Alegan que el movimiento no encuentra resonancia entre los padres pobres y miembros de minorías de Miami-Dade
La maestra de secundaria del Condado Miami-Dade viaja por todo el país hablando en contra de la influencia corporativa en la educación y de usar los resultados de los exámenes para clasificar a estudiantes y maestros. La respuesta, afirman tanto ella como otros miembros del movimiento Opt Out (“Opta por no hacerlo”), es negarse rotundamente a tomar esos exámenes.
“La cultura que existe está totalmente dominada por los exámenes”, dijo. “Cada vez más niños inocentes están siendo acuñados como fracasos al comienzo mismo de su desarrollo”.
En todo el país, miles de padres y estudiantes han hecho caso a su llamado. En Nueva York, en la primavera del año pasado, más del 20 por ciento de estudiantes optaron por no tomar los exámenes estatales.
CREO QUE MUCHOS PADRES TEMEN LAS REPRESALIAS. ESTOY SEGURA DE QUE TODO EL MUNDO SE PREOCUPA DE CÓMO VAN A SER TRATADOS SUS HIJOS CUANDO UNO SE PONE FIRME Y EXIGE SUS DERECHOS. ELLOS NO QUIEREN QUE UNO LO HAGA. ELLOS QUIEREN QUE TE QUEDES SENTADITO Y CALLADITO Y HAGAS LO QUE TE DICEN
Bárbara García, madre de una alumna
Pero más cerca de su propio terreno, Smith y sus colegas de Opt Out no han adelantado mucho. Aunque no está claro cuántos estudiantes en Miami-Dade están negándose a tomar los exámenes, todo el mundo está de acuerdo en que no son muchos.
“No somos suficientes aquí”, dijo Richard Ocampo, maestro de estudios sociales de Miami-Dade que ha ayudado a crear un movimiento de base para apoyar su causa.
Cifras estatales sugieren que menos del 1 por ciento de los estudiantes rechazaron los exámenes estatales el año pasado. Ahora que las escuelas están en plena temporada de exámenes, está por verse cuántos optarán por no tomarlos este año.
Gisela Feild, directora de exámenes de las escuelas de Miami-Dade, dijo que su departamento ha recibido menos de una docena de solicitudes de padres que optan por que sus hijos no tomen los exámenes… en un distrito de 350,000 estudiantes.
Todo el mundo está bajo presión para mantener esas cifras bajas.
Los departamentos de educación estatales son obligados por el gobierno federal a examinar a la mayoría de los estudiantes, o de los contrario se arriesgan a no recibir fondos. La Florida tiene además una reputación política que proteger, ya que ha hecho delos exámenes como centro del sistema su política distintiva de educación.
Los distritos escolares enfrentan a su vez la presión del estado, pues también podrían perder millones de dólares en fondos. Los directores de escuelas tienen sus evaluaciones estatales que proteger, y, con ellas, la percepción pública de que las escuelas están prosperando.
350,000estudiantes tiene en Distrito Escolar de Miami-Dade
Incluso los sindicatos de maestros en Florida afirman que se sienten presionados, ya que la certificación de los maestros se ve amenazada por “tendencias caprichosas de optar por no tomar los exámenes”.
En última instancia, todo eso depende de los padres, maestros y estudiantes a la cabeza del pequeño pero agresivo esfuerzo en la Florida por salirse de los exámenes.
“Los exámenes no tienen propósito educativo alguno”, dijo Sandy Stenoff, quien ayuda a dirigir Opt Out Florida Network, organización estatal radicada en el área de Orlando. “Queremos que se eliminen los exámenes como centro del sistema”.
Otras personas alegan que el movimiento no encuentra resonancia entre los padres pobres y miembros de minorías de Miami-Dade, quienes forman la mayoría del distrito. De hecho, el movimiento Opt Out ha sido criticado en Twitter por ser “demasiado blanco” y los grupos de derechos civiles han defendido los exámenes como un modo de responsabilizar a las escuelas por traicionar a los niños de color.
Smith, quien es también una veterana de las campañas por los derechos civiles, dijo que los activistas tendrán que aprender a atraer a las personas que hablan español y creole, los indocumentados y todos aquellos provenientes de culturas que confían ciegamente en las escuelas.
“Ellos no van a tomar posiciones de activismo fuertes, porque ellos están tratando de mantenerse invisibles”, dijo. “Es difícil para ellos”.
Los partidarios de Opt Out se unen a la causa por numerosas razones, desde preocupaciones por los datos de los estudiantes y su privacidad hasta preocupaciones sobre la influencia corporativa en la educación pública. Pero, en general, ellos están de acuerdo en una cosa: no todos los exámenes son malos. Lo que ellos rechazan es el hecho de que sean el centro del sistema, y las consecuencias extremadamente graves que se derivan de aprobar o fallar.
Florida ha sido una pionera en usar los exámenes como centro del sistema, usándolos para negar certificaciones, dar aumentos de sueldo a los maestros y evaluar a las escuelas.
