar la actividad en la cadena de suministro, el comercio, el turismo y el consumo interno.

Las sociólogas de la Universitat de València (UV) Cristina Belloch y Empar Aguado han trazado también algunas conclusiones relativas al peso del trabajo productivo y reproductivo durante la pandemia. Las consecuencias no sorprenden: ellas asumen un mayor grado de estrés. Las mujeres que están teletrabajando con sus hijos en casa, exponen las expertas, no sólo tienen que trabajar y a la vez realizar tareas de cuidado, sino que en ocasiones deben intentar facilitar que sus parejas trabajen. Muchas «están trabajando y a la vez cuidando», pero además cargan con el «seguimiento escolar de los hijos» en edad educativa, un «elemento de ansiedad y estrés añadido». Como resultado, las mujeres tienden a buscar su propio espacio de concentración y silencio «durante la madrugada, bien sea retrasando el momento de ir a la cama o levantándose antes que el resto de miembros de la familia». La desconexión se torna tarea imposible.

Las sociólogas se preguntan si se trata de una situación excepcional o bien la «nueva normalidad» amenaza con convertirse en una regresión para las mujeres. «¿Qué ocurrirá cuando la ciudadanía tenga que dar respuestas a la potencial crisis de cuidados que ya se deja entrever?, ¿cómo se resolverá la situación tras el confinamiento sin los servicios educativos esenciales que permitan el desarrollo de las jornadas laborales presenciales?, ¿seguirán siendo las mujeres las que con mayor frecuencia se constituyan como el eslabón flexible cuando el requerimiento en cuidados se vuelve rígido y exigente?», plantean. Los anuncios relativos a la «nueva normalidad» no entretejen respuestas que calmen la inquietud de las mujeres. Sin planes relativos a la conciliación –en Santander el Partido Regionalista de Cantabria ya ha reclamado medidas específicas–, con las aulas a la mitad de su capacidad y la actividad productiva a medio gas, las dudas emergen y las soluciones están lejos.

Las contradicciones del teletrabajo

Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación Progresista de Mujeres, no resta valor al teletrabajo como herramienta efectiva, pero insiste en que «debe estar regulada y debemos vigilar las condiciones». De lo contrario, advierte, «se convierte en una trampa mortal para no despegarnos del rol de cuidadoras«, lo que supone un «peligro para la promoción personal y laboral de las mujeres, pero también para su propia salud». El teletrabajo es un instrumento que «debe abordarse y analizar, pero no llevarse a cabo en exclusiva como alternativa al trabajo presencial, sino como algo complementario para hacerlo factible».

Ana Gálvez, profesora de Psicología Social del Trabajo y las Organizaciones en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), explica a infoLibre que el teletrabajo «muchas veces se presenta como una modalidad laboral que permite conciliar la vida laboral y familiar de manera fácil y exitosa», pero recalca que no siempre es así. La relación entre teletrabajo y conciliación está «plagada de contradicciones, paradojas y tensiones«. Un estudio elaborado por Gálvez hace dos años evidencia que el teletrabajo implica, para muchas mujeres, «una enorme carga de trabajo tanto laboral como doméstico y familiar, pero a la vez también les supone una enorme sensación de liberación por la autonomía y libertad que les proporciona a la hora de organizarse el tiempo». El trabajo a distancia, por tanto, «puede ser una trampa en algunas ocasiones» pero a la vez «es en la mayoría de las ocasiones la única manera para poder desarrollar el rol de madre y el de profesional».

Sobre este extremo se expresa también Cristina Antoñanzas, vicesecretaria general de UGT. «Al final vamos a ser nosotras las que paguemos, esa es la sensación», lamenta en conversación con este diario. El teletrabajo, sostiene, se conjuga como una opción «importantísima» pero se está demostrando como una «trampa pura y dura». Recuerda, en esa misma línea, que sólo entre «un 3% y un 4% de los convenios de nuestro país lo regulan» y únicamente «el 20% o el 25% de los empleos del país puede implementar el teletrabajo». Pero además, la desconexión digital «es imposible», de manera que las trabas a la conciliación son mayores.

El teletrabajo, estima la sindicalista, no puede ser entendido como una «herramienta de conciliación» en exclusiva porque entonces las mujeres «perderán el contacto con sus compañeros, la relación presencial con la empresa y se quedarán encerradas en sus casas». Por otro lado, apunta Antoñanzas, su sindicato ha tratado de que «la posibilidad de reducción de jornada viniera aparejada, excepcional y temporalmente, de una prestación», pero no ha sido posible. «Estamos seguros de que son las mujeres las que están solicitando esas reducciones«. En 2018, el 92,2% de las reducciones de jornada para el cuidado fueron solicitadas por mujeres y el 87,1% de las excedencias las demandaron también ellas.

Beatriz Gimeno, directora del Instituto de la Mujer, subraya a preguntas de infoLibre que la situación actual no ha sido «programada ni planificada», sino que se trata «prácticamente de una improvisación» ante la emergencia. En ese escenario –altamente condicionado además por las circunstancias de cada familia o las características de cada hogar– las mujeres «se están sintiendo sobrecargadas, estresadas y perciben que no pueden afrontar las dos responsabilidades a la vez, la familiar y la laboral». No obstante, destaca Gimeno, «no es cuestión de descartar la opción del teletrabajo», que en una «situación normalizada puede tener aspectos positivos». En todo caso, estima, «lo que es incuestionable es que no podemos hablar de conciliación sin hablar de corresponsabilidad», ya sea con trabajo a distancia o presencial, «hay que repartir de forma equilibrada la carga de cuidados entre mujeres y hombres, y también las instituciones, la sociedad en su conjunto, tiene que hacerse cargo de una parte».

En ese recorrido, reflexiona la responsable de la institución, «hay que evitar que el teletrabajo se convierta en una opción para madres, y acabe devaluándose laboralmente». Esto se logra, perfila, fijando bien «las condiciones, posibilitándolo y promoviéndolo tanto entre hombres como mujeres, incluso para quienes no tienen responsabilidades de crianza». Sobre todo, añade, dando con «los instrumentos adecuados» e impidiendo que «se convierta en una jornada laboral de 24 horas al día y 7 días a la semana».

