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Covid 19: La resiliencia de los profesores

En su recorrido por los colectivos que se han visto más impactados por la covid, dentro del proyecto “Resiliencia: cuerpo a cuerpo con el virus”, la psicóloga Raquel Tomé llega a la comunidad educativa y conversa con cuatro profesoras que le cuentan cómo han vivido la pandemia

Por: Raquel Tomé

Uno de los colectivos más tensionados a lo largo de la pandemia de la Covid-19 ha sido la comunidad educativa.

Se vieron arrastrados de un día para otro a realizar adaptaciones urgentes en la planificación y reorganización de los centros para cumplir los exigentes protocolos sanitarios que reducían el riesgo al contagio y, al mismo tiempo, mantener garantizado el derecho al acceso a la educación.

Todos nos familiarizamos de sopetón con numerosas cosas nuevas.

Y comenzaron a aparecer: mascarillas rosas y azules, otras adornadas con graciosos dibujitos, abundancia de gel hidroalcohólico, silbantes corrientes de aire gélido en las aulas para ventilarlas; tocaba abrigarse bien para no resfriarse, grupos burbuja, la sectorización y los turnos de patio, turnos entre los padres para dejar y recoger a sus niños y niñas, cambios en el comedor, flechas por doquier para mantener la distancia de seguridad, etc.

También la rápida implementación de plataformas online para impartir los contenidos de forma que fuera posible no perder comba y que los aislados o contagiados pudieran seguir con sus clases.

El esfuerzo ha sido titánico y las restricciones muchas. Se suspendieron gratificantes actividades educativas y de socialización: excursiones, fiestas del colegio, convivencias, graduaciones, etc. La vida cambió de golpe para todos.

Padres, profesores y alumnos tuvieron que colaborar a una adaptación rápida en una situación de alta incertidumbre.

El reto no resultó fácil y no sigue siéndolo; debemos ser conscientes de ello porque lo que definimos como la “nueva normalidad” está aún gestándose, ya que estamos sometidos a cambios permanentes y a factores estresantes continuados.

Todos hemos vivido momentos muy difíciles y hemos luchado por poner en práctica recursos latentes e insospechados para aprender y crecer en esta experiencia adversa.

Resiliencia: habilidades de adaptación al estrés y la adversidad

Y, esto es lo que la APA (American Psychological Asociation, 2009) define como resiliencia: “Las habilidades que tenemos para adaptarnos al estrés y a la adversidad”.

Ser personas resilientes no es algo estático en la vida, no nos viene dado como el color de los ojos, sino que depende de un conjunto de elementos interconectados en un sistema dinámico y cambiante.

Las personas no siempre somos igual de resilientes o igual de vulnerables. Influyen los recursos internos y externos de los que dispongamos.

Psicóloga Raquel Tomé
La psicóloga Raquel Tomé/ Foto cedida

Este conocimiento debe ser tenido en cuenta a la hora de considerar el profundo impacto emocional de la pandemia en la población en general y en especial en el colectivo de jóvenes, pues hemos constatado, alarmados, como ha empeorado drásticamente su bienestar emocional y salud mental.

Por lo tanto, tenemos que ser cuidadosos y ofrecer a largo plazo y de forma continuada las soluciones y apoyos necesarios durante estas transiciones difíciles.

Solamente si contamos con los recursos necesarios para cuidar el bienestar emocional y la salud mental podremos tener una sociedad integrada por personas resilientes y también lo seremos como sociedad.

Necesitamos esforzarnos por desarrollar los pensamientos, comportamientos y acciones que nos convierten en personas más resilientes.

Resiliencia en las aulas

El psicólogo Masten, 2014 especialista en resiliencia y en cómo apoyar la vuelta a las aulas dice que en el caso de los niños, niñas y jóvenes su fortaleza dependerá de los apoyos con los que cuenten.

Y les beneficiará tener:

  • Cuidadores afectuosos dentro de sus familias y con sus padres
  • Relaciones positivas con sus compañeros/as
  • Disponer de un entorno seguro en la escuela. Entendida no sólo como organización,sino que también hay que considerar dentro de la escuela los vínculos de apoyo con sus profesores y tutores,así como con el resto del equipo docente
  • Y también los apoyos que proveen las comunidades locales

Estos elementos constituyen esenciales factores de protección.

Desafío para la comunidad educativa

Para hacernos cargo de lo vivido y del gigantesco desafío asumido por la comunidad educativa repasemos de manera somera las dificultades enfrentadas: un estado de alarma donde todos nos confinamos y sólo se impartían clases online; la transición en la reanudación del curso en escuelas y universidades con el temor a que se produjera un repunte de los contagios y la clausura de las aulas; combatir la idea de que eran los menores los grandes transmisores, después desechada; y la llegada de la vacunación con el levantamiento de medidas restrictivas que cambió la dinámica de trasmisión y puso el foco en los más jóvenes.

Casi nada. Si lo pensamos con detenimiento vemos que los cambios han sido continuos.

Lo que ahora hay de diferente frente al año pasado es que estamos más familiarizados con la manera de manejarlo.

Conocemos muchos puntos importantes del mapa y esto hace que nos sintamos con mayor control de la situación y que todo sea más predecible. Sabemos mejor qué hacer. Esto nos da confianza en que saldremos adelante.

El testimonio de cuatro profesoras

Cuatro profesoras nos cuentan cómo resistieron el embate en el fragor de la tormenta y qué recursos emplearon para rehacerse y mantenerse positivas.

Entrevistamos a:

  • Marta Tornero, profesora de Educación Infantil del Colegio Público Tierno Galván de Valladolid.
  • Marina Hervás, profesora de la Escuela de Música de Valladolid, con alumnos de edades entre 4 y 8 años.
  • Ana Mayor, profesora de 2º de Bachillerato y el curso pasado de 1º de la ESO del Colegio San José de los Jesuitas de Valladolid.
  • Inés Ruiz Requiés, vicedecana de la Facultad de Educación y Trabajo Social de Valladolid.

Inés Ruiz

Cuando todo empezó en marzo de 2020, creí que no iba a ser tanto. Estábamos en casa y qué bien, tenía tiempo para la familia y era víspera de Semana Santa. Contaba con los medios tecnológicos apropiados y un espacio de trabajo en casa. Al principio, resultaba algo novedoso.

