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España: Gobierno y comunidades comprarán medio millón de ordenadores y tabletas para los colegios

Europa/España/18 Junio 2020/elpais.com

Se trata de un programa distinto del fondo de 2.000 millones para la vuelta a las aulas que el Ejecutivo dará a las comunidades, de los que 400 irán a las universidades

La ministra de Educación, Isabel Celaá, ha anunciado este martes un programa específico de 260 millones de euros para la distribución de 500.000 dispositivos electrónicos para cerrar la brecha digital en el sistema educativo. Los ordenadores y tabletas tendrán acceso a Internet y serán entregados a los centros públicos, que serán los dueños de los mismos y a su vez los prestarán a los estudiantes que los necesiten. El objetivo, ha declarado Celaá en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros, es que “todo el alumnado tenga el acceso garantizado”, a diferencia de los problemas de desconexión que se han puesto de manifiesto durante este periodo de cierre escolar, en el que prácticamente la única forma de enseñanza ha sido a distancia. El Ejecutivo también ha aprobado, en paralelo, ayudas para las universidades.

El programa de digitalización de las escuelas tiene una dotación total de 260 millones de euros. De ellos, 190 los pondrá el Gobierno, a través de la empresa pública Red.es, y el resto, 70 millones, deberán aportarlo las comunidades que se adhieran. Los territorios podrán utilizar para ello parte del dinero que reciban del fondo de 2.000 millones que el Gobierno se ha aprobado este martes, en una decisión aparte, transferir a las autonomías (y que se distribuirá en función de la población escolar). Los dispositivos electrónicos irán solo a centros públicos porque la práctica totalidad de la partida de Red.es procede de fondos Feder, que según indican fuentes del Ejecutivo solo pueden ir a colegios e institutos de titularidad pública.

La ministra de Educación, Isabel Celaá, este martes tras el Consejo de Ministros. En vídeo, Celaá anuncia la movilización de 260 millones de euros para la digitalización de las aulas. EP | QUALITY

11% del alumnado

Las cifras ofrecidas por Celaá en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros supone que cada ordenador o tableta costará, incluyendo la conexión a Internet que lleve aparejado, 520 euros. Su número representa el 9,7% de los 5,5 millones de alumnos de la enseñanza pública preuniversitaria. Pero si se toman solo los estudiantes de Educación Primaria, ESO, Bachillerato y Formación Profesional, que serán sus desinatarios naturales, el porcentaje cubierto con el nuevo programa se eleva al 11,6%.

No existe un censo claro de cuántos alumnos han sufrido la desconexión durante el cierre escolar. Las comunidades autónomas han ofrecido datos difícilmente conciliables, basados en sondeos o en la información que les han proporcionado los centros. Los porcentajes de alumnos desconectados declarados por las comunidades han oscilado, por ejemplo, entre el 2,5% de Castilla-La Mancha, el 2,9% de Andalucía, el 3% de Murcia, el 4,5% de Cataluña y el 10% de Navarra. El Ministerio de Educación ha señalado este martes que, según la edición de 2018 del informe PISA, el 9% de los alumnos no dispone de ningún ordenador en su casa.

La Fundación Cotec, especializada en innovación, advirtió en abril de la gran desigualdad social aparejada a la brecha digital. Si se divide a los hogares con alumnos preuniversitarios en cuatro grupos según su nivel de renta, el 14% de los más pobres no tienen ningún ordenador en casa y el 44% solo uno. En el siguiente grupo dichos porcentejes alcanzan el 4% y el 33% respectivamente. Las diferencias también son pronunciadas en función de la titularidad de la red. “Los centros públicos atienden de manera mayoritaria a los alumnos de entornos socioeconómicos más vulnerables”, señala el documento titulado Covid-19 y Educación, problemas, respuestas y escenarios, escrito por Ainara Zubillaga y Lucas Gortázar.

Padres teletrabajando

Leticia Cardenal, presidenta de la federación de asociaciones de padres mayoritaria en la pública, Ceapa, subraya, además, que en un escenario de confinamiento como el que se ha vivido y puede repetirse, tener un ordenador o incluso dos en un hogar con frecuencia no es una garantía. «Si en una casa viven cuatro o cinco personas y los padres teletrabajan, siguen faltando ordenadores», afirma Cardenal.

Las comunidades han puesto en marcha planes para repartir tabletas y tarjetas de datos para paliar la falta de acceso a la enseñanza online que los hechos demuestran que no han solucionado del todo el problema. Hace dos meses y medio, Kiko Romero, estudiante de segundo de bachillerato en un instituto público de Madrid, contaba en este periódico que estaba siguiendo la docencia a través del móvil, y este martes seguía igual. “No he tenido ordenador ni wifi para preparar la selectividad, lo he estado haciendo todo con el teléfono. Al final te haces a ello, pero es complicado. Ha habido clases en las que te subían la nota por ver vídeos y no he podido verlos, y tampoco he seguido las clases online porque no me llegaban los datos”, dice. Romero ha descartado estudiar Medicina porque no cree que vaya a tener suficiente nota. En las últimas semanas de estado de alarma ha pasado de pensar en hacer Enfermería a decantarse por Psicología.

Paquete para las universidades

El Gobierno ha aprobado también un paquete de 400 millones de ayuda para el comienzo de curso en las 50 universidades públicas españolas (48 imparten grados). De esta forma el Ejecutivo quiere paliar las necesidades de las universidades derivadas de la crisis provocada por la covid-19. Es decir, tal y como se afirmó en el documento de recomendaciones para el próximo curso del Ejecutivo, que se destinen fondos a mejorar las plataformas informáticas, acondicionar los espacios para mantener el metro y medio de separación interpersonal o formar a los profesores sin preparación para impartir las clases a distancia. Estos 400 millones son el 20% del fondo adicional para fines educativos que el Gobierno va a entregar a las comunidades para el inicio del curso, que asciende a 2.000 millones.

Los 400 millones se distribuirán entre las autonomías en función de la población de 17 a 24 años de cada comunidad en 2019, según las cifras del Padrón de 2019. Manuel Ortega, secretario de Universidades de UGT, se felicita de la partida pero cree que el reparto va a haber discusión: “Se van a quejar universidades receptoras de muchos estudiantes de fuera, como pueden ser las de Madrid, Salamanca o Granada, que salen mal paradas”.

Ramón Caballero Klink, de CSIF, también se alegra de la dotación que no esperaba porque al anunciarse los 2.000 milllones para educación nadie precisó que una parte serían para Universidad. Pero, como el secretario de UGT, remarca que el principal problema es la sobrecarga que pueden padecer las plantillas. “Un profesor de Medicina no se puede desdoblar para dar las prácticas si va a haber grupos más pequeños”.

En una nota la conferencia de rectores (CRUE) ha valorado positivamente la dotación, porque les “ayudara a que los procesos de adecuación que tengamos que poner en marcha en nuestros centros se realicen con rapidez y a que el impacto sobre la comunidad universitaria, especialmente sobre el estudiantado más vulnerable, sea mínimo”. Por eso reclaman a las administraciones que agilicen la ejecución y eviten “trámites burocráticos que ralenticen un proceso que debe ponerse en marcha cuanto antes”.

Rearmarse

La pandemia cogió con el pie cambiado a las universidades públicas muy volcadas tradicionalmente en la enseñanza presencial y el ministerio reconoció en sus instrucciones del 10 de junio que la mudanza lectiva al remoto había “interferido en el normal desarrollo de la actividad universitaria”. Por eso, los rectores, los sindicatos y los estudiantes han insistido mucho en la necesidad de rearmarse. “Dicha estrategia implica una mejora del equipamiento informático y redes telemáticas de las universidades, una capacitación del profesorado en el uso de la comunicación digital y una ayuda de la Administración universitaria para la conectividad adecuada del conjunto del estudiantado, de forma que ningún estudiante sea discriminado por la persistencia de la brecha digital”. La CRUE estimó, tras hacer una encuesta, que 36.000 universitarios no tenían dispositivos o conexión para seguir las clases que de un día a otro se mudaron a online.

Si no hay rebrote, la mayoría de las clases magistrales se impartirán online -dependerá del espacio del que disponga cada centro- y la parte de prácticas y seminarios pisando el campus. Castells, profesor en excedencia de la telemática Universitat Oberta de Catalunya, considera que se necesita una “estrategia de digitalización reforzada del sistema universitario”, no solo para la pandemia sino para “flexibilizar las modalidades de enseñanza”. Pero los rectores, una vez pasado el pánico inicial del confinamiento que les llevó a focalizarse en la enseñanza remota, se muestran cada vez más partidarios de la presencialidad que desaira el ministro.

