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Criterios de calidad en la formación de los diferentes agentes que intervienen en los programas de atención integral de Educación Inicial

Por Vital Didonet

Introducción

Este tema está ubicado, en el Programa del Simposio, en el capítulo Formación del Magisterio, lo que le establece contornos y dirección para el análisis. Se infiere que los organizadores del evento entienden el quehacer junto a los niños como una tarea profesional. Posiblemente, también tendrán en mira contribuir, a través de la discusión del tema, para el reconocimiento del profesionalismo requerido en la atención a niños. Es en ese contexto que se inserta la búsqueda de indicadores para organizar la formación de los agentes. ¿En base en qué criterios se puede decir que la formación es buena, responde a las necesidades del programa de atención, produce los resultados esperados por el curso o las otras actividades de formación?

Hoy día se habla mucho de calidad. Como si fuera una idea nueva, original. Sin embargo, en el pasado también se ha hablado, y no poco, sobre calidad. Antes y ahora, parece que no nos hemos quedado satisfechos, porque la esencia de la cuestión no afloró. En estos días todavía algunos hablan de calidad total, pero, en ese cuadro el individuo que busca un servicio no es más una persona sino un cliente; el que hace algo es simplemente un prestador de servicio. Es la ley del consumidor que establece derechos y obligaciones, incluso en las relaciones niño-maestro, padres-escuela, educación-remuneración. El criterio de calidad es la satisfacción del cliente, del que adquiere el servicio o el objeto. Hace unos años, se hablaba de calidad de vida. Y se la evaluaba con base a tasas de natalidad, de alfabetización, nivel de escolaridad, esperanza de vida etc. Pero ¿informan dichos números sobre el sentido de la vida de las personas, sus sueños, esperanzas y pasiones? Y… sin eso, ¿de qué calidad se está hablando?

La ciudad de Feliz (curiosamente el nombre de la villa parece haber conspirado para lo que sigue…), en Rio Grande do Sul/Brasil, fue considerada como la que tenía mejor calidad de vida en el año pasado. Distintos indicadores le han dado el puntaje que le ha asignado el primer lugar entre más de cinco mil ciudades brasileras. Pero ningún decía si las personas de aquella villa eran felices, podían soñar con un mundo mejor, con una vida más libre, más plena, más creativa, ni si tenían esperanzas y qué esperanzas, si tenían sueños y qué sueños… Puede ser que eran felices, alegres, fraternos, pero eso no se deduce de los criterios de calidad de vida que se adoptan en las evaluaciones.

Las personas se definen por su interioridad, sus visiones, pasiones, esperanzas y utopías. Para la persona, el mundo se articula a partir de la interioridad, de los significados, de los valores. Camus escribió que no había visto nadie morir por un argumento ontológico y añade: “Veo muchas personas morir porque juzgan que la vida no es digna de ser vivida. Veo otras, paradójicamente, siendo muertas por ideas o ilusiones que les dan razones para vivir … Concluyo, por tanto, que el sentido de la vida es la más urgente de las cuestiones”. (El mito de Sísifo, cit. por Alves, op. cit.).

Si no evaluamos, no podemos decir nada sobre calidad. Entretanto ¿cómo evaluar la educación? La enseñanza, la oferta de servicios y la organización administrativa de la escuela se pueden evaluar en términos de eficiencia y eficacia. Pero la educación, como formación de la persona, construcción del sujeto que se organiza a partir del interior… eso es más complicado y… ¿sería mensurable?

En educación infantil, más que en otros niveles, estamos tratando de la formación de personas, de construcción de estructuras internas de conocimiento, de relación social, de vivencia y expresión afectiva, sentimientos y emociones. Freud nos dice que la cuestión decisiva no es la comprensión intelectual, sino un acto de amor. “Son actos de amor que se encuentran en los momentos fundadores del mundo, momentos en que se encuentran los revolucionarios, los poetas, los profetas, los visionarios” (Ruben Alves, 1988). Y Paulo Freire llama la atención: “Que lástima si nosotros, educadores, dejamos de soñar sueños posibles. El criterio de posibilidad e imposibilidad de los sueños es un criterio histórico-social y no individual” (Paulo Freire, 1988).

Por tanto, al atreverme a tratar la cuestión de los criterios de calidad en la formación de los agentes en los programas de atención integral a niños, estoy consciente de los peligros, de las incertidumbres y de la imposibilidad de llegar a la esencia de la calidad.