Inés Ruiz Educación
Inés Ruiz, vicedecana de la Facultad de Educación y Trabajo Social de Valladolid/Foto cedida

Pero después de Semana Santa te dabas cuenta de que esto no tenía fin. Comenzaron las dudas y una nueva dinámica se instauró. Tenías que ver cómo solucionabas las cosas que antes hacías presencialmente, como ir a los centros para hablar con los tutores y con los estudiantes de prácticas, lograr compatibilizar la docencia y adaptarnos a nuevas formas de evaluarlos. Esto generó mucha ansiedad, especialmente entre los estudiantes.

La Universidad que previamente contaba con un campus virtual tuvo que hacer un gran trabajo de adaptación para hacerlos más sincrónicos cuando impartíamos las formaciones y también más potentes para poder realizar los procesos de evaluación online.

Te dabas cuenta de que había personal docente nada familiarizado y que nunca se había metido en el campus virtual. La Universidad tuvo que implementar cursos de iniciación para esos profesores, algunos seguían métodos antiguos, y tuvieron que actualizarse. La brecha digital estaba ahí y había que superarla. Los estudiantes también tuvieron que formarse para poder emplear adecuadamente las plataformas digitales. Pero si algo tiene la Universidad es que es muy rápida y competente a la hora de buscar soluciones para resolver problemas.

 Por otro lado, te dabas cuenta que enseñar es mucho más que trasmitir información y que tienes que completar el ciclo de la comunicación con los alumnos.

Si dabas dos horas seguidas empleabas 90 minutos en motivar al estudiante. Me obligó a ser muy creativa a la hora de explicar: ponía muchos emoticonos, les hacía muchas preguntas, les dividía en salas virtuales para que trabajaran por grupos pequeños pero tenías la dificultad adicional de que muchos estudiantes ponían en negro la pantalla, otros estaban en su casa y pasaba el gato o el perro por ahí, otros no querían hablar o estaban en el tren y no querían que los vieras. Estaban menos atentos y faltaban más a las clases online.

Sin embargo, en los turnos presenciales no faltaba ni uno porque te decían que era su espacio de socialización y el único lugar en que podían verse.

En otras ocasiones tenías que lidiar con que la plataforma se caía y empezabas las clases sin saber bien cómo se iba a dar la cosa.

Pero lo que Inés enfatiza, es que para que se produzca un aprendizaje profundo y significativo es muy importante la interacción directa o sincrónica entre el alumno y el profesor y es esa parte emocional, donde si eres un docente cercano a tus estudiantes, te das cuenta de que andan despistados y les preguntas qué les pasa y hablas con ellos.

Esa parte emocional, no la va a sustituir ningún video o píldora de aprendizaje. Para aprender el estudiante tiene que estar acompañado y para eso, el docente tiene que estar ahí, crearles dudas, incertidumbre, poniéndoles retos y ninguna máquina puede darte esto, aun disponiendo de herramientas de feedback.

Inés también cuenta que los estudiantes lo han pasado mal. Tienen entre 18 y 23 años, son adolescentes y es importante preguntarles qué les pasa. Muchos estaban recién llegados a la Universidad y creo que, en ocasiones, no hemos comprendido bien lo que han vivido.

Marina Hervás

Marina Hervás imparte clases de música a niños entre 4 y 8 años. Hacia solo unos meses que había retornado de Estados Unidos donde disfrutaba de una Beca Amity y nos cuenta que cuando comenzó el curso 2020 en la Escuela Municipal de Música de Valladolid puso en marcha toda su creatividad para seguir motivando a sus alumnos en una clase de música donde debido a las medidas covid tenían el hándicap de que estaba limitado el uso de los instrumentos.

Emplearon para superarlos juegos constantes en el recuerdo de las normas de clase pero sobre todo nos cuenta que era muy importante crear un espacio lúdico donde niños y niñas sintieran que se les trataba con cariño y que desplegaran su imaginación.

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Marina Hervás, profesora de la Escuela de Música de Valladolid (izq.)
junto a la psicóloga Raquel Tomé

Así que nada más llegar -prosigue Marina- tenían su canción de bienvenida y se hacía una pequeña “asamblea” donde los más pequeños contaban lo que les pasaba y sentían el apoyo del grupo.

No podían relacionarse entre ellos, tocarse y era una manera de crear un enlace afectivo. Si algún niño estaba pasando un momento complicado no se le negaba un abrazo y este entorno cálido y afectivo permitió que pudieran tener una disposición adecuada para el aprendizaje.

Me alegré mucho de que durante todo el curso no hubiera ningún contagio y pudiéramos mantener el grupo cohesionado.

Marta Tornero

Marta Tornero, profesora de Educación Infantil de niños entre 3 y 5 años, nos comentó lo que para ella significó la doble tarea de maestra y madre, la dificultad de compaginar con 1 ordenador para la tarea de sus hijas y su trabajo.

“Al principio tenía la sensación de que trabajaba 24 horas, porque preparabas videos y ejercicios para que los peques lo hicieran en casa y los padres te lo enviaban cuando podían con lo cual para dar a los padres un feedback sobre los videos tenían que estar permanentemente conectada. Muchas veces te encontrabas también que no podías hacer trabajo de fichas porque había familias que no tenían impresora, incluso había alguna familia que se manejaba con un solo móvil”.

Cuando comenzó el regreso a las aulas tenías que cumplir protocolos estrictos pero la realidad se imponía a lo que te pedían que hicieras porque a estas edades los niños y niñas se abrazan, se juntan, se agarran y se lo saltan y si a alguno necesita una pintura azul y un compañero le dice toma y el otro va y lo coge. Era complicado. Había que ser flexible. Fue especialmente difícil para ellos y también en ocasiones para nosotros.

Marta se emociona al recordar esos rituales de paso de etapa que debieron suprimirse, como no poder abrazarles, acompañarles a las nuevas clases cuando se cambiaban a primaria, eso fue muy duro, señala.