Gálvez va directa a la raíz del problema: «Las mujeres se han incorporado al mundo laboral pero no ha habido una redistribución del trabajo doméstico y de las responsabilidades familiares«. El modelo de familia tradicional «todavía funciona bajo la presunción de que existe una separación entre quien genera los ingresos familiares y quien se encarga del cuidado», una noción que debe ser superada para caminar hacia una igualdad verdaderamente efectiva. En ese sentido, para que el teletrabajo se consolide como herramienta exitosa «hay que solventar graves problemas», tales como «una cultura organizacional donde las jornadas laborales dan sentido y satisfacción a una estructura social patriarcal», pero también un «cambio social que todavía no contribuye a distribuir de forma equitativa el trabajo de los cuidados y las responsabilidades familiares y domésticas».

Problema público

Más allá de la esfera estrictamente laboral, Besteiro recuerda la necesidad de «abundar en la corresponsabilidad y en la necesidad de que toda la sociedad se implique a la hora de arbitrar medidas para que las mujeres puedan conciliar». Uno de los grandes problemas, sostiene, es que «todavía no se considera la falta de corresponsabilidad como un problema público de primera magnitud» y por tanto no toda la sociedad se siente implicada. No es algo privado, reitera, «es una tragedia para nuestro país que además tiene repercusión en cuestiones como el retraso en la edad de maternidad».

¿Va a suponer la nueva normalidad un retroceso para las mujeres? «Yo espero que no, pero tengo la sensación de que sí», reconoce Antoñanzas. Por el momento, esgrime, sobre la mesa quedan todavía «demasiadas cuestiones por las que seguir peleando». Para Gálvez el nuevo escenario puede derivar en serios riesgos para las mujeres. «Hay que estar alerta y diseñar e implantar medidas para frenar que esto ocurra», esgrime, pero no aparta la vista de la oportunidad que cree también se puede abrir, mediante la pedagogía y la evolución hacia un paradigma corresponsable.

Coincide Gimeno en entrever los riesgos y dar la voz de alerta. «En crisis anteriores ya se ha visto que el empleo de las mujeres es el que más tarda en recuperarse», expone, pero también la corresponsabilidad puede sufrir las consecuencias. «Sin un cambio cultural profundo que modifique la asignación de roles por sexos, o la división sexual del trabajo, sin una acción política que mejore la responsabilidad institucional en los cuidados y sin una toma de conciencia en la economía y las empresas de que la vida productiva no puede anular a la reproductiva, los problemas para las mujeres seguirán, o incluso se agravarán».

Aumento de la productividad y nuevos problemas laborales

Una reciente encuesta de la consultora Adecco señala que sólo el 25% de las personas que debieron pasar al “home working”preferirían pasar a esa modalidad de forma permanente. La tendencia, además, es mundial y grandes empresas están confirmando el ahorro que les genera, por lo que se espera que con el fin de la pandemia haya un fuerte crecimiento de este tipo de modalidad laboral, que si bien viene creciendo paulatinamente hace años ahora dará un fuerte salto.

El relevamiento de Adecco sobre 4.500 trabajadores que pasaron a cumplir sus tareas online desde sus hogares muestra que para el 56% de los encuestados este tipo de modalidad es una novedad, mientras que el resto ya la aplicaba eventualmente. Un 56% del total sostuvo que preferiría hace home office sólo algunos días de la semana, un 25% optaría por un esquema permanente y otro 19% sigue quedándose con el trabajo en la oficina o lugar habitual de desempeño.

En cuanto a la comodidad del trabajo hogareño, un 68% confirmó que se cambia de ropa para empezar a trabajar, dejando de lado el pijama o la ropa de dormir, mientras que un 18% reconoció que se queda con esas prendas y un 14% afirmó cambiarse como si fuera a trabajar a la oficina. El 47% de los encuestados señaló que cuenta con un espacio de trabajo cómodo, como un escritorio preparado a tal fin, mientras que un 31% utiliza alguna mesa donde haya espacio, un 17% usa cualquier espacio de la casa que le resulte útil y el 4% trabaja desde la cama o un sillón.

En lo que hace a la productividad, un 42% afirmó dedicar más horas al trabajo en la modalidad hogareña, otro 40% asegura cumplir la misma cantidad de horas y sólo un 18% dice trabajar menos horas. El 60% de los nuevos trabajadores a distancia está conectado con su equipo de trabajo habitual durante esta cuarentena, el 31% se conecta con ellos solo cuando es necesario y un 2% no logra mantener una buena comunicación a distancia. 6 de cada 10 encuestados manifiestan trabajar más relajados desde su casa, para el 28% es lo mismo y un 11% cree que trabajar desde el hogar es más estresante.

Casi la mitad de los encuestados (45%) reconoció comer más durante el trabajo en casa, pero el 75% sostiene que puede implementar una alimentación más sana. El 40% afirma sostener sus rutinas de actividad física, mientras que un 38% las abandonó (el 22% ya no las hacía previamente). El 48% considera haber logrado un equilibro entre su trabajo y la vida familiar, un 31% afirma que esto depende del día y un 21% considera casi imposible hacerlo.

A nivel internacional algunos estudios señalan que la productividad aumentó un 28% con el home office, un escenario en el que las empresas globales anticipan que podrían reducir en hasta un millón de metros cuadrados sus espacios de oficina, lo que les permitiría ahorrar millones en infraestructura, servicios, seguridad, limpieza o amenities.

En contraste, los servicios hogareños de los trabajadores a distancia aumentan en promedio un 30%. Pero el problema no está sólo en el nivel de gastos, sino que la tendencia consolidada por la pandemia también favorecería una precarización laboral en la que la relación de dependencia quedaría más diluida y fomentaría la facturación como freelance en una uberización laboral generalizada donde las empresas no reconocen responsabilidades.

Otro tema es el del impacto psicológico para los teletrabajadores, por la imposibilidad de separar las horas de trabajo de las hogareñas en un desdibujamiento de los turnos laborales que lleva a estar pendiente de las exigencias de trabajo las 24 horas.

Fuente: https://rebelion.org/textos-escogidos-sobre-teletrabajo/

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México/ FES Acatlan: estudiantes llaman a asamblea contra despidos docentes

Por: Manuel Aguilar

Contra los despidos docentes, la precarización laboral, la expulsión estudiantil generada por la pandemia y el autoritarismo en la UNAM.

Fruto de los indignantes despidos políticos de más de 13 profesores que se organizaron para luchar contra la precarización como parte del movimiento #UNAMNoPaga, estudiantes convocan a una asamblea contra los despidos y el autoritarismo en Acatlán. Se suman el descontento con la negligencia de las autoridades por parte de la comunidad universitaria, y la problemática de alumnos que han sido expulsados de la educación fruto de la elitización y los efectos de la pandemia. La convocatoria es este miércoles 18 de Agosto a las 5 pm.

