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La educación sexual perpetúa el tabú del placer femenino en Europa

Redacción: Euro News

Hoy, en el Día Mundial de la Población, la salud reproductiva centra el debate público. Los derechos reproductivos en Europa han avanzado notablemente en las últimas décadas en algunos de sus aspectos clave, principalmente en la planificación familiar de parejas e individuos, la facilidad de acceso a métodos anticonceptivos y la libertad reproductiva, sin coerción, ni violencia.

Sin embargo, la información sobre sexo y salud reproductiva tiene mucho camino por recorrer. En gran parte de Europa, la educación sexual todavía no es una materia presente de manera obligatoria en los planes de estudios de los colegios públicos.

En otros países, su elección es optativa o está incorporada dentro del temario de otras asignaturas, como educación para la vida familiar, biología o estudios humanos. Este es el caso de Bulgaria, donde impartir educación sexual no es obligatorio pero, sin embargo, afrontan una de las tasas de embarazo de jóvenes de entre 15 y 19 años más altas de toda Europa.

La ausencia del placer

Sin embargo, el placer sexual es uno de los grandes ausentes en los temarios de educación sexual. En los 21 países analizados por el último estudio de la Federación Internacional de la Planificación Familiar (IPPF) ninguno de ellos se incluía como una parte sustancial del temario. Por el contrario, el placer se explicaba de forma breve o en países como en Austria, Bosnia, Bulgaria, la República Checa, Macedonia del Norte o Letonia, ni si quiera se mencionaba.

Los temas más recurrentes en el temario de estas asignaturas son el embarazo y el parto, los métodos anticonceptivos, el VIH, aspectos biológicos y la conciencia sobre el propio cuerpo.

El problema de la educación sexual es que se enfoca en prevención negativa y no resaltamos aquello positivo del sexo, como las relaciones saludables”, explica Raquel Graña sexóloga y youtuber española. “Cuánto más hablamos comportamientos negativos, más aparecen”, añade.

Según expertas como Graña, omitir el placer en las relaciones sexuales en la educación repercute principalmente en las mujeres. “El modelo normativo establecido por el patriarcado es el coitocentrista, que impone que se debe llegar al orgasmo a través de la penetración y, si no se consigue, es que algo está mal”, afirma la sexóloga.

Según un estudio sobre la frecuencia de orgasmos publicado en Archives of Sexual Behaviour, las mujeres heterosexuales solo llegan al clímax un 65% de las veces que mantienen relaciones sexuales.

Sin embargo, los hombres heterosexuales alcanzan el orgasmo en el 95% de los casos. La posible causa, según apuntan sexólogos como Raquel Graña, podría ser el “coitocentrismo”, la identificación de las relaciones sexuales con la penetración, relegando el otro tipo de prácticas sexuales a “preliminares” o complementarias.

En sus visitas a colegios, Graña afirma que ha conocido a muchos jóvenes que ni si quiera sabían el nombre de los genitales femeninos o que confundían conceptos como el de vagina, vulva y clítoris. La masturbación femenina, otra gran desconocida y ausente en la educación sexual europea.

“Estas adolescentes terminan siendo adultas, que tienen relaciones sexuales ‘reglamentarias’ y no van a explorarse o tocarse porque piensan que su cuerpo está roto”, explica Graña.

Por otra parte, la falta de educación sexual en los colegios y, en ciertos casos, la ausencia total de temas como el placer sexual, podría derivar en la búsqueda de otras fuentes de información, como Internet o la pornografía.

El 70% de los jóvenes afirma haber visto vídeos pornográficos en Internet y los adolescentes (hombres) comienzan a consumirlo de manera generalizada a partir de los 14 años. «Una vez pedí a niños de sexto de primaria (once años) que dibujasen el concepto de sexualidad. Uno de ellos dibujó un coito y una felación. Me dijo que lo había visto en Internet», explica Raquel Graña.

Otro de los peligros del uso del porno como fuente de «educación sexual» es la normalización de ciertos comportamientos violentos o a agresivos hacia las mujeres y su incorporación en las relaciones sexuales. Raquel Graña, como otros expertos, intentan enseñar los valores positivos de ver pornografía pero también la ponen en cuestión.

«Les llevo a la marioneta ‘Lola’, la vulva, a clase y les muestro como estimular a una mujer, aunque no les digo que haya una regla de oro, todas las mujeres son distintas», explica

Aunque la educación sexual avanza y Graña afirma que cada año observa más cambios en los colegios, la falta de unificación de un plan de estudios a nivel nacional impide que todos los niños españoles reciban la misma información. «Este año he visto a profesoras que sí explican en clase lo que es el clítoris, pero depende totalmente de cada profesor», concluye.

