Maestro: «En el penal me dieron golpes severos, y me ponían perros para intimidarme»

Por: Emma Martínez. Revolución Tres Punto Cero. 06/08/2016

Al maestro Othón Nazariega, lo detuvieron en forma arbitraria y por demás violenta, a decir por testigos. Después de enterarse que a su compañero, el maestro Roberto Abel, lo había ‘levantado’ un grupo armado, salió con una Brigada de Rescate en su búsqueda; al llegar a la zona donde se dice ocurrieron los hechos, Othón pidió permiso de entrar al baño en un domicilio, fue entonces cuando llegó una camioneta blanca y con el mismo modus operandi que se usó en contra de otros docentes, fue detenido y levantado, según lo dio a conocer Revolución TRESPUNTOCERO.

La información fue aportada al medio por parte de su esposa, la maestra Liz Montaño, “del vehículo se bajó un grupo de hombres vestidos con ropa de civil, sin ningún tipo de placa patearon el portón, cuando pudieron entrar amagaron con armas largas y cortas a las personas que viven en esa casa, los maestros que estaban esperando también fueron amenazados. Othón salió del sanitario y al verlo, los hombres armados lo golpearon, aunque él les pedía se identificaran”.

Al maestro Othón le respondieron que no tenían porqué hacerlo y “la orden era llevárselo”, le advirtieron que de poner resistencia, a las personas que estaban en ese domicilio les podía suceder “algo”. Así dio inicio una detención de nueve meses en tres penales distintos de máxima seguridad.

El pasado 22 de julio culminó, lo que él califica como “tortura constante” y de inmediato la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) de Oaxaca, confirmó la liberación del docente, quien también se desempeña como líder sindical, y que aun cuando fue levantado por un grupo armado no identificado y sin orden de aprehensión alguna, se aseguró que fue la Fiscalía General quien lo detuvo, por robo agravado con violencia.

A dicho delito, se le suman la tentativa de homicidio y daños, aunque estos procesos los podrá seguir en libertad, luego de pagar una fianza de poco más de 100 mil pesos, reunidos gracias a la cooperación de magisterio y sociedad civil que simpatiza con la causa y la lucha magisterial.

En entrevista para Revolución TRESPUNTOCERO, el maestro Othón Nazariega Segura, afirmó que se encuentra desde horas después de su salida, reincorporado a las acciones magisteriales, a su vez tendrá a su cargo parte de la coordinación de las actividades de la Guelaguetza magisterial en Oaxaca.

“No tenemos miedo, sí temor, porque sabemos la forma en que se maneja este Estado represor, pero miedo nunca hemos tenido, por eso fue que nos detuvieron. Y sabemos que el gobierno puede reactivar nuevamente y en cualquier momento, órdenes para retenernos pero estamos ya sabidos y si nos llegara a pasar algo los compañeros van a continuar, porque este movimiento no es de líderes sino de las masas, nuestros compañeros de base son los que han dado la lucha y la van a seguir dando”, asegura Othón Nazariega.

Durante la entrevista que Revolución TRESPUNTOCERO, mantuvo en febrero pasado con familiares de cuatro de los maestros detenidos de forma arbitraria, coincidieron en que pese a la negativa de los maestros presos, era evidente que había existido tortura física, la cual se reflejaba en sus cuerpos, aseverando que si se negaban a aceptarlo, era porque posiblemente podrían volverlos a golpear por denunciar los hechos.

Sobre el tema, el maestro Othón, declara que en efecto “la tortura existió e inició desde el momento que nos detienen personas vestidas de civil con armas largas, quienes nos presentaron hasta el siguiente día, en mi caso pasaron más de 18 horas, me llevaron directamente al Altiplano, sin presentar ninguna orden de aprehensión, a ninguno se nos llevó ante un ministerio público para que nos tomaran la declaración preparatoria.

