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La escuela del yo cuantificado

Por: Julio Rogero

El espacio y el tiempo de una escuela descuantificada y asentada en los procesos educativos más cualitativos nos enseñan a vivir con dignidad y respeto a nosotros mismos.

En la sociedad digital en que nos movemos se mide casi todo, se cuantifica con mayor frecuencia e intensidad. Aunque no lo percibamos, se hace al servicio del poder y de sus sirvientes. Vivimos en la sociedad del cálculo para aumentar el rendimiento y mejorar las cuentas de resultados. Los rastros y las huellas digitales que vamos dejando constantemente son cuantificados por los algoritmos que se asientan en las grandes infraestructuras de las bases de los big data. Son caminos trillados de los residuos que creíamos insignificantes, pero que son tenidos muy en cuenta por el mercado para estimular nuestros deseos, porque han llegado a conocernos a través de ellos mejor que nosotros a nosotros mismos.

Pero gran parte de estos datos son producidos y proporcionados a través de prácticas inconscientes y constantes de medidas de nosotros mismos. Así se está asentando lo que se va conociendo como el “movimiento del yo cuantificado” que, como dice Domonique Cardon, nos muestra un estilo de vida dirigido a conocerse a uno mismo cada vez mejor a través de la monitorización constante de la vida cotidiana.

Hoy los sensores digitales nos permiten medir cualquier actividad habitual que se convierte en el espejo de lo hacemos con la disculpa de conocernos mejor y controlar nosotros nuestras vidas: actividades deportivas, andares y movimientos, pasos dados y calorías consumidas, tiempos de sueño, estado de salud del cuerpo, compras, ubicación, hábitos de vida… Casi todo va dejando rastros de nuestro comportamiento, que otros van a poner a su servicio para controlarnos mejor con nuestro consentimiento y la justificación de la satisfacción de nuestros deseos casi siempre provocados. Esto suele ser ambivalente. En unos casos puede ayudar a mantener un control y una “racionalidad reflexiva” de nuestras prácticas como herramientas de autocontrol y construcción de la propia identidad y, en otros, cada vez más, para confiarlos a otros servicios y bases de datos en los que se pierde ese control sobre sí mismos, generalmente al servicio de los mercados.

El cuantificador que nos proporciona los datos, con la excusa de conocernos mejor, lo llevamos instalado en nosotros y en nuestros bolsillos. Transmite datos constantemente. Además lo hemos hecho parte de nosotros mismos y ya no sabemos vivir sin él. Igual que ya no podemos vivir sin la pretensión de optimización de sí mismos para alcanzar el éxito cueste lo que cueste. Así en la empresa y sus nuevos discursos con frecuencia tratan a los trabajadores como activos y datos que deben optimizarse. Este ambiente de rendimiento basado en datos está teniendo efectos en su salud produciendo trastornos como depresión, fatiga o ansiedad.

El esfuerzo requiere, como gratificación y expectativa positiva, nuestra propia cuantificación para poder tener un exhaustivo catálogo de los logros conseguidos y plasmados en un currículo brillante capaz de hacernos ascender en la escala social. Esto está en perfecta consonancia con la consolidación de la sociedad del rendimiento y del cansancio en la que, según Byung Chul Han, nos vamos convirtiendo en el animal laborans que se explota a sí mismo, de forma voluntaria y sin coacción externa.

En nuestro sistema educativo, el correspondiente a la sociedad del rendimiento y del cálculo, también se está asentando el “movimiento del yo cuantificado”. Todo esto también forma parte de las nuevas violencias sociales que se configuran en la escuela como lo que denominé las violencias invisibles que van configurando en ella el “nuevo sujeto neoliberal”. Posiblemente sea el primer lugar de nuestra vida en sociedad en que, como escolarizados, todos seamos medidos, contados y calculados como objetos comparables, a los que se les asigna un número en función de las adquisiciones de saberes académicos y comportamiento social. En la escuela las exigencias actuales de éxito llevan con frecuencia a que la infancia y la adolescencia sean tratadas, como en la empresa, como activos y datos que han de optimizarse lo más posible, con efectos en la salud similares a los que se dan en las empresas como estrés, cansancio, depresión, hiperactividad.

A eso llevan las evaluaciones de cada alumno y alumna tal como con frecuencia se entienden ahora mismo los exámenes, notas, expedientes académicos, informes varios. Hay una relación directa de esta escuela resultadista del capitalismo total con ese movimiento descrito como naciente, que parece cada vez más consolidado desde hace tiempo en nuestro sistema educativo. Estos procesos evaluadores van modificando nuestra subjetividad para que pidamos ser continuamente medidos, tasados y evaluados por otros. Eso tiene un correlato posterior en los currículum vitae con los que nos vendemos en el mercado laboral y por los que adquirimos mayor o menor prestigio social. Así se asientan, cada vez con más fuerza, en el sistema educativo los medios de control de las vidas de los educandos y de los docentes a través del incremento de las medidas de resultados y de la eficacia de una evaluación puramente funcionalista para ponerlo al servicio del sistema económico. Se va configurando su subjetividad para que se sepan a sí mismos como cuantificadores de sus propias vidas para que compitan en el mercado laboral y de consumo con garantías de éxito.

Para salir de esas dinámicas infernales hemos de dejar espacio al tiempo no cuantificable y no competencial, al no hacer, al aburrimiento, a la calma, al tiempo familiar y amigable, tiempo de atención, cuidado mutuo y de cuidarse, tiempo para acompañar, para escuchar, tiempo para pensar, sentir y ser, tiempo para vivir como cada uno quiere vivir…

Cuantificar constantemente nuestras vidas va en detrimento de vidas de calidad asentadas en la dignidad humana. Si, además, somos nosotros los que nos optimizamos y cuantificamos para ofrecernos ya al mercado como desechables (fracasados) o exitosos (excelentes), ya no necesita aparecer el poder como el que nos clasifica, selecciona o humilla. Por eso aprender y practicar la racionalidad reflexiva y cordial (la que nace del corazón) sobre nuestras vidas es cada día un mayor desafío a la sociedad del rendimiento. Este aprendizaje y esta práctica educativa los hemos de realizar y consolidar en la escuela desde procesos de reflexión compartida que cuestionen radicalmente los actuales modelos de medida y evaluación del rendimiento académico y de todo nuestro quehacer como docentes y como alumnado. No podemos seguir sosteniendo desde la educación este sistema deshumanizador que nos reduce, a través de la cuantificación de nosotros mismos, a objetos útiles o inútiles para el mercado de producción y consumo.

