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México: Docente cuestiona a Nuño sobre reforma educativa

México/03 de Abril de 2017/hoyestado.com

Docente cuestiona a Nuño sobre reforma educativa.

Durante un seminario sobre la desigualdad educativa en el Colegio de México una docente y madre de familia exigió al Secretario de Educación, Aurelio Nuño, que se sometiera a una evaluación y dependiendo el resultado será su sueldo.

La mujer reclamó al titular de la SEP que formulan reformas educativas en las cuales no toma en cuenta a los maestros.

El Secretario de Educación Pública salió por todas las redes porque dijo ‘ler’ ¿cómo es posible que el Secretario de Educación Pública se atreva a hablar de desigualdad educativa, hablando así?” dijo la maestra.

¿Usted tuvo el mérito para ser Secretario de Educación Pública? ¿Quién los evalúa a ustedes?”, agregó.

Ante las exigencias y reclamaciones de la fémina el funcionario no contestó.

Momentos antes, el titular señalaba que el sistema educativo lejos de romper las desigualdades las perturbaba.

En las últimas décadas eso es lo que ha sucedido en el sistema educativo, ha ayudado a mantener la desigualdad”

Los presentes aplaudieron el atrevimiento de la madre de familia.

Fuente: http://www.hoyestado.com/2017/03/docente-cuestiona-a-nuno-sobre-reforma-educativa/

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Rumania: El país en el que los estudiantes pasaban todos los exámenes haciendo trampa

Rumania/03 abril 2017/Fuente: La Raza

Una implacable operación contra la corrupción en los exámenes pen un país europeo llevó a descubrir una realidad absolutamente inesperada.

Es un enigma. Uno se imagina que un sistema de exámenes menos corrupto permite que las habilidades de los estudiantes brillen independientemente de su estatus económico.

Se creería que los exámenes no distinguen entre ricos y pobres.

Pero un estudio sobre una campaña anticorrupción exitosa en Rumania reveló que surtió precisamente el efecto contrario: los estudiantes más pobres se desempeñaron peor en las pruebas una vez las artimañas fueron desmanteladas.

La investigación fue llevada a cabo por un equipo de tres economistas, incluyendo la doctora Oana Borcan de la Universidad de Anglia del Este, en Inglaterra.

Borcan había atestiguado la corrupción cuando era estudiante del último año de bachillerato en Rumania en 2006.

Cuenta que cuando se preparaba para presentar el examen para convertirse en bachiller la corrupción era muy evidente. Esa prueba determinaría si podía avanzar en el sistema educativo y llegar a las universidades élite del país.

La trampa, dijo Borcan, era “descarada”. Gran parte sucedía abiertamente.

“La mañana anterior al examen, los estudiantes iban recolectando dinero , una pequeña contribución para dársela a los vigilantes (que supervisarían los exámenes). Algunos alumnos daban, otros no. Era voluntario”.

“Recuerdo ver a estudiantes que sabía que tenían, en general, calificaciones bajas, sacar los puntajes más altos. Eso me dejó una impresión muy fuerte y duradera”.

Tan fuerte que, de hecho, jugó su parte en la dirección que tomaría su propia carrera.

Respuestas idénticas

La trampa llegó a tal punto que en 2010 cientos de estudiantes entregaron las planillas de respuestas idénticas.

Fue entonces que se encendieron las alarmas y la tormenta mediática que se desató llevó a procesamientos judiciales de funcionarios de alto perfil.

Como consecuencia, el gobierno introdujo medidas anticorrupción contundentes para la presentación de exámenes en el futuro.

Instalaron sistemas de monitoreo de cámaras de circuito cerrado en los salones donde se presentaban los exámenes y una gama de castigos severos fue difundida ampliamente para disuadir a quienes tuvieran la intención de hacer trampa.

Las penalidades iban desde multas o perder el trabajo hasta sentencias en prisión. A los estudiantes que sorprendieran haciendo trampa no se les iba a permitir volver a presentar el examen, una sanción menos drástica, pero muy problemática.

Hubo muchos juicios“, indicó Borcan.

“Según los informes de la Dirección Anticorrupción, entre 2010 y 2013, 280 maestros y estudiantes fueron procesados , 99 de los cuales recibieron sentencias de prisión de entre seis meses y cinco años”.

Todo indicaba que la campaña anticorrupción estaba funcionando.

Para 2012, la tasa promedio de aprobados se había reducido a la mitad en comparación con el año 2009: de más de 80% a 43% .

Los puntajes promedio previos a la campaña se desplomaron y se estabilizaron.

El efecto de las cámaras

Los resultados fueron recibidos con beneplácito en general.

Sin embargo, el estudio de la doctora Borcan y sus coautores, Mikael Lindahl y Andreea Mitrut de la Universidad de Gotemburgo, Alemania, buscaba determinar cuán efectivos habían sido los diferentes aspectos de la campaña.

Utilizaron rigurosos análisis estadísticos de la información emanada de cada uno de los 43 municipios de Rumania.

