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Entrevista a Richard Poulin:»Los hombres no quieren ver qué hay detrás de la prostitución»

Por: Irene Hdez. Velasco. El Mundo. 17/03/2017

Richard Poulin se presenta a la entrevista con una chapa en la solapa de la chaqueta que deja ya muy claros cuáles son sus principios: “Ninguna mujer nace para puta”, un lema que recoge el título del libro escrito por la colombiana Sonia Sánchez, una superviviente de la prostitución. Porque este canadiense, profesor emérito del Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de Ottawa y autor de numerosos libros y estudios sobre la prostitución y la trata de seres humanos con fines de explotación sexual, está considerado como uno de los mayores estudiosos mundiales en esa materia.

P: Las encuestas en España muestran como cada vez son más fuertes los llamamientos a favor de que se regularice la prostitución como si se tratara de un trabajo más. ¿Qué le parece?

R. Me parece una monstruosidad. Pero déjeme decirle que mientras los llamamientos a favor de una reglamentación de la prostitución son muy fuertes en Europa, son relativamente débiles en América del Norte. Además es necesario distinguir entre quienes están a favor de que no se reglamente para nada la prostitución y de quienes parten de la premisa de que la prostitución es un trabajo como cualquier otro, y que lo que hay que hacer es aplicarle las leyes laborales y punto. Según el razonamiento de estos últimos, los burdeles son lugares de trabajo, ambientes laborales como los de cualquier empresa, y sería ilegal la prostitución que se llevara a cabo fuera de esos lugares reglamentados. Lo que le puedo decir es que no hacer nada ante la prostitución o regularla como un mero trabajo más sería algo muy grave que haría subir de manera inaudita el número de mujeres y niñas dedicadas al sexo de pago y al turismo sexual. Y eso que ahora mismo cada vez se necesitan más prostitutas, porque cada vez son más numerosos los hombres que pagan para tener relaciones sexuales. Es algo que estamos viendo en Alemania, en Holanda, en Tailandia, en España…

P: ¿Está aumentando entonces en España el número de hombres que pagan por sexo?

R. Sí. De hecho, España es el país con mayor demanda de mujeres que ejercen la prostitución de toda Europa.

P: ¿Y cómo se explica que, en una sociedad en la que existe desde hace tiempo libertad sexual, el negocio de la prostitución sea tan suculento?

R. A finales de los años 70 las feministas norteamericanas ya plantearon si esa enorme libertad sexual no implicaba también una sumisión sexual, porque para que la liberación sexual sea realmente una liberación es necesario antes que la opresión contra las mujeres desaparezca, y la opresión no ha desaparecido. La prostitución de hecho es una forma de opresión contra la mujer, y sigue existiendo a pesar de que existe libertad sexual porque sigue existiendo opresión.

P¿Qué les diría entonces a quienes sostienen que hay mujeres que ejercen la prostitución libremente, porque les da la gana?

R. Hay muchos niveles de respuesta. A nivel sociológico les diría que se sabe que buena parte de las mujeres que son reclutadas para la prostitución son menores de edad. Y se sabe que muchas de ellas son chicas que han huido de su casa porque han sufrido agresiones sexuales y que justo en ese momento en que escapan y están lejos de sus familiares es cuando son reclutadas para la prostitución. Es también por eso por lo que para ellas es más fácil hacerse prostitutas, porque para sobrevivir a las agresiones sexuales ya desarrollaron la capacidad de disociarse de su cuerpo. Piense que, según los estudios, entre un 75% y un 83% de las prostitutas fueron anteriormente víctimas de violencia sexual.

P: ¿La prostitución es entonces una continuación de la violencia sexual?

R. Sí. Es complicado, pero se lo voy a tratar de explicar con un ejemplo. Cuando yo empecé a hacer encuestas e investigaciones sobre la industria del sexo, entrevisté en Canadá a varias strippers, a varias de esas mujeres que bailan desnudas delante de hombres sin que estos puedan tocarlas, sólo mirarlas. Cuando hablaba con ellas, estas jóvenes decían estar encantadas de bailar desnudas ante esos hombres que no podían tocarlas, lo consideraban como una especie de venganza por las agresiones sexuales que habían sufrido anteriormente, sentían que ahora eran ellas las que podían explotarlos a ellos… Pero después de pasar algunos meses en la industria del sexo, bailando desnudas, esas mujeres cambiaban de discurso y decían que un culo es un culo, subrayando que los hombres no van a ver mujeres, sino culos. Y lo mismo ocurre en la prostitución. Al principio hay mujeres que creen que ejercen un poder sobre los hombres, pero luego acaban dándose cuenta de que son los hombres los que tienen poder sobre ellas. Para mí en estos momentos como sociólogo es más interesante hacer entrevistas a mujeres que han sobrevivido a la prostitución que a mujeres que la ejercen. Porque las que están activas en la industria del sexo tratan de legitimar su actividad, como hace seguramente usted como periodista cuando alguien ataca a los medios de comunicación.

P: ¿Cuál es la responsabilidad de los hombres que pagan por sexo?