Los derechos reproductivos en el Día Mundial de la Población

El 11 de julio se celebra el Día Mundial de la Población, instaurado por la Organización de las Naciones Unidos (ONU) en 1989 para centrar la atención en la urgencia e importancia de las cuestiones relativas a la población.

Esta jornada surgió del “Día de los cinco mil millones”, el 11 de julio de 1987, año en el que se alcanzó una población mundial de 5 mil millones de habitantes, precisamente en el mes de julio.

Este año se recuerdan los asuntos debatidos en la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, en la que 179 países que reconocieron que la igualdad de género, la salud y los derechos reproductivos son esenciales para avanzar en el desarrollo de las sociedades.

El origen del concepto de derechos reproductivos, reconocidos por la ONU y la Organización Mundial de la Salud (OMS) apareció en la Conferencia de Teherán de 1968 y posteriormente incluyó la planificación familiar y la salud reproductiva dentro de su definición.

Estos garantizan a todas las parejas e individuos el derecho a decidir libre y responsablemente el número, cantidad y espaciado de sus hijos, es decir, garantizar el acceso a métodos anticonceptivos y la información necesaria sobre salud sexual.

Fuente: https://es.euronews.com/2019/07/11/la-educacion-sexual-perpetua-el-tabu-del-placer-femenino-en-europa

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Luis Rojas Marcos: “Hay que decir más ‘cuéntame’, ‘perdona’ y ‘te quiero”

El veterano psiquiatra confiesa que habla mucho solo y recomienda seguir su ejemplo para mantenerse cuerdo

Son las siete de una gélida tarde de primavera. Este señor que aparenta una década menos de sus 75 años lleva todo el día hablando de su libro y, con la excusa de que esta es su última entrevista y me ve llegar destemplada, me arrastra al bar del hotel Palace de Madrid para invitarme a un café y, de paso, regalarse un “cubalibre como está mandado» como premio de fin de jornada. Se lo sirve, solícito, su camarero, un profesional que, a base de atenderle en sus cuatro o cinco visitas anuales a España desde Nueva York, donde reside desde hace medio siglo, se ha convertido en un amigo. Barman y psiquiatra. Difícil encontrar dos oficios donde se escuche más al otro. Estoy de suerte.

Hablador. Me hablo mucho a mí mismo, a veces en voz alta, a veces en voz baja, pero me ayuda a gestionarme, a animarme, a ponerme límites. Hablarme es fundamental en mi día a día. Todos deberíamos hablar más solos.

¿No era eso cosa de locos?

Ese es el problema. Se ha estigmatizado. Los niños, desde los 2 o 3 años, se hablan a sí mismos, se animan, se acunan, se consuelan. Luego, nos da vergüenza, porque se identifica a la persona que habla sola con el enfermo que oye voces. Nos reprimimos, y es un gran error. Igual que nos enseñan a hablar, y a pedir las cosas por favor, deberían enseñarnos a hablar con nosotros mismos.

Hoy se ve a mucha gente hablando sola, pero al móvil.

Si están hablando con alguien, bien. Lo malo de la tecnología es cuando interfiere en tu capacidad de hablarte a ti mismo, o hablar con los demás, o tener relaciones reales: es un problema muy serio.

Canarias va a hacer obligatoria la educación emocional en los colegios. ¿Qué le parece la idea?

MEDIO SIGLO A LA ESCUCHA

Luis Rojas-Marcos (Sevilla, 75 años), adquirió notoriedad mundial como jefe de Salud Mental de Nueva York durante los atentados del 11-S. Ahora, quien lleva medio siglo escuchando al prójimo, presenta un libro defendiendo el valor terapéutico de hablar a los demás y a uno mismo. Y predica con el ejemplo.

Una maravilla. Ponerle palabras a lo que sientes. Hablar. Si tienes ganas de llorar, saber que eso se llama estar triste. Si tienes ganas de insultar a alguien, es estar enfadado. Es una educación muy útil para la vida y la salud de los niños, que luego serán adultos.

Le van a quitar el trabajo.

Has dado en el clavo. Pero no hacerlo sería antihumano. Esa sería una buena causa, buscar otro trabajo, con la satisfacción de haber podido ayudar al grupo.

O sea, que «charlatán» para usted no es ningún insulto.

Si te lo dicen como insulto, tendrán que explicártelo, porque, en general, las personas parlanchinas tienen mucha suerte de serlo.