Factores potenciales que pudieran afectar los puntajes fueron eliminados a través de grupos de control y por medio de la comparación de los resultados en diferentes áreas en las que, por ejemplo, las cámaras de circuito cerrado fueron introducidas en años diferentes.

En general, los investigadores encontraron que las cámaras fueron las responsables de hasta 50% de la caída total de las tasas de aprobados.

Pero fue la combinación de este monitoreo con la amenaza real de castigo más una cobertura mediática fuerte lo que hizo que la campaña fuera tan efectiva.

Borcan y sus colegas también compararon los hallazgos con campañas similares contra la corrupción en países como Moldavia, que tenía problemas similares de trampas en los exámenes, así como también de Camboya e India.

Lo que no se esperaban

El resultado que terminó siendo como una bomba en esta investigación, sin embargo, fue revelado cuando analizaron el impacto de la campaña en términos del estatus socioeconómico de los estudiantes.

Las tasas de aprobados de los estudiantes más pobres (alumnos receptores de asistencia financiera) cayeron en 14,3%, comparado con 8,1% de los estudiantes en mejores situaciones económicas.

Los puntajes generales también disminuyeron desproporcionadamente.

Como resultado, los investigadores concluyeron que ” la campaña anticorrupción terminó aumentando la desigualdad entre los estudiantes pobres y los que no lo son, y eso redujo significativamente sus posibilidades de ingresar a la educación superior”.

Los investigadores admitieron que ese hallazgo los sorprendió y les costó determinar las posibles razones.

La causa más probable, emergió en el estudio, fue que las formas “colectivas” y “pequeñas” de corrupción, como las que atestiguó Borcan cuando era estudiante, tuvo un efecto curioso: si bien eran pagadas por estudiantes de familias acomodadas, que podían sobornar a los vigilantes, sus beneficios eran compartidos por todos .

Le daba a los estudiantes más pobres “un pasaje gratis” a las calificaciones altas.

Eso también significó que al impedir la trampa, las ventajas académicas de los estudiantes más privilegiados en términos financieros se volvieron aún más evidentes.

Efecto nivelador

Las trampas de una u otra forma proporcionaban un tipo de efecto nivelador.

“Hay un aspecto positivo en todo esto”, indica la investigadora. “Cuando la corrupción era generalizada, no podíamos saber cuál era la escala real de la desigualdad. Nuestros hallazgos revelaron cuán amplia la desigualdad es realmente”.

“Consciente de la brecha real, el gobierno puede frenar la fuente de la desigualdad“.

La investigación planteó además cuestionamientos más amplios, por ejemplo, sobre cuán sabio es tener una dependencia tan fuerte en un examen de “alta participación” para ingresar a la universidad.

Aunque hasta ahora la investigadora no ha tenido ninguna respuesta directa del gobierno rumano, espera que un nuevo gobierno y un nuevo ministro de Educación tomen en cuenta los hallazgos de su investigación.

“Espero que sostengan el debido diálogo y que seamos capaces de formular las preguntas que las autoridades necesitan responder”, señaló la experta.

Fuente:http://laraza.com/2017/04/01/el-pais-en-el-que-los-estudiantes-pasaban-todos-los-examenes-haciendo-trampa/

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Unidad, educación y disciplina son la base del milagro japonés

Japón/01 de abril 2017/Autora: Pilar Díaz/Fuente: http://www.eluniversal.com

Japón superó la derrota sufrida en 1945 junto con la muerte de tres millones de ciudadanos, la destrucción de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki tras la explosión de dos bombas atómicas y la pérdida de 44% de su territorio y ahora es una potencia económica en el mundo.

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En el año 2011 Japón sufrió un devastador maremoto que dañó la planta de energía atómica ubicada en Fukushima y levantó su economía y se encuentra en proceso de recuperación de la zona afectada.

Estos dos hechos evidencian que el pueblo japonés tiene un espíritu de superación ante cualquier desastre.

El embajador de Japón en Venezuela, Kenji Okada, explicó durante una conferencia en El Universal que «hay tres elementos fundamentales para entender el milagro japonés: alto nivel de educación, unidad del pueblo y la disciplina; en segundo lugar, la renuncia a la guerra, lo que permitió dirigir todo el presupuesto de la nación para el crecimiento económico y social y, como tercer punto, la participación en sistemas económicos internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el GATT así como una alta tasa de ahorro».

A pesar de tener un pequeño territorio, de apenas 378 mil kilómetros cuadrados, lo que viene a ser un tercio del territorio venezolano y con 127 millones de habitantes (cuatro veces más que Venezuela), Japón en el 2016 presentó un PIB de 4.812.584,59 millones de dólares, con lo que se ubica en la tercera economía en el ranking de 196 países.