R. Su responsabilidad es absoluta, total. Si los hombres no pagaran por la prostitución se acabaría con la prostitución, así de sencillo. Porque la industria de la prostitución se ha hecho para el disfrute de los hombres. Da igual que implique a niños, a niñas, a jóvenes de ambos sexos, a mujeres adultas… Es una industria dirigida al placer del hombre.

P: Y si es así, ¿por qué muchos hombres no quieren hacerse esos planteamientos? Porque no se los hacen, ¿no?

R. No, evidentemente no se los hacen. Como mucha gente no se hace reflexiones cuando compra una camiseta o unas zapatillas fabricadas por niños del tercer mundo. Los hombres no quieren oír ni quieren ver lo que hay detrás de la prostitución. No quieren saber que al llegar a los 16 años una de cada tres mujeres ha sufrido agresiones sexuales, lo que significa que la violencia hacia las mujeres es gigantesca. En Canadá, el movimiento feminista es muy fuerte y tenemos buenas cifras al respecto. Y si existen esas cifras tan enormes de violencia sexual es porque hay muchísimos hombres que cometen violencia sexual contra las mujeres, es posible que ascienda a un hombre de cada tres. Todo esto se lo comento para hacerle ver que las relaciones sociales entre hombres y mujeres son complicadas y que eso explica en parte por qué a los hombres les parece normal pagar por sexo. Muchos hombres siguen pensando que la mujer debe ser sumisa y que la que no lo es, se merece ser agredida.

P: Escuchándole resulta claro que usted está en contra de la prostitución. Pero la pregunta del millón es: ¿Cómo se puede acabar con ella?

R. No, no es la pregunta del millón. En realidad resultaría bastante fácil acabar con la prostitución si se implantara el modelo sueco. Ese modelo, que se aplica en Suecia desde 1999, penaliza al proxeneta y penaliza a los clientes de la prostitución, pero no a las mujeres que ejercen la prostitución. Además, lo que también es importante es que ofrece medios a las mujeres que quieren salir de la prostitución, muchas de las cuales no tienen estudios porque como ya le he dicho fueron captadas con 14 o 15 años. Asimismo, el modelo sueco también cuenta con programas educativos en las escuelas dirigidos a evitar que el día de mañana las niñas puedan ser reclutadas para la prostitución y que los niños puedan convertirse en clientes de prostitutas, en prostituidores. Gracias a todo esto, el número de mujeres que se prostituyen en Suecia ha bajado muchísimo, así como el de hombres que pagan por sexo. Allí, por ejemplo, ya no hay trata de mujeres, porque para los proxenetas no resulta rentable.

P: Sin embargo, lo que muestran las encuestas en España y lo que denuncian numerosos especialistas es que cada vez más jóvenes consideran el sexo de pago como algo normal, como una forma de diversión, de ocio…

R. La prostitución está banalizada y la industria del sexo y de la pornografía aún han banalizado más la prostitución. Podríamos definir a la pornografía como propaganda de la prostitución, y cada vez son más los jóvenes que consumen pornografía y a edades más tempranas. En Canadá, por ejemplo, la edad de los violadores ha bajado.

P: Usted también relaciona capitalismo y prostitución. Sin embargo, la prostitución existe desde siempre, desde mucho antes de que surgiera el capitalismo…

R. Sí, pero lo que ha hecho el neoliberalismo es impulsar esa idea de la que hablábamos al principio de que la prostitución debe desregularse. El neoliberalismo considera que cada uno es responsable de lo que hace, y según esa premisa las mujeres que se prostituyen son responsables de prostituirse. Antes se reglamentaba la prostitución por cuestiones de higiene y de salud pública, para evitar la propagación de enfermedades venéreas. Hoy se desregula porque se considera que quien la ejerce lo hace libremente. Es una diferencia enorme.

Fuente:  http://www.elmundo.es/sociedad/2017/01/02/58692f5f468aebbd108b45e0.html

Fotografía: JAVIER BARBANCHO

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Adolescencia y juventud en Cuba: de urgencias y desafíos

Por. Lisandra Fariñas Acosta

A colocar la mirada en las adolescentes y en el diseño e implementación de políticas para empoderarlas en sus entornos cotidianos tanto en el ámbito privado como público, convocó el panel «Invirtiendo en las adolescentes: el futuro comienza hoy»

Una etapa difícil, polémica, de cambios continuos. Así la definen, con razón, muchos expertos. Pero hay que aprender a mirar también este periodo de la vida como una etapa de oportunidades, reflexionaba un profesor hace ya algún tiempo sobre los desafíos que entraña arribar a la adolescencia.

Justamente a colocar la mirada en las adolescentes (sin perder de vista que ello implica invertir en ellos también), y en el diseño e implementación de políticas para empoderarlas en sus entornos cotidianos tanto en el ámbito privado como público, convocaba el pa­sado 11 de julio, Día Mundial de la Po­blación, el panel «Invirtiendo en las adolescentes: el futuro co­mienza hoy», or­ganizado por el Fon­do de Po­blación de las Na­ciones Unidas (UNFPA) y el Cen­tro de Es­tudios sobre la Juventud (CESJ).