¿Por qué?

Las personas extrovertidas, que hablan más, que conectan con los demás, están más satisfechas de su vida en general. La razón es sencilla: al conectar con los demás, tenemos relaciones afectivas, nos ayudamos, compartimos y nos apoyamos en situaciones difíciles, y también nos quejamos y pedimos ayuda si la necesitamos…

¿Las mujeres hablamos más o es una puyita de los hombres?

La mayoría de los estudios demuestran que las mujeres hablan de promedio 15.000 palabras más que los hombres. Y eso es porque tienen la parte del cerebro que controla el lenguaje más desarrollada. Y porque los padres les hablan más a las hijas que a los hijos, sobre todo de temas emocionales. Estoy convencido de que las mujeres viven más porque hablan más. Y las españolas, más.

Pero se nos dice que calladitas estamos más monas. ¿Cuándo hay que morderse la lengua?

Cuando vayamos a desbarrar. Cuando sabemos que lo que diremos va a crear un conflicto o a herir a alguien, mejor callarse.

¿Merece la pena insultar?

No. El insulto ataca la autoestima, la identidad y el valor de la persona. No aporta nada. Las palabras no se las lleva el viento.

Lleva medio siglo escuchando penas. ¿Son siempre las mismas?

Lo que nos pasa, lo que oigo en consulta es básicamente lo mismo. O miedo, o tristeza, o angustia, o necesidad de que nos orienten en un momento de la vida.

¿Y tenemos remedio?

Muchos, para empezar, hablar, contar lo que nos pasa. Hablar es fundamental para entender lo que nos pasa y pedir ayuda.

¿Qué palabras hay en su botiquín?

Para mí la palabra más importante, profesional y personalmente, es “cuéntame”, pero para eso, tienes que estar dispuesto a escuchar, y eso no siempre sucede. Otra es “perdona”: pedir perdón es fundamental, porque sin perdón no hay futuro en la vida.

¿Y si no perdonas?

Enfermas. El perdón es fundamental para sobrevivir. Para reinventarse. La víctima perpetua es una persona muy limitada por su herida abierta. El duelo no se puede eternizar. Pasar más de tres años de víctima no es saludable. Te encierra en el papel de traumatizado. Evita abrir otro capítulo de tu vida con ilusión, esperanza y creatividad.

¿El dolor nos alcanza a todos?

Sin excepción. Pérdidas, traumas, divorcios. Según los epidemiólogos tocamos a dos adversidades serias por persona y vida. Unos tienen 4; otros, 1. Pero las horas bajas nos llegan a todos.

En lo de las palabras mágicas se ha olvidado de “te quiero”.

Decir te quiero es fantástico, sobre todo si es verdad y tienes a alguien a quién decírselo. Lo decimos, pero lo decimos por dentro. Y es bueno verbalizarlo. Pero no solo al otro, sino a nosotros mismos. Decirte: “mira, Luis, te quiero mucho” es muy útil, sé que no se nos enseña de pequeños, pero yo lo recomiendo.

Fuente; https://elpais.com/sociedad/2019/04/26/actualidad/1556281200_834373.html?id_externo_rsoc=TW_CC

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Ansiedad: una crisis de salud pública

Por: .

Según el Instituto Nacional de Salud Mental, aproximadamente el 32 por ciento de los adolescentes tiene un trastorno de ansiedad, esto significa que, en un aula de 24 estudiantes, ocho de ellos sufrirán de ansiedad clínica.

Es importante comprender que la ansiedad es una reacción normal que puede ser provocada por muchos factores desencadenantes. Sin embargo, puede convertirse en un problema real, especialmente en los niños.

De acuerdo con la organización The WayAhead Anxiety, cada etapa de desarrollo infantil tiene diferentes temores y ansiedades, que se describen de la siguiente manera:

  • Siete meses a infante: miedos a extraños, a la separación, ruidos fuertes, animales y a máquinas grandes.

  • Infante a la infancia media: miedo a los animales o insectos, la oscuridad, la separación, los monstruos y otros seres sobrenaturales, como por ejemplo el trueno.

  • Infancia media a infancia tardía: miedo a la oscuridad, seres sobrenaturales, lesiones, miedo a las alturas, a perderse o atraparse, ser víctima de un delito, a los dentistas, médicos y miedo a morir.

  • Infancia tardía a la adolescencia temprana: los temores se centran en situaciones sociales, especialmente el rechazo por parte de otros, la vergüenza, las citas, las presentaciones orales, los exámenes, la muerte y las lesiones físicas.