Fuente: https://elpais.com/educacion/2020-06-16/el-gobierno-destina-262-millones-a-la-compra-de-500000-ordenadores-y-tabletas-para-los-colegios.html

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Que nadie se quede atrás: dificultades en los márgenes del sistema

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

La pandemia se ha cebado con quienes más complicado lo tienen en general. Falta de dispositivos, poca conectividad, familias en la cuerda floja o situaciones personales muy duras, se mezclan en los márgenes del sistema educativo, en las sombras de lo «ordinario». Hablamos de aulas de enlace, de centros de inserción laboral o de escuelas de segunda oportunidad.

A las pocas semanas del decreto del estado de alarma pareció que buena parte de la sociedad se diera cuenta de que había una brecha digital importante en el país. La ministra, Isabel Celaá la cifraba, según los datos del INE, en torno al 10 o 12 % del alumnado. Quienes no tenían dispositivos electrónicos que facilitasen o, siquiera, permitiesen la continuidad de la enseñanza a distancia.

Pero este porcentaje es solo una media, no entiende de matices. Y en no pocas ocasiones, puede suponer, en realidad, el 80 o el 90 % de la población de un centro educativo.

La pandemia ha hecho saltar las costuras del sistema. Unas costuras que quedaban tapadas con la educación presencial que, en mayor o menor medida, podía hacer frente de un modo más eficaz a lo que subyace a la brecha digital, que es la social, la económica, la cultural.

Y estas costuras pueden verse más abiertas y rotas precisamente en los márgenes del sistema. Aquello que no es lo ordinario y cotidiano, a veces forma parte de la enseñanza obligatoria; en otros casos, la postobligatoria.

Hemos hablado con dos personas que trabajan en la Comunidad de Madrid. Ninguna quiere que se den demasiados datos identificativos para así evitar posibles problemas con la Administración educativa. Una de estas personas, a la que llamaremos Juan, trabaja en lo que se conoce como un ACE, es decir, un aula de compensación educativa. Están diseñadas para escolarizar a chicas y chicos de 15 años, en sus últimos meses de educación obligatoria.

Son lugares en los que se mezcla la enseñanza de materias troncales, como lengua o matemáticas, adaptadas a sus necesidades y sus conocimientos, junto a otras enseñanzas de ‘taller’, relacionadas con ciclos formativos. Estas también son muy iniciales y pretenden abrir una posible vía para continuar la escolarización en la FP. El perfil del alumnado es variado, pero comparte situaciones familiares, socioeconómicas y educativas complejas. Son las personas que el sistema ordinario centrifuga. Como la Administración está obligada a su permanencia en un centro educativo, van a un ACE.

La otra persona, llamémosla Elvira, trabaja en una UFIL, unidad de formación e inserción laboral. Entre su público se encuentran personas que pueden venir de un ACE, pero no solo. También hay jóvenes mayores de edad, migrantes recién llegados, personas peticionarias de protección internacional, chicas y chicos que no sabían muy bien dónde ir y acabaron en una… Tantas realidades como personas. Hacen también clases de materias troncales y buena parte del resto, talleres: jardinería, fontanería, peluquería, carpintería…

Para salvar la situación han tenido, como casi todo el mundo, que hacer de todo. Utilizar sus teléfonos móviles para comunicarse por WhatsApp con su alumnado, imprimirles las tareas y llevárselas a casa en las semanas de mayor confinamiento (ahora chicas y chicos pueden acercarse al centro para recoger este material)… Han tenido que buscar donaciones particulares para ceder tablets a algún alumno… De la Comunidad de Madrid, nos dice una de estas personas, solo han recibido medidas imprecisas relacionadas, además, con alumnado de bachillerato.

Sin dispositivos, sin cercanía

«Han perdido la cercanía», nos dice Juan. El contacto y la socialización con sus compañeros y con docentes que les escuchan y les atienden. Elvira, dice, cree que este punto, precisamente, es el que ha conseguido que no ocurriese lo que ella temió al principio: que se descolgasen muchos chicos estas semanas atrás. Dice que está sorprendida porque se han mantenido las cifras de continuidad con los estudios.

Casi en la otra punta del país, en Cataluña, está Begonya Gasch. Ella, además de ser vicepresidenta de la Asociación de Escuelas de Segunda Oportunidad (centros privados que realizan una labor muy similar a la de las UFIL de Madrid), es la directora de una de estas escuelas, El Llindar.

A las dificultades habituales de todos los centros educativos, Gasch le añade el hecho de que el trabajo que hacen en El Llindar, y en todos los de la asociación, no está reconocido como una parte del sistema educativo. Se manejan vía subvención por proyectos (ni siquiera es un concierto educativo), de manera que están mirados con lupa cada vez que han de justificar. Han pasado algunas semanas complicadas, de hecho, viendo cómo justificar el trabajo que han estado manteniendo también estas semanas.

Unos días que han pasado de manera similiar: maximizar los contactos con chicas y chicos para que nadie se quedase atrás, búsqueda de donaciones para equipar a su alumnado con algunos dispositivos más allá del teléfono móvil. «Trabajamos con (las consejerías de) Educación y Empleo y no hemos recibido indicaciones ni material».

Para Begonya Gasch «se han roto las costuras» pero, a su modo de ver, «no se trata de poner parches, se trata de hacer un traje nuevo». A esto se suma la brecha digital y de conectividad. En El Llindar han dedicado mucho esfuerzo a conocer las necesidades técnicas materiales del alumnado y las familias. Un trabajo que les ha llevado bastante tiempo, porque lo que ella considera como mínimos, no lo son para su alumnado. «Un ordenador, hoy, no es un instrumento de trabajo para muchos de nuestros jóvenes y tenemos que ver qué pasa ahí». Y aunque han conseguido patrocinios empresariales para dar conectividad a 50 de sus alumnos, así como donaciones de equipos informáticos, para ella lo más importante no es esto. «Sin el vínculo, sobre todo con estos chicos que se han desenganchado y que el sistema centrifuga sistemáticamente» no se alcanzan los objetivos, por mucha tecnología que se ponga entre medias.

«Solo tres alumnos tienen conexión a Internet en casa», dice Juan. Esto es lo que les obligó a trabajar con WhatsApp. Para haccerlo, adaptaron algunos materiales «y nos envían fotos de lo que van haciendo». En el ACE en el que trabaja han intentado adaptar el contenido de las materias troncales (de ámbito, se denominan), realizando pequeños proyectos interdisciplinares. Han repasado mucho lo aprendido en los dos primeros trimestres.

Elvira relata situaciones similares: «Chicos que no tienen recursos técnicos, problemas de dispositivos, que comparten el teléfono con sus padres, con problemas de conexión o que no tienen ni casa». Y, si tienes suerte y tienes acceso a tecnología «no tienen suficiente autonomía» como para hacer el trabajo desde casa con normalidad. Ella tiene claro que cuando no hay presencialidad, al menos con cierto alumnado, «se desmoralizan, se decepcionan, se deprimen y abandonan».

Begonya Gasch también destaca esto. «No todo es la conectividad, por muy importante que sea». Si lo es «el vínculo, sobre todo con estos chicos que se han desenganchado y que el sistema centrifuga sistemáticamente». A lo que se suma, comenta, «la poca autonomía». Asegura que el «universo simbólico» de su alumnado en relación a las tecnologías «es muy reducido: con Instagram y WhatsApp tienen suficiente». En El Llindar han hecho clases por Instagram e, incluso, «patios virtuales por el móvil».

También han hecho muchas videollamadas. Asegura Juan que lo emocional ha sido una constante en sus comunicaciones, en ambas direcciones. «Es prioritario para nosotros; el acompañamiento es parte del éxito del ACE».

Curiosamente, o no tanto, el confinamiento y la obligación de comunicarse mediante WhatsApp ha supuesto un mayor acercamiento con las familias del alumnado. «No tener que hablar directamente con el personal del centro ha podido ser una ventaja».

Dónde queda la práctica

Y a las dificultades de llevar el material educativo hasta el alumnado, principalmente de la materias «teóricas», se suma la brecha cuando han de acceder a conocimientos técnicos, manuales. Los que, en buena medida, les abrirían la puerta a seguir estudiando y a conseguir una cierta seguridad en su inserción en el mundo del trabajo.

En algunos casos, como pueden ser los estudios de peluquería o cocina, han conseguido solventar, mal que bien, la situación a base de tutoriales de Internet. Han intentado también dar alguna clase a distancia pero «no es lo mismo», asegura Elvira. «Lo que necesitan es venir», asegura. «Esa es la excusa (de este tipo de centros) y eso es lo que se han perdido».

A la dificultad de llevar las enseñanzas prácticas al entorno de la casa se suma el hecho de que en mayo, por ejemplo, desde la UFIL se hacen visitas a centros de formación profesional para que el alumnado vaya pensando qué hacer cuando le toque salir. Y, comenta Gasch desde El Llindar, también está la pérdida de las prácticas que hacían con empresas dado el confinamiento.