La calidad no es un ser en sí, no existe independiente, no es algo que se puede agrega desde afuera, algo como una sonrisa exterior para agradar a alguien, un afiche para hacer las paredes de la sala más alegres, un rótulo que se pega en una caja para informar sobre el contenido. La calidad es una característica intrínseca del ser, que responde por la finalidad, la razón de existencia de ese ser. El grado de calidad está en la realización de las finalidades de la existencia de un ser. Se puede decir, por eso, que algo tiene más o menos calidad según cumple más o menos la razón de su existencia, si realiza los objetivos para los cuales fue hecho.

¿Qué se espera de los agentes que intervienen en los programas de atención integral a los niños de 0 a 6 años? Para simplificar la respuesta, vamos referirnos a los educadores, a los maestros.  Que sean buenos maestros, buenos educadores. Y ¿qué es ser un buen maestro? ¿Qué necesita ser, saber, saber hacer y hacer para ser un buen maestro?

La misión de los centros y de los programas de formación de agentes es prepararlos para que crezcan en el ser, posean los conocimientos necesarios al ejercicio de su profesión, sepan hacer lo que les incumbe la tarea de educadores y hagan lo que de ellos se espera. En síntesis, establecer criterios de calidad de la formación es definir el rol y la acción de los agentes en los programas de atención integral a los niños.

Me aventuro en ese camino porque entiendo ser necesaria una aproximación mayor de los cursos de formación a los objetivos del cuidado y educación de los niños de cero a seis años.

Buscaré criterios relacionados a los principios que fundamentan la formación, a los momentos, a los objetivos de la formación, a los ámbitos de conocimientos en la formación inicial y en la formación permanente, en los métodos y en la evaluación.

I – Principios:

  1. Sólida formación teórica e interdisciplinar. Cada vez se exige más conocimiento para trabajar en la educación infantil. Las ciencias están produciendo conocimientos importantes para entender mejor a los niños, a su proceso de desarrollo y de producción de aprendizajes. Cuanto menor el niño, más compleja la tarea educativa y, por tanto, más base teórica se necesita, si se quiere realizar educación de calidad. El obtener el resultado esperado depende de la capacidad de manejar la complejidad de la acción educativa, para lo que la teoría puede contribuir.
  2. Indisociación entre teoría y práctica. Todo el curso, del principio al final, debe trabajar de forma integrada la teoría y la práctica, los conocimientos de las ciencias y la experiencia. En la medida que el curso mismo los integra en su desarrollo, el alumno aprenderá hacer de su práctica una fuente de nuevos conocimientos. Y eso contribuye para desarrollar las capacidades práctico-reflexivas.
  3. Compromiso social del educador: con el niño, con su familia, con la comunidad, con el país. Su trabajo tiene un sentido profundo en la formación del ciudadano en cuanto sujeto de su historia, participante de las historias de las otras personas y sujeto en la historia de su pueblo. La “historia oficial” narra los gestos grandiosos de los llamados héroes, pero hay una historia no oficial que narra la marcha del pueblo, la aventura de las gentes humildes, de la producción del substrato que sustenta los grandes gestos… y esa es hecha por personas como el educador de niños. Comprometerse con ellos y con sus familias, para que sean sujetos, para que crezcan con autonomía y seguridad en las relaciones socio-políticas… eso es un componente importante de calidad en la profesión de maestro, de educador.

Ese compromiso le cobra al educador la atención permanente a los objetivos de la educación infantil y le impide de ser meramente alguien que aplica técnicas o transmite informaciones. El compromiso es también con los resultados. Todos esperan que los niños realicen los aprendizajes, adquieran los valores, formen las actitudes definidos en la Propuesta Pedagógica, y que son acuerdos de compromiso entre la institución educacional y las familias.

  1. Habilidad de trabajar en grupo y en forma interdisciplinar, con todos los niños y con sus compañeros maestros, como miembro de un centro de educación, como agente del Proyecto Político-Pedagógico. La educación é un acto social y cultural. De ello participan muchas personas, una cultura, una comunidad. En África, hay un dicho muy expresivo de la intersubjetividad e culturalidad de la educación infantil: Para educar a un niño se necesita de toda una villa. No se trata de transmitir un contenido curricular por medio de lecciones, ejercicios, trabajos escolares, aprendizajes individuales, sino de construir un sistema de valores, una visión de mundo, una actitud personal hacia el otro y la sociedad; de elaborar estructuras de conocimiento, constituir el “yo” como sujeto autónomo e interdependiente. El educador es representante del acervo cultural de la comunidad, del país, de la humanidad, pero, para cumplir su papel tiene que contar con sus colegas y con ellos crear el ambiente educativo.
  2. Opción y práctica en la gestión democrática de la educación, que lo habilita a rechazar las formas de autoritarismo, las maneras impositivas de conducir el proceso educativo.