La parte crítica es observar e identificar qué miedo puede provocar un ataque de ansiedad en el estudiante. Si interfiere con sus actividades diarias, la preocupación no es apropiada para su edad (como por ejemplo, un niño de diez años estresado porque no están sus padres). Si la angustia dura un tiempo inusualmente largo, puede ser un problema de ansiedad y el maestro debe buscar un experto.

¿Cómo pueden ayudar los docentes?

Tener emociones negativas es normal y los estudiantes necesitan aprender cómo sobrellevar y manejar estos sentimientos. La forma en que los docentes, y todos los adultos, reaccionan a estas emociones sirve de ejemplo para ellos, por lo que los educadores deben saber cómo reconocer y comprender las emociones del niño.

En primer lugar, cuando alguien está sufriendo un ataque de ansiedad, el profesor no deben descartarlo como algo tonto o decirle que deje de preocuparse. Para ellos, sus temores son muy reales, por lo que aceptarlos o validarlos puede tranquilizar al estudiante, especialmente en momentos estresantes como época de exámenes o presentaciones.

Otra forma de ayudar a los estudiantes es enseñándoles a nombrar diferentes emociones para que puedan identificar el origen de manera que puedan lidiar con sus emociones y obtener cierto control sobre ellas. Esto se puede lograr a través de juegos como las charadas o mostrándoles diferentes personajes de dibujos animados que representan emociones distintas y haciendo que las identifiquen y expliquen por qué el personaje puede sentirse así.

Pedirles que recuerden momentos específicos en los que se hayan sentido ansiosos puede ser realmente útil. ¿Es antes de una prueba o presentación en clase? Después de que recuerden lo que los puso nerviosos o preocupados, discute con ellos qué hicieron para superar ese momento y qué pueden hacer para ayudar a un compañero de clase que puede sentirse así.

Además, la ansiedad hace que las personas se sientan incómodas, angustiadas y alarmadas, por lo que enseñarles cómo reducir esos sentimientos puede ser muy enriquecedor para ellos. Las habilidades de relajación, como la respiración lenta y la relajación muscular, son habilidades que los niños pueden dominar y usar casi en cualquier momento.

Otra forma de ayudarlos es guiándolos a pensar a través de sus sentimientos negativos. Los estudiantes ansiosos a menudo piensan en el peor de los casos y buscarán el estímulo de un adulto para intentar justificar su miedo. Entonces, en lugar de darles una respuesta concreta, ayúdalos a pensar en lo que les preocupa.

Cuando las personas experimentan una situación de ansiedad, piensan emocionalmente, no lógicamente, por lo que otra forma de hacerlas sentir mejor es mediante la resolución de problemas. Esta habilidad les hace desarrollar una forma sistemática de abordar los problemas, para que aprendan a manejarlos. Pregúntales cuál es el problema, qué pueden hacer para manejarlo y qué pasaría si hicieran esas cosas. Pregúntales qué piensan que es lo peor que podría pasar, qué sucedió la última vez que pasaron por esto; ¿Qué saben ellos sobre la situación? Ayúdales a diferenciar entre un resultado realista y no realista.

Otra característica de los estudiantes ansiosos es el diálogo interno negativo porque tienden a pensar lo peor de sí mismos y de la situación. Los maestros deben alentar una conversación positiva con uno mismo o tener sesiones de lluvia de ideas en clase para pensar en formas en que pueden cambiar su propia conversación. Si alguien está pasando por un momento difícil, puede comenzar por pensar lo que puede decirle a otra persona. Haz que cambien: «No tengo remedio, sé que no puedo hacer esto», por cosas como: «Puedo hacer mi mejor esfuerzo».

Exponer gradualmente a los estudiantes a su miedo también puede ayudarlos realmente con su ansiedad. Por ejemplo, si la profesora nota que un estudiante tiene ansiedad antes de hablar en la clase, puede iniciar haciendo preguntas simples (de sí o no) hasta que el alumno se sienta más cómodo. Luego, cambia a preguntas abiertas o más complicadas, hasta que empiecen a sentirse más relajados cuando hablan en clase.

Más allá de las actividades en el aula o la enseñanza al alumno, los docentes también deben aprender a autorregularse en torno a personas ansiosas, principalmente para evitar las actitudes sobreprotectoras. Al «rescatar» al estudiante de situaciones estresantes, el estudiante recibe el mensaje equivocado: que el profesor no cree que pueda hacer frente por sí mismo a esa situación o que es peligroso y que, al estar ansioso, recibirá consuelo y protección. Por el contrario, si el maestro reacciona de manera enojada, el estudiante se irritará.