El movimiento #UNAMNoPaga se desató a raíz de la difusión de talones de pago por $2 pesos expedidos por la Universidad a nombre de docentes de asignatura, lo que generó una enorme indignación en toda la comunidad estudiantil rápidamente. En el caso de Acatlán, se llamo a un paro votado por más de 8 mil estudiantes que las autoridades pretendieron levantar con maniobras basadas en acuerdos entre directivos y estudiantes que supuestamente decidían a nombre de la base, cuando lo hacían totalmente a sus espaldas y negando el movimiento estudiantil que se gestaba en solidaridad con los docentes. Fue el caso del estudiante Carlos Rosas, que fingiendo ser representante del estudiantado entregó un supuesto pliego petitorio a la profesora Lavín. Después de numerosas asambleas, de un movimiento cada vez más creciente, estudiantes nos organizamos desde la base para mantener el paro, salonear, desconocer a los representantes impuestas por las autoridades llamando a representantes rotativos y revocables establecidos por nosotros mismos de manera democrática, acciones que acompañamos de movilización, incluso cerrando periférico para que reconocieran nuestras demandas, demostrando la masividad y fuerza del movimiento estudiantil.

Al final las autoridades, las mismas que no se presentaron a las mesas de diálogo que ellos mismos solicitaron, utilizaron la técnica de «divide y vencerás» para levantar el paro con represalias a los profesores, para que también aplicaran represalias a los alumnos organizados. Esto hizo, y la política de un sector de docentes dentro de la Asamblea Interuniversitaria que se negó a forjar la unidad con el estudiantado, de manera independiente a las autoridades, llelvó al retroceso de la base, posibilitando que las autoridades avanzaran en despedir a más de 13 profesores en la FEs y en otros planteles.

Es necesario reavivar el movimiento, con una organización de estudiantes, profesores y trabajadores que luche por la reinstalación de los despedidos, por acabar con la precarización laboral en la UNAM y garantizar el derecho a la educación pública y gratuita, su defensa y el acceso irrestricto a ésta, para toda la población. Esto será posible solo de la mano de organizarnos de manera tripartita e independiente a las autoridades, que no han hecho más que ignorarnos, reprimirnos y confrontarnos entre nosotros, bajo la perspectiva de conquistar un gobierno tripartito con mayoría estudiantil, y una universidad al servicio del pueblo pobre y trabajador.

Fuente de la información e imagen: https://www.laizquierdadiario.mx

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México / UACM: Estallido a huelga y la lucha por derechos de docentes de asignatura

Por: Alejandra Santamaria

El 10 de agosto vence el plazo para el estallido a huelga en el SUTUACM, ¿qué puede hacer el sindicato por las y los trabajadores, en especial por docentes de asignatura?

El Sindicato Único de Trabajadores de la UACM (SUTUACM), prorrogó el término de emplazamiento a huelga al 10 de agosto del presente año, en el marco de una revisión contractual favorable a los trabajadores y un aumento salarial del 8%. Frente a eso, la rectoría de la UACM, encabezada por Tania Rodríguez Mora, se ha negado a escucharlos pues la política de todas las administraciones de la universidad ha ido encaminada a la degradación de las condiciones laborales y de vida de las y los trabajadores, quienes han resentido los salarios magros, la pérdida del poder adquisitivo y el estancamiento de las prestaciones, y sumado a todo esto, las enfermedades y perdidas en lo que va de la pandemia.

Así, la precarización laboral en la UACM es, claramente hoy, el tema de las y los profesores de asignatura, el cual no aparece aún en el mapa del sindicato a pesar de que Gabriela Barrueta, Secretaria de Organización del SUTUACM, se ha pronunciado públicamente por la necesidad de la basificación de profesores de asignatura, lo que consideramos muy importante si también se refracta en los hechos.

Como se puede ver, la lucha entre los sindicalizados y los no sindicalizados es la misma, por eso la acción conjunta es fundamental para que ambos sectores puedan vencer.

 

Recordemos que, las y los docentes de asignatura, se organizaron en asamblea permanente debido a que las administraciones anteriores —y actuales— de la UACM, habían avanzado en la incorporación de la precarización laboral en la institución ante lo cual, las direcciones del SUTUACM han caso omiso, lo que derivó en una violación del Contrato Colectivo de Trabajo y podemos considerar que éstas fueron cómplices por la vía de los hechos.

¿Qué puede hacer el SUTUACM para hacer valer sus demandas y la de los más precarios?

Creemos que es necesario, en primer lugar, que el sindicato se movilice para defender las exigencias de sus agremiados, pues esa es la mejor vía para mostrar en las calles la potencialidad y fuerza de sus bases y así lograr la conquista de sus demandas. De lo contrario, la rectoría seguirá en sus planes de no escucharlos. Pero, para ello, opinamos que la movilización debe desarrollarse desde la perspectiva de la más amplia unidad.

Por ello, consideramos que es urgente que la dirección sindical, a la par que encabeza el posible estallido a huelga en la lucha por los derechos de las y los compañeros basificados, abrace el combate contra la precarización laboral que hemos emprendido las y los profesores de asignatura y tome las siguientes medidas en el cumplimiento de la más amplia democratización de sindicato que preside:

1) Afiliar de manera efectiva a las y los docentes despedidos de la asamblea de profesores para defender sus demandas que son las de todos los trabajadores de esta área educativa.

2) Campaña de afiliación masiva, como en su momento lo requirió la Asamblea de Profesores de Asignatura de la UACM en Lucha, para que totas y todos los docentes de asignatura de dicho organismo, sin excusas ni excepciones, seamos parte en los procesos de defensa del CCT.

3) Incorporar en su pliego de emplazamiento a huelga las exigencias de reinstalación de todo trabajador despedido por reclamar sus derechos, así como la basificación y pleno ejercicio de derechos laborales, en igualdad de condiciones, para todas y todos los trabajadores de esta universidad.

4) Las sesiones que tenga el SUTUACM con la patronal y/o la Junta de Conciliación siempre deben ser públicas, para que todas y todos los trabajadores puedan participar de ellas y los acuerdos no sean producto de un diálogo a puertas cerradas entre el sindicato y la patronal, sino, transparentes y democráticos.

5) Convocar a asambleas de base para fortalecer las acciones y la movilización de los agremiados, y que en ellas se trate la cuestión de la precarización laboral como tema primordial, para que toda la base conozca la situación que padecen las y los profesores de asignatura y se tomen medidas de conjunto contra este flagelo para que se prohíba en la institución y no permitamos el avancen en la liquidación de las conquistas que hoy conservan las y los basificados.

