Por: Tomer Urwicz.
Para aquellos que ven pasar una nube y ya imaginan la peor de las tormentas, esta ecuación marca el fin de la existencia de los uruguayos. Pero para quienes divisan en las nubes un cúmulo de agua que pone fin a la sequía, esta es una oportunidad: caída de los nacimientos + baja de repetición + una cifra intacta de niños nacidos en el extranjero = menos población para atender, más posibilidad de reducir los tamaños de las clases y más chances de extender el tiempo pedagógico.
El Ministerio de Salud confirmará, antes de fin de mes, que la cantidad de nacimientos en Uruguay continúa su tendencia de caída. De hecho el registro ya está por debajo de los 40.000 nacimientos al año. Eso significa que si la escuela uruguaya atendiese solo a los nacidos en su país, dentro de poco se verá la pérdida de al menos 10.000 alumnos (esa fue la baja de nacidos entre 2015 y 2019).
Pero la ecuación es un poco más compleja. Podría suceder que los niños ingresaran a la escuela, repitieran y quedasen “estancados” mucho tiempo (este escenario aumentaría la matrícula). Sin embargo, la repetición escolar sigue a la baja y en 2019 tuvo su registro más bajo: 3,5%.
Solo estos dos elementos (caída de nacimientos y repetición) ya incidirán en la matrícula escolar de aquí a un lustro. Pero como la ecuación es todavía un poco más rebuscada, hay otro elemento que contribuiría a ese escenario: en 2019 no hubo un aumento de niños extranjeros que se hayan anotado en la escuela pública uruguaya.
Según información de Primaria a la que accedió El País, el año lectivo acabó con 5.528 alumnos nacidos en el extranjero y había comenzado con 5.570. Esta mínima variación -que carece de significado estadístico- muestra que el pico inmigratorio, que había ocurrido entre 2017 y 2018, se frenó. Una explicación a este “freno” podría ser el perfil de los nuevos inmigrantes. Los cubanos han sido los que más llegaron en 2019. Se trata de una población que realiza una verdadera quijotada para llegar hasta Uruguay, una travesía difícil de sortear con niños. Y, además, es una población con una tasa de fecundidad por debajo de la uruguaya (la cubana es la más baja de la región: 1,5 hijos por mujer en edad de ser madre).
Tal es así que solo el 10% de los escolares nacidos fuera de Uruguay son cubanos.
Los niños extranjeros habían sido la clave para que, en 2018, Primaria aumentara su matrícula tras 15 años de caída de su población. Pero el freno de inmigración en esas edades, la tendencia demográfica y la inexistencia de grandes movimientos entre la educación pública y privada le dan a la escuela uruguaya un bonus track.
¿Por qué? Si se mantienen o incrementan los recursos (tal como han manifestado los políticos de todos los partidos) y, a la vez, baja la cantidad de niños, Primaria tiene más recursos por niño. Eso permite reducir el tamaño de los grupos (ya hubo una caída desde 2006 que se “estancó” en el último quinquenio). O bien se puede extender los horarios porque hay más maestras por estudiantes. O bien no habría tanta falta de docentes… una ecuación (casi) perfecta.
Fuente del artículo: https://www.elpais.com.uy/informacion/educacion/curiosa-ecuacion-mejorar-escuela-uruguaya.html