II – Momentos en la formación: Inicial y Permanente.

  1. La formación inicial es indispensable porque al comenzar el trabajo con los niños, el educador ya es un mediador del proceso de desarrollo y aprendizaje. Para eso necesita los conocimientos teóricos y prácticos que le ayuden a planear las actividades, diagnosticar situaciones, proponer caminos de exploración… Y eso lo hará con tanto más competencia cuanto más conocimiento teórico-práctico tenga.
  2. La formación permanente es la que ocurre a lo largo de la vida. Incluye:
  3. a) la reflexión sobre la experiencia cotidiana, sus dificultades, alegrías, frustraciones, los desafíos, la utopía del educador. Es la tematización de la práctica: el educador la toma como objeto para la reflexión, haciéndola un campo de producción de conocimiento. Eso depende en gran medida de los conocimientos teóricos que posee. El ejercicio de la reflexión (si posible, redactando un “Diario”) lo motivará a buscar la profundización o la aclaración de la teoría que se ha adoptado;
  4. b) cursos periódicos de actualización;
  5. c) intercambio de experiencias con otros profesionales de la educación infantil;
  6. d) estudio, lectura e información permanente.

Para esa formación continuada, un Centro de Referencia podría ser útil:

  1. a) registra y cataloga buenas experiencias de maestros en programas, proyectos y clase;
  2. b) mantiene una librería actualizada, con libros y textos a disposición de los educadores;
  3. c) divulga informaciones, subsidios, textos por medio de la radio, la televisión, periódicos, cartas a los maestros;
  4. d) promueve reuniones de intercambio entre los agentes de educación.

III – Objetivos de la formación

La formación del profesional debe ser una formación integral de la persona como educador. No se trata apenas de ofrecer instrumentos teóricos y ayudar a desarrollar habilidades prácticas para conducir las actividades junto a los niños. Formarse para ser educador de niños implica crecer como persona, clarificar su proyecto de vida, ser más. La capacitación involucra el ser, el saber, el saber hacer y el hacer. Entre los objetivos de la formación, podemos subrayar:

  1. a) autonomía intelectual, basada en el conocimiento teórico y crítico, opción consciente y crítica por un referencial teórico;
  2. b) dominio de los contenidos y métodos de trabajo pedagógico;
  3. c) competencias práctico-reflexivas;
  4. d) repertorio cultural diversificado;
  5. e) visión ética y política de la práctica profesional, que contribuye con su auto-imagen de profesional con un rol social, político y educacional imprescindible
  6. f) respeto intelectual y personal por los niños: los niños son inteligentes y capaces; están construyendo su inteligencia, adquiriendo conocimientos y tienen la dignidad de personas.

IV – Ámbitos de conocimiento en la formación inicial (nivel universitario)

  1. Análisis de las finalidades, las funciones y los objetivos de la atención integral, especialmente de la educación. Claridad sobre finalidad y objetivos genera fuerza para las decisiones, la planificación y las formas de relacionarse cotidianamente con los niños.
  2. Análisis de las creencias y valores de los alumnos sobre educación, rol de la familia, actitudes de los padres, rol de la institución educacional, sobre los niños etc. Las creencias y valores pueden ser más fuertes en la determinación de actitudes y formas de trabajar en la educación infantil que los datos de las ciencias y las recomendaciones de la pedagogía… Generalmente son inconscientes o actúan silenciosamente.
  3. Contenidos de las ciencias:
  4. a) conocimientos estructurantes (Psicología, Sociología, Antropología, Filosofía, Metodología científica, Crítica de la ciencia),
  5. b) conocimientos de contenidos que se trabajan con los niños (Lengua, Matemáticas, Historia, Geografía, Ciencias, Artes, Educación física),
  6. c) instrumentación técnica: Informática y Tecnología educacional,
  7. d) didáctica y prácticas,
  8. e) estructura de la educación (sistema de enseñanza).
  9. Arte y Poesía:

Arte y poesía conducen a una inmersión en profundidad en la realidad del niño, en donde la ciencia no logra llegar. Posibilitan visiones, intuiciones, percepciones que escapan a la regularidad, a la universalidad de los datos de la ciencia. Captan lo diferente, lo original, lo único, lo personal. Y por eso complementan la visión del educador.

