Las mujeres, niñas y adolescentes continúan siendo las principales víctimas de la trata de personas en Colombia, ya que representan el 89 % de los casos de este delito, según alertó este sábado la Defensoría del Pueblo con motivo del Día Mundial contra la Trata de Personas.
Entre enero de 2018 y junio de 2023, la Defensoría del Pueblo ha atendido 236 casos de trata de personas en el país, y en el 89% de ellos, es decir en 212, las víctimas eran niñas, adolescentes y mujeres. En 60 de dichos casos (el 25,4 %) había relación con la esclavización de personas migrantes.
El preocupante panorama lo planteó este sábado la Defensoría del Pueblo a propósito de la conmemoración del Día Mundial contra la Trata de Personas, al tiempo que hizo un llamado al Estado para fortalecer la definición e implementación de políticas públicas que permitan prevenir este tipo de casos.
De acuerdo con las cifras de la Defensoría, Norte de Santander (43 casos), Bogotá (25), Caldas (23), Valle del Cauca (20) y Cundinamarca (13) fueron los departamentos del país en los que más casos se presentaron. Sin embargo, hay reportes en 133 municipios de 25 departamentos y el organismos ha emitido 40 alertas.
“De lo anterior se infiere que, para los grupos al margen de la ley inmersos en el conflicto, esclavizar a personas connacionales y extranjeras les genera una serie de beneficios no calculados: económicos, de control poblacional y del territorio. Vale aclarar que estos grupos, por las dinámicas en las regiones, se vinculan de forma directa o indirecta a las redes criminales y a los tratantes autónomos”, detalla la Defensoría.
Para Camargo el panorama se agrava pues no solo se trata de una grave vulneración de derechos humanos sino que no existen “los suficientes recursos estatales para afrontar el accionar de quienes son tratantes de manera autónoma y organizada, lo cual redunda en la desprotección de quienes son víctimas directas e indirectas, especialmente niñas, adolescentes y mujeres”.
De acuerdo con la Defensoría, es indispensable que el Estado pueda avanzar en tres frentes claves: la detección y registro de casos, así como la persecución y sanción penal de las redes y victimarios autónomos; la evaluación de los impactos en la implementación de la Estrategia Nacional para la lucha contra la Trata de Personas; y la definición e implementación de acciones que permitan el acompañamiento integral a la población migrante.
“Ante el complejo panorama, desde la Defensoría del Pueblo seguiremos exhortando al Gobierno Nacional para que de manera complementaria defina e implemente medidas de asistencia con enfoque de derechos humanos. Esto les permitirá a las víctimas directas e indirectas el reconocimiento y restablecimiento de sus derechos vulnerados de manera previa, durante y posteriormente a la victimización”, puntualizó el Defensor del Pueblo.
Leonardo Padura dice que juzgar a las prostitutas como mujeres no decentes es una actitud muy machista.
El laureado escritor cubano Leonardo Padura quiere quitar la mirada compasiva hacia la prostitución para entender a las mujeres que la ejercen, por eso asegura que «es injusto catalogar a las mujeres de inmorales por dedicarse a la prostitución«.
«Juzgar a las prostitutas como mujeres no decentes es una actitud muy machista y muy clasista porque hay que entender que están haciendo un trabajo», aseveró este sábado el escritor en el escenario principal del Hay Festival de Cartagena de Indias.
El tema de la prostitución planea en su última novela, «Personas decentes» (Tusquets, 2022), de la mano de una de las figuras más conocidas de La Habana de principios de siglo XX (y que a él más le obsesiona), el proxeneta y capo Alberto Yarini, y por ello el autor ha tenido que reflexionar sobre esta profesión y sus efectos en Cuba.
Por necesidad
A principios de siglo, en una Cuba devastada por la guerra de Independencia donde un 60 % de las mujeres no sabía leer ni escribir y solo el 2 % tenía una profesión, «muchas mujeres tuvieron que prostituirse».
Era una profesión más, eran «obreras» desde el punto de vista marxista, reflexionó el autor de «El hombre que amaba a los perros», pero que después fue prohibida y que con el desarrollo del país en esos primeros años fue disminuyendo la mano de obra que empleaba.
Pero luego, tras la Revolución, reaparece con el «periodo especial» y la llegada de los turistas. «Como los tiempos son diferentes, a estas prostitutas no se les llamaba putas, se les llamaba con el eufemismo de jineteras (…). Cambiaba la esencia aunque era otra manera de prostituirse».