“No se es vulnerable por ser adolescente” reflexio­naba en el encuentro la doctora Nati­vidad Gue­­rrero, jefa del Departamento de Investigaciones del Centro Nacional de Educación Sexual, pero de las oportunidades que les generemos de­penderá que tanto ellas como ellos puedan construir su futuro, lo cual es su derecho, y evitar que caigan en situaciones de vulnerabilidad.

Reflexiones que, y partiendo de que de la adolescencia de hoy dependen nuestros jóvenes del mañana, nos abocan a un esbozo de lo que sin duda constituyen aciertos, y también las brechas y desafíos de la siempre urgente necesidad de invertir en quienes construyen no ya el futuro, sino el presente del país.

Pero para la Máster María Josefa Luis Luis, subdirectora científica del CESJ, la inversión en esta población no puede verse enfocada en una única arista por las exigencias propias de este grupo.

En Cuba, dijo, “pudiera pensarse que no hay di­señadas políticas dirigidas específicamente a esta po­blación, al no contar con un ministerio de Ju­ven­tud, pero sí existen, subsumidas en las políticas universales del país y que no son específicas únicamente de la adolescencia o la juventud”, apuntó a Granma.

En ese sentido, precisó por ejemplo, que la política educacional ha establecido la enseñanza obligatoria hasta el noveno grado para todos los me­nores, independientemente de su sexo, al tiempo que el Estado cubano se esfuerza continuamente por ofrecer oportunidades ilimitadas de sa­lud y educación a las niñas, adolescentes y jóvenes cu­banas, que les permita alcanzar  independencia social y construir importantes proyectos de vida, como profesionales y técnicos.

Asimismo, ejemplificó, en el ámbito la­boral, le­gislaciones como el Código del Trabajo contemplan acápites dirigidos a pro­teger los más jóvenes. “La edad promedio para la inserción la­boral es 19 años y se exige, para comenzar a trabajar y el empleo de la fuerza calificada y remuneración, solo capacidades, habilidades y resultados de trabajo, in­dependientemente de la edad y el sexo”.

De igual modo el sistema de salud pública prioriza en sus estrategias a esta población —trascendió en el panel mencionado—, pues desde la infancia cuentan por ejemplo con un esquema de vacunación que los protege de múltiples enfermedades, además de la cobertura sanitaria gratuita y accesible para todos los grupos de edades.

Otra muestra de ello es la atención primaria pre­natal universal y el parto institucionalizado pa­ra todas las embarazadas, sin tomar en cuenta si viven en zonas rurales o urbanas. Ello se comporta con especial atención para aquellas que residen en zonas de difícil acceso, lo que garantiza la salud materna y contribuye a que se alcancen indicadores de mortalidad materna de calidad; y para las madres adolescentes que reciben un se­guimiento estricto y un acompañamiento durante el embarazo, el parto y el puerperio.

Ellos y ellas en el centro del vórtice
El mayor y mejor recurso de un país es su po­blación, por lo que construir una sociedad que in­cluya a cada segmento de esta es vital para la articulación de cualquier proyecto social. Pero, son los adolescentes y jóvenes estratégicos dentro de esta construcción, y conocer hacia donde van, qué piensan, necesitan, y quieren es el primer paso…

En Cuba, son múltiples las urgencias y desa­fíos a los que se enfrentan todavía. Según refirió el CESJ en el panel, enfocar desde el género las estrategias políticas para la atención a las juventudes y a toda la población si­gue siendo necesario, en aras de posibilitar una educación popular transformadora de los basamentos machistas de nuestra cultura cívica, defendidos in­cluso por mujeres de todas las edades. Al respecto, las percepciones de riesgo de enfermedades de trans­misión sexual y embarazo —se­ña­laron los po­nen­tes— son más expresadas por mujeres y esto no es por co­rres­pondencia genética sino social.

Por otro lado, la cultura y otras consideraciones fa­miliares inciden en que aún no sean muchos los hombres, ni familias las que se acojan a “la ley de paternidad” luego del nacimiento de los hijos, la cual permite la asunción familiar de estrategias en función de la rápida incorporación de la madre joven al escenario de estudio o trabajo.

Se trata del Decreto-Ley 234 de la Maternidad de la Tra­ba­jadora (2003), con su Resolución complementaria número 22/2003, que otorga iguales derechos a los padres cubanos para obtener una licencia laboral y quedarse al cuidado de los hijos durante el primer año de vida. Si bien esta ley es un logro, aún este derecho  en­cuen­tra prejuicios, estereotipos y resistencias en la so­ciedad cubana.

También, señalaron los panelistas, los escasos servicios de cuidados a personas adultas mayores condicionan, de igual forma, la dedicación de las mujeres a estos, renunciando a sus proyectos de vida como estudiantes o trabajadoras.