 

V – Formación permanente

Los cursos realizados durante el ejercicio profesional del maestro, con objetivo de actualización, profundización o nuevo aprendizaje, tienen distintos objetivos y formatos (duración, organización, metodologías). Son, generalmente, planeados con un tema bien definido (ejemplo: lecto-escritura, neurolinguística, expresión artística, música y movimiento, teatro en la educación infantil, educación para la paz, jugando con las matemáticas etc.).

Esos cursos también pueden ser evaluados cuanto a su calidad. Entre los criterios que se pueden mencionar, tenemos:

  1. respuesta directa e inmediata a necesidades específicas detectadas por el Sistema de Educación, por el Centro de Educación Infantil o responder a demandas de los educadores;
  2. articulación de los contenidos con el conjunto de la formación general del educador y su trabajo;
  3. ubicación en el proceso de formación permanente, como etapa o contenido que tiene continuidad en el proceso de desarrollo profesional del maestro. Que no sean cursos aislados, sin articulación con otros contenidos;
  4. articulación teoría y práctica en el desarrollo del contenido.

VI – Método de formación

Si se hizo opción por el co-constructivismo ([1]),  o constructivismo post-piagetiano, segundo expone Esther Grossi (1998) como base teórica de la educación infantil, el curso de formación debe coherentemente ejecutarse según los principios de esa meta-teoría. O sea, los estudiantes que se graduan son sujetos integrales (no solamente cerebro o mano), dinámicos (no aprenden apenas oyendo o observando, sino participando activamente del quehacer del curso, practicando, elaborando hipótesis, testándolas, sacando conclusiones), que participan de un medio socio-cultural que les fornece estructuras de valores, expectativas, exigencias y evaluaciones. Es, por tanto, un sujeto social y cultural que aprende, sabe y sabe hacer en el grupo.

Un argumento adicional de esa afirmación es que la experiencia del alumno de los cursos de formación es un referencial para él construir una representación mental de cómo actuará como educador y para descubrir la posibilidad real de su intervención pedagógica. Sería incoherente separar contenido y métodos; reflexión y práctica; acción y evaluación, pues les quita significado a las cosas y las empobrece.

VII – Evaluación

Hay dos dimensiones de la evaluación: interna y externa. En la interna, el curso es evaluado por los profesores y por los alumnos. En la externa, por las organizaciones que emplean los maestros formados por el curso. Se considera muy útil también la auto-evaluación por parte de los que hicieron el curso.

Bibliografía

ALVES, Rubem (1988). O Preparo do Educador, em BRANDÃO, C.R. (org.). O Educador: vida e morte. 8a. ed. Rio de Janeiro. Edições Graal.

DEMO, Pedro. Formação do Profissional de Educação Infantil, en: Anais, II Simpósio Nacional de Educação Infantil e IV Simpósio Latino-americano de atenção à criança de 0 a 6 anos. MEC/OEA. Brasília.1996.

FREITAS, Helena C.L. Construindo uma política nacional global de formação dos profissionais de educação – A proposição da ANFOPE. Campinas, 1997 (mimeo).

FREIRE, Paulo (1988). Educação e sonho possível; en: BRANDÃO, C.R. (org.). O Educador: vida e morte. 8a. ed. Rio de Janeiro. Edições Graal.

MEC/SEF. Referencial Pedagógico Curricular para a formação de professores de educação infantil e séries iniciais do ensino fundamental. Doc. preliminar. Dezembro de 1997.

OMEP/BR/MS. A formação do profissional de educação infantil. 12o. Congresso Brasileiro de Educação Infantil. Campo Grande.1997.

PERALTA, Victoria. Las necesidades de América Latina en el campo de la educación inicial y la formación de los educadores; en: Anais do II Simpósio Nacional de Educação Infantil e IV Simpósio Latino-americano de atenção à criança de 0 a 6 anos. MEC/OEA. Brasília. 1996.

ROCHA, Sebastião. Critérios de qualidade da participação dos diferentes agentes que intervém na atenção integral da criança; en: Cadernos de Desenvolvimento Infantil, vol. 1, no. 2, agosto/1995. CNBB/Pastoral da Criança. Curitiba

[1] Metateoría que conjuga el constructivismo psicogenético de Piaget y constructivismo socio-genético (visión socio-histórica) de Vigotsky.