«Esto caracteriza con sus condiciones cada momento de la historia de Cuba«, expuso el autor, que divagó sobre la prostitución pero también sobre el oficio de escribir y las transformaciones de su natal La Habana.
Parte de su último libro transcurre en la Cuba de 2016, que recibía, por primera vez en décadas, a un presidente estadounidense, Barack Obama, a los Rolling Stones y a las Kardashians; una Cuba, explica, donde la gente podía viajar a Miami los fines de semana y volver el lunes a trabajar.
Y lamentó confrontarlo ahora a una Cuba donde en 2022 decenas de miles de cubanos cruzaron a Nicaragua para pasar a pie a Estados Unidos, en una situación muy diferente.
Por fuera, con su chimenea y ladrillos rojos, parece una casa como cualquier otra. Pero cuando la policía entra por la fuerza a esta residencia en la ciudad de Birmingham, en el centro-oeste de Inglaterra, nada en ella se asemeja a una típica vivienda familiar.
En medio de habitaciones semivacías, amuebladas pobremente con un colchón y unos cuantos trastos viejos, los agentes se encuentran con cuatro jóvenes rumanas en ropa interior, que se defienden apenas con monosílabos en un inglés precario.
Juguetes sexuales, artículos de belleza, cigarrillos, drogas y condones pueden verse desperdigados por cada uno de los ambientes.
Aunque ellas lo niegan, la policía sospecha que son víctimas de tráfico sexual de menores.
Dado que el trabajo sexual es legal en Reino Unido, después de llevárselas para interrogarlas en un entorno seguro, a las fuerzas de seguridad no les queda más remedio que devolverlas al sitio en el que las encontraron.
La escena es alarmante, pero tristemente familiar: en distintos rincones del país, mujeres y niñas son retenidas como esclavas y vendidas para que mantengas relaciones sexuales.
De todas las presuntas víctimas de tráfico sexual en Reino Unido en 2021, había más jóvenes procedentes de Rumania que de ningún otro lugar en el mundo.
Jean Mackenzie, periodista de la BBC, viajó hasta ese país del sureste europeo para entender cómo acaban estas niñas en el negocio del tráfico y la prostitución, y por qué son tan renuentes a aceptar ayuda de la policía cuando tratan de rescatarlas en Reino Unido.
Desamor
«Las reclutan en los patios de las escuelas», le explica a la BBC Iana Matei, quien dirige el único refugio del país para niñas que han sido víctimas del tráfico sexual.
El año pasado, en Rumania, se registaron 429 víctimas de tráfico sexual, según fuentes del gobierno. La mitad eran niñas.
«Los reclutadores van a los patios de las escuelas y les dicen: ‘Eres hermosa, inteligente, quiero casarme contigo’. Y ellas quieren creerlo. Les lavan el cerebro».
Es lo que se conoce como la táctica del lover boy (joven amante): las convencen de que están enamorados de ellas, que quieren un futuro juntos y al poco tiempo las inician en el camino de las drogas, el alcohol y la prostitución.
«Tengo aquí una niña (Daniella*, de 13 años) que está desperada por volver junto a su ‘amante’ de 52 años».
«Cuando se escapa, le dice a la policía que se quiere ir con él. ‘Lo amo’, les dice», cuenta Matei, quien cree que el tráfico no es como muchos piensan solo consecuencia de la pobreza, sino de la falta de amor.
«Si el amante le dice te quiero y al día siguiente le pega para que vaya a trabajar a la calle, ¿qué importa? Les han pegado tantas veces, las han humillado tanto. Han pasado por todo lo que se te pueda ocurrir, pero nunca se encontraron con un ‘te quiero'», señala Matei.
Destaca que las niñas reclutadas son cada vez más jóvenes, de 12 o incluso 10 años. Cuando llegan a Reino Unido, con 18, explica, «esa es a única vida que conocen».
48 horas de vida
A Elena, sus traficantes en Reino Unido la abandonaron cuando la dieron por muerta, después de que sufriera una hemorragia y no parara de sangrar.
Cuando la policía la encontró en una departamento en el condado de West Midlands, en el centro-oeste del país, la trasladaron inmediatamente al hospital.
Los médicos creen que no le quedaban más de 48 horas de vida. La habían golpeado, cortado, estaba desnutrida, con quemaduras.