Marta Tornero, profesora de Educación Infantil del Colegio Público Tierno Galván de Valladolid/Foto cedida

Cuando regresaron, tenías la sensación de que con sólo limpiar y desinfectar ya se te había pasado la mañana. Y, bueno había que ser flexible con los grupos burbuja porque a éstas edades los niños no pueden. Lo que ayudó mucho fue que los padres fueron muy responsables si algún niño tenia un síntoma, no lo llevaban, prosigue su testimonio esta profesora.

También reconoce el gran esfuerzo organizativo de los centros obligados a hacer verdaderos sudokus. Y el excelente compañerismo en sus reuniones de nivel y con el resto de miembros del claustro.

Ana Mayor

Ana Mayor es profesora de adolescentes de entre 17 y 18 años y el año pasado también de alumnos de 1º de la ESO.

Reconoce el enorme esfuerzo organizativo del colegio para adaptarse a los protocolos estrictos que se les exigía y como apareció de la noche a la mañana el centro “tuneado” con sus pistas de entrada por un lado, de salida por el otro, etc.

Recuerda Ana la sensación de apoyo afectivo y cálido ofrecida por el Claustro: “éramos una familia”, el acompañamiento en estos momentos difíciles fue muy fuerte, e incluso algunas personas del equipo directivo te llamaban bastante para ver cómo estabas tú, era muy de agradecer. Entre nosotros también estábamos muy atentos, especialmente si sabíamos que alguien estaba bajo de ánimo nos turnábamos para llamar. No nos vimos en ningún momento solos.

Sin embargo, esta nueva situación supuso también una carga adicional de trabajo por la importancia académica de algunos cursos y la necesidad de implementar refuerzo online después del confinamiento, y se puso de manifiesto la brecha socio-económica porque algunos niños/as no tenían medios electrónicos. Hubo profesores que se pasaron por sus casas, también trataron de darles tarjetas de datos u otros medios, recuerda esta profesora.

Ana dice que quiere hacer un alegato respecto a las mascarillas y que supuso un gran hándicap en niños con hipoacusia porque dificultó mucho la comunicación al no poder ver las expresiones faciales. Y la necesidad de hablar y visibilizar más la discapaciadad en los grupos y de buscar soluciones especificas para ellos.

La pandemia, concluye Ana, nos preocupa y a abierto algunos interrogantes. En especial sobre cómo puede afectar a su desarrollo socio-afectivo en adolescentes dado que esta etapa de transición ha sido diferente en estas edades con menos espacios de socialización, comunicación y disfrute. Nosotros, los adultos, sabemos y tenemos el recuerdo de una comunicación diferente. Sabemos cómo nos sentimos y podemos recuperarlos. Pero ellos no y no sabemos en qué puede derivar esa hiperconectividad excesiva.

Tres conclusiones

Por lo tanto, al resumir los recursos psicológicos empleados que les hicieron resilientes podemos destacar:

  • Estrategias de autoeficacia basada en la confianza en sus competencias y habilidades para adaptarte a esta nueva situación y desarrollar una adecuada planificación.
  • Creación de sinergias de colaboración, cercanía y apoyo mutuo entre centros educativos, padres y alumnos. Asimismo, el acompañamiento y la implicación humana por parte de los diferentes estamentos jerárquicos de los centros y también con los padres y los alumnos cuando atravesaban momentos difíciles. Todos trataron de ayudarse y apoyarse.
  • Las situaciones humanas y la necesidad de acoger las emociones, crear espacios para su expresión y ayudar a los niños, niñas y jóvenes a llevar a cabo una adecuada regulación emocional y a adaptarse con una actitud optimista a los nuevos cambios.  

Covid 19: La resiliencia de los profesores

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Una cápsula del tiempo para recordar y entender la pandemia

Por: Educación 3.0.

 

Durante la pandemia, los niños han tenido que luchar contra todo tipo de emociones. Para entenderlas y sobrellevar los momentos de crisis, una docente de Primaria, María José Martínez, propuso a los estudiantes la creación de una cápsula del tiempo con el objetivo de compartir los momentos vividos con el resto de los compañeros.

El cierre temporal de los centros educativos llevó a las escuelas a continuar el proceso de enseñanza-aprendizaje en modo online utilizando, para ello, canales de comunicación digital. Así pues, las aulas se convirtieron en pantallas distribuidas en cuadrantes con videollamadas grupales. Hemos utilizado diversas aplicaciones no solo para reunir al alumnado con los docentes sino también para tejer hilos invisibles de afecto, ternura, empatía y proximidad a pesar de ser medios, en un principio, distantes y fríos.

Una ‘cápsula del tiempo’ para entender el momento vivido

Fruto de esta nueva ‘escuela en casa’ (‘home schooling’) planteamos la propuesta de realizar una ‘cápsula del tiempo’ durante el confinamiento. A través de Classroom, propusimos esta tarea para aunar la expresión escrita, oral y artística, potenciar la imaginación y dar rienda suelta al mar de emociones en el que navegábamos.

¿Cómo? Planteamos la creación de una ‘cápsula del tiempo’ con objetos reutilizables (caja de zapatos o de galletas, tubo de patatas fritas, botellas, sobres…) teniéndolos que transformar con imaginación. En cuanto al diseño, podían inspirarse en las películas de ficción y su temática sobre los viajes en el tiempo. Pero tanto la creatividad como la originalidad de cada uno de los alumnos tenía que aflorar y, para ello, podían emplear diversas técnicas de collage: recortes de papeles de colores, revistas, fotos, mapas, pintura, rotulación…

¿Y el contenido? En las cápsulas del tiempo se almacenan mensajes y objetos representativos de cierto periodo que tienen significado para una comunidad, grupo de personas o para la humanidad ocultándose con la esperanza de que sean recuperadas en un futuro. Nuestro propósito era explicar cómo estábamos viviendo los momentos de confinamiento, las primeras salidas y el devenir de los acontecimientos más significativos que se nos presentaban: aprender desde y en casa, con quién hablar, qué hacer, con qué y a qué jugar, qué leer, qué escuchar…

Podían utilizar diferentes vías para informar sobre ello haciendo uso de la tecnología (USB con grabaciones, audios y fotos) o materiales como el papel (dibujo, dedicatoria, carta, postal, diario personal…).