6) Que la dirección sindical se oponga a la implementación del Estatuto de Personal Académico (EPA), en especial a lo que refiere a la cuestión de los profesores temporales y todas sus subcategorías, ya que, de forma ilegal, se intenta imponer la regulación de cuestiones laborales lo cual representa una directa violación al CCT permitiendo el avance “legal” de la precarización al mismo tiempo que la división de las y los trabajadores en categorías de primera, de segunda y hasta de tercera.

7) Continuar con la exigencia de mayor presupuesto educativo, lo que va a garantizar mejores condiciones para el cumplimiento de derechos laborales, además de las condiciones dignas de estudio para todas y todos aquellos que quieran profesionalizarse en nuestra institución.

8) Consideramos fundamental que la dirección sindical del SUTUACM, así como la base trabajadora y estudiantil, tome nota de la aguda situación de precariedad que se está viviendo en las demás universidades del país, lo que se ha puesto de manifiesto con la emblemática lucha de #UNAMnoPaga de las y los profesores de asignatura de la máxima casa de estudios, —que allí son más de 40mil— generando paros de labores en una treintena de escuelas de la UNAM con el firme apoyo del estudiantado. Ante ello, vemos que la situación de la UACM no es distinta en cuanto al avasallamiento de los derechos laborales y la cuestión presupuestal, e incluso, ante el deterioro de los planes de estudio y cierre de cátedras, por lo que ya dejó de ser el problema de una escuela y atañe a todo el nivel superior de la educación y el futuro de éste. En ese sentido, creemos que el sindicato debería avanzar con la solidaridad efectiva con trabajadores en lucha de otras universidades, pero, a la vez, buscar la unidad para no pelear aislados y lograr realmente todas nuestras demandas, así como garantizar una educación digna para todo el estudiantado.

Los docentes de la Asamblea de Profesores de la UACM en Lucha, a pesar de este duro año y medio, en medio de la peor pandemia del siglo, seguimos convencidos de que conquistar nuestras justas demandas es posible, y la herramienta más poderosa para ello es la unidad de las y los trabajadores, ya que, tarde o temprano, aquellos que hoy tienen estabilidad se verán en la misma situación que los más precarizados.

Fuente de la información e imagen: https://www.laizquierdadiario.mx

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Plataformas digitales y teletrabajo: una nueva forma de precariedad laboral

Por: Laura Pérez Ortiz / The conversation 

La digitalización transforma la información en dígitos o códigos, de manera que se puede leer, transportar e interpretar de forma rápida y fácil por medios digitales. El uso masivo de estas tecnologías de información y comunicación se lleva produciendo desde los años noventa del siglo pasado.

Gracias al aumento de las infraestructuras de banda ancha y a la expansión de los dispositivos personales (smartphonestablets…), la digitalización ha crecido de forma asombrosa en la última década. Y más aún en el último año, con el estallido de la pandemia. El uso de datos y aplicaciones digitales está suponiendo un profundo cambio para empresas, trabajadores y consumidores.

El informe anual que acaba de publicar la OIT, “Perspectivas Sociales y del Empleo en el mundo: Tendencias 2021”, se centra en un aspecto concreto de la digitalización: el uso de plataformas digitales como medio de trabajo.

Estas plataformas sirven para conectar a empresas, clientes y trabajadores: a través de una plataforma digital se asignan tareas a trabajadores o se pone en contacto a clientes que demandan un servicio con trabajadores dispuestos a ofrecerlo.

¿Qué son las plataformas digitales de trabajo?

Para entender el trabajo en la economía de plataformas hay que distinguir dos tipos.

1. Las plataformas que se basan en el uso de una aplicación móvil con geolocalización. El trabajo se asigna a trabajadores que se encuentran en determinadas zonas geográficas. Por ejemplo, las plataformas de servicio de taxi o reparto de comida.

2. Plataformas en línea donde se abren convocatorias (subastas) para hacer tareas o encargos a distancia (lo que se conoce como crowdwork).

Por tanto, las plataformas son espacios digitales donde coinciden trabajadores que ofrecen su trabajo y clientes que demandan un servicio. ¿Y dónde está el negocio de estas plataformas? En los datos.

Quienes trabajan suelen pagar una comisión a la plataforma para que les ponga en contacto con clientes, que pueden ser empresas o clientes individuales. Estas empresas o clientes, a su vez, también pagan una comisión o una suscripción a la plataforma por recibir el servicio.

Trabajadores teleinmigrantes

En el caso de las plataformas de localización, los algoritmos conectan a trabajadores y clientes en función de la geolocalización. Los clientes también pueden introducir condiciones, eligiendo a trabajadores en función de las recomendaciones o ránquines hechos por el resto de clientes.

Cuando hablamos de plataformas de tareas, los algoritmos buscan emparejar clientes y trabajadores en función de los precios, la rapidez o la calidad (de nuevo reflejada en las recomendaciones de otros clientes) con la que trabajan (si utiliza estas plataformas, piénselo bien la próxima vez que vaya a calificar a un trabajador).

Los servicios en estas plataformas son de lo más variado e incluyen desde el transporte a la traducción, asesoría o consultoría, pasando por la programación, la codificación, la descripción de productos o etiquetado de imágenes. Así es que, por el tipo de trabajo que se realiza en una y otra plataforma, los y las trabajadoras tienen perfiles diferenciados.

En el caso de las plataformas de reparto o entregas a domicilio se necesita tener un vehículo o medio de transporte propio. Para realizar tareas de etiquetar imágenes o introducir datos no es necesario una formación demasiado específica. Pero para traducir o hacer análisis jurídicos o financieros sí hace falta conocimiento y formación.

La gran ventaja de las plataformas es que los procesos se pueden dividir en múltiples tareas, microtareas, que pueden realizar distintas personas desde cualquier parte del mundo. Esto facilita lo que Richard Baldwin, en La convulsión globótica: robótica, globalización y el futuro del trabajo, ha denominado teleinmigrantes: personas que ya no necesitan desplazarse a las zonas donde hay posibilidad de encontrar un empleo, porque el trabajo llega a sus pantallas.

Estos trabajadores digitales localizados en cualquier parte del mundo hacen que haya más competencia por lograr trabajos de tipo técnico, profesional, científico, financieros y de comunicación. Este aumento de la competencia global que trae la digitalización supone un peligro para puestos de trabajo que, hace apenas unos años, se consideraban seguros.