EL MILAGRO ECONÓMICO JAPÓNES

Se ha llamado milagro japonés al crecimiento económico vivido por el país desde los años 1960 hasta los años 1980, siendo las tasas anuales de crecimiento del Producto Nacional Bruto (PNB) entre 1953 y 1973 de 10%, muy por encima de los demás países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

​El embajador Okada resaltó que el fin de la Segunda Guerra Mundial se selló con las dos bombas atómicas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki; tres millones de muertos fue el resultado, además de la pérdida del 44% del territorio. Sufrió ocupación extranjera hasta 1952. Para la segunda mitad de los años 60 del pasado siglo Japón ya era la segunda potencia económica.

«En los años 60 se dispara el consumo de aparatos electrodomésticos y se dan cambios en los hábitos y sistemas de vida debido a la influencia de la televisión, la lectura de periódicos y revistas, el uso generalizado del automóvil», resaltó el embajador de Japón.

DEL AISLAMIENTO AL ESPÍRITU JAPONÉS

El embajador Okada hizo un breve resumen de las etapas históricas más importantes por las que pasó Japón. «El país pasa desde el siglo IV por la Corte Yamato hasta el siglo XII que se instaura los shogunatos por los samurais. En el siglo XIV se introduce el sistema educativo occidental y llega a mejorar su nivel de alfabetización que para el siglo XVIII, Londres tenía 10 % de población alfabetizada, París llegaba al 10 % y Tokio tenía el 70 % de la población alfabetizada.

El siglo XVII Japón desarrolla las políticas de aislamiento hasta el siglo XIX se instala la Restauración  Meiji; el principal objetivo de este gobierno fue la modernización y por ende la occidentalización de Japón. Durante esta etapa se une el «espíritu japonés con el conocimiento occidental».

Okada explica que el espíritu japonés antepone el concepto del colectivo por encima del individualismo y por eso la educación es un punto importante para mejorar la capacidad del individuo pero con el objetivo de influir en las mejoras del colectivo.

«No estudiamos únicamente para nosotros sino para contribuir al colectivo y por eso cuando tenemos que enfrentar situaciones como las que nos tocó vivir en 2011 con el maremoto y el daño que sufrió la planta nuclear de Fukushima, pensamos en ayudar al prójimo y por eso motivo no se ven casos de vandalismo», expuso el embajador de Japón, Kenji Okada.

SISTEMA POLÍTICO JAPÓNES

Okada explicó que el sistema político japonés está dividido en tres poderes: el Legislativo, que es el encargado de formar gobierno; el Ejecutivo y el Judicial, con independencia entre sí. El Emperador es la figura emblemática de unidad japonesa pero no tiene peso político, y el Parlamento está estudiando la posibilidad de abdicación, pues por ley el Emperador no se separa del trono hasta su muerte.

El embajador resaltó que no se está contemplado el cambio de la Constitución para darle paso a una sucesora.

Fuente de la Noticia:

http://www.eluniversal.com/noticias/diplomacia-universal/unidad-educacion-disciplina-son-base-del-milagro-japones_646024

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La educación y los males de Colombia

América del Sur/Colombia/ 1 Abril 2017/Fuente: El tiempo

Colombia es un país maravilloso desde un punto de vista estético y por la gente linda que habita buena parte del territorio. También es un lugar permeado por la ambición, la necesidad de poder, lo que conlleva a enfermedades como la corrupción, la pobreza y la desigualdad. No hay fórmulas secretas, prescripciones médicas ni recetas mágicas para progresar. Hay infinidad de modelos con respuestas, unas más útiles que otras, sobre cómo tratar esas enfermedades (tal vez la cura sea casi imposible, pero un tratamiento es viable). Amartya Sen, reconocido premio nobel de economía, a lo largo de los años, ha manifestado la necesidad de fortalecer las capacidades en las personas, así como la libertad, para lograr el progreso, reducir la pobreza y la desigualdad.

En cuanto a las capacidades, se hace referencia importante a lo mínimo que necesita una persona para progresar y salir adelante; una adecuada nutrición, techo, acceso a un sistema de salud y educación, todos bajo parámetros elementales de dignidad. En Colombia tenemos un sistema político ineficiente, que es casi que inútil en sus esfuerzos por mejorar las condiciones de los colombianos, principalmente aquellos que más lo necesitan. Según el DANE, para el año 2015, hay 28.1% de personas pobres, cuyos ingresos no alcanzan para cubrir una canasta mínima de bienes y servicios, así como 7,9% de personas en extrema pobreza, es decir, que no alcanzan a cubrir el costo mínimo de una canasta alimentaria.

Si separamos las zonas urbanas del país de las rurales, la situación se torna dramática. El DANE habla de 55,5% de hogares rurales que no logran cubrir las necesidades básicas para una vida digna, comparado con un 27,8% a nivel nacional y un 9,2% en una ciudad como Bogotá. 25,7% de los hogares en zonas rurales del país, viven en la miseria. Si seguimos elevando el análisis a otras dimensiones (Índice de Pobreza Multidimensional), la pobreza en el sector rural alcanza el 40% versus 4,7% en Bogotá, que sirve como referente urbano. Es decir, el pobre en Colombia, está condenado a ser cada vez más pobre. El campo no puede progresar sin una adecuada nutrición, sin techo, sin acceso a salud digna, y sin educación, tal y como lo manifiesta Sen.

