Los límites de la escuela

Por: Manuel Gil Antón

La decisión de cancelar a las Escuelas de Tiempo Completo, para concentrar los recursos en las labores de mejora de la infraestructura escolar, arguyendo que así hay más beneficios en la educación de la población vulnerable, ha sido –con razón– criticada. La idea posterior de otorgar recursos, directamente a las familias, para solventar el cese de las jornadas ampliadas es un error, pues ello no conduce a prolongar la permanencia de las niñas y niños en el ámbito escolar.

Esa fue la intención primaria de su existencia: la función expresa. Derivado de ella, como aspectos adicionales, los alimentos eran necesarios; la extensión temporal propició condiciones para que (sobre todo, pero no exclusivamente) muchas mujeres pudieran desarrollar un horario laboral completo y, también, otorgar ingresos adicionales, estímulos, al personal docente y administrativo involucrado.

Al desaparecer este programa, que cubría 27 mil escuelas y a 3.6 millones de aprendices, el efecto directo, de acuerdo con su orientación académica, es la merma en las condiciones para aprender. No hay que perder de vista que este es el daño principal de su suspensión. Es cierto, la calidad de la atención a las niñas y niños era variable, no siempre la mejor, pero eso conduce a su revisión cuidadosa, no a eliminarlo: en materia de educación no se deben escatimar recursos, máxime a quienes más lo requieren.

La alimentación y el hecho de hacer posibles periodos laborales más largos, condición sin la cual no se obtiene empleo en muchas actividades o se reduce el sueldo a devengar, así como los complementos en el ingreso del personal, son, además de lamentables consecuencias asociadas a la medida, un claro ejemplo de la inexistencia de un sistema organizado de cuidados (a la infancia vulnerable y su alimentación balanceada y, por dar otro ejemplo, a los adultos mayores que requieren apoyos constantes). Por el pronunciado e inequitativo sesgo de género en las relaciones sociales, esta carencia afecta más a las mujeres y limita su desarrollo.

En un sistema organizado de cuidados, coordinado por un Estado responsable, la escuela ha de formar parte, sin duda, pero no puede con todas las necesidades. ¿Las empresas no deberían contar con estancias infantiles, seguras y estimulantes, para atender a las criaturas de sus empleadas y empleados? ¿Acaso es innecesario asegurar a la infancia nacional una nutrición propicia para su desarrollo? Las actividades extracurriculares, ¿no debieran ser accesibles a todas las familias, de tal manera que, en lugar de descartar las jornadas ampliadas, se aumente el tiempo en todas las escuelas, dado que 4 horas y media son a todas luces insuficientes para llevar a buen puerto los planes y programas de estudio, y las actividades culturales, deportivas y artísticas cruciales en el desarrollo de las personas? ¿No es urgente que el magisterio cuente con ingresos salariales dignos, a partir del desempeño cabal de una actividad de trabajo continua, en lugar de tener dobles turnos?

Para resolver esa ausencia, la escuela, mucho mejor organizada, puede colaborar. Pero no basta: ya está recargada de funciones adicionales a su naturaleza propia. Está exhausta. Es necesario abrir el horizonte hacia la construcción de un sistema eficaz de compromiso social en los cuidados, coordinado por el Estado, basado en la equidad de género, la participación de distintos actores y la colocación de recursos públicos para ello. Por el bien de todas y todos, es necesario. Urge.

Fuente de la información: http://www.educacionfutura.org

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España: «Ellos son más listos, pero ellas se esfuerzan más»: cómo influyen los sesgos de género en la educación

Por: Cristina Gómez/elespanol.com

Un estudio realizado por investigadores de la Universitat Oberta de Catalunya refleja revela cómo persisten los estereotipos de género entre el profesorado de secundaria.