La investigadora del Centro de Estudios De­mo­gráficos de la Universidad de La Habana (CE­DEM), Grisell Rodríguez, decía sobre este te­ma a Gran­ma que esto forma parte de un problema  “puer­tas hacia adentro, donde se mantienen y re­producen patrones de comportamiento machistas, y prevalece la sobrecarga de roles a la mujer”.

Es una realidad que las responsabilidades asumidas hacia el interior de la familia hacen que mu­chas jóvenes capacitadas, renuncien a las posibilidades de ocupar cargos de dirección en el escenario del Estado y el gobierno; a pesar de las políticas que favorecen que esto pueda ser posible. A ello, se suma la carencia de escenarios de cuidado a los menores, en respuesta a la alta demanda, por lo cual muchas se ven ante la disyuntiva de renunciar al estudio o el trabajo, para cuidar a su descendencia, dijeron los expertos.

En lo que se refiere a salud sexual y reproductiva, es el embarazo adolescente en Cuba un foco de atención sobre el cual deben centrarse las miradas desde los múltiples sectores involucrados.

Si bien las estadísticas regionales están muy por encima de la tasa de embarazo adolescente del país, la tasa en Cuba de fecundidad adolescente —que de acuerdo con datos de la Dirección de Re­gistros Médicos y Estadísticas de Salud del Mi­nisterio de Salud Pública, es de 51.8 por 1 000 mu­jeres de 15 a 19 años— es una muestra que exis­ten brechas en este sentido.

“Cuando una adolescente queda embarazada o tiene un hijo, su salud, educación, potencial de obtener ingresos y todo su futuro pueden estar en peligro, y puede quedar atrapada en una vida sumida en la pobreza, la exclusión y la impotencia”, señaló la máster Raida Semanat, investigadora de la línea Fa­milia y Sexualidad del CESJ.

De ahí que, apuntó, resulta imprescindible que las familias comprendan el derecho que tienen las y los adolescentes a la información sobre anticoncepción, porque forma parte del derecho que tienen a su salud. Insistió en el hecho de que salvar estas brechas  en los más jóvenes es garantizar un proyecto de independencia e igualdad de posibilidades, sobre todo para la mujer.

Familia y escuela… Un camino para andar
Pero esa inversión en adolescentes y jóvenes no puede ir desligada de la que se haga en la familia, crucial para revalorizar el papel de esta  en relación con esas poblaciones, reflexionó María Josefa Luis.

A juicio de la Doctora en Ciencias Keyla Es­tévez, jefa del Departamento Sociopolítico del CESJ, “hay dos instituciones en la sociedad —la familia y la escuela cubana— que tienen los roles de la educación, pero está faltando que se complementen en una mejor preparación de todas las juventudes, y hoy no se les exige en este sentido”.

Estas dos instituciones, dijo, saben que tienen mu­chas deudas al respecto. “Hoy está ocurriendo un fenómeno en la sociedad cubana relacionado con que los adolescentes y jóvenes creen ciegamente y hacen lo que dice la familia. Nuestro último estudio  de adolescentes reveló que esta institución es la que decide por los jóvenes, por ejemplo, en cuanto a su futuro profesional, relación con los
coetáneos…”.

“Desde Vi­gots­ky 1 y otros expertos que han estudiado estos te­mas, quedó sentado que la principal actividad para el adolescente era el intercambio con los coetáneos, llevarse bien con su grupo, y que este  lo autodetermine, autorregule, autoexija, autoevalúe…”, reflexionó.

Sin embargo, ¿qué está sucediendo hoy en Cuba?, insistió. “El grupo no se está conformando por afiliación (por destacamentos, organizaciones como la FEEM) sino por los que son similares a uno, esto quiere decir que dentro de la propia escuela cubana hay subdivisiones por clase”.

En este contexto, argumentó, “donde la fa­milia está decidiendo, y está claro que es en las dos instituciones referidas donde se debe decidir todo, debemos apostar que las inversiones se hagan dentro de las mismas. No es responsabilidad ni de los me­dios de comunicación, ni de un organismo es­pecífico, sino de que la sociedad acabe de asimilar que debe unirse en función de la educación de los más jóvenes. Eso implica las críticas.

“Pero hay que tener en cuenta que se trata de una sociedad que ha arrastrado más de 20 años de situaciones económicas difíciles, donde la fa­milia se ha adaptado a ‘resolver cosas’ de una forma muchas veces no convencional ni educativa, al tiempo que la escuela ha pasado por ese difícil periodo acarreando pérdida de maestros, planes de estudios descontextualizados… y un grupo de temas que, en ambas instituciones, es­tán impidiendo educar de una forma mejor”.

De acuerdo con Estévez García, se re­quie­re de una ma­yor conciencia, de atemperar planes de estudios, que se elaboren currículum más apegados a las individualidades, y que permitan y les den libertad al claustro de profesores de adaptar los contenidos a las condiciones de un lugar, e insertar temas de impacto para la comunidad.

“Hoy el Ministerio de Educación está escribiendo un perfeccionamiento donde el currículum institucional es el que el claustro de profesores puede modificar en función de las peculiaridades del entorno inmediato y el alumno. Pero ¿hemos educado a la gente para eso, cómo le decimos a un metodólogo municipal o funcionario de cualquier nivel que tiene que preguntar  cómo lo hace cada centro, y adaptarse a las adecuaciones internas?

“Hará falta un periodo de adaptación en que la gente entienda que ya puede proponer, y que de ello depende hacer y cambiar un grupo de cosas”, señaló.

Por otra parte, precisó que es urgente logar que lo cognitivo vaya de la mano de lo formativo. “Existe hoy la asignatura de educación cívica que intenta suplir estas carencias, pero no es suficiente. ¿Cómo se hace conciencia ciudadana? To­­dos los días. Puede perfectamente un profesor de Biología a la vez que enseña sobre las células, transmitir a sus estudiantes que debemos cuidar el entorno y ver la vida integralmente. Y eso le falta a la escuela cubana hoy”.

En este sentido— mencionó— debemos  tra­tar que los cambios y transformaciones se pien­sen en función de ese niño, adolescente o joven, no co­mo adulto, si­no como muchacho/a que nació en el entorno de una familia, que arrastra años de periodo especial, que interactúa con un celular al lado de su cuna… y la educación tiene que transformarse a tono con ese contexto.

Para la investigadora del CESJ, la escuela tiene además responsabilidad en la formación de la familia, y al respecto mencionó que el programa de las vías no formales, es uno de los buenos espacios que existen para educar y preparar a esta en mu­chos temas, pero no se han aprovechado todas sus potencialidades.

Construir un futuro a tu medida
En ese sentido refirió Estévez García que hay que propiciar políticas integrales, acciones que les permitan desarrollarse a los jóvenes por sí mismos, a partir de las cuales les brindemos oportunidades de independencia, autodeterminación, y participación más amplia y donde ese joven autoconstruya cómo quiere que sea su vida. “De­be­mos ser menos verticalistas y paternalistas. Par­ticipar implica poder, querer y saber hacerlo”.

En ese contexto, y con la mirada puesta además en mantener un conjunto de logros e indicadores alcanzados, es fundamental propiciar espacios de participación y fortalecer los ya existentes, en tanto “potenciar la identidad na­cional en nuestros jóvenes, categoría en constante renovación”, es también una urgencia en la búsqueda de que las nuevas generaciones “se apropien de lo mejor de nuestra cultura, la hagan suya, la fortalezcan y la renueven”, reflexionó el director del CEDEM, Antonio Aja Díaz.

“Si queremos tener en un futuro ciudadanos participativos, revolucionarios, dispuestos, saludables, alegres, hay que ocuparse en esta etapa, de la cual dependerá el ciudadano de otros tiempos”, apunta la especialista María Josefa Luis.

Al respecto, mencionó que en los estudios de participación realizados por el CEJC los jóvenes —aunque reconocen que existen varios— ha­blan de la necesidad de espacios de comunicación y que se tengan en cuenta sus cri­te­rios. “Los espacios existen pe­ro no siempre se aprovechan. Para participar hay que saber hacerlo y ahí hay una brecha”, apuntó la experta.

Con este criterio coincide An­to­nio Aja, para el cual “nuestros jóvenes de­ben encontrar y reconocer al escenario de la sociedad cubana como el de su futuro y no solo el del presente”, y agrega que “la cla­ve está en cómo logramos que hagan esta realidad suya y participen en la conformación de ese futuro al que aspiran, lo cual incluye entregarles la posibilidad de la toma de decisión de ellos y ellas sobre dicha construcción social”.

Aja significó que en la sociedad actual, no pueden perderse de vista que para estas poblaciones existen temas vulnerables de los que no po­demos desentendernos, pues forman parte de realidades en el mundo, y a las cuales estamos expuestos. En ese sentido mencionó conductas como la drogadicción, la prostitución, el alcoholismo, donde la escuela, la familia y los medios de comunicación tienen un rol determinante.

Al calor de nuevos cambios
Con los nuevos escenarios en el ámbito socio económico que se abren en el país, emergen va­rias preocupaciones para los jóvenes cubanos.

Si por una parte —explica la investigadora Ma­ría Josefa Luis Luis— en la esfera laboral se ha visibilizado la importancia que ha representado el hecho de que el Estado garantice el empleo, y aún la mayoría de los jóvenes trabajen en el sector estatal; es una realidad el acercamiento creciente al sector privado. “Hoy conviven el querer trabajar con el Estado, para garantizar la seguridad laboral, y el deseo de em­plear­se además en el privado, para satisfacer las necesidades que el salario no permite cubrir”.

Pero las nuevas formas de gestión imponen, también a los jóvenes, múltiples retos; ante prácticas ya consolidadas como que el mayor número de contratos no se hacen por escrito sino de forma verbal. Es una alerta, pues esta población ve distante el proceso de jubilación y ni siquiera piensa en ello, advirtió.

“Entre un 29 y 31 % de los trabajadores por cuenta propia son jóvenes, y de ellos alrededor de un 46 % son contratados”, refirió la entrevistada.

Asimismo, acotó que las investigaciones re­velan que hay más hombres que mujeres dueñas de negocios, y proporcionalmente es mayor, en el caso de ellas, el número de mujeres jóvenes contratadas que propietarias de determinada ac­tividad comercial. En el caso de las muchachas, la investigadora explicó se suman hoy otras limitaciones, pues ellas se enfrentan a exigencias que pueden ir desde condicionantes de edad, color de la piel hasta el ser madres o no, entre otras.

Fuente: http://www.somosjovenes.cu/articulo/adolescencia-y-juventud-cuba-urgencias-y-desafios-final

Imagen: www.somosjovenes.cu/sites/default/files/articulos/adolescentes_5_juventudrebelde.jpg

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México: Las prostitutas del Porfiriato

México/ 23 junio 2016/Autor: Denisse Pérez Antonio/Fuente: Mi Oaxaca

 

Consideradas el estrato más bajo durante este periodo, las sexoservidoras tenían que pagar impuestos y llevar un registro de salud

 En medio de una época conservadora a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX, el papel de la mujer se desempeñaba únicamente a las labores propias de la familia y el hogar, por lo que otra actividad como la prostitución era vista con asombro, desprecio y discriminación.

 El oficio más viejo del mundo encontró una forma de crecer y con el tiempo de establecerse como una actividad rentable en la ciudad de Oaxaca.

 Las mujeres del Porfiriato se enfrentaban a diversos cambios, primero el rápido cambio del campo a la ciudad, los procesos industriales introducidos con el ferrocarril y la moral.

 Las sexoservidoras de finales del siglo XIX se adaptaron a las circunstancias y supieron rentabilizar sus encantos, situación que les otorgó cierta independencia y poder ante el manejo de su cuerpo, pero las ubicaba en el estatus de personas indeseables y relegadas de la sociedad.

 Datos de la historiadora Fabiola Bailón Vásquez, muestran la realidad de la mujer en su estudio “Trabajadoras domésticas y sexuales en la Ciudad de Oaxaca, durante el Porfiriato: sobrevivencia, control y vida cotidiana”.

 Registro fotográfico como medio de control

Oaxaca es uno de los pocos estados que contaba con un registro fotográfico sobre la prostitución, los cuales abarcan de 1890 a 1969 con imágenes de mujeres que se dedicaban al comercio sexual regulado.

 El Porfiriato, en términos históricos tiene una gran relevancia, debido a que se comenzó a generar uno de los archivos visuales más voluminosos de México.

Fue hasta 1875 que en Oaxaca se propuso la creación de un mecanismo de control sanitario en burdeles y en 1881 se realizó un reglamento, pero se puso en marcha hasta 1890, lo que requirió de un registro fotográfico para su manejo.

 La importancia de realizar un registro fotográfico se debió a una necesidad de regular una actividad “tabú” por su forma de crecimiento acelerada.

 La prostitución se convirtió en una empresa rentable por medio de los burdeles. En 1895, se estableció el primer reglamento donde las dueñas pagaban impuestos ante la Tesorería Municipal, se les indicaba la cantidad por apertura y registro de “mesalinas” a su cargo. Fue entonces, cuando se convirtió en un negocio legal, clasificado en tres categorías, lo mismo que las prostitutas, ya que, de acuerdo al rango era la cantidad a pagar.

 La prostitución fue considerada un problema social y religioso desde el Virreinato y en el Porfiriato se consolidó en una reglamentación. Esta actividad estaba calificada por debajo de los criminales, enfermos mentales y vagabundos.

A diferencia de otros oficios realizados por las mujeres en esa época, las sexoservidoras tenían ingresos, pero al estar reguladas debían de pagar impuestos, con horarios y lugares establecidos; esto en el caso de las reglamentadas, ya que la actividad se movía en la clandestinidad.

Las autoridades a finales del siglo XIX buscaban brindar servicio médico y control de la moral a las también llamadas “mujeres públicas”. Este tipo de medida estaba inspirado en el modelo francés de sexoservicio de 1865.

En el registro fotográfico y sanitario resaltan los siguientes datos: el nombre, las dueñas de los burdeles, sus categorías, sus agremiadas, el tipo de control sanitario al que eran sometidas, fecha de alta y de baja en la actividad, salidas de la ciudad de Oaxaca, nacionalidad, edad y filiación completa.

Aunque en los registros no destacan los orígenes étnicos, las autoridades tenían la clasificación de “claras”, “oscuras”, “trigueñas”, “morenas”, “blancas”, “oscuras”, “rosadas” o “amarillas”.

Las fotografías eran tomadas en su mayoría de pie, destacan la ropa de la época y aspecto según la categoría de prostituta, lo que determinaba su joyería, peinado, vestido, etc., dicho registro se entregaba en forma de tarjetón.

El reglamento de ese tiempo tenía una serie de normas que establecían algunas restricciones cómo, evitar escándalos fuera y dentro de la casa, malas apariencias y faltas a la moral pública, vestir con decoro y salir acompañada de un hombre; asimismo, se les pedía tener una afiliación religiosa y contar con un hospital especializado en ETS.

 Las edades abarcaban desde los 14 hasta los 41 años. La productividad de una mujer se establecía en su juventud, ya que las ETS eran la principal causa de muerte.

 Este acervo fotográfico forma parte de una importante colección visual del Archivo Histórico Municipal de Oaxaca, el cual recopila fotografías de sexoservidoras de diversas edades, estratos sociales y datos médicos, también cuenta con informes policiacos, partes médicos, infracciones, multas, quejas, licencias, denuncias, formatos de descontento y resistencia, además de redes de apoyo y solidaridad por el oficio.

 Los registros dejan nulos datos sobre la identidad de los clientes, aunque a grandes rasgos se sabe que asistían a las casas de citas los artesanos, agricultores, trabajadores de gobierno, vendedores, cargadores, aguadores, policías e intelectuales de la época.

 Obligaciones de las sexoservidoras

 Los deberes y obligaciones de las “mujeres públicas” eran: inscribirse al registro en la jefatura de policía, estar pendientes de su registro médico los martes y jueves, llevar su tarjetón de identificación, no vivir en vecindades, no agruparse en lugares públicos, vestir de forma decente y no hablar groserías, no hablarle a hombres con niños y mujeres ni hacer tratos ilícitos con adolescentes, avisar del cambio de domicilio y avisar en caso de dejar el oficio, pagar la cuota de uno a dos pesos según la categoría a la que pertenecieran.

Cabe destacar, que este registro no fue un salvamento para el comercio sexual, ya que los datos históricos muestran que la venta de mujeres, la influencia de los proxenetas y los burdeles fiscalizaban dicha labor.

La prostitución durante la Oaxaca Porfirista fue un trabajo con muchos matices, por una parte daba a la mujer cierta independencia económica, pero la confinaba a la desaprobación social, eran fichadas como “malas mujeres” y pertenecían al estatus social más bajo.

Fuente:

http://denissekarinaperez.wix.com/mioaxaca#!Las-prostitutas-del-Porfiriato/cjds/3

 

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Feminismo y prostitución: Breve genealogía hasta nuestros días

Marina Pibernat Vilas

El debate sobre prostitución no es nuevo dentro del feminismo. Ésta vieja institución socio-económica ha atravesado sin problemas los sucesivos sistemas políticos, culturales y de producción que se han dado a lo largo de la historia.

Limitándonos al contexto europeo, en el s. XVIII feministas e ilustradas – como Mary Wollstonecraft u Olympe de Gouges – asistieron al acontecer del nuevo orden social ligado a la eclosión del capitalismo industrial. A inicios del s. XIX pudieron dar cuenta de cómo aquellas transformaciones habían afectado a las mujeres. Habían sido excluidas de los grandes discursos filosóficos de la igualdad que motivaron y legitimaron ideológicamente los cambios sociales, políticos y económicos, pero sufrieron todas las desventuras que la acumulación de capital produce. Por ejemplo, el aumento de la prostitución, que se nutrió de la miseria urbana y desprotección social de las mujeres.

En 1840, Flora Tristán denunció en Mujeres Públicas el funcionamiento de las redes de proxenetas y burdeles de Londres. Describió amargamente los mecanismos de engaño y captación de mujeres jóvenes. Alejadas de sus familias, eran retenidas en los burdeles; primero los importantes y, a medida que su salud se resentía, eran trasladadas a otros de más baja categoría. Unos diez años después, morían a causa de múltiples enfermedades.

Tristán señala como culpables a los industriales de la época y su hipócrita moral corrompida por la riqueza generada por el nuevo modelo económico liberal. Muchos después, Carole Pateman definiría la prostitución como una práctica por la que los hombres se aseguran el acceso grupal y reglado al cuerpo de las mujeres. Este acceso depende del capital del que se disponga, así que se trata de una cuestión intrínsecamente relacionada con el reparto desigual de la riqueza.

Con el sufragio, feministas de clase alta como Emmeline Pankhurst, educadas para no ser más que las respetables esposas sin voz ni voto de los industriales, denunciaron la doble moral sexual de sus esposos y hablaron en favor de la abolición de la prostitución. Como ocurre a las abolicionistas hoy día, fueron acusadas de puritanas. En 1921, la feminista y comunista Aleksandra Kolontái describió la prostitución como una oscura herencia capitalista sin cabida en una sociedad basada en la igualdad social y económica.

A mediados del s.XX se publicó El Segundo Sexo. Simone de Beauvoir analizaba ahí la consideración social de las mujeres, incluyendo la prostitución y contemplando la vieja figura de la hetaira. Como la geisha, la hetaira es la prostituta que ve aumentado su valor de mercado gracias a la distinción de la opinión y las habilidades artísticas. Es la prostituta hecha a medida de la élite cultural y económica. Y ésta, a su vez, la proyectó para el consumo cultural masivo con la “vedette” del star system hollywoodiense.

La más pobre de las putas, distinguida de las hetairas, la geisha y el mito de Marilyn Monroe – así como la contrapartida de todas ellas, la figura de la esposa y madre abnegada – tienen en común una existencia definida por su sumisión a los intereses sexuales, afectivos, reproductivos y sociales de los hombres. Y esto no cambiará por mucho que llamemos “trabajadora sexual” a la prostituta.

Actualmente encontramos voces defensoras de la prostitución como salida laboral para las mujeres con pocas alternativas, alegando que es una profesión como cualquier otra, a la que hay que reconocer unos derechos laborales cuando se ejerce libremente. Estos argumentos descansan indefectiblemente en el ideal liberal de la libre elección, una mina de oro legitimadora para multitud de discriminaciones.

No sorprende esta reelaboración de la legitimación, que se concreta a la práctica en una mejora del servicio y más respetable acceso grupal y reglado de los hombres al cuerpo de las mujeres. Pero es irónico que precisamente la regidora de feminismos del ayuntamiento de Barcelona, Laura Pérez, sostenga estos argumentos, que demuestran una preocupante falta de conocimiento de la historia y teoría feministas. Recientemente Pérez criticó una iniciativa abolicionista del Movimiento Democrático de Mujeres por su ligereza, partidismo y comodidad. “Las prostitutas también son mujeres” dice, como si las feministas abolicionistas arriba mencionadas no lo hubiesen notado.

Contrariamente a la tradición feminista, Pérez bien se guarda de señalar el origen de la prostitución: el derecho tácito del hombre a acceder al cuerpo de las mujeres mediante el pago. Su defensa de los derechos laborales de las prostitutas esconde eficazmente la aceptación de la demanda masculina de mujeres. Nada más ligero, partidista y cómodo que obviar las causas y actuar sobre las consecuencias, y nada más cínico que hacerlo con aires filantrópicos mientras se acusa a la oposición de no querer mejor la situación de las prostitutas.

En el contexto actual de creciente desigualdad, como en Barcelona, florece el discurso legitimador de la prostitución. Desde activistas hasta intelectuales pasando por representantes políticas se esfuerzan por defender esta institución basada en la sumisión de la mujer y la desigualdad económica, presentándola socialmente como una opción liberadora cuando se elije por voluntad propia. Pero ¿Quién se beneficia? Fácil: el cliente. Ciertamente, los engaños del proxenetismo se han sofisticado muchísimo desde que Flora Tristán paseaba por Londres.

* Marina Pibernat Vila es miembro del Movimiento Democrático de Mujeres (MDM)

Fuente: Feminismo y prostitución: Breve genealogía hasta nuestros días

Fuente de la foto: http://1.bp.blogspot.com/-OUCmAd9MCP4/Vifn6JanFCI/AAAAAAAAAtw/Pst3zlegOX8/s1600/prostitucion-codigo-barra_big.jpg

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Colombia: ¿Red de prostitución en universidades antioqueñas?

Colombia/ 27 de Abril de 2016/Confidencial Colombia

Luego de la denuncia de una presunta publicidad que incita a la prostitución al interior de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, autoridades intervendrán varias instituciones de educación superior para evitar los expendios de drogas y prostitución al interior de ellas.

Esta no sería la primera vez que se llevará un acabo un operativo de prevención y para desmantelar   este tipo de organizaciones ilegales. El Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid, la semana pasada fue intervenido por las autoridades  para contrarrestar este flagelo que afecta los claustros educativos.

El gobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez, aseguró que en cada consejo de seguridad, que se realizan los lunes, buscará reunirse con los rectores de las universidades para coordinar los operativos.

“Para que evitemos esa gran venta de drogas que hay en las instituciones educativas y para que evitemos que la autonomía universitaria se confunda con una libertad para los bandidos”, dijo Pérez Gutiérrez.

Sin embargo, no solo en el Politécnico Colombiano habrían estás redes. La Policía denunció que en instituciones de educación superior como  la Universidad Eafit, el Inem José Félix de Restrepo, y la Universidad de Antioquia también funcionaría una red de prostitución y de venta de estupefacientes.

Frente  a la denuncia hecha por estudiantes de la universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, la institución señaló que, tiene varias estrategias para evitar la distribución de material publicitario al interior de campus, el cual en caso de ser inapropiado y atentar contra la integridad de su gente es decomisado y el  caso es informado a la Fiscalía.

Asimismo manifestó que, la institución tiene 220 cámaras de seguridad que son monitoreadas las 24 horas del día los siete días de la semana. Además aseguraron que, no cuenta con denuncias ni con material decomisado. No obstante, la universidad está dispuesta para contribuir con las investigaciones.

Finalmente, invitaron a la comunidad educativa denunciar los hechos. Los estudiantes de la Universidad Pontificia Bolivariana pueden reportar estas anomalías al teléfono 3544517 y al celular 3116344203.

Fuente: http://confidencialcolombia.com/es/1/actualidad/22644/Noticias-Colombia-Medell%C3%ADn-Antioquia-Bogota-Cali-Confidencial-%C2%BFRed-de-prostituci%C3%B3n–en-universidades-antioque%C3%B1as.htm

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