Hay programas de gobierno que se diseñan particularmente para atacar estos males y se hacen inversiones gigantes. El problema es que hay toda una mafia alrededor de la contratación pública, por eso no es nuevo, aunque sí sorprendente por su magnitud, el escándalo de Odebrecht. Puede que no sea en el 100% de los casos, pero en montos, se acerca bastante. Esto termina generando ineficacia en los resultados y más pobreza y desigualdad. Lo mismo sucede a mayor o menor escala, pero con consecuencias aún más graves con programas de alimentación, salud, etc. Sucede en todo el país, pero con agravantes como la Guajira o el Chocó, donde ya es costumbre encontrarse con los robos más inhumanos y despiadados que puedan llegar a conocerse.

¿Cómo combatir estos males?

Cuando se habla de desarrollo, surgen grandes ideas como el de explorar nuevas fuentes de petróleo. Que si se benefician muchos con el petróleo, no lo dudo, todo el país depende de este mineral, pero a largo plazo, no genera mayor cosa, como se puede ver hoy en día en una ciudad como Yopal. Lo que sí deja, es una problemática ambiental irreversible y serias dificultades sociales. La alternativa de moda es el turismo, pero entonces la ministra lo plantea en un sentido que busca atraer grandes capitales e inversiones principalmente foráneas, maximizando utilidades de corto plazo y para los que más tienen, lo que permite alcanzar cifras de crecimiento elevadas rápidamente, olvidando nuevamente los beneficios de largo plazo y las causas del problema que se busca solucionar. Causa sensación el discurso de Lacouture frente al desarrollo del turismo en áreas protegidas. El turismo sí que es una gran alternativa, pero debe saberse que el trabajo se debe hacer mediante acompañamiento permanente a las comunidades que hacen presencia en destinos con mayor potencial, preparándolos, generando capacidades en su gente, para que el día de mañana sean ellos los expositores del turismo a nivel internacional y que ellos mismos se beneficien de los réditos que genera el sector y de esta manera, contribuir a una mejor calidad de vida y felicidad de los más necesitados en el país. El turismo responsable y sostenible, sí es una importante salida.

¿Y qué hay de la educación?

La fórmula de adoctrinamiento más eficiente de la historia es tener un pueblo pobre e ignorante. Siempre ha funcionado y aquí en Colombia se demuestra día tras día, con cada proceso electoral, etc. Los gobernantes que se eligen, siempre terminan defraudando, casi siempre terminan destapando sus intereses personales y el bienestar del pueblo, al final, se va para la mierra por no decir otra cosa. Quien no nace en una clase social privilegiada o en un núcleo urbano importante, no tiene prácticamente posibilidades de salir adelante. Los sesgos y las brechas son cada vez más grandes. Quienes hemos trabajado en la docencia universitaria y visto de cerca la diferencia entre los colegios públicos y privados, el panorama es triste y desolador. Peor aún, el nivel de un colegio público de ciudad comparado con el de un colegio de un pueblo y aún más grave, el nivel de un colegio del casco urbano del pueblo versus el de una vereda.

La educación no puede ser un bien privado, debe ser un derecho público, como también la salud. Pero, con el ánimo de privatizar todo y de obtener utilidades jugosas para los más ricos, se ha perdido el norte del país. Hay programas que buscan generar beneficios y de alguna manera lo logran, como es el caso de “Ser Pilo Paga”. De lejos, parece ser una maravilla, financiar la educación de un estudiante que ha luchado para tener buenas notas y buenos resultados en los exámenes de suficiencia, en cualquiera de las mejores universidades privadas del país. Habrá casos de éxito y para mostrar de aquellos que logren sobrevivir a esta aventura extrema. Pero de cerca he podido ver la deserción de estudiantes que llegan de lejos, a enfrentarse por primera vez a una ciudad como Bogotá, con lo difícil que es el transporte, la gente misma y los costos que implica vivir en la capital o en otras de las principales ciudades del país. Los chicos, que suelen tener entre 15 y 19 años, llegan sin sus padres, sin sus familias, sin dinero, no les alcanza ni para las fotocopias ni para almorzar y los papeleos son infinitos en el Icetex, lo que los hace perder clases. Llegan sin el nivel de los colegios de aquí y nivelarse, con todo y los problemas, es un reto tan grande como pueda llegar a imaginarse. Más allá de las buenas intenciones, es un programa que sirve de “contentillo” ante una problemática cada vez más grande. La educación está malherida y es una alarma que se dispara día tras día la desigualdad social en un país que anhela salir del conflicto, pero que no vislumbra salidas claras a los problemas de fondo.