Sabemos que se planifica la imposibilidad de dar otras respuestas que las que nos imponen el poder y sus expertos. Quieren hacernos incapaces de salir de los modelos educativos que siguen ahondando en las propuestas y prácticas de sumisión, obediencia, docilidad y control de los ciudadanos. Por eso hemos de seguir proponiendo otras formas de educar y, sobre todo, de evaluar más acordes con los desafíos que se nos plantean cotidianamente en las aulas y los centros educativos. El espacio y el tiempo de una escuela descuantificada y asentada en los procesos educativos más cualitativos nos enseñan a vivir con dignidad y respeto a nosotros mismos y hará posible otra realidad en la que seamos los sujetos de nuestras vidas. Por suerte hay escuelas que caminan en esta dirección y cuestionan radicalmente la ‘datología’ cuantitativa y la tecnolatría que nos atrapa, utilizando formas de reflexión compartida alternativas a las evaluaciones actuales como cuantificadoras de las vidas del alumnado.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/12/18/la-escuela-del-yo-cuantificado/

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Otro horizonte para la educación mexicana

Por: Juan Carlos Yáñez

México vivirá una etapa distinta en su sistema educativo, con un discurso transformador, pero perfiles difusos en la caracterización de lo que denominan la “nueva escuela mexicana”.

En su tercera campaña por la presidencia de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) tomó a la reforma educativa de Enrique Peña Nieto como uno de sus principales focos de cuestionamiento. Prometió que suprimiría lo que reiteradamente calificó como “mal llamada reforma educativa”. Con ese discurso acercó posiciones con el sector más radicalizado del magisterio, agrupado en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE); con un grupo numeroso de académicos críticos con el gobierno priista (del Partido Revolucionario Institucional), y con Elba Esther Gordillo, antigua y poderosa dirigente de la organización gremial más numerosa de Latinoamérica, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), encarcelada apenas proclamarse la reforma, ahora libre. Por ello, al firmar la iniciativa entregada en los primeros días de diciembre al Congreso de la Unión, aseguró que cumplía su palabra.

La iniciativa será discutida en febrero en las cámaras de senadores y diputados, y luego, de aprobarse, deberá autorizarse por un mínimo de 17 de 32 congresos de los estados del país, para proceder a la reforma constitucional.

El origen

La iniciativa turnada para discusión tiene bases visibles, además de la promesa electoral: la consulta nacional, autocalificada como sin precedentes, con la cual recogieron más de un millón de “propuestas” (textos brevísimos que debían leerse en 3 minutos frente a 600 o más de 1000 personas en foros organizados en las universidades públicas estatales); la narrativa para colocar punto final y comenzar otro capítulo de la historia, ejemplificado en la declaración del coordinador de los diputados del partido gobernante, quien afirmó que, de la anterior reforma, “no quedaría ni una coma”, al mismo tiempo que se realizaban los foros de consulta y se recogían las expresiones sociales.

El contenido

La iniciativa de AMLO, concebida como “proyecto alterno”, ha sido aplaudida por preponderar el interés superior de niños y jóvenes. También, por el reconocimiento al magisterio y la necesidad de su revalorización (pretensión que ya estaba en el Acuerdo para la Modernización de la Educación Básica, signado a principios de la década de 1990 entre el PRI y el SNTE de Elba Esther Gordillo), así como un sistema de formación continua (contenido en la reforma en extinción, aunque débilmente articulado).

Una novedad y gran desafío: postula que la enseñanza superior será gratuita y obligatoria, para lo cual, se crearán 100 universidades pequeñas dentro de una red en ciudades medianas y donde no exista oferta universitaria; así como un amplio programa de becas a todos los estudiantes de educación media superior (15-17 años).

La pretensión de reforzar la enseñanza superior contrastó con el amago de desaparecer la educación inicial (0-3 años). Se contradice con el Presupuesto de Egresos entregada a la Cámara de Diputados el 15 de diciembre, documento que contiene el proyecto de gastos para 2019, en el cual sufrieron inicialmente recortes las grandes universidades nacionales (UNAM, Universidad Autónoma Metropolitana, Universidad Pedagógica Nacional e Instituto Politécnico Nacional), así como las universidades públicas estatales, que de inmediato expresaron su desacuerdo a través del órgano que las agrupa, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, ante quienes AMLO había prometido no afectar presupuestos. Por la presión mediática e institucional, el gobierno reculó y les otorgó el mismo presupuesto que 2018, aunque con los efectos inflacionarios disminuirá en términos reales.

Fue el segundo desencuentro del nuevo gobierno con las universidades. El primero, el 12 de diciembre, cuando la iniciativa suprimía de la Constitución general el apartado que consagra la autonomía universitaria, larga conquista que ni los gobiernos más autoritarios se atrevieron a tocar por el enorme poder de movilización y conflictividad que les representaría un enfrentamiento con los universitarios. Ante el hecho, el gobierno rectificó y minimizó señalándolo como una errata.

Otra decisión que despertó polémica es la eliminación del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), creado en 2002, y al que la reforma anterior concedió autonomía para desligarlo de la órbita de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y convertirlo en una entidad independiente en la evaluación de componentes, procesos y resultados del sistema educativo. En su lugar, se crearía una instancia subordinada a la SEP, lo que analistas políticos y educativos equiparan a que sea el gobierno quien organice y califique las elecciones. A pesar de sus aportes innegables en distintos campos (producción de información sólida, evaluaciones de estudiantes y condiciones, elaboración de indicadores y reportes, recomendaciones de política, entre otros), al INEE se le achacan, imprecisamente, las dificultades derivadas de la evaluación docente y su “carácter punitivo”.