 

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Organizaciones mundiales por mayor calidad de educación en el Caribe

Centro América/Antigua y Barbuda/16 Febrero 2018/fuente: Prensa Latina
Académicos, investigadores y profesionales del mundo reunidos hasta hoy en Antigua y Barbuda analizaron propuestas en pos de mejorar el acceso a la educación y su calidad para la primera infancia.
Según publica la Comunidad del Caribe en su página oficial, los debates tuvieron lugar durante la Conferencia Regional de Investigación sobre el Desarrollo de la Primera Infancia, con sede en ese país caribeño.

El Banco de Desarrollo del Caribe (BDC) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), trabajan de conjunto en una Guía de buenas prácticas para el desarrollo de la primera infancia del Caribe, publicada oficialmente durante la ceremonia de apertura del evento.

Según los datos recopilados por el BDC, el 25 por ciento de los niños de la Región, principalmente los de familias pobres y vulnerables, no tienen acceso a las escuelas durante los años críticos de su desarrollo.

El Caribe aún utiliza muy poco dinero en la educación temprana, pese a la fuerte relación entre la inversión y los altos niveles de desarrollo social y económico, sugieren datos recopilados al respecto.

El costo de la inacción es enorme y tiene profundas implicaciones, dice el Dr. Aloys Kumaraguye, representante de la UNICEF para el Área del Caribe Oriental. El Gobierno de Antigua y Barbuda está dispuesto a responder a ese llamado, dijo el Ministro de Educación Michael Browne.

Los esfuerzos de BDC y UNICEF se alinean con el impulso constante de la región para alcanzar el Objetivo 4 de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030, que se centra en garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=152914&SEO=organizaciones-mundiales-por-mayor-calidad-de-educacion-en-el-caribe
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Para comenzar bien, un compromiso

Por: David Calderón

En la Primera Infancia, de los cero a los 5 años de edad, ocurre a los seres humanos un proceso paradójico: nunca se aprende tanto y con tan profundas consecuencias como en esta etapa, y resulta a la vez un periodo de casi total dependencia. No por una enfermedad o debilidad posterior -“superveniente”, como dirían los abogados- sino en forma generalizada y estructural, las niñas y los niños más pequeños requieren de la asistencia constante y del cuidado deliberado de los adultos para asegurarles los mínimos vitales más elementales. Nuestro momento de ser los máximos aprendices coincide con nuestro momento de máxima fragilidad.

Ríos de tinta y trillones de bits han corrido, en los años recientes, para posicionar dos mensajes: la inversión social en los primeros tres años es la que más beneficios trae. Por cada unidad monetaria invertida en las personas de estas edades, el “retorno” social es de tres y hasta siete veces superior llegando a la vida adulta. Es decir, invertir en nutrición, salud y educación inicial es un posterior ahorro en las enfermedades crónicas que se evitaron o un menor gasto en seguridad y cárceles que no fueron necesarias, o bien, por el lado positivo, niñas y niños con adecuado ambiente y activación de capacidades serán ciudadanos más participativos, población económicamente activa que aporta más y mejor recaudación para redistribuir la riqueza, personas que, a su vez, vivirán su etapa de paternidad y maternidad en forma más dedicada y más sana que sus predecesores. Segundo mensaje: en esos mismo años se producen la mayor cantidad de conexiones neuronales, absolutamente críticas para las capacidades posteriores en lo afectivo y lo cognitivo, pero sin el cuidado y la ejercitación adecuadas generan un déficit que ahonda aceleradamente -como ningún otro factor que no sea guerra, hambruna o desplazamiento-las desigualdades entre los niños de familias más pobres y los de las familias más ricas. Conclusión: no poner atención prioritaria al Desarrollo Infantil Temprano es la peor política pública, la más contraria al crecimiento económico, la equidad y la estabilidad social. Ya tenemos Preescolar, para niñas y niños de 3 a 5 años, y para la etapa anterior, 0 a 3, la denominación que se usa es “Educación Inicial”.

Así de importante. Por eso es una gran noticia la publicación del acuerdo número 04/01/18 de la SEP, referido al Programa de Educación Inicial: Un Buen Comienzo, en el Diario Oficial de la Federación. El Programa es ambicioso, prolijo (¡110 páginas!) y todavía con los resabios del diseño curricular típico de la educación básica, pero hay que reconocerle dos grandes méritos: a) recapitula buena parte de los dispersos enfoques para abordar la responsabilidad del Estado en esta etapa (en 2014, UNICEF contó 45 esfuerzos diferentes de la Federación y 60 de los estados, entre intervenciones del CONAFE, CENDIS, guarderías, estancias, programas de visitas, etcétera), brindando un marco común sensato y compartible por los distintos especialistas y activistas; y b), pone las bases de una articulación de la propuesta educativa de México (aunque la SEP lo ha llamado “Modelo”, lo más adecuado sería llamarle “proyecto educativo”) que, ahora sí, cubre el arco que va desde el nacimiento hasta la educación para adultos, con la concepción de “educación para toda la vida”.

