Las niñas ya no sueñan con un príncipe que las rescate en su caballo blanco, sino con ser la mujer de un capo, la amante del dueño del colmadón.
Con solo algunas horas hurgando las interioridades de un barrio marginado se extraen informaciones que ponen en entredicho muchas de las teorías y discursos sobre el desarrollo humano, los derechos de la niñez y la construcción del país que soñamos.
Caso 1
Me topé con un joven de 14 años que abandonó sus estudios hace varios años. En su escuela la psicóloga tenía “otras cosas qué hacer que bregar con mariconcitos”. Andaba apresurado, un tanto provocativo, con los cabellos rojo carmín. Cargaba una fundita de supermercado en la mano.
– Hola P. ¿Qué de tu vida? ¿Cómo están por allá? ¿Sigues trabajando de noche? (prostituyéndose por la 42 y la Nicolás de Ovando)
– Sí.
-¿Picas algo?
– No.
– Entonces, deberías volver a estudiar.
– Quisiera hacer un curso de globos en una fundación que hay en Capotillo; tienen más cursos, pero este es el que me gusta más. Como mi mamá está enferma y no puede trabajar, me va a poner una paletera.
Enseñando la funda.
– Ahora, tengo que dejarla, voy a empeñar la licuadora para la quimio de mi madre (cáncer de mama), no hay dinero para ir al hospital.
En esta casa la abuela paterna se murió de Covid durante la pandemia.
La abuela materna padece cáncer, no tiene seguro y no puede tratarse; la madre tiene cáncer de mamas.
Dos hermanos mayores están en condiciones de calle, son delincuentes.
Un hermanito se murió en el incendio de la casa mientras la madre trabajaba.
También están Pedro, dos hermanitos y una niñita de 6 años.
Caso 2
Melisa llegó de Haití. Su mamá la mandó donde su hermana para que la ayudara en los trabajos domésticos.
Tiene 16 años y un retraso mental.
Dormía en el piso sobre un colchón.
El tío la violó todas las noches poniéndole un trapo en la boca para que no gritara.
Tiene 6 meses de embarazo.
La tía la botó de la casa. La recogió una vecina que se apiadó de la niña porque tiene hijas y no quiere que le pase algo similar, pero es vendedora ambulante y no puede hacerse cargo de la niña.
El pastor de su iglesia les dice que al nacer entreguen la niña (según ecografía) a su padre biológico que en este caso es el agresor sexual o violador.
La vecina y la niña, con asesoría, depositaron el caso en la fiscalía de menores.
Esta niña sin doliente no tiene habilidades para ser madre, por su condición psicológica y por su poca edad; terminará en las calles o en manos de un agresor que abusará de nuevo de ella. Sean extranjeros o no, los niños, niñas y adolescentes deben ser protegidos por las leyes dominicanas.
Caso 3
En calles, callejones y casas se nota una presencia notable de personas jugando. Hombres de todas las edades con sus dominós, mujeres de todas las edades con barajas. Hay juegos de mujeres maduras y ahora muchos grupos de chicas jóvenes en las casas y partes atrás sin mascarillas, los niños pequeños jugando y gritando en los pisos.
“Es una forma de buscársela, de sacar los 20 del café o los 50 del arroz”, me dice una trabajadora social. “Es una nueva realidad, una generación de chicas sin ningún plan de vida, preñadas de 15 o 16, con padres inexistentes, rechazadas por las escuelas, fumadoras de hookah, vendiéndose en drinks y colmados para poder subsistir”.
En medio de la pandemia, juegos de dominós y barajas, bancas en todas las esquinas, drinks, colmadones, y hookahs hasta en las aceras, son los únicos modos de recreación que conocen los NNA de muchos sectores urbanos vulnerables.
En medio de una sociedad donde hay pocas oportunidades para salir de la pobreza, donde hay que quemarse las pestañas y coger muchas luchas para hacer una carrera universitaria es mejor soltar eso en banda y buscarse la vida con el chapeo.
“Pa´ qué Dios me dio buen cuerpo, esa es mi empresa, lo que tengo que hacer es cuidarla y darle mantenimiento”… palabras textuales de una joven de 15 años.
“…quizá en las redes promocionándome encuentre un viajero y me lleve de aquí y pueda saca a los mío p’alante”… Carmencita parece emocionada cuando lo expresa.
Las niñas ya no sueñan con un príncipe que las rescate en su caballo blanco, sino con ser la mujer de un capo, la amante del dueño del colmadón. Como sueño inalcanzable esperan que un extranjero las vea en las redes y se ponga en contacto para venderse de manera virtual y así conseguir para poder subsistir.
“Los nuevos estudios de cine de nuestro país no tienen que ir muy lejos para buscar guiones reales para películas o series con muchas temporadas, ya que los casos de nuestras comunidades cada día son más numerosos; después de más de un año de pandemia son más los niños, niñas y adolescentes que terminan en condición de calle sin esperanza alguna de una oportunidad de vida digna”, nos dice Siria Febriel., trabajadora social.
¿Cuáles son los derechos de niños como Pedro? ¿Debe trabajar Pedro como trabajador sexual y en la paletera que tendrá que atender para ayudar a una precaria economía familiar asumiendo la responsabilidad de la casa? ¿A qué instancia recurrir para dar respuesta a situaciones de abuso infantil y garantizar los derechos de nuestros niños, niñas y adolescentes?
Fuente: https://acento.com.do/opinion/apuntes-sobre-un-barrio-8957093.html