Así me internaron directamente en el penal y al ingresar me dieron, lo que ellos llaman un ‘recibimiento’, que consistió en golpes severos, mientras me ponían perros en los costados para provocar que me intimidara”.

La tortura también consistió en ejercicios físicos extremos, además que a la llegada al penal del Altiplano al maestro lo raparon, “pensaron que con quitarnos el cabello, la barba y el bigote con eso nos iban a quitar nuestros ideales, nuestra manera de pensar y se equivocaron.

Demostramos que esos nunca los vamos a perder. Pero la tortura continuó llegando al otro penal, al de Lomas de Ahuatlan, donde los golpes físicos y psicológicos continuaron. He recorrido tres penales en estos casi nueve meses, y en todos hubo daño físico y hostigamiento, por eso la necesidad y exigencia de la libertad inmediata de nuestros compañeros porque sabemos por lo que están pasando”, agrega.

Othón Nazariega, afirma que en la prisión y por la manera en que se comportaron las autoridades con él y sus demás compañeros, “los días, los minutos y las horas son eternos, tiene que ver con la manera en que somos tratados, por eso pedimos la liberación inmediata de todos y cada uno de nuestros compañeros presos políticos. Por eso mismo me reintegré inmediatamente a mis actividades como representante sindical para pedir y exigir la puesta en libertad de todos los maestros que nos hacen falta”.

Por lo que asegura que no van a descansar hasta conseguirlo, afirmando que “si a costa de esta lucha está nuevamente en riesgo nuestra libertad lo asumiremos y si también esto puede provocar nuestra partida también aceptamos. Ya lo dijo el Che Guevara: ‘en cualquier lugar que nos sorprenda la muerte, bienvenida sea’, pero este puño está en alto mientras existan injusticias y no vamos a descansar hasta que todos los compañeros estén en libertad”.

Othón, retoma el tema de la tortura y agrega que fue constante porque lo mantenían sometido a constantes revisiones, pases de lista, y siempre tenían un foco encendido (todo el día y toda la noche); “en el altiplano estuve durante cuatro meses en un tipo de celda sellada todo el tiempo en observación, sin poder convivir con la población, ni poder salir nunca el patio.

En ningún momento y en ningún penal me permitieron salir al patio, siempre me tuvieron aislado. Derivado de todo este tipo de maltrato y tortura tuve consecuencias físicas las cuales ya hemos dado a conocer a la Comisión de Nacional de Derechos humanos, donde se interpuso una queja y también se lo hicimos saber a los de la ONU.

Uno de los principales problemas que ahora tenemos quienes ya hemos salido es la afectación de los nervios, derivado de todo lo que se vivió ahí adentro y de estar encerrado en esos lugares. Por el momento estamos a revisión médica, este martes nos entregan los resultados de los estudios médicos porque con esto podremos demostrar todas las secuelas que nos dejaron y denunciar”, explica el maestro.

Y añade que aun cuando el personal del penal habla de haber brindado servicio médico, esto jamás fue cierto, ya que, comenta, la tortura no se puede esconder en sus cuerpos, por lo que también las consecuencias de ésta le servirán como prueba que ellos mienten.

A su vez, menciona que también su familia fue dañada, y sus hijos hoy asisten a terapia psicológica, por la manera en que vivieron la detención y desaparición del docente, así como los meses en los que estuvo dentro de los distintos penales, asegura que para ellos “fue un gran shock emocional la manera en que se perpetraron los hechos”.

Al mismo tiempo que el maestro estaba en el penal, su familia padecía acoso y hostigamiento, eran vigilados y perseguidos en los distintos puntos a donde ellos asistían y realizaban sus actividades, “pero no por eso dejaron de mantenerse firmes y manteniendo su apoyo”, añade.

Por lo que espera que con su liberación, “todos los traumas que tienen encima pueden ir cediendo. Aunque la vigilancia que nos acosaba ha sido desde siempre producto de nuestra constante lucha y apoyo al magisterio.