“Eso no es una medida de nada. Y entonces estamos soltándoles eso encima a niños de tercer grado, diciéndoles: ‘Eres responsable de la evaluación de tu escuela. Eres responsable del valor de nuestras propiedades”, dijo Stenoff’’”, dijo. “Eso es una locura. Eso no tiene nada que ver con la educación de los niños en ese punto”.
Pero boicotear los exámenes es complicado.
Las leyes de la Florida estipulan que la “participación” en los exámenes es obligatoria. Pam Stewart, la máxima funcionaria estatal de educación, ha insistido en que las leyes de la Florida no permiten que los estudiantes rechacen exámenes.
No obstante, los partidarios de Opt Out interpretan “participación” de un modo muy distinto.
Llegado el día del examen, los padres dicen a sus hijos que escriban sus nombres en el examen, o que se firmen si el examen es computarizado. No respondan ninguna pregunta, y envíenlo. De ese modo, afirman los partidarios de Opt Out, el estudiante ha participado en el examen sin tener que tomarlo.
“Ellos pueden seguir diciendo ‘No se puede rechazar los exámenes’. Pero llevamos años haciendo esto, y los niños están muy bien”, dijo Stenoff.
La comisionada de educación ha llegado a comparar los exámenes con el requisito de que todos los niños sean vacunados, según notas del departamento dadas a conocer luego que Stewart hizo una llamada en conferencia con los superintendentes escolares en febrero.
“Tengo la firme creencia de que los estudiantes que no quieren tomar los exámenes no deben estudiar en escuelas públicas”, dijo, según las notas. “A nivel estatal, las evaluaciones estandarizadas son parte del requisito de ir a la escuela, lo mismo que los archivos de vacunación. Ese es nuestro mensaje, y lo que les enviamos para compartir con sus trabajadores”.
Podría haber muchas cosas en juego en los estados donde el movimiento Opt Out es fuerte. El pasado invierno, el Departamento de Educación de EEUU envió cartas a más de una docena de estados donde la participación en los exámenes estuvo por debajo del límite requerido de 95 por ciento, advirtiéndoles que se les podrían retirar los fondos federales. Los partidarios de Opt Out señalan que, a pesar de lo siniestro de la amenaza, no se han tomado sanciones contra los estados.
Con un mensaje muy claro de parte de los gobiernos federal y estatales, los distritos escolares individuales y las escuelas están tratando de encontrar un modo de lidiar con los estudiantes que están optando por no tomar los exámenes. El resultado es un mosaico de medidas que varían de un distrito a otro y de una escuela a otra.
Bárbara García dijo que había tratado de hacer que su hija optara por no tomar los exámenes el año pasado. Ella envió una carta a la escuela, Norman S. Edelcup/Sunny Isles K-8, para notificar al director.
LAS LEYES DE LA FLORIDA ESTIPULAN QUE LA “PARTICIPACIÓN” EN LOS EXÁMENES ES OBLIGATORIA
La respuesta, dijo García, fue rápida y enérgica: una reunión en la escuela y una carta del director que rezaba: “ningún estudiante o padre puede ‘optar por no tomar’ los exámenes estatales”.
“Ellos me intimidaron para hacerme creer que no podía hacerlo”, dijo García.
Dada su experiencia, García dijo que no le asombra que los padres se muestran renuentes a rehusar los exámenes.
“Creo que muchos padres temen las represalias”, dijo. “Estoy segura de que todo el mundo se preocupa de cómo van a ser tratados sus hijos cuando uno se pone firme y exige sus derechos. Ellos no quieren que uno lo haga. Ellos quieren que te quedes sentadito y calladito y hagas lo que te dicen”.
Feild, quien está a cargo de los exámenes en las escuelas de Miami-Dade, dijo que el distrito no da instrucciones a los directores de escuela y de exámenes para que presionen a los padres. El distrito maneja la situación con mucho cuidado.
“No quiero decir que estamos presionando a la gente”, dijo Feild. “Miami-Dade no quiere entrar en toda esa política de optar por no tomar exámenes. Nos atendremos a la ley”.
Lo mismo que los estados, los distritos escolares podrían perder millones de dólares en fondos si suficientes estudiantes optan por no tomar exámenes. En la Florida, las escuelas tienen que examinar un cierto porcentaje de estudiantes para conseguir una evaluación que otorga el estado, y el dinero que puede venir con ella. Miami-Dade recibió el año pasado más de $17 millones el año en fondos de “reconocimiento escolar”.
Los partidarios de Opt Out afirman que se necesitará la ayuda de los sindicatos de maestros para hacer crecer de verdad el movimiento en la Florida. Ellos señalan otros estados donde los sindicatos han recaudado fondos para una campaña de apoyo a Opt Out.
“Los maestros enfrentan muchas restricciones en cuanto a lo que pueden decir y lo que no. Ellos tienen realmente las manos atadas. El sindicato puede determinar muchas cosas”, dijo Stenoff.