Por otro lado, están otros temas de fondo en el sistema educativo donde se enseñan disciplinas de manera descontextualizada, separando la realidad de la teoría, generando un interés y un apego a los títulos, más allá que las capacidades mismas para crear y construir. Esto no es solo problema de la educación, sino del mercado laboral. La naturaleza y la raza humana aparecen desligadas, como si no fuéramos parte de un todo, ignorantes de nuestra relación de dependencia, quizás unilateral. Es curioso ver cómo nos aferramos a un planeta que a la vez destruimos a diario. La misma corrupción es algo crece como consecuencia de las mismas fallas en la educación. Se anhela poder, riqueza, reconocimiento, de la misma manera que se aprende a leer. Se enseña a aceptar el poder y a incorporarse al sistema, más que a crear nuevos modelos y formas de vida social. No se enseña a debatir, a tener criterio, a luchar por una causa, a argumentar, controvertir, etc.

En fin, Colombia debe ser consciente de los problemas más profundos si algún día pretende salir del conflicto armado y para esto, debe poner atención, entre diversos temas, a la pobreza y la desigualdad. Una vida digna con lo mínimo para progresar debe implicar una alimentación nutrida, un techo digno, educación y salud de calidad y libertades de expresión, de participación política, etc. Sobre todo, es elemental la consciencia de lo que cada uno puede contribuir para que las cosas salgan adelante. El estar lejos no significa que no me toca poner a mí. Todos debemos contribuir, de lo contrario, será culpa de todos que el camino y el sistema sigan siendo los mismos de siempre. El futuro de Colombia depende de todos. La paz, también depende de todos.

Fuente:http://blogs.eltiempo.com/felicidad-desarrollo-turismo/2017/03/14/la-educacion-y-los-males-de-colombia/

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Delegación de Finlandia se reúne con autoridades de educación en Nicaragua

Centro América/Nicaragua/1 Abril 2017/Fuente: tn8

Eija Rotinen, directora general adjunta para las Américas y Asia de Finlandia, se reunió esta mañana de lunes con las autoridades del Consejo Nacional de Universidades, CNU, para intercambiar temas relacionados a la cooperación sobre todo en temas de educación.

«Reconocemos los avances en materia de educación que ha emprendido Nicaragua y aquí estamos para apoyar a los nicaraguenses. En Finlandia apostamos por aprender varios idiomas y en eso estamos trabajando para Nicaragua» dijo Rotinen.

Agregó que les interesa el uso de las tecnologías para que las sociedades se desarrollen, aspecto fundamental para poder tener mayor progreso en cualquier ámbito.

En tanto el ingeniero Telémaco Talavera, Presidente del CNU, dio la bienvenida a esta delegación de Finlandia que también se reunirá con las autoridades del Banco Central de Nicaragua.

Talavera resaltó el alto grado de cooperación de Finlandia hacia Nicaragua, dijo que ese país se caracteriza por la alta producción de café «y Nicaragua también se destaca en ese aspecto y es muy importante la cooperación e intercambio de conocimientos», manifestó el funcionario.

Otro de los aspectos abordados es buscar alternativas para el intercambio cultural y educativo para dar oportunidad a los jóvenes nicaragüenses.

Este tipo de encuentros funcionan para reforzar la educación en el país a partir del conocimiento que se adquiere por parte de este tipo de delegaciones, quienes a la vez aprenden del sistema educativo que posee Nicaragua, mejorando a la vez el tema de cooperación bilateral entre ambas naciones.

Fuente: http://www.tn8.tv/nacionales/415855-delegacion-finlandia-reune-autoridades-educacion-nicaragua/

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“Si tu candidato no sabe cómo cambiar la educación, cambia de candidato”

Por: Julián de Zubiria

El columnista Julián De Zubiría invita a tener presente en las elecciones presidenciales de 2018 y a a construir un acuerdo nacional en torno a lo fundamental en la educación.

“Si tu candidato no sabe cómo cambiar la educación, cambia de candidato”, con esta consigna, en Ecuador, el movimiento ciudadano Contrato Social por la Educación (CSE), alcanzó reconocimiento durante la campaña del 2002. Llegó el momento de pensar algo similar en Colombia: un gran movimiento nacional que ponga la educación en la agenda pública, que garantice la interlocución con el Ministerio de Educación Nacional, de la cual hemos carecido, y que conduzca a la sociedad a un “acuerdo en torno a lo fundamental”, como solía decir Álvaro Gómez. Muy seguramente se han dado las condiciones para hacerlo. En los setenta generamos uno de los Movimientos Pedagógicos más importantes de América Latina, el cual logró impulsar la Ley General de Educación de 1994, ley que quisieron desmontar los gobiernos de Pastrana y Uribe, al dejar de lado lo pedagógico, lo participativo y lo democrático, para concentrarse exclusivamente en los aspectos administrativos de la educación. En años recientes, miles de jóvenes han sido convocados en torno a la pertinente iniciativa de ¡Todos por la educación! Experiencias ambas muy importantes, pero que todavía no logran convocar de manera masiva a la ciudadanía. Por ello, creo que llegó el momento de hacer realidad la consigna. Sería la manera de decir a voz en cuello que le llegó la hora a la educación en Colombia.

¿Por qué podemos hacer realidad esta consigna si no ha sido posible en las dos décadas anteriores? Daré dos argumentos para responder esta pregunta.