¿Quiénes trabajan en las plataformas digitales?

No hay datos oficiales sobre cuántas personas trabajan en estas plataformas, pero se han hecho diversas encuestas y podemos señalar que alrededor del 11% de la población activa de la UE ha trabajado alguna vez en estas plataformas. En España se eleva al 18% (“El trabajo en plataformas digitales en España: ¿qué sabemos?”).

En una encuesta de la OIT (2019) realizada en 2015 y 2017 a 3 500 trabajadores distribuidos en 75 países, se dibujó el siguiente perfil de quienes trabajan en las plataformas digitales: hombre joven (alrededor de 33 años) con alta cualificación (el 20% tienen estudios de posgrado y el 37%, estudios universitarios), que trabaja en más de una plataforma (50% de personas encuestadas). El 48% de los encuestados señalaba que no tenía otro trabajo. Entre quienes sí compaginaban con otro trabajo, el 57% indicaba que era un empleo de alta cualificación. ¿Era así como lo imaginaba?

En los países desarrollados solo trabaja una mujer por cada 3 hombres en las plataformas digitales. La proporción desciende a una de cada 5 en los países en desarrollo. Y esto es algo que puede sorprender porque, en principio, se entendía que los trabajos que se pueden hacer desde casa podrían resultar más atractivos para las mujeres, pues permitirían la conciliación de la vida laboral y familiar.

Sin embargo, si tenemos en cuenta las principales ocupaciones que se realizan en las plataformas, ya vemos que la cosa cambia: la mayor parte de las tareas entran en el ámbito del desarrollo tecnológico y de software. Y aquí nos encontramos con que, en comparación con los hombres, son pocas las mujeres con los estudios y la formación necesarios para realizar este trabajo. Una razón más para luchar contra la brecha digital y aumentar la participación de las mujeres en estudios STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés).

En Europa el empleo en la economía de plataformas aún representa una proporción pequeña, pero cada vez agrupa a más personas (especialmente hombres) jóvenes y con altos niveles de educación. El trabajo que se realiza en ellas permite una enorme flexibilización y es fácilmente adaptable a coyunturas y circunstancias.

A pesar de la conocida como ley rider (RDL 9/21 de 11 de mayo de 2021), la desprotección de los trabajadores y la falta de derechos laborales y de sindicalización hacen que vayamos a un mundo de relaciones laborales unipersonales. Quizá no sea el futuro inmediato del trabajo, pero es una tendencia cada vez más marcada en el mercado laboral.

Fuente: https://theconversation.com/plataformas-digitales-y-teletrabajo-una-nueva-forma-de-precariedad-laboral-162033

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El trabajo en la Cuarta Revolución Industrial

Por: Diego Lorca  y Diego Pierdominici

Las economías se podrían clasificar en un segmento integrado globalmente, que emplea a una minoría de la fuerza laboral formada y bien remunerada, y un segmento de escasa productividad, con bajos salarios y condiciones precarias.

En el mundo que estamos viviendo a veces resulta complejo encontrar respuestas concretas e incluso plantearse preguntas sobre las causas de lo que nos rodea.  En esta nota intentaremos esbozar algunos de los cambios que se observan en el mundo del trabajo, sus causas y sus posibles consecuencias.  ¿Cambió la pandemia la forma de trabajar?  ¿O profundizó tendencias que venían desde hace años?

En el 2016 y en ocasión del Foro Económico Mundial de Davos, Klaus Schwab, fundador del Foro, acuñó el término “Cuarta Revolución Industrial” para referirse a los avances tecnológicos emergentes en una serie de campos, incluyendo la robótica, la inteligencia artificial, la nanotecnología, el internet de las cosas, la impresión 3D, los vehículos autónomos, etc.

Todos estos cambios traen profundas modificaciones en las condiciones y modos de trabajo.  Mientras que algunos desaparecerán, otros se crearán y algunos tendrán que adaptarse.  Pero esta revolución tecnológica no surgió de la nada, sino que tiene una relación intrínseca con el desarrollo del sistema capitalista y su tendencia ineludible a invertir en medios de producción que acorten los tiempos sociales del proceso productivo.

Es necesario recordar que en la crisis del 2008 –que tuvo características de crisis orgánica– la especulación del sector financiero e inmobiliario generó una burbuja de dinero ficticio sin asiento productivo, que terminó por hacer estallar el sistema financiero dominante hasta aquel entonces.

El sector tecnológico se convirtió en una enorme salida para el capital acumulado, no invertido frente al estancamiento.  Esto implicó la transformación de toda la estructura de procedimientos de la producción manufacturera y de comercialización.  Además, la creación de plataformas digitales y la expansión de la conectividad en el mundo ha permitido la aceleración de este proceso.

La pandemia de coronavirus, que comenzó según la Organización Mundial de la Salud el 11 de marzo de 2020, vino a acelerar estos procesos de digitalización de la economía a una velocidad pocas veces vista.  Pero esta crisis sanitaria, que se suma a la crisis financiera y económica mundial, no afecta a todos por igual. Vemos hoy como la mayoría de las y los trabajadores pierden, mientras que los que ganan son un muy reducido grupo de empresarios.

Por todo lo dicho afirmamos que la pandemia vino a acelerar procesos y tendencias que ya venían sucediendo hace años.

Aumento mundial de la desocupación y la explotación

Según el informe de la Organización Internacional del Trabajo “La COVID-19 y el mundo del trabajo. 7ª edición”, en 2020 se perdió el 8,8% de las horas de trabajo a nivel mundial con respecto al cuarto trimestre de 2019, equivalentes a 255 millones de empleos a tiempo completo.  La pérdida de horas de trabajo en 2020 fue aproximadamente cuatro veces mayor que la registrada durante la crisis financiera mundial de 2009.

La cantidad de personas desocupadas a escala mundial aumentó en 33 millones en 2020, y la tasa de desocupación aumentó hasta el 6,5%.  Además, se estima que los ingresos provenientes del trabajo a escala mundial en 2020 disminuyeron un 8,3%, a saber, 3,7 billones de dólares, o sea el 4,4% del PIB mundial.

Así, la automatización, la robotización y la inteligencia artificial abren una nueva etapa en la configuración mundial del trabajo, orientada al “conocimiento”, conformando nuevas fracciones dentro de la clase trabajadora que agudizan las diferencias salariales al interior de la clase.