Una forma de controlar la reacción al enfrentarse a un estudiante ansioso es mediante la planificación, especialmente la planificación para ignorar un comportamiento indeseable, porque prestar demasiada atención puede reforzar este tipo de comportamiento. Los estudiantes pueden ver que, al sentirse estresados, pueden evitar las presentaciones en el aula o dejar impune el mal comportamiento y obtener consuelo, por lo que, al comenzar a ignorar lentamente, un estudiante ansioso fomentará la independencia.

La ansiedad clínica se está convirtiendo en una crisis de salud mental. Los docentes que aprenden cómo ayudar al estudiante a manejar su ansiedad y aprender a sobrellevar este tipo de situaciones pueden hacer realmente una diferencia. También el saber distinguir entre un estudiante “travieso” y uno ansioso. Además, es muy importante saber identificar cuando un problema se puede manejar en clase y cuándo se necesita un profesional, sobre todo cuando está interfiriendo con la vida académica del estudiante.

Fuente de artículo: https://observatorio.tec.mx/edu-news/ansiedad-una-crisis-de-salud-publica

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Eduard Punset sobre la inteligencia y el aprendizaje

Redacción: National Geographic

«El viaje más emocionante» es el título de este editorial de la revista especial «National Geographic Cerebro y Emociones» publicado en 2010 y en el que el famoso divulgador nos explicó por qué la ciencia se ha inmiscuido de un tiempo a esta parte en campos tan trascendentales como la salud mental, la educación o la vida empresarial de las personas.

De unos años a esta parte hemos empezado a reflexionar -y, en cierto modo, a inventar- la inteligencia emocional, la inteligencia social y el aprendizaje social y emocional. Se trata de tres conceptos que están ya siendo aplicados en campos tan trascendentales como la salud mental de las personas, los sistemas educativos y la vida corporativa.
Las 15 frases más inspiradoras de Eduard Punset

En primer lugar, por el hecho insólito de que la esperanza de vida se haya casi triplicado en los últimos 200 años. Los recién nacidos en este nuevo siglo dispondrán, en promedio, de 40 años de vida redundante en términos biológicos. Una vez cumplidos los cometidos evolutivos como el de perpetuar la especie, nos siguen quedando a los humanos varias décadas para plantearnos misiones, objetivos y procesos que hace sólo unos años no nos hubiéramos podido ni siquiera imaginar. Por primera vez en la historia, la gente puede sustituir la vieja e inconclusa pregunta de si hay vida después de la muerte por la constatación de que hay vida antes de la muerte, que merece la pena vivirla.

Por primera vez en la historia podemos cambiar la pregunta de si hay vida después de la muerte por la constatación de que hay vida antes de la muerte y que merece la pena vivirla

El Segundo factor responsable de este cambio radica en la revolución tecnológica, que está permitiendo medir por primera vez los procesos internos como el estrés, la actividad cerebral y hasta la propia capacidad de aprender e imaginar. Las técnicas, basadas la mayoría de ellas en las resonancias magnéticas funcionales, han permitido a los científicos diferenciar los papeles desempeñados por el entorno y por la genética, y calibrar el impacto mental del aprendizaje o, simplemente, del paso del tiempo en el entramado neuronal. Esta entrada en tromba de la ciencia en la gestión de las emociones representará un alivio insospechado para la gente. A eso me refiero cuando hablo de la irrupción de la ciencia en la cultura popular.

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Chile: ¿Están sufriendo nuestros estudiantes universitarios?

Redacción: El Dinamo

En el último tiempo, el tema de la salud mental de los estudiantes universitarios ha adquirido una visibilidad notoria a través de diversas columnas de opinión, reportajes, manifestaciones de estudiantes, y un abordaje aún muy incipiente en el Parlamento. Como académicos de la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, nos sentimos comprometidos con este problema y con avanzar hacia una solución.

Las posiciones frecuentemente representadas en los medios normalizan el estrés de los universitarios, asociándolo al rendimiento académico, y avanzando en la idea de que, por alguna razón, los estudiantes de hoy no estarían preparados para enfrentar las demandas propias del periodo universitario. En este contexto, se alude frecuentemente a categorías generacionales (por ejemplo, los “Millenials” o la “Generación Z”). Para esta posición, la universidad siempre ha sido demandante, y las nuevas generaciones serían menos resistentes a las presiones propias de la educación superior.