Comprobé que hubo rondines a mi casa, porque me mostraron fotografías de mis hijos, de la fachada de mi casa, por lo que ahora sabiendo cómo se maneja el gobierno vamos a tomar algunas medidas de protección. Sin embargo, mis hijos no tendrán miedo y seguirán levantando la voz ante una injusticia. Sabemos que en cualquier momento el Estado represor puede actuar en contra de nosotros, por eso ellos siempre están preparados”.

El maestro Othón ya en libertad, continuará su proceso bajo caución, y a su vez le dieron medidas cautelares, “desde el momento que salí se han presentado las pruebas para el desvanecimiento de todos estos delitos que impusieron, porque cuando leí el expediente me indigné por la manera en que me quisieron inculpar.

Este martes habrá una presentación de pruebas y al mismo tiempo un interrogatorio a las personas que dicen son testigos y que me acusan de haber cometido distintos delitos, sin embargo hasta la fecha nunca se ha presentado a declarar”, comenta.

Mientras el proceso jurídico mantiene su curso, el maestro continúa con la lucha magisterial, “por eso me presenté inmediatamente con mis compañeros, porque tengo la calidad moral para hacerlo, tengo la frente en alto y recibí una gran respuesta por parte de mis compañeros, y de lo que me sucedió, sin duda salí mucho más fortalecido”.

Afirma que este fortalecimiento continuará, y es lo mismo para sus demás compañeros que han salido ya en libertad. En cuanto a los resultados de presentación de pruebas, afirma, “yo confío plenamente en mi inocencia y en las pruebas que tienen los abogados para demostrarla. Tanto así que sé que en pocas semanas tengo que salir absuelto de todos los delitos, se demostrará mi inocencia”.

Por el momento son cinco los maestros que aún se encuentran en prisión, tres de ellos todavía dentro de penales de máxima seguridad, lo cual es preocupante para el gremio, puesto que dicen conocer el tipo de malos tratos a que son sometidos los presos políticos.

Fuente: http://revoluciontrespuntocero.com/en-el-penal-me-dieron-golpes-severos-mientras-me-ponian-perros-en-los-costados-para-intimidarme-maestro/

Fotografía: pueblatrespuntocero

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Turquía podría estar dando un gran paso atrás en el ámbito de los derechos humanos

www.amnesty.org/27-07-2016/De: Katy Pownall, Press Officer

Es la hora punta en el puente del Bósforo, en Estambul. Los coches se agolpan formando interminables colas, el ruido de sus cláxones inunda el aire, un joven que vende banderas turcas deambula entre el tráfico portando decenas de ondulantes piezas de tela, de color rojo y blasonadas con las llamativas media luna y estrella del país.

Contemplando la bulliciosa escena, cuesta creer que hace sólo una semana este mismo puente fuera escenario de una sangrienta carnicería, el lugar donde se apostaron inicialmente soldados fuertemente armados y tanques, y los habitantes de Estambul comprendieron que había un golpe militar en marcha.

Pero, aunque las calles de Estambul han recuperado la apariencia de normalidad, no cabe duda de que los ciudadanos ahora viven en un mundo muy distinto del que habitaban la semana pasada a esta misma hora.

En los últimos siete días, unos 60.000 empleados del sector público, incluidos funcionarios, jueces, policías y profesores, han sido despedidos o suspendidos de sus puestos. Más de 10.000 personas permanecen recluidas en centros de detención —oficiales y no oficiales— en medio de denuncias de malos tratos generalizados. Se ha retirado la licencia a decenas de periodistas y medios de comunicación.

Una represión excepcional desde todos los puntos de vista, y en una escala no presenciada en Turquía desde los oscuros días de la dictadura militar en la década de 1980.
Katy Pownall

Una represión excepcional desde todos los puntos de vista, y en una escala no presenciada en Turquía desde los oscuros días de la dictadura militar en la década de 1980. Es indudable que tales purgas y operaciones de detención se extienden mucho más allá de los directamente responsables de los delitos perpetrados la semana pasada durante el intento de golpe de Estado. Y, sin embargo, hay indicios preocupantes de que estos actos son sólo el principio.

