Por: Abelardo Carro Nava
La realidad es que nuestro país vive momentos inciertos con toma de decisiones poco afortunadas…
Convocar a elecciones presidenciales o intermedias, no es lo mismo que convocar a un regreso a clases presenciales en las escuelas, y esto, supongo, ya lo tienen claro en la presidencia de México.
No basta un deseo, sano, como lo es, para lograr el segundo propósito. Se requiere, además de una narrativa triunfalista, poner en marcha una serie de acciones educativas y de salud que permitan garantizar un retorno seguro a las escuelas, pues la vida misma es la que está en juego. Un asunto nada menor y sí de mucha importancia para los seres humanos, en este caso, para los mexicanos.
¿Educarse presencialmente o cuidar la salud y continuar los estudios a distancia? Se ha vuelto el cuestionamiento que permea en la sociedad mexicana en estos días, sobre todo, por el incremento de contagios por Covid-19 que le han dado forma a lo que los especialistas han denominado la “tercera ola”, misma que podría alcanzar su pico más alto en los próximos días, pero también, por la insistencia desmesurada, con tintes de necedad, de un presidente que ha afirmado que las escuelas se abrirán así “llueva, truene o relampaguee” pero sin que exista un plan debidamente actualizado para esta acción y, mucho menos, los recursos materiales y financieros para ello.
Es cierto, nuestro país, es de los pocos que han mantenido cerradas los centros escolares desde marzo de 2020, pero también es cierto, que no se han tomado las medidas necesarias para aminorar los efectos, en diversos rubros, que ha generado la pandemia. ¿Se ha vacunado al magisterio? Es correcto; de hecho, muchos de los países que han retornado a las aulas así lo han realizado dado el papel fundamental de éste en el proceso educativo. Una medida, sin duda, sensata como ya se ha dicho reiteradamente. ¿Por qué entonces no se ha regresado completamente a la escuela retomando esa presencialidad tan anhelada por propios y extraños?, ¿qué es lo que ha pasado en otros países para que este propósito deje de ser un anhelo?
Las respuestas a tales interrogantes encuentran sentido si analizamos las diversas problemáticas que enfrenta el Sistema Educativo Mexicano. Veamos.
Diferentes países europeos retomaron sus actividades escolares de manera presencial con algunas de estas acciones: a) establecimiento de protocolos estrictos con aulas ventiladas en las escuelas y la distancia requerida entre profesores, estudiantes y padres de familia; b) aplicación de un modelo híbrido; c) retorno escalonado por niveles educativos comenzando por el superior y, el básico o elemental, al final; d) aplicación de pruebas Covid-19 a los alumnos antes de regresar a la presencialidad, pero también, cuando ya estuvieran en ésta; e) alta capacidad de las autoridades educativas y sanitarias para atender y controlar brotes por contagio (protocolo de respuesta); f) plan educativo a distancia.
Reino Unido, en marzo de este año, programó el regreso a las escuelas implementando un plan de pruebas rápidas que permitieran detectar y aislar casos asintomáticos para evitar cerrar los centros escolares, además de dotar a estudiantes de kits para que ellos mismos pudieran hacerse dicha prueba en casa (Milenio, 2021). España, que ha sido catalogado por la OCDE, como uno de los países que más días ha mantenido las puertas abiertas de los colegios, estableció protocolos de prevención estrictos que incluían el uso de mascarillas desde los seis años, la distancia interpersonal y el confinamiento preventivo de la clase entera cuando se detectara un caso positivo en un grupo burbuja; esto, además de contar con un clima benigno que permitiera la ventilación (ventanas abiertas), así como un elevado consenso en torno a la enseñanza presencial (Zafra, 2021). Por su parte, Francia, abrió los planteles escolares con un estricto protocolo sanitario que previa la clausura inmediata de un aula cuando se detectara un caso positivo, también, alternaba las clases presenciales y a distancia, además de que el gobierno distribuyó millones de autopruebas nasales en las escuelas para que los estudiantes pudieran hacerse una prueba Covid-19 una vez por semana (El Financiero, 2021).
¿Qué pasó en algunos países de América Latina?
Chile, estableció en febrero de este año, que la presencialidad no era obligatoria pues la virtualidad seguiría jugando un papel importante, además de haber vacunado a los maestros. En Argentina, se vacunó a los profesores, se hizo obligatorio el uso de la mascarilla para niños desde los 5 años, toma de temperatura, horario de ingreso escalonado, distancia física y pausas para renovar el aire en las escuelas, también consideró que cada provincia iniciaría las clases según la modalidad más adecuada. En Colombia, se comenzó con un regreso gradual y voluntario con un modelo alternado entre la presencialidad y la virtualidad, con horarios escalonados, aforos máximos y medidas sanitarias (Bas, 2021).
