Rezago Educativo: Avances y retrocesos

El país requiere definiciones claras sobre los contenidos de las políticas públicas en rezago educativo

Una definición generalmente aceptada acerca de los procesos de rezago educativo es la siguiente: Población de 15 años o mayor de esa edad que no ha concluido la educación básica o que no ha participado en ningún programa educativo, tanto no formal como formal. Ello significa que el universo poblacional del rezago educativo abarca tanto a ciudadanas y ciudadanos analfabetas como a quienes no han terminado sus estudios de primaria o secundaria.

El rezago educativo como una de las caras de la desigualdad social, educativa y cultural

En febrero de 2018 el Mtro. Otto Granados Roldán, en ese momento titular de la SEP, informó que durante el cierre del sexenio (para noviembre de 2018), México alcanzaría la “alfabetización plena”, de acuerdo con los estándares internacionales que establece la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (“UNESCO” por sus siglas en inglés). Eso significa que nuestro país alcanzaría un porcentaje menor al 4 por ciento de su población en condición de analfabetismo. (1)

Al realizar una consulta reciente de datos sobre ese campo (analfabetismo en México, 2023), encontré que los datos disponibles no reflejan exactamente un avance, sino un retroceso. A esos trayectos de avance y reversa se refiere el presente texto.

Todo parece indicar que las acciones del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) se detuvieron o tuvieron problemas pues, en números absolutos, para el 2019 se estimó que habría 3.9 millones de personas analfabetas, mientras que el dato del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) a través del Censo del 2020, el total fue de 4.45 millones, es decir, 550 mil más personas en esa condición.

¿Qué pasó? De acuerdo con las estimaciones del INEA, al cierre de diciembre del 2018, se estimó que el 4 por ciento de quienes tenían 15 años o más en el país, no sabían leer ni escribir un recado. Para el cierre del 2019 la estimación del propio Instituto fue de 3.8% del grupo de población señalado. Sin embargo, para el año 2020, el INEGI estima que el porcentaje de quienes son mayores de 15 años y más, y que no saben leer ni escribir, es de 4.7 por ciento.

Según una nota de La Jornada, publicada en 2018 y escrita por Carolina Gómez Mena, el secretario Granados Roldán indicó que: “…estamos solamente a cuatro décimas de lograr la tasa del 4 por ciento, a partir del cual se considera, de acuerdo a los estándares de la UNESCO, se podría considerar a México, de alcanzar esa meta, como un país libre de analfabetismo o plenamente alfabetizado…”.

El titular de la SEP en 2018, antes de que iniciara el gobierno de AMLO, indicó que el analfabetismo en nuestro país disminuyó: “del 6.1% (5.1 millones de personas) que se tenía en el 2012, a 4.4% en 2017, lo que representa menos de 4 millones de personas, de 15 años o más, analfabetas. De continuar la tendencia, es posible que al final de ese gobierno –decía Granados- el indicador termine por abajo del 4% lo que, de acuerdo con los estándares internacionales (ver por ejemplo el documento “Education for all: literacy for life” de la UNESCO) podría significar que México alcance la plena alfabetización”, (SDP Noticias, 6 de enero, 2018).

¿Cuáles son las cifras del INEGI acerca de este fenómeno del analfabetismo? “En México, en 45 años el porcentaje de personas analfabetas de 15 y más años bajó de 25.8 en 1970 a 5.5% en 2015, lo cual representa a 4 millones 749 mil 57 personas que no saben leer ni escribir.” Además, dice el INEGI, se confirma la distribución de analfabetas, por género, que se ha venido dando desde hace más de 25 años: “De acuerdo con la Encuesta Intercensal 2015, 4 de cada 100 hombres y 6 de cada 100 mujeres de 15 años y más no saben leer ni escribir.” (2)