Por un lado, comienza a emerger una fracción de la clase trabajadora vinculada a los trabajos del sector de la información, un grupo muy diverso unido por el uso de la más moderna tecnología de la información para el tratamiento, manipulación, identificación y procesamiento de datos.  Son creadores, manipuladores y procesadores de los flujos de información, que hacen posible esta Nueva Fase Digital del Capitalismo.  Esta fracción está formada por científicos/as, investigadores/as, ingenieros/as de diseño, analistas de “software”, investigadores/as en biotecnología, banqueros/as, inversionistas, diseñadores/as urbanísticos, consultores financieros, arquitectos/as, planificadores/as estratégicos, etc.

Y por otro lado, se observa como tendencia general un aumento en la informalidad y la subocupación.  Además de un crecimiento de la explotación laboral y la expulsión de grandes masas de trabajadores del proceso productivo.  De este modo, las economías globales se podrían clasificar en: un segmento avanzado, integrado globalmente, que emplea a una minoría de la fuerza laboral con altos grados de formación y remuneración, y un amplio segmento de baja productividad que absorbe la mayor parte de la fuerza laboral, con bajos salarios y condiciones muy precarias.

Pocos ganadores: Las grandes empresas tecnológicas ante la pandemia

La transformación de la economía en servicios de plataformas digitales cambia la forma de trabajar y de acumular riqueza. Esta transformación se presenta bajo la apariencia de “mayor libertad” para la clase trabajadora, ya que ahora puede “decidir cuándo, dónde, cuánto y cómo trabajar”, pero lo que realmente se oculta es su mayor grado de dependencia.  En esta forma de mediación virtual, no existen responsables por las condiciones de las y los trabajadores, pero sí existen personas que acumulan ganancias a una gran velocidad.

Según la revista Forbes, que actualizó su lista de los empresarios más ricos del mundo este 6 de abril, 7 de los primeros 10 multimillonarios más acaudalados provienen de la industria tecnológica.  Según la revista; “en total, los 2.755 multimillonarios que forman la lista suman 13,1 billones de dólares, frente a los 8 billones de 2020. Estados Unidos sigue siendo el país que cuenta con más ricos, con 724, seguido de China (incluyendo Hong Kong y Macao) con 698”.

Ahora bien, ¿cómo es que han podido acumular tanta riqueza estos 2.755 multimillonarios en un mundo atravesado por una profunda crisis?

En primer lugar, por la restricción en la circulación de las y los trabajadores, como plantea Giménez[1]: «así como bajo el capitalismo industrial el trabajador fue conducido hacia la fábrica, donde fue disciplinado a través del miedo a la muerte por hambre y también organizado bajo la lógica del trabajo común, hoy los cambios estructurales en su fase digital empujan a las clases subalternas hacia las ‘nuevas fábricas’ del territorio virtual, con sus plataformas y redes sociales; construyendo nuevos valores organizativos».  Según el informe digital-2020 (de wearsocial.com), la mitad de la población mundial (3.800 millones de personas) utiliza actualmente las redes sociales. 4.540 millones de personas están ahora en línea, con un aumento interanual de 298 millones, o sea el 7%, por lo que nos acercamos a una penetración de Internet del 60%.  El usuario medio de Internet pasó 6 horas y 43 minutos por día en línea en 2020, más de 100 días en total.

Esto genera una dependencia por parte de todas las empresas, instituciones y personas, del servicio que puedan brindar estas Big Tech. Grandes flujos de información que, a través de un complejo sistema de algoritmos, estas empresas convierten en la fuente de su riqueza.  Controlan de esta forma los tiempos sociales de producción de todas las demás ramas de la industria y del comercio.

Esto no es nuevo, como afirmamos anteriormente. Ya en 2018, más de la mitad de los habitantes del planeta utilizaba internet. El porcentaje de usuarios se situó en el 51,2%, lo que supone un aumento de 2,6 puntos respecto a 2017.

Otra parte de estas ganancias proviene de la baja de salarios a nivel mundial y del aumento de la jornada laboral.  Según un estudio realizado por Adecco Argentina al comenzar la cuarentena, el 42% de las y los trabajadores dedican más horas al trabajo desde su casa que en la oficina, mientras que un 40% cumple exactamente las mismas horas como si estuviera en su lugar de trabajo.  Esto es posibilitado por el gran ejército de desocupados/as que presionan sobre las condiciones salariales de los ocupados/as y aumenta la lucha entre trabajadores por salarios y puestos laborales.

Finalmente, una última parte deriva de la restricción de la circulación de las y los trabajadores.  Según datos de la OIT del informe antes citado: “Durante todo el año el 77 por ciento de los trabajadores se vieron afectados por esas medidas, lo que implica un porcentaje muy cercano del valor máximo del 85 por ciento alcanzado a finales de julio de 2020”.

Esto les permitió a las empresas ahorrar en infraestructura, eventos corporativos, energía y suministros, dietas, viajes, vehículos de empresa, suministros electrónicos, entre otros gastos fijos anuales.  Según un estudio llevado a cabo por Global Workplace Analytics, la compañía internacional de investigación y consultoría sobre las y los empleados, el ahorro promedio en inmuebles con teletrabajo a tiempo completo es de 10.000 dólares al año por empleado/a.

Las y los trabajadores frente a la crisis

Las y los trabajadores combinan nuevas y viejas formas de lucha en defensa de sus derechos y condiciones laborales, utilizan las calles y también el territorio virtual para reclamar, organizarse y luchar por sus derechos.  Hemos visto en Francia como el movimiento de “Chalecos Amarillos” se organizó a través de las redes sociales y salieron en conjunto a las calles presionando al gobierno nacional.  Lo que comenzó como un reclamo por un aumento de gasolina escaló rápidamente a un rechazo de las políticas neoliberales.

En la India estalló la “Manifestación más grande del mundo” de la que se tenga registro.  El 26 de noviembre, 250 millones de agricultores marcharon en todo el país, lo que significa el 3,3% de la población mundial y que dejó más de 64 muertos y cientos de heridos.  Detectando la importancia de la virtualidad para construir organización, el Gobierno produjo 134 cortes de internet, el 68% de todos los que suceden en el mundo.

En Chile las manifestaciones que comenzaron por un aumento de 30 pesos en el transporte público, también escalaron a un proceso donde la mayoría del pueblo salió a las calles a pedir un cambio de la constitución neoliberal y contra el gobierno de Sebastián Piñera. Y la lucha continúa.