Los resultados se compartieron por videollamada para aunar inquietudes compartidas y generar fortaleza de grupo. Así, cada estudiante iba presentando su cápsula, mostrando algunos de los objetos o mensajes que había incluido en ella y explicando el motivo de su elección.

Muchas emociones, lectura y manualidades

En ellas, aparecían dibujos de corazones que simbolizaban el apoyo mutuo, la solidaridad colectiva, en definitiva, la unión mundial ante la adversidad de la pandemia o el Arco Iris y la frase ‘¡Todo irá bien!’, símbolo y grito de esperanza y del triunfo deseado. Las pancartas multicolores, que contenían mensajes reconfortantes y rebosantes de ánimo, iban rotuladas con lettering y decoradas con purpurina. Sin duda, las manualidades han contribuido a vencer a la monotonía y la inquietante espera, a regular el miedo y la tristeza.

También leían pequeños fragmentos de sus diarios personales donde explicaban sus emociones, sentimientos, vivencias, experiencias y afectos hacia sus familiares (abuelos, tíos, primos, amigos y compañeros de clase…) y mascotas. Incluso, añadían a sus escritos reflexiones sobre su firme compromiso con el medioambiente debido a los índices tan bajos de contaminación registrados durante la emergencia sanitaria. Evidentemente, habían contemplado el cielo más azul y se habían maravillado de las increíbles formas de las nubes y, a la vez, habían pensado en la oportunidad de crear un mundo mejor.

Comentaban que habían jugado con su familia a juegos de mesa que tenían hasta entonces arrinconados: el parchís, la oca, el ajedrez, Monopoly, Hundir La Flota o  Quién Es Quién… y que habían sido momentos entrañables que les aportaban bienestar y seguridad. Relataban cómo habían hecho puzles en compañía de sus familias siempre con sonrisas y ayuda mutua. Y que en las conversaciones entre adultos y pequeños habían rememorado los juegos más tradicionales como el yoyo, el hula hoop, la peonza o las canicas.

emociones confinamiento

Habían leído libros y cuentos y algunos los recomendaban por su temática, comentaban cómo habían vivido aventuras en diferentes escenarios o cómo les interesaban los personajes con los que se habían identificado. Añadían que los momentos de contar cuentos en familia habían sido más frecuentes y más intensos, por lo que se había potenciado el hábito lector y el gusto por la lectura.

Por otro lado, las adivinanzas y los chistes habían amenizado los momentos de ‘hibernación’ vividos. La inventiva y el ingenio se habían materializado en los juegos de palabras, acrósticos, crucigramas y jeroglíficos. Del mismo modo, referían cómo se habían aficionado a la cocina, cómo habían preparado suculentos y saludables platos o deliciosos postres en familia. Gracias a la repostería, el cariño, la dulzura y los mimos habían sido los ingredientes indispensables que habían garantizado el sosiego y la seguridad. Los dibujos y las fotos habían inmortalizado tan apetecibles recetas: algunos habían creado mandalas con frutas y hortalizas disponiéndolas con gracia. Otros habían convertido las frutas en representaciones artísticas dándoles formas de animales, plantas… Así, habían elaborado recetarios que encuadernaron con grapas o con cordeles de colores.

Los experimentos caseros, siempre con la supervisión y ayuda de los adultos, les acercaron a la ciencia. Por supuesto, los trucos de magia, con disfraz de auténticos magos, fascinaron a los miembros de la familia sin tener en cuenta algún que otro despiste que dejaba entrever el truco.

También se recomendaban películas y series mientras explicaban la trama. Habían escrito palabras clave o reflexiones del tipo: “He visto ‘Viaje al Centro de la Tierra’ con mi familia con palomitas y chuches. Ha sido más divertido que en el cine”. Habían jugado a adivinar películas con gestos y mímica. ¡Todos ellos instantes imborrables de risas y algún que otro enfado para el que no le gustaba perder!

Por supuesto, las canciones, el baile, las coreografías y la música también han sido el bálsamo para aliviar la intensidad de las emociones durante este periodo de intranquilidad. Compartieron y resaltaron fragmentos de canciones que les han servido para mitigar los momentos vividos, tarareando estribillos. Otros se ponían delante de la cámara y ofrecían a su auditorio virtual pequeños acordes con sus instrumentos musicales. Aportaron diseños de circuitos, sesiones de yoga y mindfulness o varios retos como ejemplos de las dinámicas familiares y de los esfuerzos diarios por emprender un nuevo día en un mundo ralentizado.

Instantáneas para la autorregulación emocional

Y llegó el momento de salir. Las primeras salidas fueron oportunidades únicas para ver la ciudad desde otra perspectiva, y así lo describían: ‘Parece una calle diferente’, ‘no vemos las sonrisas de las personas porque llevan mascarilla’, ‘mi vecino y yo hablamos, pero no chocamos las manos. Nos saludamos con el codo’. Una nueva mirada a la ‘nueva normalidad’.

Todas estas impresiones y experiencias del confinamiento y de la posterior desescalada se iban aderezando con humor y alegría en estos encuentros en grupo a través de las videollamadas. Han sido instantáneas no solo del paso del invierno a la primavera (con vistas a un verano luminoso) sino también de la necesidad de autorregulación emocional.

Ciertamente, ha sido una etapa de aprendizaje para todos en la que era, y aún sigue siendo importante, estar ocupado y distraer la mente. Sin embargo, también han sido necesarias las ocasiones de disfrutar no haciendo nada, de que el aburrimiento se instalase en nuestros hogares para pasar del ‘multitasking’ que imperaba en nuestras rutinas diarias al disfrutar del aquí y del ahora en familia manejando las emociones que nos abrumaban. ¡Sin duda, una gran lección de tolerancia, resiliencia y empatía!

Fuente de la reseña: https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/educacion-emocional/capsula-tiempo-recordar-entender-pandemia/

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 Begoña Ibarrola: “No hay que blindar a los hijos frente a los problemas sino darles recursos”

Por: Educación 3.0. 

Comenta la psicóloga y escritora Begoña Ibarrola que las emociones son un ingrediente de nuestra vida diaria, que dan color a nuestras experiencias y que son el pegamento de nuestros recuerdos. Es por ello que estas reacciones psicofisiológicas del ser humano no hay que dejarlas de lado en un momento como el que estamos viviendo. Los niños deben aprender a gestionar los sentimientos que les produce esta crisis sanitaria y aprender a convivir con ellos.