El primero es que ya están firmados los acuerdos de paz; ahora debemos asegurar su construcción. Y en esta tarea la educación cumplirá un papel de primer orden.  Ya tenemos a la guerrilla más grande del continente americano durante el siglo XX concentrada en las zonas veredales y a días de entregar sus armas y de intentar cambiar las balas por votos. Hasta hace muy poco, los amigos de la guerra nos querían convencer de que las Farc no iban a cumplir, que no se iban a desarmar y que las disidencias conducirían a un estado de anarquía e inseguridad. Pero fueron falsas sus predicciones: Las Farc están cumpliendo, las disidencias son marginales y estamos ad portas de una entrega masiva de armas a las Naciones Unidas.

Pero una cosa es la entrega de armas y otra es la paz. La sociedad colombiana sigue enferma de odio, venganza e intolerancia. Es la herencia de una sociedad que ha vivido en medio de la guerra, las mafias y la corrupción. Vemos a diario los síntomas de esta enfermedad, cuando algunos de los que manejan un carro se sienten con el “derecho” de colarse en una fila; cuando se consideran “vivos” quienes roban al Estado, evaden impuestos o discriminan a los otros. También los vemos en los debates políticos en el Congreso de la República, ya que una buena parte de la clase política sigue pensando en exceso en las próximas elecciones y muy poco en las nuevas generaciones.

Necesitamos un gran esfuerzo colectivo para superar la herencia que nos dejan la convivencia con la guerra y las mafias. Demoraremos décadas en cambiar esa cultura de la exclusión y la discriminación tan arraigada, hasta que transitemos hacia una sociedad más tolerante con quienes difieren de nosotros en ideas, religión o género. No será la educación la única que jalone este cambio cultural, pero es claro que será una de las tareas más importantes que tendremos que asumir los educadores en las próximas décadas.

La guerra afectó la ética de la sociedad. Nos impuso una estructura valorativa más propia de las mafias que de una cultura democrática. Por ello es tan difícil comprender plenamente la constante invitación que algunos políticos lanzan en defensa dela ira y la venganza. Son políticos sintonizados con la enfermedad emocional de la sociedad y que la aprovechen para sus fines electorales. Invitan a que la gente marche y vote no por ideas, sino porque está “emberracada”. Son hábiles políticos de la manipulación emocional. No generan argumentos, sino emociones primarias. Son políticos, muy parecidos a lo que Donald Trump representa en Estados Unidos. Como él, también han ganado elecciones a punta de mentiras, que de tanto repetir parecen verdades, y de manipular las emociones primarias del electorado. Nos traen a la memoria a Voltaire cuando decía: “Calumnia, calumnia y calumnia, que de ello, algo quedará”.

Por primera vez en la historia reciente, los colombianos tenemos la oportunidad de vivir en paz, después de décadas de convivir en medio de masacres, desapariciones, secuestros y violaciones de los derechos humanos no conocidas antes. A partir de ahora le podemos apostar a resolver las diferencias sin tener que matarnos. La meta es que sean los argumentos y no las balas los que diriman las discusiones. Lo que hemos acordado es que respetemos y cuidemos el disenso, promovamos las discusiones y ganemos todos con las divergencias.

Como educador, no creo en la venganza, ni en el odio, ni en la muerte. Ni en la enorme adicción que tienen algunos al poder. Y sé que son muchísimos más los que creen lo mismo.

La paz la construiremos todos, pero ello solo será posible si impulsamos una profunda e innovadora revolución pedagógica que ponga el desarrollo individual y social en el centro de las finalidades educativas. En este contexto, no basta una cátedra de paz, aislada y marginal. Se requiere que todas las asignaturas, de todos los grados y áreas, fortalezcan las competencias ciudadanas y éticas que nos ayuden a ser mejores seres humanos y a convivir sin atropellar a los otros. Necesitamos construir comunidades educativas más fuertes y que cuenten con mayor participación; que enseñen a los estudiantes a respetar las diferencias y a participar en el debate político de manera crítica y autónoma, pero pensando siempre en el bien común.

Todas las guerras se alimentan del odio y la venganza. Estos son sus combustibles esenciales. Necesitamos candidatos que renueven la esperanza, que puedan convertir el odio en alegría y las dificultades en oportunidades para construir. Candidatos que inviten a la sociedad a defender la paz que algunos nos quieren arrebatar y que transmitan la alegría de un país que marcha, por primera vez en décadas, hacia la convivencia pacífica entre los colombianos. Estamos tan acostumbrados a la guerra que parece que no supiéramos celebrar la paz. Seguimos aferrados al pasado. La inercia de la guerra sigue, en buena parte, ganando la partida. En este contexto, fortalecer la tolerancia es la tarea más importante que tiene la escuela en la coyuntura actual.