Ahora, recuperada, cuenta que no tuvo otra opción que aceptar ser traficada. «(Mi traficante) me amenazó con lastimar a mi hijo y matar a mi madre», contó la joven, que tuvo que abandonar a su niño de un año.
Al llegar, dice, la ubicaron en una casa con otras jóvenes. «Éramos tres chicas. Tenía que acostarme con varios hombres todos los días».
«Eran entre 10 y 20. A veces ganaba unos US$1.300 y le entregaba todo el dinero».
En internet, lejos de la mirada pública
A Elena, al igual que a muchas otras jóvenes, la obligaban a ofrecer sus servicios en internet, en páginas que son legales.
«(Esta actividad) se trasladó de los burdeles a internet» le explica a la BBC Colin Ward, inspector de la Policía del Gran Mánchester, un condado del noroeste de Inglaterra.
«Ahora están un casa normal, en una calle cualquiera».
Como por consecuencia no tienen que salir a las calles a por clientes, para la policía es mucho más difícil identificarlas.
«No sabemos a dónde ir a buscarlas», añade Ward, quien asegura que el negocio del tráfico sexual en Reino Unido es boyante y que no tienen clara su verdadera dimensión.
Desconfianza
Casi la totalidad de las jóvenes rumanas no se muestran dispuestas a tomar la ayuda que les ofrece la policía británica. Ward cree que eso se debe probalemente a la experiencia que tienen con la policía en su propio país.
«Trabajo en esto desde hace 14 años, y probablemente puedo contar con los dedos de una mano cuántas dijeron sí, soy víctima, necesito ayuda. Simplemente no ocurre», cuenta.
En parte se debe a que el trabajo de los traficantes con las niñas comienzan en muchos casos cuando estas apenas tienen 10 años, por eso muchas no se dan cuenta de que están siendo explotadas.
Pero sobre todo es la la falta de acción de la policía rumana lo que genera en ellas una desconfianza profunda, como pudo comprobar la periodista de la BBC Jean Mackenzie cuando conversó con los padres de Andrea*, una niña traficada no una sino dos veces.
«Cuando fui a la policía me dijeron que no había nada que pudiesen hacer, que no tenían personal para buscarla», recuerda su madre.
Fue ella la que acabó rescatando a su propia hija haciendose pasar por un traficante de drogas y llegando a un acuerdo con el hombre que la retenía.
La policía le dijo a la BBC que investigó el caso de Andrea y lo derivó a una unidad especializada.
No obstante, no es la única historia en que los padres reportan que la policía hace la vista gorda.
Vacío legal
Cosmin Andreica, presidente del sindicato de la policía en Rumania, reconoce que cada vez es mayor el número de jóvenes traficadas en Rumania.
«El sistema está sobrepasado«, afirma.
«Tenemos más de 100 casos de desapariciones por día en un condado, y solo tenemos entre uno y cinco policías que investigan este tipo de casos. Es imposible investigar».
Pero no es solo eso, el problema es que como los traficantes emplean la táctica del «amante joven» para atraer a las niñas, aprovechan para explotar un vacío legal: cuando una menor se va voluntariamente, la policía no puede tratar la situación como un delito.
«Al Estado de Rumania no le importa la vida de los niños. Esa es la conclusión», dice Andreica.
Entretanto en Reino Unido, pese a los esfuerzos de la policía, los resultados están lejos de ser óptimos, que la mayoría de los casos no llegan a los tribunales.
Según cifras oficiales, de las 6.000 víctimas de tráfico sexual identificadas en el paísentre abril de 2018 y diciembre de 2020, solo 95 casos llegaron a los tribunales.
Para Matei, la única manera de generar un cambio es hacer que este delito se castigue con penas más altas.
«El tráfico es crimen organizado. Tal y como funciona ahora, la ganancia es alta y el riesgo es bajo», dice.
«Pero si revertimos la ecuación, encarcelas a los traficantes por un largo tiempo y confiscas todo lo que tienen, ya no va a ser tan fácil. Lo van a pensar dos veces (antes de hacerlo)».
*Los nombres en en esta historia han sido cambiado para proteger la identidad de las víctimas.
Este fenómeno afecta a más de 21 millones de personas en el mundo.
Las ONG han denunciado, con motivo del Día Mundial contra la Trata de Personas que se celebra este 30 de julio, que la trata sigue siendo un fenómeno «invisible» a pesar de afectar a más de 21 millones de personas en el mundo, sobre todo a mujeres y niñas migrantes.