Por otra parte, según una nota de Excélsior publicada en 2016 y firmada por Mario Luis Fuentes, en México hay “4.43 millones de personas que, teniendo más de 15 años de edad, no saben leer ni escribir un recado, es decir, personas en condición de analfabetismo.” (3)

Otros datos retomados por Excélsior acerca de la distribución por entidades federativas, indican que “…en Chiapas 14.3 por ciento de las personas mayores de 15 años son analfabetas, es decir, un total de 514 mil personas que no saben leer ni escribir, lo que la ubica como la entidad con el peor indicador en la materia. En segundo lugar se ubica el estado de Guerrero, en donde 12.5 por ciento de ese mismo rango de edad son analfabetas, es decir, 309 mil 332 personas. En tercer sitio se encuentra el estado de Oaxaca, donde 12.3 por ciento de los mayores de 15 años no saben leer ni escribir, dato que en números absolutos significa un total de 347 mil 295 personas.

Tales cifras permiten visualizar que sólo en estas tres entidades se ubica 26 por ciento de la población analfabeta total del país, pues en su conjunto suman 1.17 millones de los 4.43 millones de personas mayores de 15 años en esta condición.”

“En cuarto sitio se encuentra el estado de Veracruz, donde 8.7 por ciento de la población mayor de 15 años es analfabeta, 516 mil 468 personas; mientras que en Puebla, 7.7 por ciento del grupo de población señalado no sabe leer ni escribir, es decir, una cifra de 337 mil 426 personas en la condición señalada. Como puede observarse, al sumar estas cifras se tiene un total de 2.025 millones de personas analfabetas en las entidades mencionadas, dato que equivale a 45.7% del total nacional.”, (misma nota de Excélsior, 2016).

Analfabetismo por edad: El mayor porcentaje de población analfabeta se encuentra entre las personas de 75 años y más de edad (26%): INEGI

El INEGI, sin embargo, señala que existen discrepancias entre los datos que proporcionan las instituciones responsables de informar sobre este rubro: “Cabe aclarar que, por alguna razón, existe una divergencia entre la información que sobre el analfabetismo ofrecen los censos de población y el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA). Según los primeros, en la década que va del 2000 al 2010, el número de analfabetos bajó en 548 426 personas; el INEA, por su parte, reporta haber atendido durante ese lapso a 3 millones 850 mil 521 personas en sus programas de alfabetización, de los cuales un millón 403 mil 316 se graduaron, es decir, menciona haber alfabetizado casi tres veces más personas que las que los censos registran. La diferencia es más que evidente y no hay una explicación técnica plausible de la discrepancia.” (4)

En resumen, contamos con datos duros e información estadística sobre el analfabetismo de tres instituciones públicas: La Secretaría de Educación Pública (SEP), el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) y el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). ¿Qué dice al respecto la representación de la UNESCO en México? ¿Qué datos tiene el organismo autónomo especializado en evaluación educativa (INEE)? ¿Qué información maneja el Banco Mundial, y otros organismos internacionales, como la OCDE sobre los índices de analfabetismo en nuestro país? ¿Realmente estamos en el umbral de la “alfabetización plena” en México? ¿Estaría dispuesta la SEP a llevar a cabo una auditoría de organismos internacionales para determinar si se levanta, como signo de victoria o no, la “bandera blanca” del analfabetismo en nuestra nación?

Datos recientes sobre educación secundaria: Los datos del censo 2020 (INEGI) muestran que había 16.6 millones de personas de 15 años y más que no habían concluido los estudios de educación secundaria, lo cual representa el 16.6% del total en ese segmento de edad en todo el país.

Población mayor de 15 años que no ha concluido los estudios de primaria: Al cierre del 2019, el INEA estimó que había 8.9 millones de personas en el grupo de edad con esa característica, es decir, el 9.5% de los 93.31 millones de personas mayores de 15 años que había en el país.