En otra ocasión me ocuparé de los contenidos. Baste decir que el documento es sólido y que plantea cinco principios rectores, muy congruentes con lo que la investigación y las prácticas efectivas a nivel internacional han confirmado:

1. El niño es un aprendiz competente (es decir, las actividades deben orientarse a enriquecer lo que ya ocurre, y no suponer que lo “creamos” con nuestra acción; los niños más pequeños, y tooodos los niños, ya están aprendiendo. No son sub-humanos o pre-humanos; son pequeñitos pero sienten, piensan, saben).

2. El niño como sujeto de derechos (esto es, no es opcional el respeto y promoción de su seguridad, de su libre expresión, a la vida libre de violencia, etc.).

3. Garantizar el juego y el aprendizaje (estos dos derechos de niñas y niños son los que deliberadamente se promueven con el Programa).

4. Orientar y enriquecer las prácticas de crianza (como dijimos, no todo se resuelve en instituciones; la educación inicial es incompleta si no involucra a las familias y toma en cuenta su contexto, sus aspiraciones y su cultura)

5. Ofrecer servicios educativos de calidad (que sean chiquitos no significa que niñas y niños de cero a seis merezcan poquito; no es adecuado tenerlos en condiciones precarias y es mejor una estrategia de activación con las familias y la comunidad, y no instalaciones insalubres o peligrosas, como mostró la tragedia de la guardería ABC, ni tampoco personal impreparado y mal pagado que no tiene la disposición o la formación adecuadas para estimular la exploración y el descubrimiento, el despliegue de los lenguajes y la convivencia armónica y afectuosa.

Ésa es la jugada dibujada, hoy, en el pizarrón nacional. Pero hace falta la selección nacional que se tome las metas y se obligue a financiar y monitorear los avances. Por ello, desde la sociedad civil, convocaremos a un Pacto Nacional por la Primera Infancia.

Esta historia, literalmente, continuará…

* Presidente Ejecutivo de Mexicanos Primero

Fuente del Artículo:

Para comenzar bien, un compromiso

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Gradientes de riqueza en el desarrollo cognitivo durante la primera infancia en cinco países de América Latina

10 de enero de 2018 / Fuente: https://www.iadb.org

Autores: Norbert Schady, Jere Behrman, María Caridad Araujo, Rodrigo Azuero, Raquel Bernal, David Bravo, Florencia Lopez-Boo, Karen Macours, Daniela Marshall, Christina Paxson y Renos Vakis. Agosto 2014

Los estudios llevados a cabo en Estados Unidos demuestran que las brechas en las habilidades tempranas cognitivas y no cognitivas se producen muy pronto en la vida. Es poco lo que se conoce sobre este importante asunto en los países en desarrollo. Este documento presenta nueva evidencia sobre las diferencias agudas en el desarrollo cognitivo según el estatus socioeconómico en la primera infancia.

Enlace para descargar: https://publications.iadb.org/bitstream/handle/11319/4774/Gradientes_de_riqueza_en_el_desarrollo_cognitivo_durante_la_primera_infancia_en_cinco_pa%C3%ADses_de_Am%C3%A9rica_Latina.pdf?sequence=4

Fuente documento: https://www.iadb.org/es/desarrolloinfantil

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Colombia: Mineducación lanza nuevas pautas para clases de profesores en preescolar

América del Sur/ Colombia / 28.12.2017 / Fuente: https://canal1.com.co.

El Ministerio de Educación lanzó nuevas pautas para que los profesores de preescolar las apliquen en las clases con niños menores de seis años.

La herramienta denominada Bases Curriculares de Educación Inicial y Preescolar, vincula directamente y permanentemente a los padres de familia con la enseñanza que se imparte a los estudiantes de prejardín, jardín y transición.

La directora de primera infancia del Ministerio de Educación, Ana María Nieto, explicó que las nuevas herramientas para docentes son “obligatorias” en los establecimientos públicos, mientras que para los planteles privados son “recomendadas”.