Palabras finales

México vivirá una etapa distinta en su sistema educativo, con un discurso transformador, pero perfiles difusos en la caracterización de lo que denominan la “nueva escuela mexicana”, combinación de propuestas del pasado que dicen erradicar e intenciones retóricas vagas, con otros tantos lugares comunes, aderezados con desatinos como la afirmación del secretario de Educación, admitiendo que ahora no solo será válido sino que se deberá “copiar” en los exámenes; y lo más delicado, un presupuesto para 2019 que contradice las promesas de revalorar al magisterio y apostar a su formación, con recursos financieros recortados. Una nueva era plagada de buenas intenciones discursivas que pronto se convertirán en hechos o contradicciones.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/01/11/otro-horizonte-para-la-educacion-mexicana/

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India aprueba ley que otorga 10 % de empleos y plazas educativas a pobres

Asia/India/17 Enero 2019/Fuente: El país.cr

La Cámara alta del Parlamento de la India aprobó hoy una ley que reserva una cuota del 10 % de los empleos y plazas en instituciones educativas a los sectores más pobres de la sociedad, normativa que ya obtuvo luz verde en el Congreso el martes.

La enmienda constitucional recibió 165 apoyos y siete votos en contra y fue declarada como aprobada por el vicepresidente del Senado, Harivansh Narayan Singh, de acuerdo con las emisiones de la sesión, difundidas por la televisión oficial de la Cámara alta, Rajya Sabha TV.

En 1950, la Constitución india garantizó un sistema de cuotas para rectificar la enorme y milenaria discriminación que habían sufrido los eslabones más bajos del jerárquico sistema de castas hindú y los grupos tribales.

El sistema se amplió en 1989 a lo que se denominó Otras Clases Subdesarrolladas (OBC), que amparaba a castas intermedias con poder político, pero no económico, reservándoles el 27 % en educación y trabajo público.

Diversos grupos que quedaron fuera de ese sistema o consideran insuficientes las cuota establecidas protagonizan de tanto en tanto protestas en las urbes del país asiático.

El pasado julio, miles de miembros de la casta maratha pusieron fin a tres días de protestas, que causaron tres muertos y obligaron a desplegar a millares de policías en el estado occidental de Maharashtra, para exigir su inclusión en un sistema de cuotas y beneficiarse, entre otros, de empleos públicos.

Fuente: https://www.elpais.cr/2019/01/09/india-aprueba-ley-que-otorga-10-de-empleos-y-plazas-educativas-a-pobres/

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La educación sexual integral, como oportunidad

Por: Héctor Ghiretti.

 

La discusión sobre la implementación de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) ha servido para poner en evidencia un prejuicio y un presupuesto sobre el sistema educativo.

El prejuicio es que la educación pública es un sistema ideológicamente neutral,  desprovisto de sesgos doctrinales. Eso es insostenible. Todo dispositivo del Estado posee una inspiración/orientación ideológica. No existe, por otra parte, una ideología universal o genérica del Estado: se va componiendo de diversas corrientes de pensamiento. Unas veces es coherente, otras contradictoria.

La configuración ideológica del Estado se hace evidente en el sistema educativo. En la Argentina la ideología estatal vigente en materia educativa se impuso en la reinstauración democrática de 1983. Desde entonces ha permanecido inalterada, no sólo en sus presupuestos teóricos, sino también desde el punto de vista práctico de su continua declinación.

El sistema de educación pública en todos sus niveles se mueve en una pendiente descendente desde hace décadas. El fracaso de los países tiende a identificarse con el de su educación. En la medida en que no haya un cambio sustancial de los equipos que deciden el futuro de la educación, no cabe abrigar esperanzas.

El presupuesto del sistema educativo, que responde a un modelo cognitivista e ilustrado, es que sólo funciona si los niños que ingresan en él poseen habilidades sociales y hábitos previamente aprendidos en el contexto familiar. Sin ese presupuesto la educación formal institucionalizada se hace imposible.

Los problemas de la educación corren en paralelo a la crisis de la familia como núcleo social básico. La respuesta del sistema de educación pública ante el notable déficit o ausencia de este zócalo o fundamento familiar ha sido intentar reemplazarlo por su cuenta, con resultados invariablemente negativos: son formas de educación temprana, intensiva y personalizada que sólo pueden darse en un entorno afectivo propio del núcleo familiar.

El Estado pretende suplir a la familia pero llega inevitablemente tarde, lo hace mal y ni siquiera cumple con aquello para lo que fue ideado. La exclusión empieza mucho antes de iniciar la escuela.

El sistema educativo actual no solo está concebido según presupuestos ideológicos que muestran su inadecuación y su fracaso cada día, sino que además está sobrecargado de demandas sociales. Parte de la sociedad piensa que la educación es un sistema de capacidad infinita, que admite la inclusión de todo tipo de contenidos, como si los recursos humanos, materiales o el tiempo a disposición fuesen ilimitados. Es la receta para el desastre.

Tanto el prejuicio como el presupuesto deben tenerse en cuenta en el caso de la ESI. En primer lugar cabe señalar que la idea de una «educación integral» (de lo que sea) en el sistema actual es un eufemismo cruel y mentiroso, máxime si se advierte su funcionamiento. Si los alumnos terminan los ciclos básicos con problemas de lectoescritura y operaciones matemáticas elementales, exigirle otra cosa es una pretensión desorbitada. La parcialidad fragmentaria de lo que se puede enseñar en materia de educación sexual es preocupante, porque es imprescindible integrar esas nociones y habilidades en una visión de conjunto.

Por otra parte, es necesario advertir sobre los presupuestos ideológicos de la ESI. El problema excede las pretensiones de «objetividad científica» con que los defensores la quieren presentar y que los detractores le reclaman. Todas las concepciones educativas poseen un fundamento antropológico, un concepto de hombre del que parten y al que aspiran. Es difícil ponerse de acuerdo en torno a estos presupuestos en sociedades cada vez más complejas. Por eso resulta necesario un replanteamiento profundo, tanto de la ESI como de las articulaciones entre el sistema educativo y la familia.