Existe la necesidad, en conclusión, de unificar o mostrar claridad en la definición de criterios, métodos e instrumentos para evaluar el estado actual del rezago educativo en México, a efecto de contar con evaluaciones e información completa y menos contradictoria. Por otra parte, el país requiere definiciones sobre los contenidos de las políticas públicas puestas en operación para combatir este fenómeno social adverso del rezago educativo. Programas, proyectos, acciones, recursos y precisión en las prioridades son aspectos que demanda la nación para atender y superar este importante problema de desigualdad social, educativa y cultural.

*Con información originalmente escrita por el autor y publicada en un texto denominado: “Alfabetización en México: Los datos duros”, SDP Noticias.com, 2 de febrero, 2018.

(1) El anuncio se dio a conocer durante la firma de convenio entre las secretarías de Educación Pública, de Desarrollo Social (Sedesol) y del Sistema Nacional DIF (SNDIF) para acreditar el primer grado de preescolar a los niños inscritos en las Estancias Infantiles de Sedesol.

http://www.jornada.com.mx/ultimas/2018/02/01/al-terminar-sexenio-mexico-estara-libre-de-analfabetismo-sep-5661.html

(2) http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/analfabeta.aspx?tema=P

(3) Excélsior, 6 de septiembre, 2016.

http://www.excelsior.com.mx/nacional/2016/09/06/1115213

(4) INEGI. (2012) Analfabetismo en México, una deuda social.

Fuente de la información:  https://revistaaula.com/

Comparte este contenido:

Entrevista a José Luis Pazos: “Hemos retrocedido 40 años en la educación de este país”

30 Julio 2017/Fuente:eldiariodelaeducacion /Autor: Daniel Sánchez Caballero

José Luis Pazos acaba de dejar la presidencia de CEAPA y de la FAPA Giner de los Ríos después de 16 años en el movimiento asociativo de familias. Hace balance de estos años, y recuerda que «la Marea Verde nació de un sentimiento colectivo, no tiene copyright»

osé Luis Pazos (Madrid, 1965) acaba de cerrar 16 años en el movimiento asociativo familiar en el sector educativo, los últimos de ellos al frente de la Confederación Española de Padres y Madres del Alumnado (Ceapa). La presidencia de Pazos se ha caracterizado por su estilo directo, combativo, pero buscando consensos. Este periodo ha cambiado su vida, según admite. En el balance quedan algún logros, pero quizá un regusto amargo de ver cómo en conjunto, dice, la educación ha retrocedido 40 años.

¿Qué balance hace de este periodo?

Para mí han sido muy positivo. Si hay que poner las cosas en una balanza, lo claramente negativo ha sido muy minoritario. A nivel personal ha sido una experiencia brutal para una persona como yo, que venía de su trabajo y su familia y no sabía lo que era una asociación ni había militado ni milito en partidos o sindicatos. La política, las relaciones de las organizaciones sociales con la política, cómo se hace Política Educativa en mayúsculas, fuera del partidismo de otras organizaciones y espacios, era algo desconocido, pero la travesía ha merecido la pena con seguridad.

¿Qué ha aprendido de su paso por el mundo asociativo y educativo?

En educación lo he aprendido todo. No sabía nada, empecé de cero. En cuanto a la posibilidad de llegar a acuerdos -soy una persona que tiende a buscar los consensos-, he aprendido que, a veces, en el otro lado, aunque esté ideológicamente muy alejado o en el punto opuesto siempre hay una parte de verdad en el argumento que se expone.

En educación ocurre mucho que se sostiene un argumento y el contrario para defender exactamente lo mismo. ¿No hay certezas?

Parto de la premisa de que la verdad absoluta no existe, como mucho es la aproximación de varias versiones. Cada uno cuenta la historia dependiendo del cristal con el que forja su mirada. Y en las miradas de los demás hay bastante verdad también. Lo que hay que hacer es ver si su verdad y la tuya pueden coincidir y se puede sacar algo positivo. Si partes de esa premisa y te planteas trabajar desde esa óptica, habitualmente consigues bastante con personas que están bastante alejadas.