Por ejemplo, Cruz Roja Española atendió en 2020 a 700 personas en situación de trata en su mayoría mujeres (84%) y niñas y niños (8,5%). Del total, el 80% lo fueron con fines de explotación sexual (564) y el 5% laboral. Las nacionalidades mayoritarias fueron personas procedentes de Colombia (120), Nigeria (92), Costa de Marfil (53) y Rumanía (47).
«Uno de los factores con mayor impacto en la trata es la desigualdad en el acceso a derechos y recursos entre mujeres y hombres; otros factores relevantes son la demanda y la tolerancia social hacia situaciones como la mendicidad, la prostitución o la precariedad asociada a determinados puestos de trabajo», explica la responsable de la Unidad de Protección a Personas en Situación de Trata en Oficina Central de Cruz Roja Española, Rosa Flores.
Ante esta situación, desde la ONG agradecen el impulso que se ha iniciado este año en relación a una Ley Integral que proteja a todas las personas en situación de trata.
Dentro de las recomendaciones que Cruz Roja ha presentado durante el periodo de consulta, piden que contemple todas las finalidades de la trata (explotación sexual, laboral, órganos, actividades delictivas, matrimonios forzados) y que incluya a todas las personas afectadas, independientemente de su edad, sexo, género e identidad sexual, nacionalidad y situación administrativa.
Aumenta durante la pandemia
Sobre el modo en que la pandemia ha podido afectar a este fenómeno, la ONG de la Iglesia católica Manos Unidas ha denunciado que la trata ha aumentado durante la emergencia sanitaria y ha alertado de que muchas de las víctimas potenciales están ahora más lejos de los mecanismos de prevención y apoyo, lo que complica su identificación y rescate.
Según el último informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), en 2018, 148 países detectaron alrededor de 50.000 víctimas de trata, aunque el número real de personas afectadas es mucho mayor, dada la naturaleza oculta de este delito, según precisa la organización.
El informe muestra que los traficantes se aprovechan especialmente de los más vulnerables, como los migrantes, las personas sin trabajo y los menores de edad. En el caso de los niños y niñas, su presencia entre las víctimas de trata se ha triplicado en los últimos 15 años y las niñas son tratadas principalmente con fines de explotación sexual mientras que los niños son utilizados para trabajos forzados, según añade.
Manos Unidas pone el ejemplo de la ciudad costera de Zamboanga, la sexta ciudad más poblada de Filipinas, cuyo puerto internacional supone la «puerta trasera» para la trata de personas en el continente asiático.Según detalla, aproximadamente 8.000 víctimas de trata han sido rescatadas en el puerto internacional de Zamboanga desde 2011, de las que 300 eran menores de edad, principalmente niñas.
En este contexto, Manos Unidas colabora desde hace más de 10 años con la ONG Katilingban Sa Kalambuan Org. Inc. (KKI), que puso en marcha en 2008 el Tanglaw Buhay Center, un centro de acogida y reinserción de niñas víctimas de tráfico y violencia sexual, que ha logrado reintegrar en la sociedad a más de 350 niñas.
Suelen ser chicas jóvenes, y también niñas, que vienen de hogares rotos o con escasos recursos económicos»
Marcelina CarpizoDirectora del Tanglaw Buhay Center
«Suelen ser chicas jóvenes, y también niñas, que vienen de hogares rotos o con escasos recursos económicos, bajos niveles educativos y cuya biografía está marcada por la violencia física, psicológica o sexual. En algunos casos, es en el seno de la familia donde se cometen los primeros abusos», revela la directora del Tanglaw Buhay Center, Marcelina Carpizo.
La pobreza generalizada y la persistencia del conflicto armado en numerosas zonas del país son factores que alimentan la trata. Otras causas son la discriminación de género, las secuelas de la guerra, la falta de información y educación y la corrupción oficial, según añade.
Además, advierte de que en estos tiempos de crisis, la ciberprostitución se consolida como una nueva forma de abuso y un grave riesgo para los niños y niñas de familias empobrecidas.
Por otro lado, la ONG también denuncia que mujeres y niñas migrantes venezolanas son un objetivo cada vez más recurrente para las redes de trata con fines de explotación sexual en Colombia, una situación que «no es nueva, pero sí se ha agudizado como consecuencia de la diáspora constante de venezolanos que cruzan la frontera con Colombia».