Se crean ambientes de desarrollo que involucran a las familias en el conocimiento y desarrollo de los niños, aseguró Nieto.
Fuente de la noticia: https://canal1.com.co/noticias/nacional/mineducacion-lanza-nuevas-pautas-clases-profesores-preescolar/
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El estado de la convivencia escolar en ICBF.

El primero de diciembre cerré un ciclo de tres años como referente nacional de prevención de la violencia escolar en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Es un momento para mirar hacia el pasado y hacer propuestas para el futuro, pero, sobre todo, uno para ser crítico: ¿qué hicimos y qué quedó por hacer?

Por:  Juan Camilo Alijuri.

El estado de avance de los temas de convivencia escolar cuando llegué al ICBF era bueno: se había establecido una mesa donde profesionales de diferentes áreas misionales hablaban de las responsabilidades institucionales, delineadas de una forma no tan clara en la Ley 1620 y su Decreto reglamentario 1965 (ambos de 2013).

De esta mesa quiero hacer dos comentarios: primero, allí se realizó un trabajo arduo que fue dejar por escrito la Ruta de atención integral de convivencia escolar y, si bien hasta el día de hoy no se concluyó esta tarea, hay un aprendizaje interesante gracias a esta: la Ruta no debe ser pensada como particular a cada institución pública, sino como la serie de acciones que corresponden a cada institución.

Por ejemplo, a un padre o madre de familia no le interesa saber qué responsabilidad tiene la Defensoría del pueblo si a su hijo lo están acosando en la escuela. Por el contrario, le interesa saber a quién debe acudir y el tipo de acciones que, sin importar quién las realice, permitirán mitigar la situación.

Segundo, la Dirección de primera infancia participó en esta mesa y consiguió que el tema general fuera el de convivencia educativa y no el de convivencia escolar. Esto responde a su interés de reconocimiento de las acciones que desbordan el ámbito educativo formal, sobre todo en edades de 0 a 5 años. En lo personal nunca estuve de acuerdo y esto me permitió comenzar uno de los trabajos más interesantes de estos tres años: la tipificación.

La Ley fue ambiciosa al tratar de exponer los tres tipos de situaciones que afectan la convivencia escolar pero su manera de definirlas no fue la más apropiada. Por ejemplo, qué difícil que es explicarle a alguien qué es un conflicto manejado de manera inadecuada o cómo pretendía la Ley que el público en general entendiera lo que es un presunto delito, cuando son tan variados, complejos y sujetos a la interpretación personal o profesional.

El tema de tipificar el acoso escolar también ha sido extremadamente complejo, como lo expuse en . Y regresando a la discusión con la primera infancia: la literatura académica suele hablar del acoso desde ciertas edades donde se manifiesta la intención y planeación para hacer un daño, usualmente después a los 8 años. Desde ICBF, dimos una orientación clara de qué son estas situaciones y complementamos la Ley como mejor pudimos, ofreciendo un panorama más pedagógico a docentes y familias en el país.

Otra claridad ofrecida tiene que ver con un gran avance de parte de la Dirección de Participación, que estableció un anexo en su lineamiento de restablecimiento de derechos para las situaciones tipo II (agresiones, acoso, ciberacoso) y tipo III (presuntos delitos). Su gran fortaleza es que fue pensado desde las instituciones que hacen parte del Sistema Nacional de Bienestar Familiar, lo que permite evitar el problema enunciado al comienzo de esta columna, viendo la atención desde la corresponsabilidad institucional.

Sin embargo, siendo críticos, la ruta de atención de situaciones tipo II le lleva algo de ventaja a la de situaciones tipo III, sobre todo porque estas última son tan variadas que comprometerse con acciones particulares, si bien necesario, resulta intimidante. Por otro lado, sería clave que a futuro se incluyan las prácticas restaurativas dentro de la posible atención.

Y con respecto a la articulación entre instituciones, el descubrimiento más importante y el vacío más grande se encuentra en la atención al acoso: no es suficiente con la verificación de derechos de los implicados directamente y es necesario que las Secretarías de educación realicen un acompañamiento que permita que, a partir de la pedagogía, se modifiquen las prácticas de la comunidad en que se presenta el acoso escolar. Esto, más allá del sentido común, es un requerimiento que debe modificarse en la Ley.