En su último libro, ‘¡Estoy muy enfadado! Cuentos para gestionar frustraciones’, Ibarrola recopila una serie de relatos en los que los protagonistas sienten frustración, miedo o rabia. Una buena forma para que los más pequeños se sientan identificados y aprendan cómo afrontar las distintas situaciones de la vida de la mejor manera posible.

Pregunta: Inmersos en la crisis sanitaria actual, ¿cómo pueden las familias gestionar las emociones que les genera esta situación?

Respuesta: Es en estos momentos donde se valoran más determinadas habilidades emocionales que no se improvisan, sino que han debido ser desarrolladas antes. Como la educación emocional es un factor de prevención primaria inespecífica, en la situación actual sirve como escudo al miedo, al estrés, a la depresión o a la ansiedad, sin negar las emociones, pero sabiendo cómo enfrentarse y salir de ellas. Las principales lecciones emocionales se dan a través del ejemplo: conciencia de las emociones, autocontrol, optimismo, resiliencia, empatía, solidaridad… se pueden aprender, ahora en familia, y después en la escuela.

Estoy completamente segura de que los niños que han recibido educación emocional y los adultos que se han ocupado de desarrollar su inteligencia emocional se consideran ahora unos privilegiados porque tienen herramientas para hacer frente a las dificultades y los retos actuales. Si no lo han hecho antes, este es un buen momento para desarrollar el autocontrol, aprender a entrar en calma, poner límites y normas que favorezcan una convivencia pacífica durante tanto tiempo y en el mismo espacio, y procurar estrategias para resolver los conflictos que vayan surgiendo.

No podemos blindar a los hijos frente a las dificultades, es preciso darles herramientas como la confianza en sus propios recursos internos, la confianza en las personas que le rodean y que le quieren, y sobre todo, una visión optimista y realista de la situación.

niño enfadado

P: En estos momentos, ¿la lectura puede convertirse en una buena vía de escape?

R: Es un recurso fabuloso en estos momentos tan difíciles porque permite al lector  ‘salir de casa’ o ‘viajar’ a través de la imaginación. De este modo, se convierte en uno de los recursos más terapéuticos y que está al alcance de todo el mundo. Además, dedicar un momento a la lectura todos los días puede convertirse en un medio para aislarse de la realidad de forma consciente, favoreciendo la introspección y el descubrimiento de uno mismo.

“Los niños que han recibido educación emocional tienen herramientas para hacer frente a las dificultades y a los retos actuales”

P: Los cuentos que aparecen en su nuevo libro están indicados para gestionar frustraciones, ¿de qué forma pueden los niños aprender a controlarlas a través de estos relatos?

R: Los cuentos enseñan sin ser lecciones, orientan sin dar consejos y permiten vivir las experiencias de los personajes en primera persona, por lo tanto, favorecen el conocimiento del mundo emocional personal a través de las vivencias de los personajes. Además, el lector hace un puente natural entre lo que viven ellos y lo que está viviendo él, permitiéndole sentir lo mismo, pero desde una distancia de seguridad.

Tras leerlos, los niños comprenden con más claridad diferentes emociones, aprenden que hay diferentes maneras de expresarlas, diferentes causas de frustración y las consecuencias negativas de reprimirla, pero también aprenden que hay recursos internos y externos que les pueden ayudar a gestionar esa frustración sin que peligre demasiado su bienestar emocional.

Una lectura atenta de cada uno de los cuentos, que son muy diferentes entre sí, ofrece pautas, tanto a los niños como a sus familias, para aprender a gestionar las frustraciones y a salir de la rabia o el enfado. Con este objetivo se han añadido varios ‘tips’ para educadores y familias al final de cada cuento.

familia leyendo un cuento

P: ¿Hay alguna manera especial de leer estos cuentos a los niños?

Ninguna. Solo es necesario crear un estado de relax que potencie la escucha, un momento de calma, que permita al niño atender durante un tiempo si es que alguien se lo lee, o leer hasta el final el cuento si lo está leyendo él. Después de su lectura se puede comentar o no, no siempre es necesario. Muchas veces el cuento es como un caramelo que se deshace en la boca y solo transforma al lector cuando lo ha ‘degustado’, cuando se ha ‘disuelto’ en su mente. Hay cuentos que obran la magia del cambio solo después de un tiempo, no al momento de haberlo escuchado o leído, por eso no hay que forzarle a encontrar una moraleja, ya aparecerá en su mente en el momento oportuno.

“Aprender a manejar la frustración ayuda a los niños a enfrentarse de forma positiva a diferentes situaciones de la vida”

P: ¿Cuáles son los aspectos fundamentales que los niños aprenden tras leerlos?

R: Pueden aprender a conocer mejor sus emociones y a conocerse mejor a ellos mismos a través de los personajes; también van a ver, de forma a veces exagerada, que todo tiene consecuencias. El humor para mí es un recurso fabuloso pues al exagerar las situaciones y las respuestas de los personajes el niño puede verse reflejado, aunque no sea con la misma intensidad. Aprender a reírse de uno mismo, aceptar que no somos perfectos, que podemos cometer errores y a pesar de todo somos personas maravillosas, es un buen aprendizaje también.

Pero, sobre todo, el niño se da cuenta de que hay otros muchos niños que experimentan lo mismo que ellos y eso da mucha tranquilidad. Comprenden que, de toda situación se puede salir, incluso de una rabieta, de una frustración, pero los aprendizajes que conllevan son importantes como por ejemplo, comprender que todo en la vida no lo pueden elegir, no lo pueden controlar, y eso les va a servir de enseñanza para toda su vida. Aprender a vivir implica aceptar lo que no podemos cambiar y centrar nuestra energía en aquellos cambios que sí están en nuestra mano.

“Las emociones son un ingrediente de la vida diaria y el pegamento de nuestros recuerdos”

P: En uno de los cuentos se reflejan algunos de los problemas que surgen cuando hay un exceso de protección a los niños, ¿en qué puede derivar una sobreprotección en los menores por parte de los adultos o los docentes?