Si el sistema educativo no puede prescindir de las funciones educativas propias de la familia pero fracasa al querer suplirlas, deberá idear estrategias de intervención y cooperación alternativas. En algunas instituciones se ha puesto en práctica la modalidad de las «escuelas para padres»: instancias formativas que tienen por objeto ayudar a los padres a criar y educar a sus hijos. Esto permite al sistema contribuir a las formas de adquisición temprana de habilidades y conocimientos en el momento apropiado y a través del núcleo comunitario más eficaz: la familia.

El mismo recurso sirve para la educación sexual. Se trata de un aspecto de la formación que atañe a la intimidad, a los procesos individuales de maduración física y psicológica, que demandan un abordaje personalizado. La dimensión afectiva resulta decisiva, no solamente desde la perspectiva de la educación de los niños y adolescentes (a quienes hay que enseñar a querer) sino también desde la perspectiva de los medios necesarios: mientras más estrecha es la relación afectiva entre quien enseña y quien aprende, más rica y fecunda es la educación.

Esta propuesta tiene cuatro ventajas adicionales:

1. Evita recargar los ya saturados diseños curriculares. Si en las actuales circunstancias el docente no alcanza a impartir los saberes básicos, mal podrá incorporar contenidos complejos.

2. Permite contratar personal especializado que puede manejarse con mayor libertad y profundidad con asistentes adultos, al tiempo que se evitan las engorrosas y deficientes capacitaciones adicionales a los planteles docentes.

3. Permite a los padres hacer un filtrado crítico, una mediación y una adecuación de los contenidos impartidos, permitiendo acuerdos básicos entre la enseñanza impartida en casa y en el aula.

4. Otorga mayor capacidad a los docentes en el aula para establecer estrategias de prevención, detección y procesamiento de posibles abusos. La asistencia (o no) de los padres a los cursos, su conducta en ese contexto pueden ser datos que revelen aspectos de la relación con sus hijos.

En el apartado 3.2 de la ley se menciona la necesidad de establecer «consensos, alianzas» entre la escuela y la familia. Aunque lleno de buenas intenciones, es deliberadamente vago y difuso, sin ninguna precisión ni medida concreta. La familia es reducida a un rol complementario, de segundo orden. Lo que se propone aquí, por el contrario, es constituirla como mediadora fundamental e imprescindible de la educación sexual. Se trata de restablecer por medios institucionales el ámbito más adecuado para aprender a querer a los otros y quererse a sí mismo, a disponer y cuidar del propio cuerpo: cosas que no pueden enseñarse de forma disociada.

Fuente del artículo: https://losandes.com.ar/article/view?slug=la-educacion-sexual-integral-como-oportunidad-por-hector-ghiretti

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¿Por qué el modelo educativo japonés es uno de los mejores del mundo?

Japón / 13 de enero de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: Noticias Venezuela

El sistema educativo japonés es reconocido a nivel mundial por su eficiencia y sus estrechas relaciones con las características culturales y sociales del país asiático, que mezcla el trabajo en equipo y la meritocracia.

Además de alcanzar muy buenos resultados en pruebas internacionales, los expertos destacan la disciplina y la formación de alta calidad que logran sus estudiantes. De hecho, recientemente el ministro de Educación de Japón anunció que su sistema se exportará a otros países de Asia, Oriente Medio y África, según Aula Planeta.

El currículo se establece a nivel nacional, la legislación educativa es muy estable y duradera; además de que la educación obligatoria es mayoritariamente pública y gratuita.

Hay asignaturas y también formación en valores, los alumnos cuentan con materias como economía doméstica, en la que aprenden a cocinar o a coser, artes tradicionales japonesas, como la caligrafía (shodo) o la poesía (haiku), y cursos de educación moral.

El esfuerzo es esencial y la competitividad es alta, la sociedad japonesa considera que el éxito no depende de las habilidades o la inteligencia, sino que se consigue con esfuerzo.

La habilidad para resolver problemas es primordial y en el colegio no solo se estudia, aparte de asistir a las clases, los alumnos tienen que colaborar en diversas tareas como limpiar el centro o servir las comidas, que se toman en la propia clase. Para ello los estudiantes se dividen en grupos y trabajan juntos.

Tanto los alumnos de la escuela primaria como los de secundaria inferior y superior tienen que hacer tareas a diario. El número de horas de clase es similar al de otros países, pero se invierten muchas horas en actividades extraescolares, clases de refuerzo y horas de estudio.

Además, las vacaciones son más cortas: del 20 de julio al 31 de agosto en verano, diez días entre diciembre y enero y otros diez entre marzo y abril.

Los maestros son muy respetados y están muy preparados.

Uno de los principios que rige el programa es que “educar es trabajo de todos”. El trabajo en equipo se premia en el aula, pero los padres tienen la responsabilidad y el deber social de apoyar la educación de sus hijos en casa y recurrir a ayuda profesional cuando sea necesario.

Fuente de la Noticia:

https://noticiasvenezuela.co/2019/01/04/por-que-el-modelo-educativo-japones-es-uno-de-los-mejores-del-mundo/

Fuente de la Imagen:

https://eligeeducar.cl/12-datos-curiosos-del-exitoso-sistema-educativo-japones

ove/mahv

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10 grandes diferencias entre el sistema educativo finlandés y la educación convencional

Finlandia / 13 de enero de 2019 / Autor: Redacción / Fuente: Latin Money

Como ya muchos saben, el sistema educativo finlandés ha sido durante mucho tiempo el mejor clasificado en todo tipo de evaluaciones. Según los estudios internacionales realizados cada tres años por la organización PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes), los alumnos finlandeses son los que más han demostrado Alto nivel de conocimiento en el mundo. También se convirtieron en los niños que más leen, ocupan el segundo lugar en ciencias naturales y el quinto en matemáticas.

Sin embargo, no son solo estos rankings los que hacen que la comunidad educativa mundial admire. Es increíble que, con puntuaciones tan altas, los alumnos finlandeses pasen menos tiempo estudiando que sus compañeros en otros países.

Aquí les compartiremos 10 comparaciones entre la educación finlandesa y la educación convencional que emplean algunos países.

#1. EN FINLANDIA LOS HORARIOS DE CLASES SON FLEXIBLES

Las horas de clases en Finlandia empiezan desde las 09:00 de la mañana hasta las 15:00 horas, dentro de clases hay una pausa de 15 minutos entre cada curso tomado, cuentan con recreos intermedios en donde los estudiantes pueden disfrutar de sus refrigerios.