Combatir la corrupción
Por otro lado, desde la Fundación de la cooperación española para la mejora de políticas públicas en el mundo (FIIAPP) recuerdan que el combate no es solo contra proxenetas y grupos criminales, y denuncian que también hay «corrupción de funcionarios públicos como policías, fiscales, agentes migratorios o técnicos municipales», la parte «invisibilizada» de la trata, sobre todo en casos de explotación sexual.
FIIAPP pone el ejemplo de «un empleado corrupto que falsifica un documento de identidad para hacer pasar a una niña por mayor de edad; un guardia que facilita que los proxenetas y sus víctimas crucen ilegalmente las fronteras; un técnico municipal que otorga una licencia de hostelería a un prostíbulo, o un fiscal que avisa a grupos criminales antes de una intervención judicial».
«La trata de niñas y mujeres para ser explotadas sexualmente no sería posible sin la complicidad de empleados públicos que miran a otro lado, posibilitan, facilitan, y a veces hasta controlan la actividad de los grupos criminales de trata. A cambio reciben cobros periódicos de dinero o la posibilidad de recibir favores sexuales por parte de las mujeres explotadas», denuncia la coordinadora de Gobernanza Democrática del Programa EUROsociAL+ en la FIIAPP, Sonia González.
Por ello, la Red de Fiscales contra la Corrupción y la Red TRAM de Trata de Personas y Tráfico Ilícito de Migrantes (ambas integrantes de la Asociación Iberoamericana de Ministerios Públicos (AIAMP), la FIIAPP, y EUROsociAL han lanzado esta semana una campaña en redes sociales para sensibilizar sobre casos de corrupción concretos que facilitan la trata en América Latina.
Historias de supervivientes
Una vez que consiguen salir de la situación de trata, las ONG ayudan a estas mujeres y niñas en su proceso de recuperación. Así, por ejemplo, desde la ONG evangélica Diaconía realizan proyectos en España como ‘Desactiva la trata’ para que las supervivientes puedan relatar sus historias y transmitir sus demandas y propuestas a los actores más relevantes en la lucha contra la trata en España.
En concreto, lo hacen a través de talleres y otras herramientas de expresión, respetando sus tiempos y protegiendo su confidencialidad, para que se sientan seguras y en confianza a la hora de contar sus historias.
Estos talleres se están desarrollando en Madrid y en ellos actualmente participan seis mujeres, que provienen de lugares como Costa de Marfil, Nigeria, Colombia o Marruecos. Sus franjas de edad están comprendidas entre los 19 y 43 años, y tres de ellas tienen hijos a su cargo. Junto con otras entidades como la Asociación Entre Mujeres y la empresa de inserción Soulem, trabajan para favorecer su participación y empoderamiento.
De entre las miradas posibles para analizar la dinámica global y sus contradicciones, los estudios que promueve la Asociación Nuestroamericana de Estudios Interdisciplinarios de la Crítica Jurídica tienen como eje medular el análisis del estado y del derecho; se inscriben en los estudios críticos del derecho —crítica en el sentido de la crítica a la lógica destructiva del capital desde su raíz y no sólo en sus manifestaciones fenomenológicas—, y buscan no sólo describir sino explicar al estado y al derecho moderno hegemónicos, procurando ir más allá de su discurso, esto es, anclando su análisis en las relaciones sociales de dominación capitalista, es decir, en la mercantilización de la vida en su conjunto.
Autoras(es): Blanca Estela Melgarito Rocha. Daniel Sandoval Cervantes. Alma Guadalupe Melgarito Rocha. [Editores]
Jaime Eduardo Oriz Leroux. Alejandro Karin Pedraza Ramos. Esteban Rodríguez Alzueta. Daniel Sandoval Cervantes. Marco Alexandre de Souza Serra. Augusto Sánchez Sandoval. Bernardo Bolaños Guerra. Ricardo Miranda. Francisco Martínez Cruz. Carlos Perea Sandoval. Tania Meneses Cabrera. José Ricardo Pachón Niño. Kendy Dayana González Valencia. Fabrizia C. Navarro Santaella. Fructuoso Matías García. Daniel Cieza. Rocío Hernández Vite. Úrsula Bonfil Jiménez. Edgar Belmont. Miriam Roque. Guadalupe Urbina Martínez. Tainã Góis. Ana Carolina de Brito Moraes. Cynthia González Cárdenas. José Rubén Orantes García. Mónica Ribeiro Palacios. Mercedes Cabrera Rosas. Claudia Morales Gómez. Cynthia B. Salazar Nieves. Sergio Martín Tapia Argüello. Alma Guadalupe Melgarito Rocha. Blanca Estela Melgarito Rocha. [Autoras y Autores de Capítulo]
Las niñas ya no sueñan con un príncipe que las rescate en su caballo blanco, sino con ser la mujer de un capo, la amante del dueño del colmadón.