También cree que a pesar de estas dificultades, no ha decaido el número de chicas y chicos que han estado conectados a las «clases» porque, dice, «puede que consideren las tareas como un mecanismo de estar en contacto con gente que les hace caso y les atiende».

Todo un logro teniendo en cuenta que el alumnado que ven cada año tiene unas circunstancias, en general, muy complicadas. A las que, este fin de curso, se ha sumado una buena cantidad de ERTE y las dificultades para conseguir pagar los básicos. De hecho, desde El Llindar, una de las cosas que han estado haciendo, ha sido preparar comidas para sus alumnos. Han duplicado el número de servicios este tiempo.

Próxmo curso

«Prefiero no pensarlo», confiesa Juan. Su centro no puede cumplir con las medidas de distancia social impuestas desde el Ministerio de Sanidad. No tienen espacios suficientes y sí más alumnos de los que cabrían.

Igual está Elvira. Hablamos con ella antes de que las administraciones educativas estatales y autonómicas determinasen que en vez de 2 metros de distancia de seguridad entre alumnos, se bajaría a 1,5. Peor. «El tema de los 2 metros no lo veo, nada. No quiero ni pensarlo», asegura, para decir que se centrará más en terminar el curso de la mejor manera posible. Pero ya no solo por su centro, sino en todas las etapas, especialmente, dice, en primaria. «No hay sitio, ni recursos humanos y los niños son niños. De infantil hasta la adolescencia, son etapas de mucho contacto físico, emocional… no quiero ni pernsarlo».

En El Llindar, cuenta Gasch, que están trabajando una colaboración con la UOC (la universidad a distancia catalana) para crear contenidos y metodologías online de cara a un inicio de curso en el que se pudiera combinar los presencial con lo a distancia.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/06/16/que-nadie-se-quede-atras-dificultades-en-los-margenes-del-sistema

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La evaluación de los aprendizajes en educación básica frente a la emergencia sanitaria

Por: Sergio Martínez Dunstan

En la colaboración anterior, Un dilema de promoción en la educación a distancia. Aprobar por decreto o reprobar por “faltista” (https://bit.ly/2M4X9EF), exhibí el vacío legal sobre la evaluación del aprendizaje, acreditación, promoción, regularización y certificación producto de la emergencia sanitaria. Expuse un caso particular en el cual las normas establecidas en el Acuerdo 11/03/19 (http://bit.ly/2FZXYM7) resultaban insuficientes. La Secretaría de Educación Pública se pronunciará al respecto en los subsecuentes días. Así da cuenta de ello la Guía de Trabajo para la Sesión Ordinaria de Cierre del Ciclo Escolar 2019 – 2020 ante COVID-19 Educación Básica la cual ha sido filtrada a través de las redes sociales. Todavía no ha sido difundida por las autoridades educativas, es extraoficial. Parece auténtica, su diseño es similar a las anteriores, pero no sería la definitiva porque detecté algunos errores ortográficos y “dedográficos”. Por ejemplo, en la página 15 está escrita la palabra “exepcion” en lugar de excepción y “asitencia” en vez de asistencia. También le hacen falta los anexos. Es de esperarse la versión final de lo contrario serían imperdonables tales descuidos. El contenido se apega a la exposición del Secretario de Educación Pública en la conferencia de prensa del 29 de mayo de 2020 (https://bit.ly/3gNjjsR).

En la citada guía, se revela el aún desconocido Acuerdo del Consejo Nacional de Autoridades Educativas (CONAEDU) por el que se establecen diversas disposiciones oficiales para valorar y cumplir con el plan y programa de estudios de educación básica para la conclusión del ciclo escolar 2019-2020. A través de ella, se instruye llevar a cabo el próximo 8 de junio la última sesión del Consejo Técnico. Se pretende, en uno de los cuatro propósitos definidos, analizar los criterios de valoración del tercer periodo y del ciclo escolar 2019 – 2020. De igual manera, se reconoce explícitamente que el acceso a la oferta educativa durante la pandemia ha sido desigual, ya sea por carencia de recursos tecnológicos o por falta de condiciones en los hogares. Textualmente se señala: “En consecuencia y en atención al principio de interés superior de niñas, niños, adolescentes (NNA) se establecen criterios inclusivos para la evaluación del tercer periodo y la asignación de calificaciones”. Se determina finalizar el presente ciclo escolar el 19 de junio próximo. Por ello, recomiendan contemplar algunas acciones como por ejemplo el proceso de valoración de los resultados de aprendizaje de los alumnos y, cuando sea posible, la entrega de resultados de evaluación del tercer periodo, boletas de evaluación y certificados a las madres, padres de familia o tutores. ¿Cuáles serían esos criterios de valoración?

  1. La evaluación es y seguirá siendo responsabilidad del docente de grupo o de asignatura, según sea, y en su ausencia, el Director o el Supervisor.
  2. Se tomarán en cuenta las experiencias y conocimientos de todo el ciclo escolar incluidos los aprendizaje formales previstos en el currículo y/o los adquiridos en la convivencia cotidiana durante el periodo de contingencia.
  3. En educación preescolar no se registrará la evaluación del tercer periodo. En primaria y secundaria, el docente tiene la facultad de agregar otros elementos gr. aquellas actividades realizadas por medios digitales, de manera virtual y efectiva.
  4. Una de ellas bien pudiera ser la Carpeta de Experiencias sin la obligación de remitirla por el medio que sea. En todo caso, se utilizaría como elemento de valoración diagnóstica en el inicio del próximo ciclo escolar.
  5. De ser así, siempre será en beneficio de los educandos.
  6. De lo contrario, si no existiera ningún otro elemento adicional por las razones que fueren, la calificación del tercer periodo consistiría en el promedio de las calificaciones obtenidas en los dos periodos de evaluación previos.
  7. El criterio de asistencia carece de valor alguno para la acreditación y promoción de grado o nivel educativo del ciclo escolar.
  8. El ingreso de los estudiantes de sexto grado a la secundaria será sin la obligación de realizar examen alguno.

¿Cuáles serán los criterios para la acreditación y promoción de grado o nivel?

Los mismos establecidos en el Acuerdo Número 11/03/19 exceptuando el criterio de asistencia.

¿Cómo y cuándo se darán a conocer los resultados de evaluación?

Los días 18 y 19 de junio se les comunicará a los padres de familia la calificación y se les hará entrega las boletas y los certificados, en formato electrónico, si la familia dispone de medios de comunicación telefónica o electrónica. La entrega física se realizará al inicio del próximo ciclo escolar.

Sobre este relevante asunto, en la aludida guía, se exhorta que: “En aquéllos casos en los cuales las niñas, niños, adolescentes demuestren contar con los conocimientos, habilidades y destrezas superiores a los reflejados en el tercer periodo de evaluación del ciclo escolar 2019- 2020, y ameritan una calificación mayor a la asentada en la boleta de calificaciones o certificado, la maestra o el maestro, podrán realizar la rectificación de la calificación al final del periodo de diagnóstico y emitirla nuevamente. Las autoridades educativas involucradas, principalmente las áreas de control escolar, deberán realizar las gestiones necesarias con la finalidad de ejecutar el cambio de las calificaciones de manera inmediata y registrarlo en los sistemas de información correspondientes.”

Como se puede apreciar, según lo expuesto en los párrafos anteriores, se intenta llenar los vacíos normativos ausentes en el Acuerdo 11/03/19 en el cual se dejan de lado circunstancias extraordinarias. Como esta necesidad de llevar a cabo las actividades de enseñanza aprendizaje a la distancia ante la imposibilidad de hacerlo de manera presencial por el cierre de las escuelas, como tradicionalmente se ha venido realizando, dadas las consecuencias de la emergencia sanitaria.

Primero. El maestro es el único responsable de evaluar el aprendizaje de los educandos, de asignar calificaciones a sus alumnos, nadie más.

Segundo. El derecho de los educandos, las madres y los padres de familia o tutores, tienen de conocer los criterios de evaluación del aprendizaje, los procedimientos empleados, así como los resultados obtenidos.

Tercero. Los referentes de evaluación son los aprendizajes esperados, los enfoques pedagógicos y aquéllos que considere necesarios el maestro siempre y cuando sea en beneficio de los alumnos. Nunca lo contrario.

Cuarto. Los resultados de evaluación y la escala de calificaciones se apegará a los establecido en el artículo 10 del Acuerdo 11/03/19.

Quinto. En preescolar así como en los grados de primero y segundo en educación primaria se acreditarán con sólo haber cursado el grado. En otras palabras, serán promovidos automáticamente según el artículo 12 del Acuerdo 11/03/19.