Mi segundo argumento tiene que ver con una experiencia alentadora. Colombia está construyendo su Plan Decenal de Educación para el periodo 2016-2026. Es la oportunidad de pensar qué tipo de individuo y de sociedad estamos ayudando a formar, y de definir qué nos falta para lograrlo. Un millón de colombianos se han manifestado al respecto. Ellos claman para que el Estado les garantice a todos los ciudadanos el derecho a recibir una educación de calidad consagrado en la Constitución y para fortalecer una educación inicial, que todavía sigue muy atrás en cobertura y calidad. Sin embargo, para lograrlo debemos enfrentar un problema político de primer orden: en Colombia hemos carecido de política pública educativa, de política de Estado. Cada ministro llega como Adán a volver a pensar hacia dónde ir. Es así como ni siquiera para el segundo gobierno de Santos se mantuvieron los importantes acuerdos logrados durante su primer periodo en torno a la educación superior y a lo avanzado en la educación básica con su exitoso Programa Todos a aprender (PTA), dedicado a fortalecer la equidad, apoyando a los docentes y estudiantes más abandonados del país.  Tenemos políticas de gobierno de muy corto plazo y poco vuelo. El Plan Decenal es la mejor ocasión para construir un acuerdo general de la sociedad en torno a lo fundamental, pero eso no lo podemos lograr si no convocamos a la sociedad como un todo a su construcción y si no le damos recursos económicos y fuerte apoyo político a lo pactado.

Educadores, padres de familia, docentes, medios de comunicación, estudiantes, políticos, iglesias, intelectuales y empresarios, entre otros, tendremos que suscribir un acuerdo que haga posible que garanticemos el derecho a una educación de muy alta calidad a todos los colombianos. Y no lo haremos posible si seguimos haciendo lo mismo que hemos hecho desde tiempos inmemoriales.

Por lo anterior, en la campaña electoral de 2018 hay que levantar la bandera de la transformación educativa. De esta manera, político que no sepa cómo cambiar la educación de manera innovadora, no debería recibir los votos de los ciudadanos. Muchísimo menos si algunos de los que se postulan representan precisamente las fuerzas que quieren impedir que construyamos la paz, que son los mismos que han liderado una educación que no desarrolla el pensamiento crítico, la comprensión lectora, la autonomía y la tolerancia entre los colombianos. Un pueblo poco educado y culto, es fácil de manipular por quienes defienden oscuros intereses electorales. Ellos lo saben y también saben que nosotros parece que perdiéramos la memoria en el momento de votar. El país debe exigir a su clase política que anteponga el interés nacional de construir una paz estable y duradera a los intereses electorales. Y al hacerlo, necesariamente hay que pensar en cómo transformar la educación que hoy reciben niños y jóvenes. De lo contrario, ellos terminarán doblegando los intereses nacionales, con tal de reconquistar el poder en el 2018.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/elecciones-presidenciales-en-colombia-propuestas-de-los-candidatos-presidenciales-en-educacion/519913

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Exponer la educación

Por: María Ocaso 

El término educación ha de desvincularse de lo escolar y de las manualidades para adquirir el rango de práctica cultural generadora de conocimiento pero no por ello debe abandonar la sonoridad de su nombre.

El mes pasado tuvo lugar en Madrid ARCO 2017, un espacio donde se dan cita los profesionales del mercado del arte y donde las artes visuales se entienden, antes que nada, como un negocio. En el contexto de la feria, cada año tienen lugar diferentes encuentros profesionales que tocan temas adyacentes al mercado del arte, y este año, por tercera vez consecutiva, se ha celebrado un encuentro sobre educación.

Las relaciones entre el mercado del arte y la educación artística no existen. A las estructuras financieras poco o nada les importan los problemas que plantea el mundo en relación con las imágenes y los posibles modos que tenemos de defendernos de ellas. Si les interesasen, ese interés tendría que ver, probablemente, con cómo enseñarnos a dejarnos seducir por dichas imágenes, en vez de aprender a desautorizarlas. Pero nosotras (Pedagogías Invisibles), quienes hemos diseñado y producido el evento, creemos importante que la educación se filtre en un espacio así y que adquiera la visibilidad que nunca ha tenido.

El tema elegido este año han sido las exposiciones sobre educación que han proliferado en el panorama cultural en los últimos años y se han seleccionado cinco casos de estudio: “Un saber realmente útil”, exposición realizada en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en el 2015; “Lesson 0″, realizada en la Fundación Juan Miró, también en el 2015; “Sin título”, llevada a cabo en Espacio Fundación Telefónica en el 2016; “Cohabitar entre”, realizada en Fabra i Coats durante 2016 y 2017; y, finalmente, “Ni arte ni educación”, producida por Matadero Madrid en el 2016.

Esta repentina aparición de lo educativo como tema de lo expositivo nos parece, cuando menos, sospechosa. Desde Pedagogías Invisibles nos parecía interesante abordar cuál era el origen de esta preocupación, cómo se han diseñado y producido estas exposiciones y para qué se han llevado realmente a cabo.