Otro gran derrotero fue el fortalecimiento del Sistema Nacional de Convivencia escolar en sus diferentes niveles. Primero, fue clave la articulación encontrada por el Ministerio de Educación Nacional para trabajar en el nivel nacional, buscando tiempo que no había para mostrarnos juntos en las decisiones. Así también lo fue con la Defensoría del Pueblo, la Policía de Infancia y Adolescencia y el Ministerio de Justicia. No fue el caso con el Ministerio de Salud, gran ausente en este tema.

En el nivel territorial tuve la oportunidad de participar en 13 Comités Departamentales de Convivencia Escolar, lo cual fue una experiencia maravillosa que me permitió presentarme como parte del Comité Nacional y dialogar con los gobiernos territoriales que son la clave, creo, del Sistema. La tarea a futuro es continuar con este acompañamiento, en particular en lo que respecta a la definición de las rutas de prevención y atención de estos comités.

Y ahí está el último tema que deseo tocar: la prevención. Si bien esa era mi tarea principal, estos tres años fueron más de trabajo integral, leyendo los contextos, tratando de ofrecer lo más pertinente y necesario primero… descuidando a veces la prevención. Este tema tiene mucho por ser discutido y mi recomendación siempre ha sido la misma: se deben definir mecanismos de prevención que puedan ser enseñados y probados en el aula para ser fortalecidos a partir de la evidencia.

Y si bien el camino de la prevención de derechos de niños, niñas y adolescentes es uno que todavía está mediado por la especulación y las creencias de los adultos (sobre lo que conviene a los demás), me despido del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar con el profundo agradecimiento por lo aprendido y lo que se me permitió hacer, por su apoyo a los temas relacionados con la convivencia escolar, pero sobre todo, por su apuesta al conformar un equipo de prevención que espero se consolide en el tiempo y sea ejemplo para otras instituciones públicas en el país.

Fuente:  http://lasillavacia.com/silla-llena/red-de-la-educacion/historia/el-estado-de-la-convivencia-escolar-en-icbf-63846

Imagen: http://www.semarmenia.gov.co/web/media/k2/items/cache/37a06e4a72d6cb27621f1ed829bbee81_XL.jpg

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Niños son víctimas del crimen organizado en Guatemala

Centro América/Guatemala/06 Diciembre 2017/Fuente: Prensa Latina

La captura de dos menores de 13 años con un fusil AK-47 que pretendían entregar a una pandilla detona nuevas alarmas en Guatemala, donde los niños aparecen como principales víctimas y no solo del crimen organizado.

La creación de mecanismos de desarrollo para la protección integral de la niñez es algo que debe priorizar el Estado para prevenir la participación de los menores en estos hechos, aseguró a la prensa Abner Paredes, de la Procuraduría de Derechos Humanos.

Según Paredes, el Estado no logra tener la cobertura adecuada en prevención y tampoco ha impulsado acciones que promuevan la participación, inclusión, educación y otros servicios básicos en áreas marginales donde niños y adolescentes están más expuestos.

Al no tener mayoría de edad, la imputabilidad penal hace que grupos delictivos los utilicen para el tráfico de drogas o como portadores de armas de grueso calibre, las cuales emplean en los asesinatos contra grupos rivales y quienes no pagan extorsión.

Un reciente estudio sobre el impacto de la poca inversión gubernamental en favor de la niñez, indica que el 70 por ciento de los menores de cinco años en el país está en la pobreza y registra una preocupante desnutrición crónica.

Incluso, hay municipios como Comitancillo, en el suroccidental departamento de San Marcos, donde el 60 por ciento de su población vive en extrema pobreza con las consecuentes secuelas de bajo peso al nacer, falta de nutrientes esenciales para un desarrollo óptimo y tallas muy inferiores a la edad.

El Ministerio de Salud registra que 143 niños murieron en 2016 por desnutrición, de ellos, 25 pertenecían a San Marcos. Le siguen en números rojos Alta Verapaz, Huehuetenango, Quiché (norte), Chiquimula (oriente) y Chimaltenango (centro).

Y aunque es más propio del campo, la región metropolitana tampoco escapa, con un 34,6 por ciento de menores de cinco años.

En la primera infancia otros datos causan escalofríos como baja cobertura educativa, víctimas de la violencia sexual, pornografía y explotación laboral.

Guatemala tiene la más baja inversión en el continente para niños menores de cinco años, un aproximado del 0,4 por ciento del Producto Interno Bruto.

Según estadísticas, esas condiciones hacen que el país afronte situaciones similares a las de los países africanos, donde pobreza extrema, desigualdad social y falta de oportunidades son una constante.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=136419&SEO=ninos-son-victimas-del-crimen-organizado-en-guatemala
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