Sexto. En el resto de los grados de primaria (tercero a sexto) y secundaria (primero a tercero) se procederá de acuerdo los artículos 11 y 12 del Acuerdo 03/11/19 exceptuando lo relativo a la asistencia de los alumnos como criterio de promoción.

Séptimo. Se procederá la certificación de estudios en preescolar, primaria y secundaria conforme al artículo 14 del Acuerdo 11/03/19.

Octavo. Con respecto a la regularización se realizará de acuerdo con el procedimiento que para tal efecto establezca la Dirección General de Acreditación, Incorporación y Revalidación (DGAIR) en las Normas de Control Escolar, en coordinación con la Dirección General de Desarrollo Curricular, tal cual se refiere en el artículo 13 del Acuerdo 11/03/19. La regularización se llevará a cabo a partir del 10 de agosto una vez iniciado el ciclo escolar 2020 – 2021 y tendrá una duración mínima de tres semanas.

Noveno. Se entregarán las boletas y los certificados en electrónico. Y en formato físico durante el transcurso del próximo ciclo escolar en cuanto las condiciones de la emergencia sanitaria permitan la reanudación de actividades presenciales en las escuelas.

De lo anterior, se asoman de manera tenue ciertas tradiciones arraigadas en la cultura escolar. Se guardarán para otro tiempo la Ceremonia de Graduación; la entrega oficial de diplomas, constancias de buena conducta, boletas, certificados; el cambio de escolta; los padrinos de generación y de los egresados; entre otras. Se me dificulta proyectar su impacto. Son apreciadas socialmente al margen de nuestra opinión. Forman parte de nuestra realidad, somos producto de ellas. Los estudiantes quedarán marcados para siempre. Esta generación se distinguirá por la la ruptura de paradigmas. La generación emergente, la generación disruptiva. La generación COVID-19.

Por otra parte, la prudencia es sabia consejera. Conviene esperar la publicación del Acuerdo del CONAEDU. Aunque es cierto que la rectoría de la educación es atribución exclusiva de la autoridad federal sería un mensaje alentador en aras de la gobernanza cada vez menos socorrida y del necesario desarrollo del Sistema Educativo Nacional establecido en la Ley General de Educación una buena dosis de coordinación. Resultaría por demás relevante anteponer el bien común por encima de los intereses particulares o de grupo. El transcurso de los acontecimientos terminará por dejarnos en claro las verdaderas intenciones de los actores implicados.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-evaluacion-de-los-aprendizajes-en-educacion-basica-frente-a-la-emergencia-sanitaria/

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¿Para qué educa el maestro contemporáneo?

Por: Gustavo Troncoso Tejada

En medio de esta crisis, pareciese ser que se evidencia un momento oportuno en el cual los docentes puedan recuperar el rol pertinente en nuestras sociedades contemporáneas. Y es que, el situar diálogos reflexivos y críticos constantemente, en torno a sobre para qué estamos realizando los procesos de enseñanza-aprendizaje elevará el espíritu crítico y transformador de nuestra profesión.

¿Podemos hablar de educación centrada en las dimensiones del ser humano? ¿Es realmente el desarrollo del pensamiento crítico un recurso para transformar sociedades individualistas a sociedades más justas y centradas en el bien de la mayoría? ¿Es la escuela realmente un espacio de encuentro social o más bien es un espacio que facilita la reproducción de las culturas dominantes y las lógicas de mercado?

En el mundo antiguo, los griegos desarrollaron conceptualizaciones en torno al Areté o también concebida como la excelencia y la virtud, y es que para filósofos como Sócrates, Platón y Aristóteles la importancia de trabajar la Areté se consolida como una idea inteligible que ilumina el camino del alma de las personas para el desarrollo máximo de las virtudes de cada ser humano.

Para ello, la paideiaeducación o formación se consolidó desde una práctica constante del hábito como un motor hacia la excelencia donde el conseguir la armonía entre las diversas virtudes favorecería no solamente el perfeccionamiento humano, sino que también a la comunidad entera. Si bien, esta paideia o proceso educativo busca desplegar en los maestros de la época métodos de crianza para la educación de los niños, entorno al cultivo de valores y habilidades pertinentes a la estructura física de la polis. Estas, se suscriben al fortalecimiento del bien común, el amor, igualdad y justicia, movilizados en su conjunto hacia el servicio de lo público.

Desde esta perspectiva, los maestros filósofos del mundo antiguo centran a la educación como un eje central que facilita el cultivo de la excelencia en los individuos. de forma que pueda contribuir al bien común de todos sus miembros. Ante esto, cabe preguntarse ¿es acaso ese sentido de la educación que movilizaba a los maestros griegos, el mismo qué moviliza a los maestros contemporáneos?

La pandemia ha puesto en evidencia las múltiples grietas de nuestros sistemas educativos reflejando cuales son las prioridades de nuestros gobiernos y sus respectivas políticas educativas, con ello pareciese ser que han sido muy pocos los sistemas educativos que han podido sostener realmente métodos de enseñanza centrados en fomentar y satisfacer diversas necesidades humanas como la emocional, la reflexión y el pensamiento crítico en medio de la crisis por sobre una mera instrucción a distancia disfrazada como “recurso de aprendizaje” plasmada en guías, fichas online, video llamadas, o docentes que han mutado a una especie de youtuber.

Para el caso latinoamericano, especialmente el de Chile, la crisis ha evidenciado con mayor amplitud los niveles de desigualdad y es que las decisiones políticas han ido orientadas hacia la preservación del modelo económico, que ya venía de una crisis social profunda arrastrada desde octubre del 2019 a causa del estallido social vivida en el país sudamericano. Esta problemática se refleja en que las medidas de protección y asilamiento han ido dirigidas para todos, sin embargo, no han otorgado tranquilidad económica para un sector importante de la ciudadanía, afectada por las alzas de desempleo y un Estado que no ha sido capaz de regular y frenar el aumento de precios en los insumos básicos para vivir. Desde este horizonte, el despliegue de la acción curricular del Ministerio de Educación es homogéneo a las medidas del Estado, ya que el plan educativo ha reflejado que solo favorece a un sector de la población, que puede acceder a un tipo de educación promovida en Chile, basada principalmente en la transmisión de conocimientos y los resultados medibles en pruebas estandarizadas, lo que ha reflejado las altas brechas de desigualdad social y las barreras de aprendizaje en los estudiantes chilenos.

Es que, en Chile, la forma de administrar la educación se despliega desde tres aristas, las escuelas públicas, las subvencionadas (o ahora llamadas corporaciones educacionales) y las privadas. La primera ha ido en decadencia hace ya 40 años, y es que, desde la privatización de la educación, el Ministerio ha perdido el sentido de formular una política educativa que regule la privatización y vaya en beneficio de la mayoría. Esto ha dado espacio para fortalecer el mercado de bienes y servicios a través de la privatización de la educación pública, relegando el derecho social de la educación a un plano consumidor, competitivo y altamente segregador. En este sentido el cultivo del valor mercado, se evidencia en los establecimientos que compiten entre sí por el dinero que reciben por cada estudiante y por quién puede ofrecer una mejor oferta de enseñanza para las familias, la cuales según el nivel económico podrán pagar ese tipo de educación considerada como de calidad, la cual se mide principalmente por evaluaciones estandarizadas centras en resultados por sobre procedimientos de enseñanza-aprendizaje. Esto ha generado un aumento considerable en las brechas de desigualdad social, siendo para el caso chileno entre las más altas a nivel OCDE.

Por otra parte, la respuesta que ha dado Argentina en materias educativas ante la crisis sanitaria ha sido similar a la del caso chileno, donde solamente han prevalecido con un rol activo las escuelas privadas con el envío de material y fichas de trabajo, las cuales los estudiantes descargan en sus respectivos monitores y teléfonos celulares. Sin embargo, al igual que en Chile, no todos los estudiantes argentinos tienen el poder adquisitivo para poseer alguna plataforma digital que permita el despliegue de las actividades escolares, lo cual evidencia las brechas de desigualdad y atención que se le da a los más desfavorecidos. Ante esto y en declaraciones del mismo presidente de Argentina, señala que “las clases pueden esperar. Si algo que no me urge es el inicio de clases”. Será que, ¿no es acaso la educación lo que no debe esperar? Esto simplemente evidencia que, en la región latinoamericana, la brecha educativa continúa y se profundiza con mayor amplitud, consolidando el sentido de bien común solamente para una determinada minoría y donde las políticas educativas “pueden esperar”.