Educación convencional

Los estudiantes son obligados a acudir en un horario rígido y autoritario que empieza a las 07:00 de la mañana, privándoles son horas de sueño, lo que origina un rechazo hacia su colegio, tienen en muchos casos 3 horas continuas de cursos como las matemáticas y ciencias, lo que hace que algunos alumnos terminen durmiéndose en clases.

#2. EN FINLANDIA TODAS LAS ESCUELAS SON IGUALES

No hay escuela para las “elites”, ni para los “débiles”. En la escuela más grande del país, estudian 960 alumnos y en la más pequeña solo 11. Todos tienen absolutamente el mismo equipo, oportunidades y financiamiento proporcional. Casi todos los establecimientos son públicos. Sólo hay una docena de escuelas privadas. Todas deben contar con laboratorios pedagógicos originales, de acuerdo con la instrucción elegida.

Educación convencional

En la educación convencional, el estado no llega a todas las localidades, existen un sinnúmero de escuelas privadas, en donde la educación no es la adecuada, otras que si son consideradas optimas cobran sumas exorbitantes, creando una sensación de desigualdad para quienes no cuentan con los recursos económicos para poder darles una mejor educación a sus hijos.

#3. EN FINLANDIA EXISTE LA IGUALDAD DE LOS CURSOS Y HABILIDADES

No se aprueba el estudio a fondo de ciertos temas en detrimento de otros. En Finlandia, no se considera que las matemáticas son, por ejemplo, más importantes que el arte. La única excepción es la creación de clases para niños superdotados en pintura, música y deportes.

Educación convencional

En la educación convencional, priorizan cursos como las matemáticas y las ciencias, desplazando a los alumnos que no son buenos para estas materias, existen incluso colegios que llevan por nombre “Los matemáticos, los ingenieros, las ciencias aplicadas, etc.” Esto definitivamente origina una falsa idea de que si no eres bueno en matemáticas eres un mediocre.

#4. EN FINLANDIA EXISTE LA IGUALDAD DE LOS ESTUDIANTES

Los finlandeses no colocan a los estudiantes en el aula de acuerdo con sus habilidades o preferencias profesionales. Tampoco hay un estudiante “malo” o “bueno”. La comparación de alumnos entre sí está prohibida. Los niños dotados y los niños superdotados se consideran “especiales” y estudian juntos.

Educación convencional

Con algunas excepciones, no existe tal cosa, muchas veces los maestros no saben llegar al alumno e identificar sus cualidades.

#5. EN FINLANDIA EXISTE LA IGUALDAD DE MAESTROS

No hay maestros que sean favoritos, ni tampoco los odiados. Los maestros mismos no distinguen entre estudiantes buenos y malos. Cualquier infracción de esta regla lleva a la terminación del contrato con dicho maestro. Los educadores finlandeses solo deben hacer su trabajo como entrenadores. Todos son igualmente importantes en el trabajo, el grupo literario, científico o de educación física.

Educación convencional

En la educación convencional, seleccionan a los maestros y dan prioridad e incluso son mejor remunerados los que se dedican a las matemáticas, la literatura y las ciencias, los maestros de educación física o de arte, entre otros; son los menos remunerados y menos contratados. En algunos países, por ejemplo, la educación física fue descartada por que se consideraba no esencial en el aprendizaje.

#6. EN FINLANDIA EXISTE LA IGUALDAD DE DERECHOS ENTRE EL ADULTO (MAESTRO, PADRE) Y EL NIÑO

Los finlandeses llaman a este principio “actitud respetuosa hacia el alumno”. Desde la primera clase, se informa a los niños sobre sus derechos, incluido el derecho a “quejarse” ante los adultos acerca de un trabajador social. Esto deja claro a los padres finlandeses que su hijo es una persona independiente y que está prohibido ofenderlo por palabra o castigo corporal. La humillación de los alumnos por parte de los profesores está prohibida debido a las peculiaridades adoptadas en la legislación laboral finlandesa sobre la profesión del profesor.

Educación convencional

Este es otro grave problema de la educación convencional, muchas veces etiquetan a los alumnos como “el más inquieto”, “el más irresponsable”, “el menos inteligente”, etc., (en épocas pasadas, los casos de bullying eran perpetrados incluso por los mismos maestros hacia los alumnos), los mismos padres dan su autorización al profesor para que “corrija” (con castigo físico) a sus hijos si no obedecen.

#7. EN FINLANDIA NO EXISTEN LOS EXÁMENES ESTRESANTES

La gente finlandesa suele decir: “O nos estamos preparando para la vida, o nos estamos preparando para los exámenes y estamos eligiendo la primera opción”. Como resultado, no hay exámenes en las escuelas finlandesas. Los controles y las pruebas intermedias son a discreción del profesor. Solo hay un examen estandarizado obligatorio al final del ciclo secundario. Los maestros no se preocupan por los resultados, no los tienen en cuenta y no preparan específicamente a los niños para esta prueba.

Educación convencional

En la educación convencional, los estudiantes están estresados con la idea de rendir los exámenes (parciales, intermedios y finales), los maestros muchas veces, son quienes ejercen esa presión al decirles “no se olviden de estudiar para el examen” creando una sensación de angustia y terror a esta simple idea, ya que, de fallar, la consecuencia es muchas veces la desaprobación del curso.

#8. EN FINLANDIA PREPARAN A LOS ESTUDIANTES SOBRE FINANZAS

Sólo lo que puede ser necesario en la vida práctica se enseña en la escuela. Los registros no son útiles, no son estudiados. Pero desde una edad temprana, los niños saben qué es una cartera, un contrato, una tarjeta bancaria. Pueden calcular el porcentaje del impuesto sobre el patrimonio o los ingresos, crear una tarjeta de visita en línea en Internet, pueden calcular el precio de los bienes después de varios descuentos.

Educación convencional

Siendo algo tan importante, y que los futuros ciudadanos deben aprender, en la educación convencional esto no es ni remotamente una prioridad, prefieren mantener a los alumnos aprendiendo el nombre de los ríos, los años de las guerras y uno que otro curso sin ningún sentido y que bien podría ser estudiado con el internet.