En este marco, el problema no es la demanda por rendimiento académico dirigida por las casas de estudio a los universitarios; la cual es y siempre ha sido una constante. El problema lo tienen las y los estudiantes. Incluso, se desliza la idea que esta generación se dedica más a disfrutar que a desplegar habilidades por el trabajo.

Otras voces denuncian la excesiva carga académica a la que objetivamente estarían expuestos los estudiantes universitarios, exigiendo modificaciones sustantivas. Desde este punto de vista, la exigencia académica se ha incrementado en el marco de modelos pedagógicos anticuados, e incluso obsoletos, cargados de un contenido que, al momento de ser impartidos, han caducado; enfrentando a los estudiantes con un futuro laboral incierto, que demanda habilidades que no son sistemáticamente impartidas por las casas de estudio.

Desde esta posición, el problema no son los estudiantes, sino la exigencia académica excesiva a la cual están sometidos y la posible desconexión entre lo que se enseña en la academia y las habilidades efectivamente demandadas por el mercado laboral actual.

Otro punto de vista indica que los problemas “siempre han existido”, pero que la salud mental ocupa un lugar diferente en el discurso social actual, con lo cual, por primera vez, los estudiantes universitarios se sienten autorizados para plantear sus demandas en este sentido. Nada ha cambiado en la universidad, excepto la posibilidad de visibilizar el tema de la salud mental.

Las escasas investigaciones científicas se han enmarcado una discusión que, probablemente, ha demorado demasiado en llegar. Un estudio reciente, que ha tenido bastante cobertura en los medios, indica que un 44% de los estudiantes universitarios chilenos ha recibido tratamiento psicológico; que un 46% presenta síntomas de depresión; y que más de la mitad sufre estrés (Primera Encuesta de Salud mental Universitaria).

Un segundo estudio desarrollado recientemente bajo el alero del Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (MIDAP, FONDECYT Regular 1150166) mostró que las estudiantes mujeres exhiben mayores síntomas de depresión, y que los niveles de depresión entre los estudiantes no varían según institución de pertenencia, edad o nivel socioeconómico. Este último estudio mostró que mientras mayor sea el nivel de bienestar psicológico de los estudiantes, menor el nivel de sintomatología depresiva. Todo indica que nuestros estudiantes universitarios presentan niveles altos de síntomas depresivos, y que en general, presentan una carga de problemas de salud mental mayor a la población general, es decir, son un grupo de alto riesgo. Este punto ya es gruesamente una mala noticia acerca de la calidad de vida y el bienestar subjetivo de jóvenes que actualmente están definiendo y tomando decisiones en dimensiones cruciales de su futura vida adulta.

¿Cómo serán los profesionales del futuro si estos niveles de salud mental se mantienen o agudizan? No podemos concluir nada con precisión si las mismas universidades no entregan elementos serios y argumentados acerca de la salud mental de sus propios estudiantes. La ausencia de pistas claras permite que mitos y tensiones intergeneracionales vengan a responder a las preguntas que insisten en estos días: ¿Cuánto sufren?, ¿de qué?, ¿con cuáles riesgos?, ¿qué pueden hacer concretamente las universidades?, ¿qué participación podrían tener los mismos estudiantes en este hacer con su propio sufrimiento y/o en el de sus compañeros?, ¿qué rol compete a las organizaciones estudiantiles?

No nos apresuremos en responder estas las preguntas con explicaciones fáciles (del tipo “los Millenials son así”) o en hacer caer el juicio de las generaciones anteriores sobre las nuevas, como si las cosas no cambiaran. La carga de salud mental en nuestros estudiantes universitarios es muy real, está respaldada por algunos estudios preliminares, y requiere, por cierto, de un abordaje a la altura del desafío. Que acoja adecuadamente este sufrimiento. La pregunta que necesitamos hacernos es “¿cómo dar lugar y acompañar decididamente este malestar?” y no banalizar un sufrimiento, a todas luces real.

Fuente: https://www.eldinamo.cl/blog/estan-sufriendo-nuestros-estudiantes-universitarios/

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La salud mental de los docentes: un agente clave en la educación de las emociones

Por: Camila Londoño.

Amanda Céspedes es médica psiquiatra de la Universidad de Chile. Se especializó en psiquiatría infantil y juvenil. Además realizó un posgrado en neuropsicología y neuropsiquiatría infantil en la Universidad degli Studi en Italia, ha dictado clases de psicología y es miembro directivo de la Fundación Mírame, entidad que busca innovar en el sistema de integración escolar de niños con trastornos del desarrollo. A través de diversos libros como el Déficit Atencional en niños y adolescentes, Niños con pataletas, adolescentes desafiantes y Educar las emociones, educar para la vida, la experta se ha centrado en dar herramientas claves para que educadores, padres (y otras personas que se relacionan de forma permanente con niños), puedan guiar a los niños en su formación emocional, desarrollando así sus potencialidades y talentos.