Para ello es clave preguntarse ¿qué rol juegan los y las maestras ante esta crisis? Es que, pareciese ser que este relega al plano de alinearse con la búsqueda de normalidad de las escuelas que han podido sostener con mayor facilidad el hábito y lineamiento de transmitir conocimientos a través de fichas y/o videos explicativos que respondan a la altura de los estándares económicos de una cultura dominante, por sobre cuestionar y generar un análisis crítico del entorno que favorezca el cultivo de las virtudes humanas para el bien común de la mayoría. Sin embargo, aquellas escuelas que no han podido sumarse a esta dinámica quedan relegadas, olvidadas a la espera de que las políticas educativas tomen un giro que favorezca la disminución de la desigualdad.

Este fenómeno no es nuevo, más bien la pandemia visibiliza con mayor luminosidad un problema que viene desde hace décadas, y es que las lógicas de mercado han prevalecido en la educación en torno a los intereses de una minoría que privatiza y se enriquece ejerciendo un control sobre el bien común de una mayoría. En este escenario, el rol de los maestros se ve desplegado para contribuir en la reproducción de estas políticas, presionados constantemente por los privados y para fortalecer la libre competencia en el mercado educacional, donde el Ministerio ejerce un rol regulador por medio de los resultados medibles en pruebas estandarizadas.

¿Puede ser entonces que el sentido de la educación de los maestros griegos tenga una similitud al de maestros los contemporáneos? Sin duda la respuesta a esta pregunta se evidencia en los intereses que movilizan a desplegar un cierto tipo de educación, que desde la normativa apuntan a brindar una educación de calidad, pero que en la operatividad carece de profundización transformándose en declaraciones laxas, puesto que las políticas de mercado prevalecen por sobre el cultivo de virtudes en todos los estudiantes, más bien se centran el cultivo de la competencia y la segregación.

En medio de esta crisis, pareciese ser que se evidencia un momento oportuno en el cual los docentes puedan recuperar el rol pertinente en nuestras sociedades contemporáneas. Y es que, el situar diálogos reflexivos y críticos constantemente, en torno a sobre para qué estamos realizando los procesos de enseñanza-aprendizaje elevará el espíritu crítico y transformador de nuestra profesión, donde se puede escoger una línea que favorezca el fortalecimiento de las lógicas de mercado y el bien común de una minoría o más bien con un sentido filosófico centrado en elevar las virtudes de los estudiantes para el bien común de la mayoría.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/06/08/para-que-educa-el-maestro-contemporaneo/

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España: El Gobierno repartirá 2.000 millones para la educación pública a partir de septiembre

Europa/España/11 Junio 2020/eldiariolaeducacion.com

Las comunidades autónomas recibirán una cantidad proporcional relacionada con su inversión en educación pública, según las palabras del presidente Pedro Sánchez. El ingreso se hará en el mes de septiembre.

Dos mil millones de euros para la educación pública. Será una parte de la inversión que el Gobierno de Pedro Sánchez realizará, a fondo perdido, en las comunidades autónomas. La noticia, dada a conocer ayer en la Conferencia de Presidentes, supone un giro al plan inicial del Ejecutivo de Moncloa.

La cantidad supone un importante inyección de capital para las comunidades autónomas de cara al mes de septiembre, fecha prevista en la que se realizará el pago, aunque, en palabras de Francisco García, secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO, «todavía insuficiente». Y es que hace pocos días esta misma Federación reclamaba al conjunto del Estado (Gobierno y autonomías), un incremento de hasta 5.000 millones solo en contratación de profesorado. Y un total de 7.400 millones.

«2.000 millones de euros que se van a repartir en base a criterios representativos de gasto en educación pública, a pagar en septiembre. La educación es para este gobierno una prioridad absoluta, como para las CCAA. Supone, en definitiva, una garantía de que todos los niños y niñas, independientemente de la capacidad económica de su familia, tengan las mismas oportunidades. La educación de hoy es el bienestar económico y social de mañana» afirmó Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, durante la rueda de prensa posterior a la Conferencia de Presidentes.

Todavía está por concretar cuáles serán exactamente los criterios que impondrá Madrid para el reparto de la cantidad o si los fondos tendrán carácter finalista o las comunidades autónomas podrán decidir en qué partidas se gastan el dinero.

Desde CCOO, García asegura que entiende que la inversión que desde el sindicato creen que debe hacerse en educación pública no debe salir, en exclusiva, del Gobierno central, sino también de las autonomías, que son las que tienen las que han de gestionar el sistema educativo.

El secretario general de FECCOO cree que el esfuerzo financiador, en primer término, debe ser para que la vuelta a las aulas se haga con garantías de seguridad: distancia mínima entre alumnos, ratios máximas, a garantizar medidas sanitarias, a reforzar la limpieza y desinfección de los centros educativos, en personal de prevención de riesgos laborales, aumento de plantillas o reducción de la brecha digital.

Este jueves, las consejerías de Educación de las comunidades y el Ministerio se reunirán en la Conferencia Sectorial que, presumiblemente, hablarían sobre la vuelta a las aulas a partir de septiembre. Es de suponer que también conversarán sobre el anuncio de inversión de Sánchez.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/06/08/el-gobierno-repartira-2-000-millones-para-la-educacion-publica-a-partir-de-septiembre/

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Educación interrumpida, educación reconstruida

Por: Andreas Schleicher

Entramos con el director de educación de la OCDE a las aulas del futuro. Más foco en ayudar a los alumnos a pensar por sí mismos y a comprender los límites de la acción individual y colectiva serán algunas claves.

A medida que el mundo está cada vez más interconectado, los riesgos a los que nos enfrentamos también lo están. La pandemia de covid-19 no se ha detenido en las fronteras nacionales y ha afectado a las personas independientemente de su nacionalidad, su nivel educativo, sus ingresos o su sexo. Sin embargo, no sucede lo mismo con las consecuencias, que han sido más graves para los más vulnerables. Esto vale también para la educación. Los estudiantes privilegiados consiguieron sortear rápidamente las puertas cerradas de los centros y encontrar vías hacia oportunidades de aprendizaje alternativas apoyados por sus padres y deseosos de aprender; los de familias desfavorecidas se quedaron fuera cuando las escuelas cerraron.

En cierto sentido, esta crisis ha puesto al descubierto las numerosas deficiencias y desigualdades de nuestros sistemas educativos, desde la banda ancha y los ordenadores necesarios para la educación por Internet hasta la incapacidad de atraer a los profesores más competentes a los grupos de alumnos más problemáticos, pasando por los entornos favorables, imprescindibles para centrar la atención en el aprendizaje. Pero, puesto que en esta época de crisis las desigualdades se amplifican, el momento ofrece también la posibilidad de no instalarse otra vez en el antiguo estado de cosas cuando todo vuelva a la “normalidad”. La naturaleza de nuestras respuestas colectivas y sistémicas a las perturbaciones será lo que determine cómo nos afectarán. Allí donde sea necesario cerrar los centros educativos durante un tiempo, podemos mitigar los efectos del cierre para los estudiantes, las familias y los educadores, en particular para los de los grupos más marginados. Tenemos la posibilidad de colaborar a escala internacional a fin de compartir de manera recíproca los recursos docentes disponibles en Internet y las plataformas digitales de aprendizaje, y animar a las empresas tecnológicas a que se unan a la iniciativa. Asimismo, podemos mejorar rápidamente las oportunidades digitales de aprendizaje de los profesores y fomentar la colaboración de estos más allá de las fronteras. Y lo que quizá sea más importante: está en nuestras manos emplear la energía del momento para adaptar los planes y los entornos docentes a las necesidades del siglo XXI.

Educar a los estudiantes para su futuro, no para nuestro pasado. Vivimos en un mundo en el que lo que es fácil de enseñar y evaluar también se ha convertido en fácil de digitalizar y automatizar. El reto del futuro consiste en armonizar la inteligencia artificial de los ordenadores con las capacidades cognitivas, sociales y emocionales y los valores de los humanos. Nuestra imaginación, nuestra conciencia y nuestro sentido de la responsabilidad serán los que nos ayuden a sacar partido de la tecnología para crear un mundo mejor. Actualmente, el éxito en la educación tiene que ver con la identidad, la capacidad de intervención y las metas. También con el fomento de la curiosidad abriendo las mentes y de la compasión abriendo los corazones, así como con el valor y con la movilización de nuestros recursos cognitivos, sociales y emocionales para actuar. Estas serán, al mismo tiempo, nuestras mejores armas contra las principales amenazas de nuestra época: la ignorancia, la mentalidad cerrada, el odio, la dureza de corazón y el miedo, enemigo de la acción.