Fue muy interesante comprobar que, de lo primero que se habló, fue de la controversia que ha surgido porque algunas instituciones han borrado el término educación de la comunicación de sus programas y lo han sustituido por mediación. Esta “alergia” a lo educativo merece ser investigada cuando la entendemos como una paradoja: justo cuando las instituciones culturales se muestran más interesadas por lo educativo, resulta que se suprime la palabra educación. Vivimos un segundo giro educativo en el que las instituciones y sus agentes principales abrazan lo educativo, al tiempo que son pocos los comisarios y artistas que adquieren un conocimiento experto sobre educación; a esto se une una concepción de nuestras prácticas como un procedimiento para que los públicos entiendan los discursos de estas dos figuras, pero sin aceptar el trabajo de las educadoras como una práctica cultural autónoma generadora de conocimiento.

En esta confluencia, considero muy importante volver a darle el valor que se merece al término educación. Y, más allá de los debates sobre si el público infantil está emancipado o no (recordemos la distinción que estableció Meirieu al respecto en 2013), hay que reivindicar la potencia del término. Imaginemos por un momento que el trabajo de los artistas no se llamase arte o que el de los comisarios no se denominase comisariado. El término educación ha de desvincularse de lo escolar y de las manualidades para adquirir el rango de práctica cultural generadora de conocimiento que le corresponde, pero no por ello debe abandonar la sonoridad de su nombre.

También fueron recurrentes las alusiones a la “barbarie” del público. Especialmente en “Ni arte ni educación”, la participación fue percibida como un acto que en muchas ocasiones traspasó determinadas líneas, y, en este traspasar, nos hicimos la pregunta de qué significaba esta violencia por parte de los espectadores. Como apuntó Aida Sánchez, de Serdio, la barbarie puede entenderse como un “acto revelador”, como un aullido que define la posición que los públicos están demandando. De la misma manera que la supuesta violencia del 15M visibilizó el deseo de una participación activa en la política por parte de la ciudadanía, quizás estemos en un momento en el que el público reclama algo semejante a las instituciones.

Exposición Ni arte ni educación realizada en Matadero Madrid en 2015/16. Fotografía Jorge Mirón

En “Ni arte ni educación” establecimos el programa “Cesión ciudadana”, mediante el que el público articuló catorce dispositivos que formaron parte de la exposición de manera inesperada. Dentro del comisariado del GED (Grupo de Educación de Matadero), nos preocupaba la participación del público, de manera que lo integramos a través de este proceso, que resultó uno de los más interesantes en lo que a la generación de conocimiento de la experiencia se refiere. Esta es una entre las muchas posibilidades de reconocer la espectaduría desde una óptica diferente; por supuesto que no es la única, pero se trata de una propuesta que ha funcionado.

Y para terminar, en un momento en que dentro de la gestión del conocimiento se están poniendo en entredicho los formatos, especialmente el formato expositivo, ¿tiene sentido que las profesionales de la educación nos dediquemos a reproducirlo? ¿Por qué los departamentos de educación consideran un privilegio poder comisariar una exposición? ¿Qué subyace en el hecho de que la educación sea un tema recurrente en lo expositivo? Cuando los comisarios y artistas hacen educación, se respeta este giro; pero cuando somos las educadoras las que incurrimos en el comisariado o en la producción artística (dos cosas que ocurren con muy poca frecuencia), nuestras propuestas se ponen en entredicho.

Creo sinceramente que la creciente obsesión de los departamentos de educación por comisariar tiene que ver con la necesidad de reclamar una visibilidad que nunca hemos tenido: esto de desear el juguete del otro tiene que ver con que nos quieran, con situar nuestro trabajo en la primera plana del museo, en el folleto, en los vinilos de la entrada; queremos estar en la inauguración como protagonistas y no solo en calidad de invitadas. Y esta petición es legítima, porque es la situación previa a la simetría. Es la ley de cuotas, una suerte de discriminación positiva que necesitamos en la antesala definitiva de nuestro reconocimiento.

Sustituir educación por mediación, aceptar la barbarie o querer jugar con el juguete del otro son los temas que están presentes en la encrucijada del arte, la educación y los museos, en un momento en el que la cantidad de exposiciones que tocan el tema de la educación nos sitúa ante una doble paradoja: ahora que la educación parece más visible que nunca, esa falsa visibilidad es la consecuencia de una invisibilidad intrínseca. Reivindicar la educación, conectar con los públicos y visibilizar los departamentos de educación sin que sea necesario exponer son sencillos gestos que consiguen que cambien las cosas complicadas.

* “Ahí está la verdadera diferencia entre un niño y un adulto: un niño ha de ser educado, es decir, hay que elegir por él qué debe aprender (aunque luego se le deje aprender libremente); un adulto puede seguir aprendiendo, pero elige él mismo qué aprender: en el verdadero sentido del término, no debe ser, no puede ser educado (Arendt, 1989)”. (Meirieu, Frankenstein educador, 2013).

Exposición Ni arte ni educación realizada en Matadero Madrid en 2015/16. Fotografía Jorge Mirón

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/03/24/exponer-la-educacion/

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