R: Por supuesto la misión de la familia y de cualquier educador es proteger al niño y no poner en riesgo su seguridad, pero también lo es ayudarle a que crezca y a que se desarrolle como una persona feliz. Para ello, no se debe confundir protección con sobreprotección. Cuando un niño no aprende a enfrentarse a las dificultades, porque los adultos que le rodean se las quitan del paso, puede surgir en él un sentimiento de incapacidad, y pueden aparecer miedos irracionales, ansiedad ante los cambios o una tensión casi continua provocada por la propia ansiedad y por los miedos de los adultos.

Aprender a manejar la frustración y a convivir con este sentimiento molesto ayuda a los niños a enfrentarse de forma positiva a diferentes situaciones de la vida y a superar los obstáculos con buen ánimo. Ello mejora su autoestima y resiliencia, favoreciendo su bienestar emocional.

emociones

P: ¿Qué le sugieren estas tres palabras? Emociones, control y frustración

R: Emociones: reacciones que nos permiten dar respuestas flexibles, adaptadas a la situación. Es un ingrediente de la vida diaria, dan color a nuestras experiencias y son como el pegamento de nuestros recuerdos. Son polivalentes, todas ellas legítimas, cada una nos aporta una información valiosa, pero debemos aprender a expresarlas de forma adecuada.

Control: debemos diferenciar control de represión, que a veces se confunde. Si regulamos la expresión de las emociones no nos iremos a los dos extremos peligrosos: la explosión emocional, que hace daño a los demás, y la implosión emocional, fruto de la represión, que hace daño a uno mismo.

Frustración: no se puede evitar, está y estará presente a lo largo de la vida. El malestar emocional que produce es natural y debemos aceptarlo, pero no abonarlo ni hacerlo más grande con nuestra atención. La clave está en cómo salir de ella y cómo proyectar en nosotros emociones positivas, que nos ayuden a transmutar las negativas, sabiendo que ambas son necesarias y cumplen funciones diferentes.

Fuente de la entrevista: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/entrevista-begona-ibarrola/

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Educación emocional Resiliencia en tiempos de pandemia

Por: Educación 3.0.

 

Una buena autoestima, autonomía, empatía y un entorno familiar afectivo son claves para desarrollar la resiliencia, una cualidad necesaria en estos tiempos de crisis sanitaria. Silvia Arribas, Joana Jauregizar e Itziar Kerexeta, profesoras de la Universidad Pública del País Vasco y colaboradoras de airea-elearning, ahondan en el significado y claves de este concepto.

El concepto de ‘resiliencia’ procede de la palabra latina ‘resilio’ (Kotliarenco, Cáceres y Fontecilla, 1997), que significa volver atrás o rebotar. Se trata de un concepto originariamente utilizado en el ámbito de la física para hacer referencia a la capacidad de un material para recobrar su forma original o su resistencia a un golpe, choque o percusión. Posteriormente, el concepto fue adaptado a las ciencias sociales para hacer referencia a la resistencia al sufrimiento y a la capacidad de, además, salir fortalecido de dichas experiencias de sufrimiento.

Así, el origen del estudio de la resiliencia en el ámbito de la Psicología y Psiquiatría se centró en investigaciones que trataban de entender por qué algunos niños que vivían en contextos muy adversos (enfermedades mentales de los padres, problemas perinatales, abandono, abuso, guerra, hambre…) no desarrollaban problemas psicológicos.

Precisamente, fue en uno de estos contextos extremadamente adversos en el que vivió Boris Cyrulnick, autor de múltiples publicaciones sobre la temática, que fue testigo del holocausto nazi durante su infancia. Nacido en Burdeos en 1937 en una familia judía, Boris Cyrulnik sufrió la muerte de sus padres en un campo de concentración nazi del que logró huir cuando sólo tenía 6 años. Tras la guerra, deambuló por centros de acogida hasta acabar en una granja de la beneficencia. Por suerte, unos vecinos le inculcaron el amor a la vida y a la literatura y pudo educarse y crecer superando su pasado.

Resiliencia en tiempos del COVID-19

Resiliencia en tiempos de pandemia

Sin caer en la ingenuidad y siendo conscientes de que las situaciones traumáticas o las crisis globales como la que estamos atravesando a raíz del COVID19 afectan en mayor medida a personas más vulnerables, vemos en el ejemplo de Boris Cyrulnick una llamada a la esperanza y a creer en lo positivo de estos procesos.

Existen algunos factores personales que favorecen la resiliencia como es una buena autoestima, la orientación y motivación al logro, la conciencia de la auto-capacidad para la superación, la autonomía y la empatía. A nivel socio-cultural también será de ayuda contar con una buena red de apoyo, una figura o tutor de resiliencia y un entorno familiar cohesionado y afectivo.

Pero, ¿qué es un tutor de resiliencia? Es una persona que, siendo consciente de ello o sin percatarse, es investido de una influencia orientadora sobre la persona que vive alterada su seguridad después de un trauma. En palabras de Boris Cyrulnik (1999), “un tutor de resiliencia es alguien, una persona, un lugar, un acontecimiento o una obra de arte que provoca un renacer del desarrollo psicológico tras el trauma. Casi siempre se trata de un adulto que encuentra al menor y que asume para él o ella el significado de un modelo de identidad, el viraje de su existencia. No se trata necesariamente de un profesional”. Un encuentro significativo puede ser suficiente “para permitir a la persona desarrollar sus fortalezas internas, su capacidad de resolver problemas y de entablar relaciones con los demás”, añadiría Grotberg (2006), “desarrollándose de manera óptima a pesar de su vulnerabilidad”.

¿Recuerdas quién pudo jugar este papel de tutor de resiliencia para ti cuando eras menor? ¿Crees que estás siendo el modelo de alguno de tus alumnos menores con los que te relacionas?

Fuente del artículo: https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/educacion-emocional/resiliencia-en-tiempos-de-pandemia/

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Sostenibilidad y resiliencia: Agencia de Medio Ambiente (AMA) en Cuba

Por: Cubahora. 