Para ir por delante de los avances tecnológicos hay que perfeccionar nuestras cualidades

En nuestra época, los algoritmos que hay detrás de las redes sociales nos clasifican en grupos de individuos afines, creando burbujas virtuales que a menudo amplifican nuestra manera de pensar, pero nos aíslan de las perspectivas que difieren de las nuestras, homogeneizando opiniones y polarizando nuestras sociedades. En consecuencia, las escuelas del futuro tendrán que ayudar a los estudiantes a pensar por sí mismos y a sumarse a los demás con empatía en el trabajo y en la sociedad, así como a desarrollar una conciencia fuerte de lo que está bien y lo que está mal, una sensibilidad a las demandas que nos hacen los demás y la comprensión de los límites de la acción individual y colectiva. En el trabajo, en casa y en la comunidad, vamos a tener que conocer en profundidad cómo viven los demás en diferentes culturas y tradiciones, y también cómo piensan, ya sean científicos o artistas. Independientemente de cuáles sean las tareas en las que las máquinas puedan sustituir al trabajo humano, las demandas para que contribuyamos de manera significativa a la vida social y ciudadana con nuestros conocimientos y capacidades seguirán aumentando.

La complejidad cada vez mayor de la vida actual para los individuos, las comunidades y las sociedades implica que las soluciones a nuestros problemas también serán complejas. En un mundo desequilibrado desde el punto de vista estructural, la necesidad imperativa de reconciliar en escenarios locales diferentes perspectivas e intereses que a menudo tienen repercusiones mundiales significa que tenemos que mejorar nuestra manera de abordar las tensiones y las disyuntivas. A la hora de lograr el equilibrio entre demandas contrapuestas —equidad y libertad, autonomía y comunidad, innovación y continuidad, eficacia y proceso democrático—, rara vez nos encontraremos solamente ante dos opciones, o incluso ante una única solución. Tenemos que pensar de una manera más integrada que reconozca las interconexiones. Nuestra capacidad de sortear la ambigüedad se ha vuelto fundamental.

Un profesor de música con sus alumnos.
Un profesor de música con sus alumnos. JEAN-LUC LUYSSEN GETTY IMAGES

La cuestión de fondo es que, si queremos ir por delante de los avances tecnológicos, tenemos que descubrir y perfeccionar las cualidades únicas de nuestra condición de seres humanos, las cuales, antes que competir con las capacidades que hemos creado en nuestros ordenadores, las completan. Las escuelas tienen que crear seres humanos de primera clase, no robots de segunda.

El problema reside en que desarrollar estas capacidades cognitivas, sociales y emocionales exige un enfoque muy diferente del aprendizaje y la enseñanza, y una nueva categoría de enseñantes. En los contextos en los que el propósito de la enseñanza es impartir conocimiento prefabricado, los sistemas educativos se pueden permitir una baja calidad del profesorado. Y cuando esta es baja, los Gobiernos suelen decir a sus enseñantes exactamente qué hacer y cómo quieren que se haga, utilizando una organización industrial del trabajo para obtener los resultados deseados. El reto es convertir la docencia en una profesión de trabajadores del conocimiento avanzados que desempeñen su función con una gran autonomía profesional y dentro de una cultura de la colaboración.

Pero esta clase de personas se negarán a trabajar como piezas intercambiables de sistemas educativos organizados como talleres tayloristas basados principalmente en formas administrativas de responsabilidad y sistemas burocráticos de mando y control para dirigir su actividad. Para atraer a las personas precisas, los modernos sistemas de enseñanza tienen que transformar la forma de organización del trabajo en otra en la que las normas profesionales de control sustituyan a los procedimientos de control burocráticos y administrativos. En el pasado, el saber se recibía; en el futuro tiene que generarlo quien vaya a utilizarlo.

Antes, la educación era básicamente temática; en el futuro deberá basarse más en proyectos, en construir experiencias que ayuden a los estudiantes a pensar más allá de los límites de las disciplinas temáticas. El pasado era jerárquico; el futuro será colaborativo y reconocerá que tanto los enseñantes como los estudiantes son recursos y cocreadores.

Las escuelas tienen que crear seres humanos de primera clase, no robots de segunda

En el pasado se enseñaba de la misma manera a estudiantes diferentes. En el presente, los sistemas de aprendizaje tienen que abrirse a la diversidad con enfoques docentes diferenciados. Los objetivos del pasado eran la normalización y la docilidad. Los estudiantes se organizaban por grupos de edad, seguían el mismo programa estándar y se evaluaba a todos al mismo tiempo. En el futuro habrá que desarrollar la formación a partir de las pasiones y las capacidades de los alumnos, ayudarlos a personalizar su aprendizaje y su evaluación de manera que se fomente su interés y su talento. Se tratará de animar a los estudiantes a ser ingeniosos.

El pasado también estaba dividido. Los profesores y los contenidos se repartían por temas, y los alumnos se separaban en función de las expectativas relacionadas con sus futuras perspectivas profesionales; los centros de enseñanza estaban diseñados para que los que estudiasen se quedasen dentro y el resto del mundo fuera; no había relación con las familias y sí renuencia a asociarse con otros centros. El futuro tendrá que ser integrado y conceder importancia a la interrelación de los temas y la integración de los estudiantes. También tendrá que estar conectado, de manera que el aprendizaje guarde una relación estrecha con los contextos del mundo real y los temas contemporáneos y abierto a la riqueza de recursos que hay en la comunidad.

Utilizar ventajosamente la tecnología. La tecnología será parte inseparable del futuro de la enseñanza. Con ella no solo es posible cambiar los métodos de enseñanza y aprendizaje, sino también elevar la función de los docentes de transmitir conocimiento recibido a trabajar como cocreadores de conocimiento, como formadores, mentores y evaluadores. La tecnología puede permitir que los profesores y los estudiantes accedan a material especializado mucho más allá de los libros de texto, en múltiples formatos y de maneras capaces de salvar el tiempo y el espacio. La tecnología ofrece la posibilidad de formar comunidades de estudiantes que hagan el aprendizaje más social y divertido, así como comunidades de enseñantes para compartir y enriquecer los recursos y las prácticas docentes, y colaborar en el crecimiento profesional y la institucionalización del ejercicio de la profesión. España acertó cuando, en la primera fase de la crisis, dio impulso al aprendizaje por Internet. Pero imaginemos una plataforma gigante de colaboración abierta distribuida en la que los profesores, los pedagogos y los expertos en política españoles colaborasen para supervisar los contenidos y las prácticas pedagógicas más relevantes a la hora de cumplir los objetivos educativos, y en la que los alumnos de cualquier lugar del país tuviesen acceso a las experiencias educativas mejores y más innovadoras.

Una profesora da clases por ordenador desde un aula vacía en Alemania.
Una profesora da clases por ordenador desde un aula vacía en Alemania. KAY NIETFELD GETTY IMAGES

No obstante, mientras que muchos centros de enseñanza están equipados al menos con el mínimo de tecnología necesaria para el aprendizaje por Internet, uno de cada cinco directores de colegios españoles denunciaba que la escasez o la deficiencia de la tecnología digital obstaculizaba el aprendizaje bastante o mucho. A esto hay que añadir que las ventajas de la tecnología dependen de que esta se utilice bien. Según la Encuesta Internacional de Enseñanza y Aprendizaje (TALIS, por sus siglas en inglés), el 51% de los profesores españoles permiten frecuentemente o siempre que sus alumnos utilicen las tecnologías de la información para los proyectos o el trabajo en clase. En Dinamarca o Nueva Zelanda el porcentaje es del 80% o más, y en Finlandia, Israel o Rumania las cifras se han duplicado con creces en los últimos cinco años.

Dar autoridad a los enseñantes y posibilitar la innovación. Pero la esencia del aprendizaje no es la tecnología, sino la pedagogía y la titularidad. Ni siquiera el mejor ministro de Educación puede hacer justicia a las necesidades de millones de estudiantes, cientos de miles de enseñantes y decenas de miles de centros educativos. El desafío consiste en apoyarse en la experiencia de los profesores y los directores de las escuelas, y captarlos para que hagan frente a los retos. Podemos fijarnos en Estonia y Finlandia, los países con mejores resultados en el informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), cuyos sistemas educativos están construidos totalmente desde la base. En parte, los candidatos a profesores se seleccionan en función de su capacidad para transmitir su fe en la misión decisiva de la educación pública y se forman básicamente en los centros de enseñanza. La preparación que reciben está diseñada para desarrollar una mentalidad de responsabilidad individual en la enseñanza y el bienestar de los alumnos a su cargo. El nivel de confianza que la comunidad en general extiende a sus escuelas genera un fuerte sentimiento de responsabilidad colectiva en el éxito de cada estudiante. A su vez, el alto nivel de coherencia de las políticas, gracias a la cual las decisiones se mantienen a través de los ciclos electorales y las Administraciones políticas, hace que los enseñantes finlandeses y estonios confíen en sus líderes en materia de educación, que por su parte cuentan con la capacidad de los enseñantes para poner en práctica lo que les dicen. No menos importante es que estos sistemas logran ajustar los recursos a las necesidades y reconciliar equidad con calidad (lo cual, en la crisis actual, constituye un reto aún más formidable), consiguiendo así que la escuela más cercana sea siempre la mejor.