Igual es una impresión errónea mía, pero pese a que lo dice de dialogar, etc. me da la sensación de que en este periodo ha habido pocos acuerdos.

No los ha habido, pero es verdad que el momento es bastante complejo y los éxitos de las organizaciones de padres y madres son éxitos pequeños que se van sumando día a día. Hemos conseguido cosas que hace 16 años, cuando yo empecé en esto, estaban por construir. Recuerdo, por ejemplo, que en Madrid, en la legislatura anterior, el presidente Ignacio González negaba que hubiera niños que pasasen hambre en las aulas y rechazaba la posibilidad de abrir centros educativos. A día de hoy hay centros abiertos y un presupuesto anual asociado a esto. Ese un ejemplo entre muchos. Si en la Comunidad de Madrid se empezó a trabajar el bilingüismo en la FP fue por una propuesta de nuestra organización que inicialmente la administración rechazó. Son cosas. En el ámbito estatal, sin el trabajo diario que se ha hecho en los últimos años en defensa de la educación pública y en contra de la LOMCE, esta no estaría a punto de desaparecer.

Menciona algunos avances. ¿Han pesado más los retrocesos en forma de recortes, etc. o los éxitos?

Han pesado más los recortes y la involución educativa. El cambio sustancial que tuvimos hace cinco años, cuando arrancó el periodo del ministro Wert y todo lo que ha venido asociado a su época y ahora mantenemos, ha sido demoledor. Hemos retrocedido en algunas cosas 40 años la educación de este país, y los resultados es muy probable que no se vean hasta dentro de varios años, pero algunos indicadores alarmantes ya estamos viendo. Es bastante generalizado ver cómo el número de chicos que no han superado las materias en el Bachillerato se han disparado con relación al anterior por culpa de un currículum y un enfoque absolutamente equivocado que dejará a muchos en la cuneta. Los recortes se han llamado así, pero algunos tenemos claro que es un plan premeditado para empobrecer a la sociedad de forma generalizada, se han llevado por delante derechos y nos han convertido en consumidores en muchos terrenos. Hay una generación que lo está pasando muy mal en las aulas y buena parte de ellos lo van a pasar muy mal en su vida por culpa de esta segregación social.

“Es un plan premeditado”. La acusación no es nueva, pero es dura.

La mantengo. Esto no es un azar de la casualidad, que de repente los mercados decidieron que las cosas no iban bien y entramos en una espiral frenética. Las medidas que se han tomado en nuestro país y otros que han retrocedido socialmente son del mismo cuño. No hay más que ver lo que pasó en América Latina hace 10-15 años y cómo se ha repetido aquí miméticamente todo el proceso. Es una clara estrategia de empobrecimiento. Otros países, como Portugal, aplicaron recetas totalmente distintas y los resultados son otros, pero el contexto internacional es el mismo. En nuestras comunidades autónomas hay chicos que siguen teniendo los libros de texto gratis, por ejemplo, y en otras hace años que no tenemos ninguna ayuda. Eso son prioridades políticas, y las prioridades se ven en los presupuestos, a qué dedica el dinero uno y a qué lo dedica otro. Si no podemos dedicar -como decía el otro día el Ministerio de Educación- 330 millones de euros para, vía libros de texto, que la educación sea realmente gratuita y cumplir el mandato constitucional del artículo 27, pero podemos regalarle 60.000 millones de euros a los bancos para no ver ni un solo euro de vuelta, está clara la prioridad. No es que no haya dinero, es que se invierte en lo que uno quiere.

¿Hay gente que no está estudiando porque no se lo puede permitir?

