Las niñas abandonadas en la frontera de EE.UU. salieron de Loja y se fueron a México por el aeropuerto de Cotopaxi

En un video se ve cuando un hombre deja caer a dos niñas, de 3 y 5 años, desde lo alto del muro fronterizo, que mide 14 pies de alto (4,2 metros). El hecho ocurrió cerca de la localidad de Mount Cristo Rey, el pasado martes 30 de marzo de 2021.

Descarga el vídeo en:

https://www.facebook.com/elcomerciocom/photos/a.169485459741891/4484951854861875/?type=3

En la comunidad lojana de Jaboncillo todos hablan de las dos niñas de 3 y 5 años abandonadas en la frontera de EE.UU. De este poblado migraron las menores para reencontrarse con sus padres.

Jaboncillo es un pequeño caserío de la parroquia San Lucas, cuya población mayoritaria, incluido los padres de las menores, son indígenas saraguros. De allí salió el padre de las niñas hace más de dos años y la madre hace un año.

Allegados dicen que las menores partieron en carro, el 26 de marzo del 2021, acompañadas de la abuela y el tío.

La primera parada fue Latacunga y un día después, desde el Aeropuerto Internacional de Cotopaxi, salieron en avión hacia México.

Parientes indican que en el país centroamericano, los familiares paternos entregaron a las menores a los coyotes el 30 de marzo. Estos habían sido contratados por los padres, para que les ayudaran a cruzar la frontera hacia EE.UU. de forma ilegal.

La abuela y el tío de las niñas habían planificado quedarse en México, pendientes hasta que las menores se reúnan con los padres. Pero aseguran que nunca se imaginaron que al caer del muro fronterizo el caso se difundiera a escala internacional.

La familia paterna de las pequeñas está asustada y preocupada por los hechos y teme que sean juzgados por colaborar con el viaje. “El abuelo paterno dijo a Telemundo que va a ser riesgoso, pero que su hija y sus nietas sufrían mucho por estar separadas”.

Por eso, también solicitó al Gobierno de Estados Unidos que le ayude en la reunificación familiar de las niñas con sus padres. Desde la Cancillería se conoció que ese proceso avanza, pero que tomará unos días más hasta cumplir con los trámites respectivos.

Fuente: https://www.elcomercio.com/actualidad/ecuatorianas-ninas-abandonadas-frontera-eeuu.html

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Yemen: “No creía que mi hermana siguiera viva”

Por: UNICEF/24-04-2019

HUDAYDAH, Yemen – “No creí que mi hermana siguiera viva hasta que no la vi con mis propios ojos”, dice Mareiah, de 15 años, sobre su hermana Doa.

Doa, de un año, tuvo algunas complicaciones derivadas de la malnutrición aguda grave, como la neumonía, pero el centro de salud más cercano estaba aproximadamente a una hora en automóvil. Su padre, Hussein, ni siquiera tenía claro que su hija pudiera sobrevivir el trayecto hasta el hospital.

“Estaba casi seguro de que no lo lograría”, recuerda Hussein. “Pero no perdí la esperanza”, asegura, y añade que tuvo que pedir dinero prestado para poder llevar a su hija al centro de salud a que le pusieran un tratamiento.

 “Estaba casi seguro de que no lo lograría… pero no perdí la esperanza”.

Doa fue una de los cientos de miles de niños de Yemen que sufren el tipo más extremo y visible de desnutrición, tras cuatro años de un conflicto que siguen pagando con dureza las familias. En Yemen, casi 10 millones de personas sufren hambre extrema, mientras que unos 360.000 niños menores de cinco años padecen malnutrición aguda grave.

El sufrimiento es especialmente acusado para los habitantes de la ciudad portuaria de Hudaydah, donde los enfrentamientos actuales, la subida de los precios y la falta de servicios básicos hacen que la vida sea insoportable para quienes viven allí, que tienen que luchar para poder conseguir comida asequible.

El centro de alimentación terapéutica en el que Doa recibió atención suele tratar a entre 50 y 60 niños malnutridos y sus madres cada mes; les proporcionan medicamentos a los niños y comida a las madres de manera gratuita.

Yemen. Un centro de alimentación terapéutico.

Hospital rural Al-Zaidia de Yemen, donde Doa recibió su tratamiento.

“Cuando Doa llegó al centro, le ofrecimos tratamiento médico y le dimos su fórmula hasta que comenzó a mejorar”, dice Dhia Al-Haq Al-Omari, médico del centro, quien destaca que el centro no solo proporciona a los niños la nutrición que tanto necesitan, sino que además cuentan con un educador de la salud que ofrece a las madres información de gran ayuda, como recetas para preparar comidas lo más nutritivas posible.

Yemen. Personal médico revisa a un bebé.

El personal médico de un centro de nutrición mide a Doa.
El centro, financiado por UNICEF y dirigido por la Fundación Taibah, cubre también el coste del traslado de los pacientes a casa. Esto es muy importante, ya que incluso el precio de un automóvil compartido o un taxi puede ser prohibitivo para muchas familias y poner aún más en peligro a los bebés y los niños que ni siquiera tienen la posibilidad de llegar a los centros de tratamiento. Sin embargo, Al-Omari advierte de que, a pesar de recibir tratamiento, los niños y sus familias siguen teniendo que enfrentarse a una difícil lucha, dada la situación de deterioro del país.

El brazo de una bebé es medido en Yemen

El brazo de Doa es medido como parte de la evaluación en un centro de nutrición.

“Podemos ofrecer tratamiento a quienes vienen aquí, pero eso no es suficiente”, asegura Al-Omari, y añade que las duras condiciones económicas a las que se enfrenta la familia de Doa bien podrían tener consecuencias para su salud en el futuro.

“No tenemos nada ni nadie que nos ayude”

Hussein dice que, incluso antes del conflicto, cuando los precios de los productos básicos eran más razonables, él ya tenía dificultades para mantener a su familia. Ahora, cuatro años después, el dinero que gana popularizando camas de cuerda entre los habitantes ni siquiera le da para cubrir los costes de alimentar a su familia.

Hussein vive con su madre, su mujer y sus hijos en una diminuta oshah, una casa pequeña hecha de barro y palos, en Hudaydah. La familia ha decorado las paredes de la oshah con dibujos, a pesar de que la casa podría derrumbarse en cualquier momento si llueve.

“Mi hijo trabaja mucho para intentar ayudarnos”, dice la madre de Hussein. No tiene muchas más alternativas. “No tenemos nada, ni tampoco nadie que nos ayude”, añade.

Yemen. Una mujer en su hogar familiar.

La abuela de Doa vive con la familia en una casa que comparten con otras tres familias.

La madre de Doa, Zahra, también tiene problemas de salud. La obligaron a vender sus joyas para pagar el tratamiento. Sin embargo, dice que está contenta, porque Doa parece estar sana desde que regresó a casa gracias al tratamiento que recibió.

“Creía que Doa no regresaría a casa”, dice. “Pero los trabajadores de la salud del centro de tratamiento le dieron el medicamento y la fórmula que necesitaba, así que ahora está bien”.

Hussein añade: “Para mí es suficiente que mi hija haya regresado viva a casa y que esté feliz y sonriente”.

Una bebé con sus padres en su hogar en Yemen

Doa sentada con sus padres en su casa de Hudaydah, Yemen.

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