Otro ejemplo de lucha lo vienen dando las mujeres trabajadoras que este 8M también inundaron las redes y las calles de todo el mundo. Y así podríamos seguir citando ejemplos de manifestaciones a lo largo y ancho del planeta.

En las empresas tecnológicas el panorama de lucha no es diferente.  En el Reino Unido, el Tribunal Supremo sentenció que las y los trabajadores de Uber tienen derecho a acogerse a la legislación laboral vigente, lo que abre las puertas para obtener un salario mínimo o vacaciones pagas.

En enero de este año, unos 200 trabajadores de Alphabet Inc, la empresa matriz de Google, han formado un sindicato para velar por los principios de igualdad en el trabajo y por la observancia de principios éticos en el modelo de negocio.  La formación de este sindicato, el primero que se crea entre las grandes tecnológicas, es la consecuencia directa de protestas sin precedentes en el seno de la compañía, y de un año de organización en secreto.

O las nuevas tecnologías están al servicio de las y los trabajadores, generando mejores condiciones de vida, eliminando el trabajo forzoso, repetitivo, dando más tiempo para disfrutar de una vida digna, o estarán en manos de un minúsculo grupo de especuladores financieros, generando mayor acumulación, explotación y exclusión.

El curso que puedan tomar los acontecimientos dependerá de la participación activa de los trabajadores y trabajadoras, y de que estos logren construir un programa estratégico que ponga por encima el bienestar general de la clase trabajadora.

Diego Lorca y Diego Pierdominici son miembros del Observatorio Internacional del Trabajo y el Futuro -OITraF-, un equipo de jóvenes profesionales dedicados a la Investigación y Análisis en el convulsionado mundo del Trabajo. OITraF: https://oitrafuturo.wixsite.com/oitrafuturo  Twitter: @OITraF1 https://instagram.com/observatorio_de_trabajo

26/04/2021

Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 552: ¿Quién decide nuestro futuro digital?

Bibliografía

https://www.adecco.com.ar/noticias/teletrabajo-y-productividad-durante-la-pandemia-a-causa-del-coronavirus/

https://www.lavanguardia.com/vida/formacion/20201209/6108068/teletrabajo-cuanto-ahorra-empresa.html

https://forbes.es/listas/93410/lista-forbes-2021-estas-son-las-personas-mas-ricas-del-mundo/

https://www.ilo.org/global/topics/coronavirus/impacts-and-responses/WCMS_767045/lang–es/index.htm

https://elpais.com/economia/2021-01-05/trabajadores-de-google-se-organizan-en-el-primer-sindicato-creado-en-una-gran-tecnologica.html

https://www.france24.com/es/ee-uu-y-canad%C3%A1/20210329-amazon-derecho-laboral-sindicatos-alabama

-Giménez, P. (2020). Un 1º de mayo (muy) diferente, un mundo en guerra mediado por la virtualidad. Disponible en: https://www.nodal.am/2020/05/un-1o-de-mayo-muy-diferente-un-mundo-en-guerra-mediado-por-la-virtualidad-por-paula-gimenez/

Notas

1/ Giménez, P. (2020). Un 1º de mayo (muy) diferente, un mundo en guerra mediado por la virtualidad. Disponible en: https://www.nodal.am/2020/05/un-1o-de-mayo-muy-diferente-un-mundo-en-guerra-mediado-por-la-virtualidad-por-paula-gimenez/

Fuente e imagen: https://vientosur.info

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México: Perspectivas y retos de lucha de los profesores precarios de la UNAM

América del Norte/México/16-05-2021/Autor: Víctor Romero Escalante/Fuente: www.laizquierdadiario.com.mx

El movimiento de profesores y ayudantes que inició en la UNAM, en contra de la precarización laboral y por derechos laborales, destapó una política contra las y los trabajadores que se viene aplicando desde hace años. Al mismo tiempo, obliga a reflexionar las perspectivas y retos del movimiento con el fin de vencer.

La ofensiva contra las universidades fue uno de los grandes proyectos del neoliberalismo, querían convertirlas en un gran negocio al servicio de los empresarios y los políticos, permitiendo su quiebra como lo hicieron con otros servicios públicos. Esta ofensiva desató grandes luchas por la defensa de la educación pública como la huelga de la UNAM de 1999, entre otras. Sin embargo, en muchos casos las pretensiones privatizadoras triunfaron e impusieron el cobro de cuotas, como ya ocurrió en las universidades estatales.

En la cuestión de la precarización laboral, una realidad que vivimos los profesores universitarios es de creciente inestabilidad laboral, bajos salarios, carencia de prestaciones, indefensión frente a las autoridades de nuestros respectivos centros de trabajo y un largo etcétera; siendo que representamos el 70 u 80 % de la planta docente. Esto tiene a miles de profesionistas, quienes hemos decidido dedicar nuestra vida a la docencia, en muy difíciles condiciones materiales para la reproducción de nuestro modo de vida y de nuestras familias.

En ese sentido podemos tomar de ejemplo las condiciones laborales de profesores de asignatura en universidades como la UACM, la UNAM, el IPN, la UAM y en todas las universidades estatales, donde hoy son atacados los derechos laborales, incrementado la precarización y reafirmando que los de asignatura estamos fuera del Contrato Colectivo de Trabajo (CCT). No obstante, la ofensiva no se detiene contra los no sindicalizados, por el contrario, avanza también sobre los sindicalizados para terminar con sus conquistas.

El caso de la máxima casa de estudios, la UNAM, es escandaloso, pero no único. Las figuras de los profesores de asignatura han sido, a nivel superior, la forma de precarizar, fragmentar y eliminar nuestro derecho a la organización política, quienes recibimos salarios de 3 mil a 7 mil pesos que no alcanzan para vivir. Según datos proporcionados por los profesores, la Universidad tiene contratado al 75 % de sus académicos como asignatura; es decir, que quienes sostienen la enseñanza de las escuelas y facultades son trabajadores precarios.

Por años dentro de la máxima casa de estudios a nivel nacional, y siendo la universidad más importante de América Latina, se había naturalizado e invisibilizado este fenómeno: existe una profunda explotación del trabajo legalizada por un Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) y un sindicato blanco, la AAPAUNAM, el cual no representa nuestros intereses, como ha demostrado históricamente. Ahora, en plena pandemia y frente a la falta de pagos, declaró que recibir un salario es motivo de “orgullo y privilegio”, evidenciando su rol reaccionario.