Como hemos visto, en todo este proceso denominado “regreso a clases presenciales”, de alguna forma han permeado las recomendaciones que organismos internacionales han propuesto para tal efecto, no obstante, no debe perderse de vista que las condiciones económicas, políticas, sociales y culturales han marcado la pauta en dicho regreso.
Apertura de los planteles que, como es sabido, también ha sufrido alteraciones y cierres por la rápida propagación del virus a causa de las variantes que han surgido en el mundo entero. Algunas de estas instituciones educativas, como parece obvio, volvieron a cerrar sus puertas por este motivo y, otras, las volvieron a abrir después de que los casos confirmados recibieron la atención requerida. Esto ha sido una constante y así será en lo sucesivo pues la pandemia aún no está controlada.
¿Qué pasó en México?
Como sabemos, en mayo de este año, algunas entidades que contaban con semáforo epidemiológico color verde abrieron sus puertas, pero, desafortunadamente, volvieron a cerrar. Algunas razones que explican ese cierre fueron: a) el incremento de contagios en esas entidades federativas que las llevaron a cambiar de color en el semáforo, esto ligado a la presencia de casos confirmados en las instituciones que fueron consideradas para la apertura; b) la escasa o nula participación de padres de familia en los comités de salud escolar, dadas las actividades que éstos tenían que realizar en casa o en su trabajo, y por los horarios establecidos por las autoridades para que los alumnos (sus hijos) asistieran a clases; c) la insuficiencia de insumos sanitizantes y de limpieza entregados a los centros escolares denominados kits sanitizantes y de limpieza; d) las precarias condiciones relacionadas con la infraestructura para contar con espacios adecuados para recibir a los alumnos, así como también, para el empleo de un modelo híbrido; e) las indicaciones de las autoridades educativas para el seguimiento y abordaje puntual de los planes y programas de estudio, considerando la estrategia denominada Aprende en Casa proyectada a través de la televisión; entre otras.
¿Aprendió algo la Secretaría de Educación Pública (SEP) de esta serie de desavenencias o también tienen sus propios datos?
La realidad es que nuestro país vive momentos inciertos con toma de decisiones poco afortunadas, por ejemplo, por qué México no estableció como requisito indispensable presentar una prueba negativa (de Covid-19) a turistas internacionales, hacerse una prueba a su ingreso al territorio mexicano o simplemente llevar un cubrebocas en los lugares turísticos que éstos visitaban (sobre este último aspecto muchos dirán que sí es obligatorio, no obstante, bastaría con ver lo que sucede en Cancún o Acapulco para darse cuenta de que no ocurre de esta manera).
Ahora bien, volviendo al tema que nos ocupa, ¿la SEP y el Gobierno Federal ya tienen un plan, debidamente articulado y actualizado para ese regreso a clases presenciales tan anunciado?, ¿considerarán aplicar pruebas rápidas de detección del virus antes de que los estudiantes ingresen a su escuela o, bien, en su propia casa tal y como lo han hecho los países señalados?, ¿se dotará de, al menos, una mascarilla por semana a los alumnos y maestros?, ¿se contará con termómetros, aulas ventiladas, internet y equipos de cómputo, suficientes y necesarios, debidamente actualizados para la implementación de esa cosa extraña llamada modelo híbrido?, ¿se establecerán protocolos sanitarios estrictos y se endurecerán las medidas en cada uno de los estados para que, de alguna manera, se brinde una seguridad a los diversos actores que concurren en los espacios educativos?, ¿se autorizará que cada entidad federativa determine la modalidad de regreso a los centros escolares?, ¿se flexibilizará el currículo para que se planee y trabaje sin la agobiante presión de acabar los contenidos que marcan los planes de estudio?, etcétera…
En suma, mi estimado lector, bien valdría preguntarse por qué y para qué el gobierno mexicano requiere de escuelas abiertas, pero también, si los padres de familia, considerando los altos índices de contagios de las últimas semanas, enviarán a sus hijos a las éstas.
Con negritas:
Hasta el momento en que cierro estas líneas, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), ha mantenido una postura “tibia” en cuanto a las declaraciones que ha hecho el presidente, relacionadas con el regreso a clases presenciales el próximo 30 de agosto. Pesará sobre sus hombros, las afectaciones a la salud y laborales que tenga el magisterio si es que se da tan anunciado regreso dada la escasa o nula exigencia de éste para que se cuente con lo necesario e indispensable en las escuelas mexicanas, pero este tema, es motivo de otra entrega que haré en los siguientes días.
Por cierto, ¿qué pasó con la encuesta que tan pomposamente anunció el SNTE para conocer el estado de salud de los trabajadores de la educación?
Referencias:
Fuente de la información e imagen: https://profelandia.com