En su libro Educar las emociones, educar para la vida, la autora dedica un capítulo a hablar del profesor como agente clave en la educación de las emociones.

Amanda parte de la premisa de que evidentemente, los niños pasan muchas horas de su día en la escuela, un espacio donde profesores, compañeros y otros adultos, influencian su vida. Luego de la escuela, los niños salen para intentar conquistar el mundo pero, ¿están realmente preparados para hacerlo desde todos los puntos de vista? Inspirada en la visión de Maria Mon tessori, quien decía que la educación debía hacer énfasis en la formación integral del niño (más allá del intelecto) y en el desarrollo de la personalidad saludable como medio para construir sociedades mejores, Amanda asegura que el maestro tiene que orientar su esfuerzo hacia ese objetivo y debe trabajar desde dos planos en particular: el sólido desarrollo del intelecto y el emocional.

Pero, desde su punto de vista, ¿cuáles son los requisitos para que un profesor pueda llevar a cabo un educación emocional efectiva?

  • Tener un conocimiento intuitivo e informado acerca de la edad infantil y adolescente, particularmente de sus características psicológicas.
  • Conocer la importancia y las características de los ambientes emocionalmente seguros en el desarrollo de la afectividad infantil.
  • Poseer un razonable equilibrio psicológicos y ausencia de psicopatología.
  • Conocer técnicas efectivas de afrontamiento de conflictos.
  • Emplear estilos efectivos de administración de la autoridad y el poder.
  • Comunicación afectiva y efectiva.
  • Verdadera vocación por la misión del maestro.
  • Un permanente y sincero trabajo de autoconocimiento.
  • Una reflexión crítica constante acerca de los sistemas de creencias y de su misión como educador.

De la mano con esto, Amanda sugiere que el profesor debe ser consciente de un proceso de crecimiento que surge paralelo al de sus estudiantes y debe ser consciente de su papel protagónico en la gestión de un clima en el aula que puede ser favorable o desfavorable para el aprendizaje propio y el de sus alumnos. En ese sentido, el impacto de la salud mental del profesor sobre su calidad como educador de las emociones y su capacidad para crear climas en el aula de crecimiento emocional y cognitivo es también un aspecto fundamental.

La salud mental de los profesores

La salud mental laboral es un concepto de la salud preventiva que alude a un estado de bienestar integral del trabajador. Lamentablemente, ese bienestar en los profesores, a menudo se deteriora y resulta preocupante, dice Amanda, que aquellos docentes que sufren de ansiedad o estrés por múltiples razones, deban enfrentarse a la educación emocional. ¿Por qué? Porque el cerebro de los niño leen las emociones negativas de una persona que sufre de estrés crónico y hace una comprensión implícita de éstas. En otras palabras, las emociones son contagiosas y un profesor que sufre del llamado síndrome burn out (desgaste), puede llegar a perder la sensibilidad para atender las emociones de sus alumnos. Por lo mismo, proteger la salud mental de los profesores debería ser una tarea urgente e ineludible; hacerlo no sólo es proteger sus emociones, sino también las de los estudiantes.

Esta tarea, dice la experta, debe abordarse de forma integral. ¿Cómo? No ofreciendo medidas temporales (como una licencia médica), sino más bien otorgando herramientas que perduren en el tiempo, como medidas multidisciplinarias centradas en el trabajo individual, técnicas grupales de efectividad en el tratamiento de conflictos y estrategias organizacionales dentro de las escuelas. Esto, acompañado de un mejoramiento sustancial de las condiciones laborales, especialmente lo relativo al clima laboral, las remuneraciones, la extensión de jornadas laborales, entre otras.

“El profesor que busca efectividad real debe empezar por creer en sí mismo para poder creer desde el corazón que, como maestro, tiene un papel de trascendencia en el destino de sus alumnos”.

Fuente del artículo: https://eligeeducar.cl/la-salud-mental-los-docentes-agente-clave-la-educacion-las-emociones

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Estudio: Salud mental y discriminación a lesbianas, gais y bisexuales

Redacción: 20 Minutos/13-02-2019

Susana Sáez Fernández nos presenta el tema de su TFM y nos invita a participar en su investigación

En la actualidad, podemos ver grandes avances respecto a la aceptación de la diversidad sexual. Uno de los grandes hitos ha sido la aprobación del Matrimonio Igualitario en el año 2005, y para muchas personas, esto es haber conseguido por fin la igualdad. Pero, ¿es la ley una garantía de que se está dando una igualdad real en la cotidianidad?