Con solo algunas horas hurgando las interioridades de un barrio marginado se extraen informaciones que ponen en entredicho muchas de las teorías y discursos sobre el desarrollo humano, los derechos de la niñez y la construcción del país que soñamos.
Caso 1
Me topé con un joven de 14 años que abandonó sus estudios hace varios años. En su escuela la psicóloga tenía “otras cosas qué hacer que bregar con mariconcitos”. Andaba apresurado, un tanto provocativo, con los cabellos rojo carmín. Cargaba una fundita de supermercado en la mano.
– Hola P. ¿Qué de tu vida? ¿Cómo están por allá? ¿Sigues trabajando de noche? (prostituyéndose por la 42 y la Nicolás de Ovando)
– Sí.
-¿Picas algo?
– No.
– Entonces, deberías volver a estudiar.
– Quisiera hacer un curso de globos en una fundación que hay en Capotillo; tienen más cursos, pero este es el que me gusta más. Como mi mamá está enferma y no puede trabajar, me va a poner una paletera.
Enseñando la funda.
– Ahora, tengo que dejarla, voy a empeñar la licuadora para la quimio de mi madre (cáncer de mama), no hay dinero para ir al hospital.
En esta casa la abuela paterna se murió de Covid durante la pandemia.
La abuela materna padece cáncer, no tiene seguro y no puede tratarse; la madre tiene cáncer de mamas.
Dos hermanos mayores están en condiciones de calle, son delincuentes.
Un hermanito se murió en el incendio de la casa mientras la madre trabajaba.
También están Pedro, dos hermanitos y una niñita de 6 años.
Caso 2
Melisa llegó de Haití. Su mamá la mandó donde su hermana para que la ayudara en los trabajos domésticos.
Tiene 16 años y un retraso mental.
Dormía en el piso sobre un colchón.
El tío la violó todas las noches poniéndole un trapo en la boca para que no gritara.
Tiene 6 meses de embarazo.
La tía la botó de la casa. La recogió una vecina que se apiadó de la niña porque tiene hijas y no quiere que le pase algo similar, pero es vendedora ambulante y no puede hacerse cargo de la niña.
El pastor de su iglesia les dice que al nacer entreguen la niña (según ecografía) a su padre biológico que en este caso es el agresor sexual o violador.
La vecina y la niña, con asesoría, depositaron el caso en la fiscalía de menores.
Esta niña sin doliente no tiene habilidades para ser madre, por su condición psicológica y por su poca edad; terminará en las calles o en manos de un agresor que abusará de nuevo de ella. Sean extranjeros o no, los niños, niñas y adolescentes deben ser protegidos por las leyes dominicanas.
Caso 3
En calles, callejones y casas se nota una presencia notable de personas jugando. Hombres de todas las edades con sus dominós, mujeres de todas las edades con barajas. Hay juegos de mujeres maduras y ahora muchos grupos de chicas jóvenes en las casas y partes atrás sin mascarillas, los niños pequeños jugando y gritando en los pisos.
“Es una forma de buscársela, de sacar los 20 del café o los 50 del arroz”, me dice una trabajadora social. “Es una nueva realidad, una generación de chicas sin ningún plan de vida, preñadas de 15 o 16, con padres inexistentes, rechazadas por las escuelas, fumadoras de hookah, vendiéndose en drinks y colmados para poder subsistir”.
En medio de la pandemia, juegos de dominós y barajas, bancas en todas las esquinas, drinks, colmadones, y hookahs hasta en las aceras, son los únicos modos de recreación que conocen los NNA de muchos sectores urbanos vulnerables.
En medio de una sociedad donde hay pocas oportunidades para salir de la pobreza, donde hay que quemarse las pestañas y coger muchas luchas para hacer una carrera universitaria es mejor soltar eso en banda y buscarse la vida con el chapeo.
