Entrevista/Autor: Adrian Cordellat/Fuente: El país
‘Tablets’ y teléfonos han ido conquistando poco a poco ámbitos como la educación y el ocio de los niños y niñas, exigiendo a la vista un esfuerzo añadido
Pilar Vergara es una de las ópticas españolas más influyentes en el ámbito de la terapia visual y la optometría comportamental, al que lleva dedicado más de un cuarto de siglo. En 2008 publicó Tanta inteligencia, tan poco rendimiento (Aurum Volatile), que fue el primer libro en español dirigido a padres y educadores sobre la relación entre la visión y los problemas de aprendizaje. Más de una década después, con motivo del lanzamiento de su cuarta edición, la optometrista ha realizado una exhaustiva revisión del libro para incluir en él “la explosión” en el campo científico relacionado con la visión que ha puesto “bases científicas para muchas de las actuaciones que se han ido realizando clínicamente dentro de la optometría comportamental durante las últimas tres décadas”.
En ese tiempo las pantallas han ido conquistando poco a poco ámbitos como la educación y el ocio de los niños y niñas, exigiendo a la visión un esfuerzo añadido para la visión próxima, algo para la que no está genéticamente preparada. No en vano, durante miles de años lo habitual en el ser humano fue el uso de la visión lejana. Las consecuencias de ello, avisa la experta, ya se están viendo, como demuestra el auge en los casos de miopía y de estrés visual entre los pequeños.
PREGUNTA. ¿Por qué algunos niños con una inteligencia normal o por encima de lo normal fracasan en el colegio? Con esa pregunta arranca el prólogo del libro y a mí me gustaría trasladársela de vuelta para ver si puede darme una respuesta breve, entiendo que muy enfocada a la visión.
RESPUESTA. La ciencia ha demostrado que nuestros cerebros son visuales. Entre el 65% y el 70% de la información que entra a nuestro cerebro es visual. Por tanto, si nuestra visión no funciona óptimamente, nuestro cerebro no funciona óptimamente.
Dicho esto, hay diferentes razones por las que un niño puede fracasar académicamente, pero una de las principales razones es cuando los problemas visuales no son diagnosticados adecuadamente en habilidades específicas que son cruciales para el aprendizaje. Los niños que tienen estos problemas tendrán síntomas o comportamientos como perderse al leer, usar el dedo para leer, que se le muevan las palabras en la página, dolor de ojos o dolor de cabeza al finalizar la jornada académica, entre otros.
P. En la pregunta anterior he utilizado a propósito el término visión, porque usted incide en la necesidad de diferenciar entre vista y visión. ¿Cuál es la diferencia entre ambas?
R. La vista es la habilidad de ver claro a seis metros de distancia. La visión es la habilidad para coger, procesar e interpretar de forma eficiente lo que vemos.
P. Así que podemos tener un hijo con buena vista, pero incapaz de procesar e interpretar correctamente aquello que ve.
R. Exacto.
P. Usted ofrece datos (de EE UU) absolutamente llamativos, como que al menos entre el 35 y 40% de los niños con problemas de aprendizaje tienen problemas visuales. A pesar de ello, sin embargo, dice que le asombra que cuando habla de ellos en colegios o gabinetes profesionales le miran como si estuviese diciendo “que en la luna hay vida”. ¿Falta conciencia, tanto a nivel médico como en lo social, de la importancia de la visión en el aprendizaje?
R. No es falta de conciencia, es de entendimiento. Se sigue pensando solo en la vista y, por tanto, o ves claro o no ves, en cuyo caso se concluye que tu visión es buena o mala en función de ese único criterio, así que te ponen gafas para ver más claro si ves borroso y con eso se da por entendido que ya no hay ningún problema visual.
El problema es que vista y visión, como comentábamos antes, no son sinónimos, y un examen visual donde solo se mire la agudeza visual de lejos es un examen incompleto porque no evalúa necesariamente las habilidades visuales y visoperceptivas cruciales para el niño en una clase. Son exámenes no adecuados a nuestras demandas visuales de hoy en día.
P. En ese sentido precisamente me ha sorprendido cuando comenta que realmente estamos exigiendo a la visión cosas para las que no está preparada. Durante miles de años el ser humano utilizó principalmente la visión lejana (para cazar y huir). Sin embargo, hoy nos pasamos el día usando la visión contraria, la próxima (lectura, deberes, colegio, ordenadores, tabletas, televisión). ¿Qué consecuencias tiene esto para la visión?
R. Te puedo decir que la consecuencia más inmediata que ya se ha visto es el aumento de la miopía. Y otra consecuencia es el auge de los problemas de aprendizaje debidos a problemas de visión por ese exceso de horas en cerca, en una situación en la que el sistema visual no puede permanecer de forma óptima durante tanto tiempo.
P. Es que los niños de hoy, a consecuencia de las nuevas tecnologías, usan aún más si cabe esta visión próxima. ¿Existen algunas pautas o recomendaciones para padres para reducir en lo posible el impacto que estas nuevas tecnologías pueden tener en la visión de sus hijos?
R. La principal es controlar el tiempo que pasan los niños con las pantallas y la edad a la que les ofrecemos esas pantallas. Algunos padres no tienen conciencia de lo perjudicial que puede ser, no solo a nivel visual, sino en muchos otros aspectos, darles las pantallas a los bebes.
P. Para terminar me gustaría hablar sobre el estrés. Dice que en sus 30 años en la profesión ha visto a muchos niños con problemas visuales causados por el estrés. Entre las causas de ese estrés, cita la académica.
R. Es que muchos niños apenas juegan hoy al aire libre. Además de las clases tienen las extraescolares y los deberes. ¡Muchos tienen jornadas laborales tan largas como las de un adulto! Se pasan todo el día mirando de cerca y en dos dimensiones, cuando el sistema visual no está preparado para estar así tantas horas
P. ¿Cómo se manifiesta este estrés en la visión?
R. Aparecen múltiples problemas. A veces en forma de síntomas como dolor de cabeza o de ojos. Otras veces en forma rechazo a la lectura y a las actividades de cerca. Muchos de estos niños son etiquetados como vagos o tontos. Sin embargo, cuando les atiendes encuentras todo tipo de problemas: desde visión doble en cerca, hasta borrosidad intermitente, pasando por fatiga visual.
Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/06/26/mamas_papas/1561555210_932244.html