Con seguridad. Hay familias que nos están diciendo que tienen que volver a la dinámica de pensar cuál de sus hijos tiene más opciones de sacarse los estudios universitarios y el resto se queda sin ellos. Hemos vuelto a la sociedad de hace 40 años, cuando el mayor iba a estudiar y el resto no. La clase media ha desaparecido en buena medida, las ayudas a las familias han desparecido, la política de familia en este país todavía se la está esperando. Hay muchas familias que no se lo pueden ni plantear. Si en una casa entran mil euros al mes, si es que llega, y las matrículas cuestan 1.800, es imposible que se lo plantee. El Ministerio dice: “La primera matrícula te la abono por tu situación económica”, pero como luego estamos en una situación de exigencia exagerada que lleva a muchos alumnos a segundas, terceras o cuartas matrículas, ahí ya no hay beca. Una familia dice: “No empieces, porque a nada que suspendas una no la voy a poder pagar”. Y es probable que la tenga que repetir, porque esa familia necesita que su hijo trabaje para que haya ingresos en casa. Es un círculo vicioso.

¿Estamos en un momento en el que la sociedad está un poco parada? Parece que se celebran como éxito que no pasen cosas (las reválidas), no que se mejoren.

No solo nos conformamos, sino que además tenemos que explicarlo así. En muchos casos, las personas que nos hemos movilizado estos años de atrás están, algunas, decepcionadas porque no han visto grandes éxitos a costa de un gobierno que posiblemente no tenía que haber terminado la primera legislatura, pero que lleva cinco años y medio gobernando, destrozando la vida de muchos ciudadanos. Hay que explicarles las cosas en cuanto a lo que consigues frenar. Solo con el discurso de lo que consigues avanzar no vale.

¿Cuál diría que es el mayor logro que ha conseguido el movimiento asociativo en estos años?

Pondría en valor un acuerdo que tuvimos en el seno del Consejo Escolar del Estado, a propuesta nuestra, que fue una resolución que se aprobó por toda la Comisión Permanente con la única abstención de la CEOE. Estábamos sacando una resolución sobre la gratuidad de los libros de texto, sobre su mantenimiento y no cambio, sobre el cambio de modelo hacia la entrada de las nuevas tecnologías en las aulas. La abstención de la CEOE vale su peso en oro, porque representa a las editoriales, y sabíamos que era complicado. Creo que esos escenarios de consenso deberían promoverse más. Hay organizaciones que siempre estamos dispuestos a favorecer el consenso en favor del bien común. Me quedo con logros en los que el consenso ha estado presente. Es cierto que no se ha conseguido la gratuidad real hoy, pero si se sigue trabajando y apoyándose en ese acuerdo, tarde o temprano estará presente.

Resulta una elección curiosa, si se tiene en cuenta que las resoluciones del Consejo Escolar son más simbólicas que realmente efectivas.

Pero los mensajes y los símbolos son muy importantes. Otro de los hitos que he vivido estos años de atrás, cuando llevábamos muchas huelgas, muchas concentraciones, sobre todo en Madrid, fue la generación, por casualidad, de lo que después se vino a denominar Marea Verde. En un consejo de plataformas, convocado por la plataforma regional, varias personas -cinco en concreto, entre ellas estaba yo- nos hicimos una foto para un medio de comunicación, el salón de plenos estaba lleno y el fotógrafo nos bautizó y nos dijo: “La Marea Verde se ha puesto en marcha”. Llevábamos las camisetas ese día en defensa de una profesora que había sido represaliada por negarse a hacer las pruebas externas en un centro. A partir de ahí surgió un sentimiento, porque la marea verde no es nada más que un sentimiento colectivo, no tiene copyright. Fuimos precursores del resto de las mareas. Los logros colectivos deben priorizarse sobre los individuales, por eso he elegido ese logro.

Fuente de la entrevista: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/07/06/hemos-retrocedido-40-anos-en-la-educacion-de-este-pais/

Fuente de la imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/wp-content/uploads/2017/07/pazos_2-768×545.jp

Comparte este contenido: