Por: Eduardo García Zúñiga.
¿Cuál es el enfoque y qué diferencias trae el Proyecto Educativo Nacional (PEN) 2021-2036, elaborado por el Consejo Nacional de Educación (CNE), respecto al anterior, y que debe aprobarse en el primer trimestre de este nuevo año?
–El más importante es la necesidad de considerar que el foco principal del sistema educativo son las personas a lo largo de la vida, no solo cuando son niños o jóvenes, sino también cuando son adultas. Es decir, debemos dar una educación escolar que sirva para todas las etapas de la vida.
En el Perú, si bien es cierto muchas personas han terminado su primaria y secundaria, esa educación que recibieron en el pasado fue tan deficiente, por muchas circunstancias, que la mayor parte de la población adulta tiene muchas dificultades con operaciones básicas de lectura o matemáticas.
No sabemos qué pasará de aquí al 2036, y por eso en el PEN nos planteamos estrategias de desarrollo que cada cierto tiempo deben actualizarse, pero lo que sí sabemos es que debemos mirar de manera integral el desarrollo de las personas.
No podemos seguir pensando que basta con saber cuatro cosas y que con eso van a trabajar el resto de sus vidas. Lo que sí sabemos hoy es que necesitamos personas que sean versátiles, flexibles, que puedan desarrollar su potencial en diversas áreas. La educación tiene que ser más que cuatro o diez materias.
Por otro lado, como Estado necesitamos una educación que sea no solo del sector Educación, sino también intersectorial, que mire a la salud, al bienestar de la persona en general, pero que además mire la parte educativa, no solo como la parte académica, sino también como el florecimiento de todos los talentos de las personas.
–¿Cuál ha sido la participación de los padres de familia en la elaboración de este proyecto? Se lo pregunto porque algunos padres se quejan de que no fueron consultados, por ejemplo, para la inclusión del enfoque de igualdad de género en el currículo escolar.
–La consulta nacional ha incluido a personas de muy distinta naturaleza, entre gestores, asociaciones empresariales, personas que están en el servicio civil, y también muchas asociaciones de padres. Incluso el colectivo Padres en Acción, uno de los mayores opositores al enfoque de género, también ha manifestado su punto de vista porque finalmente este es un ejercicio de diálogo democrático.
Igual hemos tenido la participación del colectivo Madres en Acción, que mantiene una posición opuesta a la de Padres en Acción.
–¿Qué pasará con el enfoque de género en el nuevo proyecto educativo nacional?
–La educación es un derecho, y en la medida en que el principio de equidad de las personas está en el corazón mismo del proceso educativo, claro que se mantendrá y ampliará. Lo que tenemos que hacer es construir una sociedad de personas iguales en el ejercicio de sus derechos.
Ahora bien, aquí se habla mucho del género, pero las fuentes de inequidad y exclusiones en el Perú son diversas. El género es una de ellas, pero también están los temas de la residencia, la interculturalidad, la lengua materna, nivel socioeconómico de las personas, la orientación sexual, la forma de la constitución de los hogares, los credos religiosos.
Lo que queremos es una educación equitativa e inclusiva, que ninguna de estas inequidades se convierta en factores de segregación ni de discriminación. Necesitamos educar a las personas no solo en el respeto y la tolerancia, sino también en algo mucho más importante, que es la valoración de la diversidad. Las personas aprendemos de lo diverso, nadie aprende repitiendo todos los días lo mismo que ya sabe o que cree.
–En el proyecto educativo se habla de la necesidad de crear una supervisión independiente para los colegios privados, ¿eso implica una institución como la Sunedu?
–Lo que estamos proponiendo es un mecanismo de supervisión independiente no solo para los colegios privados, sino también para los públicos. Todas las formas de educación, no importa quién las provea, tienen que cumplir determinadas condiciones de calidad, dar una buena educación en espacios dignos, en procesos de aprendizaje acorde con las necesidades de las personas, y así está establecido en la Constitución, en la Ley General de Educación y en los instrumentos normativos.
La educación básica tiene problemas muy similares en cuanto a baja calidad y pésimas condiciones de operación, tanto en el sector estatal como en el privado, y eso no debería pasar. Necesitamos un esquema de supervisión independiente que ayude a identificar esos problemas y que los resuelva.
Es lo que hemos hecho en las universidades, con la creación de la Sunedu, y eso es lo que podemos avanzar para la educación básica. Claro, ha de ir de la mano con la autonomía que deben tener los directores de las escuelas para disponer de los recursos que les permitan solucionar sus problemas.
Hasta hace cinco años no había supervisión de las universidades, lo que generó una crisis de calidad, de la que felizmente ya estamos saliendo, entre otras cosas, porque existe una instancia de supervisión independiente de los supervisados, que no es controlada por estos.
Lecciones de PISA
Sobre los resultados del PISA 2018, Guadalupe señala que el Perú exhibe en líneas generales una mejora sostenible durante el período en que ha estado sometido a esta evaluación internacional. Si bien, señala, aún no es lo óptimo, teniendo en cuenta el punto de partida, sí resulta meritorio.
“Esas mejoras, dado el punto de partida que teníamos, que era un desastre, nos permite ahora no estar bien, seguimos estando mal, pero no es la situación desastrosa de hace 20 años. Hay un progreso, es un progreso lento, pero sostenido”, afirmó.
Explica que otro de los datos que trae PISA 2018 es que si bien hay algunas mejoras en el desempeño de los estudiantes de niveles socioeconómicos bajos, de escuelas estatales y rurales, aún se mantienen diferencias amplias en los distintos estratos.
Fuente del artículo: https://www.elperuano.pe/noticia-necesitamos-un-mecanismo-supervision-para-colegios-88152.aspx