El Dr. Juan Mario Martinez Suárez, director del proyecto #BASAL, ha trabajado en la Agencia de Medio Ambiente desde su fundación en diversas funciones. Hoy en Cubahora replicamos fragmento de la entrevista que le consediera a Naturaleza Secreta de Cuba…

“La creación de la Agencia de Medio Ambiente (AMA) hace 25 años fue una excelente decisión porque desde ese momento permitió con una fortaleza increíble, integrar un grupo de instituciones de diversos cortes: científicas, y de educación y gestión ambiental que hasta ese momento no existían en Cuba.

Y la AMA en su propio desarrollo rebasó, incluso, las expectativas que tuvieron sus fundadores y los que la crearon, porque de hecho se constituyó en la referencia del #medioambiente en el país, que hasta ese momento era la #COMARNA (Comisión Natural de Recursos Naturales y Medio Ambiente), y la Agencia ocupó ese lugar y yo creo que lo trascendió, porque de una comisión se convirtió en gran institución con múltiples funciones, coordinar las investigaciones, los servicios y la educación ambiental en el sistema del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (#CITMA)

En los últimos años, quizás el papel inicial aquel de la Agencia donde se articulaba la gestión, con la inspección, el control ambiental y también la investigación, se fue transformando más hacia concretar en ella solo los centros de servicios ambientales y los científicos y de educación ambiental, y ese proceso motivó que la Agencia empezara a tener un papel más destacado, por ejemplo, en la elaboración de un grupo importante de proyectos internacionales, que hoy en día abarcan áreas diversas, y conectan muy bien con todos los organismos.

En la historia de la Agencia tampoco debemos olvidar que se consolidó como un espacio de articulación con todas las entidades y ministerios del país y yo creo que logró un reconocimiento social que se ganó por derecho propio, a partir de lo que hizo en todo este tiempo en el medio ambiente.

Si tuviera que resumir en una frase a la AMA, quizás la palabra, o la combinación de palabras que usaría fueran: SOSTENIBILIDAD Y RESILIENCIA”.

Fuente de la reseña: https://www.cubahora.cu/ciencia-y-tecnologia/sostenibilida-y-resiliencia
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Libro: ¿Cómo se sostiene la vida en América Latina?

Por: opsur.org.ar.

 

¿Cómo se sostiene la vida en América Latina? Feminismos y re-existencias en tiempos de oscuridad procura dar cuenta de los tiempos actuales, caracterizados por la intensificación del extractivismo y la devastación ambiental, la repatriarcalización multiforme de lo social,  el auge de nuevas derechas en lo electoral y de nuevos conservadurismos en las relaciones cotidianas. Estos tiempos se hacen eco de procesos similares en otras partes del planeta, lo que agrega urgencia al desafío transformador.

Este movimiento de derecha es contrapendular a lo que el mundo llamó la ‘marea rosa’ latinoamericana, que revivió incluso el imaginario socialista por más de una década. Múltiples procesos y luchas, con un protagonismo sobresaliente de mujeres, están incorporando a su bagaje político-epistémico los aprendizajes de esta última fase para defender la vida misma contra estas amenazas. Estos procesos, de construcción tanto como de resistencia, se inscriben en un tiempo largo, más allá de lo coyuntural. Parten de la existencia de muchos mundos, de muchas formas de conocer y habitar este pluriverso inmerso en una crisis de dimensión civilizatoria. Abya Yala siempre fue un territorio donde se manifestó esta diversidad. De ella nació la fuerza social que alimentó la hegemonía progresista, y de ella y de sus prácticas pueden nacer, en un terreno reconfigurado, las respuestas a los desafíos del presente.

INDICE

A modo de introducción
| Karin Gabbert y Miriam Lang

PRIMERA PARTE |
FEMINISMOS, CAPITALISMO Y NUEVAS DERECHAS

¡Ningún patriarcón hará la revolución!
Reflexiones sobre las relacionesentre capitalismo y patriarcado
| Rita Segato

La ‘ideología de género’ y sus destrezas
El reaccionarismo religioso frente a los feminismos en movimiento
| Cristina Vega

Nuestros cuerpos, nuestros territorios
Luchas de mujeres, feminismos emergentes y defensa de los territorios en Bolivia
| Carmen Aliaga Monrroy

Perspectivas para una políticade clase feminista
Aportes al debate sobre nuevas derechas e ideología de género desde Alemania
| Barbara Fried

SEGUNDA PARTE |
VIEJAS Y NUEVAS ÉLITES
LA EXACERBACIÓN DEL DESPOJO

La sostenibilidad de la vida puesta en jaque por el gran capital
Estrategias de la industria de combustibles fósiles y capitales asociados para manipular las políticas ambientales y la opinión pública
| Edgardo Lander

En las fronteras del cambio de época
Escenarios de una nueva fase del extractivismo en América Latina
| Maristella Svampa y Emiliano Teran Mantovani

Desafiando la locomotora del despojo
Extractivismos y resistencias en Colombia
| Alejandro Mantilla Quijano

Desfiguración territorial, desarraigo y descomunalización
La agudización del extractivismo en Bolivia
| Marxa Chávez León

Oligarquías renovadas
Los grupos de poder en el Ecuador y su accionar político ante los gobiernos progresistas, en el marco del capitalismo transnacional
| Anahí Macaroff

TERCERA PARTE |
APRENDIZAJES Y CAMINOS PARA SOSTENER LA VIDA

La izquierda no sabe quién es
¿Cómo dejar de solo reaccionar, sometiéndose al ritmo impuesto por la extrema derecha en el poder, y empezar a moverse con consistencia, estrategia y propósito?
| Eliane Brum

Trascender la modernidad capitalista para re-existir
Reflexiones sobre derechos, democracia y bienestar en el contexto de las nuevas derechas
| Miriam Lang, Horacio Machado Aráoz y Mario Rodríguez Ibáñez

Producir lo común para sostener la vida
Notas para entender el desplieguede un horizonte comunitario-popular que impugna, subvierte y desborda el capitalismo depredador
| Raquel Gutiérrez Aguilar y Claudia López Pardo

 

Fuente del documento: http://www.opsur.org.ar/blog/2019/07/30/como-se-sostiene-la-vida-en-america-latina/

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Resiliencia alimentaria en Guatemala o vivir en peligro

Por: Beatriz Villarreal. 