“Pa´ qué Dios me dio buen cuerpo, esa es mi empresa, lo que tengo que hacer es cuidarla y darle mantenimiento”… palabras textuales de una joven de 15 años.
“…quizá en las redes promocionándome encuentre un viajero y me lleve de aquí y pueda saca a los mío p’alante”… Carmencita parece emocionada cuando lo expresa.
Las niñas ya no sueñan con un príncipe que las rescate en su caballo blanco, sino con ser la mujer de un capo, la amante del dueño del colmadón. Como sueño inalcanzable esperan que un extranjero las vea en las redes y se ponga en contacto para venderse de manera virtual y así conseguir para poder subsistir.
“Los nuevos estudios de cine de nuestro país no tienen que ir muy lejos para buscar guiones reales para películas o series con muchas temporadas, ya que los casos de nuestras comunidades cada día son más numerosos; después de más de un año de pandemia son más los niños, niñas y adolescentes que terminan en condición de calle sin esperanza alguna de una oportunidad de vida digna”, nos dice Siria Febriel., trabajadora social.
¿Cuáles son los derechos de niños como Pedro? ¿Debe trabajar Pedro como trabajador sexual y en la paletera que tendrá que atender para ayudar a una precaria economía familiar asumiendo la responsabilidad de la casa? ¿A qué instancia recurrir para dar respuesta a situaciones de abuso infantil y garantizar los derechos de nuestros niños, niñas y adolescentes?
El machismo tiende a aumentar el número de enfermos con el VIH
La discriminación de género aumenta el riesgo de las mujeres ante el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida, advirtieron expertos de la Organización de la ONU.
«Las mujeres están alcanzando y superando rápidamente la cantidad de hombres infectados» por el VIH, según Wariara Mbugua, del Grupo de Tema de Género del Fondo de las Naciones Unidas para la Población (FNUAP).
Carol Bellamy, directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), destacó que las mujeres y las jóvenes son las más afectadas por la pandemia.
«Un elemento clave en la expansión de la pandemia de VIH/sida es el hecho de que las mujeres y las niñas no están en condiciones de exigir con éxito su protección (de la enfermedad) ante el poder masculino», dijo Bellamy.
Peter Piot, director ejecutivo del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida), dijo que la violencia contra las mujeres está muy vinculada a la pandemia.
La violencia pone de manifiesto el riesgo que representan el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual cuando interfiere con la capacidad de la mujer para exigir el uso de condón en las relaciones sexuales.
En muchas sociedades, incluso plantear el tema del condón resulta complicado ya que estos suelen asociarse a la promiscuidad, la infidelidad y la prostitución.
Según cifras del FNUAP, la desigualdad de género con respecto a la tasa de infección es más pronunciada en los grupos más jóvenes, sobre todo entre los menores de 20 años.
Entre uno y dos tercios de las víctimas conocidas de ataques sexuales son menores de 15 años, según cifras de la Universidad Johns Hopkins. Estas mismas jóvenes y mujeres también son quienes cuidan de los seres amados que padecen el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
Mbugua dijo que la pobreza y las crisis económicas representan una carga más para las mujeres y niñas que cumplen funciones vitales en sus familias y comunidades afectadas por la pandemia.
«El sida sigue siendo un tabú… en algunos países», dijo el embajador Richard Holbrooke, de Estados Unidos, en una reunión conjunta que el Consejo Económico y Social y el Consejo de Seguridad celebraron el lunes.
El silencio y la ignorancia con respecto del VIH/sida seguirán acelerando la propagación de la enfermedad a menos que se adopten estrategias para profundizar los programas de educación sobre la misma.
Yai Constance, de Costa de Marfil, habló de cómo progresó su país en elevar la conciencia del gobierno sobre los temas relacionados con la mujer.
Sida en números
En Costa Rica, de 1983 a 1999 se registraron 1.736 enfermos de sida, estas fueron sus vías de transmisión:
Homosexual 801
Heterosexual 384
Bisexual 287
Sin información 151
Hemofilia 45
Perinatal 29
Transfusión 20
Droga intravenosa 19
Fuente: Departamento de Control del Sida, Ministerio de Salud.
Fuente de publicación; https://www.nacion.com/archivo/el-aliado-del-sida/U3GNRVUNDVH3HPQGBR7QRYLTVQ/story/
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