#9. EN FINLANDIA SABEN RECONOCER LAS HABILIDADES DE LOS ESTUDIANTES

Los maestros intentan captar la atención del alumno, pero si él o ella no tiene ningún interés en absoluto o no tiene la capacidad de aprender, está orientado hacia un aprendizaje significativo para una profesión “simple”. No es bombardeado con malas notas. Todos no construyen aviones, alguien debe manejar bien los autobuses.

Educación convencional

Este es otro gran problema del que adolece la educación convencional, se cree que todos los estudiantes están hechos para que sean buenos en las matemáticas, literatura o ciencias sociales, luego de eso si el alumno no rinde en cualquiera de estas materias los consideran como no aptos, irresponsables, flojos y ciertamente los desaprueban del curso, teniendo que repetir nuevamente el año.

#10. EN FINLANDIA PREPARAN A LOS NIÑOS PARA SER INDEPENDIENTES Y EXITOSOS

Los finlandeses creen que el papel de la escuela es preparar al niño para una vida futura independiente y exitosa. Por lo tanto, la escuela enseña a pensar y adquirir conocimiento por uno mismo. Lo importante no es aprender las fórmulas, sino saber usar un directorio, un texto, Internet, una calculadora. Todos los recursos necesarios para resolver problemas comunes.

Educación convencional

Muchas veces en la educación convencional todo se trata de imposición, los maestros determinan que está bien y que no, en base a su juicio y criterio, “encasillan” a los alumnos y no les dan la oportunidad de pensar libremente o tener ideas distintas, todo se basa en la “currícula escolar” que otorga el estado, nadie puede salirse de esos parámetros.

Fuente de la Noticia:

https://latinmoney.net/10-grandes-diferencias-entre-el-sistema-educativo-finlandes-y-la-educacion-convencional/

ove/mahv

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El ir y venir de las modas educativas

España / 13 de enero de 2019 / Autor: Marta Ferrero / Fuente: Cuaderno de Cultura Científica

Las modas educativas han existido siempre. Por moda educativa se entiende aquí a cualquier propuesta metodológica o recurso educativo que, en un momento dado, se cuela con furor en un determinado distrito escolar y, transcurrido un tiempo más o menos extenso, desaparece sin dejar prueba sólida alguna de haber contribuido al aprendizaje de los alumnos.

No todas las modas educativas son iguales. Hay modas “inofensivas”, ya que no implican cambios ni medidas significativas de ningún tipo, como aquella que introdujo la música de Mozart en las aulas para mejorar el rendimiento cognitivo de los alumnos. Y hay modas claramente perjudiciales, bien porque suponen un gasto sustancial de tiempo y dinero que pueden dedicarse a metodologías con eficacia probada (Busso y Pollack, 2014), bien porque pueden dificultar o impedir el aprendizaje de todo el alumnado o, como mínimo, de una parte del mismo (Carnine, 2000). Un ejemplo del primer caso, en referencia a las modas perjudiciales, es la aplicación de la teoría de las Inteligencias Múltiples en las aulas (Hodge, 2005). Mientras que un ejemplo del segundo caso es (o, quiero pensar, fue) la adopción del método global para la enseñanza inicial de la lectura (Stahl, 1999). Son estas últimas modas las que centran el contenido de este post.

Antes de continuar, conviene aclarar que el término moda educativa no es irremediablemente sinónimo de innovación educativa. Una moda educativa no se apoya en ninguna teoría válida ni está respaldada por estudios científicos que demuestren su eficacia. Habitualmente, su difusión viene de la mano de determinadas empresas o personas afines que logran popularizarla entre los responsables de la formación continua del profesorado, las autoridades educativas o los propios docentes a través de libros, publicaciones periódicas o estudios preliminares de baja calidad (Slavin, 1989). Por el contrario, una innovación educativa puede referirse a cualquier elemento novedoso que se introduce en un sistema educativo o colegio y conduce a un cambio en las ideas, prácticas, productos o servicios del mismo (Carrier, 2015). Este cambio puede estar o no respaldado por la evidencia.

¿Cómo se popularizan las modas educativas?

En el año 2017, Nathalie Carrier publicó un trabajo fruto de su tesis doctoral que tenía como objetivo determinar qué estrategias se habían utilizado para difundir siete modas educativas concretas y qué lugar ocupaba la evidencia en este fenómeno, aunque ella emplea el término innovación. Los medios que examinó para determinar cómo se difunden las modas educativas fueron revistas de divulgación educativa y comerciales, periódicos locales y blogs. Para analizar el contenido de estos medios, utilizó seis criterios de persuasión recogidos en la literatura sobre psicología social: Compatibilidad con las ideas previas, accesibilidad para su uso mediante explicaciones claras, practicidad para el trabajo en el aula, evidencia o calidad de la investigación que lo avala, credibilidad de las fuentes de las que procede la información y atractivo, referido a si la innovación resulta profesional, personalizada y/o divertida. Para ser consideradas populares, las modas analizadas tenían que cumplir al menos cuatro de un total de seis requisitos como, por ejemplo, poseer una entrada en diez blogs diferentes, contar con un hashtag en Twitter o una página en Facebook o haber sido empleadas por 10.000 individuos, 10 colegios o 5 distritos escolares.

A continuación, se presentan las conclusiones principales de su trabajo. En general, las dos estrategias más utilizadas para promocionar las modas educativas fueron, en primer lugar y a gran distancia del resto, el atractivo y en segundo lugar la credibilidad percibida, por delante de la evidencia, la practicidad, la accesibilidad y la compatibilidad. Junto a esto, los medios recurrían a un lenguaje emotivo o descriptivo, más que a uno basado en la evidencia disponible, para publicitar la moda en cuestión. Además, apenas unos pocos documentos citaban estudios de investigación sobre las modas anunciadas para determinar la efectividad de las intervenciones y ninguno de ellos describía o exploraba en profundidad dichos estudios. Más bien, el tipo de evidencia en la que se apoyaban los documentos consultados eran estudios informales, anécdotas basadas en experiencias personales o datos estadísticos generales sobre los problemas que abordaban las modas o sobre su uso.