La noche del miércoles, el presidente declaró el estado de excepción en todo el país durante al menos tres meses, lo que en la práctica otorga al primer ministro y su gabinete el poder de gobernar por decreto pasando por encima del Parlamento. Al día siguiente, un portavoz del gobierno anunció que Turquía restringiría formalmente ciertos derechos consagrados en el Convenio Europeo de Derechos Humanos. El presidente Erdogan ha afirmado públicamente en repetidas ocasiones, en respuesta al clamor de una multitud que reclamaba venganza, que está dispuesto a restablecer la pena de muerte.

Aunque aquí el alivio ha sido generalizado entre los residentes ante el fracaso del golpe, las acciones del gobierno durante la semana pasada han suscitado nuevos temores entre la población. Criticar los actos del gobierno o denunciar abusos ahora conlleva el riesgo de ser tachado de progolpista, y ése es un calificativo peligroso en tiempos de ánimos enardecidos, suspensiones y detenciones en masa y cierres de instituciones educativas y de la prensa.

La semana pasada, una reducida delegación de Amnistía Internacional visitó Estambul para conocer sobre el terreno el alcance de las violaciones de derechos humanos cometidas a lo largo de la semana pasada, empezando por los episodios del pasado viernes en el puente del Bósforo y otros lugares. En total, alrededor de 265 personas perdieron la vida y varios centenares resultaron heridas antes de que se frustrara el golpe y se restableciera el orden; algunos de los fallecidos habían sido calificados de ‘golpistas’.

Están circulando imágenes en las que se ve a ‘golpistas’ siendo golpeados e incluso asesinados, aparentemente en actos de linchamiento y de violencia por personas de la calle. Tales actos se han llevado a cabo en presencia de agentes de policía. En muchos casos, los testigos de tales actos no hablan porque están demasiado asustados.

Al menos había dos periodistas en el puente del Bósforo informando sobre los enfrentamientos entre la multitud y los soldados que tomaron el puente en los primeros momentos del intento golpista. Al parecer, a uno lo mataron los soldados que abrieron fuego; el otro sufrió una brutal paliza a manos de una multitud enfurecida.

Muchos periodistas que intentaron hablar de las medidas adoptadas por el gobierno para sofocar el golpe y responder a sus autores fueron objeto de intimidación. Uno de ellos nos contó que la incitación al odio circulaba intensamente en las redes sociales y que temía represalias tanto de las autoridades como de simpatizantes del gobierno si hablaba públicamente.

Abogados, médicos y familiares de las personas detenidas contaban historias muy parecidas. Su miedo es palpable y por eso no disponemos actualmente del relato completo de lo acontecido la noche del viernes y de la represión posterior por parte del gobierno. ¿A quiénes mataron y quiénes resultaron heridos? ¿Quiénes son los responsables de estas víctimas y cómo sucedieron los hechos?

El presidente ha asegurado que la democracia ha triunfado en Turquía, pero las represivas medidas que adoptó la semana pasada ponen en peligro el Estado de derecho, las protecciones de derechos humanos y una pujante sociedad civil, incluidos unos medios de comunicación libres que puedan someter a escrutinio y criticar los actos del gobierno.

El gobierno se ha aventurado por una senda peligrosa; las decisiones que tome en los próximos días y semanas serán cruciales…
Katy Pownall

El gobierno se ha aventurado por una senda peligrosa; las decisiones que tome en los próximos días y semanas serán cruciales para determinar si el legado del fallido golpe militar será una afirmación de la primacía del Estado de derecho y los derechos humanos o, por el contrario, el retorno a los días oscuros de la represión, tortura y detención arbitraria generalizadas.

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