El mayor riesgo de la crisis es que se fracture el tejido social creado en y por las escuelas

Mucha gente me dice que no podemos dar más autonomía a los enseñantes y a los líderes educativos porque no tienen la capacidad ni la experiencia para estar a la altura, pero limitarse a perpetuar nuestra visión prescriptiva de la enseñanza no funcionará en este momento de crisis, que exige de los profesores no solo que reproduzcan sus clases en otro medio, sino que descubran respuestas totalmente nuevas a qué, cómo, dónde y cuándo se aprende.

Mantener el tejido social de las escuelas y las comunidades. Tal vez el mayor riesgo de la crisis es que se fracture el tejido social creado en y por las escuelas. El aprendizaje no es un proceso transaccional en el que los estudiantes son consumidores pasivos de contenidos; las escuelas, proveedores de servicios, y los padres, clientes. El aprendizaje siempre tiene lugar a través de la interacción y en un entorno de bienestar y percepción de la propia eficacia tanto para los alumnos como para los profesores. Un factor determinante de los resultados que obtengan los estudiantes en las próximas semanas y meses, en particular los de grupos desfavorecidos, es el mantenimiento de una relación estrecha con sus profesores. En esta crisis, los centros de enseñanza tienen que facilitar maneras de que los docentes sigan estando socialmente próximos en la distancia física. TALIS muestra que esto es algo que los profesores hacen de manera natural: 9 de cada 10 declararon que ejercían la docencia para ayudar a cambiar la vida de los niños, y tres cuartas partes se refirieron expresamente a la posibilidad de favorecer a los socialmente desfavorecidos. La función de los sistemas educativos es apoyar a los enseñantes en esta misión.

Por importante que sea que los enseñantes sigan conectados con sus alumnos, la crisis actual pondrá aún más de relieve la necesidad de que los profesores sigan conectados entre ellos. Sabemos que esto es difícil incluso en épocas de normalidad. La media de profesores españoles que observan con regularidad las clases de sus compañeros y comparten con ellos sus observaciones es tan solo del 5%, mientras que los que participan en sesiones de aprendizaje profesional colaborativo al menos una vez al mes o dan clases en equipo como mínimo mensualmente se limita al 21%. Sin embargo, son precisamente estas actividades las que guardan relación con unos niveles más altos de percepción de la propia eficacia entre los docentes. Las grandes diferencias en el tiempo y entre países demuestran que la situación puede ser diferente. En Vietnam, el 78% de los profesores se preocupan de observar otras clases con regularidad; en Shanghái, el 70% participan en el aprendizaje profesional colaborativo, y en Austria, Italia y Japón la enseñanza en equipo es habitual.

El aprendizaje no es un proceso donde el estudiante es un consumidor pasivo

Redefinir el liderazgo. Tal vez lo que esta crisis haya puesto más de relieve es la necesidad de un liderazgo eficaz a todos los niveles del sistema educativo. En las épocas de gran incertidumbre, las personas buscan algo a lo que asirse que sirva para restaurar el orden. En la educación, los líderes de los centros de enseñanza serán los que den respuesta a las necesidades inmediatas de los alumnos, las familias, el personal y las comunidades mientras se preparan para los cambios que tendrán lugar en el mundo del aprendizaje y la enseñanza. Esta tarea no parece fácil ni siquiera en épocas de paz. En TALIS, tan solo una media del 37% de los directores de centros educativos declararon que el año anterior a la encuesta habían colaborado con los directores de otros centros a la hora de abordar tareas complejas. Nos enfrentamos a un desafío extraordinario, y no es momento de oponer lo público a lo privado, sino de que ambos colaboren.

Otro aspecto no menos importante es que el momento requiere líderes de sistemas capaces de enfrentarse a las estructuras institucionales construidas demasiadas veces en torno a los intereses y hábitos de adultos más que de los estudiantes; líderes comprometidos con el cambio social, imaginativos a la hora de diseñar políticas y capaces de emplear la confianza que se ganan para ser artífices de un verdadero cambio. En este momento de crisis, no se pregunten cuántos profesores siguen sus instrucciones, sino cuántos son capaces de participar activamente en una colaboración eficaz.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/05/26/eps/1590510443_831577.html

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Oaxaca: Docentes organizados alertan sobre semáforo de regreso a clases

América/México/03/06/2020/Autora: Daliri Oropeza/Fuente: piedepagina.mx/

Profesores en Oaxaca sostienen el sistema educativo durante la pandemia con una red de proyectos pedagógicos independientes, surgidos desde las carencias de los pueblos diversos. Esto les permite que no se pierda el ciclo escolar y que el regreso a clases sea adecuado a las comunidades.

Por más de 20 años, la maestra Anami Claudia López Pérez ha dado clases en la sierra Mixteca, en al menos tres comunidades distintas del pueblo Ñuu Savi. Con ello aprendió más de tres variantes de su lengua, tu’un savi. Es maestra de educación indígena a nivel primaria y resalta por su experiencia como docente en escuelas multigrado en lugares donde sólo se entra a pie o por terracería atravesando los montes.

Ella es de la zona de Malpica, aunque recuerda con mucho cariño cuando dio clases en Putla, por Villa de Guerrero, la zona mixteca más pobre de Oaxaca.

Ahí inició su trabajo como maestra, en una ranchería: eran dos maestras para una escuela multigrado; y se dividían los grados para dar mejor atención a los alumnos. Llegaba cada domingo a la comunidad de Santa Lucía Monte Verde, de tierra cálida y fértil, donde la cosecha de mango, jamaica, maíz y frijol es abundante. Se quedaba toda la semana.

Experiencias como ésta la llevaron a alfabetizar a los niños en la lengua tu’un savi primero, y luego en español, que poco se habla por allá.

En su experiencia los maestros y profesoras en Oaxaca no suelen ser originarios de las comunidades donde dan clases.  Por eso ella tuvo la oportunidad de, a la vez que enseñaba, y emprender una investigación.  Ahora ya hay más carreteras que cuando empezó.

La maestra recuerda lo sucedido en la pandemia de AH1N1 en 2009: nunca llegaron los sanitizantes que los gobiernos prometieron.

«La pandemia vino a ratificar la gran desigualdad social que existe en el estado de Oaxaca, eso viene a recrudecer en nosotros. Tenemos comunidades donde no hay luz sino es a través de panel solar. Como maestros que hacemos investigación, conocemos los municipios de alta marginación, donde el niño tiene su pedazo de tortilla y su chile. Sí, el niño no tiene para comer, no tiene servicio telefónico, luz, internet, no tiene eso. ¿Cómo van a tener medidas de higiene?» explica la profesora.

Conocer las comunidades más alejadas de la sierra llevó a la maestra Anami a emprender proyectos de investigación pedagógica y lingüística de la región de donde es originaria, la Mixteca. Por eso, en estos momentos cumple con el encargo de ser parte del Comité Ejecutivo Sectorial de la Sección 22 de la CNTE y está en comunicación directa con maestros de toda la región.

Aprende en casa no funciona

La profesora es representante de un sector integrado por 2 mil 80 docentes que atienden 257 escuelas de educación indígena y albergues escolares: desde preescolar hasta nivel medio superior. De sus compañeros, el 80 por ciento vive en lugares urbanizados y van a trabajar a comunidades. Menos del 20 por ciento vive en sus comunidades. La mayoría se ven obligados a  desplazarse a la ciudad capital para cobrar su quincena.

Ella evalúa que, durante la pandemia, no ha funcionado el programa oficial Aprende en Casa. También ve inviable el regreso a clases pronto, como lo plantea la Secretaría de Educación Pública, de acuerdo a los semáforos.

Asegura que podría no haber un “regreso a clases” hasta el siguiente ciclo. Las maestras de la CNTE  tienen el mapa claro de todas las comunidades que cerraron sus fronteras. Saben lo que sucede en las más alejadas, incluso donde no hay señal telefónica.

Los profesores oaxaqueños están agrupados en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Son una red que lleva 40 años trabajando. Desde 2012 comenzaron a elaborar un Plan para la Transformación de la Educación del Estado de Oaxaca (PTEO).

«La comunicación es constante. Tras anunciarse que íbamos a quedarnos en casa, que no íbamos a regresar a clases, los compañeros [pudieron] reorientar el proyecto educativo del ciclo, como se plantea de manera colectiva. Tiene como base fortalecer la vida de los estudiantes, anteponiendo el derecho a la vida, el derecho a la salud en las comunidades».