Los estereotipos de género todavía permanecen en las aulas y podrían influir en el rendimiento académico y las opciones de estudio del alumnado. Así lo ha revelado un estudio liderado por Milagros Sáinz Ibáñez, investigadora líder del grupo Género y TIC (GenTIC), del Internet Interdisciplinary Institute (IN3), de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Entre sus principales conclusiones, está que «de las alumnas se espera más esfuerzo, mejor rendimiento académico y un comportamiento más positivo», mientras que «con los alumnos se es más permisivo y se espera menos de ellos, lo que desanima a muchos a ser buenos académicamente».

Para llegar a estos resultados, Sáinz ha realizado 36 entrevistas a profesores de secundaria y las ha plasmado en el artículo Secondary School Teachers’ Views of Gender Differences in School Achievement and Study Choices in Spain, publicado en Sage Open. Un trabajo realizado junto a Sergi Fàbregues, también de GenTIC, y Jordi Solé, investigador líder del grupo Laboratorio de Educación Social, ambos profesores de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, así como con Sara García Cuesta, investigadora de la Universidad de La Laguna.

Según explicó Sáinz en la nota de prensa publicada por la UOC, el objetivo del trabajo es «constatar, de forma empírica, en qué medida una parte del profesorado de secundaria sigue teniendo actitudes sexistasrespecto a los logros académicos diferenciales entre hombres y mujeres y la elección de estudios».

Entre los resultados más destacados está cómo perciben los profesores la capacidad de los alumnos y las alumnas. Tal y como expone en el estudio, «cuando se habla de estudiantes excelentes (es decir, éxito académico), algunos profesores lo atribuyen a la mayor predisposición de las niñas al trabajo escolar. En este sentido, los maestros consideraban que las niñas eran muy responsables o ‘abejas ocupadas'». Esto significa, según los autores, que «el rendimiento académico de las niñas se atribuyó más al esfuerzo que a la inteligencia. Por el contrario, varios profesores reconocieron la tendencia habitual a asociar el buen rendimiento académico de los chicos con la inteligencia».

Además, tal y como indica la experta en declaraciones a la UOC, «algunos integrantes del profesorado consultado opinan también que el hecho de que las chicas maduren antes favorece su rendimiento, porque las hace ser más responsables y estar más atentas en clase».

Este estereotipo relacionado con la menor madurez de los chicos, provoca que los profesores tiendan a ser más permisivos con ellos, algo que también puede ser negativo para los alumnos, puesto que se espera menos de ellos. «Casi la mitad de los docentes cree que las niñas se adaptan mejor a la escuela durante los primeros años de la secundaria que sus contrapartes masculinas. Sorprendentemente, varios maestros justificaron la mala adaptación de los niños a las demandas del sistema educativo, diciendo que los niños tienden a ser más distraídos, irresponsables, inmaduros o carentes de disciplina escolar. Por lo tanto, para estos maestros, los niños estaban más predispuestos a las actitudes disruptivas hacia la escuela que las niñas», reza el estudio.

Elección de estudios

Pese a estas claras diferencias, el profesorado consultado en el estudio considera que con su docencia no influye en la brecha de género en la elección de estudios y la achacan a otros factores, como por ejemplo al papel de las familias (sus antecedentes socioeconómicos y culturales) o los medios de comunicación.

Sea como sea, estas diferencias tienen consecuencias en los resultados de los alumnos. Y es que ellos tienen mayor predisposición a abandonar la escuela antes de que sus homólogas femeninas. «En el año 2019, como ejemplo, el 21,4% de los chicos y el 13% de las chicas abandonaron sus estudios», explica Sáinz.

Por otra parte, persiste la brecha de género en la elección de estudios, sobre todo en aquellos relacionados con las profesiones tecnológicas y las humanidades. En 2019, de los primeros solo hubo un 27,41% alumnas, mientras que en los segundos solo 35,05% de los alumnos eran chicos. Por su parte, en las carreras de salud y ciencias sí que ha aumentado considerablemente la presencia de mujeres hasta el 74,29% y el 58,75 %, respectivamente.

https://www.elespanol.com/mujer/actualidad/20211130/listos-esfuerzan-influyen-sesgos-genero-educacion/630937776_0.html
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