Demandas mínimas para dignificar la labor docente

Basificación inmediata: La mayoría de los profesores son de asignatura; es decir, pertenecen a esquemas de precarización e inestabilidad laboral que los mantiene en la incertidumbre cada semestre. Por esa razón los docentes deben tener el derecho de contar con una plaza fija de tiempo completo que les garantice, por un lado, tener todos los derechos laborales. Igualmente, se requiere de la reinstalación inmediata de todas y todos los despedidos, ya sea por recortes a los presupuestos o como medida represiva por exigir derechos; como fue con los profesores de la Asamblea de la UACM.

Sindicalización: Por la misma condición antes descrita de profesores de asignatura, la mayoría de estos académicos no tiene derecho a la sindicalización o, en su defecto, se encuentra mediada por sindicatos blancos que responden a la patronal y no protegen para nada a los profesores. Lo que se requiere es una sindicalización de los académicos en sindicatos que aglutinen a todos los trabajadores de una universidad y que borren las barreras que separan a los docentes del resto de los trabajadores (administrativos, técnicos o de mantenimiento), y que defienda sus derechos laborales. Cuando los sindicaros abracen la lucha de los precarios ganarán contingentes de cientos de miles de trabajadores y trabajadoras, para mantener las conquistas laborales y conseguir nuevas. Asimismo, debe arrebatarse el control de la dirección a las altas burocracias sindicales y poner a estas organizaciones al servicio de la lucha de los trabajadores.

Por último, consideramos indispensable romper el gremialismo que domina en la mayoría de las organizaciones y en la consciencia de los trabadores, pues la única manera de triunfar es masificando el movimiento; pero esto sólo es posible sí se sale de los muros de las universidad y de las demandas que atañen únicamente al sector, por el contrario, se debe acudir a todas las escuelas superiores del país y centros de trabajo, llamando a organizar asambleas para que se discutan exigencias en común y planes de lucha unificados.

¿Qué hacer?

Para alcanzar estas conquistas se requiere levantar asambleas por escuelas que incluyan a estudiantes, maestros y trabajadores tanto sindicalizados como no sindicalizados, donde se elijan representantes revocables y rotativos que obedezcan únicamente a la voluntad de la asamblea. Con ese grado de organización sería necesario exigir que las autoridades universitarias puedan ser elegidas sobre la base de estos organismos de autoorganización y no por la junta de gobierno o cualquier otro cuerpo burocrático.

También es necesario llamar a los sindicatos que se autodenominan democráticos para que rompan la tregua de hecho que tienen con el gobierno, organizando a sus miles de agremiados para tomar las calles y que defiendan los derechos laborales, pues esto sólo es posible con una fuerza masiva en las calles que combata la precarización laboral a nivel nacional.

Fuente e Imagen: https://www.laizquierdadiario.com.mx/Perspectivas-y-retos-de-lucha-de-los-profesores-precarios-de-la-UNAM

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Argentina: El Gobierno ofreció un 7% de aumento salarial a los docentes universitarios

Consideran que es insuficiente y este viernes habrá un plenario de la CONADU Histórica para evaluar las medidas de fuerza.

 El ministro de Educación, Nicolás Trotta, y el secretario de Políticas Universitarias (SPU), Jaime Perczyk, realizaron este jueves la segunda reunión de la paritaria nacional docente del sector universitario y preuniversitario.

El Gobierno nacional les ofreció un aumento salarial del 7% en octubre y volver a sentarse a negociar en diciembre. Para los gremios mayoritarios -excepto la FEDUN- la propuesta resulta “insuficiente”, pero la evaluarán en sus respectivos plenarios.

Participaron rectores del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y dirigentes de CONADU Histórica, CONADU, FEDUN, CTERA, UDA y FAGDUT.

La CONADU Histórica planteó que el aumento ofrecido no alcanza a cubrir la pérdida actual del 14% en el poder adquisitivo, que podría alcanzar el 20% a fin de año.

“Lamentamos que después de tres meses de vencida la paritaria, y ya con una pérdida con relación a la inflación que bordea el 14% a 15%, el Gobierno nos ofrezca un 7% a cobrar a partir de octubre y reabrir la discusión salarial nuevamente en diciembre, con la posibilidad de que allí se evalúe la pérdida y se vuelva a calcular qué porcentaje está dispuesto a ofertar”, cuestionó Claudia Baigorria, secretaria de formación de CONADU Histórica.

Según explicó la dirigente gremial docente a TN, el 7% propuesto, el gremio ya lo había “considerado insuficiente cuando el Gobierno se lo ofreció a los estatales y que terminó siendo aceptado por UPCN con el rechazo de ATE”.

Frente a esta situación, la CONADU Histórica tiene previsto realizar este viernes un plenario de secretarías generales, para debatir lo que se defina en las asambleas docentes de este jueves. En tanto que la CONADU tiene previsto reunirse la semana próxima.

“Estamos debatiendo en nuestras asamblea docentes hoy, y mañana por la mañana vamos a tener un plenario de secretarías generales y vamos a ver qué medidas de fuerza se plantean”, confirmó Baigorria.

Según adelantó, ante la propuesta oficial “hay mucho malestar en las bases docentes. Incluso en muchas asambleas de gremios que no pertenecen a nuestra Federación, por lo tanto estamos en pleno debate y veremos qué es lo que se resuelve democráticamente, en articulación con gremios de la otra federación CONADU”, completó.

Lo que piden los docentes universitarios es “una recomposición que no haga perder tanto con relación a la inflación”, explicó y detalló que “hasta fin de año la pérdida va a ser cercana al 20%”. “Esto es verdaderamente mucho porque la docencia está haciendo un gran esfuerzo desde hace siete meses, sin apoyo absolutamente ni de parte del Gobierno ni de los rectores”, aseguró la también secretaria adjunta de ATE y reclamó que “es necesario que el Gobierno entienda cuál es el malestar del sector docente”.

El reclamo incluye recomposición salarial no inferior a la inflación acumulada; compensación de gastos ocasionados por la virtualidad educativa: resolución de la precarización laboral de los docentes interinos, contratados y ad-honorem, y refuerzo presupuestario para las obras sociales universitarias.

Por su parte, tras el plenario de sus secretarios generales, la FEDUN aceptó la propuesta salarial de la Secretaría de Políticas Universitarias. Se trata del único gremio minoritario en dar el visto bueno a la oferta del Gobierno hasta el momento.

Fuente: https://www.adnsur.com.ar/sociedad/el-gobierno-ofrecio-un-7–de-aumento-salarial-a-los-docentes-universitarios_a5f921cefac74446aaa3e907f

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