Las profesoras y maestros de la CNTE siguen en comunicación, con o sin regreso a clases. Realizan el seguimiento con alumnos y el plan pedagógico conforme lo que viven las comunidades.  En el Comité Ejecutivo han discutido que el regreso a las aulas será de acuerdo a como lo permitan las comunidades por sus autoridades tradicionales, o se decida en las asambleas.

De la realidad a la red que sostiene la educación

Reyna Joaquina García es ama de casa, vive con su esposo, taxista, en una comunidad zapoteca de Santana del Valle en Tlacolula. Tienen cinco hijos, dos de ellos gemelos de apenas 6 meses.

«Me dan ganas de llorar, no puedo por los bebés», confiesa Reyna Joaquina.

La pandemia trajo para su familia una situación muy difícil. Su esposo no lleva a casa ni la mitad de los 500 pesos que solía llevar al día. Todo está parado y no hay turismo. Tlacolula es reconocido por los tejidos de tapetes artesanales que sus artesanos realizan. De la mano de la pandemia llegó el incremento de los precios del tomate, el arroz, el aceite, el azúcar.

La labor con sus hijos bebés se ha vuelto complicada por la falta de pañales y de toallas húmedas. En estos días ha tenido que cortar pañales de tela. Está preocupada pues debe comer doble o triple, para que sus gemelos tengan que comer. Por el momento comparten un biberón.

«Mi esposo sembró maíz el año pasado pero ni llovió bien. No se hizo el maíz, no llovió, no hubo cosecha. Nosotros compramos tortilla, 80 pesos diario. Eso comen y cenan mis hijos. Si yo hago las tortillas con mi masa, mi maíz, nos alcanza mejor», dice Reyna Joaquina.

Su hijo el mayor tiene 17 y dejó de estudiar. El que le sigue, de 16, acaba de entrar al bachillerato. Matilde es su hija de 15 años que estudia la secundaria. La maestra Olga no ha dejado de tener comunicación con la familia y sigue dejando ejercicios que realizan en los días. Reyna Joaquina dice que no han podido seguir el programa de la SEP por televisión.

«No agarra nuestra tele, además no tengo con qué pagarlo el cable», dice.

No ha podido acompañar a sus hijos medianos con las labores educativas. Sin embargo, ellos han seguido con los trabajos que dejan los profesores. Eso ha sido un alivio en los momentos en que los gemelos lloran al mismo tiempo.

Ella está más que preocupada por el ciclo escolar. Pero, además, está viendo por la alimentación de sus hijos y esperando que puedan mantenerse saludables como familia. Asegura que le da miedo pedir los préstamos del gobierno. Está agradecida con la maestra Olga de la Secundaria Técnica 230 por seguir con su labor de docente, pues todas las semanas han tenido actividades sus hijos.  Olga es parte de los profesores que llevan a cabo el Plan para la Transformación de la Educación del Estado de Oaxaca (PTEO).

Defensores de derechos humanos del estado han documentado el cierre de por lo menos 134 localidades, de las ocho regiones de Oaxaca. Esto desde que inició la jornada de Sana Distancia.

Hasta ahora, las comunidades indígenas y rurales de Oaxaca han sido de las zonas menos afectadas por la pandemia. Pero los contagios están aumentando. Hasta el 22 de mayo, el estado acumulaba 902 casos positivos y 93 fallecimientos por covid-19, pero ese mismo día, sólo en 24 horas, registró 94 casos nuevos y 3 fallecimientos.

La importancia del Plan para la Transformación

La maestra de educación indígena, Érika Candelaria Hernández pone en contexto el trabajo que han realizado los profesores democráticos organizados en las ocho regiones de estado por especialidad de los maestros, el nivel que imparten y el tipo de escuela en el que están.

«Es un proyecto educativo emancipatorio, con bases filosóficas, que considera la comunalidad, y tiene que ver con las formas de ver el mundo desde la vida comunitaria. Tiene que ver con la teoría y pedagogía crítica y el análisis de la situación cultural y social. La orientación es que los colectivos escolares estén en un proceso de investigación y trabajo, a partir de eso lo puedan hacer lo mas autónomo. La misma realidad nos lo indicaba, no podíamos seguir con los libros de texto durante la pandemia. Partimos de la realidad para hacer una organización distinta, una pedagogía distinta, que parta de abajo hacia arriba».

La maestra Cande, como la llaman de cariño, explica que la razón por la cual están enteradas de lo que pasa en el terreno educativo en todos los rincones de Oaxaca, es porque continúan el ejercicio de los planes que ya habían trazado desde el inicio de clases con los alumnos, después de haber adaptado los materiales al contexto de la pandemia.

La maestra advierte que la labor que hacen ahora los maestros de continuar con sus clases se debe a un aprendizaje

«Hemos vivido procesos y experiencias. Hemos vivido luchas en Oaxaca, como en 2006 [APPO] o en 2013 [Nochixtlán]. Estas luchas que hemos tenido de resistencia a las políticas en contra de los derechos laborales y educativos nos han generado el conocimiento y la red para hoy tener cómo enfrentar esta pandemia. Estas estrategias que aplicamos, primero las experimentamos cuando nos tocó dar un receso a las clases».

La fragilidad de las comunidades

Para ella, es importante poner una alerta al regreso a clases. Al menos en el estado de Oaxaca. Le preocupa que, desde la parte urbana, se pueda ingresar a las comunidades con pocas condiciones sanitarias.

«Un  regreso a clases en estas condiciones, es un error», dice la maestra Cande. «Es una decisión, lo remarcamos, ajena. No está en los maestros decidir si regresamos o no a las comunidades. Toda decisión en este contexto es de salud, responde a las cuestiones científicas y responde a hacer un regreso a clases acorde con las comunidades, tejiendo un diálogo con ellos. Es llevarles la información. Ellos son los que van a decidir cuándo y cómo sería el proceso de retorno de manera organizada y más real».

Érika Candelaria tiene 12 años de servicio docente. Es zapoteca del pueblo Loxicha, entre la costa y la sierra de Oaxaca. Actualmente también cumple un cargo de representación en el Comité Ejecutivo Sectorial. Ha sido maestra unitaria de preescolar y primaria en la región Cañada. Con su experiencia, asegura que en esta realidad no es conveniente hacer ninguna una evaluación ajena o extraordinaria, como plantea la SEP, más bien se requiere una valoración contextual.

«Hoy no nos agarra desprevenidos», afirma tajantemente la maestra Cande, quien asegura que ya han estado dialogando sobre las implicaciones del regreso escolar y las condiciones de las comunidades escolares.

Los profesores y maestras han reflexionado sobre los cambios que un regreso a clases debe contemplar. Las nuevas estrategias tienen que ver con los problemas que viven día a día, como la saturación de grupos, pues ahora todo debe ser con sana distancia. Replantear tener 15 alumnos, pues ahora están arriba de 30 y en muchas ocasiones llegan a más de 40 alumnos.

«Lo que podemos recuperar de las experiencias y de la vida comunitaria, en esta difícil situación, es que todos nos enfrentamos al tema de repensar la vida hoy. Esto nos dice que el sistema de organización de los pueblos y de este espacio educativo, proceso de vida y resistencia, son un gran aporte, que nos han dado los pueblos. El sistema de organización tenemos que mirar desde lo educativo, las políticas realmente pasarán por un proceso de estas realidades diversas».

Desde la perspectiva oficial

Esteban Moctezuma, secretario de Educación Pública expresó la semana pasada que, a partir del 1 de junio. comenzará el sistema de semáforos, para definir el regreso a clases en cada municipio de acuerdo con como evolucione su curva de contagio, “mientras sigue el ciclo escolar como estaba planteado”.

De acuerdo con el subsecretario de Salud, Hugo Lopez Gatell, al inicio de la semana Oaxaca aún tenía más zonas sin contagios, pero días después, durante la conferencia del 20 de mayo de 2020, advirtió que la predicción no está apegándose a la realidad. No es un problema de la predicción, es un problema de lo que está pasando en Oaxaca respecto al comportamiento de la movilidad social, que es el determinante crítico.

“Aquí hay un elemento adicional. Esta proyección o predicción está hecha para la ciudad de Oaxaca y su relativamente pequeña zona metropolitana o área periurbana. Oaxaca es un estado muy disperso, con una gran diversidad, tanto geográfica como social, cultural y de otra naturaleza, que también lleva a que se concentre la atención hospitalaria en la ciudad capital y en otras pocas ciudades. Pero el comportamiento no sigue a todo el estado”.

Fuente: https://piedepagina.mx/oaxaca-docentes-organizados-alertan-sobre-semaforo-de-regreso-a-clases/

Imagen: Cortesía del periódico Educación Popular

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