 

Luego del ataque a las torres gemelas en Estados Unidos los países que eran parte del proyecto político de la modernidad, las instituciones  democráticas  y las políticas públicas comenzaron a vivir en peligro. Antes de esto, la meta era la búsqueda de una vida plena y segura para toda la población. A partir de esa fecha se impuso a nivel global, cada vez más, en cada país “modelos reducidos” que nos condicionan a vivir en peligro. El peligro se convirtió en parte de nuestras vidas, vivir, convivir y remontarlo con planes específicos. Las instituciones sociales han tenido que ubicarse progresivamente en un medio social  que tienen que tomar estas adversidades como una característica  que es parte del proceso a construir por las personas y los pueblos  en todo el mundo, desarrollando nuevas competencias para vivir en este contexto. Lo cual requiere de sujetos capaces y conscientes de este proceso, haciendo responsables a los gobiernos para que enfrenten además de esto problemas sociales, secuelas como  la destrucción y el deterioro del ambiente como es el caso de Guatemala.

De ahí en adelante se definió un nuevo término que es la resiliencia. Se le define como el realismo del peligro planetario, pues ya no hay retorno a la seguridad a la que  aspiraban las sociedades. La inestabilidad y la inseguridad se han convertido en la norma de los sistemas complejos, que hace que la supervivencia sea una responsabilidad individual y dependa de la madurez y de la razón colectiva que podamos alcanzar.

Respecto a la difícil situación alimentaria en Guatemala el Estado es el responsable de proteger a los sectores afectados por el hambre. Los gobiernos deben responder con un  adecuado manejo y coordinación de las  instituciones gubernamentales  como el Ministerio de Desarrollo, El Ministerio de Agricultura, La Secretaría de Salud Alimentaria, La Facultad de Agronomía de la USAC, La Escuela de Alimentos del Centro Universitario de Mazatenango, entre otros, para hacer realidad y asegurar los programas  de producción,  elaboración y distribución de alimentos a la población deficitaria, así como para eliminar los riesgos ocasionados por ejemplo por fenómenos ambientales como es la sequía de este año 2018. Las consecuencias en las pérdidas de cosechas de maíz y frijol de la población de más escasos recursos ya es una realidad. Las demandas de alimentos aumentan ante la imposibilidad de la cuarta parte de la población de obtener una alimentación saludable y nutritiva para todos sus miembros y en especial para los niños. Este problema al no ser resuelto a tiempo y adecuadamente por el gobierno, a pesar de contar con información, multiplicó la  gravedad de esta situación y demostró la incapacidad del gobierno actual para resolver esta grave situación.  Otros ejemplos más generales  para el cambio climático con la escasez de lluvias en lugares como Chiquimula,  afectan desde hace años a la población más desnutrida de ese departamento. El Ministerio de Ambiente no ha dado respuesta alguna ni ha reforestado, sino que más bien la producción de alimentos se ha venido reduciendo significativamente en ese departamento.

Según la definición de resiliencia la capacidad para hacer frente a esta vulnerabilidad tiene que anticipar  adecuadamente los efectos adversos  para  resistirlos, enfrentarlos y poder recuperarlos. Tomar en cuenta las posibilidades de ocurrencia de desastres naturales y sociales como parte del quehacer de la política púbica pública para incrementar la respuesta a esa limitación por las comunidades afectadas para superar, en nuestro caso, problemas tan profundos e históricos como el hambre y la desnutrición, por nosotros mismos y apoyados en la solidaridad internacional de países e instituciones como la FAO. Esto sería desarrollar capacidad para el manejo correctivo y futuro de los riesgos, teniendo como premisa no exponer de manera deliberada  la vida de muchas personas y sobre todo desterrar la desnutrición profunda que no permite un crecimiento saludable y adecuado de gran parte de la población que vive en pobreza extrema en las regiones más alejadas del país. Esto es lo que la hace tan vulnerable a este país.

El grupo del Banco Mundial pretende erradicar la pobreza extrema en todo el mundo en el año 2030. En el año 2015 el porcentaje de pobreza extrema a nivel mundial era del 10%. De 1990-2015 -25 años- se logró superar la pobreza en mil millones de personas y actualmente faltan 736 millones que subsisten con $1,90 al día. En los países de ingreso medio, como Guatemala, el 25% de la población subsiste con $3,20 al día. Son aproximadamente 24 quetzales al día por familia para educación, electricidad, agua y saneamiento. Los más afectados son los niños y las mujeres, suman  casi 4 millones de guatemaltecos.

Es una cifra significativa. Esto le genera una incapacidad crónica a importantes grupos de personas de obtener lo mínimo para subsistir al no ser son tomadas en cuenta por las políticas públicas para la formación de capital humano, con inversión en programas alimentarios o de salud. Hay que destacar que por los escasos resultados de los esfuerzos hechos en esta materia por los últimos cuatro gobiernos (20 años), Guatemala no es incluida en el grupo de los 28 países pioneros en proyectos para la formación de capital humano, que son programas requeridos para preparar a la población para el futuro, lo que le genera mayor vulnerabilidad. Es importante señalar que el grupo del Banco Mundial ha logrado establecer la existencia de una relación directa o correlación entre aspectos como la salud y la educación con el crecimiento económico. Lo que para el caso de Guatemala permite obtener una conclusión en el sentido de que esa correlación no existe. O sea que para el sector económico no es prioritario la formación un buen recurso humano sano y educado.

Las resultados del actual gobierno comparados con las cifras anteriores son similares a las de hace veinte años. Se siguen muriendo niños por hambre y por desnutrición grave. Por año las cifras son iguales o van en aumento.  Esto significa que es muy poco lo que se ha hecho. No hay ningún avance en las medidas gubernamentales. Puede decirse que este no es un gobierno que tiene la voluntad, decisión política y vocación de resolver esta catástrofe. Pareciera que vivimos de la caridad de instituciones internacionales y no de las políticas públicas que son responsabilidad de cada gobierno y de sus gobernantes. El balance por las cifras que se muestran es muy negativo. Para este país la educación, la alimentación y la salud de la población no son la prioridad. De continuar así el peligro será nuestra ruta para los próximos años y décadas.

Fuente del  artículo: http://elsiglo.com.gt/2018/11/05/resiliencia-alimentaria-en-guatemala-o-vivir-en-peligro/

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