Por Jeniree Alvarez
Es fácil sentirse abrumado por los cambios que se han producido en los últimas generaciones. Sin duda, una evolución tan rápida y profunda, que afecta a nuestra vida cotidiana, debe tener consecuencias en los procesos y contenidos educativos.
En los últimos 25 años, las escuelas y las familias de todo el mundo han gastado una cantidad considerable de dinero en ordenadores, conexiones a Internet, y software para uso educativo. Pero, no basta hacer esa primera inversión tecnológica sino que también es importante capacitar a los jóvenes para convertirse en personas con pleno derecho en el espacio público digital de hoy, equipándolos con los códigos y herramientas de su mundo rico en tecnología, y animarles a utilizar los recursos de aprendizaje en línea – al mismo tiempo que exploran el uso de las tecnologías digitales para mejorar los procesos de enseñanza existentes, tales como la evaluación o administración de la escuela – son objetivos que justifican la introducción de la tecnología informática en las aulas.
Las herramientas digitales a menudo son complementarias a las habilidades, básica y avanzada. Los cambios tecnológicos en la sociedad plantean cuestiones fundamentales sobre el papel de la educación y las escuelas. ¿Qué deben saber y ser capaces de hacer? ¿Cuál es el valor del conocimiento que se ha adquirido tradicionalmente en la escuela, cuando tanto la información está disponible en línea?
La mayoría de las escuelas y los maestros no influyen directamente en la velocidad a la que se introdujeron en los lugares de trabajo los ordenadores; ni tampoco deciden como las comunicaciones personales pasaran a través de Internet, en lugar de las reuniones cara a cara o el uso del teléfono. Sin embargo, las habilidades que normalmente se aprenden en la escuela juegan un papel crucial en la determinación de si un estudiante adopta la tecnología digital y puede beneficiarse de ella.
Cuando todos los niños tengan acceso a Internet, los padres y los maestros pueden utilizar los recursos educativos que están disponibles en línea para fomentar el aprendizaje. Sin embargo, el acceso ilimitado a Internet también puede tener consecuencias negativas para el desarrollo de los niños. Los responsables de la educación de los alumnos “conectados” de hoy en día se enfrentan a una serie de nuevos temas, desde la “sobrecarga de información” al plagio, de proteger a los niños de los riesgos en línea (fraude, violaciones de privacidad, acoso en línea) a establecer un tratamiento de medios adecuados y apropiados para ellos. (OCDE, 2012a; OCDE, 2014).
Por ello, las escuelas deben educar a los estudiantes como consumidores críticos de servicios de Internet y medios electrónicos, lo que ayuda a tomar decisiones informadas y evitar conductas perjudiciales. También pueden sensibilizar a las familias sobre los riesgos que enfrentan los niños en línea y cómo evitarlos (OCDE, 2012). Además de proteger a los niños contra las amenazas en línea, los padres deben ayudar a equilibrar el uso del tiempo de ocio en las TIC con el tiempo para otras actividades recreativas que no implican pantallas, tales como deportes y, de igual importancia, el sueño.
OECD (2015). Students, Computers and Learning. Making the Connection. Paris: OECD. Retrieved September 19, 2015 fromhttp://dx.doi.org/10.1787/9789264239555-en.
Fuente: http://revistaeducacionvirtual.com/archives/2015
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