La información sobre un determinado método educativo puede sonar convincente al mostrarse adornada con historias y anécdotas emotivas o referencias a fuentes afines creíbles. Pero, a la vez, esta información puede no estar corroborada sino simplemente basada en argumentos incorrectos y rudimentarios. Por esta razón, la autora recomendaba a los docentes estar alerta ante las influencias y sesgos que pueden producir las estrategias usadas para difundir las modas educativas. Junto a esto, les aconsejaba ser prudentes y formular preguntas críticas sobre dichas modas como, por ejemplo, qué estudios cuestionan su eficacia o, al menos, cuestionan los inconvenientes potenciales de la misma. Para terminar, Carrier sentenciaba que las estrategias detectadas a través de su trabajo de investigación pueden conducir a la difusión de modas ineficaces, inútiles e incluso perjudiciales para los alumnos.

En 1989, Robert E. Slavin describía las etapas por las que pasan las modas educativas hasta popularizarse dentro de la comunidad educativa. A modo de resumen, este investigador situaba como primera etapa la publicación de un método concreto en un libro, publicación periódica popular o evento educativo, seguida por la presentación de resultados preliminares y prometedores, aunque frecuentemente con pruebas muy deficientes. A pesar de ello, el método se expande entre algunos distritos escolares, más tarde entre otros colegios entusiastas de la innovación para hacerlo más tarde entre los responsables de la formación del profesorado, inspectores de educación, etc. Por último, el método termina expandiéndose rápidamente al resto de colegios a través de breves talleres impartidos o bien por los propios creadores del método o bien por formadores profesionales o bien por personal del centro formado ex profeso para ello. Desafortunadamente, solamente cuando el programa ya está de moda y muchos profesores lo están aplicando en sus aulas, comienzan a hacerse evaluaciones rigurosas de su eficacia. De hecho, para cuando comienzan a publicarse estudios de calidad y revisiones, con resultados a menudo negativos, ya es tarde. También ocurre con frecuencia que, a estas alturas, el interés por el método ya ha disminuido y es otra moda la que ha comenzado a despertar entusiasmo entre el profesorado.

¿Qué se puede hacer para evitar que las modas educativas se cuelen en los colegios?

La forma de frenar este péndulo, este ir y venir de las modas educativas, sostiene Slavin (1989), es cambiar las reglas del juego bajo las que las innovaciones educativas son elegidas, implementadas, evaluadas e institucionalizadas. El autor afirma que la comunidad educativa tiene que demandar evaluaciones rigurosas sobre las propuestas educativas que se ofertan antes de adoptarlas. También subraya la necesidad de reemplazar los cursos y talleres de formación breves por otros más extensos que incluyan un seguimiento a medio y largo plazo para comprobar si una determinada propuesta educativa está funcionando o no. Este seguimiento, esta evaluación de la eficacia de la propuesta, ha de incluir grupo experimental y control, con medidas de pre y postest (a poder ser estandarizadas) y garantizando que la aplicación de la propuesta en el aula se ha evaluado bajo condiciones reales y durante períodos de tiempo realistas. Además, sería recomendable que esta evaluación se hicieran primero a pequeña escala y después a gran escala.

Ya en el año 2006, Ben Goldacre, científico y divulgador, advertía de la necesidad de dotar al profesorado de las herramientas y autonomía suficientes para juzgar críticamente si un método educativo dispone o no de pruebas suficientes y válidas para su implementación en las aulas, lo cual favorecería que los docentes dejaran de depender de las injerencias externas (opiniones de expertos, ideologías de uno y otro color, etc.). Sin embargo, son varias las señales que ponen de relieve que aún estamos lejos de este objetivo. Por poner solamente algunos ejemplos, los profesores tanto en formación como en activo, dentro y fuera de nuestro país, albergan hoy en día un elevado número de ideas erróneas sobre teorías y métodos educativos (Cunningham, Perry, Stanovich & Stanovich, 2004; Dekker, Lee, Howard-Jones, & Jolles, 2012; Echegaray-Bengoa & Soriano-Ferrer, 2015; Ferrero, Garaizar, & Vadillo, 2016; Fuentes & Risso, 2015; Tardif, Doudin, & Meylan, 2015; Washburn, Mulcahy, Musante, & Joshi, 2017). Además, consultan más revistas divulgativas que científicas (Ferrero et al., 2016), a las que por cierto consideran menos fiables, accesibles y útiles que los talleres y cursos de formación (Landrum, Cook, Tankersley & Fitzgerald, 2002). Por último, la formación que reciben los estudiantes de educación en métodos de investigación, estadística, búsqueda en bases de datos o lectura de artículos científicos es insuficiente (Ferrero, 2018) y puede impedir que los futuros maestros puedan beneficiarse de los avances científicos en materia educativa.

Si nuestra sociedad aspira a una educación basada en las mejores pruebas disponibles y no en modas que vienen y van, es fundamental mejorar la cultura científica de todos los agentes de la comunidad educativa. Mientras esto ocurre, se presentan a continuación diez señales de alerta que pueden emplear los docentes para detectar prácticas educativas sin pruebas válidas sobre su eficacia (Lilienfeld, Ammirati & David, 2012).

Fotograma de “The Simsons”, serie creada por Matt Groening para Fox Broadcasting Company

Diez señales de alerta para detectar prácticas pseudocientíficas

1. Falta de falsabilidad y uso excesivo de hipótesis ad hoc

La falsabilidad se refiere a la capacidad de refutar una teoría con la ayuda de la evidencia. Una forma de convertir una teoría en irrefutable es usando hipótesis ad hoc. Esto es, invocando nuevas hipótesis sobre un determinado fenómeno a los resultados obtenidos para explicar por qué no se han confirmado las predicciones de la teoría. Por ejemplo, ante la inferioridad del método global frente al alfabético en la enseñanza de la lectura, los defensores del primero podrían alegar que las tareas empleadas para medir la velocidad y precisión lectoras no son las adecuadas.