Hoy día, muchas personas que se identifican como lesbianas, gays y bisexuales (LGB) pueden salir a la calle en España y visibilizar su orientación sexual, mientras antes ésta permanecía plenamente oculta para los/las demás (o incluso para ellos/as mismos/as). Se visibiliza para reivindicar o simplemente porque están ejerciendo su libertad y su derecho a expresarse tal y como son. Sin embargo, al mismo tiempo que hay personas que lo hacen y/o pueden hacerlo, hay muchas otras que no.

Y más allá de estos dos polos en blanco y negro, también existen personas gays, lesbianas y bisexuales que en algunos momentos y contextos hacen visible su orientación sexual, mientras que en otras situaciones no lo hacen. En algunos casos esto podrá ser un hecho casual, pero en muchos otros, es debido a la estigmatización de las personas lesbianas, gays y bisexuales todavía existente. La orientación sexual LGB y el estigma sexual asociado tiene una peculiaridad: la persona puede decidir hacerlo visible u ocultarlo al resto. De este modo, el ocultamiento de la orientación sexual se convierte en una estrategia bastante frecuente para evitar la discriminación (real o imaginada), y aunque esto a corto plazo sirve para protegerse, se ha visto que a largo plazo puede tener consecuencias negativas para la salud mental.

Se ha encontrado que en entornos donde se promueve la autonomíy se respeta el “derecho a ser”, el ocultamiento de la orientación sexual se ve disminuido, a diferencia de los entornos controladores que empujan a ser de una determinada manera. En esta línea, es interesante plantearse ¿hemos logrado un contexto social que promueve la autonomía y en el que no existe discriminación y restricción hacia la orientación sexual LGB?

Es frecuente encontrar que las personas perciban mayor discriminación grupal que individual. Es decir, se percibe mayor discriminación hacia el grupo con el que se identifica o al que pertenece la persona, que a nivel personal. Por otro lado, mientras que la discriminación manifiesta se ha podido ver reducida en algunos lugares como España (aunque todavía sigue presente), existe un tipo de discriminación que es más frecuente en la sociedad actual: la discriminación sutil. Mientras la discriminación manifiesta hace referencia a un trato desigual y de rechazo que se realiza de forma directa y clara, la discriminación sutil conlleva la percepción de desconfianza, rechazo indirecto o trato diferencial hacia las personas LGB.  Se ha visto que ésta puede tener efectos más nocivos sobre la salud psicológica de las personas, ya que es más frecuente, existe ambigüedad sobre si se está siendo discriminado y es más difícil de detectar y hacerle frente.

La percepción de discriminación se ha relacionado con diversos aspectos del bienestar psicológico, encontrando que a mayor percepción de discriminación mayor es la sintomatología depresiva, entre otros. Aunque la mayoría de personas LGB presentan una buena salud psicológica, muchos autores han subrayado la importancia de tener en cuenta la discriminación a la que se enfrentan las personas LGB para comprender la mayor prevalencia de problemas de salud mental (como la ansiedad y la depresión) con respecto a la población heterosexual. Particularmente, algunos autores han señalado que hay mayor discriminación hacia las personas bisexuales, mayor invisibilización y menor apoyo afirmativo y que esto repercute más negativamente sobre la salud mental.

En una realidad, en la que conviven los avances y progresos y al mismo tiempo distintos tipos de discriminación, es importante conocer cómo y cuánto perciben la discriminación las personas que se identifican como lesbianas, gays y bisexuales, ver si esto tiene influencia en la aparición y presencia de la sintomatología depresiva y conocer si existen diferencias en la percepción de discriminación y en la sintomatología depresiva en función del género y la orientación sexual.

Esto es algo poco estudiado en España y por ello os animo a que si queréis, realicéis una encuesta totalmente anónima para una investigación que estoy realizando para un Trabajo de Fin de Máster (TFM), en Psicología General Sanitaria, sobre la percepción de discriminación (grupal y personal, manifiesta y sutil) en personas lesbianas, gays y bisexuales y sintomatología depresiva en España.

Fuente: https://blogs.20minutos.es/1-de-cada-10/2019/01/11/salud-mental-y-discriminacion-a-lesbianas-gais-y-bisexuales/

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