2. Falta de autocorrección

Frente a las correcciones graduales que se hacen constantemente a las afirmaciones científicas, las pseudociencias tienden a mantenerse estancadas a pesar de que cada vez haya más evidencia en contra de lo que defienden. Un ejemplo de esta falta de autocorrección se puede observar en torno a la teoría de los estilos de aprendizaje. A pesar de la cada más abundante y sólida evidencia sobre su invalidez, su uso está aún muy generalizado en las escuelas.

3. Énfasis en la confirmación

El sesgo de confirmación consiste en buscar únicamente evidencia que apoya las hipótesis propias a la vez que se ignoran o reinterpretan de forma selectiva aquellas que van en contra. Este sería el caso, por ejemplo, del método Berard, Para defender su eficacia ante múltiples problemas de aprendizaje y conducta (ver la última señal de alerta), sus creadores aportan en la web oficial diversos testimonios de clientes que afirman que el método ha cambiado sus vidas. Sin embargo, esta web no contiene ninguna mención sobre la posibilidad de que el método puede no funcionar en todos los niños.

4. Evasión de la revisión por pares

Aunque no es perfecta, la revisión por pares proporciona cierta protección frente a la investigación de baja calidad. Brevemente, ésta consiste en la revisión de los trabajos de investigación por parte de varios investigadores independientes, a menudo tres o más, antes de su publicación. Sin embargo, no todas las revistas exigen una revisión por pares para publicar un trabajo de investigación. Este es el caso, por ejemplo, de Brain Gym. Este método de gimnasia cerebral, que llegó a utilizarse en más de 80 países (Hyatt, 2007), incluye en su web oficial una pestaña con un extenso listado de estudios de investigación que supuestamente demuestran su eficacia. Sin embargo, la mayoría son estudios cualitativos. Y, entre los que son experimentales, solamente dos han sido publicados en revistas de revisión por pares.

5. Confianza excesiva en pruebas basadas en anécdotas y testimonios

La suma de anécdotas no equivale a hechos. Las anécdotas son difíciles de verificar, tienen una representatividad muy cuestionable y siempre son muy vulnerables a múltiples explicaciones alternativas. Un claro ejemplo del uso de anécdotas aisladas para defender la eficacia de una intervención la encontramos en torno al método Doman. No hay estudios empíricos válidos sobre su eficacia pero sí múltiples testimonios de usuarios particulares, normalmente familias, que defienden el “a mí me funciona” y que son presentadas por los promotores del método como pruebas irrefutables de su éxito.

6. Ausencia de conexión

La conexión se refiere a si un conjunto de afirmaciones están edificadas sobre o conectadas con afirmaciones o hallazgos previos válidos. Las pseudociencias a menudo carecen de esta conexión. Un ejemplo de ello es la idea de que las diferencias en el hemisferio dominante (cerebro izquierdo, cerebro derecho) pueden ayudar a explicar las diferencias individuales entre estudiantes. Los defensores de esta idea ignoran la gran cantidad de investigación que muestra que los dos hemisferios cerebrales siempre trabajan juntos así como que ambos hemisferios son mucho más similares que diferentes a la hora de procesar la información.

7. Afirmaciones extraordinarias

Las afirmaciones extraordinarias requieren de hechos extraordinarios. Sin embargo, muchas pseudociencias no cumplen esta premisa. Un ejemplo de ello lo encontramos en los llamados niños índigo, de los que los creadores del método Asiri (que ha aterrizado en nuestro país) hacen bandera. Según ellos, estos niños irían más allá en la evolución humana desde el punto de vista espiritual y mental. Sin embargo, no aportan ninguna prueba que demuestre esta sorprendente afirmación.

8. Falacia ad antequitem

Consiste en apelar a la antigüedad, al “se ha hecho siempre”, para defender la validez de una práctica concreta. Esto sucede en muchas escuelas de educación infantil de nuestro país que llevan décadas empleando el método Doman y el método patterning (del mismo autor) en las aulas. Otro ejemplo claro es el uso de ciertas pruebas proyectivas, como el dibujo de la figura humana, en el ámbito de la psicología escolar a pesar de la falta de pruebas sobre su validez.

9. Uso de un lenguaje hipertécnico

Dentro de la comunidad científica, con frecuencia es preciso introducir nuevos términos para describir un hallazgo reciente. Sin embargo, desde el campo de las pseudociencias, se hace un abuso de la jerga técnica para dotar de mayor credibilidad a sus afirmaciones. Por ejemplo, los partidarios de las terapias auditivas, como el método Tomatis o Berard, recurren a menudo a un lenguaje hipertécnico, con expresiones como “hipersensibilidad al sonido” o “interferencia con un procesamiento eficiente de las señales sonoras” a la hora de describir los problemas que supuestamente remedian.

10. Ausencia de condiciones límite

En contra de lo que hacen los científicos, los defensores de prácticas pseudocientíficas no definen los límites de las prácticas que defienden. Esto es, no especifican en qué casos es o no eficaz una intervención. De hecho, defienden su uso para un abanico excesivamente amplio de condiciones. Este es el caso por ejemplo del método Irlen, cuyos promotores defienden su utilidad para innumerables problemáticas tanto físicas (por ejemplo, confort y sensibilidad a la luz) como psicológicas (por ejemplo, atención y concentración).

Nota: Aunque para cada alerta se han aportado uno o dos ejemplos concretos, prácticamente todos ellos podría utilizarse para ejemplificar muchas de las diez alertas.

Referencias:

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Carrier, N. (2017). How educational ideas catch on: The promotion of popular education innovations and the role of evidence. Educational Research, 59, 228-240.

Carrier, N. (2015). What catches on? The role of evidence in the promotion and evaluation of educational innovations (tesis doctoral). Universidad de Toronto, Ontario, Canadá.

Cunningham, A. E., Perry, K. E., Stanovich, K. E., & Stanovich, P. J. (2004). Disciplinary knowledge of k-3 teachers and their knowledge calibration in the domain of early literacy. Annals of Dyslexia, 54,139-167.

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Ferrero, M. ¿Qué saben los estudiantes de educación sobre métodos de investigación? Un estudio de los programas docentes españoles (en preparación).

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Fuente del Artículo:

https://culturacientifica.com/2018/05/17/el-ir-y-venir-de-las-modas-educativas/

ove/mahv

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